Friday, June 14, 2019

Taras Domitro, un verdadero “acróbata de Dios” (Entrevista por Baltasar Santiago Martín)

Nota del blog: Agradezco a Baltasar Santiago Martín, que comparta con los lectores, su entrevista a Taras Domitro, incluida en el próximo número de la revista Caritate.


El primer bailarín Taras Domitro nació en La Habana, Cuba, donde comenzó sus estudios de danza en la Escuela “Alejo Carpentier”, y más tarde en la Escuela Nacional de Ballet, donde se graduó con honores en 2000, año en que quedó en 1er Lugar y obtuvo el Premio a la Revelación en el Concurso Internacional para Academias de Ballet de La Habana, Cuba.

A los 20 años fue promovido a “primer bailarín” en el Ballet Nacional de Cuba (B.N.C.), para comenzar a construir así una increíble carrera, en la que ha compartido escenario con reconocidos bailarines internacionales, como la prima ballerina italiana Carla Fracci, entre tantos. Luego continuó adquiriendo un extenso y versátil repertorio en el San Francisco Ballet, del cual fue Bailarín Principal desde 2008 a 2017.

En 2003 fue acreedor del Grand Prix del Festival Internacional de Ballet de Perú, y en 2008, de la Medalla de Oro de la World Ballet Competition en Orlando, Florida. En 2013, Taras fue nominado como “mejor bailarín masculino” en el reconocido Benois de la Danse.

Algunos de los roles principales que ha interpretado son: Albrecht en Giselle, Rey de las Nieves y El Príncipe en Cascanueces, Romeo y Mercutio en Romeo y Julieta y en Shakespeare y sus máscaras, Sigfrido en El lago de los cisnes, Basilio en Don Quijote, Franz en Coppélia, Lensky en Oneguin, Benjamín y Príncipe en Cenicienta, Solor en “Reino de las Sombras” de La Bayadera, La Criatura en Frankenstein, Brown Boy en Dances at a Gathering, así como también Giovanni en Francesca da Rimini y The Swimmer en el ballet homónimo, roles creados específicamente para Taras por el gran coreógrafo ruso Yuri Possokhov.

Taras Domitro también ha trabajado bajo las órdenes de los reconocidos coreógrafos cubanos Alberto Méndez, Ivan Tenorio y Eduardo Blanco.

Como artista principal invitado, ha bailado con reconocidas compañías y en muchos de los teatros más importantes del mundo, como el Ballet de la Ópera de Roma, Italia; Florida Classical Ballet, Cuban Classical Ballet of Miami, Ballet Dortmund y Ballet de Hamburgo, Alemania; Ballet de Orlando, Kremlin International Ballet Festival, Rusia; el Gran Festival de Ballet de Querétaro, México; Festival International de Ballet de Panamá, Roberto Bolle & Friends Galas, Elisa Carrillo & Amigos Galas, Gala International de Ballet de Taipei, Taiwán; Gala of Stars Beijing International Ballet and Choreography Competition; International Ballet Season con el Ballet Nacional de China, Gala Internacional de Ballet de Chile, Festival de Ballet de Córdoba, México; Collin County Ballet Theater, Colorado Conservatory of Dance, International Ballet Greenville, World Ballet Competition Gala of Stars, Gala de Danza, México; Les Hivernales de la Danse, Bélgica, YAGP Stars of Today Meet the Stars of Tomorrow, Tampa and Ballet West; y Gala de la Fundación Alicia Alonso en Madrid, España, solo por mencionar algunos.

“El ser bailarín es una raza”, ha definido Mercedes de Chazal, directora del Ballet Estable, de Tucumán, Argentina, acerca de la condición del profesional de la danza, y el primer bailarín Taras Domitro, al igual que Adiarys, su compañera en escena –y en el amor.

Hace bastante tiempo que yo quería entrevistarlo, pero como las cosas se dan en el tiempo de Dios, no fue hasta ahora, para nuestra revista CARITATE, que pude hacerlo finalmente:


Taras, cuéntame de tu infancia, de tu papá, de tus abuelos…

Igual que casi todos los niños cubanos de la época. Los 90 en Cuba, sin muchas cosas materiales, pero muchos amigos y ganas de correr, y en la cabeza siempre el sueño de hacer algo grande en el ballet. Mi padre, Taras Domitro García, es violinista –crecí escuchando su violín–, y creo de ahí mi pasión por la música. Un hombre que admiro mucho, culto e inteligente; siempre ha estado presente en todas las etapas de mi vida y mi carrera, gran padre y amigo, hoy en día vive en México y nos vemos todos los años más de una vez. Abuelos tengo tres, una por parte de padre, dos del lado de mi mamá...; a ver, cuando mi madre vino a los Estados Unidos, mi abuela paterna (Nuria García) ejerció un papel más de madre. Desde mis 13 años, hasta que terminé mis estudios, se encargó de todo, junto a mi papá y, por supuesto, las ayudas de mi mamá de este lado: dinero, zapatillas, vestuarios etc. Mis abuelos maternos no estuvieron tan involucrados en mi niñez y formación; fueron abuelos normales, que nos veíamos en días festivos, reuniones familiares y ese tipo de cosas. Hoy por hoy viven aquí y les puedo dar un beso y un abrazo todos los días.

Ahora háblame de tu mamá, pero en el seno del hogar, cuando eras niño.

Mi mamá es una madre increíble; siempre estaba conmigo de niño. Me llevaba con ella al trabajo, y por supuesto, su trabajo era ir a enseñar ballet; imagínate, estoy viendo ballet desde que puedo acordarme, y ese grito de “¡plieeeeeeeeeeeé!”… (jajajá). Nada, bailarín al fin, eso se lo debo a ella. Es una madre muy cubana, que me cuida, me mima, me quiere –¡soy hijo único, imagínate!–; tanto desde niño como hasta ahora. Nunca cambió.

¿Cuándo, dónde y con quién fue tu debut profesional?

Mi debut profesional fue con el Ballet Nacional de Cuba. Mi debut como bailarín principal fue en el rol de Romeo en la versión de Romeo y Julieta de Alicia Alonso, que se llama Shakespeare y sus mascaras, con la primera bailarina cubana Annette Delgado, en el Gran Teatro de La Habana. Lo más especial de todo fue lo tanto que aprendí ensayando con Josefina Méndez (EPD), momento muy especial de mi carrera.

¿Qué te ha dado fuerzas y te ha motivado para seguir adelante en los momentos más duros de tu carrera?


¡Familiares y amigos! Esa gente que me quiere, me ayuda y me da fuerza, gente en la que confío.

¿Cuál es tu ballet y tu rol preferido?



Depende del estado de ánimo del día (jajajá). Me gusta mucho mucho ver y bailar Solor (La Bayadera) y Basilio (Don Quijote). De Solor me gusta la historia, la trama del ballet, y me encanta la música de La Bayadera; y de Basilio, me encanta esa libertad que se siente en el primer acto; ¡es puro baile, lucimiento de técnica y alegría en el escenario!



¿Qué me puedes decir de Adiarys como compañera de baile y en la vida?



Adiarys ha sido una bendición en mi vida; es mi novia, mi amiga, y la primera persona que consulto para todo. Como bailarina lo mismo; es increíble arriba de las puntas, una artista muy completa, y lo mejor pasa detrás del telón, pues antes y después de la función, ¡se ocupa de TODO y de TODOS!

¿Y de tu mamá, como coach y tu directora artística?



En el salón ya deja de ser mi mama, y es la maestra Mamicha, ¡un látigo! (jajajá). Es una de esas maestras que alienta, te corrige, te demuestra, te hace mejorar y te inspira a bailar. Una de esas maestras que tiene un ojo especial para sacar lo mejor de ti, lo mejor de cada bailarín.

¿Cómo recibes las críticas adversas, si las hubiera?

Siempre, sin importar qué, o de quien sea, las críticas las recibo de manera constructiva.

¿Quiénes son tus paradigmas en el mundo de la danza masculina?

Mikhail Baryshnikov, Carlos Acosta, Julio Bocca, Tetsuya Kumakawa, Joan Boada y Rolando Sarabia.

¿Cuál ha sido el mayor desafío que has encontrado en tu carrera hasta ahora?

Mi primer año con el Ballet de San Francisco. Todo era muy nuevo y muy diferente; se me hizo muy difícil acostumbrarme. Bailando, tiene que ser el Frankenstein de Liam Scarlett.

¿Cuál es la importancia para ti el que Miami y la Florida tengan un ballet con la Escuela Cubana?

Sería muy bonito para el público de Miami tener una escuela y una compañía cubana, pues es un público muy conocedor del ballet, especialmente del ballet cubano y de los grandes clásicos. Sería genial, no sé si tan importante, tener una escuela definida y reconocida, que produzca buenos bailarines año tras año, y si es cubana, ¡mejor!

Cuéntanos algo que no sepamos sobre ti de tu currículum.

Toco guitarra, ¡y me llena tanto como la danza!

¿En qué proyectos estás trabajando ahora?

Galas internacionales. Una de ellas en Sudáfrica, que me llama mucho la atención. Y emocionado de volver a bailar en Miami, el 23 de junio, ¡una de mis sedes favoritas!

¿Un mensaje para los jóvenes que desean incursionar en el mundo del ballet y, si te parece bien, una recomendación de por dónde comenzar?


Que sepan que es una carrera difícil, física y emocionalmente, de mucha disciplina y sacrificio, pero también el premio es muy grande y muy lindo. ¿Por dónde comenzar? Con un buen maestro. Hoy en día, con todo lo del social media y tal, no es tan difícil informarse sobre maestros formadores de bailarines, maestros y escuelas con un conocimiento y una metodología que los respalde, ya que no todo el mundo puede enseñar ballet.

¿Concuerdas con Graham cuando dijo que “los bailarines son los acróbatas de Dios”?

Honestamente, el término de acróbatas en ballet no me gusta, pero sí, estoy de acuerdo.

¿Qué pregunta nunca te han hecho que te gustaría que yo te hiciera en esta entrevista?

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