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Thursday, June 8, 2023

Recuerdo de la Primera Misa del P. Miguel Becerril Blázquez. Camagüey, octubre 27 de 1929 (Documento cortesía de Antonio J. Aiello)


"Recuerdo de la Primera Misa Cantada del Pbro. Miguel Becerril Blázquez. Celebrada en la Santa Iglesia Catedral en la festividad de Cristo Rey.

Predicó el Ilmo. Sr. Obispo Diocesano Mons. Dr. Enrique Pérez Serantes. Presbítero Asistente: Rvdo. P. Fy. Elías de la Sagrada Familia, C. D.

 Camagüey, octubre 27 de 1929"


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Friday, December 24, 2021

La Navidad y sus Textos (por Antonio J. Aiello)


La Navidad y sus Textos
Una reflexión sobre los textos que conforman esta tradición cristiana



por Antonio J. Aiello
The University of Arizona



“Christus natus est nobis: vennite adoremus”
(“Cristo ha nacido por nosotros: venid, adorémosle”)



Desde la noche de Belén hasta hoy nos separan dos milenios y quince años(1), en los que la Navidad continúa despertando, generación tras generación, la alegría que provoca la ternura de Dios sembrada en los corazones de los hombres, frente a ese gran acontecimiento que aun a los alejados de la fe estremece. El acontecimiento más grande y más humilde: el Emmanuel, Dios con nosotros para siempre, cuyos textos pretende dilucidar el presente trabajo indagando cómo el gran texto de la Navidad se acrisoló.

¡Cuántas manifestaciones artísticas han motivado la Navidad para compartir la alegría que su dulzura despierta! ¿Quién no ha vibrado de emoción con algunas de las obras que la evocan? ¿Quién no conserva un rinconcito de su corazón para Belén, que alguien ha llamado muy bien “patria de la infancia de todos”?(2). La Literatura, la plástica, la música, la danza y el teatro se han inspirado desde entonces para celebrar y perpetuar los misterios de la Encarnación, la Navidad y la Epifanía de nuestro Señor Jesucristo.

Desde el siglo I d.C., los evangelistas, los discípulos de Jesús y los que tuvieron la dicha de compartir la consumación de la plenitud del plan de salvación de Dios para el hombre, recogieron desde sus perspectivas individuales estos sucesos que narrados de disímiles maneras integran el texto de lo que es para nosotros la Navidad.

El genotexto se encuentra en las Sagradas Escrituras, específicamente en los Evangelios de san Mateo y san Lucas, aunque es muy escasa la información que se ofrece sobre esa etapa de la vida de Jesús.

El Evangelio de san Mateo se inicia constatando que Jesús es el Mesías prometido al pueblo de Israel, mostrando su ascendencia hasta Abraham, pasando por David. “Esta es una lista de los antepasados de Jesucristo, que fue descendiente de David y de Abraham” (Mt 1,1).

Seguidamente relata el origen de Jesucristo, sin dar detalles de la Anunciación, solo que “pero antes que vivieran juntos, se encontró encinta por el poder del Espíritu Santo” (Mt 1, 18). La historia se hilvana centrando la atención en la figura de José, por la que se busca su ascendencia hasta Abraham y se justifica el que haya aceptado por esposa a María, ya encinta:
José, su marido, que era un hombre justo y no quería denunciar públicamente a María, decidió separarse de ella en secreto. Ya había pensado hacerlo así, cuando un ángel del Señor se le apareció en sueños y le dijo: José, descendiente de David, no tengas miedo de tomar a María por esposa, porque su hijo lo ha concebido por el poder del Espíritu Santo. María tendrá un hijo, y le pondrán por nombre Jesús. Se llamará así porque salvará a su pueblo de sus pecados. (Mt 1, 19-21)
El texto muestra implícitamente una gran fe de José en Dios al aceptar sin más preámbulos el mensaje que el ángel le dio en sueños, el cual nos recuerda la actitud de Abraham cuando Dios le probó su fe pidiéndole que le ofreciera su hijo en sacrificio (Génesis 12, 1-9).

Cuando José despertó del sueño, hizo lo que el ángel del Señor le había mandado, y tomó a María por esposa. Y sin haber tenido relaciones conyugales, ella dio a luz a un hijo al que José pone por nombre Jesús (Mt 1, 24-25).

El siguiente relato comprende a la epifanía, la visita o adoración de los Magos del Oriente; aquí se da la información de que Jesús nació en Belén, un pueblo de la región de Judea, en el tiempo que Herodes era rey del país y al que le asustó la noticia:
Llegan por entonces a Jerusalén unos sabios del Oriente que se dedicaban al estudio de las estrellas y preguntan: ¿Dónde está el rey de los judíos que ha nacido? Pues vimos salir su estrella y hemos venido a adorarlo. (Mt 2, 1-2)
Los magos o sabios del Oriente buscaban la información de dónde había de nacer el Mesías, lo que le fue dado por los jefes de los sacerdotes que mandó Herodes a buscar: “Está en Belén de Judea, porque así lo escribió el profeta” (Mt 2, 5).
Con estas indicaciones del rey, los sabios se fueron y la estrella que habían visto salir iba delante de ellos, hasta que por fin se detuvo sobre el lugar donde estaba el niño. Cuando los sabios vieron la estrella, se alegraron mucho. Luego entraron en la casa y vieron al niño con María, su madre, y arrodillándose le rindieron homenaje. Abrieron sus cofres y le ofrecieron oro, incienso y mirra. (Mt 2, 9-12)
El texto no dice cuántos eran los magos, ni cómo se llamaban, aunque por los presentes puede deducirse que fueron tres, simbólicamente. Lo que sí anticiparon a los pueblos no judíos que reconocerían a Jesús como el Mesías.

Termina el relato de este Evangelio con la marcha de la Sagrada Familia a Egipto, huyendo de la matanza de niños ordenada por el Rey Herodes, conmemorada por la Iglesia el 28 de diciembre de cada año, Día de los Santos Inocentes, así como con su regreso y establecimiento en la región de Galilea, en el pueblo de Nazaret, de donde era nativa María.

Si bien el Evangelio de san Mateo mantiene una perspectiva que vela por la ascendencia paterna de Jesús, el de san Lucas lo hace desde una óptica materna, complementándonos la historia desde la familia de María, detallando la Anunciación y argumentando la obra del Espíritu Santo con el milagro de la paternidad de Zacarías e Isabel.

Así, por este Evangelio, tenemos noticia del sacerdote Zacarías y su esposa, pariente de María, quienes también concibieron un hijo (Juan el Bautista) de modo milagroso y anunciado por el ángel Gabriel para que “preparara al pueblo para recibir al Señor” (Lc 1, 17); de la Anunciación, también por el ángel Gabriel y pasados seis meses de haber concebido Isabel. En él se pone de manifiesto la fe de María, su sٕí y su confianza en el Señor por esa aceptación, por lo que implicaba para una mujer en esa época concebir sin esposo: “Yo soy la esclava del Señor; que Dios haga conmigo como me ha dicho” (Lc 1, 38). De José solo se dice que estaba comprometido para casarse con ella virgen (Lc 1, 17).

Concluye el primer capítulo de Lucas con la visita de María a su pariente Isabel y el nacimiento de Juan el Bautista para ofrecernos en ambos relatos dos salmos al estilo hebreo, llenos de expresiones intertextuales del Antiguo Testamento. En el primero, el himno de María, llamado Magnificat por la primera palabra de su traducción al latín; y en el segundo, el himno de Zacarías, conocido por el Benedictus, atendiendo a la misma razón(3).

El capítulo II se inicia con el relato del nacimiento de Jesús donde afloran nuevos datos: el censo del emperador Augusto que motiva el viaje de José a Belén, su tierra y la de su antepasado, el rey David; la hora del parto de María en ese lugar, que enfatiza el linaje del Mesías como descendiente del rey David, y que guarda otro simbolismo tras el significado de ese nombre: “casa del pan”, pues Belén fue la cuna del “pan de vida eterna” (Jn 6, 35); su alumbramiento en un establo porque no había alojamiento para ellos en el mesón.

El segundo momento de este capítulo lo constituye la adoración de los pastores, de la cual no da cuenta Mateo, como tampoco Lucas nos habla de la adoración de los magos del Oriente. El pasaje argumenta la grandeza del acontecimiento con la aparición de un ángel del Señor a esos pastores de Belén con el propósito de hacerles partícipes del gran acontecimiento que vivía el mundo:
De pronto se les apareció un ángel del Señor y la gloria del Señor brilló alrededor de ellos, y tuvieron mucho miedo. Pero el ángel les dijo: “No tengan miedo, porque les traigo una buena noticia que será motivo de alegría para todos: Hoy les ha nacido un Salvador, que es el Mesías, el Señor. Como señal encont6rarán al niño envuelto en pañales y acostado en el establo. (Lc 2, 9-12)
Cierran el capítulo tres pasajes más en torno a la infancia de Jesús: su circuncisión a los ocho días de nacido, como es norma entre los judíos; su presentación en el templo durante los días de la purificación de ellos según la Ley de Moisés, donde coincide la Sagrada Familia con la presencia de Simeón y de la profetisa Ana, los cuales daban gracias a Dios por haber tenido la oportunidad de conocer al redentor de la humanidad y hablaban del Mesías a todos los que esperaban la liberación de Jerusalén; y el regreso a Nazaret en Galilea con la pérdida de Jesús camino a Jerusalén por la fiesta de Pascua y su hallazgo, para sorpresa de todos, entre los maestros de la ley, que lo escuchaban y le hacían preguntas.

Esta es toda la información que nos brindan los Evangelios, el resto que integra el texto que conocemos de la Navidad y la Epifanía, la ofrecen la tradición de la Iglesia, contenida en la Patrística, y los Evangelios apócrifos, los cuales vienen a llenar los “vacíos” de los Evangelios canónicos en relación con muchos detalles de la vida de Jesús, María y sus discípulos; lo que constituye una tendencia muy humana, en sentido general, cada vez que existe ausencia de información en torno a un tema, lo cual es analizado actualmente por la teoría de la comunicación.

No obstante, la Iglesia ha sido siempre celosa en deslindar el ámbito de lo inspirado, que pertenece a los textos canónicos de la Sagrada escritura, de lo espurio o apócrifo que aspiraba a pasar como tal, aun cuando los textos no fueran de carácter herético. Al respecto, el compilador de los Evangelios apócrifos, Aurelio de Santos Otero plantea:
En cuanto a las vivencias pseudo-evangélicas que pretenden sencillamente satisfacer la curiosidad de los lectores, se observan entre los Santos Padres dos tendencias distintas: una capitaneada por san Jerónimo, viendo las extravagancias, contradicciones e incluso frases de mal gusto en que fuertemente incurren los apócrifos, opta por la abolición de estos, desesperando poder encontrar entre ellos algo de provecho; otra, más suave, procura buscar ese “aurum in luto” a que alude san Jerónimo y es más tolerante con esa literatura. San Agustín, afirmando categóricamente su acanonicidad, no dejaba de reconocer que podía encontrarse en ellos “algo de verdad”. Los antiguos escritores orientales se sirvieron no pocas veces de datos consignados en los apócrifos (…) La misma Iglesia tanto oriental como occidental ha dado acogida en su liturgia a diversas fiestas que no tienen otro fundamento escrito que el de los evangelios apócrifos. (7)
Es de agradecer a la Iglesia y a los Santos Padres ese recelo frente a esos textos apócrifos que nos han permitido conservar inalterable el tesoro artístico y literario de la revelación escrita ─lo cual no implica que se deben desechar literalmente, pues no todo es negativo en estos─ en torno a las contradicciones que presentan: su ficción, hiperbolización, pobreza espiritual, falta de rectitud moral e incluso belleza formal respecto a los Evangelios canónicos. Es de considerar su antigüedad (datan del siglo II al IV d, C,), el espíritu de la Iglesia primitiva, las tradiciones orales que portan, las cuales pueden entroncar con los testigos de la vida de Jesús y que en muchas ocasiones están refrendadas por el testimonio elocuente de los lugares donde Cristo vivió, su valor histórico indirecto, pasajes de belleza conmovedora como los apócrifos de la Navidad que nos describen con delicadeza este misterio y los primeros pasos de la Virgen niña, y la fuente que constituyen los dogmas que hoy son objeto de nuestra fe: la virginidad de María, el descenso de Cristo a los infiernos y la Asunción de María (Santos 8).

Aun cuando los evangelios apócrifos no ofrecen datos a la revelación, sí son portadores de cierto valor relativo, complementario, como simple testigo de esta, que recogen múltiples testimonios conservados en la tradición oral de los primeros siglos del cristianismo, donde ejercieron un influjo extraordinario, al cual no podemos sustraernos ni siquiera nosotros en nuestros tiempos.

Es así como el núcleo textual de la Navidad se fue desarrollando, ora con la información aportada por la patrística, ora con la testimonial de los Evangelios apócrifos, ora con la simbólica adoptada por la Iglesia de Cristo en Oriente y Occidente, cuyas noticias han emplazado los múltiples “vacíos” que los Evangelios dejaban. 

Ni los Evangelios ni los historiadores señalan la fecha cuando nació Jesús, solo se puede calcular la época por el período en que gobernó el territorio de Jerusalén dominado por los romanos el rey Herodes (Años 37- 4 a. C.) o por la época cuando se realizó el censo o empadronamiento ordenado por Augusto (emperador romano del 27 a. C. al 14 d. C.), siendo Quirino gobernador de Siria; sin embargo, la tradición de la Iglesia ha elegido como fecha de nacimiento de Jesús la noche del 24 al 25 de diciembre simbólicamente por intereses teológicos y pastorales, ya que se creía que esa noche era la más larga del año y que Jesús, la Luz del mundo, había venido a vencer la oscuridad.

Los nombres que se dan a los padres de la Virgen, Joaquín y Ana, cuyas fiestas respectivas celebra la liturgia romana el 16 de agosto y el 26 de julio, día de los abuelos, proceden de los Evangelios apócrifos de la Navidad, fundamentalmente el Protoevangelio de Santiago, el apócrifo ortodoxo más antiguo de los que se conocen íntegros y el que más ha influido en los textos extracanónicos de la Natividad de María y de Cristo.
Y al llegar Joaquín con sus rebaños, estaba Ana a la puerta. Esta, al verlo venir, echó a correr y se abalanzó sobre su cuello diciendo: “Ahora veo que Dios me ha bendecido copiosamente, pues, siendo viuda, dejo de serlo, y, siendo estéril, voy a concebir en mi seno” y Joaquín reposó aquel primer día en su casa. (Santos 137)
 Asimismo, el nacimiento de Jesús en una cueva, en la que no faltan nunca el buey y el asno, tienen similar procedencia.
Y al llegar a la mitad del camino, dijo María a José: Bájame, porque el fruto de mis entrañas pugna por venir a luz. Y le ayudó a apearse del asno, diciéndole: “Dónde podría yo llevarte para resguardar tu pudor, porque estamos al descampado”.

Y, encontrando una cueva, la introdujo dentro, y habiendo dejado con ella a sus hijos, se fue a buscar una partera en la región de Belén. (Santos 137).
Los tres reyes magos, con sus nombres de Melchor, Gaspar y Baltasar, los encontramos en el evangelio armenio de la infancia (Anterior al siglo VI):
Y un ángel del Señor se apresuró a ir al país de los persas para prevenir a los reyes magos y ordenarles que fueran a adorar al niño recién nacido. Y estos, después de caminar durante nueve meses, teniendo por guía a la estrella, llegaron al lugar de destino en el momento mismo en que María llegaba a ser madre. Es de saber que a la sazón, el reino de los persas dominaba sobre todos los reyes del Oriente por su poder y sus victorias. Y los reyes de los magos eran tres hermanos: Melchor, el primero, que reinaba sobre los persas; después, Baltasar que reinaba sobre los indios; y el tercero, Gaspar, que tenía en posesión el país de los árabes. (Santos 355)
Según esta versión, los magos fueron avisados del nacimiento del Mesías desde los días de su encarnación en la Virgen María, pues estuvieron nueve meses de viaje, siguiendo la estrella que nos remonta a la estrella que sale de Jacob y que los textos judíos antiguos interpretaban como símbolo del Mesías (Números 24, 7).

Es mucha la leyenda que se ha tejido en torno a este acontecimiento, por lo parca de la información en el Evangelio de san Mateo, que se limita a hablar de la adoración al niño Jesús por los magos del Oriente en la época de Herodes, pero ¿Cuántos eran? ¿Quiénes eran? ¿Cómo se llamaban? ¿De dónde procedían? ¿Por qué se pusieron en camino? A estas interrogantes José Luis Martín Descalzo ofrece una atinada respuesta:
Un buen número de exégetas ─incluso entre los más conservadores─ no ve en este capítulo de Mateo sino una bella parábola con la que el evangelista no trata de hacer historia, sino de explicar que Jesús viene a salvar a todas las naciones y no solo al pueblo judío (…) Más tarde la tradición y la leyenda fijaron para siempre el número de tres y buscan para esta cifra los más peregrinos apoyos (tres como la Trinidad; tres como las edades de la vida: juventud, virilidad y vejez; y tres como las razas humanas: semítica, camítica y jafética (…) y en el siglo XII san Beda recoge estos nombres y hasta nos da un retrato literario de los tres personajes: El primero fue Melchor, viejo, canoso, de barba y cabellos largos y grises; el segundo tenía por nombre Gaspar y era joven, imberbe y rubio. El tercero, negro y totalmente barbado, se llamaba Baltasar. (Martín 147)
Tampoco escapan de este texto la intertextualidad con el Antiguo Testamento, principalmente para fundamentar que Jesús es el Mesías, ya profetizado desde Abraham y David, y vincular todo el Nuevo Testamento como la realización efectiva del Plan de Dios, latente en el primero desde los principios del mundo. Al Antiguo Testamento corresponden las citas de san Mateo:
La Virgen quedará en cinta y tendrá un hijo, al que pondrá por nombre Enmanuel (Is 7, 12).

Se oyó una voz en Ramá, llantos y grandes lamentos. Era Raquel que lloraba por sus hijos y no quería ser consolada porque ya estaban muertos (Jr 31, 15).
Del mismo modo san Lucas se apoya en citas del Antiguo Testamento y revelaba otras como en el Magnificat, que sigue la forma del salmo hebreo, especialmente el himno de Ana en I Sam 2, 1-10 y el Salmo 112, 5-9.
Mi alma alaba la grandeza del Señor,
mi espíritu se alegra en Dios, mi Salvador,
porque Dios ha puesto sus ojos
en mí, su humilde esclava,
y desde ahora siempre me llamaran dichosa;
porque el Todopoderoso
ha hecho en mí grandes cosas.
¡Santo es su nombre!
Dios tiene siempre misericordia
de quienes lo reverencian,
actuó con todo su poder;
deshizo los planes de los orgullosos,
derribó a los reyes de sus tronos
y puso en lo alto a los humildes.
Llenó de bienes a los hambrientos
y despidió a los ricos con las manos vacías.
Ayudó al pueblo de Israel, su siervo,
y no se olvidó de tratarlo con misericordia.
Así lo había prometido a nuestros antepasados,
Abraham y a sus futuros descendientes. (Lc 2, 46-55)
En resumen, en torno a este gran acontecimiento que marcó el centro de la historia de la humanidad, dividiéndola en “antes de Cristo” y “después de Cristo”, se encuentra un núcleo textual, custodiado celosamente por la Iglesia en estos dos milenios de cristianismo, presente en los Evangelios canónicos de san Mateo y san Lucas, ricos en intertextualidades con relación al Antiguo Testamento, para corroborar el cumplimiento de las profecías mesiánicas con el nacimiento de Jesús. Este texto básico deja cuantiosos “vacíos” informativos que se fueron colmando con las versiones aportadas por los Santos Padres en la Patrística y los datos de los evangelios apócrifos en su calidad de testigos auténticos de la revelación.

Pudo ser así, pudo no ser así; pero el cristianismo de hoy prefiere la tierna historia que le ha legado la Iglesia y revitalizar sus esperanzas de cara a la eternidad, pletórica de amor, en este tiempo de alegría que el Santo Padre Juan Pablo II describió y fundamentó así:
La alegría de la Navidad, que canta el nacimiento del Salvador, infunda a todos confianza en la fuerza de la verdad y de la perseverancia paciente al obrar el bien. El mensaje divino de Belén resuena para cada uno de nosotros: “No temáis, pues os anuncio una gran alegría: os ha nacido hoy, en la ciudad de David, un Salvador, que es Cristo Señor” (Lc 2, 19-11). Hoy resplandece urbi et orbi, en la ciudad de Roma y en el mundo entero, el rostro de Dios; Jesús nos lo revela como Padre que nos ama. Vosotros que buscáis el sentido de la vida; vosotros que lleváis en el corazón la llama de una esperanza de salvación, de libertad y de paz, venid a ver al niño que ha nacido de María. Él es Dios, nuestro Salvador, el único digno de tal nombre, el único Señor. Ha nacido por nosotros, ¡venid, adorémosle! (Juan Pablo II 3).
Gracias a estos textos custodiados sabiamente por la Iglesia, la Navidad ha llegado hasta nosotros en el tercer milenio, despertando esperanzas, el cultivo de las virtudes cristianas y el gozo con que su conmemoración estremece desde el más niño al mayor anciano y desde el más creyente al mayor agnóstico.


Notas
1. Realmente nos separan desde la noche de Belén hasta hoy 2021 o 2022 años, pues la referencia al rey Herodes permite fijar el nacimiento de Jesús hacia los años 5 o 6 a. C., ya que Herodes, llamado el Grande, rey de todo Israel dominado por los romanos, gobernó durante los años 37-4 a. C./ Pero el calendario actual, por un error de cálculo, colocó el comienzo de la era cristiana varios años más tarde.
2. Fue José Luis Martín Descalzo en su libro Vida y Misterio de Jesús de Nazaret. Tomo I, p.119.
3. Localizar el Magníficat y el canto de Zacarías en el Evangelio de San Lucas, Cap. I, 46-55 y 68-79.
4. Las palabras de Simeón se conocen como “El Nunc dimitis”, que son los primeros vocablos de su versión latina y significan: “Ahora puedes dejar ir” (Lc 2, 29-32).

Obras citadas

  • Juan Pablo II. “Mensaje Urbi et Orbi en la solemnidad de la Navidad”. 25 de diciembre de 1998. L’Osservatore Romano No. 1. 1ero de enero de 1999. P. 3.
  • Martin Descalzo, José Luis. Vida y misterio de Jesús de Nazaret. Tomo I. Salamanca: Editorial Sígueme, 2004. Impreso.
  • San Lucas. “Evangelio de San Lucas”. Biblia de Jerusalén. Bilbao: Editorial Española Desclée de Brouwer, S.A., 1976: 75-117. Impreso.
  • San Mateo. “Evangelio de San Mateo”. Biblia de Jerusalén. Bilbao: Editorial Española Desclée de Brouwer, S.A., 1976: 7- 50. Impreso.
  • Santos Otero, Aurelio de. “Introducción general” Los Evangelios apócrifos. Madrid: Editorial Católica, 2005. Impreso.

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Dr. Antonio J. Aiello is a faculty at the College of Charleston, SC. He also has taught as visiting assistant professor at Oregon State University, graduate associate teaching in the University of Arizona and New Mexico State University, adjunct faculty at Pima Community College in Tucson, Arizona,assistant professor at University of Kabul, Afghanistan and assistant professor at University of Camaguey, Cuba. He has taught Spanish language as second language in basic, intermediate and upper levels; Spanish and Spanish American Literature, and Hispanic Linguistics since 1977 to students from various countries from America, Europe, Africa and Asia.
His formation began in the Higher Pedagogical Institute “José Marti” in Camaguey, Cuba as a Bachelor in Spanish and Literature. He got his Master in Latin American Studies in the University of Camaguey. Later he took different courses about Semiotic and Theory of Information with the University of Valencia, Spain, and University of Oriente, Cuba. Finally he got his Ph. D. in Spanish at the University of Arizona, with a major in 20th - 21st centuries Spanish American Literature, and two minors in 20th – 21st centuries Spanish Literature, and Hispanic Linguistics.
His researches have been related with the Postmodern Literature, the Spanish and Spanish American Literature, the literature in the cinema, the Hispanic Linguistics and the process of languages acquisition,. Their results have been presented at various international events and at various universities and associations in the United States. He is also author of the book Presencia de la episteme posmoderna en el discurso narrativo hispanoamericano de los umbrales del siglo XXI: Carlos Fuentes Macías, Mario Vargas Llosa y Leonardo Padura Fuentes, and some textbooks for the Spanish as second language teaching. Besides, he has published several articles with the results from his investigations. Furthermore, he has collaborated with publishing house like Arizona Journal of Hispanic Cultural Studies, John Wiley and Sons, Inc.; Hispania a Journal of AATSP; La gota de agua, Philadelphia, PA. and the journal Mexican Studies/Estudios Mexicanos of The University of California Institute for Mexico and the United States, and the Universidad Nacional Autonoma de Mexico’
His current research focuses on postmodern Spanish American Literature about narrators as Zoé Valdés, Carlos Fuentes, Mario Vargas Llosa and Leonardo Padura. He expects to fulfill soon some books called Lezama recipe book, The Postmodern Narrative from Zoé Valdés and The postmodern narrative in Cuba. A reality: Leonardo Padura.

Wednesday, December 22, 2021

"Hijo de Batista": Una grieta hacia la verdad de la Cuba republicana y su último gobierno, 1952-1959. (por Anthony J. Aiello)


La editorial Verbum nos acaba de hacer entrega recientemente, el 6 de junio de 2021, de este valioso tomo de literatura cubana que nos permite adentrarnos en la realidad de la vida de la familia del último presidente de la Cuba Republicana, Fulgencio Batista Zaldívar (1901-1973) a través de la mirada conmovedora de uno de sus hijos, que ya adulto rememora los acontecimientos familiares y políticos que le rodearon desde su infancia, despejando con sinceridad y sin odio ni resentimientos lo que realmente vivió. Como el mismo dice, “No es fácil para un hijo enjuiciar a su padre, revisar sosegadamente los actos del progenitor, más aún cuando en el hogar fue un ejemplo de paz, organización, unión y cultura” (Hijo 33); no obstante, lo logró con gran objetividad e imparcialidad.

Hijo de Batista con tintes de narrativa, autobiografía y ensayo nos lleva de la mano por la vida de su autor Roberto (Bobby) Batista Fernández (1947), el sexto hijo del ex - presidente y el segundo de su último matrimonio con Marta Fernández de Miranda (1923-2006), de su familia y de los acontecimientos políticos de aquellos momentos que lo marcaron profundamente para el resto de su vida: “En realidad, para mí, además de lo que supuso la tragedia cubana, fue la tragedia personal que entrañó para mi padre y la familia que, a veces desgarradora, continúa siendo en mi interior un debate sin solución, como una noche eterna que nunca amaneció.” (Hijo 38).

Entre las sospechas y razonamientos, Roberto Batista abre, sin dudas, una grieta a la historia suboficial de los que ya no tenían el poder para que las generaciones futuras tengan otro discurso que valorar junto al de la historia oficial, y puedan rectificar sus errores, y sentar verdades ensombrecidas por la política totalitaria y manipuladora comunista del régimen cubano que no dejo espacio para el libre pensar de sus ciudadanos.

El propio autor destaca que hubo errores políticos, pero no el peso de los horrores que sobre su padre y familia dejaron caer, los que se llamaban revolucionarios en ese momento, sobre un político cubano que en 1938 había sido laudado por el presidente de los Estados Unidos de América Teodoro Roosevelt, en 1942 por el alcalde de New York Fiorello La Guardia y la Cámara de Comercio Cubana en esa ciudad, en 1946 por el premio Nobel de literatura Pablo Neruda con las palabras "Saludamos en él al continuador y restaurador de una democracia hermana, al hombre que recibió la patria anarquizada y despedazada..." (Neruda) y en 1956 por el alcalde de Daytona Beach con un desfile en su honor; además, había dejado al país con una economía pujante en 1958, una educación en desarrollo hasta en las áreas rurales con los Institutos Cívicos Militares (solo había un 27 % de analfabetismo en 1958) y el apoyo a la clase obrera y sus sindicatos.

En estos tiempos posmodernos de revisión de la historia heredada, no muchas veces bien rectificada, Hijo de Batista contribuye como una prueba testifical de primera mano a reconstruir y desmitificar por donde se desenvolvió la familia del Presidente de Cuba de esos años y lo que realmente fue el acontecer de la República cubana; a darnos pistas, con las dudas y la preocupación que desde un adolescente recopiló del camino que llevaba el gobierno de su padre con el fin de adivinar si todo lo que se decía sobre ese hombre, que el veía con todas las virtudes de un padre, era cierto, así como del trauma causado a ese joven y su familia, víctimas de los excesos de las revoluciones(1).

En veinte capítulos con un prólogo y un epílogo, de excelente factura narrativa que demuestran la exquisita formación literaria de su autor, fluye el relato de su pasado, del ambiente de su hogar, tanto en Cuba como en el exilio, encabezado por un general y presidente de un país, en capítulos llenos de anécdotas, juicios modestos y la sombra de la incertidumbre sobre “¿Cuáles habrían sido sus medidas políticas para Mercer tanta crítica y que se le achacase tanta degradación? Porque algo de verdad tiene que haber en ello. ¿Abusó tanto del poder, malversó tanto dinero público? ¿Corrupto tirano? Mi corazón de hijo me dice que en casa fue un gran padre, comprensivo, amante del hogar y muy tierno. Sin embargo, su fortaleza interior le pudo jugar una mala pasada y quizá traspasó los límites de lo que constitucionalmente le estaba permitido” (Hijo 97).

Sobre el relato de su vida pasada nos hablan los capítulos “Manhattan”, sobre su nacimiento en New York y la vida de su familia en esa urbe después de su primer gobierno entre 1940 y 1944; “Kukine”, sobre su llegada a la Patria familiar y su vida entre la residencia privada de la familia en las afueras de La Habana y la vida oficial de su familia en Palacio; “La Salle, ataque a Palacio. Varadero”, sobre su formación estudiantil en el colegio La Salle, los días misteriosos para él del ataque a Palacio en 1957 y de las vacaciones en Varadero con la familia por esos años; “Manhattan, siempre Manhattan” sobre su salida de Cuba el 30 de diciembre de 1958 con la alegría de pasar las Navidades allá, cuando en verdad era para nunca más regresar de cuya desgracia devenía en nefasto augurio el repudio conque fueron recibidos por fidelistas en el aeropuerto de Idlewild, hoy J.F. Kennedy.

24 de marzo de 1956, celebración del
  "Día de Batista" en Daytona Beach.
Fotos Jim Kerlin/AP
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El capítulo “Daytona Beach” relata el encuentro de una parte de los Batista en esa ciudad de veraneo de la familia hasta su partida a Lisboa cuando ya era una realidad la salida de su padre de Santo Domingo para Portugal; el capítulo “Lisboa” nos presenta la alegría de la unificación de la familia después de 7 meses de incertidumbre sobre el destino de su padre al fin liberado por el dictador Trujillo, los paseos por la ciudad con la familia, los preparativos para partir al próximo punto de residencia familiar en Madeira, y unos instante de distensión emocional por el trato respetuoso de la prensa sobre lo que dice: “esa etapa lisboeta, corta, pero fecunda, redujo mi desconfianza y temor hacia la prensa a la que, como dije antes, respeto por su labor necesaria e imprescindible en una democracia” (Hijo 80).

Ya en el capítulo 8 “Madeira” nos refiere su breve estancia de apenas diez días allí para partir con su hermano Jorge a Connecticut para reorientar sus estudios después de casi dos años, mientras su padre más estable comenzó a escribir su libro Respuestas “para responder al alud de falsedades, calumnias, mentiras e ignominias que se publicaron, comentaron y ampliaron sin pudor, ni respeto ni honor a la patria, pues mintiendo acerca de su persona, se ponía en tela de juicio a la República” (Hijo 93). “Indian Mountain School” se detiene en las experiencias vividas en la escuela norteamericana y su internado. “Institut Monnivert” continúa con la formación del autor en Suiza, su estudio de la lengua y literatura francesa y la influencia que tuvo en él la profesora Madame Fortoul a la que dedica en especial el capítulo 12 “Madame Fortoul y el legado suizo”.

El capítulo 13 “Doloroso Madrid y feliz Guadalmina” compara sentimentalmente lo que significaron estos dos lugares de veraneo para él. Doloroso Madrid por la trágica experiencia de impotencia al relacionarse con una prostituta y feliz Guadalmina porque fue el centro futuro de veraneo de la familia y sus juegos de golf con su padre. “Dama de Elche. Vietnam y la dolorosa renuncia” se detiene en una anécdota sobre una profesora de lenguas clásicas que necesitaron él y su hermano Jorge para matricular el Bachillerato en Madrid y la culminación de estos estudios y su dolorosa renuncia a la ciudadanía norteamericana para obviar el llamado a la guerra de Vietnam. Por último, el capítulo 15 “Preuniversitario. Primeros pasos en la Facultad de Derecho” y el 17 “Vuelta a la Universidad presentan las pericias vividas en su formación universitaria en la carrera de Derecho.

Aunque la presencia autobiográfica invade todo el libro, el capítulo 3 “Marcialidad, Constitución y 10 de marzo” y el capítulo 9 “Legado histórico-mediático” tienen los requisitos del ensayo a lo Montesquieu. En ellos se aborda el ascenso de Fulgencio Batista de soldado a sargento, su rol en el periodo político iniciado con la Revolución de los sargentos en 1933 hasta 1939, su ascendencia a la presidencia en 1940-1944, su error en el golpe de estado de 1952 y muchos de los éxitos del ex – presidente durante su gobierno, tanto económicos como sociales, su política, sus dudas al enjuiciar a su padre y la campaña de difamación propulsada por la gente de la Sierra y algunos periodistas norteamericanos.

Tampoco son ajenas a todos los capítulos las huellas de la familia, una familia con dos ramas: la Godínez y la Fernández, pero siempre muy unida; no obstante, los capítulos 16 “Mi hermano Carlos Manuel, 19 “Unidos por el dolor” y el 20 “En la despedida” la nota familiar está muy presente en la temprana muerte de su hermano Carlos Manuel de solo 19 años y en la de su padre; asimismo el capítulo 18 “Visados” se regodea en los trámites por su padre obtener los visados para poder viajar a Europa.

Su epílogo deviene en un poema en prosa con la anáfora Recuerdo en sus cuarenta y seis versos u oraciones que lo componen compartiendo con el lector cada remembranza que abriga su corazón.


Hijo de Batista nos entrega la memoria fiel y el juicio equilibrado con honradez de un hijo sobre la figura controversial de su padre, el hombre fuerte de la política cubana de 1933 a 1958, sus éxitos, su despampanante caída en 1958 y el espaldarazo del gobierno de los Estados Unidos, que hasta poco antes había alabado su desempeño, en una misteriosa estrategia que muy temprano le costó bien caro a los Estados Unidos y al propio pueblo de Cuba. Ciertamente hay mucho por aclarar en la historia de Cuba que no está en la Historia Oficial que se ha hecho vox populi hasta entre los que consideran al gobierno de Cuba su enemigo.










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1. Recordemos los horribles momentos vividos por muchas familias en distintas épocas y regiones, bajo el eufemismo de una revolución, pero siempre bajo la feroz embestida de una plebe enardecida y cegata, que aun cuando alcanzan su meta de poder, se lanzan sin sensatez alguna sobre las familias indefensas de los gobernantes, saquean y se apoderan de sus bienes, dígase la familia de Luis XVI durante la Revolución Francesa de 1789 o la familia del Zar Nicolas II de Rusia, asesinado con toda su familia en 1918 o los crímenes del caudillismo de la Revolución Mexicana (1910-1917) .




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Bibliografía

Amoros, Mario. Neruda. “En la pampa con don Elías”. El Príncipe de los poetas: La biografía. Madrid: Editorial Espasa Calpe, 2015.

Batista Fernández, Roberto. Hijo de Batista. Las Vegas, NV: Editorial Verbum, 2021.




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Dr. Antonio J. Aiello is a faculty at the College of Charleston, SC. He also has taught as visiting assistant professor at Oregon State University, graduate associate teaching in the University of Arizona and New Mexico State University, adjunct faculty at Pima Community College in Tucson, Arizona,assistant professor at University of Kabul, Afghanistan and assistant professor at University of Camaguey, Cuba. He has taught Spanish language as second language in basic, intermediate and upper levels; Spanish and Spanish American Literature, and Hispanic Linguistics since 1977 to students from various countries from America, Europe, Africa and Asia.
His formation began in the Higher Pedagogical Institute “José Marti” in Camaguey, Cuba as a Bachelor in Spanish and Literature. He got his Master in Latin American Studies in the University of Camaguey. Later he took different courses about Semiotic and Theory of Information with the University of Valencia, Spain, and University of Oriente, Cuba. Finally he got his Ph. D. in Spanish at the University of Arizona, with a major in 20th - 21st centuries Spanish American Literature, and two minors in 20th – 21st centuries Spanish Literature, and Hispanic Linguistics.
His researches have been related with the Postmodern Literature, the Spanish and Spanish American Literature, the literature in the cinema, the Hispanic Linguistics and the process of languages acquisition,. Their results have been presented at various international events and at various universities and associations in the United States. He is also author of the book Presencia de la episteme posmoderna en el discurso narrativo hispanoamericano de los umbrales del siglo XXI: Carlos Fuentes Macías, Mario Vargas Llosa y Leonardo Padura Fuentes, and some textbooks for the Spanish as second language teaching. Besides, he has published several articles with the results from his investigations. Furthermore, he has collaborated with publishing house like Arizona Journal of Hispanic Cultural Studies, John Wiley and Sons, Inc.; Hispania a Journal of AATSP; La gota de agua, Philadelphia, PA. and the journal Mexican Studies/Estudios Mexicanos of The University of California Institute for Mexico and the United States, and the Universidad Nacional Autonoma de Mexico’
His current research focuses on postmodern Spanish American Literature about narrators as Zoé Valdés, Carlos Fuentes, Mario Vargas Llosa and Leonardo Padura. He expects to fulfill soon some books called Lezama recipe book, The Postmodern Narrative from Zoé Valdés and The postmodern narrative in Cuba. A reality: Leonardo Padura.

Thursday, August 19, 2021

Entre Memorias del subdesarrollo y del desarrollo. Las huellas del éxodo cubano a partir de 1959 hasta el presente en dos novelas del escritor cubano-americano Edmundo Desnoes llevadas al cine (por Antonio J. Aiello)


Viene de una isla que quiso construir el paraíso.
 (…) Esa isla que, queriendo construir el paraíso,
 ha creado el infierno.
Zoé Valdés


Pocas veces en la historiografía de la literatura llevada al cine se da un caso como el ocurrido entre Memorias del subdesarrollo (1965) y Memorias del desarrollo (2007). Dos novelas del escritor cubano-americano Edmundo Desnoes (1930) con sus respectivas versiones cinematográficas, que muestran al mundo la tragedia de un pueblo impulsado al exilio por la falta de espacio y la tolerancia a la pluralidad, promovida por un gobierno totalitario bajo el subterfugio de una “Revolución”, la cual terminó olvidándose de los que la hicieron y de cómo la unidad del ser cubano estaba en su diversidad, la cual cada día reducía más, adoptando un sistema más estalinista(1) y fidelista(2) que marxista. 

Las dos obras son el resultado de una aguda y crítica reflexión sobre la polaridad vigente hoy en día entre el mundo subdesarrollado o en vías de desarrollo y el mundo desarrollado, un nuevo enfoque del mismo problema tratado por el argentino Sarmiento (1811-1888) en su obra Facundo (1845) con los términos de “Civilización” y “Barbarie” . Pero que, a propósito o no, revelan la crueldad y magnitud del despotismo que ha sufrido el pueblo cubano. 

Memorias del subdesarrollo y Memorias del desarrollo están creadas con un solo protagonista, Sergio y Edmundo respectivamente, quienes se esfuerzan en entender lo que había implicado el proceso revolucionario devenido en una dictadura. Sergio que determina quedarse en Cuba sufre los embates del populismo desenfrenado de los primeros años de la Revolución, el exilio de todos sus amigos y familiares, la soledad y el enfrentamiento a un proceso que no comprende pero que quiere descubrir; Edmundo, quien ha marchado al exilio, padece sus consecuencias: el desarraigo de su cultura lejos de familiares y amigos, el duro proceso de aculturación a los nuevos parámetros de la sociedad norteamericana no menos estresantes y castrantes, los cuales han determinado que muchos cubano­americanos se hayan forjado una nueva identidad cultural y social.

Memorias del subdesarrollo deja un testimonio de los momentos cruciales de ese proceso entre 1960 –Inicio del éxodo masivo del pueblo cubano(3) – y 1962 –Crisis de los misiles(4)–, al relatar los sucesos de esos días desde la perspectiva de un hombre de clase media alta, de los cuales no escapan los desmanes contra todo el que no aceptara la nueva actitud frente a la propia vida que los cambios sociales y las leyes impuestas arbitrariamente exigían, y que en gran medida implicaban la violación de los derechos humanos de la sociedad civil.

La trama se organiza a través de su único protagonista, Sergio Carmona Bendoiro, un hombre de clase media alta, muy indeciso y sin iniciativa propia ni meta ante la vida. En síntesis, un fracasado o perdedor que no comprende lo que está pasando y que para todo tiene un juicio crítico negativo, pero que tampoco es capaz de marcharse con su familia en 1961, tomando como argumento las siguientes palabras contestadas a su amigo:
Pablo me dijo un montón de veces: “Espero verte pronto por allá” ¿Para qué? Yo conozco Estados Unidos ya: y lo que puede pasar aquí es un misterio para mí. Aunque a veces me asusta ver desmoronarse todo lo que yo conocía. Además esta es la última oportunidad que tendré de profundizar en mí mismo. (45)
Con una vida centrada en el “yo”, sin más motivaciones que experimentar lo nuevo, decide quedarse en Cuba, lejos de sus familiares para ser testigo del proceso revolucionario que en esta novela se extienden hasta los días de la Crisis de Octubre. Así la novela se inicia con la despedida de su esposa y sus padres que marchan al exilio, lo que parece no importarle. Paralelamente y de fondo van quedando plasmados los testimonios de las injusticias y las violaciones a los derechos humanos que se cometían contra los que no aceptaban las arbitrarias leyes impuestas o los que se marchaban. Un testimonio solo comparable en el cine al que presenta Steven Spielberg en su película La lista Schindler (1993) donde se muestra el maltrato y la expropiación de las joyas y los más mínimos recuerdos familiares que los judíos polacos llevaban consigo durante el Holocausto. Luego, tras ese acontecimiento, el protagonista será testigo de todas las reformas sociales que se suceden en esos años como la campaña de alfabetización la ley de reforma urbana, la ley de reforma agraria, la privatización de las empresas privadas, las manifestaciones populares de izquierda excluyentes de los otros sectores de la sociedad y de todas las ideologías posibles hasta los meses de la Crisis de los misiles, desde octubre de 1962 hasta enero de 1963.

La actitud del protagonista es claramente contestaria al no comprender lo que está pasando y enjuiciar desde una perspectiva de su clase todo el cambio social, pero matizada por su actitud desganada, desorientada o alienada; de allí que numerosos de sus juicios devengan en una crítica anárquica contra todo y el menosprecio de los valores de la cubanía y la mujer:
Una de las cosas que más me desconcierta de la gente es su incapacidad para sostener un sentimiento, una idea, sin dispersarse. Elena demostró ser totalmente inconsecuente. Es pura alteración, como diría Ortega. (…) no relaciona las cosas. Esa es una de las señales del subdesarrollo: incapacidad para relacionar las cosas, para acumular experiencias y desarrollarse. (…) Todo el talento del cubano se gasta en adaptarse al momento. En apariencias. La gente no es consistente, se conforma con poco. Abandona los proyectos a medias, interrumpe los sentimientos, no sigue las cosas hasta sus últimas consecuencias. El cubano no puede sufrir mucho rato sin echarse a reír. El sol, el trópico, la irresponsabilidad… (44)
En el plano individual, y mientras que Sergio es testigo de todo el proceso social, se da su dimensión subjetiva y sentimental a través de sus reminiscencias de su vida sexual con su esposa Laura, una mujer de clase, educada y que satisface sus expectativas de esposa ideal; o la de su novia de juventud Hanna de origen alemán de la que estuvo seriamente enamorado, pero que no fue capaz de seguir con su familia a New York porque el padre le había dado la administración de una mueblería, negocio de la familia; o los amores con Emma, una trigueña que “(se parecía remotamente a Greta Garbo) que vendía discos enfrente de la mueblería” (83). Ejemplos que confirman su débil carácter, inseguro e indeciso, nada emprendedor ni luchador, sin metas ante la vida. El resto lo llenan sus elucubraciones sexuales con la apuesta sirvienta, Noemí, quien le atiende la casa y su experiencia amorosa con Elena, una muchacha pobre cuya familia lo lleva hasta un tribunal de justicia por haber abusado de ella.

Pero ¿cómo fue posible que una novela con tan marcada crítica a la Revolución cubana, a lo que significa ser cubano y a la mujer pudiera haberse publicado en Cuba tan tempranamente como en los años de 1965, recibir premios, llevarse al cine y lograr la consideración de ser una de las mejores películas del cine cubano? La respuesta está en las propias palabras del autor en una entrevista que le realizara Nirma Acosta(5) en el 2003 al respecto:
Para mí, de Memorias del subdesarrollo lo más importante es la ambigüedad. El asunto no es estar a favor o en contra, sino hacer pensar, reflexionar, no tener una sola posición. Creo que esa es la razón por la cual los jóvenes se identifican con la obra, le dio un espacio a otras visiones menos cerradas, dogmáticas, fanáticas. (…) Con el uso de la primera persona les propuse la duda, la intimidad, lo que uno piensa y siente. Eso es lo que sigue vivo del libro. (5)
Precisamente entre la ambigüedad que resultaba de la crítica que venía de un protagonista poco serio y emprendedor, acostumbrado a disfrutar de los bienes de su familia, pero incapaz de decidir sobre su vida, una actitud nada ejemplar socialmente, lo que servía para apoyar la política cubana de eliminar los rezagos capitalistas del hombre “burgués”, y la del anuncio documental de lo que iba pasando durante esos años en el país se creaba una atmósfera acumulativa de elementos, tipo collage sin centro determinante que redundaba en todo lo que acaecía, y a lo que cada cual podía dar su interpretación desde su posición ideológica, apoyando lo que entendía o disidiendo de ello. Por ello, Memorias del subdesarrollo alcanzó la luz y el apoyo desde cualquier posición que se estuviera políticamente en aquel momento, aunque quizás esta ambigüedad también le llevó a ganar detractores entre escritores de dentro del país y del exilio. A ello se refiere Jessica Rodríguez cuando señala:
Un esteta siempre genera desconfianza, pero nada hay tan sospechoso como un esteta que no se afilie a ningún bando. Ese individualismo, imperdonable signo de tibieza para muchos, le ha granjeado a Desnoes prestigiosos detractores: Heberto Padilla, Reinaldo Arenas, Cabrera Infante. Para mí son rostros de una misma herida, variantes de un brutal desgarro cuyas complejidades sólo alcanzo a columbrar. Nunca osaría juzgarlos, pero sí defiendo el derecho del esteta Edmundo a poner sus propios límites en el discurso crítico. “Yo no quería abrazar un dogmatismo de signo negativo, no tenía intención de viajar a la cara oculta de la luna”, me contó recordando su rechazo a unirse a la contrarrevolución en el exilio. “La Revolución cubana ha sido para mí la experiencia de la Belleza: la intensidad del amor, la pasión y el dolor de la desilusión. Y ni lo puedo ni lo quiero negar. No podemos escamotear la experiencia sin perder la identidad. La identidad se vive, no se construye”. (1)
Su adaptación cinematográfica fue elaborada entre el propio Edmundo Desnoes y Tomás Gutiérrez Alea (Titón) (1928-1996), quienes escribieron su guion. Los que han leído la novela y visto el filme se dan cuenta de la exactitud y correspondencia total entre ambos. La crítica ha encontrado consenso al señalar que Edmundo y Titón lograron armonizar perfectamente el texto original, el lenguaje literario y el lenguaje cinematográfico. Al respecto el propio Edmundo ha dicho:
Aunque somos dos individuos muy diferentes, Titón tiene una mirada más objetiva, social; yo vivo en una constante confrontación entre mi subjetividad y el mundo que me rodea. Pero la intensidad abrazante de la revolución durante los primeros años nos unió, como nos unió el mismo origen pequeño burgués, una formación dentro de la vanguardia cultural, occidental, del siglo XX. (…) Nunca existieron fricciones ni diferencias, nos sentíamos creadores dentro del mismo vientre. Es cierto, uno era más político y el otro era más subjetivo. Esa fue la fórmula que permitió la salvación por eso Memorias… está hoy sola en la cumbre. (Camacho 2)
Sobre su estilo de realización el propio Gutiérrez Alea la define como un “collage… con un poco de todo.” (Wikimedia 1) En ella, el realizador experimenta una rica variedad de estilos fílmicos, pasando de las secuencias narrativas de estéticas que utilizan enfoques fijos tomados de cámaras de mano a las secuencias del montaje de agitación, evocadoras de las películas de los cineastas soviéticos tempranos tales como Sergéi Eisenstein o a las del neorrealismo italiano(6) centrado en develar las dificultades del mundo tras la II Guerra Mundial. Hace uso de varios tipos de medios incluyendo fotos inmóviles, imágenes de archivo y gran cantidad de noticieros, los clips de las películas de Hollywood, y los discursos grabados de Fidel Castro y John F. Kennedy, creando una apariencia de desorden en el lenguaje de la película que está en claro contraste con el estilo de Hollywood.

También la crítica ha encontrado influencias de Albert Hitchcock, en la escena cameo donde Gutiérrez Alea se deja filmar, quedando como testigo, al estilo seguido por el realizador inglés desde su tercera película rodada en Hollywood, a modo de una firma particular en todas su películas; y de Buñuel, en la escena que el protagonista se cubre la cara con una media de mujer, fantaseando sexualmente, como ocurre en Viridiana. 

Memorias del Desarrollo (2007), que tomó varios años en escribirse, está integrada por las reflexiones de su autor sobre su vida en el exilio. Su protagonista es Edmundo o Eddy, él mismo. Aunque Memorias del Desarrollo está llena también de reflexiones autobiográficas y su protagonista es casi el Edmundo de aquellos años, sólo que enmascarado aquí, quizás para poder decir más detrás de la figura de Sergio. Memorias del desarrollo deviene en la segunda parte de Memorias del subdesarrollo (1965), narrando simbólicamente la tragedia psicológica y cultural de los que decidieron emigrar de Cuba tras la revolución castrista. Aquellos que se fueron despojados de todas sus pertenencias y tuvieron que lograrlo todo nuevamente empezando de cero en una nueva cultura, que implicó su aculturación a los nuevos parámetros de la cultura de la sociedad norteamericana. Así se produjo un tránsito en estos individuos con diversos resultados: algunos fueron incapaces de ello y permanecieron aislados, otros se permearon de la nueva cultura pensando siempre adelante, otros sobrevivieron en esa cultura; pero llenos de nostalgia, como es el caso del discurso que presenta Desnoes en su última novela. Al respecto, en una entrevista que le realizara Nirma Acosta(7) plantea sobre esta nueva novela:
Incluye el recuerdo de Cuba, los primeros 20 años, y pretende un acercamiento a tratar de entender la nueva sociedad. Ya que hay tantos latinos, hispanoparlantes en Estados Unidos, son 20 millones, tan importante como la población negra en Estados Unidos, entre los chicanos, dominicanos, ecuatorianos. Creo que, en parte, hay que ayudarlos a entender los Estados Unidos, porque es otra cultura, otra lengua, otra mentalidad. Esa es una de las funciones de la nueva novela. (4)
Su protagonista, Edmundo, en la medida que va revisando sus memorias nos deja el testimonio de las secuelas del exilio en su vida laboral, familiar, sexual, cultural y política. Cada capítulo va dejando sus recuerdos sobre la salida de Cuba, los primeros días en Italia, España y luego en los EE.UU., sus amores, su tía Julia, su hermano Pablo hasta culminar con un final profético sobre lo que serán sus últimos días al amparo de su hija, seguido de la incertidumbre que le espera a su hija. Así concluye Natalí Desnoes la novela, después de haber muerto su padre y haberlo enterrado:
Esto no me está pasando. ¿Adónde voy ahora? ¿Adónde me meto? No tengo dónde meterme. Tengo que ir… No puedo quedarme aquí. No me gustan las montañas, ni los abetos, ni las palmas tampoco, ni las cucarachas cubanas, mucho menos ese conejo nervioso que ahora veo en el césped que hace tres semanas corté montada en el tractor. Voy a tener que segar la hierba una vez más antes de abandonar la cabaña.
Tengo que irme y hacer algo en alguna parte.
Natalia Desnoes (252)
No existe en esta novela ningún sentido futurista que supere al de la novela anterior, por el contrario, sus experiencias de vida en el mundo desarrollado aluden a las consecuencias de la vida de un ser del mundo subdesarrollado en otro desarrollado. Claro está, que no se ofrecen muchas alternativas de ese desempeño, enfatizándose en las que ponen de relieve la tragedia del desarraigo social y cultural, en vez de realzar la complementariedad social y cultural del emigrado.

Su versión cinematográfica, realizada casi treinta años después de Memorias del subdesarrollo, fue llevada a cabo por el también experimentado cineasta cubano Miguel Coyula (1977), terminada en el 2009 y estrenada en el prestigioso Festival de Sundance en enero del 2009. Sobre su adaptación al cine, no se puede decir lo mismo que con Memorias del subdesarrollo, ya que Memorias del desarrollo fue realizada más unilateralmente por su director, quien la adaptó, la dirigió, coescribió su guion, llevó el proceso de fotografía, la editó, y parcialmente la musicalizó. No obstante, su desarrollo persigue simbólicamente la crítica al régimen de Castro como causante de la diáspora cubana con todas sus consecuencias.

Sobre la adaptación al cine de esta novela, Miguel Coyula ha dicho:
Pues la estructura narrativa es abierta, como dice Titón, “donde se puede meter un poco de todo”. Eso es lo que más me gusta de “Memorias del subdesarrollo”. Formalmente es muy diferente, estilizada hasta lo sumo, incluso cuando se trata de materiales documentales. Por ejemplo, he hecho muchas animaciones con fotografías, distorsionándolas tremendamente. (1)
Además, si la comparamos con Memorias del subdesarrollo, nos damos cuenta de que está favorecida por toda la tecnología actual, con la que no se contaba hace treinta años y que hizo a la primera tan cerca del cine ruso y del neorrealismo italiano de la segunda Guerra Mundial. Sobre todo el proceso de montaje nos habla Coyula:
Primero hice una adaptación cinematográfica donde traté de convertir las palabras en imágenes lo más posible. Luego Edmundo escribió escenas que se me habían ocurrido para la película. Y yo por mi parte he escrito otras calcadas de situaciones reales que he vivido, otras que se me han ocurrido al estudiar a los actores y sus conversaciones cotidianas, otras improvisadas, varias escenas “documentales” (por ejemplo, la caída de las Torres), una manifestación en la calle, o una sección de diez minutos de animación de la Revolución cubana a través de fotografías de las revistas Bohemias de los cincuenta. Unos personajes se han expandido, mientras que otros han desaparecido. En fin, han cambiado y aparecido muchos elementos nuevos. Es una película que ha tomado vida propia, más allá de lo que yo hubiera podido planear en papel. En ese sentido ha sido como “El Tenedor plástico”. Y es importante porque solo pudiera ser así cuando uno trabaja completamente independiente, al poder controlar todas las especialidades artesanalmente, el guión, la fotografía, la edición y la banda Sonora, cuando un arte inspira una idea en la otra, y los procesos se retroalimentan. (2)
Sobre el proceso de realización de esta película en el sitio web oficial del Sundance Film Festival aparece:
Memories of Overdevelopment”, es presentada como “collage subliminal y cinético que forja nuevas dimensiones cinematográficas a través de múltiples planos expositivos, que se interceptan unos a otros, en una suerte de saga picaresca sobre el deseo y la decadencia, una suerte de proyecto autorreflexivo sobre cómo el arte refracta la realidad, y viceversa, una suerte de excursión surrealista en la memoria y el inconsciente, y una amarga crítica a las fuerzas capitales del siglo XX como el genocidio y el totalitarismo” (Sundance). 
Así con el díptico, Memorias del subdesarrollo y Memorias del desarrollo, se materializa para la historia la tragedia vivida por el pueblo cubano durante más de cuarenta años, impulsado al exilio por la falta de espacio y tolerancia a la pluralidad, promovida por un gobierno totalitario de corte marxista; las consecuencias psicológicas del exilio, el desarraigo cultural de los que emigraron, su transculturación en la nueva sociedad, sus éxitos y sus nostalgias. Tanto las novelas como sus respectivos filmes son ecos del discurso nacional de esos años en los que todo su pueblo ha estado precariamente vinculado al problemático devenir político e ideológico de la Isla y las catastróficas consecuencias de subordinar la vida a una ideología fundamentalista sin opción para los que disentían. Nunca más lejos se ha estado del lema martiano “Con todos y para el bien de todos” (279), independientemente enarbolado por el régimen totalitarista cubano.

Tanto las novelas como sus respectivos filmes, más allá de sus logros artísticos, continúan cautivando la atención en estos últimos años. Nuevas miradas se acercan subyugadas a estas obras, que por algo han declarado a Memorias del subdesarrollo, en la primera encuesta mundial sobre los 100 mejores títulos del cine iberoamericano, convocada por el portal de información cinematográfica NOTICINE.com, como la cinta latina más destacada de la historia, seguida por la hispano-mexicana "El laberinto del fauno" (2006), de Guillermo del Toro, y la mexicana "Los olvidados" (1950), de Luis Buñuel. Con estos ecos, el tiempo acumulado entre ambas Memorias, es ya historia.


Citas y Notas

  1. Régimen totalitario de izquierda llevado a la práctica por Joseph Stalin (1879-1953) en la antigua Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas, bajo banderas seudomarxistas, la cual fue repudiada por sus sucesores.
  2. Relativo al régimen dictatorial de izquierda implantado por Fidel Castro en Cuba de corte estalinista y adaptado a sus intereses, más que marxista.
  3. Desde 1959 diferentes capas de la sociedad cubana comienzan a emigrar, en la medida que son afectadas por las leyes sociales populistas impuestas por el nuevo gobierno y más tarde por su carácter de dictadura de extrema izquierda.
  4. La Crisis de los misiles en Cuba es como se denomina al conflicto entre los Estados Unidos, la Unión Soviética y Cuba en octubre de 1962, generado a raíz del descubrimiento por parte de Estados Unidos de bases de misiles nucleares soviéticos en territorio cubano. 
  5. Nirma Acosta, periodista cienfueguera de la revista literaria La Jiribilla.
  6. El movimiento se desarrolló alrededor de un círculo de críticos cinematográficos que se agrupaban en torno a la revista Cinema, entre los que se encontraban Michelangelo Antonioni, Luchino Visconti, Gianni Puccini, Giuseppe de Santis y Pietro Ingrao. Se caracterizaba por tramas ambientadas entre los sectores más desfavorecidos, abundante en el uso de los rodajes exteriores, con importante presencia de actores no profesionales entre sus secundarios, y, con frecuencia, incluso entre los protagonistas. Las películas reflejan principalmente la situación económica y moral de Italia en la posguerra, y reflexionan sobre los cambios en los sentimientos y en las condiciones de vida: frustración, pobreza, desesperación... Su aspecto e intención principal consistía en plasmar la realidad tal cual era. Se trataba de un cine con orientación social capaz de representar la terrible depresión de una guerra tan atroz: un cine casi de desesperanza con un claro contenido social. Se puede decir que el neorrealismo italiano se inicia en 1945 con Roma, ciudad abierta (Roma, città aperta) de Roberto Rossellini y continúa con cineastas tan destacados como Vittorio De Sica con Ladri di biciclette en 1948 y Luchino Visconti con La tierra tiembla (La terra trema) en 1947 (Wikimedia 1).
  7. Nirma Acosta es periodista de Cienfuegos en la revista La Jiribilla.

Referencias 

Acosta, Nirma. “Desnoes en casa”. La jiribilla. La Habana, 2003. Web. 2 de Feb. 2011. < http://www.lajiribilla.cu/2003/n89_01.html>

Angulo-Cano, Yani. “Entrevista a Edmundo Desnoes”. Manguito Review. Ene. 2010. Web. 12 Nov. 2010 < http://manguitoreview.blogspot.com/2010/01/quo-vadis.html>

Camacho, Jorge. “Memorias y memorias: 18 preguntas para Edmundo Desnoes.” Otro Lunes. Revista Hispanoamericana de Cultura. No. 7. Abril 2007 Web. 12 Feb. 2011 < http://www.otrolunes.com/hemeroteca-ol/numero-07/html/otro-lunes-conversa/otro-lunes-conversa-n07-a01-p01-2009.html>

Coyula, Miguel. “Sobre Memorias del desarrollo y otros asuntos.” Cine cubano, la pupila insomne. Web. 12 Feb. 2011. < http://cine-cubano-la-pupila-insomne.nireblog.com/post/2007/04/28/miguel-coyula-sobre-memorias-del-desarrollo-y-otros-asuntos>

Desnoes, Edmundo. Memorias del desarrollo. Sevilla: Mono Azul Editora, 2007. Print.
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García, Luis Manuel. “Entrevista a Edmundo Desnoes”. Mono Azul. 22 de marzo de 2008.

Jaimes, Héctor. “Memorias del desarrollo: el placer de las ruinas (entrevista a Edmundo Desnoes)”. A contracorriente. A Journal on Social History and Literatura in Latin America. Vol. 4, 1 (2006): 110-119. 6 de marzo de 2008. 

Martí, José. “Discurso pronunciado por J. martí el 26 de noviembre de 1891 en Tampa.” Obras completas Vol. 4. La Habana: Centro de Estudios martianos, 2001: 269-279. Print.

Rodríguez Sánchez, Jessica. “Memorias del subdesarrollo 41 años después”. Cuadernos Hispanoamericanos. 715. Enero 2010: 75-80. Print

Santí, Enrico Mario. “Edmundo Desnoes: La subnovela”. Historia y ficción de la narrativa hispanoamericana. Ed. Roberto González Echevarría. Caracas: Monte Ávila Editores, 1984. 359-84. Print.

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Wikimedia. “Alfred Hitchcock”. Wikipedia La enciclopedia libre. 18 Feb. 2011. Web. 02/20/2011. < http://es.wikipedia.org/wiki/Alfred_Hitchcock>
--- “Neorrealismo italiano”. Wikipedia La enciclopedia libre. 13 Feb. 2011. Web. 02/18/2011 < http://es.wikipedia.org/wiki/Neorrealismo_italiano>
--- “Tomás Gutiérrez Alea.” Wikipedia La enciclopedia libre. 22 Dic. 2010. Web. 10 Feb 2011. http://es.wikipedia.org/wiki/Tom%C3%A1s_Guti%C3%A9rrez_Alea>



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Dr. Antonio J. Aiello is a faculty at the College of Charleston, SC. He also has taught as visiting assistant professor at Oregon State University, graduate associate teaching in the University of Arizona and New Mexico State University, adjunct faculty at Pima Community College in Tucson, Arizona,assistant professor at University of Kabul, Afghanistan and assistant professor at University of Camaguey, Cuba. He has taught Spanish language as second language in basic, intermediate and upper levels; Spanish and Spanish American Literature, and Hispanic Linguistics since 1977 to students from various countries from America, Europe, Africa and Asia.
His formation began in the Higher Pedagogical Institute “José Marti” in Camaguey, Cuba as a Bachelor in Spanish and Literature. He got his Master in Latin American Studies in the University of Camaguey. Later he took different courses about Semiotic and Theory of Information with the University of Valencia, Spain, and University of Oriente, Cuba. Finally he got his Ph. D. in Spanish at the University of Arizona, with a major in 20th - 21st centuries Spanish American Literature, and two minors in 20th – 21st centuries Spanish Literature, and Hispanic Linguistics.
His researches have been related with the Postmodern Literature, the Spanish and Spanish American Literature, the literature in the cinema, the Hispanic Linguistics and the process of languages acquisition,. Their results have been presented at various international events and at various universities and associations in the United States. He is also author of the book Presencia de la episteme posmoderna en el discurso narrativo hispanoamericano de los umbrales del siglo XXI: Carlos Fuentes Macías, Mario Vargas Llosa y Leonardo Padura Fuentes, and some textbooks for the Spanish as second language teaching. Besides, he has published several articles with the results from his investigations. Furthermore, he has collaborated with publishing house like Arizona Journal of Hispanic Cultural Studies, John Wiley and Sons, Inc.; Hispania a Journal of AATSP; La gota de agua, Philadelphia, PA. and the journal Mexican Studies/Estudios Mexicanos of The University of California Institute for Mexico and the United States, and the Universidad Nacional Autonoma de Mexico’
His current research focuses on postmodern Spanish American Literature about narrators as Zoé Valdés, Carlos Fuentes, Mario Vargas Llosa and Leonardo Padura. He expects to fulfill soon some books called Lezama recipe book, The Postmodern Narrative from Zoé Valdés and The postmodern narrative in Cuba. A reality: Leonardo Padura.



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Texto publicado originalmente en este blog en el año 2015.

Wednesday, August 4, 2021

Virgilio Piñera a la sombra de los clásicos: Una dramaturgia precursora del teatro posmoderno (por Antonio J. Aiello)


Era nuestro destino histórico desempeñar el papel de precursores.
Virgilio Piñera


Una mirada renovada a la dramaturgia de Virgilio Piñera (1912-1979) nos lleva a descubrir cómo detrás de ese teatro emergido a la sombra de los clásicos con su primera obra Electra Garrigó, inspirada en el mito de Electra(1) de la cultura helénica –ya llevado al teatro desde la antigüedad griega por Esquilo (525 – 456 AC), Sófocles (497-406 AC) y Eurípides (480 BC – 406 AC)–, se erige una dramaturgia experimental e innovadora; que si bien toma por un lado del teatro griego los elementos dramáticos claves como: el mito, los personajes, el conflicto, la tragedia, la sátira, lo cómico, la máscara, el diálogo recitado y el coro; ensaya por el otro novedosos modos que contribuyen a actualizar la esencia de la tragedia griega en los nuevos tiempos. El presente trabajo examina esos modos experimentales e innovadores que devienen en elementos genésicos(2) de lo que será el teatro posmoderno y hacen de Virgilio Piñera un precursor del teatro posmoderno en Cuba, el Caribe y Latinoamérica. 

La obra dramática de Virgilio Piñera no fue tan llevada a las tablas en vida del autor como lo hubiera merecido por los rotundos éxitos alcanzados en cada una de sus puestas en escena. Sin embargo, ha sido estudiada desde numerosas ángulos, hoy más que nunca, aunque no tanto como su poesía y su narrativa, a pesar de no haber contado con apoyos oficiales(3). No obstante, aún restan numerosas aristas por ser escudriñadas y apreciadas en su esencia propia, a la luz de las teorías contemporáneas sobre el arte, y sin esquematismos de moda para darles un título a las cosas. 

En general, la crítica se ha referido a que su obra dramática se inspira en el teatro clásico griego, quizás porque él mismo lo señaló en el prólogo “Piñera Teatral” a su colección Teatro completo, en el que puede verse como su dramaturgia evoluciona de un teatro satírico burlesco a un teatro del absurdo existencialista o, en otros términos, que va por los derroteros del teatro del absurdo y hasta del existencialista. Y no ha estado equivocada en su totalidad, porque de todo esto se fue desarrollando el teatro de Virgilio Piñera, en la medida que su autor concebía una nueva obra y experimentaba otras formas del quehacer dramático, centrado en la preocupación de cómo el público recibiría su propuesta escénica. Así nos lo testimonia cuando fundamenta que la causa de su morosidad para escribir era la falta de respuesta del público:
Entonces, ¿he sido moroso? Aquí será necesario decir que la morosidad se origina, no en mi cabeza sino en las tablas. Veamos: escribo “Electra” en 1941. Llega a las tablas siete años más tarde. Si es cierto que un autor teatral aumenta sus comedias por la demanda del público, entonces como yo no tenía ninguno, como en Cuba, por esa época no había movimiento teatral, se comprenderá que no estuviese muy animado que digamos, muy estimulado a proseguir escribiéndolo. (Piñera 16)
Esa experimentación en su quehacer teatral le llevará a poner en escena muy novedosos conceptos, técnicas y estrategias, desconcertantes para la crítica teatral del momento, que tomaba de un lado y otro etiquetas en boga, sin poder comprender lo que verdaderamente se proponía el dramaturgo. Hoy, a la luz de las teorías de la crítica contemporánea, puede apreciarse ese proceso innovativo en su más justa dimensión, distinguiendo los rasgos de su dramaturgia en un sucesivo proceso de renovación, algunos ya explicados como su faceta clásica, su estilo costumbrista satírico y su verdadera etapa del absurdo (ambos aspectos muy sólidamente explicados por Ferrán Duran en su artículo “Un análisis diferenciador del teatro de Virgilio Piñera: el teatro satírico burlesco y el teatro absurdista”), o su veta existencialista (como apunta Esther Sánchez-Grey Alba en “La obra de Virgilio Piñera, un hito en la dramaturgia cubana”). 

Pero, ¿cómo justificar su actitud ante un mundo cuyos discursos subvirtió en todos sus órdenes, independientemente de que aceptara formar fila dentro de algunas de las instituciones políticas, religiosas o artísticas de su momento histórico?; ¿cómo explicar su actitud iconoclasta e irreverente ante todos los valores de esos órdenes sociales contra los que arremetió y los que desacralizó en su práctica teatral?; ¿cómo concebir la creación de un discurso dramático de carácter metaficcional con nuevas lecturas de los contextos modernos, así como el empleo de ciertas estrategias literarias para lograr la subversión de esos discursos, entre las cuales se distinguen la conjugación de la actuación con el desparpajo escénico en un derroche lúdico, la intertextualidad, la parodia y el ironizar los textos del teatro clásico, de la historia y de la cultura cubana?

¿Qué justifica o fundamenta ese Piñera subvertidor de cuánto orden filosófico moderno le imponían las sociedades de su tiempo —digo sociedades, teniendo en cuenta la capitalista en que se desarrolló y la socialista con que finaliza su obra, de las cuales disintió abiertamente? Rine Leal denominó esa actitud como “la estética de la negación”, asumida desde el período de los años 40, tras las polémicas surgidas con su puesta en escena de Electra Garrigó. Al respecto señala: “Piñera se definió como un negador que enfrentaba a la crítica como un francotirador al que se le temía por lo eficaz de sus disparos [...] Los años demostrarían que esa negación, que en realidad nunca abandonó, era la forma en que él asumía una “cultura de resistencia” frente a los valores congelados, la retórica y mentira establecidas, el acomodamiento y superficialidad y la indiferencia social frente a la inteligencia” (7). Es obvio que estos criterios responden a la actitud de Piñera frente a la sociedad cubana republicana; pero no es menos evidente que esa actitud se mantuvo en Piñera hasta su muerte, y de ello dan fe su dramaturgia, sin contar sus numerosas polémicas periodísticas, y el resto de su obra literaria cultivada en todos los géneros.

Porque en Piñera encontramos una cosmovisión que sólo a la luz de las teorías posmodernas (Lyotard, Jameson, Baudrillard, Hutcheon, Alfonso de Toro, Fernando de Toro y Laurietz Seda, entre otros), encuentran respuesta. Su obra está permeada de una posición filosófica ante el mundo que se anticipa a los fenómenos culturales de finales del siglo XX y principios del XXI, que constituyen los elementos genésicos de lo posmoderno, en este caso del teatro posmoderno en Cuba, el Caribe y Latinoamérica, los cuales debutaron en los años sesenta con el Living Theatre, el Happening y el Open Theatre en New York. 

Esa nueva teatralidad asumía, para Laurietz Seda, una mirada transgresora de las tradiciones y convenciones establecidas en las diferentes sociedades modernas, y determinadas características técnicas sobresalientes en sus textos dramáticos posmodernos, entre las que menciona el anacronismo, la intertextualidad, la metaficción, la mezcla de la cultura de élites con la cultura popular, la parodia, el humor y el énfasis en la sexualidad: “Mediante el uso y abuso de estas técnicas se permite el desmantelamiento de unas convenciones ya establecidas para que los lectores y los espectadores cuestionen sus propios valores y la visión que tienen o se han creado de sus respectivas realidades” (9-14). En otras palabras, estos recursos técnicos facilitarían la subversión del discurso moderno tradicional, tal y como lo concibe Lyotard(4) en su teoría sobre la posmodernidad.

Para Piñera, ya en los tempranos años de la década de los años 40 cuando escribió Electra Garrigó, el discurso de la modernidad resultaba obsoleto, utópico, incómodo e injusto, de allí su actitud transgresora y atrevida ante cualquier orden o posición de fuerza. Sus puntos de vista eran antorchas incendiarias contra la sociedad moderna criticando el orden imperante. En Electra Garrigó (1941), arremete contra el orden y el respeto arbitrario de la jerarquía familiar; en Jesús (1948) desacraliza el discurso cristiano, mostrando un Jesús anti-héroe, representante del paraíso perdido, frente al símbolo de Fidel como héroe del Paraíso recobrado; en Falsa Alarma (1948), ilegitima el proceso judicial, elevando al asesino a la categoría de juez; en La boda (1957), ridiculiza el amor que lleva a una pareja al matrimonio, a causa de un defecto físico de la novia; en El Flaco y el Gordo (1959), critica el tratamiento desigual a los pacientes de un hospital por su posición económica; en Aire Frío (1958), condena el modelo de la familia de clase media de la sociedad cubana, cuya clasificación como tal Piñera pone en duda: “Somos clase media, pero también somos clase cuarta o décima…” (Prólogo 28); en El Filántropo (1960), ataca los excesos de la clase social más alta económicamente; en La sorpresa (1960), por ser una obra de encargo, hay cierto carácter apologético a la Revolución, aunque sin perder el sinsabor de los que lo perdieron todo; en El No (1965), una de sus obras más posmoderna por su posición epistemológica y el uso de variados recursos subvertidores del orden moderno, rompe las barreras ontológicas temporales y lógicas para darle riendas a su “estética de la negación” —como tituló Rine Leal esa posición— a fin de disentir de la sociedad y sus instituciones, lo cual es considerado por Rosa Ileana Boudet “una consecuencia de su trauma ante el contexto homofóbico” (147) de la Revolución; en Dos viejos pánicos (1968), denuncia la intromisión de la sociedad en la vida privada de los individuos, una constante en su obra desde los años 60; y en Una caja de zapatos vacía (1968), como en muchas otras de sus obras hay un reclamo sobre el miedo que la sociedad y sus instituciones causan en los seres humanos en vez de apoyarlos, defenderlos y promoverlos. Ese miedo que no es más que un reflejo del Virgilio condenado al silencio y a la marginación por el sistema estalinista del gobierno cubano.

De este modo, Piñera anticipaba en su obra dramática una cosmovisión de la que él mismo escapaba por lo insólito de su creación, aquello que ha venido a darle a su obra universalidad y vitalidad en el tiempo, y que sólo hoy, a la luz de las teorías de esta época llamada la Posmodernidad, es posible comprender. Por consiguiente, muchos de los rasgos de la literatura y el teatro de estos nuevos tiempos, ya están presentes en sus obras desde Electra Garrigó hasta El no –escrita en 1965 y no publicada hasta 1994, ya póstumamente– cuando el mundo teatral latinoamericano se desenvolvía entre el realismo costumbrista, el naturalismo, y el de las angustias existenciales, lo cual justifica la incomprensión de la crítica ajena a estos presupuestos teóricos.

La dramaturgia de Virgilio Piñera se inspira en el teatro clásico para re-interpretarlo y comprender su actualidad. Toma los elementos constantes y universales del teatro griego o de la realidad inmediata para regodearlos en su presente. Como a todo el teatro posmoderno, sólo le importa el presente, cómo confrontar las causas de los eternos problemas del hombre que convergen en el tiempo. Su retorno al pasado para confrontar el presente lo hace ambiguo, así como el uso de las fórmulas clásicas para definir los nuevos problemas. Su resultado será la multiplicación de sentidos del texto, su ambigüedad y universalidad. Esto es lo que le importa al teatro posmoderno: “la colocación del objeto sobre el espacio y de su entrelazamiento con las distintas apreciaciones de la puesta en escena” (Naranjo 50). Al contrario de lo que le interesaba al teatro moderno, aquellos grandes meta-relatos, el teatro posmoderno focaliza o particulariza un hecho en sus interconexiones prácticas para ofrecer distintas visiones de él y que el lector o espectador construya su propia lectura. De allí la importancia de utilizar diversos códigos para la representación, de modo que lo que escape a las palabras pueda concretarse con la inserción de múltiples formas de expresión que re-construyan la imagen de la hiperrealidad, ahora punto de interés para el dramaturgo. De allí el gran interés de Piñera por experimentar e innovar constantemente en cada una de sus obras nuevas técnicas y códigos, que muchas veces se anticiparon a los que les dieron nombre, con el objetivo de propiciar una mayor aprehensión de su objeto y propósito dramatúrgico.

En estos rasgos posmodernos descansan, en general y en otros términos, los valores principales que le asume a su obra Rine Leal (La Habana, 1930), uno de los principales críticos del teatro cubano. Para él las virtudes de Electra Garrigó son: muchas: “la calidad literaria de la pieza, su teatralidad, la imaginación con que ha recreado el mito helénico, el sentido parodial y cómico, el choteo que se escapa de los parlamentos, el ambiente general de la tragedia, su espectacularidad, y por encima de cualquier disputa, lo que ella significó de logro para nuestra escena hace trece años. Después de todo, Electra Garrigó está ahí y la pieza habla por sí sola” (133). En sus obras dramáticas está presente una visión que desnaturaliza o desacraliza una obra literaria, una tradición, una institución social –política o religiosa– o cualquiera de sus contextos, apoyada en un conjunto de técnicas subvertidoras de esos contextos modernos(5). En cada una de ellas, Piñera propone una representación orientada a subvertir la representación de la autoridad para fijar una identidad. Emplea la parodia con Electra Garrigó para subvertir la jerarquía familiar arbitraria de la tradición moderna, a partir de la Electra de Sófocles, utilizando personajes que son estereotipos de la Cuba del momento y de un programa radial cubano de los años 40 titulado “Ocurrió así…” que, con música de “La Guantanamera” del compositor cubano Joseíto Fernández, dramatizaba escenas de violencia familiar de las noticias amarillas de la época. En Jesús, hace de la historia de Cristo creando un anti-Cristo que no admite ser el autor de los milagros que el pueblo le otorga. En Falsa Alarma, parodia un juicio hasta subvertir el orden judicial, convirtiendo al reo en juez, y en Aire frío parodia a la familia de clase media. Recurre a la intertextualidad en sus diversos textos con la obra de Sófocles, los temas del programa radial cubano citado, el texto de la Guantanamera, numerosos refranes y dichos populares cubanos, la historia de Cristo, los valores y pre-juicios de la familia cubana o cualquier norma o modelo con el fin de denostar cualquier actitud que arbitrariamente o por norma pusiera al individuo en una situación precaria. Su propósito era lidiar contra todo lo preestablecido por el orden vigente.

Asimismo, el humor se manifiesta en todas sus obras, tratado con un sentido lúdico muy intenso que bien ilustra el siguiente fragmento de Electra Garrigó: “Lo echaré a suerte. (El doble señala con el dedo a los mensajeros mientras Agamenón va diciendo.) ¡Tin Marín de dos pingüé, cúcara mácara títere fue!” (155). Piñera se sirve de la comicidad grotesca y del célebre “choteo” cubano, como denominó Jorge Mañach a esa conducta muy pertinente del cubano de burlarse de sus desgracias, para subvertir el discurso moderno y sentar las pautas del nuevo orden posmoderno. Así desarrolla un humor muy vinculado a la sátira, como instrumento subvertidor del orden existente.

En su obra la distinción de las clases sociales y sus culturas no cuentan, y la neutralización de la cultura de élites con la popular es obvia. Si se hace una crítica al orden jerárquico arbitrario de la familia, se trata de la familia de cualquier posición social que puede ser objeto de esa arbitrariedad; si se trata del matrimonio, sucede lo mismo, como en La boda; o si se trata de la presión social por una determinada respuesta, no se especifica esta posición, como en El no, en la cual lo que importa es la negativa a la presión que la sociedad le hace al individuo; situación que puede manifestarse en cualquier clase social y su cultura. En esta obra es tal la resistencia a la misma, que sus protagonistas renuncian a amarse con tal de no ceder ante lo que la sociedad les exige. Porque el teatro de Piñera focaliza situaciones que fuerzan la libertad del individuo para evitar su realización total.

El rol de la sexualidad o política del deseo, desde Electra Garrigó hasta El no, va recorriendo tendencias insólitas, pero que son alternativas de la sexualidad. En Electra Garrigó, están presentes las afinidades de la hija por el padre y de la madre castrante por el hijo. En El no, el deseo se platoniza como respuesta a la presión social por el matrimonio de la pareja, que termina rechazándolo para no hacer la voluntad de los demás y defender su propia elección.

Por último, es muy frecuente encontrarse en su obra con acciones que subvierten las barreras ontológicas de épocas, causa-efecto y logicidad, rasgos de la nueva episteme. Un ejemplo palpable de ello lo son Dos viejos pánicos, Una caja de zapatos vacía y El ring, esta última marcadamente influida por La noche de los asesinos de José Triana, según Rine Leal. Así en Dos viejos pánicos, los ancianos Tabo y Tota se transfiguran o involucionan hasta convertirse en dos recién nacidos desnudos; en Una caja de zapatos vacía, el protagonista Carlos renace entre las piernas de Berta; y en El ring la logicidad se subvierte con sus personajes intercambiables, torturador-verdugo. De este modo, las fronteras ontológicas entre ficción y realidad se transgreden. La ficción alcanza su particular propósito de mostrar aquello que no se ve y forma parte también del mundo real más allá de lo palpable, la híper-realidad. Si desde los cánones del absurdo esto tiene una lectura, desde los de la posmodernidad no es una sola. Más bien se trata de multiplicar el sentido del texto, de abrirlo y darle un sentido de ambigüedad que sugiere mucho y determina muchas respuestas posibles. Distintas visiones para reconstruir un objeto más profundo, inaprensible directamente por los sentidos y por los modos de las estéticas tradicionales.

Podríamos resumir, pues, a partir de las obras comentadas, que la dramaturgia de Virgilio Piñera está permeada de los elementos genésicos del teatro posmoderno, de carácter epistemológico y técnico, que lo hacen un precursor de esta estética, aún cuando sus obras hayan sido catalogadas dentro de otras estéticas, con lo que se explican muchas de las incoherencias que la crítica de su tiempo fue señalando. Piñera, como precursor de la nueva época, no se deja doblegar por normas modernas ya caducas. Si bien en vida tuvo que someterse a ellas, en su obra se revela dejando un fiel testimonio de lo que podía ser y debía ser una sociedad más justa en cuanto al respeto a la individualidad y la abolición de las normas arbitrarias de la sociedad. Su visión anticipa la concepción de un mundo que es necesario enfrentar para derrumbar los mitos y el orden de la sociedad moderna en que creía la humanidad, como a partir de los años 60 en Estados Unidos de América los movimientos sociales comenzaron a forjar. Es la visión de un mundo, como señala Douzinas, “abierto al principio posmoderno de justicia” (71), que Piñera recrea, consciente o inconscientemente, desde su base ontológica hasta su parafernalia técnica, para darle sentido a su vida y forjar un mundo que dé solución a sus vivencias insolubles. Es esta justamente la posición que lo erige en uno de los precursores de la dramaturgia posmoderna en Cuba, el Caribe y Latinoamérica.

Citas y Notas

  1. El mito de Electra de la cultura helénica nos narra la vida de Electra, hija de Agamenón, rey de los territorios de Micenas y Argos, y de Clitemnestra, la infiel esposa. Cuando su padre regresó de Troya fue asesinado por Egisto, el amante de su madre. Electra logró salvar a su hermano Orestes y junto con Pilades trató de acabar con la vida de Clitemnestra y Egisto. Orestes, después de vengarse de su madre (en algunas versiones con la ayuda de Electra), se vuelve loco y es perseguido por las Erinias, cuya misión es castigar cualquier transgresión de los lazos de piedad familiar. Electra, al contrario, no es acosada por las Erinias. Orestes, por su lado, se refugia en el templo de Delfos. Aunque Apolo le induce a tomar venganza, es incapaz de protegerlo de las consecuencias de sus acciones. Al fin, Atenea lo recibe en la Acrópolis de Atenas y arregla un juicio ante doce jueces áticos. Las Erinias reclaman su víctima, él presenta como atenuante las órdenes de Apolo. Los votos de los jueces están equitativamente divididos, pero Atenea da su voto de calidad a favor de la absolución. Más tarde, Electra se casa con Pilades, amigo íntimo de Orestes e hijo del rey Estrofo, el mismo que había cuidado a Orestes mientras se escondía de su madre y de Egisto. No sabemos qué sucedió con estos dos hermanos desde entonces, pero esta bella historia dio pie a Esquilo, a Sófocles y a Eurípides a convertir a Electra en protagonista de sus obras en las cuales se trata el complejo mundo de las relaciones entre una madre y su hija frente a la figura del padre.
  2. Con el término de elementos genésicos del teatro posmoderno, he querido acuñar la presencia en la dramaturgia experimental e innovadora de Virgilio Piñera de algunas características que definen el teatro de la Posmodernidad, las cuales están presentes en este desde la primera etapa de su teatro, conforme la ha designado la crítica anterior. Nos refimos a su primera etapa de teatro clásico de carácter costumbrista satírico, como muy claramente ha denominado este período de su teatro Carlos Jerez Farrán.
  3. Aunque Virgilio Piñera regresó a Cuba inmediatamente después del triunfo revolucionario del 1ro de enero de 1959, y abrazó el nuevo proyecto, cometió el delito de levantar su voz a favor de la libre expresión artística en la famosa reunión de intelectuales cubanos celebrada en La Habana en la Biblioteca Nacional los días 16, 23 y 30 de junio de 1961, lo que lo condenó para el resto de su vida, estigmatizándolo más de homosexual que de disidente. Un método siempre empleado por el gobierno castrista de atacar moralmente a los que tenían una opinión diferente a la oficial, resaltando como una deformación, entre otras cosas, su orientación sexual. Así Virgilio se convirtió en un mal ejemplo para el desarrollo de la juventud, los valores morales y revolucionarios de la familia y la consumación del “hombre nuevo”; además, su situación se fue complicando a medida que se promulgaban leyes como la 1267, surgida a raíz del Congreso de Educación y Cultura (1971) y publicada en la Gaceta Oficial el 12 de mayo de 1974, sobre “homosexualismo ostensible y otras conductas socialmente reprobables que proyectándose públicamente incidan nocivamente en la educación, conciencia y sentimientos públicos y en especial de la niñez y la juventud por parte de quienes desarrollen actividades culturales o artístico recreativas desde centros de exhibición o difusión”.
  4. Jean François Lyotard (1929-1998) expone en su obra La condición postmoderna (1979) su teoría sobre estos tiempos, según la cual ya ha pasado la época de los grandes relatos o “meta-relatos”, que intentaban darle un sentido a la marcha de la historia, el hombre ha perdido la fe en éstos por lo que se preocupa de buscar su verdad y realización individual.
  5. Concepto que presento en el “Capítulo I: Un acercamientos a la Modernidad, la Posmodernidad y sus implicaciones literarias” de mi libro Presencia de la episteme posmoderna en el discurso narrativo hispanoamericano de los umbrales del siglo XXI.



OBRAS CITADAS

Aiello, Antonio J. “Capítulo I: Un acercamientos a la Modernidad, la Posmodernidad y sus implicaciones literarias”. Presencia de la epísteme posmoderna en el discurso narrativo hispanoamericano de los umbrales del siglo XXI. Ann Arbor: Publisher ProQuest LLC, 2010. 31-89.

---. “Dos precursores de la dramaturgia posmoderna latinoamericana: Virgilio Piñera y José Triana.” Divergencias. Revista de estudios lingüísticos y literarios. Volumen 5. Número 2 (Invierno 2007): 17-24.

Boudet, Rosa Ileana. “Virgilio Piñera en su mar de utilería.” Anales de la Literatura Hispanoamericana. Vol. 34. (2005): 141-156.

Douzinas, Costas. “Human rights in postmodernity.” Postmodernism. What Moment? Comp. Pelagia Goulimari. New York: Manchester University Press, 2007. 50-73.

Fuentes, Orlirio. "Virgilio Piñera y el teatro del absurdo en Cuba." Mester 5, no. 1 (1974): 52-58.

Jerez Farrán, Carlos. "Un análisis diferenciador del teatro de Virgilio Piñera: el teatro satírico burlesco y el teatro absurdista." Latin American Theater Review 22, no. 2 (1989): 59-72.

Leal, Rine. “Piñera inconcluso”. Virgilio Piñera. Teatro inconcluso. La Habana: Ediciones Unión, 1990.

---. "Piñera y la vanguardia." Primer Acto 225 (1988): 74-90.

Naranjo Gómez, Juan Carlos. “La post-modernidad en el teatro”. Espacio Abierto. Revista Colombiana de las Artes Escénicas. Vol. 1 No. 1 (Julio-Diciembre de 2007): 49-51.

Piñera, Virgilio. El No. México, D.F.: Editorial Vuelta, Ediciones Heliópolis, 1994.
---. “Piñera Teatral” (Prólogo). Teatro completo. La Habana: Ediciones R, 1960.
---. Teatro completo Virgilio Piñera. La Habana: Ediciones Revolución, 1960.
---. Teatro Inconcluso. La Habana: Ediciones Unión, 1990.

Sánchez-Grey Alba, Esther. “La obra de Virgilio Piñera, un hito en la dramaturgia cubana”. Revista de cultura Vol. XXVIII (1999): 50-60.

Seda, Laurietz. “De conquistadores a superhéroes. Breve panorama del teatro postmoderno en Latinoamérica”. Conjunto 102 (1996):45-67.
Toro, Fernando de. "El teatro latinoamericano actual: modernidad y tradición". Hacia una nueva crítica y un nuevo teatro latinoamericano. Frankfurt: Vervuert Verlag, 1993.




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Dr. Antonio J. Aiello is a faculty at the College of Charleston, SC. He also has taught as visiting assistant professor at Oregon State University, graduate associate teaching in the University of Arizona and New Mexico State University, adjunct faculty at Pima Community College in Tucson, Arizona,assistant professor at University of Kabul, Afghanistan and assistant professor at University of Camaguey, Cuba. He has taught Spanish language as second language in basic, intermediate and upper levels; Spanish and Spanish American Literature, and Hispanic Linguistics since 1977 to students from various countries from America, Europe, Africa and Asia.
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