Saturday, June 22, 2019

Gran Gala de Primavera del Ballet Clásico de la Florida (por Baltasar Santiago Martín)



En la tarde del domingo 9 de junio de 2019 viajé hasta Boca Ratón, en compañía de la gran bailarina Sonia Calero –“la musa rumbera de la cultura cubana” – y de la multifacética y brillante artista plástica –pintora, escultora y poeta– Zaida del Río, para asistir al segundo programa de la Gran Gala de Primavera del Ballet Clásico de la Florida, con el segundo y tercer acto del ballet La Bayadera.

El estreno de La Bayadera se produjo en San Petersburgo, Rusia, en 1877, con coreografía de Marius Petipa, música del austríaco Ludwig Minkus, y diseños de Piotr Lambkin, Konstantín Ivanov, Orest Allegri y Adolf Kwapp.

Dicho ballet puede ser considerado como una secuela tardía del Romanticismo, caracterizado por la fascinación por las leyendas medievales y los temas exóticos, que en caso del ballet que nos ocupa, Sergei Kuschelok y el propio Marius Petipa se inspiraron en dos dramas del poeta hindú Kalidasa para escribir el libreto, impactados por la imagen de las bayaderas –las “devadasi” –, doncellas formadas desde la infancia como bailarinas profesionales, con el máximo rigor artístico, para representar las danzas religiosas y sagradas del Hinduísmo; percibidas además por la sociedad como generadoras de hermosos sentimientos de belleza, luminosidad y fragancia (la palabra “bayadera” tuvo su origen cuando los navegantes portugueses, entre los siglos XV y XVI, llegaron a la India, y las llamaron “bailadeiras”, de donde ha derivado a “bayaderas”).

Para poder comprender mejor los dos actos que se presentaron en la tarde del domingo 9 de junio, considero oportuno conocer una síntesis del argumento:

La bayadera Nikiya está enamorada del príncipe Solor y es correspondida por este, pero Solor acepta casarse con Gamzatti, la malvada hija del Rajá gobernante. A su vez, el Gran Brahmán (gran sacerdote de la religión brahmánica) también desea a Nikiya y odia a Solor. Gamzatti introduce una serpiente áspid venenosa en una cesta de flores que su criada le envía a Nikiya, quien cree que se la envía Solor. El áspid la muerde, y el Gran Brahmán le ofrece un antídoto, pero Nikiya, al ver juntos a Solor y a Gamzatti, lo rechaza y muere. Esto ocurre en el mundo real.

Desesperado por la muerte de la hermosa bayadera, y bajo la influencia del opio, Solor ve a Nikiya en el Reino de las Sombras (el mundo irreal), muerta y multiplicada su imagen por espectros de bayaderas. Junto a ella, Solor evoca su danza ante la Llama Sagrada. El guerrero continúa atrapado por la fascinante visión de Nikiya cuando hacen su aparición sus compañeros para prepararle para la boda.

Bajo la sombra del Gran Buda, un ídolo de bronce danza mientras el Gran Brahmán y los sacerdotes preparan la ceremonia nupcial. Los novios hacen su entrada rodeados de bayaderas, que ejecutan una danza ritual: símbolo de la Llama Sagrada que brilla ante el templo. El Rajá, Gamzatti y Solor bailan, pero el guerrero es continuamente asaltado por la visión de Nikiya.
Durante las danzas aparece misteriosamente un cesto con flores, idéntico al que provocó la muerte de la bayadera; Gamzatti, aterrada y atormentada por la culpabilidad, solicita a su padre que apresure la ceremonia.

El Gran Brahmán pronuncia los ritos sagrados, en medio de la indecisión de Solor. Los dioses, furiosos, desencadenan su venganza: el templo y todos los presentes son destruidos. Las almas de Nikiya y Solor se unen, finalmente, en un amor eterno.

Regresando ahora a la función objeto de esta reseña, quiero comenzar felicitando a Magaly Suárez y a Ibis Montoto por el gran reto asumido – y vencido– de montar dichos dos actos de La Bayadera, sobre todo la escena del Reino de las Sombras, que, dentro de la tradición de los ballets blancos, está considerada una gloria coreográfica mundial; en especial por la entrada de 24 bailarinas (en esta función fueron 18), cual espectros de bayaderas, bailando una serie de arabesques.

Aunque no estuvieran las 24 contempladas en la coreografía original, el que 18 bailarinas de cuerpo de ballet –muchas de ellas aún alumnas de Magaly–, lograran la perfección, el sincronismo y la elegancia que pude disfrutar en esa función, es algo digno de encomio y de alabanza, a la altura de cualquier compañía con más recursos y apoyo financiero.


Devyn Simon y Raisel Cruz, como la vengativa Gamzatti y el veleidoso Solor, ofrecieron un muy agradable segundo acto, donde destaco el lujoso vestuario y el adecuado maquillaje de ambos, acompañados por un muy acoplado cuerpo de baile, y el sobresaliente desempeño de Jorge Barani como el Idolo de Oro
(o de bronce, según algunas fuentes consultadas en Google); un bailarín que a partir de ahora seguiré, pues le auguro grandes triunfos en papeles más demandantes, como el Bufón de El lago de los cisnes o el Colin de La fille mal gardée.

En el tercer acto, reitero mi admiración por la inojetable secuencia de arabesques de las bayaderas clonadas por la opiácea imaginación de Solor, y me inclino reverencialmente ante Adiarys Almeida y Taras Domitro, como Nikiya y Solor, pues no imagino en este pas de deux pareja más virtuosa y “pirotécnica” que la que ellos constituyen en escena –y en la vida real.


Ambos combinaron su total bravura y su muy atrevida audacia técnica con la mayor elegancia posible, pues un alarde de más en un paso puede conspirar contra el estilo, pero ambos sobrepasaron con creces las expectativas de los que seguimos sus ascendentes carreras desde hace ya tiempo, tanto en el adagio, sus vertiginosas variaciones, como en la coda, sin poder dejar de mencionar cuando tienen que interactuar con ese gran velo o tela blanca.


Concluyo con mi agradecimiento a Magaly, Ibis, Adiarys, Taras y a todos los esforzados y dotados bailarines participantes, por tanta devoción por el arte del ballet, y sus admirables resultados artísticos y estéticos.


Baltasar Santiago Martín
Hialeah, 21 de junio de 2019
“Comienzo oficial del verano”




Friday, June 21, 2019

Fragmento de "El diario de Lola" (por Thelma Delgado)

Nota del blog: Selección de textos, que serán parte del libro (en preparación) El diario de Lola, de Thelma Delgado.

Para leer sus escritos en el blog, en este enlace.


Querida Mimí:

Hoy no escribiré mucho pues me debo acostar temprano. Mañana es mi viaje a México! Estoy contenta! Ya lo tengo todo listo; la maleta, el pasaporte, todo. Mi amiga irá por mí al aeropuerto. Ay! Que ganas tengo de estar ahí ya! Oh si, y muy importante, tengo ya lista mi cámara y mi cuaderno para escribir todas las recetas nuevas que pueda.

Anoche vino Quien Ya Tu Sabes a despedirse. Él no está muy de acuerdo con este viaje pero no me lo dijo abiertamente. Yo lo conozco y noté un poco de celos cuando me dijo –A ver si conoces a un mexicano y te quedas ahí. Si el supiera lo mucho que lo quiero no me estaría diciendo estas cosas. Si no fuera tan escurridizo estaríamos viajando juntos a México. También me dijo que una semana son muchos días. Para apaciguar sus temores, después de comer hice café y nos fuimos al sofá y sin que él pudiera hacer otra cosa me le tiré encima y le di mil besos. Él me decía riendo –Para, para que se va a botar el café. Pero no le hice caso. Ay Mimí, entre risas y café nos entregamos al amor como nunca. Después de, le dije que no debía temer nada. Que él conocía muy bien mis sentimientos y que aun en contra de mi voluntad mi corazón le pertenecía solo a él. –Yo lo sé. Tú amor y tus guisos me tiene embrujado. No te quiero perder jamás. Eres mía a pesar de ti misma. Y soy tuyo a pesar de mí mismo. Esta mañana se fue con mi promesa de que estaríamos en comunicación todos los días.

Ay!, estas cosas del amor son complicadas pero bellas. Dime, puede alguien resistirse después de haberlo experimentado?

Buenas noches Mimí.




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Página de Thelma Delgado en el website del Cultural Council of Palm Beach County

Wednesday, June 19, 2019

Pedro Mendoza Guerra: "He llegado tarde" ... Una anécdota del Camagüey (por Carlos A. Peón-Casas)


La historia es implacable con los deslices…igual que con esa frases olímpicas, como la que ilustra esta memoria que hoy nos ocupa, y que de pronto pasan a ser el paradigma que trasciende los tiempos del obrar de cualquiera con mejores galas, pero que muy al final es la que el vulgo va a recordar y a inmortalizar.

La que encabeza esta crónica la dijo, el que fungiera como primer Alcalde de la ciudad en los tiempos de aquella primera República: Pedro Mendoza Guerra, y de quien poco, o casi nada por ser más exactos recuerdan los camagüeyanos de hoy… pero que se hizo historia con aquella expresión.

El suceso acaeció en un acto público donde el dinámico alcalde inauguraba una nueva calle en la ciudad: la de Van Horne, entre Avellaneda y República, en la misma época que llegaba el ferrocarril a la ciudad, y en dicho tramo vial se alzara la muy celebrada estación Ferroviaria, que según se dice en algún sitio, imita la de un legendario pueblo, el de Omaja, en el vasto Medio Oeste norteamericano.

Los que relatan el suceso, dicen que el regidor llegó tarde a la cita, pero con paso ligero subió a la tribuna levantada al efecto donde la concurrencia ya empezaba a impacientarse, y dijo sin más ni más el afamado dicharacho: “He llegado tarde, señores y señoras. Pero no, no he llegado tarde, porque nunca es tarde para el progreso de un pueblo"(1).

De allí, más nadie le llamó por su nombre, se quedó para siempre con el apodo que le ganó su imprevista alocución: “He llegado tarde”.

Dice, igualmente nuestra fuente, que fue también famoso por otro hecho, esta vez más romántico: fue el único orador que se recuerde en estos predios que dio un beso a una doncella e medio de un fogoso discurso, y que tuvo la aclamación de todos.

El suceso acaeció durante un mitin, cuando haciendo alusión a la reciente gesta libertadora, dio la espalda a su público y estampó un ardiente beso en la frente de su prometida, continuando sólo entonces su inspirado discurso con otra frase de ocasión, esta vez más feliz: “No beso a la mujer, beso a Cuba …y lo aplaudieron delirante"(2).


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1. En Tierra Procer. Flora Basulto de Montoya. Compañía Editora El Camagüeyano. Camagüey. 1955.p.169
2. Ibid.

Tuesday, June 18, 2019

¿Existe el amor a primera vista? (por Cecilia Alegría, La Dra. Amor)

Nota del blog: Espacio semanal de Cecilia Alegría, La Dra. Amor, dedicado al amor de pareja.



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Cecilia Alegría, La Dra. Amor (www.ladoctoraamor.com): Consejera de Parejas, Love and Life Coach, Conferencista Internacional, Periodista y Conductora de Radio y TV. Destaca en los Medios Latinos en Miami dando consejos sobre cómo triunfar en el terreno amoroso y ayudando a miles de parejas a resolver sus problemas. Forma parte del grupo fundador de profesores del programa Universidad de la Familia.
Ha publicado diez libros entre los que se encuentran: Comunicación Afectiva=Comunicación Afectiva (Espasa Calpe, España, 2000). 120 preguntas y respuestas para ser mejores personas (Editorial Norma, Colombia, 2004), No hay amor más grande (Editorial Aragón, USA, 2012), Amando un Día a la Vez (Ediciones Varona, U.S.A. 2015), Al rescate de tu comunicación de pareja (Ediciones Varona, USA 2017), Sexo Sagrado y Lazos del Alma (Indie Publishingnbsp, 2018), Alessia (Book Master Corp. 2019)

Monday, June 17, 2019

Gran Gala del Ballet Clásico Cubano de Miami. 8 de junio de 2019 (por Baltasar Santiago Martín)


La Gran Gala comenzó con Yerma, un ballet con coreografía de Eriberto Jiménez –basado en la tragedia homónima de Federico García Lorca–, y música en vivo, nada menos que el famoso y muy conocido Concierto de Aranjuez, de Joaquín Rodrigo, interpretado en esta ocasión por los virtuosos guitarristas Alberto Puerto e Ivet Riscart.

Le correspondió a Adriana Méndez-Tosín habitar con adecuado verismo la piel de la atormentada Yerma, consumida por la frustración de no poder ser madre –y peor aun, de la falta de amor de Juan, su seco marido.


Ihosvany Rodríguez –pese a la lesión en su pie que le impidió ser después el Hilarión en Giselle–, resultó muy convincente como Juan, transmutado en ese hosco labriego andaluz “al que no le importa tener hijos y tampoco parece sentir el apremio de la carne de su esposa”, mientras que a Danil Tourrenze le tocó interpretar a Víctor, el joven, fresco y extrovertido amigo de Juan, pero su demasiada breve aparición no permitió darle a su personaje todo el peso que en la obra original posee, por lo que le sugiero al coreógrafo que enriquezca su parte, sobre todo en la interacción con Yerma, pues aceptar sus requerimientos hubiera podido ser el escape de Yerma de su infelicidad.

Myriam Fredrick, Jessie Marrero, Niuris Torres y Jennifer Villalón, como las cuatro lavanderas, cumplieron eficazmente su cometido como contrapartidas de la amargada Yerma, pero sentí la falta del personaje de Dolores, la vieja hechicera a la que acude la protagonista para tratar de lograr su maternidad.


En resumen, recomiendo al coreógrafo darle más peso al personaje de Víctor e incorporar el de Dolores, y repensar el fondo digital empleado, pues distrae al espectador de lo que acontece en escena, y por sobre todo, las flores rojas que lo coronan no tienen nada que ver con lo que discurre ante nuestros ojos, y mucho menos con su horrible desenlace: “No os acerquéis, porque he matado a mi hijo, ¡yo misma he matado a mi hijo!”, finaliza así esta lorquiana y terrible tragedia.

Me olvidaba: Los saludos finales, sobre todo los de Yerma, deben estar acordes con el personaje, que en su caso no debe sonreír, sino mostrarse hierática, conturbada, pues acaba de asesinar a su marido (recomiendo ver en Youtube la despedida de la inmensa soprano afroamericana Leontyne Price, en el Metropolitan de Nueva York, cuando, tras cantar el aria “Oh, Patria mía”, de la ópera Aida, continúa en personaje pese a la inmensa ovación que está recibiendo).

Después de Yerma, Emma Butterworth, Madison Braksma, Tessa Hogge e Isabella McCool, cuatro magníficas bailarinas del Ballet de St. Lucie, trajeron a escena un fragmento del ballet El caballito jorobado, con música de Cesare Pugni y coreografía de Arthur Saint-Leon, en el que mostraron su irreprochable técnica y su exquisita musicalidad, amén de un muy bien coordinado acople. Un solo detalle a reprochar: la proyección de fondo, que, a mi juicio, recuerda un descuidado boceto sin originalidad.


La función continuó con la agradable Lecuona Suite, coreografiada también por el propio Eriberto, en la que Adriana Méndez-Tosín, Jessie Marrero y Jennifer Villalón encarnaron, con desenfado, elegante sensualidad y cuidada técnica, a tres muchachas enamoradas de la vida, con toda la inocencia y la pasión de la primera juventud. Una sola objeción, no imputable a las intérpretes ni al coreógrafo: la pobre iluminación durante casi toda su representación.


Concluido el adecuado intermedio, llegó el plato fuerte de la noche: el segundo acto de Giselle.

En Giselle, el ballet romántico por excelencia, el drama transcurre en Europa Central, en el Medioevo. La protagonista es una joven campesina que corresponde al amor de Lois, a quien ella cree un aldeano, pero que en realidad es Albrecht, Duque de Silesia. Hilarión, el guardabosque, quien también la pretende sin ser correspondido, descubre la impostura del duque, y se la revela a Giselle ante Bathilde, la prometida de Albrecht, que se encuentra de visita en la aldea junto a su corte. Giselle, ante la traición de su amado, enloquece y muere.

En el segundo acto, Hilarión visita la tumba de Giselle en el bosque, donde pasada la medianoche las wilis (espectros de doncellas que murieron vírgenes) persiguen a todo hombre que se aventure en sus dominios, y las wilis lo atrapan y lo hacen bailar hasta morir. Giselle hace su iniciación ante Mirtha, su reina, y luego se aparece ante Albrecht, que al igual que Hilarión se ha aventurado en el bosque para visitar su tumba. Giselle intercede sin éxito ante una implacable Mirtha, pero logra alargar el extenuante baile de su amado hasta el amanecer, para salvarlo, tras lo cual regresa a su tumba ante la desesperación de un arrepentido Albrecht.

Antes de pasar a reseñar las interpretaciones de los personajes principales, hubiera preferido una proyección más convencional como fondo –más acorde con las “patas” empleadas para evocar el bosque– y luces más discretas, pues este segundo acto se desarrolla a partir de las doce de la noche, hasta que amanece, y la iluminación casi no varió, lo cual no es imputable a la dirección artística, lo sé, sino a las limitaciones técnicas del teatro.

Marizé Fumero, tanto técnica como interpretativamente, volvió a convencer con creces como Mirtha, la Reina de las Wilis –rol que ya había conquistado en similar función en 2016–, pues de nuevo logró combinar sus impresionantes grand jettés –de los mejores que he visto en los últimos tiempos–, sus exquisitos balances y sus pasmosas extensiones a 180 grados, con un dominio absoluto del personaje. Dura, altiva e implacable, su Mirtha fue lo mejor de la función, sin desdorar el preciso y admirable trabajo del cuerpo de baile, que califico también de sobresaliente.


Kevin Hernández –quien sustituyó en el último momento a Ihosvany Rodríguez debido a su lesión – resultó ser un muy suplicante Hilarión, además de arriesgarse con una coreografía más demandante que la de otras versiones, pese a la premura con que se tuvo que preparar.

Jennifer Villalón y Mayrel Martínez, a cargo de las dos wilis conocidas respectivamente como Zulma y Moyna, bordaron sus respectivas variaciones, a pesar de que, al igual que en el caso de Marizé, bailar con música grabada no facilita mantener un balance ni subir más la pierna en un arabesque, pese a lo cual, ninguna de las dos defraudó al público presente (quiero destacar aquí que era el debut de Jennnifer como Zulma, y que Mayrel, más avezada en su papel de Moyna, me volvió a deslumbrar con sus arriesgados renversés).

La “heroica” Gretel Batista –porque tuvo que sustituir a la anunciada, y también lesionada, Lorena Feijóo, con apenas cuatro días previos de ensayo– en esta su primera –y forzada Giselle–, al salir de la tumba giró rauda en planta, pero no pudo concluir en punta como es ya costumbre en la mayoría de las versiones de este ballet, mas, en el inicio del Grand Pas, giró lentamente en planta sin titubeos y logró un hermoso arabesque a casi 180 grados, para luego pasar a lo que fue, en mi opinión, su mejor momento técnico de toda la función: los entrechats de su variación, totalmente en música, pese a ser grabada. Digo “técnico”, porque interpretativamente Gretel fue una Giselle muy lírica de principio a fin, totalmente en estilo romántico.


Y ahora, haciendo un aparte general sobre la mencionada música: la orquestación escogida para esta puesta fue de nuevo diferente a la que utiliza el Ballet Nacional de Cuba, sobre todo en la escena de la llegada de Albrecht a la tumba de Giselle, por lo que sugiero conseguir dicha orquestación, mucho más hermosa que la utilizada.

Si bien elogié a Gretel por su debutante interpretación del personaje, en el caso de Arionel Vargas tengo que extenderme aún más, pues su Albretch sobrepasó totalmente mis expectativas.

En la función similar de 2016, a Arionel le correspondió suplir al bailarín previsto para el rol: mi querido amigo Carlos Guerra, debido también a una lesión que este sufrió, y en mi reseña escribí: “Arionel Vargas cumplió con gran elegancia como eficaz acompañante, pero su variación pecó de discreta, con menos bravura técnica que la que le he visto en ocasiones anteriores”, pero en esta función de 2019, Arionel ofreció uno de los Albretch más reales y veristas, dramáticamente hablando, que he podido disfrutar en mis 57 años de ver Giselle (1962-2019).

No solo acompañó solícitamente a Grettel durante todo el acto –con cuidadas y hermosas cargadas y elevaciones–, sino que en sus variaciones no escatimó bravura: con giros, saltos, volteretas en el aire, ¡caídas exhausto en el piso!, y un trabajo de pies exquisito.


Un único punto a criticar: en la entrada a la tumba, sobró esa cargada horizontal de Giselle por parte de Albrecht, aunque ahora sí se incluyó el efecto del “cruzamiento” de ambos sin tocarse, que tan bello efecto causa en el público, y para mejorar el efecto de la desaparición de Giselle, se podía haber pegado más la tumba al árbol adyacente (se vio claramente como Gretel se “escabullía” por el lateral), pero ello no empaña el gran triunfo que representa montar este ballet tan bello, tan romántico, en Miami, gracias al enorme esfuerzo de Eriberto Jiménez y de todos los talentosos bailarines y personal técnico involucrados en hacer realidad este sueño.


Baltasar Santiago Martín
Hialeah, 15 de junio de 2019

Saturday, June 15, 2019

Volando en solitario". Pensamiento No. 2 (por Orlanda Torres)

Nota del blog: Sección semanal en el blog Gaspar, El Lugareño, gracias a la cortesía de la psicóloga Orlanda Torres, quien ha aceptado la invitación a compartir con los lectores sus consejos y reflexiones sobre los conflictos cotidianos.


Nunca dejes que nadie te ponga límites ni defina tu futuro. Tú felicidad depende de ti, está en tus manos, no permitas que te la arrebaten, nada ni nadie tiene el poder para que tú renuncies a ella. No te conformes con solo existir. “Vive, vive.”

Es la única manera que el ser humano descubre que se siente realizado en la vida.




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Orlanda Torres: Psicóloga, Escritora, Educadora, Orientadora Motivacional.

Autora del libro "Volando en Solitario" año 2015, Guayaquil - Ecuador. (Disponible en Amazon Kindle)
-Estudió en Miami Dade College: Certificate of Florida “Child Development Associate Equivalency”. Maestra de Educación Preescolar e Infantil en la ciudad de Miami.
-Licenciada en Psicología graduada en el 02/2017 - Atlantic International University.

-Orientadora Motivacional y Conferencias pueden contactar a Orlanda Torres a través de la página que administra www.fb.com/vivencialhoy

Publicaciones en Revista Sapo - Santiago de Chile – 2016
-La Estancia en el Paraíso de los Sueños
-Relación de Pareja y su gran Desafío
-Es la Felicidad una Elección

Conferencia en Radio - Miami, Florida
-Positivo Extremo Radio: Entrevista 123Teconte “Regreso a Clases y La Adolescencia”
-¿Como aprender a ser feliz?- Edificio Trade Building-.Innobis Coworking, Guayaquil - Ecuador
-La Inteligencia Emocional en la Relacion de Pareja- WENS Consulting Group, Guayaquil - Ecuador
Publicaciones en Revista Sapo - Santiago de Chile – 2018
- Ser Mujer

Administra:
Facebook.com: Orlanda Torres
Instagram: orlanda.torres.3

Friday, June 14, 2019

Fragmento de "El diario de Lola" (por Thelma Delgado)

Nota del blog: Selección de textos, que serán parte del libro (en preparación) El diario de Lola, de Thelma Delgado.

Para leer sus escritos en el blog, en este enlace.


Querida Mimí:

Hoy es un día de esos que no quiero que lleguen. Hoy se cumple un aniversario más de la muerte de mis padres. Todavía recuerdo todo como si hubiera sido ayer. Apenas era yo una adolescente. Llegué del colegio y ellos no estaban; habían salido a hacer unas compras, para celebrar el cumpleaños de mi tía Estela, hermana de mi mamá. Ella vivía con nosotros desde que, siendo muy joven perdió a su esposo. Ella nunca tuvo hijos, así que al enviudar, vino a vivir a casa. Yo todavía estaba con el uniforme cuando mi tío Carlos, hermano de mi papá llegó apresuradamente a casa, buscando a mi tía que estaba en el patio lavando ropa. El corrió hacia ella y cuando me estaba acercando para saludarlo me mandó a mi cuarto. Yo hice como que me fui pero me puse detrás de la puerta a escuchar. –Estela, tienes que venir al hospital, a Ana y a Genaro los atropellaron al cruzar la avenida. –Mi amigo lo vio todo y vino a casa a decírmelo. –Me eché a llorar y mi tía me abrazó sabiendo en ese momento que yo había escuchado todo. Los 3 llegamos al hospital y por mi edad no me dejaron pasar. Me tuve que quedar en la sala de espera por largo tiempo; tal vez no fue tanto pero para mí se hizo eterno. Por fin vino mi tía acompañada de una enfermera y me dijeron que ya podía pasar a ver a mis padres. Los habían puesto en un cuarto juntos. Ellos dormían cuando yo entré. No pude hablar, tampoco lloré. Los miraba sin entender lo que sucedía. Me sentía como si estuviera soñando; como si eso que yo veía fuera solo un mal sueño, una pesadilla. Mami falleció cinco días después del accidente y mi papá dos días después de ella. Yo tuve la oportunidad de verlos esos días después del colegio. La última tarde al llegar a la visita ella estaba despierta. Sonrió al verme. Me pidió que me acercara y besó mi frente. No me olvido nunca de sus palabras. – Mi niña, debo emprender un viaje que no tiene regreso. Pero aunque tus ojos no me vean más, siempre estaré a tu lado cuidándote. Pórtate bien y no dejes que esta situación te desvíe de tus responsabilidades. Prométeme que seguirás tus estudios y te harás chef como me dijiste un día. Cuando me extrañes mucho prende una vela, pon un vaso de agua y háblame. Yo siempre te voy a escuchar. Y cuando el viento revuelva tu pelo, serán mis manos que te acarician. Papi no despertó más. Hoy entiendo que él la amó tanto que la siguió en su viaje.

En su honor, hoy hice la sopa de pollo que tanto les gustaba. También prendí mi velita, puse un vaso con agua y un ramo de jazmines y azucenas. Papi siempre me decía –Esas flores fueron mi arma secreta para que tu mamá me diera el sí.

La mejor manera de honrar la memoria de mis padres, mi querida Mimí, es poner en práctica lo que aprendí de ellos. Cuando salga mi libro estará dedicado a su memoria.

Buenas noches Mimí.




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Página de Thelma Delgado en el website del Cultural Council of Palm Beach County

Taras Domitro, un verdadero “acróbata de Dios” (Entrevista por Baltasar Santiago Martín)

Nota del blog: Agradezco a Baltasar Santiago Martín, que comparta con los lectores, su entrevista a Taras Domitro, incluida en el próximo número de la revista Caritate.


El primer bailarín Taras Domitro nació en La Habana, Cuba, donde comenzó sus estudios de danza en la Escuela “Alejo Carpentier”, y más tarde en la Escuela Nacional de Ballet, donde se graduó con honores en 2000, año en que quedó en 1er Lugar y obtuvo el Premio a la Revelación en el Concurso Internacional para Academias de Ballet de La Habana, Cuba.

A los 20 años fue promovido a “primer bailarín” en el Ballet Nacional de Cuba (B.N.C.), para comenzar a construir así una increíble carrera, en la que ha compartido escenario con reconocidos bailarines internacionales, como la prima ballerina italiana Carla Fracci, entre tantos. Luego continuó adquiriendo un extenso y versátil repertorio en el San Francisco Ballet, del cual fue Bailarín Principal desde 2008 a 2017.

En 2003 fue acreedor del Grand Prix del Festival Internacional de Ballet de Perú, y en 2008, de la Medalla de Oro de la World Ballet Competition en Orlando, Florida. En 2013, Taras fue nominado como “mejor bailarín masculino” en el reconocido Benois de la Danse.

Algunos de los roles principales que ha interpretado son: Albrecht en Giselle, Rey de las Nieves y El Príncipe en Cascanueces, Romeo y Mercutio en Romeo y Julieta y en Shakespeare y sus máscaras, Sigfrido en El lago de los cisnes, Basilio en Don Quijote, Franz en Coppélia, Lensky en Oneguin, Benjamín y Príncipe en Cenicienta, Solor en “Reino de las Sombras” de La Bayadera, La Criatura en Frankenstein, Brown Boy en Dances at a Gathering, así como también Giovanni en Francesca da Rimini y The Swimmer en el ballet homónimo, roles creados específicamente para Taras por el gran coreógrafo ruso Yuri Possokhov.

Taras Domitro también ha trabajado bajo las órdenes de los reconocidos coreógrafos cubanos Alberto Méndez, Ivan Tenorio y Eduardo Blanco.

Como artista principal invitado, ha bailado con reconocidas compañías y en muchos de los teatros más importantes del mundo, como el Ballet de la Ópera de Roma, Italia; Florida Classical Ballet, Cuban Classical Ballet of Miami, Ballet Dortmund y Ballet de Hamburgo, Alemania; Ballet de Orlando, Kremlin International Ballet Festival, Rusia; el Gran Festival de Ballet de Querétaro, México; Festival International de Ballet de Panamá, Roberto Bolle & Friends Galas, Elisa Carrillo & Amigos Galas, Gala International de Ballet de Taipei, Taiwán; Gala of Stars Beijing International Ballet and Choreography Competition; International Ballet Season con el Ballet Nacional de China, Gala Internacional de Ballet de Chile, Festival de Ballet de Córdoba, México; Collin County Ballet Theater, Colorado Conservatory of Dance, International Ballet Greenville, World Ballet Competition Gala of Stars, Gala de Danza, México; Les Hivernales de la Danse, Bélgica, YAGP Stars of Today Meet the Stars of Tomorrow, Tampa and Ballet West; y Gala de la Fundación Alicia Alonso en Madrid, España, solo por mencionar algunos.

“El ser bailarín es una raza”, ha definido Mercedes de Chazal, directora del Ballet Estable, de Tucumán, Argentina, acerca de la condición del profesional de la danza, y el primer bailarín Taras Domitro, al igual que Adiarys, su compañera en escena –y en el amor.

Hace bastante tiempo que yo quería entrevistarlo, pero como las cosas se dan en el tiempo de Dios, no fue hasta ahora, para nuestra revista CARITATE, que pude hacerlo finalmente:


Taras, cuéntame de tu infancia, de tu papá, de tus abuelos…

Igual que casi todos los niños cubanos de la época. Los 90 en Cuba, sin muchas cosas materiales, pero muchos amigos y ganas de correr, y en la cabeza siempre el sueño de hacer algo grande en el ballet. Mi padre, Taras Domitro García, es violinista –crecí escuchando su violín–, y creo de ahí mi pasión por la música. Un hombre que admiro mucho, culto e inteligente; siempre ha estado presente en todas las etapas de mi vida y mi carrera, gran padre y amigo, hoy en día vive en México y nos vemos todos los años más de una vez. Abuelos tengo tres, una por parte de padre, dos del lado de mi mamá...; a ver, cuando mi madre vino a los Estados Unidos, mi abuela paterna (Nuria García) ejerció un papel más de madre. Desde mis 13 años, hasta que terminé mis estudios, se encargó de todo, junto a mi papá y, por supuesto, las ayudas de mi mamá de este lado: dinero, zapatillas, vestuarios etc. Mis abuelos maternos no estuvieron tan involucrados en mi niñez y formación; fueron abuelos normales, que nos veíamos en días festivos, reuniones familiares y ese tipo de cosas. Hoy por hoy viven aquí y les puedo dar un beso y un abrazo todos los días.

Ahora háblame de tu mamá, pero en el seno del hogar, cuando eras niño.

Mi mamá es una madre increíble; siempre estaba conmigo de niño. Me llevaba con ella al trabajo, y por supuesto, su trabajo era ir a enseñar ballet; imagínate, estoy viendo ballet desde que puedo acordarme, y ese grito de “¡plieeeeeeeeeeeé!”… (jajajá). Nada, bailarín al fin, eso se lo debo a ella. Es una madre muy cubana, que me cuida, me mima, me quiere –¡soy hijo único, imagínate!–; tanto desde niño como hasta ahora. Nunca cambió.

¿Cuándo, dónde y con quién fue tu debut profesional?

Mi debut profesional fue con el Ballet Nacional de Cuba. Mi debut como bailarín principal fue en el rol de Romeo en la versión de Romeo y Julieta de Alicia Alonso, que se llama Shakespeare y sus mascaras, con la primera bailarina cubana Annette Delgado, en el Gran Teatro de La Habana. Lo más especial de todo fue lo tanto que aprendí ensayando con Josefina Méndez (EPD), momento muy especial de mi carrera.

¿Qué te ha dado fuerzas y te ha motivado para seguir adelante en los momentos más duros de tu carrera?


¡Familiares y amigos! Esa gente que me quiere, me ayuda y me da fuerza, gente en la que confío.

¿Cuál es tu ballet y tu rol preferido?



Depende del estado de ánimo del día (jajajá). Me gusta mucho mucho ver y bailar Solor (La Bayadera) y Basilio (Don Quijote). De Solor me gusta la historia, la trama del ballet, y me encanta la música de La Bayadera; y de Basilio, me encanta esa libertad que se siente en el primer acto; ¡es puro baile, lucimiento de técnica y alegría en el escenario!



¿Qué me puedes decir de Adiarys como compañera de baile y en la vida?



Adiarys ha sido una bendición en mi vida; es mi novia, mi amiga, y la primera persona que consulto para todo. Como bailarina lo mismo; es increíble arriba de las puntas, una artista muy completa, y lo mejor pasa detrás del telón, pues antes y después de la función, ¡se ocupa de TODO y de TODOS!

¿Y de tu mamá, como coach y tu directora artística?



En el salón ya deja de ser mi mama, y es la maestra Mamicha, ¡un látigo! (jajajá). Es una de esas maestras que alienta, te corrige, te demuestra, te hace mejorar y te inspira a bailar. Una de esas maestras que tiene un ojo especial para sacar lo mejor de ti, lo mejor de cada bailarín.

¿Cómo recibes las críticas adversas, si las hubiera?

Siempre, sin importar qué, o de quien sea, las críticas las recibo de manera constructiva.

¿Quiénes son tus paradigmas en el mundo de la danza masculina?

Mikhail Baryshnikov, Carlos Acosta, Julio Bocca, Tetsuya Kumakawa, Joan Boada y Rolando Sarabia.

¿Cuál ha sido el mayor desafío que has encontrado en tu carrera hasta ahora?

Mi primer año con el Ballet de San Francisco. Todo era muy nuevo y muy diferente; se me hizo muy difícil acostumbrarme. Bailando, tiene que ser el Frankenstein de Liam Scarlett.

¿Cuál es la importancia para ti el que Miami y la Florida tengan un ballet con la Escuela Cubana?

Sería muy bonito para el público de Miami tener una escuela y una compañía cubana, pues es un público muy conocedor del ballet, especialmente del ballet cubano y de los grandes clásicos. Sería genial, no sé si tan importante, tener una escuela definida y reconocida, que produzca buenos bailarines año tras año, y si es cubana, ¡mejor!

Cuéntanos algo que no sepamos sobre ti de tu currículum.

Toco guitarra, ¡y me llena tanto como la danza!

¿En qué proyectos estás trabajando ahora?

Galas internacionales. Una de ellas en Sudáfrica, que me llama mucho la atención. Y emocionado de volver a bailar en Miami, el 23 de junio, ¡una de mis sedes favoritas!

¿Un mensaje para los jóvenes que desean incursionar en el mundo del ballet y, si te parece bien, una recomendación de por dónde comenzar?


Que sepan que es una carrera difícil, física y emocionalmente, de mucha disciplina y sacrificio, pero también el premio es muy grande y muy lindo. ¿Por dónde comenzar? Con un buen maestro. Hoy en día, con todo lo del social media y tal, no es tan difícil informarse sobre maestros formadores de bailarines, maestros y escuelas con un conocimiento y una metodología que los respalde, ya que no todo el mundo puede enseñar ballet.

¿Concuerdas con Graham cuando dijo que “los bailarines son los acróbatas de Dios”?

Honestamente, el término de acróbatas en ballet no me gusta, pero sí, estoy de acuerdo.

¿Qué pregunta nunca te han hecho que te gustaría que yo te hiciera en esta entrevista?

Thursday, June 13, 2019

Adiarys Almeida, de Matanzas para el mundo (Entrevista por Baltasar Santiago Martín)


Nota del blog: Agradezco a Baltasar Santiago Martín, que comparta con los lectores, su entrevista a Adiarys Almeida, incluida en el próximo número de la revista Caritate.



“Los bailarines son los acróbatas de Dios”.
Martha Graham


Adiarys Almeida nació en la ciudad de Matanzas, Cuba, haciendo válida una vez más la fama de la ciudad como cuna de grandes artistas, escritores y poetas.

Su entrenamiento como bailarina comenzó en la Escuela Vocacional de Artes “Alfonso Pérez Isaac” de la propia Matanzas, y luego en la Escuela Nacional de Ballet de La Habana.

Después de graduarse en 2001, se incorporó al Ballet Nacional de Cuba, bajo la dirección de la prima ballerina assoluta Alicia Alonso, donde bailó de 2001 a 2003.

Participó en el Concurso Internacional para Academias de Ballet de La Habana, donde obtuvo la Medalla de Plata, en 1997 y en 1998, y la Medalla de Oro en 1999 y en 2000.

En 1999 tuvo el honor de participar en la Competencia Internacional de Ballet en Nagoya, Japón, y en la Gala de las Musas del Ballet en Tokío, como compañera del reconocido bailarín cubano Rolando Sarabia.
Exbailarina Principal del Ballet de Cincinnati; del Ballet Corella, y Primera Solista del Ballet de Boston, Adiarys fue la primera bailarina cubana en ser finalista en la Competencia International de Ballet de los Estados Unidos en 2006.

Algunos de sus más reconocidos roles protagónicos han sido en los ballets Giselle, Romeo y Julieta, Nikiya en La Bayadera, Kitri en Don Quijote, Medora en El Corsario, Aurora en La bella durmiente, Odette-Odile en El lago de los cisnes, Clara en Cascanueces, Carmen en Carmen (Kirk Peterson), Lissette en La fille mal gardée, Gamzatti en La bayadera, Swanilda en Coppélia, Cenicienta en Cenicienta, y Lady Guinevere en El Rey Arturo Camelot, entre tantos.

Como artista principal invitada, Adiarys ha bailado con varias compañías muy reconocidas y en muchos de los teatros más importantes del mundo, como el Ballet de la Ópera de Roma, Italia; Ballet Dortmund, Alemania; Ballet NBA, Japón; National Opera y Ballet, Slovenia; Festival Ballet of Providence; Ballet MET, Tulsa Ballet, Orlando Ballet, Cincinnati Ballet, Ballet San Jose, Ballet Concerto de Puerto Rico, Cuban Classical Ballet of Miami, Florida Classical Ballet, Ballet Mississippi, Mississippi Metropolitan Ballet, Ballet Sibiu, Rumania; Colorado Conservatory of Dance, International Ballet Greenville, Collin County Ballet Theater, Open Dance Festival San Petersburgo, Rusia; Miami International Ballet Festival, Baltic Ballet Festival, Letonia; Nureyev Festival, Kazán, Rusia; Kremlin International Ballet Festival, Moscú, Rusia; Panamá International Ballet Festival, Gala de las Estrellas del siglo XXI, Bucarest, Rumanía; Roberto Bolle & Friends; Taipei International Ballet Gala, Taiwan; Gala de las Estrellas de la Competencia International de Ballet, Beijing, China; Gala de las Estrellas, Jakarta, Indonesia; International Ballet Season con el Ballet Nacional de China; Gala Internacional de Ballet, Chile; Festival de Ballet de Córdoba, México; Gala de Danza, México; Les Hivernales de la Danse, Bélgica…


Como soy tan matancero como Adiarys –y los matanceros, lo vuelvo a afirmar, lo decimos como si el serlo fuera un título nobiliario o algo así–, confieso que cuando supe de su alta y compartida alcurnia, ello se sumó a la simpatía que desde que la vi por vez primera sentí por ella: por su bravura al bailar, su belleza y su elegancia –Adiarys es una de las bailarinas mejor vestidas que he visto en mi vida.

Huelga entonces justificar por qué ella, junto a Magaly y a Taras, adornan esta edición trimestral de CARITATE, y las razones por las que a continuación quise indagar –parafraseando al In Memoriado en este número, Alberto Cortez, “la razón de su baile”:

¿Qué fue lo primero que te hizo decidirte a seguir la carrera de bailarina?



La verdad es que al principio no me gustaba mucho. Como niña al fin, pensé que las clases de ballet serían una diversión. Pero no fue así. Tenía que aguantar posiciones mucho tiempo, estirarme, aguantar dolor. No lo disfrutaba, y lo encontraba muy aburrido. Cuando comencé a hacer funciones cambió la cosa. Me gustaba llamar la atención, al punto de que bailaba y cantaba en el portal de la casa de mis abuelos, y le daba un show al vecino todos los días. “Esa va a ser una artista”, decía, y no se equivocó./div>

Siempre me han gustado las cosas difíciles. Suelo retarme a mí misma para lograr lo que quiero, para dar lo mejor de mí, no solo en el ballet, sino también en la vida. Por eso me enamoré de esta profesión. ¡El ballet es un gran reto!

¿Qué dedicación y qué sacrificios exige de ti, particularmente, la danza?

Creo que la danza exige mucho de cada bailarín. Requiere de mucha disciplina, sacrificio y dedicación. Sobre todo si tienes aspiraciones de llegar a ser alguien grande. Es una carrera bastante poco apreciada, muy dura, extremadamente difícil, competitiva, que puede traer muchas frustraciones, inseguridades y desencantos. Pero ese sentimiento de poder transportarte a otro mundo a través de la música, de poder expresar tus emociones a través del movimiento, de lograr conmover a las personas con tu danza, ese aplauso y el recibimiento del público después de cada espectáculo, todas esas sensaciones lo superan todo.

¿Cómo has logrado encontrar el delicado equilibrio entre una buena nutrición y la delgadez que exige el ballet de una bailarina?

Bueno, a decir verdad, no sé si aún he encontrado ese equilibrio. Creo que una bailarina, aun después de retirada, todavía piensa en la dieta (jajajá). Eso es de por vida.

La estética en el ballet es muy importante. Con los años vas entendiendo que hay un público que paga para verte bailar, y para el bailarín es una responsabilidad lucir lo mejor que pueda.

Yo soy una bailarina pequeña de estatura, y soy cubana, o sea, que me tengo que cuidar la boca (jajajá). Por supuesto que de vez en cuando me doy mis gustos, como también me muero de hambre cuando tengo alguna función muy importante. Pero por lo general trato de alimentarme bien, porque el cuerpo es nuestro instrumento de trabajo; se necesita energía y una buena nutrición para poder hacer el ejercicio de alto rendimiento que requiere el ballet, y además por la salud, que sin eso no somos nada.

¿Cuál ha sido el momento más difícil que has pasado en tu carrera?

En 2010 sufrí una lesión que pudo haber sido el final de mi carrera. Tenía 6 fisuras en la tibia izquierda, un tipo de lesión que llaman “la línea negra” o non-union, donde el hueso pierde calcio y los tejidos no consiguen unirse. En ese momento me acababa de incorporar al Ballet de Boston, y tuve que parar de bailar por un año. El médico me dijo muy claro que ese tipo de lesión en muchos casos son crónicas y no sanan. Yo me puse muy mal, al pensar que quizás se había acabado el ballet, pero no me dejé vencer y busqué ayuda por todos lados, hasta del médico chino (jajajá). Logré curarme casi al 100%, aunque una de las fisuras me quedó crónica, y llevo bailando con ella por más de 10 años. Doy gracias a Dios por haberme dado la oportunidad de poder seguir disfrutando de la danza.

¿Qué hubieses sido de no ser bailarina y por qué?

Desde pequeña me encantaba dibujar. Me sentaba delante del televisor y pintaba en un papel los dibujos animados. También llenaba de dibujos las páginas de los cuadernos de la escuela. Creo es un arte increíble, donde también puedes expresar tus emociones y explorar tu imaginación. No sé si realmente tengo talento para la plástica, pero me hubiese encantado.

¿Cuál es tu rol preferido, con el que te has sentido más complacida e identificada?



El que estoy haciendo en el momento. Cada vez que estoy trabajando o interpretando un rol trato de sentirlo como mi favorito para sacarle mejor partido. Por lo general prefiero los roles más dramáticos, que requieren de mucha actuación y no solo técnica. Como Giselle, Julieta & Nikiya en La Bayadera. Pero quizás me sienta más identificada con Kitri en Don Quijote. ¡Esa soy yo!


¿Qué es lo que más te gusta de tu profesión?

¡Bailar! Pararme en un escenario delante de miles de personas. ¡El aplauso del público, qué satisfacción más grande!

A lo largo de tu existencia, ¿qué rescatas como lo más valioso, como para decir “gracias a la vida por tal cosa”?

Mi familia, por el amor, el sacrificio y el apoyo incondicional para ayudarme alcanzar mis sueños.

Mis amigos de verdad, los que han estado ahí conmigo en las buenas y las malas, sobre todo en los momentos más difíciles.

Mi profesión, que me ha dado la oportunidad de conocer el mundo y vivir experiencias increíbles.

¿Cuál es la importancia de que Miami y la Florida tengan un ballet con la Escuela Cubana?

Aunque considero que la Escuela Cubana es una de las mejores y más completas que existen, no sé si necesariamente Miami necesita un ballet que se enfoque solamente en la Escuela Cubana. Pero sí definitivamente necesita una Escuela y una Compañía que se enfoquen más en la danza clásica. Miami City Ballet es una buena compañía, pero su repertorio clásico es bastante limitado; además, en mi opinion, cuando bailan clásico lo bailan fuera de estilo. Como mismo se le exige a los bailarines respetar el estilo Balanchine, creo que se deben respetar los ballets clásicos. Cada ballet tiene su historia y su estilo propio de la época, y eso debemos conservarlo. Por otra parte, tenemos un público en Miami conocedor del ballet, gente que creció en Cuba con una cultura balletística muy grande, y que realmente aprecia el ballet clásico.

¿En qué proyectos estás trabajando ahora?



Ahora mismo me estoy preparando para bailar en el Spring to Dance Festival en Saint Louis, Missouri. Luego tengo varias Galas con el Grand Ballet Canadiens de Montreal; La Bayadera con el Florida Classical Ballet; El lago de los cisnes, con Galmont Ballet; la Gala del Florida Classical Ballet, en Miami, el 23 de junio, y Cascanueces en Sudáfrica por dos semanas.

¿Te pareció justa y acertada la reciente decisión de nombrar a la primera bailarina Viengsay Valdés como directora artística del Ballet Nacional de Cuba?

Me parece una decisión muy justa. Creo que nadie más que ella se merece la dirección del Ballet Nacional de Cuba. Mientras muchos otros bailarines cubanos hemos decidido hacer carrera internacional, Viengsay ha permanecido en Cuba y en el Ballet Nacional. El Ballet Nacional necesita un cambio, alguien joven y con una nueva vision; alguien que haya visto la evolución de la danza internacional, y espero que Viengsay pueda ofrecerle eso y mucho más a la compañía.

Si tuvieras el poder y los medios, ¿qué proyectos llevarías a cabo sin pensarlo dos veces?


Una escuela de ballet con alumnos seleccionados. No solo para estudiantes con el talento artístico y las condiciones físicas, sino también con las ganas y el amor por la danza. Donde se les ofrezcan más asignaturas relacionadas con la profesión. No solo las clases de baile, sino también música, estética, historia de la danza, maquillaje, metodología del ballet. Hoy en día hay bailarines jóvenes con mucho talento, pero quizás, si les preguntas de qué trata el ballet que están bailando, o el rol que están interpretando, no tienen idea. En muchos casos, no saben las diferencias entre los estilos, ni las características de cada danza de carácter o de salón. Tampoco logran escuchar la música al bailar. Muchos no saben cómo vestirse, peinarse o maquillarse. Y bueno, si hablamos de enseñar, hoy en día cualquiera enseña, y a veces no saben ni los nombres de los pasos de ballet. Hay mucha incultura con la danza, y creo que se debe respetar más. Pero para eso hay que educar a las personas.

¿Qué me puedes decir sobre Magaly Suárez y Taras Domitro?


¿¡Magaly Suárez!?: Mi maestra, mi mentora, mi amiga incondicional; mi otra mamá. Una mujer increíble y con un gran corazón.

En los pasados 16 años, desde que vine a Estados Unidos, ella ha sido alguien muy importante en mi carrera. Enseñándome, guiándome en cada paso, cada decisión. Ayudándome a recuperarme de lesiones, recaídas, depresiones. Apoyándome en los momentos difíciles, y dándome fuerza y confianza para seguir adelante cada día. ¡Ella me ha devuelto el amor y la pasión por la danza!

¿¡Taras Domitro!?: Mi partner, mi amigo, mi amor. Una de las personas más importantes en mi vida. Tiene un corazón increíble, noble, sensible y sincero. ¡Taras es muy especial!


¡Mi partner favorito! No solo por su habilidad tan grande de manejar a la bailarina, sino también por su personalidad, su energía tan positiva, su buen sentido del humor, su sencillez, su talento artístico. Es una gran inspiración para mí compartir el escenario con un bailarín como Taras. ¡Da gusto trabajar con él!

¿Cuáles son tus planes de vida a futuro?; ¿seguirás con la danza hasta qué edad más o menos?



Estoy segura de que cuando deje de bailar extrañaré mucho el scenario, pero también me siento muy contenta y agradecida con la carrera que he tenido. No me gustaría retirarme ahora mismo, pero tampoco quiero despedirme fuera de forma. Quiero dejar una buena imagen como bailarina, y un lindo recuerdo a mi público. Entonces, mientras el cuerpo me permita hacer buen ballet, aquí sigo.

Yo diseño ropa de ballet para mi propia marca, nombrada Adidancewear. Me encantaría seguir con este proyecto y crecer en el mercado. Poder ofrecerle a los bailarines comodidad, un estilo único, y través de ello hacer que se sientan bien con su cuerpo y su apariencia.

También me encanta enseñar ballet. Me hace feliz ayudar a las nuevas generaciones de bailarines, ofreciéndoles todo lo que he aprendido a través de los años.

También me gustaría ayudar a bailarines profesionales. Hay muchos bailarines buenos por ahí que no han tenido la suerte de encontrar trabajo. Me gustaría poder conectarlos con Galas, Festivales, Compañías, Competencias, Directores, etc., quizás producir mis propios eventos, con el propósito de darles más oportunidades a los bailarines de pararse en los escenarios, y asimismo, ofrecerle al público funciones de alta calidad y una variedad de repertorio.

¿Un mensaje para los jóvenes que desean incursionar en el mundo del ballet y, si te parece bien, una recomendación de por dónde comenzar?



El ballet es una carrera muy corta, y requiere de mucha dedicación y sacrificio. Pienso que la base es lo más importante. Como alumno aconsejo tener paciencia, preocuparse por la postura y el fortalecimiento de la musculature, antes de querer ejecutar ciertos pasos que aún el cuerpo no está listo para ello. No siempre estar en una escuela grande y con nombre es la respuesta para todo el mundo. Quizás para algunos es mejor entrenarse en una escuela más pequeña, donde el maestro pueda dedicarle más tiempo y atención, explotando así el máximo de sus posibilidades. Muchos bailarines, cuando alcanzan el nivel professional, creen que ya lo saben todo. Nunca se termina de aprender, y como trabajamos con nuestro cuerpo, quizás hay cosas que nunca lograrán perfeccionarse. Siempre escuchar al maestro, y no perder ni un segundo, porque el tiempo se va muy rápido y cuando se acaba ya no regresa.

¿Qué pregunta nunca te han hecho que te gustaría que yo te hiciera en esta entrevista?



La verdad, no lo sé. Creo que tu entrevista es bastante completa. 

¡Muchas gracias!





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Gaspar, El Lugareño Headline Animator

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