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Sunday, April 14, 2024

Pierina Legnani (por Florencia Guglielmotti)

Nota del blog: Sección semanal dedicada al Ballet y la Danza, a cargo de la la ballerina, coreógrafa y profesora Florencia Guglielmotti.



Pierina Legnani nació en Milán (Italia) el 1 de octubre de 1868. Comenzó su formación en danza a los 7 años en su ciudad natal con Catarina Beretta. Luego de estudiar durante un año, ingresó a la Escuela de Ballet de La Scala, donde continuó sus estudios durante los siguientes 10 años. En su último año de curso, actuó como suplente de la Prima Ballerina Maria Giuri, y luego ingresó a la Compañía. 


Tras su éxito en el ballet de La Sacala, en 1890, actuó como primera bailarina en la obra “Salandra” de Eugenio Casati, en el Teatro Alhambra de Londres. En 1892 fue nombrada primera bailarina en La Scala y, unos meses después, se mudó a San Petersburgo. El 17 de diciembre de 1893 debutó en el Ballet Imperial interpretando el rol principal de “Cenicienta” de Marius Petipa, Lev Ivanov y Enrico Cecchetti. Público y crítica quedaron deslumbrados por su virtuosismo técnico y su interpretación. Lo que más llamó la atención fueron los famosos 32 rond de jambe fouette que realizó sin moverse de su lugar, al final del ballet. Algunas fuentes aseguran que no fueron 32 los giros, sino que fue tal el asombro que generó en la platea que tuvo que repetir dos veces la secuencia de 16 fouettes y de allí el número mágico de 32 que hasta hoy en día se sostiene como demostración de habilidad técnica. Lo que sí queda claro es que superó a su compatriota, Emma Bessone, quien había realizado 14 fouettes en “The Haarlem Tulip”, de Ivanov, en 1887.


A poco de su debut con el Ballet Imperial, Petipa quedó encandilado con la danza de Pierina y la nombró Prima Ballerina Assoluta, máximo honor que una bailarina puede recibir y fue Legnani quien obtuvo el título por primera vez. Petipa creó para ella los roles principales de Odette y Odile en el “El lago de los cisnes” (1895), la Perla Blanca en “The Pearl” (1896), Ysaure de Renoualle en “Bluebeard” (1896), Teresa en “The Cavalry Halt” (1896), y el rol de Raymonda del ballet homónimo (1898). La última presentación que realizó junto al Ballet Imperial en el Teatro Mariinsky fue en enero de 1901 donde protagonizó “La Camargo”, de Petipa. 


En los años que siguieron hasta 1910 realizó funciones como bailarina invitada en diferentes ciudades europeas, ente ellas Londres, Madrid y París. Luego se retiró de los escenarios y se instaló en su casa de Lago de Como, en el norte de Italia. Integró también el consejo examinador de la Escuela de Ballet de La Scala, junto a Enrico Cecchetti y Virginia Zucchi. 


Pierina Legnani, bailarina de inusual dominio técnico y gran refinamiento, falleció a los 62 años de edad, el 15 de noviembre de 1930. Sus restos descansan en el cementerio de Pognara Lario, en el Lago de Como.





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Florencia Guglielmotti reside en la Ciudad de Buenos Aires (Argentina). Es Profesora de Danza (titulada en la Escuela Nacional de Danzas "María Ruanova"), Licenciada y Profesora de Artes (recibida en la Universidad de Buenos Aires). Cursó estudios en la Escuela Nacional de Ballet de Cuba. Es Miembro de International Dance Council CID (UNESCO).

Actualmente se desempeña como Profesora de Danza Clásica y como Profesora Titular de Historia de la Danza en la Escuela Superior de Enseñanza Artística "Aída V. Mastrazzi". florenciagu@gmail.com

Wednesday, April 10, 2024

Hombre que mira con pasión desbordada al Sudeste… (por Carlos A. Peón-Casas)


Me acuerdo ahora, en el aquí de esta coordenada del southwest miamense del filme Un hombre mirando al sudeste, de Eliseo Subiela.         

Lo vi con pasión también desbordada en su minuto en aquella sala oscura del Casablanca de la ciudad de antaño, que dicho y sea de paso ya no existe con la magia que tuvo y pudo mantener acaso para que nuestros hijos pudieran acabar disfrutándola alguna vez… como tampoco existe en triste e inexorable circunstancia, aquella ciudad que habitamos alguna vez: príncipeña y principesca, dejada atrás por décadas innominadas, con lágrimas y suspiros….

Aquel filme hoy me recorre la piel mientras desde mi humilde espacio miamense, oteo con ganas infinitas hacia el espacio geográfico de mi ciudad y mi gente… de allá espero en salvífica andanada a los que amo y añoro a mi lado.

Un año y un día después de mi llegada a estas playas esta rememoración se me hace imprescindible.

Lleva el latido insomne de mis primeras 366 jornadas, el ya tan clásico año y un día… el mismo que ha sido vivencia para los cubanos que ya por casi seis décadas, tienen en privilegiada condición, y como meta primaria en esta tierra no tan lejana en su carácter geográfico, pero inexorablemente no nuestra, aunque sea salvadora e indefectiblemente, de promisión y esperanzas.

Mirar hoy al sudeste me reconforta y me devuelve a la conexión imprescindible con aquel cordón de umbilical de salvífica prestancia.

La fe que profeso en un Dios providente en el que me enseñó a creer mi abuela Emilia, me acompaña y me conforta.

Desde esta orilla y en este minuto en que doy gracias y me lleno de nuevas esperanzas, pido a Dios, con humilde y benevolente afán, que salve a Cuba, con los bellos e inspirados versos de aquel bellísimo himno, que musicalizó Félix Rafols, vecino del Camagüey ancestral, quien le dio realce con su música y su vida, y clamó a la Madre del Cielo, a nuestra Cachita con ardoroso afán:
No abandones ¡oh! Madre, a tus hijos,
salva a Cuba de llantos y afán,
y tu nombre será nuestro escudo,
nuestro amparo, tus gracias serán.(1)



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1. Fragmento del Himno a la Virgen de la Caridad del Cobre. Texto P. Juan José Roberes. Música  Félix Rafols. Ver Himno a la Virgen de la Caridad del Cobre (autor P. Juan José Roberes. Año 1912)


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Fragmento de Un hombre mirando al Sudeste.
Dir. Eliseo Subiela. Argentina 1986

Sunday, April 7, 2024

Ballet “El Despertar de Flora” (por Florencia Guglielmotti)

Nota del blog: Sección semanal dedicada al Ballet y la Danza, a cargo de la ballerina, coreógrafa y profesora Florencia Guglielmotti.

Los textos anteriores, se pueden leer en este enlace.


“El despertar de Flora” (“Пробуждение Флоры” en el original ruso) es un ballet en un acto, con coreografía de Marius Petipa, música de Riccardo Drigo y libreto de Petipa en colaboración con Lev Ivanov. La escenografía fue diseñada por Mikhail Bocharo y el vestuario por Evgenii Ponomarev Su estreno se produjo durante la boda de Ksenija Aleksandrovna Romanova, hija del emperador Alejandro III de Rusia, con Aleksandr Michałovič Romanov, en el Palacio Peterhof (en San Petersburgo), el 6 de agosto de 1894. Fue interpretada por las primeras figuras del ballet Mariinsky: Mathilde Kschessinskaya (Flora), Olga Leonova (Diana), Anna Johansson (Aurora), Claudia Kulichevskaya (Hebe), Alexander Gorsky (Aquilon), Pavel Gerdt (Apolo), Nikolai Legat (Zephyr), Sergei Legat (Mercurio) y Vera Trefilova (Cupido).


La obra rápidamente se transfirió al repertorio del Ballet Mariinsky, estrenándose allí el 14 de enero de 1895, tan solo 5 meses después, con idéntico elenco. Esta presentación se realizó en el marco de una función a beneficio de la bailarina María Anderson, quien debió retirarse luego de resultar herida en un incendio en el teatro.


Por un error en el programa original la coreografía se atribuyó a un trabajo conjunto entre Petipa e Ivanov. También el diario “La gaceta de San Petersburgo” cometió el mismo traspié, al publicar una nota luego de asistir al primer ensayo general. Esto llevó a Petipa a enviar una carta de queja al diario para que enmienden el equívoco.


Por su argumento, podemos calificar a esta obra como un ballet anacreóntico (aunque por el resto de sus características pertenezca al clasicismo). Aquí Petipa e Ivanov toman un mito griego, “Chloris y Zephyrus”, pero los nombres que utilizan son inexactos ya que pertenecen a la mitología romana. El mito dice que Chloris estaba caminando en un campo cuando Zephyrus, el Dios del Viento Oeste, la vio y se enamoró de ella. Luego la secuestró y se casó con a la ninfa. Como prueba de su amor, Zephyrus le otorgó a Chloris el poder de gobernar las flores, las plantas, los árboles y los huertos, gracias a lo cual se convirtió en Flora, Diosa de la primavera y las flores.


En este ballet, la historia se articula en 6 cuadros y una apoteosis. El primer cuadro trascurre de noche, Flora, Diosa de la Primavera, está profundamente dormida con sus ninfas, al tiempo que Diana, Diosa de la Luna, vela por su paz. Con el amanecer, se siente una frescura en el aire y Diana se esconde en las nubes. En el cuadro segundo, Aquilon, Dios Viento del Norte, se precipita tormentosamente, su soplo de viento frío despierta a Flora y la obliga a refugiarse en el follaje, implorando a Aurora, Diosa del Alba, que los ayude. En el cuadro siguiente, Aurora consuela a Flora y anuncia que Apolo, Dios del Día, pondrá fin a sus sufrimientos. En el cuadro cuarto, aparece Apolo, resplandeciente, y todo se anima. Apolo se enamora de la belleza de Flora y la besa. A su llamada, aparece Zephyr, Dios del Viento del Oeste, que vuela a los brazos de su amada Flora, seguido por Cupido, Dios del Amor, y sus pequeños amores. Cupido, amores y ninfas se regocijan con la felicidad de Zephyr. Aparece Mercurio, Mensajero de los Dioses, en el inicio del quinto cuadro. Anuncia la presencia de Hebe, Diosa de la Juventud, y de Ganimedes, copero de los Dioses, que ofrecen a Flora y a Zephyr una copa de néctar, proclamando que Júpiter les ha dado la eterna juventud. Una alegre procesión llega en el cuadro seis: junto al carro de Baco y Ariadna hay bacantes, sátiros, faunos, silvanos y muchos otros, todos muy entusiasmados. Finalmente, en la apoteosis, el Olimpo a pleno se revela y aparecen todos los Dioses que lo conforman: Júpiter, Juno, Neptuno, Vulcano, Minerva, Ceres, Marte, Plutón, Proserpina, Venus y tantos otros.



En 1914, la partitura de Drigo fue publicada como partitura orquestal y reducción para piano por el editor musical Zimmermann. Ese mismo año, “El despertar de Flora” fue representado por primera vez fuera de Rusia. Anna Pavlova montó una versión abreviada del ballet para su compañía itinerante. Richard Bonygne, director de orquesta australiano, grabó esta versión abreviada en 1974 para su LP “Homage to Pavlova”, con la interpretación de la London Symphony Orchestra. Durante muchos años ésta fue la única grabación disponible de la obra de Drigo.


En Rusia, la última función del ballet se realizó en 1919. Afortunadamente, la coreografía de Petipa no se perdió ya que fue registrada con el método Stepanov de notación de danza, a poco de su estreno en 1894 (este registro hoy forma parte de la colección Sergeyev, en guarda en la biblioteca de la Universidad de Harvard). A partir de esta notación, el coreógrafo e historiador Sergei Vikharev realizó una reconstrucción de la coreografía original para el Ballet Mariinsky. Esta producción incluyó una restauración de la escenografía y vestuarios originales, y de la partitura de Drigo, cuyo manuscrito original se encontraba guardado en los archivos de la Biblioteca Central de Música del Teatro Mariinsky. El estreno de esta versión fue en el 7° Festival Internacional de Ballet, el 12 de abril de 2007 en el propio Teatro Marinsky. En esta ocasión, los roles principales fueron interpretados por Evgenia Obraztsova (Flora), Svetland Ivanova (Diana), Xenia Ostreikovskaya (Aurora), Daria Sukhorukova (Hebe), Maxim Chaschegorov (Apolo), Vladimir Shklyarov (Zephyr), Alexei Timofeyev (Mercurio) y Valeria Martynyuk (Cupido). Esta producción fue merecedora, en 2008, de la Máscara Dorada como Mejor Obra de Ballet y como Mejor Coreografía (los premios “Máscara Dorada” – “золотая маска”- son los más importantes que entrega cada año la Unión de Teatro de Rusia).




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Florencia Guglielmotti reside en la Ciudad de Buenos Aires (Argentina). Es Profesora de Danza (titulada en la Escuela Nacional de Danzas "María Ruanova"), Licenciada y Profesora de Artes (recibida en la Universidad de Buenos Aires). Cursó estudios en la Escuela Nacional de Ballet de Cuba. Es Miembro de International Dance Council CID (UNESCO)

Actualmente se desempeña como Profesora de Danza Clásica y como Profesora Titular de Historia de la Danza en la Escuela Superior de Enseñanza Artística "Aída V. Mastrazzi". florenciagu@gmail.com

Sunday, March 31, 2024

Ballet "Aguas Primaverales" (por Florencia Guglielmotti)

Nota del blog: Sección semanal dedicada al Ballet y la Danza, a cargo de la la ballerina, coreógrafa y profesora Florencia Guglielmotti.

Los textos anteriores, se pueden leer en este enlace.


“Aguas primaverales” es un pas de deux con coreografía de Assaf Messerer y música de Sergei Rachmaninoff, creado hacia 1950 y estrenado con los jóvenes bailarines Ludmilla Bogomolova y Stanislav Vlasov.

Assaf Messerer
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Los mismos intérpretes llegaron a Estados Unidos en las giras que el Ballet del Teatro Bolshoi realizó hacia finales de los años ’50, presentándose en el Metropolitan Opera House de New York. A partir de aquí se definió, de una vez y para siempre, de qué se hablaba cuando se hacía referencia a la danza académica del Bolshoi: técnica fuerte y exuberante, ejecutada por bailarines atléticos y de buena interpretación.


La música de Rachmaninoff es, en realidad, una versión orquestal del lied homónimo compuesto en 1902, para cuyo texto utilizó un poema de Feodor Tyutchyev, que versa sobre el entusiasmo que genera la llegada de la primavera:
Aunque la nieve todavía blanquea los campos
Ya está aquí la primavera en el murmullo de las aguas
Que corren y despiertan las orillas dormidas,
Que corren y bailan y cantan.
Cantan en voz alta y en voz baja:
¡Llega la primavera! ¡Llega la primavera!
Somos los jóvenes heraldos de la primavera,
Ella nos mandó a adelantarnos a su llegada
¡Llega la primavera! ¡Llega la primavera!
¡Y la danza brillante y rosácea
De los tranquilos días de mayo
Se arracima alegremente junto a ella!"
Ese mismo entusiasmo y esplendor al que refiere el poema, se traspola en la obra coreográfica de Messerer. Una coreografía que ha sido acogida en los repertorios de las grandes compañías de ballets, como el Ballet Bolshoi (por supuesto), el American Ballet Theatre y el Ballet Nacional de Cuba, entre tantos otros.



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Florencia Guglielmotti reside en la Ciudad de Buenos Aires (Argentina). Es Profesora de Danza (titulada en la Escuela Nacional de Danzas "María Ruanova"), Licenciada y Profesora de Artes (recibida en la Universidad de Buenos Aires). Cursó estudios en la Escuela Nacional de Ballet de Cuba. Es Miembro de International Dance Council CID (UNESCO).

Actualmente se desempeña como Profesora de Danza Clásica y como Profesora Titular de Historia de la Danza en la Escuela Superior de Enseñanza Artística "Aída V. Mastrazzi". florenciagu@gmail.com

Sunday, March 24, 2024

"Appalachian Spring" (por Florencia Guglielmotti)

Nota del blog: Sección semanal dedicada al Ballet y la Danza, a cargo de la la ballerina, coreógrafa y profesora Florencia Guglielmotti.

Los textos anteriores, se pueden leer en este enlace.


“Appalachian Spring”​, con coreografía de Martha Graham, fue estrenada el 30 de octubre de 1944, en la Biblioteca del Congreso de Estados Unidos, en Washington DC. La escenografía estuvo a cargo de Isamu Noguchi y el vestuario de Edythe Gilfond. Por su parte, la música compuesta por Aaron Copland fue especialmente arreglada para orquesta de cámara de 13 integrantes a pedido de Graham. Por esta obra, Copland recibió el Premio Pulitzer de Música y el Premio de la Crítica Musical de Nueva York en 1945. En el estreno la obra estuvo protagonizada por Graham, May O’Donnel, Merce Cunningham y Erick Hawkins.


La obra, en un acto, muestra a una joven pareja tomando posesión de sus tierras y su nueva granja, planeando su vida futura, bajo la mirada de un predicador evangelista y una mujer pionera. Esta sencilla historia se organiza en ocho cuadros. Primero se introducen lentamente los personajes y, luego de un breve lapso más eufórico, el tercer cuadro presenta a los jóvenes prometidos, entre la ternura y la pasión. El siguiente cuadro muestra al padre evangelista junto a sus seguidoras. A continuación, la novia realiza una danza donde su sentimiento sobre la maternidad la lleva de la alegría al miedo. Se produce una transición hacia el séptimo cuadro, donde se muestran las actividades diarias de la pareja en la granja. Finalmente, los jóvenes ya se sienten cómodos y adaptados a su nueva vida y a su comunidad.


Una curiosidad sobre la música es que Copland no le había puesto nombre a la obra y la denominaba simplemente como “el ballet para Martha”. Fue la coreógrafa quien le sugirió el nombre, tomando una frase del poema “La danza” de Hart Crane, que dice:


O Appalachian Spring! I gained the ledge;
Steep, inaccessible smile that eastward bends
And northward reaches in that violet wedge
Of Adirondacks!

(Oh manantial​ de los Apalaches! Gané la cornisa;
Escarpa, inaccesible sonrisa que se dobla hacia el este
Y hacia el norte llega en esa cuña violeta
de los Adirondacks!)




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Florencia Guglielmotti reside en la Ciudad de Buenos Aires (Argentina). Es Profesora de Danza (titulada en la Escuela Nacional de Danzas "María Ruanova"), Licenciada y Profesora de Artes (recibida en la Universidad de Buenos Aires). Cursó estudios en la Escuela Nacional de Ballet de Cuba. Es Miembro de International Dance Council CID (UNESCO)

Actualmente se desempeña como Profesora de Danza Clásica y como Profesora Titular de Historia de la Danza en la Escuela Superior de Enseñanza Artística "Aída V. Mastrazzi". florenciagu@gmail.com

Sunday, March 17, 2024

Ballet "Paquita" (por Florencia Guglielmotti)

Nota del blog: Sección semanal dedicada al Ballet y la Danza, a cargo de la la ballerina, coreógrafa y profesora Florencia Guglielmotti.

Los textos anteriores, se pueden leer en este enlace.


El ballet “Paquita” fue estrenado el 1 de abril de 1846 en la sala Le Peletier de la Ópera de París. La coreografía fue realizada por Joseph Mazilier, música creada por Édouard Delvedez, el libreto original era de Paul Foucher (con colaboración del coreógrafo). En la premiere la obra estuvo protagonizada por Carlota Grisi, en el rol de Paquita, y Lucien Petipa (hermano del coreógrafo Marius) como Lucien d'Hervilly obteniendo un gran éxito, al igual que había sucedido cuando estrenaron el ballet “Giselle”, cinco años antes.


En 1847, Marius Petipa se traslada a San Petersburgo para trabajar en el Ballet Imperial. El primer trabajo que realiza allí es una reposición de “Paquita”, estrenada el 26 de septiembre de ese mismo año, teniendo como protagonistas a Yelena Andreyanova y al propio Marius Petipa. En 1881, Petipa le encarga Ludwing Minkus (quién ya había trabajado con el coreógrafo en dos exitosos ballets: “Don Quijote” y “La bayadera”) que componga algunos fragmentos extra: el “Pas de trois” del primer acto (compuesto en colaboración con el propio Deldevez, Cesare Pugni y Adolphe Adam) y la “Mazurka des enfants” y el “Grand Pas Classique” del tercer cuadro. El estreno de esta nueva versión de Petipa fue el 27 de diciembre de 1881, con Ekaterina Vazem y Pavel Gerdt en los roles protagónicos. El estilo característico de Petipa está presente en estos fragmentos, siendo casi los únicos que se representan de la obra en la actualidad. Originalmente, el “Grand Pas Classique” estaba compuesto por una entada, un adagio, la variación de Paquita y una coda final. Hacia el inicio del siglo XX, el maestro italiano Enrico Cecchetti, que trabajaba en Rusia por aquel entonces, decide adicionar cinco variaciones femeninas para solista, las cuales fueron extraídas de varios ballets. El motivo para tal adición fue darle la oportunidad de bailar a diferentes intérpretes que, de otro modo, no se hubieran destacado.

Vale aclarar que, si bien por el año de su primer estreno, 1846, la obra pertenece historiográficamente al período romántico, junto a ballets como “Giselle” y “La silfide”, no comparte las características formales de dicho período. Su argumento, vestuario y composición coreográfica son más bien propios del período clásico ruso que comenzó hacia 1870.

En el año 2001, el coreógrafo Pierre Lacotte realizó una reconstrucción a partir de la notación de Petipa (con el método Stepanov-notation) realizada en 1904, cuando trabaja en el montaje de la obra junto Anna Pavlova como protagonista.


El ballet se organiza en dos actos y tres escenas. Se sitúa en España durante la invasión napoleónica, en la ciudad de Zaragoza. La protagonista es una joven gitana llamada Paquita.

El primer cuadro se desarrolla en los alrededores de Zaragoza. Allí una lápida de mármol se erige en memoria de Charles d’Hervilly, quien falleciera varios años antes en una masacre que sucedió en ese solar. El general francés conde Lucien d’Hervilly (hermano de Charles) le explica al gobernador español Don López de Mendoza y a su hermana Serafina (prometida de su hijo Lucien) el motivo de la misma.


Comienza la celebración y Don López de Mendoza pone de manifiesto el compromiso entre Serafina y Lucien, colocando sus manos juntas pero, en vez de alegría se vislumbra en Lucien resignación ya que dicha unión una necesidad estratégica y política. Llegan los gitanos a la fiesta, con Íñigo, su jefe, a la cabeza. Paquita llega retrasada, con unas flores que recogió en el camino. Iñigo, que está enamorado de Paquita, la reprende primero y luego le declara su amor pero ella lo rechaza. Iñigo, enojado, le quita el medallón que lleva colgado, en el cual se ve a su padre a quien nunca llegó a conocer.

Los gitanos y Paquita danzan para Lucien y sus invitados. Lucien, que había quedado maravillado con Paquita, al terminar la danza, le dice que es raro que una muchacha tan distinguida pertenezca a una familia gitana. Ella atina a mostrarle su medallón pero se da cuenta que no lo tiene. Igualmente, Lucien la invita a ir con él, pero ella lo rechaza.

Ante esta situación, Íñigo se pone celoso y el gobernador aprovecha para confabular con él y así matar a Lucien.


El segundo cuadro se desarrolla en la casa de Iñigo. Paquita, que permanece oculta ante la llegada del jefe gitano, escucha lo que planea hacer junto al gobernador, quien llegó disfrazado. Llega Lucién y Paquita intenta explicarle por medio de gestos los planes de Íñigo. El gitano le ofrece vino y Lucien, hábilmente, intercambia los vasos y es Íñigo el que toma el veneno. Antes de dormirse, intenta sacar su pañuelo para secase la frente y se le cae el medallón. Paquita lo recoge y huye junto a Lucien por la chimenea.

El segundo acto sucede en el palacio del general d’Hervilly. El salón donde se realiza la recepción está decorado por un gran retrato de Charles d’Hervilly. Junto a los invitados llegan también el gobernador y su hermana. Aparecen Lucien y Paquita que intentan explicar lo sucedido. El joven insiste en que Paquita le ha salvado la vida y señalan al Gobernador como ideólogo del plan, quien es arrestado.

Lucien manifiesta a sus padres su intención de casarse con Paquita, pero ella, sabiendo de la diferencia de clase que los separa, decide irse. En ese momento se percata que el rostro del cuadro que engalana la sala es el mismo que está en su medallón. Allí descubren que Paquita fue la única sobreviviente de la masacre y que es la hija de Charles, que había sido apropiada por los gitanos y criada como tal. Así, al reconocer su noble estirpe puede formalizar su amor y casarse con Lucien.



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Florencia Guglielmotti reside en la Ciudad de Buenos Aires (Argentina). Es Profesora de Danza (titulada en la Escuela Nacional de Danzas "María Ruanova"), Licenciada y Profesora de Artes (recibida en la Universidad de Buenos Aires). Cursó estudios en la Escuela Nacional de Ballet de Cuba. Es Miembro de International Dance Council CID (UNESCO).

Actualmente se desempeña como Profesora de Danza Clásica y como Profesora Titular de Historia de la Danza en la Escuela Superior de Enseñanza Artística "Aída V. Mastrazzi". Email: florenciagu@gmail.com

Sunday, March 10, 2024

Ballet “El lago de los cisnes” (por Florencia Guglielmotti)

Nota del blog: Sección semanal dedicada al Ballet y la Danza, a cargo de la la ballerina, coreógrafa y profesora Florencia Guglielmotti.

Los textos anteriores, se pueden leer en este enlace.


La primera versión del ballet “El lago de los cisnes” fue estrenada en el Teatro Bolshoi de Moscú el 4 de marzo de 1877. La música estaba compuesta por P. I. Tchaikovsky (fue su primer ballet, catalogada como op. 20) y la coreografía estuvo a cargo de Julius Reisinger. El argumento fue realizado por V. P. Begitchev y Vasily Gelster, y la interpretación del rol principal estuvo a cargo de Pelagia Karpakova. Sin embargo, esta versión no fue aceptada ni por el público ni por la crítica de la época, siendo éste uno de los motivos por los cuales no se conservó registro. Joseph Hansen revisó esta versión en 1880 y en 1882 con relativo poco éxito, realizando tan solo 40 representaciones en el Teatro Bolshoi.

Años más tarde, retomaron la idea en el Teatro Marinsky de San Petersburgo. Primeramente, Lev Ivanov realizó la coreografía de segundo acto para el Homenaje a Tchaikovsky, fallecido pocos meses antes, realizado el 1 de marzo de 1894, con las interpretaciones de Pierina Legnani y Pavel Gerdt. La versión completa de “El lago de los cisnes” se estrenó el 27 de enero de 1895, con coreografía de Marius Petipa (actos 1 y 3) y Lev Ivanov (actos 2 y 4), con la música original de P. I. Tchaikovsky, pero alterando el orden de las piezas para hacerlo más dúctil a las necesidades de los coreógrafos. El diseño de escenografía y vestuario estuvo a cargo de M. I. Bocharov y H. Levogt. Los roles principales nuevamente estuvieron a cargo de Legnani (Odile/Odette) y Gerdt (Sigifrido). El argumento fue tomado del cuento alemán “Der geraubte Schleier” (El velo robado) de Johann Karl August Musäus. Esta versión fue un éxito y es la que se mantiene en el repertorio hasta hoy.


Desde el punto de vista estructural, la obra está organizada en cuatro actos. Algunas versiones presentan un prólogo, acompañado por la Obertura de la obra musical, donde se muestra la primera transformación de la princesa Odette en un cisne.


En el primer acto se ve al príncipe Sigfrido, en su cumpleaños número 21. Jóvenes de su corte y extranjeros están celebrando en el jardín del palacio. Llega la Reina junto a sus damas de honor y le recuerda a Sigfrido que al día siguiente celebrará su cumpleaños con un baile en la corte y que deberá escoger a su futura esposa de entre las más hermosas princesas invitadas. El príncipe se muestra poco predispuesto a realizar tal elección y el Bufón intenta recuperar el espíritu festivo y anima al príncipe a salir de caza.


El siguiente acto transcurre en el bosque, el príncipe y sus amigos están preparados para la caza y caminan hacia un lago repleto de cisnes. En ese momento, aparece en un claro del bosque una bella joven que parece ser cisne y mujer al mismo tiempo. El príncipe se acerca, el cisne teme, él le ruega que no se vaya y le indica que la protegerá. Ella le explica que es la Reina de los Cisnes, Odette, y le cuenta que ese lago se formó con las lágrimas de su madre, cuando Von Rotbart, un malvado hechicero, la convirtió en la Reina Cisne. Ella y su corte seguirán siendo cisnes en el día (entre la media noche y el amanecer, asumen su forma humana) hasta que un hombre valiente y leal les jure amor y se case con ellas.

El príncipe la invita al baile de palacio, cuando deberá escoger a su futura esposa y le promete que se casará con ella. En ese momento, el mago aparece a la orilla del lago indicándole a Odette que regrese junto a él. Una vez que Odette y Sigfrido se han separado, todos los cisnes se acercan.


Nuevamente en palacio, el tercer acto muestra la fiesta formal del cumpleaños del príncipe, donde embajadores y bellas princesas de tierras lejanas han llegado a rendirle tributo. Sigfrido sólo piensa en Odette y baila de forma automática e indiferente con las hermosas princesas. Inesperadamente llega un caballero con su hija, que es idéntica a Odette. Es el hechicero Von Rotbart, que se ha transformado a sí mismo y a su hija Odile para engañar al Príncipe y que éste rompa su promesa de que sólo amaría a Odette.

Odile ha logrado engatusar a Sigfrido que piensa que es Odette. Mientras bailan, Odette aparece a la distancia haciéndole señas a Sigfrido, intentando advertirle del engaño. Luego, Sigfrido se aproxima a Von Rotbart y pide la mano de Odile, éste da su consentimiento. El salón de baile se oscurece. Rotbart y Odile se acercan al príncipe en actitud de triunfo final. Sigfrido no puede soportar sus risas crueles, al tiempo que ve en la distancia la tierna figura de Odette temblando entre sollozos.

De regreso al lago, en cuarto acto, Odette llora al tiempo que las doncellas cisne intentan consolarla, explicándole que el príncipe desconocía el plan de Von Rotbart. Sigfrido llega corriendo al claro, frente al lago, buscando a Odette entre todos los cisnes. La toma entre sus brazos, le pide perdón y le jura su amor infinito. Odette lo perdona pero sabe que ya no recuperará su forma humana. Aparece Von Rotbart y ve a los jóvenes juntos, Sigfrido lo desafía y el brujo es vencido por la fuerza del amor del príncipe hacia Odette. La muerte de Von Rotbart libera a Odette de su hechizo y vive feliz junto al príncipe.

En algunas versiones, al llegar Von Rotbart desata una tormenta y, por medio de un hechizo, hace que Sigfrido se sumerja en el lago. Odette, al presenciar la muerte de su amado, va tras él para unirse en amor eterno, en el más allá. En otras versiones, tras la tormenta desatada por Von Rotbart, lucha contra Sigfrido y el príncipe muere. Cuando pasa la tormenta, Odette llora junto a su amado sabiendo que nunca más recobrará la forma humana.


“El lago de los cisnes” es uno de los ballets de repertorio más bailado por todas las compañías alrededor del globo. Cuenta con muchas versiones posteriores a la de 1895, entre ellas se destacan la de Balanchine (1951), la de Crancko y la de Ashton (ambas de 1963), la de Nureyev (1964), la de Grigorovich (1969) y, más cerca de nuestros días, las versiones de Mats Ek (1987) y la de Matthew Bourne (1995), que muestra un interesante giro al representar a los cisnes con bailarines (como cisnes masculinos) y poner el foco en la búsqueda de Sigfrido por encontrar su verdadera identidad. Más allá de esta diversidad, la obra de Petipa e Ivanov es la que sentó las bases argumentales, musicales y de estilo de todas las versiones posteriores.




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Florencia Guglielmotti reside en la Ciudad de Buenos Aires (Argentina). Es Profesora de Danza (titulada en la Escuela Nacional de Danzas "María Ruanova"), Licenciada y Profesora de Artes (recibida en la Universidad de Buenos Aires). Cursó estudios en la Escuela Nacional de Ballet de Cuba. Es Miembro de International Dance Council CID (UNESCO)

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Sunday, March 3, 2024

Anna Sokolow (por Florencia Guglielmotti)

Nota del blog: Sección semanal dedicada al Ballet y la Danza, a cargo de la ballerina, coreógrafa y profesora Florencia Guglielmotti.

Los textos anteriores, se pueden leer en este enlace.




Anna Sokolow nació el 9 de febrero de 1910, en Hartford (Connecticut, Estados Unidos). Era hija de inmigrantes rusos, Samuel y Sara Sokolowski. En 1912 toda la familia se traslada a un barrio humilde de New York. Su padre casi no estuvo presente durante su infancia, pero sí su madre, una empleada de comercio sindicalizada que llevaba a Anna a las marchas que se realizaban durante las huelgas, pero que también la acercó al mundo de la música y del teatro (esta dualidad entre arte y lucha social se mantuvo durante toda su carrera). Se inició en la danza tomando los cursos de danza libre de Elsa Pohl, en Emanuel Sisterhood of Personal Service. En 1928 consigue una beca completa para unirse a las clases del Junior Festival Players, en la inauguración del Playhouse School de la calle 46 Oeste. Allí tuvo la oportunidad de tomar clases con Martha Graham, Louis Horst, Michio Ito y Benjamin Zemach, un reconocido exponente de la danza hebraica.


Al año siguiente Sokolow ingresa a la compañía de danza de Graham (donde permanecerá hasta 1938) y, simultáneamente, ayudaba a Horst en sus clases de coreografía. Además, en 1935 formó su propia compañía, la Unit Dance, que realizaba funciones para los sindicatos de trabajadores, que había conocido previamente gracias a su madre.


Durante la crisis del 29, junto a Sophie Maslow, Helen Tamiris (con quienes compartía sus orígenes judíos y humildes) y otras bailarinas, Anna participó en las actividades colectivas del New Dance Group y de la Workers Dance League, lo que muestra que desde sus inicios como coreógrafa e intérprete hay un interés social, como puede verse en obras como “Anti-War Trilogy (Anti-War Cycle)” (1933), primera colaboración con el músico Alex North, que posee tres partes: “Depression, Starvation”, “Diplomacy—War” y “Protest (Defiance)”, y en “Slaughter of the innocents” (1934). Con el inicio de la Segunda Guerra Mundial, Sokolow volcó en sus creaciones temas como el Holocausto y las tradiciones judías, tal el caso de “Songs of a Semite” (1943) y “Kaddish” (1945).


En 1939, Anna Sokolow intervino en el desarrollo de la danza en México, trabajando como maestra y coreógrafa. Su trabajo con la Secretaría de Educación Pública de México desemboca en la creación de la Academia Nacional Mexicana de la Danza y forma la primera compañía de danza moderna de ese país, La Paloma Azul, que inicia sus actividades en 1940. Durante sus estadías en la ciudad de México, creó para ellos “Lyric Suite” (1954) y “Dreams” (1961), entre otras obras.


En 1954 se retira de los escenarios debido a una lesión en la espalda, pero continua su labor coreográfica, principalmente enfocada en su Compañía de Estados Unidos, creando obras como “Rooms” (1955) y “Steps of silence” (1968). Así mismo realizó coreografías para óperas, como “La traviata” y “Carmen” (ambas en 1956, en el Metropolitan Opera House) y para musicales, tanto de Broadway como del Off-Broadway, participando con sus trabajos en “Candide” (1956) y en “Red Roses For Me” (1956), que le valiera una nominación a los premios Tony como Mejor Coreografía. También da clases en el Actors Studio (desde 1947 hasta mediados de la década del ’50), en la Juilliard School (entre 1958 y 1993) y en varios estudios de danza.


A partir de la década de 1960 colabora con la Batsheva Dance Company y con la Inbal Dance Theatre. Para ellas creó “Opus Jazz 1958”, “In memoriam N° 52436” (1973) y “The Bible in Dance” (1979), entre otras. En 1962 conformó en Israel una compañía propia, la Lyric Theatre, integrada por bailarines y actores, donde fusionaba danza, teatro y música, en obras como “Opus ‘62” (1962). También realizó trabajos coreográficos para otras compañías, como la Nederlands Dans Theater (“The seven deadly Sins, 1967), el Ballet Rambert (“Deserts”, 1967), el Joffrey Ballet Company (“Opus ’65”, 1965) y la Jose Limon Dance Company (“Poems”, 1988).

En 1971 lanza su nueva compañía, la Players' Project (que será relanzada en la década del ’80), con sede en la ciudad de Nueva York. Entre sus trabajos para este conjunto se destacan “Homage to Poe” (1986, revisada en 1993) “September Sonnet” y “Four Songs” (ambas de 1995) y “Frida” (1997).

Su larga trayectoria le valió varios honores y premios, como por ejemplo en 1978 la Ohio State University le otorga un Doctorado Honorario en Humadides; en 1988 recibie la Orden del Águila Azteca, el más alto honor que México entrega a un ciudadano extranjero, y un Doctorado Honorario en Artes del Boston Conservatory; y en 1991 le otorgaron el Premio Samuel H. Scripps por su contribución a la danza moderna estadounidense.


Anna Sokolow falleció en Manhattan (New York, Estados Unidos) el 29 de marzo de 2000, a los 90 años. Su legado permanece vigente a través del Sokolow Theatre/Dance Ensemble, dirigido por su discípulo y co-director de la Players' Project, Jim May, que tiene como misión reconstruir y representar las obras de Sokolow. Por su parte, la Sokolow Dance Foundation, bajo la dirección de Lorry May (también co-directora de la Players' Project), ofrece programas educativos y otorga los permisos de representación sobre las obras de Anna Sokolow.







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Florencia Guglielmotti reside en la Ciudad de Buenos Aires (Argentina). Es Profesora de Danza (titulada en la Escuela Nacional de Danzas "María Ruanova"), Licenciada y Profesora de Artes (recibida en la Universidad de Buenos Aires). Cursó estudios en la Escuela Nacional de Ballet de Cuba. Es Miembro de International Dance Council CID (UNESCO)

Actualmente se desempeña como Profesora de Danza Clásica y como Profesora Titular de Historia de la Danza en la Escuela Superior de Enseñanza Artística "Aída V. Mastrazzi". florenciagu@gmail.com

Sunday, February 25, 2024

Ballet "The ice maiden" (por Florencia Guglielmotti)

Nota del blog: Sección semanal dedicada al Ballet y la Danza, a cargo de la ballerina, coreógrafa y profesora Florencia Guglielmotti.

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“The ice maiden” (en el original ruso “Ledyanaya deva”) es un ballet en tres actos con coreografía de Fyodor Lopukhov. La música es de Edvard Grieg (principalmente tomada de la obra “Peer Gynt”) con arreglos de Boris Asafiev y diseños de escenografía y vestuario de Aleksandr Golovin. Fue estrenado el 27 de abril de 1927 en el Teatro Mariinsky de Leningrado, con Olga Mungalova (Ice Maiden) y Pyotr Gusev (Asak) en los roles principales.


La obra narra la historia de una doncella de hielo que, disfrazada como una mujer, atrae a los hombres con su belleza para conducirlos hacia la muerte. Lamentablemente este ballet ha salido del repertorio, conservándose solo el registro de un pas de deux (interpretado por Alla Osipenko y Jhon Markovsi), pero no se cuenta con mayores precisiones. El estilo coreográfico plasmado por Lopujov en esta obra, según lo que se puede observar, combina la técnica de la danza académica con variadas y audaces acrobacias.


Sobre esta misma temática hay una versión anterior, estrenada también en el Teatro Mariinsky pero en 1922, titulada “Solveig” con coreografía de Pavel Nicolayevich Petrov que, aunque utilizaba la misma música y diseños, resultó menos exitosa. Posteriormente, Gusev realizó su propia versión sobre el original de Lopukhov, para el Teatro Novosibirsk de Ópera y Ballet, en 1964, y Lew Christensen hizo lo propio para el San Francisco Ballet en la década de 1970.



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Florencia Guglielmotti reside en la Ciudad de Buenos Aires (Argentina). Es Profesora de Danza (titulada en la Escuela Nacional de Danzas "María Ruanova"), Licenciada y Profesora de Artes (recibida en la Universidad de Buenos Aires). Cursó estudios en la Escuela Nacional de Ballet de Cuba. Es Miembro de International Dance Council CID (UNESCO)

Actualmente se desempeña como Profesora de Danza Clásica y como Profesora Titular de Historia de la Danza en la Escuela Superior de Enseñanza Artística "Aída V. Mastrazzi". florenciagu@gmail.com

Sunday, February 18, 2024

Ballet "Romeo y Julieta" (por Florencia Guglielmotti)

Nota del blog: Sección semanal dedicada al Ballet y la Danza, a cargo de la ballerina, coreógrafa y profesora Florencia Guglielmotti.

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Esta tragedia clásica de William Shakespeare fue llevada a los escenarios de la danza por primera vez en 1785 por Eusebio Luzzi y seguidamente por Vicenzo Galeotti, en 1811, para el Royal Danish Ballet. Sin embargo nada ha quedado de estas versiones iniciales. En 1936 Sergei Prokofiev finaliza su partitura y, a pesar de las dificultades que la música presentaba para bailarines y creadores, en 1938 se estrena el ballet con coreografía de Ivo Váňa Psota en Brno, Chekoslovaquia, con Psota en el rol de Romeo y Zola Semberova como Julieta.


Fue el 11 de enero de 1940 cuando el ballet Kirov de Leningrado estrena la versión que resultaría ser la más famosa, la que llegó hasta nuestros días, con coreografía de Leonid Lavrovski y la interpretación de Galina Ulanova (Julieta) y de Konstantin Sergeyev (Romeo). EL ballet se organiza en tres actos y el argumento sigue fielmente lo propuesto en la obra original de Shakespeare.

El primer acto inicia en la plaza del mercado de Verona, donde Romeo (hijo de los Montesco) es rechazado por Rosalinda. Allí también está Teobaldo (sobrino de los Capuleto), quien al identificar a Romeo, lo incita a pelear. Al ver la situación, el príncipe de Verona los detiene y los obliga a darse la mano.


Ya en la casa de los Capuleto, mientras Julieta y su nodriza, Gertrudis, participan de los preparativos del baile de máscaras, llega el padre con Paris, un conde que ha solicitado la mano de Julieta. Fuera del palacio, comienzan a llegar los invitados. Romeo, Mercuccio y Benvolio, aprovechando el anonimato que les brindan las máscaras, se escabullen en la fiesta. Mientras Julieta acapara todas las miradas, incluida la de Romeo, Teobaldo lo ha reconocido y lo conmina a retirarse. Sin embargo, el padre de Julieta no, y lo invita a quedarse.

La fiesta termina y los invitados se retiran. En los jardines Teobaldo nuevamente intenta pelear con Romeo pero Don Capuleto lo detiene. Julieta se asoma al balcón de su dormitorio y allí, Romeo le declara su amor.


El segundo acto inicia nuevamente en la plaza del mercado. Romeo está allí junto a sus amigos mientras Gertrudis lo busca para entregarle una carta de Julieta, donde lo cita en la capilla.Romeo acude y, una vez allí, Fray Lorenzo casa en secreto a los amantes, con la vana esperanza de que este acto finalice con la rivalidad entre ambas familias.

Al atardecer, en la plaza, Teobaldo pelea con Mercuccio. Romeo intenta evitarlo, pero Teobaldo mata a Mercuccio y Romeo, desesperado, mata a Teobaldo y huye.


El tercer y último acto encuentra a los amantes juntos. Romeo ha sido desterrado de Verona y debe partir. Los Capuleto han decidido que Julieta se case lo antes posible con Paris. Sin embargo Julieta no se resigan y, a la noche, va a la capilla a solicitarle ayuda a Fray Lorenzo. Éste crea un plan: le entrega una poción a Julieta que simulará su muerte y, luego de la ceremonia fúnebre, despertará donde será rescatada por Romeo.


Con ese plan en mente, Julieta simula aceptar la boda con Paris, pero al quedarse sola se toma la poción. Su familia la encuentra a la mañana siguiente, aparentemente sin vida. Romeo, que no ha recibido el mensaje de Fray Lorenzo, regresa a Verona creyendo que su amada ha muerto. Al llegar al mausoleo familiar, en la tumba de Julieta se encuentra con Paris, a quién mata. Ante la imposibilidad de soportar la muerte de Julieta, Romeo se quita la vida. Luego Julieta despierta de su sueño y encuentra a Romeo yaciente, toma su daga y se suicida.


Esta versión de Lavrovski de “Romeo y Julieta” fue estrenada en Moscú, por el Ballet Bolshoi en 1946, y fue la que sirvió de fundamento para las versiones posteriores de Jonh Cranko en 1958 para la Escala de Milán y para el Ballet Stuttgart en 1962, de Kenneth MacMillan para el Royal Ballet en 1965, de Angelin Preljocaj en 1991 para la Ópera de Lyon y de Alexei Ratmansky para el Ballet Nacional de Canadá en 2011, entre otros. Sir Frederick Ashton creó su propia versión para el Ballet Real de Dinamarca en 1955, antes que la versión soviética fuera conocida en Europa occidental, por lo tanto su coreografía y concepción escénica se diferencian de las versiones antes mencionadas. En el rol de Romeo se destacaron las interpretaciones de Rudolph Nureyev, Angel Corella y Manuel Legris. En el papel de Julieta cabe mencionar a Carla Fracci, Marcia Haydée, Margot Fonteyn y Alesandra Ferri.






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Florencia Guglielmotti reside en la Ciudad de Buenos Aires (Argentina). Es Profesora de Danza (titulada en la Escuela Nacional de Danzas "María Ruanova"), Licenciada y Profesora de Artes (recibida en la Universidad de Buenos Aires). Cursó estudios en la Escuela Nacional de Ballet de Cuba. Es Miembro de International Dance Council CID (UNESCO)

Actualmente se desempeña como Profesora de Danza Clásica y como Profesora Titular de Historia de la Danza en la Escuela Superior de Enseñanza Artística "Aída V. Mastrazzi". florenciagu@gmail.com

Thursday, February 15, 2024

¿Por qué el Papa no renueva el episcopado católico cubano?

Foto/COCC
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En Cuba varios de los obispos han presentado su renuncia reglamentaria por cuestión de edad (75 años), pero el Papa los mantiene en su posición, sin nombrar sucesor.

401 § 1. Al Obispo diocesano que haya cumplido setenta y cinco años de edad se le ruega que presente la renuncia de su oficio al Sumo Pontífice, el cual proveerá teniendo en cuenta todas las circunstancias.

§ 2. Se ruega encarecidamente al Obispo diocesano que presente la renuncia de su oficio si por enfermedad u otra causa grave quedase disminuida su capacidad para desempeñarlo.

402 § 1. El Obispo a quien se haya aceptado la renuncia de su oficio conserva el título de Obispo dimisionario de su diócesis, y, si lo desea, puede continuar residiendo en ella, a no ser que en casos determinados por circunstancias especiales la Sede Apostólica provea de otra manera.  (Código de Derecho Canónico) 

Los obispos cubanos que han llegado o rebasado la edad límite de los 75 años: Card. Juan García (75), arzobispo de La Habana.  Mons. Dionisio García (79), arzobispo de Santiago de Cuba. Mons. Alvaro Beyra (78), obispo de Bayamo Manzanillo. Mons. Juan de Dios Hernández (75), obispo de Pinar del Río. 

Cercanos a la edad de retiro: Mons. Wilfredo Pino (73), arzobispo de Camagüey. Mons. Emilio Aranguren (73), obispo de Holguín-Las Tunas. Mons. Domingo Oropesa (73), obispo de Cienfuegos.  Mons. Silvano Pedroso Montalvo (70), obispo de Guatánamo-Baracoa.

Unicamente dos obispos titulares están distantes de la barrera de los 75 años de edad: Mons. Arturo González (68), obispo de Santa Clara y Mons. Juan Díaz (63), obispo de Matanzas y los dos obispos auxiliares: Marcos Pirán (62), obispo auxiliar de Holguín y Mons. Eloy Ricardo Domínguez Martínez (46), obispo auxiliar de La Habana.

La diócesis de Ciego de Avila carece de obispo, desde el año 2022, lo que se conoce como sede vacante, año en el que Mons. Juan Díaz fue trasladado a la diócesis de Matanzas. 

¿Por qué el Papa no renueva el episcopado católico cubano? No tengo la respuesta. (JEM)
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Gaspar, El Lugareño Headline Animator

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