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Thursday, February 22, 2024

Un regreso agridulce del ballet "Giselle" a escenarios de Miami. (por Wilfredo A. Ramos)

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Alihaydee Carreño y Gretel Batista
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Como ya va siendo habitual, el Ballet Clásico Cubano de Miami (BCCM) ha venido ofreciendo la oportunidad al público amante de esta manifestación artística en nuestra ciudad, el disfrutar de importantes obras del repertorio clásico mundial. Manteniendo dicha tradición, los pasados 8 y 9 del presente mes de febrero, esta institución artística subió a escena el conocido ballet Giselle, obra cumbre del período romántico en la danza, la cual hace algunos años atrás había contado con sendas presentaciones a cargo del propio BCCM, en los cuales el rol de la campesina enamorada estuvieron a cargo de las bailarinas Lorena Feijoó y Hayna Gutiérrez. Otra representación de esta obra, llevada a escena en nuestra ciudad, fue realizada por el desaparecido Ballet Concerto, la cual tuvo a Alihaydee Carreño como figura protagónica.

El famoso ballet Giselle tuvo su estreno en la ‘Salle Le Peletier’, sede de la Ópera de París, un 28 de junio de 1841, teniendo en sus roles protagónicos a la famosa bailarina italiana Carlota Grisi como Giselle y los franceses Lucien Petipa (hermano de Marius Petipa) en el del Duque Albrecht de Silesia, Adele Dumilatre asumiendo el personaje de Mirtha, la Reina de las Willis y Jean Coralli en el papel de Hilarión. Desde entonces esta obra ha pasado a representar el espíritu puro de la danza clásica, tanto por los ideales románticos que encarna como por el empleo de su depurada técnica teatral, propia del siglo XIX, aspectos ambos que convierten a la misma en el perfecto canon de la danza clásica.

Dicho ballet posee como base un libreto escrito a dos manos entre Theofile Gautier y Jules-Henri Vernoy de Saint Georges, habiendo siendo musicalizado por Adophe Adam y estando el trabajo coreográfico en manos de Jules Perrot y Jean Coralli.

A partir de su estreno mundial en la citada ciudad francesa, dicho ballet contó con presentaciones en muchas otras de las más importantes ciudades de Europa, sufriendo a través de esos primeros años algunos cambios y añadidos en sus sucesivas reposiciones. Hoy en día esta obra se encuentra formando parte del repertorio de casi todas las compañías de ballet y es pieza indispensable para el lucimiento de sus intérpretes, quienes adquieren sus más altos rangos mediante la interpretación de sus papeles principales.

Muchas han sido las bailarinas que se han consagrado bailando esta obra desde el mismo momento de su estreno. Aunque se desee buscar la figura absoluta, cada una de ellas le ha aportado al personaje su impronta artística, el dominio de la técnica, así como del mismo modo han sabido moldearlo, integrándolo a sus respectivas épocas. De igual manera muchas puestas han sido trabajadas para acercarlas a nuevos públicos, incorporándoles algún elemento donde se enriquece la historia o la coreografía, pero siempre desde el respeto y valoración al original.


Regresando a las presentaciones realizadas recientemente en nuestra ciudad, tenemos que aplaudir primero que todo el esfuerzo realizado por Eriberto Jiménez al frente del BCCM, para poder llevar a escena este espectáculo, el cual requiere además de un soporte financiero importante -algo difícil de obtener en esta ciudad- una plantilla de bailarines con una preparación que les permita enfrentar una obra de tal rigor técnico-artístico, situación complicada para una institución que no existe realmente en plantilla, por lo que requiere reunir un elenco a partir de colaboraciones establecidas con academias y otras agrupaciones danzarias. Sobre el anterior presupuesto es que se hizo realidad este proyecto, al unir fuerzas con el Youth Ballet Company Panama y el Sanctuary of the Arts Choreographic Ensemble de Miami.

Con respecto al elenco, en cuanto al cuerpo de baile se refiere, este estuvo integrado por jóvenes estudiantes de las tres instituciones comprometidas, poseedores de un adecuado nivel de preparación que les permitió enfrentar dicho trabajo, ofreciéndoles ganar en experiencia y conocimiento para sus futuras carreras profesionales. No obstante debemos señalar, que el nivel observado no fue parejo, mostrando frecuentes momentos de falta de rigor en la ejecución coreográfica principalmente durante el primer acto, a pesar de que la adaptación concebida aligeró al máximo la misma.

El desempeño del cuerpo de baile en el segundo acto de la obra sin embargo, fue realizado con mucho más rigor, llegándose a observar hasta un mejor trabajo con el estilo del mismo. Inexplicable resultó ver en unas de las funciones a una bailarina, de primera fila por cierto, abandonar el escenario, para poco después incorporarse al baile. Sin duda el esfuerzo de todos estos jóvenes, no preparados aún por completo para asumir dicha labor, es de aplaudir, ya que la experiencia formará parte de su preparación futura.

Antes de continuar hablando del trabajo individual de los protagonistas, es necesario hacer hincapié en un aspecto que de manera recurrente puede ser observado en las propuestas presentadas por el BCCM, nos referimos al deficiente trabajo dramático, algo de vital importancia en este tipo de ballets. Estas grandes obras del repertorio internacional, en muchos de los casos han recibido la clasificación de “ballets-pantominas” por investigadores e historiadores de la danza, debido a la fuerte presencia que en ellos tiene la actuación, haciendo que la misma se integre de forma total a la danza, permitiendo de tal manera la comprensión del argumento narrado en dicha obra. La pantomima en el caso de la danza posee un lenguaje con significado propio muy bien codificado, el cual hace que su lectura, a través de los gestos, pueda ser comprendida con facilidad.

En este aspecto, dentro de las presentaciones se encontraron problemas, algunos de los cuales se tornaron inaceptables, como por ejemplo la falta de estilo, modales e interacción observado durante el primer acto, por parte de los miembros de la nobleza que aparecen en escena, obviando la posición social representada, así como por la falta de integración dramática a los hechos que acontecían en escena. Aducir falta de tiempo de ensayos, no justifica tal descalabro, esos no son temas que al público le interesen, lo que importa es el resultado.

Eleni Gialas, Willem Josué Gómez y
Natalie Álvarez
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Uno de los momentos mejor recibido en ambas funciones, consistió en la ejecución, durante el primer acto, del “pas du paysan”, en esta oportunidad interpretado por tres bailarines -originalmente un pas de deux, transformado en pas de six en algunas versiones o incluso en un pas de dix en alguna otra- integrado por la cubana Natalie Álvarez, la griega Eleni Gialas y el colombiano Wilhem Josue Gómez. De igual manera el trabajo de ambas bailarinas incorporando en el segundo acto a las dos willis -Moyna y Zulma- fue certero, limpio, destacando en ambas ocasiones el desempeño de Álvarez, quien logró el justo medio entre técnica, elegancia y estilo. Esperemos que podamos disfrutar a esta bailarina interpretando el papel de la Reina de las Willis en una próxima puesta en escena, seguro que dicha ocasión devendrá en todo un acontecimiento.


En cuanto a Gómez, con un poderoso físico, a pesar de su no muy alta estatura, realizó un magnífico trabajo de pies y unos bien proyectados saltos, entregando una limpia y potente labor en sus variaciones, lo que provocó una entusiasta reacción del público ante sus ejecuciones.

Esta propuesta, en versión de Eriberto Jiménez realiza una proyección interesante del personaje del guardabosque Hilarión -quien compite con el Duque Albrecht por el amor de la joven campesina- al tratar de humanizarlo y de restarle valor al estigma de “villano” que él mismo adquiere dentro del conflicto. La labor realizada por el brasileño Israel Kaique da Silva, al asumir el rol, le impone credibilidad, emoción y fuerza al personaje, haciendo que el mismo alcance un válido logro dramático.

Alihaydee Carreño,
 Israel Kaique da Silva y Gretel Batista
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Si algo hizo que estas presentaciones cobraran gran interés para ese público conocedor y asiduo al ballet de Miami, especialmente para el cubano, fue el anuncio de la participación especial de la ex primera figura del Ballet Nacional de Cuba, Alihaydee Carreño, miembro de una estirpe de grandes bailarines, de los cuales algunos de ellos han obtenido importantes reconocimientos internacionales. La ansiedad por ver nuevamente sobre la escena a esta querida y admirada figura, aunque tan solo fuera en la incorporación de un personaje de carácter, motivó la presencia de un público que colmó un teatro, el cual hacía tiempo no veía desbordada su sala ante una función de ballet.

No obstante la expectación reinante y el gran recibimiento ofrecido por los presentes a la artista, la participación de esta figura en el escenario se vio empañada por dos aspectos imperdonables. El primero responde al cuidado que se le debe prodigar al artista para que el mismo tenga la imagen adecuada sobre el escenario. Con esto nos referimos al desacertado atuendo con que se vistió a la artista, una ropa inadecuada tanto en colores y estilo, como en su relación con la época y lugar de la acción, elemento este que no favoreció su presencia escénica. Vestir a un personaje en escena requiere de un estudio previo que implica muchos detalles a tener en cuenta. Este, es un personaje de carácter y como tal su vestimenta debe tratar de ser más realista que la utilizada por el resto de los bailarines, donde su ropa admite cierta fantasía, amén de ceñirse a las necesidades de los movimientos de la danza.

El segundo aspecto que opacó en alguna medida la participación de la artista -retomamos algo ya analizado con anterioridad- tiene que ver con el trabajo respecto a sus pantomimas y gesticulación, los cuales adolecieron de cierto grado de bastedad, que desdibujaron las líneas del personaje y su estilo. Esto, que no debió suceder, podría haber sido corregido a tiempo y adecuadamente si por ejemplo se hubiera solicitado el apoyo de alguna figura que en el pasado asumió dicho rol o alguna otra con dominio de este trabajo con las pantomimas, personas que de seguro hubieran colaborado con ello, habiendo significado de gran ayuda en la elaboración de un trabajo al que no se había enfrentado la Carreño con anterioridad.

Solicitar la presencia sobre las tablas con carácter de invitado especial, de un artista requiere atenciones especiales, imposibles de no tener en cuenta. No obstante, en el momento en que esta gran bailarina pisó el escenario, la energía que envolvió la función se acrecentó.


Otro de los memorables momentos dentro de las dos presentaciones que tuvo este ballet, fue el debut de la joven bailarina cubana Mayrel Martínez en el exigente papel de Mirtha, la Reina de la Willis, quien realizó un muy buen trabajo, mostrando un magnífico desenvolvimiento técnico y de introspección del personaje, lo cual le permitió salir airosa en su propia “iniciación” de dicho rol.

Gretel Batista y Jorge Oscar Sánchez
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María Eugenia Herrera 
y Jorge Oscar Sánchez
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Jorge Oscar Sánchez, bailarín de origen cubano que desde hace ocho años es miembro del Washington Ballet, y es un habitual en los escenarios miamenses, fue el responsable de asumir el papel de Albrecht Duque de Silesia, haciéndolo por primera vez dentro de su carrera. Como ya es común en su trabajo, Sánchez, quien es poseedor de una excelente figura de “noble danseuse” -bailarín noble, en francés- se mostró a la altura de los requerimientos técnicos y artísticos exigidos en este rol, el cual de por sí no llega a ser lo extremadamente exigente en el primer aspecto, como suele ser con el trabajo realizado por el hombre en otras producciones de esta envergadura.


La nueva presentación de este ballet en Miami, ofreció, al igual que lo hizo en el pasado, la posibilidad de poder ver al personaje de Giselle interpretado por dos bailarinas. En la primera de las dos funciones, la del viernes 9, el rol protagónico fue asumido por la panameña María Eugenia Herrera, mientras que para el sábado 10, el mismo sería incorporado por la cubana Gretel Batista, actualmente en las filas del Houston Ballet.

María Eugenia Herrera 
y Mayrel Martínez
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María Eugenia Herrera quien ha sido primera bailarina y directora del Ballet Nacional Panamá, también ha ocupado el cargo de directora del Instituto Nacional de Cultura en su país y por su larga trayectoria en la enseñanza del ballet, desde el 2018 es la fundadora y directora del Youth Ballet Company, una institución pre-profesional encargada de elevar el nivel técnico-artístico de aquellos jóvenes graduados de las diferentes academias e interesados en continuar con sus carreras. Esta bailarina alejada de las tablas por diversos problemas personales, pero portadora de una desbordante energía y amor hacia la danza, ha querido volver a las zapatillas -después de una férrea preparación- como una forma no solamente de complacencia personal, sino para demostrar a su alumnado que cualquier sacrificio que se tenga que hacer en pos de la danza siempre será poco. Pero precisamente en este punto es donde el artista tiene que saber donde se encuentran los límites.


Al imponerse enfrentar el reto de asumir la interpretación de un ballet como “Giselle”, la Herrera, se encontró desbordada ante sus posibilidades reales. Todo el tiempo que la misma ha pasado fuera de los escenarios, más el transcurrido en la vida de la misma, dejaron su lamentable huella en lo apreciado en su presentación. Es sabido que la vida activa de un bailarín es demasiado corta, estando sometida a un fuerte estrés psíquico y físico, lo que provoca que en ocasiones su permanencia artística pueda verse cortada antes de tiempo, llegando el momento de asumir dicha situación con sabiduría. Nunca un artista debe exponerse ante el público.

Somos de la opinión que la Herrera, con toda la pasión por el baile que aún demuestra, puede mantener una carrera interpretando obras del repertorio moderno, que suelen ser menos exigentes, pero igual de hermosas, como en el pasado lo hicieron grandes figuras como la Guillem, la Ferri, la Plisetskaya, las cuales continuaron cosechando nuevos éxitos dentro de esta línea en sus respectivas carrera.

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Gretel Batista y Jorge Oscar Sánchez
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Gretel Batista, Jorge Oscar Sánchez 
y Alihaydee Carreño
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Respecto al trabajo de Gretel Batista, durante la segunda noche de presentaciones, el mismo recibió la aprobación total de un público que la aplaudió con conocimiento de quienes en su mayoría han podido disfrutar de brillantes ejecuciones de esta gran obra. La artista en su segunda interpretación de este ballet, en su aún joven carrera artística, hizo gala de un trabajo perfecto no solamente en cuanto a sus requerimientos técnicos sino de igual forma en cuanto a su proyección dramática se refiere. A pesar de su algo baja estatura, ello no resultó en hándicap para hacer grande su entrega sobre el escenario, mediante el bien proyectado carácter del personaje, tanto el de la delicada campesina del primer acto, como el del infrahumano del segundo, ella transpira dentro de la piel del personaje. Sin duda alguna, esta nueva Giselle, se unirá al recuerdo de las que tiempo atrás pasaron por nuestros escenarios.

Como conclusión, tenemos que dar las gracias al BCCM y a su director, por ofrecer la posibilidad al público de esta ciudad de Miami, el poder disfrutar de puestas en escena de obras que forman parte del importante repertorio histórico e internacional del ballet, que de otro modo no serían vistas en nuestra tablas, no solamente para el mero gozo de los amantes de este género danzario, sino como instrumento formador para futuros profesionales del mismo.





Lic. Wilfredo A. Ramos
Miami, febrero 20, 2024.

Fotos/Simon Song.

Monday, February 19, 2024

"Tango perdido", una comedia negra en las tablas de Miami. (por Wilfredo A. Ramos)


Entre el pasado 18 y 28 de enero, subió al escenario de la sala grande del Tower Theater, en la Pequeña Habana, la obra “Tango perdido”, del dramaturgo argentino Mario Diament, en una puesta en escena dirigida por el venezolano Carlos Sierra e interpretada por los actores de ese mismo país Lupita Ferrer y Raul González. Ahora ha vuelto a ese mismo espacio por solo tres días (10, 17 y 18 de febrero), habiendo dividido una presentación que mantuvo la sala totalmente llena de público, algo que supuso un golpe al éxito de dicha temporada. Problemas de programación que deben tenerse en cuenta al momento de manejar un teatro.

Mario Diament es también un narrador, ensayista y periodista, quien ha residido en Israel, New York y Miami, lugar este último donde ha ejercido como profesor de la escuela de Periodismo y Medios de Comunicación en la Universidad internacional de la Florida, habiéndose destacado además como corresponsal en varios continentes. Es miembro de la academia Nacional de periodismo de Argentina, habiendo recibido el Premio Konex en el año 2014, lo que lo posicionó como uno de los dramaturgos más relevantes de esa década.

Entre sus obras teatrales se encuentran “El libro de Ruth”, “Tierra del fuego” -ambas dirigidas en esta ciudad por el fallecido Max Ferrá- “Por amor a Lou”, “Crónica de un secuestro”, “Esquirlas”, “Equinoccio”, “Un informe sobre la banalidad del amor” y “Citas a ciegas”,entre otras más. Precisamente esta última ha sido adaptada al cine en una coproducción argentina-española bajo el título de “Inevitable” y al rumano con el nombre de “Puzzle”. Su pieza “Tierra de fuego”, obra importante dentro de su dramaturgia, aborda del conflicto palestino-israelí, procurando mantener un equilibrio hacia la visión de ambas partes, permitiendo que sus personajes expresen cada uno sus verdades, proponiendo una reflexión honesta por parte de ambos bandos, acerca de una escabrosa situación que enfrenta desde tanto tiempo a estos pueblos.

La obra “Tango perdido”, sale de la pluma de sus autor hacia el año 1993 bajo el título de “Interviu”, estrenándose en el Teatro Municipal General San Martín de Buenos Aires en 1994, acaparando desde entonces la atención del público y obteniendo múltiples reconocimientos.

Para 1996 la obra llega a esta ciudad de Miami, estrenándose en inglés bajo la dirección de Joe Adler, después de un amplio recorrido internacional ya rebautizada como “Tango perdido”, regresando a los escenarios miamenses en el 2005.


Este texto dramático, es concebido por el autor como ‘un juego entre un gato y un ratón’ , donde la sorpresa y los continuos cambios de situaciones, haciendo que la acción tome constantemente caminos inesperados. El autor va ha considerar esta pieza como un homenaje al cine, el teatro y al periodismo, mezclando dichos temas en la trama de la misma. A través de su trama, propondrá misterio y algo de humor, haciendo que sus dos personajes Valeria Durán, famosa actriz de cine retirada repentinamente y Diego Goldstein, oportunista periodista, se muevan constantemente en una especie de cuerda floja, donde el perder o el triunfar serán condiciones que se vayan alternando entre ambos, invitando al espectador a tomar parte en el conflicto, el cual una y otra vez volverá hacia atrás, sugiriendo un nuevo rumbo en la trama, hasta llegar al sorprendente final.


En cuanto al desempeño de los actores, ambos ofrecen un ajustado trabajo del género que nos ofrece el autor. La comedia no es, como algunos pudieran pensar, una expresión fácil de las artes escénicas, por el contrario la misma requiere control total de las emociones para ofrecer en cada instante, mediante el atinado uso del vocabulario, entonaciones de la voz y gestos, los atinados ingredientes que converjan en el verdadero desarrollo de la comedia.


Dentro de esta obra, de solo dos personajes como ya señalamos con anterioridad, el de la diva retirada, en esta oportunidad interpretado por la conocida actriz Lupita Ferrer, no requiere un complejo trabajo psicológico. Este papel exige, eso sí, una mesura falsa de las emociones mediante un grado de superficialidad y banalidad que Ferrer proyecta a la perfección. La actriz, domina su personaje con la pericia necesaria que el mismo requiere, ofreciendo un trabajo ligero, nada complicado, pero bien interiorizado.

Con respecto a la incorporación de Raul González como el astuto periodista, el actor asume un personaje complejo, el cual requiere de un profundo trabajo de transformación sobre el escenario. Su desarrollo en la trama refuerza la intención del autor de desorientarnos, acentuando con ello el factor sorpresa que poco a poco va recorriendo la acción. El desdoblamiento que requiere dicho personaje, el actor lo incorpora con naturalidad y de manera progresiva. Con un perfecto dominio de sus acciones físicas y su voz, González, logra dar vida, con absoluta complicidad, la intención del dramaturgo al poner sobre el escenario un trabajo actoral de cierta complejidad digno de un drama, pero que en esta oportunidad se dirige hacia la comedia.

Sin duda, en esta pieza, el peso de la misma recae en el personaje masculino, encargado de llevar la trama por diversos vericuetos, hacia ese final insospechado, que acentúa de cierto modo el carácter absurdo que recorre la obra.


Dentro de la extensa obra dramática de Mario Diament, esta pieza mantiene el interés de su autor por ofrecernos trabajos que interioricen en las razones del comportamiento humano, mostrando que por medio de la comedia esto es también posible, mostrando a la vez que sus obras van a tener en todo momento una excelente aceptación por parte del público.





Lic. Wilfredo A. Ramos
Miami, febrero 19, 2024.

Fotos/Alfredo Armas.

Friday, February 16, 2024

A Pedro Román... un último aplauso (por Wilfredo A. Ramos)


Con gran pena me impongo escribir estas líneas, para a través de ellas tratar de rendir tributo a un artista, quien desde muy temprana edad vivió entregado en cuerpo y alma al mundo del arte, asumiendo el extraño y triste privilegio de dar inicio en esta ciudad de Miami, al largo andar de la cultura cubana en el exilio. Nos referimos a Pedro Román, el que en la tarde de ayer jueves nos dejara huérfanos de su vital presencia, para de esa forma privarnos de su constante energía creadora.

Hablar de su trayectoria profesional no resulta tarea fácil por lo extensa y profusa de la misma, viéndonos por tanto en la necesidad de resumir, tomando solamente algunos elementos que consideremos nos permita mostrar de manera evidente la importancia y riqueza de la misma.


Pedro Román nace en la Habana, Cuba, un 2 de setiembre del año 1944, comenzando su incursión como cantante con tan solo tres años en la Corte Suprema del Arte Infantil y en espacios dedicados a los niños de la televisión nacional, siendo más tarde seleccionado, en su temprana adolescencia, para continuar con su habitual participación en diversos shows televisivos de la época -Jueves de Partagás, Casino de la Alegría, Bar Melódico de Osvaldo Farrés (quien era su padrino), Álbum Phillips y en el programa del maestro Ernesto Lecuona- llevándolo a firmar contrato de exclusividad con el conocido productor Gaspar Pumarejo.


Al mismo tiempo, muy joven aún, mientras finaliza sus estudios como locutor, se presenta en grandes producciones de los más importantes cabarets de la Habana, grabando varios sencillos para la compañía disquera norteamericana Columbia, números que obtuvieron un gran éxito de inmediato.

Para 1958, sin haber cumplido sus quince años es contratado por un productor norteamericano para hacer presentaciones primero en Chicago y después en Las Vegas, lugar este donde protagoniza el espectáculo “Minsky’s Arabian Nights”, participando igualmente en el Show de Ed Sullivan, el de mayor audiencia televisiva en aquella época.


Regresa a Cuba, para prontamente decidirse a abandonar definitivamente su país, ante la llegada de los Castro y su proyecto comunista al poder, asentándose en esta ciudad de Miami, continuando con una carrera que lo llevará a hacer presentaciones en Puerto Rico, República Dominicana, Aruba, Curazao, Guatemala, Costa Rica, Ecuador, Honduras, Venezuela, Colombia, Perú, Chile, Brasil, Argentina, Panamá, España, Canadá, Japón y varios estados de los EEUU.


En 1962 se inicia en la producción, dirección y escritura teatral, correspondiéndole el honor de haber sido el autor y director de la primera obra de teatro cubano que subiera a los escenarios de esta ciudad, abriendo el camino para el surgimiento de un pionero movimiento teatral hispanoparlante en la misma, el cual, con sus altas y bajas, ha llegado hasta nuestras días, asentando a Miami como el centro de mayor relevancia del teatro hecho en español dentro de los Estados Unidos.

Esa importante obra se llamó “Hambergues y Sirenazos”, donde con humor recogía el sentir y las experiencias que enfrentaban en la nueva tierra a la que llegaban, los numerosos exiliados cubanos.

A dicha obra le siguieron “Espejo de un despertar”, “Miami es un vacilón”, “Los cubanazos”, “Mujeres a punto de un ataque de histeria” -mucho antes que saliera a la luz el famoso filme de Pedro Almodóvar con título muy similar- “Habanera de mi amor”, “Trilogía del color” y “Tres viudas en un crucero”, entre muchas otras. También fue autor de importantes musicales al estilo Broadway tanto en español como en inglés, obras en las cuales era igualmente el autor de toda la música.


En el 1989 crea la institución cultural ALBA -Academia de las Luminarias de las Bellas Artes- la cual presidió hasta el momento de su muerte, con el objetivo de exaltar y apoyar no solo a los artistas cubanos, sino al resto de los latinoamericanos llegados también a esta ciudad, y además como respuesta ante algunas declaraciones inoportunas e insensibles ideológicamente de artistas de esas naciones, que por aquel tiempo declaraban ante los medios que “... gracias a ellos había llegado la cultura en español a estas playas”.


Fue Román también quien se propuso honrar a los artistas cubanos, fundadores del legado artístico y cultural hispanoparlante en Miami con estrellas en la famosa Calle 8 -al igual que en lejano Hollywood- proyecto que no encontró apoyo en ese momento, para sí verse realizado posteriormente cuando la idea fue retomada por otras manos, de manera comercial, dejando en cambio reflejada las trayectorias de estrellas internacionales. Gracias a este terco ser humano, la ciudad cuenta con un memorial al gran músico cubano Ernesto Lecuona, erigido al frente del Miami Dade County Auditorium, el cual esperamos que se mantenga con vida a pesar del próximo cierre por remodelación de dicho teatro.


Para 1990 bajo iniciativa de este incansable artista se crea el Paseo Histórico de la Cultura Cubana en el Exilio, un proyecto al aire libre situado en terrenos ubicados en la calle 44 entre la avenidas 4 y 12 del West de Hialeah, el cual años más tarde fuera reasentado en otro lugar de esa misma ciudad para poder garantizar su cuidado e impedir el vandalismo y deterioro del mismo. Dicho espacio se ha convertido en un santuario de la cultura cubana, donde se muestran obras de artistas de la plástica, huellas de las manos de figuras de nuestra cultura y donde se levanta un escenario para la realización de todo tipo de espectáculos.

En algún momento de su vida en Miami, condujo su propio programa radial en la estación de radio La Fabulosa y desde el 2005 por WAQI Radio Mambí, el Show de Pedro Román, mismo nombre con el que bautizó su últimas apariciones en la televisión local, en el espacio que iniciara en el 2017 y que mantuvo a través de WLRN Canal 17, de la televisión pública del Sur del Estado, hasta la semana anterior a su deceso, aunque con anterioridad hubo de contar de igual forma con espacios en el antiguo Canal 6, HIT-TV y Tele-Miami.


Ha protagonizado dos filmes para el cine norteamericano, una producción hispano-italiana y otra cuarta filmada en esta ciudad. Para TV Martí realizó una serie especial titulada “Pedro Román: Cultura Cubana”, entre el 2018 y el 2019. Igualmente cuenta en su haber con once discos de larga duración, veinticuatro sencillos y alrededor de ocho CDs grabados. Incursionó de la misma manera en el género lírico con la Sociedad Pro Arte Grateli, fundada por Pili de la Rosa, Miguel De Grandy, Marta Pérez y Demetrio Meléndez, formando parte de conocidas zarzuelas y operetas.

Realizó presentaciones como cantante en eventos y festivales nacionales e internacionales en España, Croacia y Rumanía.

En la década de los sesenta fue director-editor de la Revista Idea, convirtiéndose en autor de varios libros, entre los que podemos citar ‘Religiones y creencias’, ‘Disquisiciones’, ‘El gran iluso’ y ‘Radam’, su primera novela, entre otros, dejando al morir algunos textos sin terminar.


Como no podía ser de otra forma, para una persona que vivió con tal grado de inquietud y entrega hacia la cultura en general y para la cubana en lo particular, ha sido merecedor de diversos reconocimientos que han honrado su trayectoria profesional.


Hasta aquí, he tratado de resumir casi noventa años de carrera artística, un verdadero récord en la vida de un ser humano, de una persona para quien el arte no poseía fronteras, como lo demostrara durante la preparación de la grabación de su último programa de televisión, en el cual yo participaba como invitado, como ya se había hecho habitual, para hablar sobre el teatro en la ciudad, y donde con cierta tristeza me dijo que lamentaba no haber tenido tiempo para poder incursionar también en la artes plásticas que tanto le gustaban.


La lamentable pérdida de esta destacada figura del ámbito cultural de nuestro entorno, deja un significativo vacío que muy pocas personas pudieran ser capaces de llenar, debido a su proyección sumamente diversificada, su pluralidad de intereses artísticos, pero además por la calidez del ser humano, la afabilidad, el respeto y la valoración sincera hacia la creación del prójimo, así como por su enorme amor hacia la patria que se vió obligado a dejar atrás, la cual supo llevar consigo hasta sus postreras horas de vida.

Hoy nos ha abandonado no sólo un creador empedernido y un talentoso artista, hoy se nos cierra un libro de la historia de una parte de los cubanos exiliados, errantes por el mundo, que con un modo distinguido y educado de apreciar la vida, de enfrentarla, de modelarla con sus manos, nos han querido enseñar una senda que lamentablemente no todos hemos sabido apreciar.


Pedro Román, tu partida nos encierra en el luto, pero el recuerdo de la energía con que te lanzaste a realizar tu obra, nos dará eternas fuerzas para no desmayar.



Lic. Wilfredo A. Ramos
Miami, febrero 15, 2024
4:32 am.

Las fotos que acompañan el texto pertenecen al archivo personal de Pedro Román. Se publican por cortesía de su familia.

Las fotos a continuación del texto son de Wilfredo A. Ramos.



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Gaspar, El Lugareño Headline Animator

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