Thursday, January 23, 2020

"Testamento Espiritual del Card. Jaime Ortega" (Publicado en Palabra Nueva)


Transcripción íntegra del manuscrito del Cardenal Jaime Ortega Alamino.




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Leer en Palabra Nueva "Contextualización previa del texto", por Dr.  Dr. Nelson O. Crespo Roque, custodio del manuscrito original.

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Del espíritu, del centro del alma, son realidades líricas y místicas (muy cerca unas de las otras) brotan de allí (del espíritu, del centro del alma), en la región preconceptual o supraconceptual del espíritu.

Descubrimiento de Jesús en su pasión y al mismo tiempo descubrimiento de mí mismo en lectura rápida (de un golpe) de mi vida quedaba rescatada de la nada del absurdo, de la inconformidad, del miedo, todo de un golpe, sin palabras, produciendo Luz que lo iluminaba todo de golpe, y alegría de tener una explicación sin palabras y de haberme descubierto a mí mismo.

En Jesucristo me contemplé a mí mismo y nada de aquello es explicable ni variable, aunque lo haya intentado muchas veces. Fue la Palabra eterna que me “habló” sin palabras y me dejó sin palabras para comunicarlo a otros. Había encontrado a Jesús-Dios y me había encontrado a mí mismo. De ahí comienza la historia de mi vida. Estaba muy cerca de los 15 años de edad. Bautizado a los 5 años no frecuentaba la Iglesia. Con siete u ocho años de edad acudí varias veces a una catequesis en una parroquia salesiana, la encontré aburrida, el lenguaje “infantil” que usaba el sacerdote en un día de Reyes en que había fiesta y distribuía regalos me pareció falso. Me fui. Nunca más volví.

A los 12 o 13 años fui al Santo Entierro el Viernes Santo. Solo miraba. Me había enseñado las oraciones una tía-abuela y las preguntas-respuestas de memoria del Catecismo de “Pío X”. Me lo sabía todo con el automatismo de la memoria, como las tablas de multiplicar, pero no rezaba nunca, el cuadro del Sagrado Corazón de la sala de mi casa era un adorno más, típico de todas las casas de Cuba. Yo sentía la religión como algo muy distante de mí. Todo el mundo decía que creía en Dios y yo también. Pero Dios, la fe, la religión, estaban fuera del horizonte de mi vida.

A los trece-catorce años, sin embargo, experimenté que me abría al mundo y que todo me era inexplicable, el vivir, el morir, el escoger una carrera, las fiestas, todo me resultaba ajeno, extraño; después del encuentro con Cristo comprendí el sentido de aquella crisis existencial. Es algo desafiante para un ser inteligente vivir sin Dios.

Mis amigos del Preuniversitario, con quienes jugaba al volleyball, eran católicos. Me invitaban a ir a actividades de tipo cultural-religioso en el local social de la Juventud de Acción Católica, por ejemplo, a un Cine-Club, a una conferencia. Jamás asistí, nunca había entrado en aquella Casa que veía todos los días frente al Instituto al entrar y salir de la escuela.

Después de aquel “encuentro” redescubrí también de un golpe a mis amigos “como católicos” y, sin ninguna invitación especial para ninguna actividad cultural, me presenté allí una noche, sintiéndome extrañamente parte de aquel grupo. Me preguntaron si había hecho la Primera Comunión y les dije que no, que solo estaba bautizado. Me dijeron: “tienes que prepararte”, me explicaron que llevaría un tiempo, que tenía que saber lo que era la Confesión, etc. Me mostré disponible.

Algunos días después, al salir del Instituto, dos o tres de mis “nuevos amigos católicos” me dijeron: “¿No tienes impuesto el escapulario de la Virgen del Carmen?” Les dije que no ¿y qué cosa era eso? Ellos se abrieron la camisa y me mostraron el escapulario. Se lo había visto a algunas personas, y me dijeron “¿quieres imponértelo ahora? Así tendrás la protección de la Virgen”. (La Iglesia del Carmen está a una manzana del Instituto). Fuimos, era la primera vez que entraba en esa iglesia frente a la cual pasaba cuatro o cinco veces al día. Pero ahora había allí una Iglesia que era también “nueva” para mí. Algún 16 de julio me había parado en la esquina a ver la procesión de la Virgen y veía a mis amigos con el brazalete de la Juventud de Acción Católica en el brazo izquierdo. Hoy ellos me acompañaban y este era mi pensamiento, mientras esperábamos que el Padre bajara: “Menos mal que la Iglesia da algo sin que haya que prepararse, que aprender doctrina y sin confesarse”.

Me arrodillé en la Sacristía, el Padre bendijo el escapulario y me lo puso. Mis amigos me presentaron a él. Y fue el escapulario de la Virgen del Carmen lo primero que recibí de la Iglesia después del Bautismo. En esa iglesia hice mi Primera Comunión tres meses después. Fue un carmelita mi primer confesor, el Padre Ignacio de la Virgen del Carmen. A esa Iglesia no dejé de ir un domingo a Misa después de mi comunión.

A esa iglesia, unos meses después, empecé a ir a Misa diaria y cada tarde a una visita al Santísimo Sacramento. En esa Iglesia celebré mi Primera Misa. Allí supe de San Elías, de San Simón Stock, de Santa Teresa de Jesús, de San Juan de la Cruz, de Santa Teresita del Niño Jesús, del Niño Jesús de Praga, de la fama de santidad de Sor Isabel de la Trinidad, cuya doctrina espiritual (presentada admirablemente por el Padre Phillipon), me acompañaron desde mi primer año del Seminario, “Laudem Gloriae”.

Fue allí, en el claustro austero del Carmen de Matanzas, adonde me mandó a subir aquella tarde mi director espiritual, el Padre Cristóbal de la Virgen del Carmen, y donde sostuve el diálogo con aquel hombre de Dios, que me decidió a ser sacerdote.

“Padre, yo me siento llamado a la vida religiosa y quisiera ser Hermano de La Salle”. Los hermanos trabajaban con los jóvenes. No tenían escuela en Matanzas, pero venían como animadores de Juventudes Católicas a Matanzas. Varios miembros del grupo al que pertenecía habían entrado en años anteriores en la Congregación.

Con el mentón apoyado en su bastón, el Padre Cristóbal me dijo:

– ¿Quién le dijo a usted que tiene vocación de hermano? No, usted no es para ser hermano. ¿Usted sabe la alegría que le daría al obispo si usted va y le dice que quiere ser sacerdote?

– Padre, pero a mí me gusta enseñar, ser maestro.

– Eso es lo que hace falta: sacerdotes que sean maestros, que enseñen al pueblo y no hagan piezas oratorias.

– Padre, pero el trabajo con la juventud me gusta…

– Eso es lo que hace falta: sacerdotes que trabajen con la Juventud y la atraigan a la Fe.

– Padre, pero la soledad… (Tenía el testimonio de sacerdotes viviendo en una barbadilla encima de la Sacristía, pues visitaba pueblos distintos como miembro de Acción Católica).

– Solo está, quien quiere estar solo, sentenció el Padre.

Lapidarias, cortas, vibrantes de realismo, con eclesialidad transparente, fueron sus respuestas. Y me dijo que lo pensara. Le prometí que lo haría. Un mes, o menos, después pasé a verlo para decirle que iba hacia el Obispado a hablar con mi Obispo.

El Carmelo Teresiano, después de la luz cegadora del primer encuentro, ha sido mi lazarillo. Y ahora aquí, en la huerta de San Juan de la Cruz, junto a la Fortaleza del Alcázar, el muro gris y la naturaleza hermosa de abril, donde el Esposo al pasar dejó su sello, pienso que seguirá siendo mi Lazarillo, porque es de noche, y debo prepararme (esta vez pronto y necesariamente) para abrir los ojos a la llama eterna. Entonces ya no ciego, así como la primera vez, como a Pablo, sino que se hará día sin ocaso.

A San Juan de la Cruz encomiendo este último tramo de mi vida. Tengo tanto que dejar, Dios me ha dado tanto, quizás por mi fragilidad el Señor ha tenido una Providencia de gracias continuas a través de mi vida. Mi madre me decía, “tú tienes suerte, todo te sale bien”. Aún en cosas menores, en pequeños proyectos o en obras grandes siempre la mano de Dios está ahí. He aprendido a verla. A veces los que me rodean se admiran de cómo “salen las cosas”. Y me da miedo pensar en el dolor, en el sufrir.

Por otra parte, si pudiera pensar objetivamente sobre mí mismo, como mirando mi interior desde fuera, he sufrido mucho, sufrimientos íntimos, existenciales. Un hombre mayor, cuya carta conservo, siendo yo joven Arzobispo, le escribió a la Superiora religiosa de las Hermanas del Amor de Dios que me acompañaron como Arzobispo de La Habana. Yo puedo haber tenido entonces alrededor de 50 años, él quizás 80, y hacía como un estudio entusiasta sobre mi persona, de mi ministerio, de mi predicación, del amor que, según él, los fieles sentían por mí y de la admiración de ellos hacia mi persona.

Y hace esta reflexión: “es un hombre que tendría que sentirse feliz, pero no lo es, cuando bendice al salir de la Misa tiene siempre una sonrisa triste que me indica -decía él- que no es plenamente feliz”. La Hermana me trajo la carta. Yo hice un comentario banal, pero estaba impactado, pues su frase textual era: “hay algo internamente en él que no lo hace feliz”. Me recordó a una prima mía, sobrina de mi madre, de mi misma edad, que siendo ambos adolescentes, al llegar yo me dijo: “¿qué pasó que no viniste el día de mi cumpleaños? Yo dije -agregó ella- falta aquí la sonrisita tristona de Jaime”.

Sí, la fe me levantó por encima de esos sufrimientos interiores y el Señor ha querido compensar con detalles continuos y delicados lo que pudiera ser doloroso, de tal modo que me ha hecho sentir que nada he sufrido a la luz de su pasión, que nada he compartido de ella. Cuando me hablan de los meses que pasé en trabajos forzados, de las penurias de alimentación, transporte y vestido, de los años difíciles de trabajo pastoral en parroquias del campo, nada de eso me parece extraordinario y me da temor que no esté ni remotamente unido a la pasión del Señor. Así está mi alma que pongo bajo la guía de San Juan de la Cruz.

Siempre me ha estremecido leer sus súplicas al Señor para que le dé sufrimientos, incluso sufrimientos espirituales como desprecios, calumnias, ofensas, etc.

Y recuerdo casi cotidianamente a un obispo auxiliar piadoso y bueno, de alma grande. Lo ordené sacerdote y lo ordené obispo. Fue auxiliar de mi diócesis. Me decía siempre, al llegar el tiempo de Cuaresma: “Yo nunca rezo ese himno de Vísperas que dice al Señor: ‘Yo no busco coronas de gloria… Si me das corona, dámela de espinas’”.

Y añadía: “lo más que yo llego a decirle al Señor es: ¡Que yo pueda aceptar los sufrimientos que vengan!”.

Murió con 54 años, fue una operación de cáncer de colon que hubo que realizar con presteza, pues no se había manifestado. Llegué del extranjero y fui a su lecho de muerte en el hospital. Fui una de las últimas personas que lo vio y habló con él. Solo fueron unas palabras. Le dije: “ofrécelo todo por la Iglesia”. Con una sonrisa plena y haciendo un gesto con la mano no comprometida por el suero, me dijo clara y lentamente: “lo he ofrecido todo”.

Creo que él fue un alma escogida y hasta eso aspiraba y pudo llegar.

Pido a San Juan de la Cruz que al menos yo pueda llegar hasta eso, para que “mi sonrisa triste” llegue a ser radiante en la contemplación eterna del Esposo.

Y, sin embargo, estoy lleno de proyectos, siempre he sido así y pensaba que mi retiro sería como el del Papa Benedicto y eso me entristecía, yo “todavía”, pensaba a mis adentros, no he llegado a esa capacidad de orar por la Iglesia y dejar otro todo proyecto, pienso en otros santos, San Juan Bosco, o en sacerdotes que entre nosotros (uno tiene 96 años) siguen activos. Todo esto lo he estado viviendo con inquietud.

Pienso que el camino final hacia la Luz es distinto para todos. Recuerdo la Novena Sinfonía de Beethoven, ya sin oído, al final de su vida la compuso. Me preocupa interferir, ser sombra de mi sucesor. Me dicen que no, antiguos colaboradores, que lo estoy haciendo bien. Pero las referencias del Cuerpo Diplomático y aún del gobierno son a mi persona. El Santo Padre me dijo: “Jaime, haz todo lo que puedas, pero descansa también”. Atiendo una parroquia popular, pequeña, pobre, lo hago con mucho gusto.

Se está creando una Fundación que lleva mi nombre “Cardenal Jaime Ortega”, pues por razones legales y prácticas convenía que fuera así y soy el Primer presidente de esa Fundación. Pero todo lo que se emprende a mi edad tiene el sello de la precariedad. ¿Cuánto puedo durar, cómo se mantendrá mi salud? El temor de “perder la mente” me acucia más que el de la muerte.

Busco ese camino de necesaria preparación y ofrenda para ir al Señor y, sin embargo, implicado en varios proyectos, pienso al mismo tiempo que este ha sido el estilo de mi vida donde Dios ha mostrado su Providencia bienhechora continuamente ¿querrá que lo siga en este nuevo ritmo que impone mi condición actual? Pero este andar tiene que disminuir forzosamente. ¿Me faltará aceptación? ¿Sabré descubrir los signos del Señor? ¿Tendré la entereza de aceptar, no el retiro de la Arquidiócesis, que gracias a Dios pude aceptar, sino la modificación de mi camino existencial para proyectarme más serenamente hacia mi fin último, o mantener la tónica del quehacer, como hacen tantos ancianos, no teniendo en cuenta la precariedad y estando como disponibles al momento de Dios?

Quisiera estos días de oración me dieran luz en este Camino.

En manos de la Virgen Madre de Dios, y con la intercesión y acompañamiento de San Juan de la Cruz, pongo todas mis búsquedas, porque al mismo tiempo tengo conciencia desde el momento de mi retiro, hace un año, que estas “actividades” pueden ser como un llenarme con el “divertimento” para ir pasando así hasta morir, y no deseo que sea así. He de reorientarlo todo para ir hacia la Luz. Ese era el fin de estos días (retiro) y creo me está ayudando a hacerlo. Desde el primer momento comprendí que “es cuestión de amor” y sentí algo como desolación al atardecer del primer día por “no saber amar”, por no haber aceptado siempre el papel central del amor en la vida espiritual, quizás por falta de “entrenamiento” en las relaciones interpersonales como niño y como adolescente, también por el guía espiritual de la Acción Católica, en lo que es querer a los demás.

Siempre fui “demasiado” querido y no era portado a querer a los demás, y cuando lo he hecho ha sido con amor posesivo. Esto me dañó y puede ser la causa (así lo creo) de mi sonrisa triste.

Esta es la historia (la historia del alma). Lo otro, sacerdote párroco, empezando como vicario cooperador a los 27 años, 8 meses en un campo de trabajo, tiempos breves en parroquias diversas en el campo durante 5 años, 9 años párroco de la Catedral de mi Diócesis, obispo a los 42 años en Pinar del Río, Arzobispo de la Habana a los 45 años, Cardenal de la Iglesia a los 58 años, retirado a los 80.

Esa es la historia llena de elogios de algunos y de críticas amargas de otros. En esa historia Cristo Jesús se me fue mostrando particularmente bueno y misericordioso. Me ha ayudado a llevar la Cruz de críticas, ataques amargos e incomprensiones de mis hermanos cubanos que viven en el exterior. De los fieles en Cuba he sentido cercanía, afecto, admiración, gratitud. Esto compensa los sufrimientos anteriormente dichos, pero aun así son muy tristes y duros de soportar, pues pienso en la Iglesia que se ve impugnada, aún en el Santo Padre. Cada visita de un Papa a Cuba, ha sido ocasión para atacarlo. Estos sufrimientos y los consuelos en el desarrollo de mi ministerio no constituyen el eje de mi reflexión. Son solo recuerdos malos y buenos.

La historia de lo hondo del alma, donde se encuentra Dios, es la que me ha conducido hasta aquí. Los recuerdos de mi vida pastoral buenos y malos, más bien han sido estorbos. Al pasar por el corredor (el claustro) vi la revista ORAR con Santa Isabel de la Trinidad y la frase de Jesús a Zaqueo: “Baja, que hoy voy a hospedarme en tu casa” me indicó el camino de la mano de mi querida Sor Isabel: ¿hasta dónde debo bajar? Hasta lo hondo del corazón, a lo profundo de mi interioridad: allí “encontré” a Dios, porque allí está.

Y es allí donde quisiera instalarme, inamovible, buscando el modo de pasar ciertos compromisos “post-retiro” episcopal a otros y llevando mi ministerio, atendiendo una pequeña parroquia “desde ese centro de amor vivo”, con proyectos sencillos de evangelización y sembrando amor, de modo que eso enriquezca (como noto lo está haciendo ya) mi corazón sacerdotal, porque los pobres, los enfermos, nos evangelizan, nos hablan “de ese amor” del cual es cuestión en el camino hacia la Luz. Este reencontrar mi sacerdocio en su sencillez y grandeza original sí contribuye a que baje a lo profundo de mí mismo.

Porque ahí está el don del carácter sacerdotal que es ya inseparable en mí yo interior. Ahora no soy el muchacho de 15 años que se vio en Cristo, ahora tengo que verme en Cristo sacerdote eterno. La mesa de mi casa interior adonde debo bajar es la mesa eucarística. En ella tengo que alimentarme para enfrentar y vencer elogios futuros inmediatos y críticas subsiguientes.

“Porque tú preparas una mesa ante mí enfrente de mis enemigos”. Y son enemigos por igual del alma los elogios y las críticas. Que estas sombras no empañen la luz de estos días. San Juan de la Cruz, ruega por mí. No dejes me enrede en mis defectos, pecados, o molestias sicológicas.

Hoy es el domingo de la Misericordia, y el mismo Jesús que me salió al paso doliente, digno, revelándome al hombre que Dios quiere de cada hombre y levantándome de mi postración me llenó de alegría, viene hoy después de tantos años de camino y transfigurado, resucitado, me dice: “Mira, mis llagas te han sanado una y otra vez, he estado junto a ti durante estos largos años. Yo soy la razón de tu perseverancia, yo nunca abandono la obra de mis manos. No es que tú seas amable, soy yo el que ama siempre y comprende y sostiene con el triunfo pascual de la Misericordia, soy yo quien te hace amable”.

Gracias Jesús mío, mi roca, mi alcázar, mi liberador, el refugio donde me pongo a salvo. “Recuerda el retiro anterior: tú no eres el centro, es Jesús, no mires hacia ti, sino hacia Él. Mira que puedes bajar a lo profundo de ti solo para buscarlo a Él que está allí”. Gracias, San Juan de la Cruz, por esta precisión pacificadora. Lo abismal no es nuestra miseria, lo abismal es Dios que nos hace criatura nueva.

“PAZ a vosotros” es tu Palabra hoy, segundo domingo de Pascua. Dame tu Paz, Señor.


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Ver en el blog  El Card. Jaime Ortega ha fallecido

Cubanoamericano nuevo arzobispo of the Archdiocese of Philadelphia


Pope Francis announced Thursday that the bishop of Cleveland, Nelson Perez, will be the next head of the Roman Catholic Archdiocese of Philadelphia, making him the first Hispanic archbishop to lead the region’s 1.3 million-member flock.

Born in Miami, raised in New Jersey and ordained at St. Charles Borromeo Seminary in Wynnewood, Perez, 58, served as a parish priest for more than two decades in West Chester and the Olney and Lawncrest sections of Philadelphia before being elevated to the hierarchy as an auxiliary bishop in Long Island, N.Y., in 2012. (Read full text at The Inquirer)





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Nelson J. Perez was born in Miami, Florida, on June 16, 1961 to David and Emma Perez and is the brother of the late Dr. David Perez and Louis Martin Perez. He was raised in West New York, NJ. Bishop Perez earned a Bachelor of Arts Degree in Psychology from Montclair State University in 1983. He taught at Colegio la Piedad, a Catholic elementary school in Puerto Rico, prior to entering Saint Charles Borromeo Seminary in Philadelphia, where he earned Master of Divinity and Master of Arts in Theology degrees in 1988 and 1989, respectively.

Bishop Perez’s first assignment after ordination to the priesthood was as parochial vicar of Saint Ambrose Parish, Philadelphia (1989-1993). He also served as assistant director of the Office for Hispanic Catholics (1990-1993), founding director of the Catholic Institute for Evangelization (1993-2002), Pastor of Saint William Parish, Philadelphia (2002-2009), and Pastor of Saint Agnes Parish, West Chester, PA (2009-2012).

His work in education included teaching courses in psychology and religious studies at LaSalle University, Philadelphia (1994-2008). Bishop Perez also taught Developmental Psychology at Saint Charles Borromeo Seminary (Fall, 2011), in the Archdiocese of Philadelphia. In 1998, he was named Chaplain to His Holiness, Pope John Paul II, with the title of Monsignor. In 2009, he was named a Prelate of Honor by Pope Benedict XVI.

Pope Benedict XVI appointed Reverend Monsignor Nelson J. Perez Auxiliary Bishop of the Diocese of Rockville Centre in New York on June 8, 2012. He was ordained a bishop on July 25, 2012 in Saint Agnes Cathedral, Rockville Centre, NY by Bishop William F. Murphy.

As Auxiliary Bishop of the Diocese of Rockville Centre, NY, Bishop Perez served as Episcopal Vicar for the Eastern Vicariate, representing the Diocesan Ordinary and overseeing sixty-six parishes. He served as the Episcopal Vicar for Hispanic Ministry, overseeing fifty-four parishes with pastoral ministry to Hispanics; Formation Programs, and Ecclesial Movements.

In addition, Bishop Perez served as a member of the Diocese of Rockville Centre’s Priest Personnel Board, Presbyteral Council, corporate member of Catholic Health Services; vice-chair of Catholic Charities Board of Directors and member of its Executive and Governance Committees, member of the Diocesan Pastoral Council, chair of the Diocesan V Encuentro Planning Committee, chair of the Diocesan Advisory Committee for Hispanic Ministry, and was formerly a member of the Diocese’s TeleCare TV Board.

As a part of the United States Conference of Catholic Bishops, Bishop Perez serves as Chair of the Bishops’ Committee on Cultural Diversity in the Church, a member of the Administrative Committee of the USCCB, and a member of the Bishops’ Committee of Religious Liberty. He is former Chair of the Bishop’s Sub-Committee for Hispanic Affairs and former member of the Bishop’s Sub-Committee for the Campaign for Human Development.

He speaks English and Spanish.

(Vatican News)


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Ver en el blog
Obispos cubanos, o cubanoamericanos, en USA (por Joaquín Estrada-Montalván)

Calles y callejones de Camagüey: Callejón del Astillero, Aurelia Castillo (por Marcos A. Tamames-Henderson)

Nota del blog: Cada jueves se publica en el blog, gracias a la cortesía de Marcos Antonio Tamames-Henderson, una selección de su libro Calles y callejones de Camagüey. Entre la leyenda y la historia. 


Nace en San Ramón y una vez que recibe el callejón de Masvidal cruza de la Carnicería o Contaduría, para culminar luego en San Miguel. Su anchura y rectitud debían inscribirla en la categoría de calle, mas el hecho de tener cierre en sus extremos le otorgaron el calificativo de callejón.

Lasqueti apunta en 1888 que se desconoce el origen de su nombre. ¿Del Astillero está vinculado a la presencia de un establecimiento en el que se almacena y trabaja la madera con fines a la reparación de embarcaciones de poco calado? ¿O se trataba tan solo de un espacio destinado al corte de leña? Es válido recordar que Puerto Príncipe es una ciudad mediterránea cuyos vínculos con el mar son insospechados y que en 1861, además de una imprenta y la morada de un agrimensor, se ubica en él una carpintería. ¿Acaso entre sus primeros vecinos se distinguió uno oriundo de El Astillero, municipio de Cantabria? 

Un primer intento en el cambio de nombre aparece en el seno del Ayuntamiento el 13 de febrero de 1919, cuando Juan García Borroso, vecino de Padre Valencia no. 4, propone nombrarla Manuel Ramón Silva tan sólida cree su propuesta que como argumento plantea: “Estimo no tener necesidad de hacer mención de los méritos del Dr. Silva para justificar este homenaje que se hace a su memoria y creo firmemente la corporación acuerde y no tendrá reparo en tomar dicho acuerdo”. Pero la sugerencia se deniega y en su lugar se elige un eje de mayor jerarquía para rendir homenaje al pedagogo y constituyentista.

Un segundo intento arriba un mes después, el 12 de marzo de 1919, mediante carta de Ramón Antonio Cisneros Zayas, quien a nombre propio y de algunos vecinos, solicita los cambios para las calles del Carmen, Nuestra Señora del Loreto o del Hospital, Jesús María y del Astillero. Sugiere para esta última el nombre de Rafael Arce en memoria del patriota “fusilado en la época triste del mando del feroz Brigadier Ampudia, por asuntos políticos”; pero analizado el asunto en sesión del día 21 no se tomó acuerdo sobre el tema. 

El tercer y definitivo intento se presenta a través de una carta de Gaspar Álvarez fechada en agosto de 1920, bajo el argumento de honrar la memoria de la recientemente fallecida Sra. Aurelia Castillo de González, insigne mujer camagüeyana que con su preclaro talento y excepcionales dotes ilustró las letras americanas y cantó con lenguaje sentido las glorias de nuestra amada tierra. 

Ante el continuo rebautizar de calles se recomienda en esta ocasión verificar si del Astillero no cuenta ya con un nuevo nombre, lo que da fe de la distancia entre el acto de nombrar y el afianzamiento en la memoria colectiva del nuevo nombre. El 3 de septiembre del mismo año se aprueba la colocación de Aurelia Castillo en el seno de la municipalidad y el 15 es firmado por el alcalde Boza. El 10 de septiembre Gonzalo Aróstegui del Castillo, secretario de Instrucción Pública y Bellas Artes de La Habana, agradece al Ayuntamiento camagüeyano tan noble homenaje.

Aurelia Castillo y Castillo (Puerto Príncipe 1842-1920) pasaría a ser un referente urbano y, al mismo tiempo un texto cultural desde el cual recordar a la escritora y poetisa cubana que perfeccionó sus estudios bajo la dirección del licenciado Fernando Betancourt, a la autora del soneto En la muerte del Lugareño, escrito el 7 de diciembre de 1866. Una cubana que expatriada en 1896 vivió en Santa Cruz de Tenerife y en Barcelona. La síntesis biográfica entregada por Gladys Cuenca Heró para El Camagüey Legendario la muestra heredera de una tradición local al apuntar: “Fue Aurelia Castillo una mujer de gran cultura, de delicada belleza física y de un alto sentido moral que quizás lo debió a la influencia de sus padres don Pedro Castillo Betancourt y doña Ana Castillo Castillo, como lo expresó ella misma en sus escritos”. 

Muy a pesar de los estudios realizados sobre la autora de Fábulas de Aurelia, Cuentos de Aurelia o Ignacio Agramonte en la vida privada, de las publicaciones en torno a su feminidad y postura ante el feminismo, permanece en este eje el nombre de Astillero y en su integridad forma parte del área PCH. 

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Marcos Antonio Tamames-Henderson (Jamaica, Guantánamo, 1961). Lic. Historia del Arte (1997), MSc. en Historia del Arte y en Conservación y Rehabilitación de Centros Históricos (2007). Miembro de la Uneac, Unaic, Unhic. La Editorial Ácana ha publicado sus libros De la Plaza de Armas al Parque Agramonte. Iconografía, símbolos y significados (2001, 2da ed. 2003); Tras las huellas del patrimonio (2004); La ciudad como texto cultural. Camagüey 1514-1837 (2005); Una ciudad en el laberinto de la ilustración (2009) y La cofradía de los signos urbanos (2012). Premio Especial Roberto Balmaceda (Uneac, 2002), Juan Marinello (2006), Juan Torres Lasqueti (2005, 2010, 2011 y 2012), Ensayo Histórico Enfoque (2007), Crítica Histórica José Luciano Franco (2005), Publicaciones, teoría y crítica en el V Salón de Arquitectura (2005) y Jorge Enrique Mendoza (2004), entre otros.

¿Es posible definir el arte?

La tradición clásica (Aristóteles, Tomás de Aquino, solo por poner algunos nombres) nos ofrece una definición real de ars, según género y diferencia: ars est recta ratio factibilium, es decir, el arte es la razón correcta de las cosas que se hacen. Por tanto el género es la “recta ratio”, y la especie se diferencia con la referencia a los “factibilia”, a las cosas que se hacen, se producen. El arte se coloca así entre las virtudes dianoéticas, es decir, entre las perfecciones del alma racional; además, está estrechamente conectada con el conocimiento y con la fabricación de objetos; podríamos decir que el arte es un “saber hacer”. Se trata de una definición amplia, que contiene todas las modalidades del “saber hacer”: desde hacer mesas a escribir poesías, desde pintar a cocinar, con tal de que estén bien hechos, con recta ratio. (ver texto completo de ¿Es posible definir el arte? por Rodolfo Papa, en Zenit)

Murga Uruguay


Tuesday, January 21, 2020

"Cuando el amor te llame síguelo", nuevo libro de Cecilia Alegría, La Dra. Amor. Prólogo de Ismael Cala

Nota del blog: Espacio semanal de Cecilia Alegría, La Dra. Amor, dedicado al amor de pareja.

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Prólogo

Desde hace varios años me acompaña un mantra en cada una de mis experiencias televisivas o en otros eventos: "Dios es amor, hágase el milagro". No se trata de una frase vacía o de un cumplido, sino de un llamado directo a mi propio corazón.

La frase contiene tres términos en los que mi querida amiga, Cecilia Alegría, la Dra. Amor, es una experta: Dios, amor y milagro. Entonces, la conexión con las ideas expresadas en este libro es casi instantánea. No es necesario estar de acuerdo al 100% con todas para disfrutar su mensaje emocional, que es de edificación, comprensión, respeto y tolerancia.

Cuando el amor te llame, ¡síguelo! 70 Revelaciones sobre el amor y el desamor, presenta un formato agradable, muy fácil de leer y entender. No seré yo quien rompa su estilo con un prólogo más extenso de lo que indica el sentido común.

Con estas palabras honro a la amiga, a la escritora, a la consejera, a la madre total que es Cecilia Alegría. A través de mensajes breves y frases, este libro aborda temas siempre actuales sobre el amor y las relaciones de pareja: la escucha compasiva, la comprensión, el perdón, la risa, la gente tóxica, la aceptación del otro, la gratitud, la fidelidad y la suerte, entre muchos otros.

Termino con una de las frases de la Dra. Amor, que resume perfectamente mi manera de pensar y actuar: "Dios no bendice con el cambio a quien siempre tiene una excusa para no cambiar".


Ismael Cala
Comunicador, autor y estratega de vida y negocios.


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 Cuando el amor te llame, síguelo
Onceavo libro de La Dra. Amor 
para el mes del amor

Acaba de aparecer en Amazon la versión a todo color deonceavo libro Cuando el amor te llame, síguelo, 70 revelaciones sobre el amor y el desamor, que resulta un excelente tema de conversación para el Día de San Valentín que se avecina.

Contiene bellas fotos inspiradoras y una colección de 70 pensamientos que se pueden leer uno por día, todos de una sola vez o al ritmo que el lector prefiera. Una obra muy estética, tanto en su formato como en su contenido, ideal para meditar y crecer en el conocimiento y la práctica del amor, dirigida tanto a casados como a solteros.

La presentación oficial del libro se llevará a cabo el jueves 13 de febrero en Books&Books de Coral Gables. La maestra de ceremonias del evento será la famosa motivadora María Marín y el prólogo ha sido escrito por el reconocido estratega de vida Ismael Cala.

“Honro a la amiga, a la escritora, a la consejera, a la madre total que es Cecilia Alegría. A través de mensajes breves y frases, este libro aborda temas siempre actuales sobre el amor y las relaciones de pareja: la escucha compasiva, la comprensión, el perdón, la risa, la gente tóxica, la aceptación del otro, la gratitud, la fidelidad y la suerte, entre muchos otros.” (Ismael Cala)

Este amoroso libro aborda un tema sobre el que todo el mundo habla, pero muy pocos dominan. Y la Dra. Amor tiene autoridad suficiente para iluminarnos el camino.


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Cecilia Alegría, La Dra. Amor (www.ladoctoraamor.com): Consejera de Parejas, Love and Life Coach, Conferencista Internacional, Periodista y Conductora de Radio y TV. Destaca en los Medios Latinos en Miami dando consejos sobre cómo triunfar en el terreno amoroso y ayudando a miles de parejas a resolver sus problemas. Forma parte del grupo fundador de profesores del programa Universidad de la Familia.

Ha publicado diez libros entre los que se encuentran: Comunicación Afectiva=Comunicación Afectiva (Espasa Calpe, España, 2000). 120 preguntas y respuestas para ser mejores personas (Editorial Norma, Colombia, 2004), No hay amor más grande (Editorial Aragón, USA, 2012), Amando un Día a la Vez (Ediciones Varona, U.S.A. 2015), Al rescate de tu comunicación de pareja (Ediciones Varona, USA 2017), Sexo Sagrado y Lazos del Alma (Indie Publishingnbsp, 2018), Alessia (Book Master Corp. 2019) 



De los inicios del Camagüey


En aquellos tiempos que esta ciudad era una villa de doce á catorce mil habitantes, conocida más comunmente [sic] con el nombre de Camagüey, [...] que entre sus principales familias se contaban la de Orellana, la de Cabrera, la de Montalvan, la de Sifonte, la de Machicao, la de Figueroa (procedente esta del ilustre Vasco Porcayo de Figueroa, yerno del Cacique del país) y otras, de algunas de las cuales, apenas ha quedado uno que otro descendiente poco conocido: que á nadie se trataba de don; escepto tal cual eclesiástico, ó empleado de alta categoría: que todas las casas, ó casi todas eran bajas, y muchas de ellas de paja y embarro, con unos patios inmensos descubiertos ó acotados, por la mayor parte, con cerca de jequí, de guano ó de cualquier otra madera: que no había más quince ó veinte carruajes llamados calesas, muy pesadas, con un postigo atras y otro á cada lado con sus cortinillas, y algunas de ellas con dos pilares delanteros, dándole al carruaje apariencia de andas de santo: que los hombres ricos usaban á todas horas capa de paño azul ó de grana, con un galón ancho de oro en la muceta, ó bien de lamparilla sin galón: que cuando asistían a un acto solemne, además del calzón corto con bragueta y las medias que ordinariamente usaban hasta dentro de casa, vestían casaca con mangas anchas y faldas largas con entretela de petate, chaleco con faldas, camisas con vuelos anchos en la pechera y bocamangas por lo regular de punta fina, ó de Flandes, corbata estrecha y angosta, sombrero negro de pelo de tres picos, zapatos de paño ó de polvillo con hebillas grandes de metal ó de piedras que hiciesen juego con las charreteras de los calzones, la cabeza empolvada con harina, y espadín pendiente de la cintura: que cuando salían á la calle de noche era con su espada de cinco cuartas, envainada ó desenvainada, bajo del brazo: que la mitad delantera de la cabeza se la pelaban, lo que llamaban cepillo, recogiendo el pelo que quedaba atras dentro de una bolsa de tafetán negro, que figuraba la pala de una tarabilla de torcer rabo, denominado caramba, dejando a los lados lo suficiente para los bucles que caían encañutados en dos órdenes, á veces, sobre las orejas: que las mujeres vestían saya, fustán dentro de casa, en la iglesia y en las visitas de confianza, y cuando iban á alguna función añadían el tontillo y el corpiño, con manga ajustada hasta el codo, calzando zapatos con hevillas, lo mismo que las de los hombres, y con palillos de dos o más pulgadas de alto, y llevando la cabeza bien empolvada, con el pelo echado todo atras formando una especie de castaña sujeta con un espadilla de metal: que no se conocían otros instrumentos músicos que el violín, el violón, el harpa, la guitarra, la flauta y las trompetas; ni otros juegos de carteo que la malilla abarrotada, el rey, la zampa, la brisca, el tuti y el toro; ni de envite sino la primera, la treinta y una, el truquiflor y los dados: que los muchachos y aun los hombres casaderos jugaban en la calle á las bolas y á los mates: que en un departamento de la gallería se jugaba truco: que los escribanos no pasaban de dos, los abogados y médicos de cuatro ó cinco, y los barberos y peluqueros de cinco ó seis: que no había otras autoridades públicas que dos alcaldes ordinarios y dos de la Santa Hermandad, ni mas empleados Idem que el Administrador de Real Hacienda, el de el Correos y un factor de tabacos: que los templos se reducían a tres, las tiendas de ropa á cinco o seis y las tabernas á quince o veinte: que no había mas de un correo al mes: que casi todos los años nos entraba dinero de Méjico: que el papel sellado se usaba poco y poco costaba: y en fin que la abundancia reinaba, á la par que la paz, la tranquilidad y el contento.

Manuel Arteaga: Los antiguos camagüeyanos y el noble espósito. Puerto Príncipe, Imprenta El Fanal, 1861, p.1-5.

Roberto Carlos. Festival San Remo. 1968


Monday, January 20, 2020

Mons. Mario Moronta, Obispo de San Cristóbal, Venezuela: "Estamos viendo cómo se ha invertido inmensas sumas de dinero para “maquillar” algunos sectores de la ciudad, realizar espectáculos costosísimos y actividades que distan de ser promotores de una verdadera cultura popular"


Al Presbiterio Diocesano, a los fieles católicos que anuncian el Evangelio en el Táchira y a las personas de buena voluntad.

Salud y Paz en el Señor Jesús

En años anteriores, con ocasión de la Festividad de San Sebastián, patrono de la ciudad de San Cristóbal, hemos dado a conocer la preocupación por el carácter mundano de las ferias que se suelen celebrar en su honor. Hemos señalado, con firmeza, cómo la así denominada “feria gigante de América”, por varios motivos y eventos que durante ella se realizan, desdicen del nombre del Santo Patrono de nuestra ciudad capital, a la vez que encierran actos que nada tienen que ver ni con la cultura ni con los valores del Evangelio.

Ya, en el pasado, el III Obispo de San Cristóbal, el recordado Mons. Alejandro Fernández-Feo, decidió trasladar la fecha de la fiesta del Santo Patrono a otro día, precisamente porque dejaba de ser el centro de atención. Se prefería lo mundano a lo espiritual. De nuestra parte, hemos hecho el esfuerzo para darle ese sentido, sin mayores avances concretos.

En medio de la crisis que golpea fuertemente al país, el pasado año sugerimos que no se celebrara por respeto a quienes de verdad estaban sufriendo los embates de la situación. No se escucharon las recomendaciones y la feria terminó realizándose sin que hubiera un aporte significativo a obras en beneficio de los más necesitados.

En este año 2020 sucede lo mismo. Estamos viendo cómo se ha invertido inmensas sumas de dinero para “maquillar” algunos sectores de la ciudad, realizar espectáculos costosísimos y actividades que distan de ser promotores de una verdadera cultura popular. Se habla con desfachatez del “rescate de la feria y de las tradiciones” y que éste sí será mejor que los años anteriores pues se ha conseguido más dinero para ello.

No podemos decir que se trata de “pan y circo”. “Circo” sí, porque está buscando adormecer la conciencia de mucha gente y distraerla con la falacia de considerarla un aporte a la ciudadanía. Pero no se puede mencionar “pan”, ya que no lo hay: no hay el “pan” de una alimentación suficiente, no tenemos el “pan” de los medicamentos ni de la atención de salud, como tampoco se consigue el “pan” de la gasolina, y una prueba de ello son las larguísimas filas de vehículos para “tanquear”. No se consiguen los recursos para los hospitales, ni para el arreglo de las cada día más deterioradas carreteras del Táchira, ni para recoger la basura de nuestras calles, ni para fortalecer la educación de niños, adolescentes y jóvenes… pero sí se consiguen fuertes sumas de dinero para garantizar eventos que enriquecerán a unos pocos y con precios inalcanzables para la mayoría de los conciudadanos. A la vez, se le ha querido dar una connotación político-partidista y se ha roto con la institucionalidad en la organización de la “feria”.

En el marco de esta situación y de la crisis que no se puede ocultar, ante el empobrecimiento creciente de toda la población y de frente al triste panorama de relativismo moral que se percibe en el ambiente, hechas las debidas consultas, hemos tomado la decisión de no celebrar, como en años anteriores, la solemne eucaristía de la fiesta religiosa de San Sebastián. Ese día 20 de enero, cada parroquia de la Diócesis, como está indicado en el calendario litúrgico, celebrará la eucaristía en memoria de San Sebastián de manera sencilla. En la Catedral de San Cristóbal, se celebrará en el horario común, es decir a las 3 00 pm, sin mayor solemnidad externa que la de la fe y la participación en caridad y comunión de los fieles.

La Palabra de Dios nos sirve de fundamento para la decisión que estamos tomando. El Profeta Oseas (citado en varias oportunidades por el Divino Maestro, cf. Mt 9, 10-13; Mt. 12, 1-8) nos enseña claramente lo que Dios pide: “Porque misericordia quiero, y no sacrificio, y conocimiento de Dios más que holocaustos”. En estos tiempos cuando faltan alimentos y medicinas, asistencia médica y respeto a la dignidad humana, no podemos ocultar con “ritos y celebraciones esplendorosas” una triste realidad como si nada estuviera aconteciendo en el país. Por eso, el profeta nos hace el llamado a practicar la misericordia, la caridad y la solidaridad, con temor y conocimiento de Dios.

A la vez, San Pablo, al invitarnos a imitar a Cristo (cf. 1 Cor 11,1) nos aconseja celebrar dignamente la eucaristía, sin discriminaciones y atendiendo a fortalecer la comunión en la caridad por lo cual nos recuerda que "hay entre ustedes muchos enfermos y muchos débiles, y mueren no pocos." (1 Cor. 11, 30). Más aún, según nos enseña el libro de los Hechos de los Apóstoles (2,42-46), los discípulos de Jesús ponían todo en común y lo compartían con los hermanos y nadie pasaba necesidad.

En esta misma línea invitamos a todos los católicos y personas de buena voluntad a dar testimonio de una caridad operante: compartir con los más necesitados, acompañar a los desolados y desesperanzados, alentar a los vacilantes y manifestar “a tiempo y a destiempo” nuestra fraterna solidaridad. No olvidemos que seremos juzgados por el amor, como nos lo dijo el mismo Maestro de Nazaret en la parábola del juicio final: En ese momento el Padre nos dirá que podremos pasar a su reino eterno, si dimos de comer al hambriento; de no hacerlo, correremos el riesgo de ir al lugar de la perdición (cf. Mt 25).

Invitamos a todos los feligreses a acudir el 20 de enero a los templos parroquiales y oratorios públicos para compartir la eucaristía, pidiéndole a Dios, por intercesión de San Sebastián, nos conceda la fuerza para perseverar, la audacia y decisión para seguir edificando su reino de justicia y de paz y proclamar la Palabra, que encierra la única verdad que libera a todo ser humano (cf. Jn 8,32). No podemos cohonestar lo que se pretende seguir haciendo en nombre y en un supuesto homenaje a San Sebastián, quien dio su vida por Jesús, ante las pretensiones hegemónicas y absolutistas del emperador de entonces.

Aprovechamos la ocasión para anunciar la creación de la Rectoría “San Sebastián y San Cristóbal”, en orden a una futura y próxima parroquia para atender la populosa zona noreste de nuestra ciudad; para lo cual se dispone de terrenos propiedad de la Diócesis. Con ello, además de rendir el auténtico culto a los mencionados santos, se podrá brindar una más adecuada atención evangelizadora a la feligresía de ese sector de nuestra ciudad capital del Táchira.

Nos encomendamos a la maternal protección de María del Táchira, nuestra Señora de la Consolación; junto a ella imploramos la intercesión de San Sebastián y San Cristóbal, a la vez que contamos con la única, auténtica y verdadera protección del Táchira, la del Santo Cristo de la Grita.

Con mi afectuosa bendición,

+Mons. Mario Moronta, Obispo de San Cristóbal.

San Cristóbal, a los 18 días del mes de enero del año 2020.



Prensa CEV
Nota de prensa Diócesis de San Cristóbal. 20 de enero de 2020

David Olney (March 23, 1948 – January 18, 2020)

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Concierto acústico que ofreció en la mañana
del 18 de enero de 2020.
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David Olney, a beautiful man, a legend, a songwriting poet died last night [January 18, 2020]. I was sitting next to him in the round, had been so honored and looking forward to getting to trade songs with him and Scott Miller. Olney was in the middle of his third song when he stopped, apologized and shut his eyes. He was very still, sitting upright with his guitar on, wearing the coolest hat and a beautiful rust suede jacket we laughed about because it was raining like hell outside the boathouse where we were playing- I just want the picture to be as graceful and dignified as it was, because it at first looked like he was just taking a moment. Scott Miller had the presence of mind to say we needed to revive him. Doctors in the audience and 30A folks were all working so hard to get him to come to. It's hard to post about this because I can't really believe he's gone. I am so sorry for his wife and family and friends and all the people who loved him and his music. Even those who never heard of him. We all lost someone important last night. (Amy Rigby's Facebook)

Friday, January 17, 2020

Agonía de Amor (un poema de Thelma Delgado)


Confieso que por usted de amor muero
Su ausencia de a pocos me está matando
Yo moriré de amor y proclamando
Morir de amor entre sus brazos quiero!

Si solo sus labios rozar pudiera
Y a su oído pudiera susurrarle
Lo que mi ser se empeña en dedicarle
Así la muerte a gloria me supiera

Escribo versos en mi lenta agonía;
Sin esperanzas mueren mis anhelos
Que su mirada se cruce con la mía.

Le dedico mi amor y mis desvelos
Y mi alma toda y toda mi alegría.
Tal vez en otra vida nos veremos.




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Ver
Página de Thelma Delgado en el website del Cultural Council of Palm Beach County

(Miami) Homenaje a José Martí. “La poética de la muerte, el sacrificio y la cruz”, por José Raúl Vidal y Franco


Artistas invitados: Dueto de Alberto Miguel y Luis de Toro con su premisa de los versos de José Martí musicalizados .

Martes, Enero 28, 2020 a las 8:00 pm

Imago Art in Action
165 Majorca Avenue,
Coral Gables, FL 33134

Thursday, January 16, 2020

En el Día Internacional de la Croqueta (por Joaquín Estrada-Montalván y receta de Alfredo Pong)


Además de huevos y bolas de gofio (abuela canaria), me criaron con croquetas. Aquellas croquetas que vendían por la libre en la carnicería, que no se sabía de que eran, pero venían espolvoreadas con harina blanca y se comían fritas y crudas.

Pasó el tiempo, llegando el Período Especial con la masa de croqueta explosiva.

Pasó tiempo y llegué "afuera", donde hay croquetas de jamón, de bacalao, de lo que sea que te de la gana y dos días para celebrarle en Miami, el 1 de octubre (Miami Croqueta Day) y hoy 16 de enero (International Croqueta Day)


Como obsequio a los lectores del blog les comparto una receta personal de Alfredo Pong. Además, recomiendo la lectura de su reciente libro De Cantón a La Habana: Una historia de chinos en Cuba, con prólogo de Daína Chaviano.



Croquetas de Pollo o Jamón o Carne a lo Pong

- 100 gr. De jamón molido o de masa de pollo asado molido o carne.

- 1 litro de leche

- 90 gr. De mantequilla + 20 gr. de aceite de oliva extra –virgen.

- 200 gr. de Harina de trigo.

- 1 cebolla mediana bien picadita (OPCIONAL).

- Nuez moscada (1/8 cdta)

- 2 huevos bien batidos para el empanizado.

- Pan molido.

- Calentar bien la leche, mientras se derrite en una sartén la mantequilla con el aceite de oliva, una vez caliente se agrega la cebolla y se deja hasta que transparente oscura bien pochada, entonces se agrega la harina y se revuelve bien hasta que coja color y se vea cocinada y bien mezclada sin grumos. aA continuación se va agregando la leche poco a poco mezclando bien hasta lograr una masa cremosa bien uniforme (min. 15 min. Revolviendo en la misma dirección – ideal 30 min.), entonces al final de agrega la nuez moscada y el molido de pollo o jamón o una mezcla de ambas en partes iguales.

- Se revuelve bien hasta que despegue bien la masa del fondo de la sartén, una vez compacta se saca y se pone en un bol de cristal y se cubre con una lamina plástica (Wrap) bien pegada a la masa para evitar que se forme costra dura por el aire frío, se coloca en el refrigerador por al menos 8 o más horas hasta que enfríe bien toda la masa y se compacte mas.

- Se saca del bol y se hacen sobre una superficie bien enharinada unos rollos del espesor de las croquetas que se quieran, luego se cortan con un cuchillo por el tamaño final de las croquetas y se harinan bien.

- Pasos del empanizado: - harina – huevo batido- pan molido.

- Se fríen en aceite a 180 grados centígrados ( 350 F ), hasta que se doren bien.

En Memoria de Gina Preval (por Gustavo Andújar)

Gustavo Andujar, Emilio Moscoso (Perú), Card. Jaime Ortega, Walfredo Piñera, Robert Molhant (Bélgica, Secretario General de SIGNIS en el 2002), Joaquín Estrada-Montalván, Gina Preval.  Arzobispado de La Habana. Año 2002.
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A las 6:30 am del 15 de enero de 2019 partió al encuentro del Padre Eterno la querida Georgina -"Gina"- Preval Valdés-Miranda, Presidenta Emérita de SIGNIS Cuba.

Gina Preval nació en La Habana el 14 de mayo de 1922. Su andadura en la comunicación católica comenzó en 1947, cuando se integró al recién constituido Centro Católico de Orientación Cinematográ fica (CCOC), creado a partir de un Secretariado de la Acción Católica Cubana. El Centro nucleaba a un selecto grupo de jóvenes intelectuales católicos, entre los cuales se destacaban el Dr. Julio Morales Gómez, quien llegaría a ser presidente de la Junta Nacional de Acción Católica, América Penichet, que presidía el Centro, y los críticos cinematográficos Manuel Fernández Santalices y Walfredo Piñera. En el CCOC, Gina colaboraba en la edición de la revista Cine Guía y de las guías anuales que recogían las evaluaciones que el Centro hacía cada año de todas las películas estrenadas en Cuba, así como en la organización y funcionamiento de la mayor red de Cine-Clubes que haya existido en Cuba.

Gina formó parte también del Comité Organizador del Congreso Mundial de 1957 de la Oficina Católica Internacional del Cine (OCIC), previsto para celebrarse por primera vez fuera de Europa, y que se celebró con todo éxito en Cuba.

A principios de la década de los 60, cuando muchos dirigentes laicos, incluidos numerosos miembros activos del CCOC, abandonaron el país, Gina, que trabajó durante muchos años como secretaria en la Nunciatura apostólica, asumió la presidencia del CCOC y de la Junta Nacional de Acción Católica Cubana. La ACC sería disuelta en 1964, pero Gina mantuvo la labor del Centro, tanto con la elaboración de reseñas críticas de las películas, como con los vínculos internacionales, la educación cinematográfica y el trabajo del Cine-Club Félix Varela, miembro fundador de la recién constituida Federación Cubana de Cine-Clubes. En esta etapa, cuando los contactos entre la Iglesia católica y las instituciones d el Estado eran casi inexistentes, Gina logró que el CCOC mantuviera un diálogo vivo y eficaz con el ente estatal del cine, el ICAIC, y la comunidad profesional de ese campo. Ejemplo de esto fue la invitación por el Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano para que la OCIC constituyera un jurado internacional en el Festival. El jurado se constituyó en 1984, en la quinta edición del Festival, y se mantiene activo hoy, treinta y cinco años después.

Gina cesó en la presidencia del CCOC en 1985, pero regresó en 1996, cuando ya el CCOC se había transformado en OCIC Cuba, y fue elegida Presidenta Emérita de la organización, Miembro Honorario de la Federación de la Prensa Cinematográfica Cubana (Capítulo Cubano de FIPRESCI) y miembro de la Directiva Nacional de la Federación Cubana de Cine-Clubes.

En el Congreso Mundial de OCIC en 1998, en Montreal, y en ocasión de cumplirse el 70 aniversario de la Organización, Gina recibió un homenaje especial, junto con otras cinco personalidades mundiales, por sus largos y fructíferos años como dirigente del CCOC-OCIC Cuba. En 2009, en el Congreso Mundial de la Asociación Católica Mundial para la Comunicación (SIGNIS) en Chiang-Mai, Tailandia, Gina fue una de tres personalidades de la comunicación católica en el mundo en recibir el Premio Especial SIGNIS por la Obra de la Vida.

Fue especialmente invitada a presidir los Jurados SIGNIS en el Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano y en el Festival Internacional de Mar del Plata, Argentina. La Comisión para la Cultura de la Conferencia de Obispos Católicos de Cuba le otorgó su más alto galardón, la Distinción "Monseñor Carlos Manuel de Céspedes", y recibió numerosas distinciones y homenajes de varias organizaciones y asociaciones del mundo de la cultura en el país.

Humilde y sencilla, nos deja un extraordinario modelo a seguir.

Descanse en paz.

(Texto distribuido por el Secretariado de la COCC)

Calles y callejones de Camagüey: Callejón de Arucas, Del Rosario, Coronel Borrero (por Marcos A. Tamames-Henderson)

Nota del blog: Cada jueves se publica en el blog, gracias a la cortesía de Marcos Antonio Tamames-Henderson, una selección de su libro Calles y callejones de Camagüey. Entre la leyenda y la historia. 

El callejón de Arucas se encuentra paralelo a San Idelfonso y nace en Santa Ana para extenderse a la derecha hasta Jesús, María y José. Su nombre debe encontrar origen en el apellido de uno de los vecinos asentados en su entorno, probablemente a don Carlos de Aruca, de la parroquia Santa Ana en 1797. El apellido puede estar vinculado al hecho de que este vecino fuera originario de Arucas, municipio perteneciente a la provincia Las Palmas, al norte de Gran Canaria en España, donde el modo de llamar a la ciudad es tan fuerte que se reconoce su iglesia, bajo la advocación de san Juan Bautista, como Catedral de Arucas, amén de que no alcance esta jerarquía eclesiástica.

En cuanto a del Rosario, parece estar vinculada a la devoción religiosa. No olvidemos que una de las capillas laterales de la iglesia Mayor está bajo la advocación de esta virgen y son varias las esclavas que, en el entorno de esta calle y desde finales del XVIII, ostentan el nombre de María del Rosario, entre las que se encuentran la de casta arará que perteneciente a doña Catalina Ortega en 1798 y la mandinga de Ignacio Marrero en 1799. No hay que descartar la posibilidad de que para citarle se tome como referente solo el nombre femenino tal y como aparece en el Plano topográfico de Puerto Príncipe y sus cercanías (1883) que dedicara Tomás Valiés y Benabarre al ilustre don Enrique Capriles y Asuna, defensor de las Carolinas y primer gobernador civil nombrado para Puerto Príncipe, donde coloca el texto “C. del Rosario”.

En relación con el cambio de nombre según el listado levantado el 21 de diciembre de 1927 por el DSAM consta la permanencia de su nombre y se especifica que se le reconoce indistintamente por callejón del Rosario o de Arucas, informe que se lee en sesión del 12 de marzo de 1928. De modo que a partir de esta fecha se incorpora al potencial de espacios urbanos donde legitimar o rendir tributo a una personalidad del ámbito político o cultural.

El nombre Coronel Esteban Borrero Echevarría aparece como propuesta de una de las calles de la ciudad el 23 de agosto de 1927. Para entonces el concejal Luis R. Sala Céspedes sugiere el callejón de Tío Perico, mas ante la duda del estado en que se encuentra el nombre de esta calle se solicita informe a secretaría. La segunda oportunidad se anuncia en sesión del 11 de abril de 1930 y se realiza en relación con el callejón de las Micaelitas; y la tercera y definitiva días después, en la del 28 de abril; ocasión en la que Sala comunica que no han sido modificado los nombres a los callejones Tío Perico y de Aruca, razón por la que rehace la sugerencia de rendir tributo en este último a Esteban Borrero, acuerdo que se confirma el 7 de mayo de ese año.

Así, incorporaron los camagüeyanos en la ciudad un referente para recordar a Esteban Borrero y Echevarría (Puerto Príncipe 1849-San Diego de los Baños 1906), el médico, literato, educador y patriota que alcanzó el grado de coronel. Antonio Barreras Núñez lo llama el gran cervantista cubano y destaca como signo de perseverancia el hecho de combinar el trabajo en un taller de zapatería con el de repartidor de pan en tiempos de postguerra. Dentro de sus obras el historiador Jorge Juárez Cano destaca la composición A la mujer, publicada en el Correo de las Damas en 1876 y anota que “junto a Varona, Tejera, Betancourt, los Sellen y Valera Zequeira redactó Arpas Amigas, calurosamente juzgada por Revilla en El Globo de Madrid”. Apunta Juárez que se licenció en Medicina y Cirugía en la Universidad de La Habana el 8 de octubre de 1879, al tiempo que subraya que sus tareas literarias le consagraron como “exquisito poeta y cuentista admirable”; que partió a Cayo Hueso al iniciarse la Revolución el 24 de Febrero de 1895 y más tarde “el austero don Tomás Estrada Palma lo nombró Delegado General del Partido Revolucionario Cubano en Costa Rica y El Salvador”. El académico de la Historia de Cuba, Sr. Chacón y Calvo insertó sus poemas “De lo más interno” y “Flor de un día” en Las cien mejores poesías cubanas (Madrid, 1922).

En de Arucas debían encontrar los camagüeyanos el referente para recordar a uno de los protagonistas en la fundación de la Sociedad de Estudiantes Clínicos de La Habana y la Sociedad Antropológica, así como de las publicaciones Gaceta Médica, la Revista de Ciencias Médicas y la Enciclopedia Médica, entre otras. La memoria colectiva ha mantenido en la cotidianeidad el nombre de Arucas, este fragmento urbano que cualifica el CH, pero dista considerablemente del área declarada PCH.


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Marcos Antonio Tamames-Henderson (Jamaica, Guantánamo, 1961). Lic. Historia del Arte (1997), MSc. en Historia del Arte y en Conservación y Rehabilitación de Centros Históricos (2007). Miembro de la Uneac, Unaic, Unhic. La Editorial Ácana ha publicado sus libros De la Plaza de Armas al Parque Agramonte. Iconografía, símbolos y significados (2001, 2da ed. 2003); Tras las huellas del patrimonio (2004); La ciudad como texto cultural. Camagüey 1514-1837 (2005); Una ciudad en el laberinto de la ilustración (2009) y La cofradía de los signos urbanos (2012). Premio Especial Roberto Balmaceda (Uneac, 2002), Juan Marinello (2006), Juan Torres Lasqueti (2005, 2010, 2011 y 2012), Ensayo Histórico Enfoque (2007), Crítica Histórica José Luciano Franco (2005), Publicaciones, teoría y crítica en el V Salón de Arquitectura (2005) y Jorge Enrique Mendoza (2004), entre otros.

Clanadonia

Wednesday, January 15, 2020

De Finca Vigía al Floridita (por Carlos A. Peón-Casas)


De Finca Vigía al Floridita:
Un viaje de Papa Hemingway por La Habana en la piel de Thomas Hudson(1)


por Carlos A. Peón-Casas


Las muchas veces de este recorrido en veinte años de su estancia habanera, no lo harían nunca trivial, y Papa Hemingway lo acabaría inmortalizando en su novela póstuma Islas en el Golfo, acaso entre sus producciones con signo tan cubano, y por sus alusiones impostergables a la ciudad habanera, que la recorren de continuo.

Y es que a no dudarlo, el personaje de Hudson, irremediable alter ego del Hemingway escritor, y que lo pone a vivir bajo su misma piel, incluso en los escenarios más personales e íntimos del narrador, habitó con largueza esos espacios, los que Hemingway acabó reproduciendo con la magnificencia de los detalles más prolijos, en la ya aludida historia del Hudson personaje, artista y hombre de acción, quien enmascara los avatares existenciales de un Hemingway, aireados a través de la novela, diez años después de su muerte.

Aquella Habana de la primera década de los cuarenta del pasado siglo XX, emerge con suspicacias, y sin retoques ni amaneramientos discursivos. Hemingway la pinta como es, en la descarnada lobreguez de sus contrastes, y la devela como en un lienzo de líneas bien trazadas con el realismo más discursivo de su prosa lapidaria.

El viaje se narra inequívocamente casi en el mismo tiempo en que la realidad del recorrido se hace evidente a bordo del automóvil que conduce al narrador y a su personaje, desde el interior de la Finca y hasta los predios habanensis del Floridita y sitios conexos.
En el automóvil Thomas Hudson y el chofer descendieron por el camino, y el chofer bajó un momento y quitó la cadena del portón(…) Avanzaron a través de la miseria de una calle lateral del pueblo y doblaron para coger la Carretera Central(2).
A partir de tal punto discurre el periplo, que le ocupará al lector el tiempo en que se leen doce páginas del texto, salpicado una y otra vez con observaciones y consideraciones que marcan ese espacio físico que, en un mapa, y medido en línea recta, ocuparía una distancia de unos diez kilómetros, un poco más en la realidad.

En un punto la carretera, luego de dejar atrás el poblado de San Francisco de Paula y “el último bar y el inmenso árbol de laurel español”(3), se tornaba cuesta abajo, y así lo sigue retratando el narrador:
La carretera corría loma abajo durante casi cinco kilómetros, bordeada por grandes árboles viejos. Había criaderos, granjas pequeñas y grandes, con decrépitas casas coloniales españolas (…) pastos ondulados, cortados por calles que terminaban en barrancos, cubiertos de hierba seca y carmelitosa por la sequía(4).
La próxima mención del recorrido ocurre a la altura de Luyanó, sin que antes se haga ninguna otra, a su paso por el proverbial parque de La Virgen del Camino.
Ahora habían pasado el puente y subían por la colina rumbo a Luyanó, donde había una vista del Cerro, hacia la izquierda, que a Thomas Hudson siempre le recordaba a Toledo(…) Luego la colina se terminó y Cuba volvió a rodearlos por ambos lados(5).
Un poco más adelante, ante un obligado paso a nivel ferroviario el auto se detiene, y Hemingway en el discurrir del fluir de la conciencia de su personaje, nos vuelve a retratar el paisaje circundante, ya a la altura del castillo de Atarés:
Más allá de las hileras de automóviles y camiones detenidos, estaba la colina con el castillo de Atarés(…) A lo lejos el humo atravesaba todo el cielo, desde las altas chimeneas de la Compañía de Electricidad de La Habana, y la carretera corría por el viejo empedrado bajo el viaducto, paralela al extremo superior del puerto, donde el agua era tan negra y grasienta como la que se bombea del fondo del tanque de un buque petrolero(6).
El paisaje que continúa en su narración es precisamente el del puerto habanero ya citado, que para entonces mostraba a esa altura su cara no más feliz:
(…) los barcos de casco de madera de la lamentable y grotesca marina mercante de tiempo de guerra, yacían contra los pilotes cubiertos de creosota de los muelles de madera; la escoria del puerto se adhería a sus costados, más negra que la creosota de los pilotes y maloliente como una cloaca sucia(…)(7)
Su aguda mirada sobre el ya lamentable y avanzado grado de contaminación de la rada habanera, le merece otra interesante perspectiva a su narración:
Este puerto, que ha sido contaminado durante trescientos o cuatrocientos años no es el mar, de todos modos. Y este puerto no está mal, cerca de la entrada. NI tampoco al lado de Casablanca(8).
El recorrido continúa, esta vez bordeando la bahía, y hasta alcanzar la calle San Isidro. La descripción de ese minuto del viaje, es sugerente por las descripciones de aquella zona de la capital, donde se aluden circunstancias muy peculiares de aquellos años cuarenta.
Había doblado por la calle San Isidro, detrás de la estación principal del ferrocarril y frente a ala entrada de los viejos muelles donde fondeaban los barcos que venían de Miami y Cayo Hueso y donde estaba la terminal de la línea aérea de la Pan American cuando aún usaban los viejos clippers(9).
De aquella barriada, pródiga en sus buenos tiempos en burdeles regentados por franceses, y poblados por muchachas de aquel país que ejercían en esos predios el “oficio más antiguo del mundo”, deja Hemingway su particular evocación, en la voz de Hudson, al transitarla aquella fría mañana:
En esa época conocía cada bar y tugurio de esa parte de la ciudad, y San Isidro había sido la gran calle de los burdeles y los muelles. Estaba muerta ahora, sin una casa que funcionara en ella, y había estado muerta desde que la cerraron y embarcaron a todas las prostitutas de regreso a Europa(…)Pero mucha gente quedó muy triste después que se fue el barco y la calle San Isidro nunca volvió a ser lo que había sido(10)
La próxima referencia del recorrido lo es otro sitio simbólico de la ciudad, el embarcadero de la emblemática “lanchita de Regla”, frente al cual desemboca el automóvil después de dejar atrás San Isidro. Sobre aquella comarca marinera el autor/personaje deja otras reflexiones que compartimos ahora con el lector:
Ahora el automóvil había salido a la calle que daba frente al mar, donde atracaba la lanchita que iba hasta Regla y los barcos costeros. El agua del puerto estaba oscura y picada, pero en el mar no se veían crestas blancas. El agua estaba demasiado turbia.(…)Mirando a través de ella vio que la bahía estaba en calma en la parte que quedaba al reparo de las colinas que coronaban Casablanca(…) donde sabía que estaba fondeado su propio barco, aunque no alcanzaba a verlo desde aquí(…)(12)
Referimos ahora, y transcribimos con toda exactitud, en animo de oportuno cierre a esta crónica rememorativa, la parte final del recorrido hasta el afamado Floridita, el sitio preferido por Papa y también por su personaje el pintor Hudson;

Lo hacemos en atención a esa amalgama de intangibles que recorre el relato, matizado de olores y colores locales que tanto impresionaban al narrador, desde la primera vez que descubrió los avatares inenarrables de aquella Habana, que lo enamoró para siempre.
Se dirigieron directamente hacia la ciudad(12) y, pasando entre almacenes y tiendas, se encontraron fuera del viento. Thomas Hudson sintió el olor de la harina, el olor de las cajas de embalaje recién abiertas, el olor del café tostado, que era una sensación más fuerte que la de un trago por la mañana, y el delicioso olor a tabaco, que se sintió más fuerte justamente antes de que el automóvil doblara a la derecha hacia el Floridita.




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  1. Un grupo de amigos, presididos por el Sr. Gaspar Muñoz López, todos amantes del cicloturismo, que desandan la capital en tan saludables andares, me piden desempolvar este interesante recorrido de Papa Hemingway, para incluirlo entre sus andanzas, por la ya cinco veces centenaria ciudad habanera. A ellos va dedicada esta crónica.
  2. Islas en el Golfo. Ernest Hemingway. Editorial Arte y Literatura. Ciudad de La Habana, 1981.p.55
  3. Ibíd.
  4. Ibíd.
  5. Ibíd. p.58
  6. Ibíd. p.59
  7. Ibíd.
  8. Ibíd. p.60
  9. Ibíd. p.64
  10. Ibíd.
  11. Ibíd. p.65
  12. Colegimos que lo hicieron por alguna calle de las que corren de este a oeste, y comunican la zona del puerto con la calle Egido, donde se ubica el famoso bar y restaurant.


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