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Sunday, September 15, 2024

Isadora, la revolucionaria de la danza (por Florencia Guglielmotti)

Nota del blog: Sección semanal dedicada al Ballet y la Danza, a cargo de la la ballerina, coreógrafa y profesora Florencia Guglielmotti.


Isadora Duncan nació en la ciudad de San Francisco, Estados Unidos, el 27 de mayo de 1877. Su padre, Joseph, abandonó a la familia cuando Isadora era aún muy pequeña, siendo luego acusado de fraude bancario y encarcelado. Esto generó una difícil situación económica y, al parecer, influyó en el alejamiento de la familia de la fe católica que hasta entonces habían profesado (Isadora era una «atea convencida», según sus propias declaraciones).

Abandonó la escuela a los diez años y comenzó a impartir clases de danza a niños de su barrio, junto con su hermana Isabel; mientras, su madre Dora daba lecciones de piano para mantener a la familia y se encargaba, además, de la educación de sus hijos. Predominaban en las lecciones musicales Mozart, Schubert y Schumann, que tuvieron una indiscutible influencia en el posterior desarrollo artístico de Isadora.

Según sus biógrafos, Isadora era una niña solitaria y retraída que solía jugar en la playa observabando el mar. La influencia del mar y sus juegos infantiles se recogen en su Autobiografía, publicada en 1927. Cuando Isadora llegó a la adolescencia, la familia se mudó a Chicago, donde Duncan estudió danza clásica. Allí perdieron todas sus posesiones en un incendio y se trasladaron a Nueva York, donde Duncan ingresa en la compañía de teatro del dramaturgo Augustin Daly. En el momento en que la mitad de Europa intentaba emigrar para alejarse de la penuria económica y encontrar un futuro mejor, Isadora convence a su madre y a su hermana de emigrar a Europa. Se asientan primero en Londres y posteriormente en París.

Durante su etapa londinense, Isadora siempre inquieta y autodidacta, pasa largas horas en el Museo de Arte Británico. Le fascinan las obras de la Grecia clásica, especialmente los vasos decorados con figuras danzantes. De ellas adoptará algunos elementos característicos de su danza, tales como inclinar la cabeza hacia atrás, como las bacantes, y el uso de las túnicas. Es en esta época cuando comienza a consolidarse su estilo único de danza. Se trata de una danza muy alejada de los patrones clásicos conocidos hasta entonces, incorporando movimientos que tenían más que ver con una visión filosófica de la vida, ligada quizás al expresionismo, a una búsqueda de la esencia del arte que solo puede proceder del interior.

Era plenamente consciente de que su estilo implicaba una ruptura radical con la danza clásica y por eso se veía a sí misma como una revolucionaria. Al mismo tiempo que su estilo se iba consolidando, Isadora estudiaba en profundidad la danza y la literatura antiguas a través de los museos, particularmente el Louvre de París, la National Gallery de Londres y el Museo Rodin.

Los temas de las danzas de Isadora eran clásicos, frecuentemente relacionados con la muerte o el dolor, en oposición a los asuntos que trataba la danza clásica conocida hasta entonces, que giraban en torno a héroes, pricesas y espíritus. Su puesta en escena era también revolucionaria y en cierto sentido minimalista: apenas algunos tejidos de color azul celeste en lugar de los aparatosos decorados conocidos hasta entonces y una túnica vaporosa que dejaba adivinar el cuerpo y entrever las piernas desnudas y los pies descalzos, frente a los tutús, zapatillas de punta y medias rosadas de rigor en el ballet. Isadora bailaba sin maquillaje y con el cabello suelto, mientras que lo habitual en aquella época era maquillarse a conciencia y recogerse el pelo con un rodete.


Es comprensible que el estilo de Isadora resultase chocante al público del momento, acostumbrado a los estándares de la danza clásica. Isadora tuvo que aguantar abucheos e interrupciones de diversa índole en sus sesiones de danza durante algún tiempo, siendo notable en este sentido la polémica que se desató durante una gira por Sudamérica en 1916. En el libro “El Siglo del Viento”, Eduardo Galeano cuenta cómo fueron los días de la artista en Buenos Aires:
Descalza, desnuda, apenas envuelta en la bandera argentina, Isadora Duncan baila el Himno Nacional. Una noche comete esa osadía en un café de estudiantes de Buenos Aires, y a la mañana siguiente todo el mundo lo sabe: el empresario rompe el contrato, las buenas familias devuelven sus entradas al Teatro Colon y la prensa exige la expulsión inmediata de esta pecadora norteamericana que ha venido a la Argentina a mancillar los símbolos patrios. Isadora no entiende nada. Ningún francés protestó cuando ella bailó La Marsellesa con un chal rojo, azul y blanco por todo vestido. Si se puede bailar una emoción, si se puede bailar una idea, ¿por qué no se puede bailar un himno? La libertad ofende. Mujer de ojos brillantes, Isadora es enemiga declarada de la escuela tradicional, el matrimonio, la danza clásica y de todo lo que enjaule al viento.

Tuvo una vida personal tan poco convencional como la expresión de su arte, y vivió siempre al margen de las costumbres tradicionales. Se casó con el poeta ruso Serguéi Esenin, 17 años más joven que ella. Isadora eligió ser madre soltera y tuvo dos hijos. Nunca quiso revelar el nombre de los padres, pero se sabe que fueron el diseñador teatral Gordon Craig y París Singer, hijo del magnate de las máquinas de coser. La vida privada de Isadora nunca estuvo exenta de escándalos ni de tragedias. La más espantosa fue ciertamente la muerte de sus dos hijos, Deirdre y Patrick, que se ahogaron en un accidente en 1913, cuando el auto en el que viajaban junto a su nodriza, se cayó al agua del río Sena.

La carrera de Isadora había empezado a declinar. Fueron tiempos de serios problemas financieros y de diversos escándalos sentimentales, acompañados por algunos episodios de embriaguez pública. Isadora vivió sus últimos años entre París y la costa del Mediterráneo, dejando deudas en hoteles y pasando cortos períodos en departamentos alquilados. Algunos de sus amigos trataron de convencerla para que escribiese su autobiografía, con la esperanza de aliviar un poco su situación económica, la cual fue finalmente publicada en 1927.

Las trágicas circunstancias que rodean la muerte de Isadora Duncan han contribuido a la consolidación del mito y están envueltas en cierto misterio que la historia no ha conseguido despejar. Isadora Duncan murió en un accidente de automóvil en Niza, la noche del 14 de septiembre de 1927, a la edad de 49 años, cuando la larga chalina que llevaba alrededor de su cuello se enredó en la llanta del automóvil descapotable en que viajaba.



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Florencia Guglielmotti reside en la Ciudad de Buenos Aires (Argentina). Es Profesora de Danza (titulada en la Escuela Nacional de Danzas "María Ruanova"), Licenciada y Profesora de Artes (recibida en la Universidad de Buenos Aires). Cursó estudios en la Escuela Nacional de Ballet de Cuba. Es Miembro de International Dance Council CID (UNESCO).
Actualmente se desempeña como Profesora de Danza Clásica y como Profesora Titular de Historia de la Danza en la Escuela Superior de Enseñanza Artística "Aída V. Mastrazzi". florenciagu@gmail.com

Sunday, September 1, 2024

Nikolaj Hübbe (por Florencia Guglielmotti)

Nota del blog: Sección semanal dedicada al Ballet y la Danza, a cargo de la la ballerina, coreógrafa y profesora Florencia Guglielmotti.


Nikolaj Hübbe nació en Copenhague (Dinamarca) el 30 de octubre de 1967. A los 10 años ingresó a la escuela del Royal Danish Ballet. Entre sus maestros estuvieron Henning Kronstam, Niels Kehlet y Fredbjorn Bjornsson. Tras graduarse, en 1984, ingresó a la compañía y cuatro años después fue promovido a bailarín principal. Su destreza técnica, la altura de sus saltos y la velocidad de sus baterías hicieron que rápidamente ganara prestigio, destacándose como intérprete principal en ballets como “La sílfide” (de A. Bournonville), “Romeo y Julieta” (de K. Mac Millan), “Oneguin” (de J. Cranko) y “Apollo” (de G. Balanchine). 


En 1992, Hübbe fue contratado por el New York City Ballet como bailarín principal, debutando con el ballet de Balanchine, “Donizetti variation”. Durante su permanencia en la compañía interpretó roles principales tanto en ballets del repertorio tradicional como en obras de Jerome Robbins, Peter Martins y el ya mencionado Balanchine, entre otros. Allí permaneció hasta 2008, realizando su función despedida en el Lincoln Center, el 10 de febrero, junto a todas las figuras del NYC Ballet. 


Ese mismo año se traslada a su Copenhague natal tras ser contratado como director artístico del Royal Danish Ballet. Antes de asumir en su nuevo puesto, interpretó por última vez a James, en “La sílfide”, junto a toda la compañía, el 2 de abril de 2008. Desde que asumió la dirección hasta la actualidad, ha llevado a escena nuevas producciones de los clásicos de Bournonville: “Napoli” (en 2009) y “A Folk Tale” (en 2011). También realizó una exitosa puesta en escena del ballet “La Bayadera” de M. Petipa, en 2012, en colaboración con Eva Draw. En 2014, puso en escena una controvertida versión de “La Sílfide”, con una escenografía en blanco y negro, diseño de Bente Lykke Moller. En 2017 creó el ballet “Weimar”, con música de Kurt Weill, donde cada variación se adapta al intérprete y a su temperamento individual.








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Florencia Guglielmotti reside en la Ciudad de Buenos Aires (Argentina). Es Profesora de Danza (titulada en la Escuela Nacional de Danzas "María Ruanova"), Licenciada y Profesora de Artes (recibida en la Universidad de Buenos Aires). Cursó estudios en la Escuela Nacional de Ballet de Cuba. Es Miembro de International Dance Council CID (UNESCO).

Actualmente se desempeña como Profesora de Danza Clásica y como Profesora Titular de Historia de la Danza en la Escuela Superior de Enseñanza Artística "Aída V. Mastrazzi". florenciagu@gmail.com

Sunday, August 25, 2024

Ballet "The Four Temperaments" (por Florencia Guglielmotti)

Nota del blog: Sección semanal dedicada al Ballet y la Danza, a cargo de la la ballerina, coreógrafa y profesora Florencia Guglielmotti.


Este ballet abstracto en un acto fue coreografiado por George Balanchine para el Ballet Society y fue estrenado el 20 de noviembre de 1946 en el Central High School of Needle Trades de New York. La música fue encargada a Paul Hindemith, el diseño de escenografía estuvo a cargo de Kurt Seligmann y la iluminación de Jean Rosenthal. El día de la premiere la orquesta estuvo dirigida por Leon Barzin y Nicholas Kopeikine fue el pianista solista.


La obra está organizada en cinco partes, un tema y cuatro variaciones, cada una relacionada con un temperamento que, según refiere la “Teoría de los humores”, determinan la personalidad de una persona; estos temperamentos serían melancólico, sanguíneo, flemático y colérico. Sin embargo, Balanchine solo tomó la idea como punto de partida para la creación de este ballet abstracto.


El día del estreno, el elenco estaba compuesto por Beatrice Tompkins, Elise Reiman, Gisella Caccialanza, José Martinez, Lew Christensen y Francisco Moncion en la introducción; la primera variación, Melancólico, estuvo a cargo de Rita Karlin, William Dollar y Georgia Hiden; la segunda parte, Sanguíneo, fue liderada por Mary Ellen Moylan y Fred Danieli; la tercera variación, Flemático, estuvo protagonizada por Todd Bolender; y la última, Colérico, por Tanaquil LeClercq.


En 1951, Balanchine revisó la obra para el New York City Ballet, decidió deshacerse de la escenografía y reemplazar el vestuario original por ropa de ensayo. A partir de aquí estas fueron dos características reiteradas en la obra del coreógrafo.


“The Four Temperaments“ es una de las obras más representadas de George Balanchine. Entre las compañías que la han incluido en su repertorio se encuentran el Royal Swedish Ballet, el Ballet de La Scala, el Royal Danish Ballet, la Ópera de Paris y el Royal Ballet, entre otros.



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Florencia Guglielmotti reside en la Ciudad de Buenos Aires (Argentina). Es Profesora de Danza (titulada en la Escuela Nacional de Danzas "María Ruanova"), Licenciada y Profesora de Artes (recibida en la Universidad de Buenos Aires). Cursó estudios en la Escuela Nacional de Ballet de Cuba. Es Miembro de International Dance Council CID (UNESCO).

Actualmente se desempeña como Profesora de Danza Clásica y como Profesora Titular de Historia de la Danza en la Escuela Superior de Enseñanza Artística "Aída V. Mastrazzi". Email: florenciagu@gmail.com

Sunday, August 18, 2024

Pantomima (por Florencia Guglielmotti)

Nota del blog: Sección semanal dedicada al Ballet y la Danza, a cargo de la la ballerina, coreógrafa y profesora Florencia Guglielmotti.

Los textos anteriores, se pueden leer en este enlace.


Etimológicamente el término pantomima proviene del griego: pantos, del que procede el prefijo pan, que significa “todo”, y mima, o sea “imitador”, así pantomima significa “que todo imita”

La pantomima, o el mimo, es la representación de una historia por medio de expresiones, gestos o movimientos corporales, sin la intervención de diálogos ni palabras, siendo considerado, de este modo, como un lenguaje no verbal.


En las danzas de corte, durante la Edad Media, era frecuente el uso de ciertos gestos pantomímicos como la reverencia o la invitación a la danza. La danza académica, cuya institucionalización se remonta a 1661, cuando el rey Luis XIV creó la Academia Real de Danza, tomó de la danza de corte dichos gestos y creó, a partir de allí, un vocabulario específico que colabora con la narración. Siendo que la danza, el movimiento en sí mismo, no es representativo, el modo que tiene el ballet de hacer comprensible una historia es a través de la suma de diferentes lenguajes artísticos, como son la música, la escenografía, el vestuario y maquillaje, la iluminación, la interpretación y, por supuesto, también la pantomima.

Jean Georges Noverre, en su libro “Cartas sobre la danza y el ballet” editado en 1760, plantea (entre otras cuestiones que fueron fundamentales en el desarrollo e independización de la danza académica, como aligerar los vestuarios, eliminar las máscaras, etc.) la necesidad de lograr que el público comprendan de qué tratan los ballets sin necesidad de leer el programa de mano. De este modo, revalorizó el uso de la pantomima utilizándola para hacer avanzar la trama.


A partir de allí, todos los ballets poseen, en mayor o menos medida, momentos pantomímicos, sobre todo en aquellos pasajes en donde la trama se complejiza. Ejemplo de esto puede ser cuando, en el “Lago de los cisnes”, Odile le explica a Sigfrido que es una princesa transformada en cisne por un malvado hechicero y que solo cuando un hombre jure amarla, el hechizo desaparecerá; o en “La bella durmiente”, cuando la malvada hada Carabosse cuenta que, cuando Aurora crezca, se va a pinchar con una aguja y va a morir, lo que el Hada Lila revierte, haciendo que al pincharse se duerma hasta que un príncipe la despierte con un beso. Estos momentos serían totalmente incomprensibles sin la ayuda de la pantomima.


La ejecución de la pantomima debe verse natural y fluida, para que no sea algo innecesariamente artificial, que rompa el clima interpretativo. Es importante notar que, en la realización de la pantomima, si bien los gestos son fácilmente reconocibles, no son gestos cotidianos sino gestos estilizados. La danza moderna fue quien introdujo la cotidianeidad en la danza, incluidos gestos como caminar, saludar, sentarse e incluso lavarse los dientes.




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Florencia Guglielmotti reside en la Ciudad de Buenos Aires (Argentina). Es Profesora de Danza (titulada en la Escuela Nacional de Danzas "María Ruanova"), Licenciada y Profesora de Artes (recibida en la Universidad de Buenos Aires). Cursó estudios en la Escuela Nacional de Ballet de Cuba. Es Miembro de International Dance Council CID (UNESCO).

Actualmente se desempeña como Profesora de Danza Clásica y como Profesora Titular de Historia de la Danza en la Escuela Superior de Enseñanza Artística "Aída V. Mastrazzi". Email: florenciagu@gmail.com

Sunday, August 11, 2024

Ballet: “La vivandière” (por Florencia Guglielmotti)

Nota del blog: Sección semanal dedicada al Ballet y la Danza, a cargo de la la ballerina, coreógrafa y profesora Florencia Guglielmotti.

Los textos anteriores, se pueden leer en este enlace.



“La vivandière” es un ballet en un acto estrenado el 23 de mayo de 1844 en Londres, en el Her Majesty’s Theatre. La música es de Cesare Pugni, el argumento de Arthur Saint-Léon y el diseño escenográfico de E. D. J. Despléchin, P. C. Séchan y J. P. M. Diéterle. La obra estuvo interpretada por Arthur Saint-Léon (Hans) y Fanny Cerrito (Kathi, la cantinera), quienes fueron los protagonistas el día del estreno.



Con respecto a la autoría de la coreografía surgen algunas cuestiones. Por un lado, Saint-Léon en 1843, había realizado una primera versión de “La vivandière” en la ciudad de Roma, con música de Enrico Roland. Luego, junto a Cerrito presentaron la versión definitiva en Londres, un año después. En este caso, la música era la de Pugni y se había agregado un cuadro de polca, muy de moda en aquella época, titulado “Redowa” o “Polca Original de Bohemia”, que terminó siendo más exitosa que todo el resto de la obra. Así, aunque la obra se le atribuye a ambos, Cerrito sería la coreógrafa de la versión definitiva del ballet convirtiéndose de este modo en una de las primeras mujeres coreógrafas de la historia de la danza (seguida por su contemporánea Marie Taglioni, quien estrenó en 1860 “Le papillon”, en Paris). 


La obra se desarrolla en una pequeña aldea húngara donde celebran el regreso del regimiento del Barón Grindberg, donde Kathi era cantinera. El posadero Bibermann tenía un hijo, Hans, que estaba enamorado de la joven. Por ello le pide a su padre autorización para casarse. Sin embargo, dos señores de mejor posición, el burgomaestre de la ciudad y el propio Barón, también querían a Kathi, aunque ambos estaban casados, y convencen a Bibermann que era un mal partido para su hijo por ser ella pobre.


Al enterarse las esposas del burgomaestre y del Barón, deciden que ambos deben hacer un voto de fidelidad y, tras complacerlas, reciben un medallón y un anillo respectivamente. Entre tanto, Kathi acuerda con Bibermann que si consigue una dote podrá casarse con Hans, quién estaba deshecho con el engaño generado por los dos caballeros.

A pesar de las promesas a sus esposas, ambos seguían cortejando a Kathi quien, durante un galanteo, les saca el anillo y el medallón, exigiéndoles la dote que necesita a cambio de su devolución. Finalmente, el plan del burgomaestre y del Barón se volvió en su contra, y Kathi pudo casarse con Hans.


La obra completa representó en el Her Majesty's Theatre en 1845, 1846 y 1848. Ese mismo año, Saint-Léon la estrenó en París. Unos años después, en 1855, Jules Perrot la montó para el Ballet Bolshoi, con el título de “Markitenka”, siendo los protagonistas Maria Surovshchikova-Petipa (como Kathi) y el propio Perrot (como Hans). En ese mismo teatro Marius Petipa presentó su propia versión en 1881. Lamentablemente “La vivandière” se ha perdido y solo sobrevivió el pas de six, porque Saint-Léon lo había trascripto en el sistema de notación que él mismo había inventado, la estenografía, plasmado en su libro “La Sténochorégraphie”, publicado en 1852. De este modo, Pierre Lacotte y Ann Hutchinson-Guest, especialista en notación de danza, pudieron recrear este pas de six, en 1975, para el Joffery Ballet. En 1978, Lacotte lo repuso nuevamente para el Ballet Kirov y en 1982, Ann Hutchinson-Guest por su parte, para el Sadler's Wells Ballet. A partir de allí fue tomado para su repertorio por todas las compañías del mundo.









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Florencia Guglielmotti reside en la Ciudad de Buenos Aires (Argentina). Es Profesora de Danza (titulada en la Escuela Nacional de Danzas "María Ruanova"), Licenciada y Profesora de Artes (recibida en la Universidad de Buenos Aires). Cursó estudios en la Escuela Nacional de Ballet de Cuba. Es Miembro de International Dance Council CID (UNESCO).

Actualmente se desempeña como Profesora de Danza Clásica y como Profesora Titular de Historia de la Danza en la Escuela Superior de Enseñanza Artística "Aída V. Mastrazzi". florenciagu@gmail.com

Sunday, August 4, 2024

Ballet “Laurencia” (por Florencia Guglielmotti)

Nota del blog: Sección semanal dedicada al Ballet y la Danza, a cargo de la ballerina, coreógrafa y profesora Florencia Guglielmotti.

Los textos anteriores, se pueden leer en este enlace.


Vakhtang Chabukiani realizó la coreografía de “Laurencia” con música de Alexander Kerin. El ballet está basado en la obra literaria “Fuenteovejuna” de Lope de Vega, adaptada para la ocasión por Yevgenio Mandelberg. El diseño de la escenografía y del vestuario estuvo a cargo de Soliko Virsaladze. El estreno fue el 22 de marzo de 1939 en el Teatro Kirov de Leningrado, siendo los roles principales interpretados por Natalia Dudinskaya (Laurencia), Elene Chikvaidze (Jacinta), Tatiana Vecheslova (Pascuala), Mikhail Dudko (Comandante) y el propio Chabukiani (Frondoso).


El argumento de “Laurencia” se desarrolla en dos actos y cinco escenas. La primera escena nos ubica en un pueblo español, Fuente Ovejuna. En la plaza principal se han reunido los lugareños a la espera del arribo del Comandante, procedente de una batalla. Los jóvenes, entre ellos Frondoso, Laurencia y su amiga Pascuala, se divierten y bailan al son del violín de Mengo. A lo lejos se escucha música militar, señal de que el Comandante se aproxima. Al llegar, todos lo saludan con gran respeto, pero él no responde. Laurencia le llama la atención por su descortesía y el Comandante intenta cortejarla fallidamente, lo que lo enoja aun más y se retira junto a sus soldados.


Comienza la segunda escena a orillas del río. Las jóvenes van a lavar la ropa. Frondoso le confiesa sus sentimientos a Laurencia, pero ella duda en su respuesta. El Comandante llega en plan de caza y, al ver a Laurencia sola, intenta secuestrarla, pero Frondoso frustra su plan y el Comandante jura vengarse de ambos. Llegan las muchachas con sus canastos y las acompaña Mengo. Cuando están emprendiendo el regreso, aparecen los soldados, Jacinta se retrasa y es atacada por los soldados que intentan abusar de ella. Mengo trata de defenderla en vano. El Comandante ordena arrestar a Mengo para ser castigado y Jacinta queda a manos de los soldados. Regresan a buscar a Jacinta y a Mengo, que no han regresado. Encuentran al violinista, inconciente y golpeado. En medio de esta situación, Laurencia reconoce sus sentimientos y acepta la proposición de casamiento de Frondoso. Llega Jacinta, desalineada y visiblemente angustiada.


La tercera escena nos devuelve al pueblo, donde nos encontramos con la alegre boda de Laurencia y Frondoso. Todos bailan y disfrutan hasta que llega el Comandante quien detiene el festejo abruptamente y se lleva detenidos a Frondoso y Laurencia.

En la cuarta escena vemos a los hombres del pueblo cruzar el bosque. Saben que deben oponerse a la tiranía del Comandante y se reúnen temerosos en las puertas de su castillo, pero no se deciden a tomar ninguna decisión. Los soldados salen con Laurencia a rastras y la tiran en el suelo. Ella, que ha sido maltratada, conmina a los hombres del pueblo a tomar sus rudimentarias armas y rebelarse contra el Comandante. Incluso las mujeres del pueblo, entre ellas Jacinta, se suman a la rebelión e ingresan al castillo.


En la escena final, los aldeanos recorren todo el castillo intentando encontrar al Comandante. En el ínterin también liberan a Frondoso. El comandante es capturado mientras intentaba huir y trata en vano de sobornar al pueblo con sus riquezas. Tras una acalorada lucha, el Comandante muere a manos de los aldeanos. Vuelve la alegría y el pueblo celebra su victoria
.

Con posterioridad a 1917, la única forma de danza que se aceptaba en la Unión Soviética era el “Choreodrama”, es decir que la danza era un medio para transmitir un mensaje específico al público, en este caso, la posibilidad del pueblo de rebelarse contra su opresor. Chabukiani fue uno de los primero coreógrafos en adaptarse a esta propuesta, presentando una mezcla equilibrada de danza académica y danzas folclóricas españolas, sosteniendo la heroicidad de sus protagonistas por medio del gesto.


Este ballet fue muy popular en la época y fue montado en diferentes oportunidades en Rusia. Por ejemplo, el 14 de noviembre de 1948 “Laurencia” se representó por primera vez en el Teatro Paliashvili de Tbilisi (Georgia) con la interpretación de Chabukiani (Frondoso) y la primera bailarina local, Vera Tsignadze (Laurencia); en 1956, hizo lo propio en el Teatro Bolshoi, donde Chabukiani bailó junto a Maya Plisetskaya; en 1979 Chabukani nuevamente repuso la obra en el Teatro de Ópera y Ballet del Estado de Tbilisi, en este caso con diseños de escenografía y vestuarios de I. Askurava. El 5 de junio de 2010, tras casi medio siglo sin representaciones, Mikhail Messerer realizó una nueva producción de “Laurencia” en el Teatro Mikhailovsky, protagonizada por Natalia Osipova (Laurencia) e Ivan Vasiliev (Frondoso).







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Florencia Guglielmotti reside en la Ciudad de Buenos Aires (Argentina). Es Profesora de Danza (titulada en la Escuela Nacional de Danzas "María Ruanova"), Licenciada y Profesora de Artes (recibida en la Universidad de Buenos Aires). Cursó estudios en la Escuela Nacional de Ballet de Cuba. Es Miembro de International Dance Council CID (UNESCO)

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Sunday, July 28, 2024

Ballet “Gayané” (por Florencia Guglielmotti)

Nota del blog: Sección semanal dedicada al Ballet y la Danza, a cargo de la la ballerina, coreógrafa y profesora Florencia Guglielmotti.

Los textos anteriores, se pueden leer en este enlace



El ballet “Gayané” tiene coreografía de Nina Anísimova y fue estrenado el 9 de diciembre de 1942 por el Ballet Kirov, en Perm (U.R.S.S.). La música fue compuesta ese mismo año por Aram Khachaturián y la orquesta fue dirigida por Pavel Feldt. El diseño escenográfico estuvo a cargo de Natán Altman y el de vestuario de Tatyana Bruni, y el argumento fue escrito por Konstantín Derzhavin, marido de Anísimova. Los roles principales, en el estreno, estuvieron interpretados por Natalia Dudínskaya (Gayané), Nikolái Zubkovsky (Koren), Konstantín Serguéyev (Armén), Tatanya Vecheslova (Nuné), Borís Shavrov (Giko) y la propia Anísimova en el rol de la joven kurda. 


Históricamente el contexto era complicado ya que estaba en pleno desarrollo la Segunda Guerra Mundial. Sin embargo, la producción artística no se detuvo y Anísimova completó el elenco de su ballet con bailarines que se encontraban en la ciudad de Perm en ese momento. Más allá de las dificultades, el arte se impuso y el estreno en el pequeño teatro de la ciudad fue un éxito relativo, dada la coyuntura socio-política. 


La obra se organiza en cuatro actos y se ubica en un koljoz, un campo de cultivo comunitario armenio dedicado al algodón, cercano a la frontera. En el primer acto vemos a Gayané cosechando algodón junto a su familia, su padre Ovanes, su hermano Armén y su hermana menor Nuné. Todos trabajan mucho excepto Giko, el marido de Gayané. Ella le recrimina por esa actitud y terminan peleando. Llega al campo un comandante de la guardia fronteriza, Kazakov, y realizan un baile de bienvenida. Gayané le acerca un ramo pero, al verla, Giko se lo arrebata violentamente y huye.


En el acto siguiente nos encontramos en la casa de Gayané, donde la gente del koljoz la consuela por la mala conducta de su marido. Giko regresa y todos se van. Mientras Gayané intenta que su hijo, Ripsime, se duerma, llegan tres contrabandistas para hablar con Giko. Los cuatros conspiran para hacerse del dinero público, incendiar el depósito de algodón y huir al exterior. Al escuchar esto Gayané lo increpa, pero Giko la empuja y la encierra en una habitación.


Es el tercer acto y nos ubicamos en un asentamiento kurdo, cerca del koljoz. Allí están, entre otros, Armén, hermano de Gayané, y dos jóvenes kurdos. Llegan Giko y sus secuaces. Le preguntan a Armén hacia dónde podrían dirigirse desde allí. Armén duda de sus intenciones y manda a buscar a Kazakov. En el ínterin Giko y su banda descubren el plan de Armén e intentan matarlo, pero Kazakov aparece justo a tiempo, arresta a los tres contrabandistas pero Giko escapa y, para crear confusión, prende fuego el almacén de algodón. En su huida se encuentra con Gayané que escapó de la habitación en la que la había encerrado. Giko amenaza con lastimar a Ripsime si no lo deja ir, pero Gayané insiste en retenerlo y Giko la hiere con una daga. Kazakalov escucha el grito de dolor Gayané, corre a buscarla y arresta a Giko, quien es llevado a la justicia. Kazakov cuida a Gayane hasta que ella se recupera y el amor crece entre ambos.

El último acto nos devuelve al koljoz, un año después. En ese momento se realiza una ceremonia por la reconstrucción del depósito de algodón y, al mismo tiempo, se celebran las bodas de los tres hermanos: Gayané y Kazakov, Armén y Aishe, Nuné y Koren. Los festejos incluyen varias danzas folclóricas, de gran colorido. El ballet finaliza en medio de la alegría general.


Este ballet pertenece al denominado “realismo socialista”, que tenía por finalidad destacar los beneficios del trabajo duro en favor del bien común y las desventajas del individualismo y la avaricia, quizás eso explique la simpleza del argumento. Así mismo, incorpora positivamente la diversidad étnica que caracterizaba a la U.R.S.S. y a sus danzas folclóricas, estilizadas por la coreógrafa, generando un ballet con una fuerte impronta de las danzas de carácter..

Luego de su estreno en 1942, Anísimova volvió a montar la obra para el Ballet Kirov de San Patersburgo en 1945 y en 1952, con algunos retoques argumentales, intensificando la historia de amor de Gayané y Kazakov. El otro gran Ballet de la U.R.S.S., el Bolshoi de Moscú, también tuvo sus propias versiones: en 1957 la de Vainonen y en 1961 fue Anísimova quien realizó el montaje del ballet. Algunos años más tarde, en 1972, Boris Eifman realizó su propia versión de “Gayané”, en tres actos, para el Teatro Maly de San Petersburgo. La obra ha trascendido las fronteras y se pueden ver algunos de sus fragmentos en galas de ballet, principalmente el pas de deux de Gayané y Kazakov, la variación solista de Gayané y la reconocida “danza del sable”, protagonizada por Giko.








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Florencia Guglielmotti reside en la Ciudad de Buenos Aires (Argentina). Es Profesora de Danza (titulada en la Escuela Nacional de Danzas "María Ruanova"), Licenciada y Profesora de Artes (recibida en la Universidad de Buenos Aires). Cursó estudios en la Escuela Nacional de Ballet de Cuba. Es Miembro de International Dance Council CID (UNESCO).

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Sunday, July 21, 2024

Lamentation (por Florencia Guglielmotti)

Nota del blog: Sección semanal dedicada al Ballet y la Danza, a cargo de la la ballerina, coreógrafa y profesora Florencia Guglielmotti.


Esta creación de Martha Graham sobre la música de Zoltán Kodály (Op. 3, N° 2) fue estrenada el 8 de enero de 1930 en el Maxine Elliott's Theatre de New York. Fue en el marco de una función organizada por Dance Repertory Theatre, de la cual también participaron Doris Humphrey, Charles Weidman y Helen Tamiris, cuando se interpretó por primera vez.


En una clara diferenciación de la danza académica que imperaba hasta principios del siglo XX, Graham realiza esta obra con la intención de personificar el dolor en sí mismo. No hay desplazamientos ni grandes destrezas, es todo expresividad e interpretación. Los opuestos contracción-release, junto a las torsiones y el uso expresivo de las manos, todos característicos de lo que luego sería conocido como “técnica Graham”, están presentes en la obra.


En un escenario despojado, habitado por la intérprete que se encuentra enfundada en un tubo púrpura de jersey, sentada sobre un cubo apenas perceptible, sólo manos, pies y cabeza resultan visibles. El cuerpo, limitado en sus movimientos, intenta salir, escapar, liberarse de su prisión. Todo el dolor encerrado en un capullo.




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Florencia Guglielmotti reside en la Ciudad de Buenos Aires (Argentina). Es Profesora de Danza (titulada en la Escuela Nacional de Danzas "María Ruanova"), Licenciada y Profesora de Artes (recibida en la Universidad de Buenos Aires). Cursó estudios en la Escuela Nacional de Ballet de Cuba. Es Miembro de International Dance Council CID (UNESCO).

Actualmente se desempeña como Profesora de Danza Clásica y como Profesora Titular de Historia de la Danza en la Escuela Superior de Enseñanza Artística "Aída V. Mastrazzi". florenciagu@gmail.com

Sunday, July 14, 2024

Ballet “La Péri” (por Florencia Guglielmotti)

Nota del blog: Sección semanal dedicada al Ballet y la Danza, a cargo de la la ballerina, coreógrafa y profesora Florencia Guglielmotti.
 

La Péri  es un ballet de corte fantástico con coreografía de Jean Coralli, sobre la composición musical de Friedrich Burgmüller, el libreto de Théophile Gautier, diseño escénico de Charles Séchan, Jules Diéterle, Édouard Desplechin, Humanité Philastre y Charles Cambon, y diseño de vestuario de Paul Lorimer y Hippolyte d'Orshwiller. Este ballet fue estrenado en Academia Real de la Música, en parís, el 17 de julio de 1843.

Es un ballet en dos actos y tres escenas que aborda el tópico típico del romanticismo: un mortal que se enamora de una criatura sobrenatural. Esta vez, Gautier se inspiró en el Oriente, en un hada persa (la Péri), y creó el papel pensando en la bailarina Carlotta Grisi. En el estreno parisino, los personajes principales fueron interpretados por la propia Carlotta Grissi y Lucien Petipa, reviviendo la dupla que estrenara el ballet Giselle,dos años antes.

El argumento es bastante sencillo: la Péri aparece ante el sultán Achmet, en uno de sus sueños de opio, y él se enamora de ella. Para poner a prueba su amor, ella toma la forma de una esclava fugitiva, Leila. Achmet es encarcelado por negarse a devolver a la esclava a su dueño original. En un final apoteótico, las paredes de la prisión desaparecen y se observa al sultán entrando al paraíso con la Péri.

Más de medio siglo después, el compositor francés Paul Dukas creó un poema danzado con el mismo nombre y con coreografía de Ivan Clustine, estrenado en 1911. Luego hubo varias versiones coreográficas (Lifar y Ashton, por ejemplo), pero ninguna de ellas tiene nada que ver con el ballet original de Coralli.




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Florencia Guglielmotti reside en la Ciudad de Buenos Aires (Argentina). Es Profesora de Danza (titulada en la Escuela Nacional de Danzas "María Ruanova"), Licenciada y Profesora de Artes (recibida en la Universidad de Buenos Aires). Cursó estudios en la Escuela Nacional de Ballet de Cuba. Es Miembro de International Dance Council CID (UNESCO).

Actualmente se desempeña como Profesora de Danza Clásica y como Profesora Titular de Historia de la Danza en la Escuela Superior de Enseñanza Artística "Aída V. Mastrazzi". florenciagu@gmail.com

Sunday, July 7, 2024

Ballet "Les Petits Riens" (por Florencia Guglielmotti)

Nota del blog: Sección semanal dedicada al Ballet y la Danza, a cargo de la la ballerina, coreógrafa y profesora Florencia Guglielmotti.

Los textos anteriores, se pueden leer en este enlace.




"Les Petits Riens" (“Pequeñas nadas” o “Naderías” en español) es un ballet-pantomima en un acto y tres escenas, estrenado el 11 de junio de 1778 en la Académie Royale de Musique, con coreografía de Jean George Noverre. La música fue compuesta por Wolfgang Amadeus Mozart, aunque su nombre no apareció en el programa original, por lo cual nunca cobró regalías por esta obra, su única composición para ballet. En 1872, el manuscrito de Mozart fue encontrado en la biblioteca del Teatro Nacional de la Ópera, sin embargo la partitura carecía de numeración por lo que se desconoce en qué orden iban las piezas musicales.


Originalmente, el ballet fue concebido como un interludio durante la ópera bufa de Niccolo Piccini, “Le Finte Gemelle”. La ópera estrenada en Roma, en 1771, había tenido gran éxito, sin embargo la versión parisina de 1778 fue un fracaso y solo tuvo cuatro representaciones, pero el ballet fue bien recibido lo que permitió que siguiera representando separadamente de ópera.


El libreto original fue realizado por el propio coreógrafo, pero también se ha perdido, aunque se sabe que era un ballet anacreóntico, es decir que su temática era graciosa y galante, con aparición de personajes mitológicos. La obra se desarrolla en un escenario campestre, donde se podía ver a Cupido, quien jugaba y hacía bromas. El periódico “Le Ménestrel” publicó, el 26 de enero de 1873, una breve descripción de la obra, aparecida originalmente en el Diario de París, el día del estreno:
(...) "Petits Riens", ballet-pantomima de M. Noverre (...) se compone de tres escenas episódicas que casi se desprenden una de otra. La primera es el Amor atrapado en una red y encerrado en una jaula; la composición es muy agradable. La señorita Guimard y el señor Vestris muestran todas las gracias de las que el sujeto es susceptible. La segunda es el juego del gallito ciego; el señor Dauberval, cuyo talento agrada tanto al público, juega el papel principal. La tercera es un juego de Amor, que presenta a dos pastoras junto a una tercera, disfrazada de pastor. La joven Asselin hace el papel del pastor y las señoritas Guimard y Allard el de las pastoras. Las dos pastoras se enamoran del supuesto pastor, quien, para desengañarlas, acaba descubriendo su seno. Esta escena es muy picante por la inteligencia y las gracias de estas tres famosas bailarinas. Debemos notar que cuando la joven Asselin desilusionó a las dos pastoras, varias voces gritaron bis. Las diversas figuras con las que se completa este ballet fueron muy aplaudidas.
Este estilo bucólico estuvo muy de moda en la segunda mitad del siglo XVIII y gozaba de gran éxito, por ello en el estreno de "Les Petits Riens" los roles principales fueron interpretados por los bailarines más reconocidos de la época: Marie Allard, Madmoiselle Asselin, Marie-Madeleine Guimard, Jean Dauberval y Auguste Vestris.


Tras la recuperación de las partituras de Mozart, la obra fue recoreografiada en diversas ocasiones. Sir Frederik Ashton realizó varias puestas (en 1927, 1928 y 1930) para el Ballet Rambert. Ninette de Valois hizo lo propio en 1928 y 1931 para el Vic-Wells Ballet. Peter Martins creó su propia versión para el New York City Ballet, en el marco de la celebración de los 200 años del nacimiento de Mozart (1987), y David Bintley también realizó una puesta ese mismo año para el Royal Ballet School. La última versión que se dio a conocer es la de Thierry Malandain, para su ballet, en 2005.




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Florencia Guglielmotti reside en la Ciudad de Buenos Aires (Argentina). Es Profesora de Danza (titulada en la Escuela Nacional de Danzas "María Ruanova"), Licenciada y Profesora de Artes (recibida en la Universidad de Buenos Aires). Cursó estudios en la Escuela Nacional de Ballet de Cuba. Es Miembro de International Dance Council CID (UNESCO).

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Sunday, June 30, 2024

Alicia Markova (por Florencia Guglielmotti)

Nota del blog: Sección semanal dedicada al Ballet y la Danza, a cargo de la la ballerina, coreógrafa y profesora Florencia Guglielmotti.

Los textos anteriores, se pueden leer en este enlace.


Lilian Alice Marks nació el 1 de diciembre de 1910 en la ciudad de Londres. Alfred, su padre, era judío y Eileen, su madre, era cristiana, parte de una acaudalada familia en el distrito londinense de Finsbury Park.

Comenzó con sus clases de ballet a los 8 años como recomendación médica, por supuestos problemas que tenía en sus brazos y sus pies. Estudió con Serafima Astafieva y con Enrico Cecchetti demostrando rápidamente sus capacidades. Con tan solo 14 años de edad fue descubierta por director de los Ballet Russes de Montecarlo, el empresario ruso Serguéi Diáguilev, quién le sugirió que se cambiara el nombre por uno más “ruso” ya que existía la idea de que solo eran buenas las bailarinas rusas. Es así como adopta el nombre con el que sería reconocida mundialmente: Alicia Markova. Con la compañía realizó giras por toda Europa y en 1929, tras la muerte de Diáguilev, regresó a Inglaterra.


Ya en su ciudad natal, continuó desempeñándose como primera bailarina. En 1930 participó del primer elenco del Ballet Club (luego denominado Ballet Rambert, a partir de 1935) y, al año siguiente, se unió al Vic-Wells Ballet (desde 1956 conocido como Royal Ballet). Fue la primera bailarina inglesa en interpretar, en versiones completas, a Giselle (del ballet homónimo) y el doble rol protagónico de Odette/Odile de “El lago de los cisnes”.

Tras su salida del Vic-Wells Ballet, en 1935 fundó, junto al bailarín que fuera su primer partenaire, Anton Dolin, el Markova-Dolin Ballet y, en 1950, el London Festival Ballet (hoy denominado English National Ballet) junto, también, a Julian Braunsweg.

Además de los ya mencionados roles de Giselle y de Odette/Odile, Markova deslumbró en la interpretación de "Les Sylphides”, la versión de Dolin del “Grand Pas de Quatre” y en el “Cascanueces”. Dada su versatilidad, ella también destacó en la interpretación de ballet de coreógrafos que le eran más contemporáneos, tal es el caso de la obra “Rouge et noir” (1939) de Léonide Massine y “Romeo y Julita” (1943) de Antony Tudor.

Durante la Segunda Guerra Mundial se trasladó a los Estados Unidos participando junto al Ballet Theatre (hoy conocido como American Ballet Theatre) y como artista invitada en el Metropolitan Opera. También participó de varias películas de Hollywood, como “A Song for Miss Julie” (1945).


El público y la crítica la adoraban, la llamaban “La pequeña Pávlova” y afirmaban que Markova era la mejor bailarina que jamás vivió. Se retiró de los escenarios en 1963, tras ser designada Dama del Imperio Británico. Sin embargo, no abandonó el mundo del ballet, continuó enseñando, reponiendo los clásicos del repertorio y dirigiendo el Metropolitan Ballet de New York (hasta 1969).

Dame Alicia Markova falleció el 2 de diciembre de 2004, tras haber sufrido un ACV, en un hospital de Londres, justo un día después de haber cumplido 94 años.




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Florencia Guglielmotti reside en la Ciudad de Buenos Aires (Argentina). Es Profesora de Danza (titulada en la Escuela Nacional de Danzas "María Ruanova"), Licenciada y Profesora de Artes (recibida en la Universidad de Buenos Aires). Cursó estudios en la Escuela Nacional de Ballet de Cuba. Es Miembro de International Dance Council CID (UNESCO).

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Sunday, June 23, 2024

August Bournonville (por Florencia Guglielmotti)

Nota del blog: Sección semanal dedicada al Ballet y la Danza, a cargo de la la ballerina, coreógrafa y profesora Florencia Guglielmotti.

Los textos anteriores, se pueden leer en este enlace.


August Bournonville nació el 21 de agosto de 1805 en Copenhague, Dinamarca. Su padre, Antoine Bournonville, un reconocido bailarín formado con Jean-Georges Noverre, fue su primer maestro en la Royal Danish Ballet School, donde también estudió con el italiano Vincenzo Galeotti. Con tan solo 15 años, en 1820, se unió a la compañía, en la que permaneció hasta 1823. Entre 1824 y 1830 se instaló en París, corazón de la danza académica, concluyendo su formación con Pierre Gardel y Auguste Vestris, al tiempo que se destacaba en la Ópera de París como un bailarín elegante, de demi-caracter, liviano y ágil, bailando frecuentemente con Marie Taglioni, en quién veía a la bailarina ideal.


En 1830 retornó al Royal Theatre de Copenhague, donde se desempeñó como bailarín invitado, llevando el estilo refinado y grácil de la Escuela Francesa. Al año siguiente fue nombrado bailarín principal, puesto que sostuvo hasta su retiro, en 1848, y director de la compañía, hasta 1877. Su desempeño fue magnífico ya que llevó al Royal Danish Ballet a un alto nivel técnico, proveyéndolo de una identidad propia. Sólo dejó su puesto en la compañía en dos breves lapsos, en la temporada de 1855/56 cuando trabajó en la Viena Court Opera y los tres años (entre 1861 y 1864) que estuvo en la Ópera de Estocolmo, todo el tiempo restante de su carrera lo dedicó íntegramente al Royal Danish Ballet para el que creó alrededor de cincuenta ballets y numerosos divertimentos, muchos de los cuales todavía hoy se representan en las principales compañías del mundo. La prolífica producción y las características de los ballets, convierten al Royal Danish Ballet en la compañía con mayor cantidad de ballets románticos en el mundo. Además de “La Sílfide” (1836), encontramos ballets como “Waldemar” (1835), “Festival in Albano” (1839), “Napoli” (1842), “Le Conservatoire” (1849), “The kermesse in Bruges” (1851), “La ventana” y “A Folk Tale” (ambas de 1854) y “Festival de Flores en Genzano” (1858), entre otras. Su última creación para el Royal Danish Ballet fue “From Siberia to Moscow” (1876), inspirada en una visita a Rusia, sucedida dos años antes.


Con una fuerte base en la tradición cultural danesa de la época, Bournonville sostuvo que el arte debería ser positivo, su propósito era elevarnos y convertirnos en seres armoniosos. Esta armonía la encontramos en las historias de sus ballets, en su delicada sincronización musical y en su estilo, caracterizado por la ligereza, la precisión y la gracia.


August Bournonville falleció en su ciudad natal el 30 de noviembre de 1879, dejando consolidada una compañía que, hasta el día de hoy, se encuentra entre las más reconocidas del mundo, con un estilo propio claramente identificable.



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