En mis primeras cercanías al corpus narrativo de Hemingway, lo busqué con profusión en mi Camagüey natal.
Pero fue sin éxito. La traducción del texto no se hizo hasta donde supe, en ninguna edición cubana. Las referencias me llegaron por vías distintas, pero dispersas.
Para entonces, alguno de mis colegas hemingwayanos ad usum, y ya mejor dotados de ese tipo de delicatessens, me dijo alguna vez que lo había visto en su versión original por supuesto, pero su poco manejo del Ingles le había impedido disfrutarlo, y menos aún, proveerme con alguna docta o no tanto opinión al respecto.
Mis afanes por encontrar el relato no cejaron allí. Y con la buena suerte de tener una amiga ya ubicada en el mundo de alguna biblioteca pública, en estas playas miamenses que ahora me acogen, pude un buen día, con muchísima suerte y vía el precario email de la Isla, disfrutar una copia electrónica del susodicho relato de no ficción, y no precisamente un clásico short story, como acaso alguno pudiera considerar.
Pero, la dicha fue poca, o tempora o mores, el susodicho archivo en precario formato word, un buen día fue víctima de algunos de aquellos incidiosos virus electrónicos que habitaban nuestras rudimentarios pc’s, y zas, de un plumazo se hizo ilegible e irrecuperable.
Nunca tuve tiempo pues de reseñarlo como era mi deseo. Mucho menos de echar luz sobre el enigmático opening de la historia donde se refiere, desde la perspectiva hemingwayana, a una anécdota de la no bien contada historia cubana de los años 40’s del pasado siglo XX, y que en algún modo involucrara a Papa en ese minuto habanero.
El relato fue publicado originalmente en la revista norteamericana True, en 1951.
Pero fue indudablemente escrito en el entorno habanero de Finca Vigía que es precisamente el ambiente donde se inicia la acción que se narra, y luego complementado con una anécdota relativa a la caza de antílopes, en Wyoming, donde Hemingway, sus hijos y algún otro personaje, son actores , y donde singulariza el resto de lo narrado, que no será por esta vez, motivo primordial de esta rememoración.
El tiempo real de la historia cubana con que Hemingway singulariza lo narrado, alude incuestionablemente a los años finales de década de los 40’s, con especial alusión al de 1948, y referencias a finales de 1947, y los volátiles sucesos de la política local que lo rodeaban en su apacible Finca Vigía.
Muchos eran de naturaleza violenta, y acaecían al minuto en que gobernaba la entonces República el presidente Grau San Martin, explicitados con un carácter y un sabor definitivamente gansteril.
Exploraremos para el amable lector, las coordenadas posibles que gravitan alrededor del relato hemingwayano, con un opening que tiene a finca Vigía como innegable setting de la historia.
Así arranca Hemingway su relato:
Estábamos terminando el almuerzo en la piscina. Era un día caluroso en Cuba porque no se sentía correr la brisa. Pero la piscina estaba fresca, donde los árboles le dejaban su sombra, y el agua estaba fría y a veces muy fría si uno se zambullía en la parte más profunda.(2)
De pronto y con la llegada subrepticia de dos intrusos al apacible y discreto convite, se nos marcan las pistas del asunto narrativo:
Yo no vi venir a ese par de negros hasta que estuvieron al lado de la mesa que estaba ubicada bajo el follaje y a lado sombra. Yo estaba contemplando los reflejos de los bambúes y de los álamos en la piscina, y cuando levanté la mirada y los vi junto a la mesa supe que no estaba del todo alerta. Se habían aproximado por un área oculta a mi vista, pero los hubiera visto venir al doblar por la esquina de las duchas.(3)
Sin dudas la descripción y el uso de alguna referencia al lenguaje alusivo a la estrategia militar, (a piece of dead ground), nos hace aquí un guiño interesante a la naturaleza siempre precavida de Papa en sus predios de la Finca, y a la sensación de sorpresa por la llegada de esos visitantes inesperados, que hubiera podido evitar acceder a tan íntimo espacio de su casa.
Sigamos con los recién llegados y entendamos de a poco las connotaciones con el suceso habanero de violencia política que los involucra:
Uno era muy grande y fuerte con una cara que yo recordaba. El otro era su guardaespaldas. La persona que evita que alguien te dispare por la espalda. No tiene que ser grande, muy grande, y siempre está un paso por detrás y gira su cabeza como un pitcher vigilando al de primera sin out…(4)
El que lucía como un Joe Walcott por encima de su talla, traía una carta para mí. La había escrito el mismo. El estaba un poco “quemado”, así parecía y necesitaba huir a cierta república de Suramérica tan pronto como fuera posible. Había sido acusado injustamente de haber estado en el segundo de dos autos desde el cual mataron a dos e hirieron a cinco personas en lo que se conoce como el antiguo uno-dos. El primer auto pasa por frente a la casa de amigos a los que previamente saben allí y desean sorprenderlos. Al pasar tirotean la casa como un gesto. Los amigos salen ilesos y portando armas, en lo que el segundo pasa entonces con el resto de los matones y los aniquilan.
El hecho aludido, aunque pudiera sonar anecdótico y sin más relación con la historia cubana de aquel minuto, no resulta, sin embargo difícil de contrastar.
Anécdotas como aquella eran el pan nuestro de casa día en aquellos minutos habaneros. Uno de tales acababa de suceder en la barriada de Marianao a finales de 1947, y del que la prensa tuvo bastantes repercusiones y que sería recordado con el apelativo de Orfila.
De lo acaecido allí en ese barrio habanero, donde dos bandos rivales se ajustaban cuentas, derivarían por necesidad repercusiones para el asunto al que Hemingway aluda en lo que sigue de su relato:
El hombre me sigue explicando que ha sido injustamente acusado de estar entre los ejecutores. Ya ha sido acusado falsamente otras veces. Pero aduce ser amigo de un amigo mío que fue baleado en la calle con solo treinta y cinco centavos en el bolsillo, y sin haber robado ni un centavo ni poseyendo fortuna personal, mientras desempeñaba un puesto del gobierno. Supongo que pueden barruntar que eso significa en estos tiempos.
Y es en este punto cuando encontramos los referentes a Manuel Castro y del Campo, mejor conocido como Manolo Castro, un joven revolucionario de probada integridad, tal y como lo describe Hemingway, y a quien reconoce como su amigo.
Manolo era hombre de acción tal y como Hemingway lo describe. Vinculado a la FEU, organización estudiantil de la que fuera Presidente, y en particular a las acciones universitarias, opuestas a la dictadura de Machado, en específico desde la Universidad de La Habana donde estudiaba Ingeniería, y donde luego ejercería como profesor, se destacó como un líder nato, ajeno a corruptelas y vicios, que combatió denodadamente.
El hecho narrado tuvo lugar a la salida de un cine muy popular en la ciudad habanera de entonces, y donde Manolo Castro sería vilmente emboscado y encontraría la muerte a manos de rivales políticos, miembros de la conocida agrupación Unión Insurreccional Revolucionaria.
Aquella agrupación se había visto implicada y no por casualidad en los sucesos de Orfilia, ya aludido, y donde su líder: Emilio Tro había encontrado también un violento final.
Hemingway lamentó grandemente el suceso. Su cercanía con Manolo era de indudable aprecio recíproco. Los unían además coordenadas y vínculos comunes con nombres de la vida social y política de aquella Cuba que Hemingway habitaba desde una década anterior.
Algunas fuentes críticas, sin embargo, tratan de cuestionar la amistad entre ambos, dejándole solo un hálito de supuesta ficcionalidad en cuanto a la mención que hace de ella Hemingway en el ya citado relato.
Pero si sí leemos con atención a lo que nos narra el enterado historiador Hugh Thomas en su abundosa y bien certificada obra histórica: Cuba. The Pursuit of Freedom, entenderemos mejor la relación que se genera desde el relato que vamos explicitando.
Thomas no duda en acotar en nota alusiva sobre el hecho, coincidentemente desde la misma descripción que Hemingway sigue presentando en su relato:
El ya mentado Manolo Castro era un atractivo y brillante gunman, cuya carrera como la de Masferrer caracterizaba a su generación. Un estudiante que se enfrentó a Machado (miembro de una organización conocida como Legión Universitaria). Luego retornó a la Escuela de Ingeniería y actuó como segundo de Valdés Dausa al frente de la policía universitaria. En 1947 fue designado por el presidente Grau como Director de Deportes...(5)
La evidencia histórica que sigue sustentando Thomas en su obra citada, sigue correspondiendo palabra por palabra a lo que el propio Hemingway relata en la continuidad de su evocación de Manolo, y nos parece evidencia más que suficiente para mantener el aserto hemingwayano de que verdaderamente había sido su amigo.
Aquí lo que dice Hemingway al describirnos la impronta de su vida:
Mi amigo fue considerado como un gunman pero yo nunca lo conocí por haber ajusticiado a la persona incorrecta. De cualquier modo, cuando lo mataron solo tenía treinta y cinco centavos en sus bolsillos, ni ninguna suma en ningún banco, y estaba desarmado.(6)
El suceso narrado tendría mucha prensa. Las investigaciones policiales encontraron culpable a un sujeto nombrado Gustavo Ortiz Fáez, al que identificaron huyendo de la misma escena del crimen y portando un arma recién disparada. Para colmo se vinculaba de cierto modo con el entonces presidente de turno, el ya mentado Grau San Martín de quien se decía ser ahijado.
Nada mejor para del cierre de esta revelación histórica que ahora desglosamos que dejar al inteligente lector con las evidencias que aportaba un diario habanero de la época en lo tocante a los hechos de aquel connotado suceso.
Transcribimos la nota de reseña del periódico habanero Hoy, órgano de prensa del entonces Partido Socialista Popular:
Las diligencias realizadas por la Policía y el Juzgado no habían arrojado ayer ningún nuevo detalle esclarecedor del atentado al ex líder de la FEU y a sus amigos, habiendo limitado las actuaciones a la autopsia de Castro y a la prueba de la parafina a este y demás atacados, así como al único detenido que hay en el caso, que lo es el joven estudiante Gustavo Ortiz Faes, de veinte años…que fue arrestado al ocurrir el suceso cuando huía por la calle Industria, con una pistola, y a quien la policía señala como uno de los agresores. El detenido…dijo ser ahijado del Presidente de la República, Dr. Grau San Martin y de la Primera Dama, señora Paulina Alsina.(…) Así mismo se ha determinado que Manolo Castro y sus amigos no pudieron repeler agresión, debido a lo inesperado de la misma(…)Manolo Castro se hallaba(…) en la esquina de Consulado y San Rafael, frente al cine “Resumen”(…) cuando aparecieron tres o cuatro individuos, que les hicieron fuego súbitamente, cayendo todos heridos. En declaraciones hechas a la prensa, varios amigos del ex Presidente de la FEU, han formulado graves acusaciones contra otros dirigentes de ese organismo estudiantil, así como contra ciertas autoridades policiacas, a las que señalan en complicidad con los agresores de Manolo Castro. Se señalan en esas declaraciones como ligados a los agresores al Comandante de la Policía Nacional Ignacio Mendieta y al teniente del propio cuerpo, Armando Correa quienes eran amigos íntimos del extinto Emilio Tro. Según afirmaciones el atentado contra Manolo Castro fue planeado y ejecutado por los dirigentes de una organización denominda “Union Insurreccional Revolucionaria, de la que fue jefe el citado Emilio Tro. Concretamente mencionan los nombres de Jesús Dieguez, José Injauma, un tal García Ristra, Julián Martínez, Gali Menéndez y otros conocido como “Machito” y el “Boxeador”, así como a los dirigentes estudiantiles Pedro Mirasu, Fidel Castro, Justo Fuentes y otros(…)Dicen también los declarantes que los autores del atentado de Manolo Castro estaban en contubernio con agentes del dictador dominicano Trujillo, ya que el líder desaparecido fue uno de los principales jefes de la frustrada expedición armada contra la tiranía trujillista. (Periódico Hoy. La Habana, Martes 24 de Febrero de 1948. Ano XI. Numero 47)
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- The Shot. By Line: Ernest Hemingway. Edited by William White. Charles Scribner’s and Sons. NY, 1967.pp 417-424.
- The Shot. Op.cit. (La traducción al Español de estos fragmentos es de mi autoría.)
- Ibid.
- Ibid.
- Cuba, The Pursuit of Freedom. Hugh Thomas. Harper and Row, NY, 1971, p.742. (La alusión de Thomas le llega desde lo referido por el Diario El Mundo, edición del 24 de Febrero de 1948, y desde el propio relato de Hemingway que sugiere al lector como evidencia descriptiva.
- The Shot. Ibid.