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Tuesday, November 7, 2023

"Smiley": una comedia gay muy gay. (por Wilfredo A. Ramos)


En estos tiempos que corren donde la sociedad a la vez que se abre a nuevas formas de enfrentar la vida, sus retos y la cotidianidad de los mismos, la misma se ha visto convocada a repensar hábitos, costumbres y maneras de abordar las nuevas miradas que imponen las transformaciones del pensamiento desde concepciones filosóficas que buscan un reordenamiento en cada uno de los valores que nos conforman como seres humanos, el arte se ha visto precisado a caminar esos mismos caminos. Por ello, el arte, que siempre ha representado lo más avanzado de la conciencia del individuo como parte indispensable del tejido social, será la que tome sobre sus hombros la responsabilidad de abordar dichos desafíos con total claridad y de manera directa.

Así es como la literatura y en específico, la literatura dramática, se ha propuesto llevar a los escenarios de hoy en día temas que hubieran sido imposibles de presentar sobre los escenarios en otros tiempos, convirtiendo de esa forma al teatro en una ventana indiscriminada hacia los avatares humanos de nuestra complicada contemporaneidad.


Siguiendo dicho andar, es que el teatro hispanohablante de Miami, preocupado por darle a esta ciudad un mayor nivel de interés artístico y tratando de afianzarla como el centro teatral de mayor relevancia dentro de dicha comunidad en este país, acaba de subir a nuestras tablas la obra “Smiley”, bajo la dirección de Fernando Azpurua, contando con las actuaciones de Saul Mauricio y Leonel Lugon, en el Sandrell Rivers Theater, los pasados 29 y 30 de Septiembre , 1, 6, 7 y 8 de Octubre.

Esta obra del autor catalán Guillem Clua, que con el subtítulo ‘Una historia de amor’, tuvo su estreno, bajo la dirección del propio autor, en la Sala Flyhard, el 29 de Noviembre del año 2012, rápidamente contó con numerosas puestas no solamente dentro del territorio español, sino en escenarios de Francia, Grecia, Chipre, Singapur, Chile, Argentina, México, Uruguay, Puerto Rico, Italia, Alemania, Perú, Australia y Estados Unidos, convirtiéndose en un éxito taquillero.

Por esta obra, el dramaturgo, director de escena, guionista y periodista catalán, ha obtenido diversos reconocimientos como el Premio Butaca -mejor texto y mejor puesta en escena- y el Premio Time Out -mejor obra- ambos en Cataluña 2013, , así como el Queer Theater Awards 2016, en Atenas, Grecia.

Entre las obras teatrales de este autor tenemos también ‘Invisibles’, 2002 -su primera pieza; ‘La piel en llamas’, 2005; ‘El sabor de las cenizas’, 2006; ‘Marburg’, 2010; ‘Invasion’, 2013; 'La revolución no será tuitejada’, 2014; ‘Proyecto Homero: Ilíada’ y ‘La tierra prometida/Kleper-438’, ambas 2016; ‘La golondrina’ y 'Al damut dels nostres cants’, las dos 2017; ‘Barro’, 2018; además de ‘Justicia’ y la secuela ‘Smiley, despres de l’amor’, en el 2020.

De igual forma, Guillem Clua ha sido merecedor de más reconocimientos tanto por su obra dramática, adaptaciones para espectáculos de danza-teatro y guiones, entre los que podemos citar Premio de Teatro Ciudad de Alcoy, 2002, 2004 y 2017 -siendo el único dramaturgo en recibirlo en tres oportunidades; Prix de Lecteurs en Normandía, Francia, por su obra ‘Marburg’ 2017; Premio Nacional de Literatura Dramática 2020 por su obra ‘Justicia’, mientras que en el 2022 obtuvo ex aequo la Medalla del Círculo de Escritores Cinematográficos, producto de la adaptación al cine de la novela del escritor español Torcuato Luca de Tena (1923-1999), “Los renglones torcidos de Dios’, escrita en 1979.


Sin duda alguna “Smiley” se ha convertido en una obra que ha subido a muchos escenarios y ha tenido un relativo éxito, debido a que cuenta una historia amorosa entre dos hombres -tema que siempre resulta polémico o de interés- sus encuentros y desencuentros, ello rodeado de una alusión directa a cierto ambiente que no es necesariamente en el que se desenvuelven todos los homosexuales, pero que aquí se trata de mostrar como el habitual.

A nuestro entender, dicho texto no le hace mucho favor al tema tratado, pues presenta a las personas homosexuales en general, de manera extremadamente superficial y con valores muy discutibles, los cuales pueden llegar a ser rechazados seguramente hasta por miembros del mismo grupo de personas de las cuales se habla. De igual manera a través de la historia narrada se manejan una serie de conceptos del llamado discurso ‘woke’ tan en boga en estos tiempos, que tantos diferendos está creando a nivel social y educativo, mostrando un profundo discurso ideológico detrás del mismo. No obstante el autor apuesta de manera positiva, por entrar en un análisis de las complejidades que encierra este tipo de relación de forma directa, la que pudiera ser no aceptada por aquellos que poseen aún una mirada sesgada con respecto a la intimidad sentimental, que también es posible entre dos personas de igual sexo, teniendo en cuenta que todos somos seres humanos y como tal, todos nos encontramos en iguales condiciones ante el amor o el deseo sexual.

Nuestra sociedad que se autocomplace en sus supuestos avances, no ha superado ciertos traumas que aún mantenemos, causados fundamentalmente por preceptos religiosos, políticos y morales, encargados de clasificar a los seres humanos atendiendo a sus preferencias sexuales, perdiendo de vista que la sexualidad es un atributo intrínseco al hombre de todas las épocas, razas y latitudes, el cual ha gozado de diferentes visiones, aceptaciones y significados. Mientras no superemos este trauma que nos divide y enfrenta, no podremos caminar con mayor libertad, siempre que no lo queramos confundir con libertinaje, pero ya ese sería otro tema.

No es de extrañar que tras su éxito en los escenarios ‘Smiley’ fuera adaptada a la televisión, en una producción de ocho capítulos con dirección de David Martín Porras y guión del propio autor, siendo estrenada en Netflix, en Diciembre del 2022, donde se complementó la historia original con la de otros personajes y situaciones que se mueven alrededor de los dos protagonistas, complicando aún más la trama.

Previamente, en nuestra ciudad, dicha obra había tenido su estreno absoluto en el año 2019, en una puesta en escena dirigida por Kevin Cass, quien trabajó en aquella oportunidad con el mismo elenco de la puesta actual y que fue presentada en un espacio de corta vida en del downtown miamense, llamado Studio 208. De igual manera el equipo que tuvo a su cargo el diseño de escenografía y vestuario corrió a cargo de los diseñadores, Pedro Balmaseda y Jorge Noa, de la Compañía Nobarte, que ahora repitieron el trabajo, logrando un buen manejo del espacio y adaptándolo con precisión a los cambios de locación sugeridos en la puesta en escena.


El hecho de que este nuevo trabajo contara con el mismo elenco de aquel estrenado hace ya cuatro años, no nos resultó afortunado. ¿Es que no se pudo contar con otros actores para realizar la obra, en una ciudad inundada de ellos y para colmo de todas las nacionalidades? Resulta inexplicable que Fernando Azpurua, el director, utilizara a los mismos intérpretes, hecho que nos lleva a pensar si lo hizo para saltarse el largo proceso de aprendizaje y racionalización del texto e ir directamente hacia el montaje de la nueva concepción escénica, lo que indiscutiblemente acortaría enormemente el tiempo de preparación de la obra y los costos de la misma si hubiera que pagar ensayos. Teniendo en cuenta el poco tiempo entre una puesta que separa a un espectáculo del otro, nos resulta poco ético haber utilizado el mismo elenco.

A pesar de lo anteriormente señalado, tenemos que decir que el trabajo de ambos actores, como sería de esperar asumiendo que era un texto ya aprendido y llevado a escena casi tres docenas de veces en su anterior puesta en escena, tanto el del argentino Leonel Lugon, en el rol de Alex, como el del venezolano Saul Mauricio, en el de Bruno, estuvieron a la altura de lo esperado en lo que pudiera ser considerada como una comedia-dramática, aunque este término pudiera quedarle un poco grande en realidad a la hora de encasillar la obra dentro de un género dramático preciso, debido a que el autor falla al no entrar a profundizar más en la vida de cada uno de los personajes, presentándolos al público de manera demasiada lineal, esquemática y superficial.


Los actores construyen sus personajes con las pocas herramientas que el autor les ofrece, no obstante sus desempeños en escena logran darle vida a los mismos con soltura, buen ritmo y sobre todo con una muy buena dicción por parte de ambos, algo imprescindible sobre los escenarios y que por desgracia muchos actores olvidan hoy en día. Hay que destacar sin embargo, la labor de Mauricio, quien desarrolla un muy buen trabajo de desdoblamiento actoral, mediante el que nos permite disfrutar las herramientas con que cuenta sobre las tablas.

Para terminar nos gustaría hacer una breve reflexión, que quisiera dejar expuesta para que pueda ser tenida en cuenta y analizada ante futuras propuestas teatrales enfocadas en historias que involucren a personajes homosexuales. Al escribir un texto de tales características no debe considerarse que sus recipientes sean solamente públicos con igual orientación sexual a la de los personajes que trata la trama, de ser así se limitaría el alcance del mensaje que dicho texto dramático quiere entregar. En parte, el valor de toda obra artística se encuentra precisamente en la mayor difusión que esta tenga, así como en la diversidad de públicos a la que llegue la misma; por ende, un texto dramático no puede estar concebido para ser disfrutado por solamente un tipo de espectadores, con un solo interés en común, ya que concentra y minimiza el alcance de la obra en cuestión, siendo esto lo que ocurre por lo general cuando nos enfrentamos a propuestas teatrales con esta temática, las que se olvidan de tratar la misma como una más de las que atañen a la vida de la humanidad en general, donde todos estamos comprendidos.


Que a nuestros escenarios en Miami, suban obras donde se trate esta temática, es signo del cambio de los tiempos y de como el teatro de la ciudad va adquiriendo madurez y diversidad en sus propuestas, a la vez que muestra la forma en que se va abriendo hacia todos los públicos y estamentos de nuestra rica y diversa sociedad.




Texto y fotos Lic. Wilfredo A. Ramos
Miami, Noviembre 3, 2023

Sunday, October 29, 2023

Lydia Abarca Mitchell (por Florencia Guglielmotti)

Nota del blog: Sección semanal dedicada al Ballet y la Danza, a cargo de la la ballerina, coreógrafa y profesora Florencia Guglielmotti.


Lydia Abarca Mitchell nació el 8 de enero de 1951 en Nueva York (Estados Unidos). Lydia formaba parte de una familia era muy unida, siendo la mayor de siete hermanos. De pequeña, ella siempre estaba bailando, hasta que su maestra de cuarto grado vio todo su talento y la impulsó a estudiar danza. Su familia no podía costear las clases de ballet, pero Lydia se presentó al programa juvenil de la Juilliard School y obtuvo una beca de estudios por cuatro años. Luego pasó al programa de formación profesional del Harkness Ballet. Sin embargo, en ninguna de esas clases tuvo la oportunidad de ver o de participar en una función. Eso la llevó a preguntarse cuál era, entonces, el propósito de todos esos ejercicios que realizaba en clase si no podía volcarlos en un escenario.

El Harkness Ballet ganó popularidad y se trasladó al estudio June Taylor, en Broadway. Al otro lado del pasillo estaba Jaime Rogers dando sus clases de jazz, entre música de tambores y risas, lo que llamó la atención de Lydia que comenzó a participar de esas clases también. Pero la beca de la que era beneficiaria incluía exclusivamente las clases de danza clásica, por lo cual Lydia terminó por abandonar el programa ya que no veía para ella un futuro como bailarina de ballet, una disciplina dominada por blancos. Es así como se concentra en finalizar sus estudios secundarios.


Con 17 años y tras haber finalizado la escuela, Lydia Abarca Mitchell consigue trabajo en un banco. Luego de una semana de estar trabajando, su hermana le dice que estaban haciendo audiciones para la compañía que Arthur Mitchell (la coincidencia en el apellido es casual, ya que no estaba relacionados) estaba formando junto a Karel Shook, la Dance Theatre of Harlem. Arthur Mitchell era conocido por ser el primer bailarín afrodescendiente en obtener el rango de bailarín principal del New York City Ballet. Arthur contrata a Lydia quién rápidamente volvió al entrenamiento y en un mes ya estaba nuevamente sobre las zapatillas de puntas. Dos meses más tarde, participó en la obra “Tones” de Arthur Mitchell. Allí Abarca Mitchell tuvo la posibilidad no solo bailar profesionalmente, sino que lo hizo con personas que se parecían a ella y que tenían las mismas metas. Luego fue ascendida a primera bailarina de la Compañía y, en 1975, fue la primera bailarina afrodescendiente en aparecer en la portada de la Dance Magazine.


Hacia 1980, Lydia ya tenía una carrera multifacética, era la primera bailarina de la Dance Theatre of Harlem y participaba en la versión cinematográfica del musical de “The Wiz” (dirigida por Sidney Lumet, 1978) y en la obra de Broadway “Dancin’”, de Bob Fosse (en cartel entre 1978 y 1982). Lamentablemente, durante una de las representaciones de “Dancin’”, en 1981, sufrió una lesión que la alejó de los escenarios de forma permanente.


Por cuestiones laborales de su marido, se trasladó a Atlanta, donde prontamente se contactó con Nena Gilreath y Waverly Lucas, ambos también ex alumnos de la Dance Theatre of Harlem que, influenciados por Arthur Mitchell, fundaron Ballethnic, con la intención de permitir que bailarines de origen diverso puedan desarrollar sus carreras dentro de la danza clásica. Desde ese momento, Abarca Mitchell se convirtió en una asesora invaluable para la Ballethnic Dance Company, dirigiendo los ensayos previos a los estrenos.


Actualmente, Lydia Abarca Mitchell continúa impulsando el legado de Arthur Mitchell, no solo a través de las enseñanzas que imparte en sus clases y ensayos, sino también formando parte de una comunidad, la 152nd Street Black Ballet Legacy, donde un grupo de ex alumnos de la Dance Theatre of Harlem buscan mantener vigente los valores de A. Mitchell.







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Florencia Guglielmotti reside en la Ciudad de Buenos Aires (Argentina). Es Profesora de Danza (titulada en la Escuela Nacional de Danzas "María Ruanova"), Licenciada y Profesora de Artes (recibida en la Universidad de Buenos Aires). Cursó estudios en la Escuela Nacional de Ballet de Cuba. Es Miembro de International Dance Council CID (UNESCO).

Actualmente se desempeña como Profesora de Danza Clásica y como Profesora Titular de Historia de la Danza en la Escuela Superior de Enseñanza Artística "Aída V. Mastrazzi". florenciagu@gmail.com

Friday, October 20, 2023

"Versos de la otredad. 25 poetas santiagueros". Prefacio (por León Estrada)


PREFACIO

I

No ha sido habitual que las antologías que han recogido la obra poética de autores de (o en) Santiago de Cuba (acaso tampoco en ninguna ciudad de nuestro Archipiélago), asuman que los prefacios, prólogos o introducciones son necesarios, no solo para explicar estéticas o motivaciones generacionales, sino para deconstruir —si esto fuera posible, pero nunca "explicar"— el buen hacer de autores que escriben, o son movidos a hacerlo, desde las particularidades de una región o territorio de la Isla que, por diferentes razones, contrasta con otras áreas o espacios. Lejos de mi interés intentar sugerir —o persuadir— al fiel o probable lector de que existe un "modo santiaguero de escribir poesía", aún cuando existen disímiles y suficientes elementos que pudieran demostrar dicho enjuiciamiento y ser valorados en ese estricto sentido.

Me explico, y es un paradigma al que siempre recurro, Reynaldo García Blanco (1962) es un poeta espirituano que se trasladó a Santiago al iniciarse la década de los 90 del siglo xx pasado. Él tuvo que vivir —y experimentar— Santiago de Cuba para que su obra mostrara las claves o elementos justamente vinculados a esta parte del país, aún de modo inconsciente, porque García Blanco "descubre" el mar santiaguero, incluso ese mar agreste y encerrador de nuestra bahía, lo que sin duda, para él constituyó un descubrimiento, ahora muy notable en su "poesía escrita en Santiago". Y por supuesto, ha vivido los últimos treinta y tantos años en la ciudad profunda, rozando con el carácter santiaguero, diferente de aquel de la antigua ciudad sin mar desde donde vino. No por ello, considero, ha dejado de ser el poeta nacido en Venegas, conocedor, acaso, del mar del centro, del mar de Trinidad.

Otro tanto podría decirse —y ya no aludo al mar, aunque pudiera— del guantanamero Marino Wilson Jay (1946-2021), trasplantado en la ciudad en 1970, y aunque Guantánamo y Santiago apenas se diferencian en lo esencial en tanto ciudades orientales del sur caribeño, Wilson se erigió en poeta santiaguero distinguido, tanto como Efraín Nadereau Maceo (1940) y Jesús Cos Causse (1945-2007)... O qué decir del villaclareño Waldo Leyva Portal (1943), autor de la más bella, legítima y exacta definición de Santiago de Cuba... que se fue a La Habana en los años iniciales de la década del 80. Hay esencias que van más allá del lugar de nacimiento y residencia. Definitivamente Santiago no deja a nadie indiferente, y mucho menos a los poetas.

Las antologías las hacen gentes que consideran que los textos escogidos y ordenados llevan en sí un hilo conductor, una dramaturgia interna quizá, una curaduría, como en las exposiciones de artes visuales. De ninguna manera cuestiono ahora la inclusión de los poetas mujeres y hombres que integran la selección, quienes se diferencian entre sí porque no todos nacieron en Santiago de Cuba, no todos comparten generación, mas ninguno se parece estéticamente, aunque compartan señales y vivencias iguales; creo que esa es la primera y fundamental ganancia de Versos de la otredad.

Y es bueno que hayan sido incluidos el lugar y el año de nacimiento, el sitio del planeta donde reside en la actualidad cada poeta antologado, así como una ficha curricular referida a su trabajo con la poesía, los premios obtenidos y los libros publicados, pues aunque esto no se crea significativo o definitorio, dichos datos ayudarán en el futuro a los investigadores literarios a delimitar etapas, generaciones, tendencias, y a poder insertar a los poetas de la mejor y más completa manera posible en libros referenciales como diccionarios y estudios, y a otros probables antólogos los va a ayudar a conformar otra visión de la poesía de la que ahora mismo no somos conscientes, pues su sentido estricto está en un devenir desconocido.

Para no ser injusto, no voy a convertir estas palabras en una ristra de "apreciaciones formales" acerca de la poesía de todos y cada uno de los antologados, pues a algunos los leo por primera vez e intentaré valorarlos de igual manera, pero como conozco a la mayoría, prefiero valerme de mis recuerdos personales en función de la evaluación de los textos ahora publicados, o de aquellos que conserva mi memoria. Los 25 poetas que presento son "brujos de la tribu", como diría el inolvidable hermano Wilson, y son también, digo yo, obreros de la palabra con propuestas atendibles. Así, pues, me aventuro placenteramente a justipreciarlos aunque sea de modo apretado e impresionista:


II


Edilberto Rodríguez Tamayo (1954) es un poeta de larga trayectoria, no conozco en qué justo momento vino desde Moa a residir en Santiago, no obstante trajo consigo su tono poético, bien definido ya desde los años 80. Pero como el tiempo es otro y Cuba es distinta, es visible en su poética una profunda mirada al entorno social, que no denuncia sino que testimonia la crisis moral de la ciudad que ha elegido para vivir. Y es bueno que así sea, pues el ejercicio poético desde la experiencia no solo observa, también evalúa y define.

A Luis Milán Fernández (1972) lo conocí cuando estudiaba Medicina. Poeta noble y sincero, en tiempos del Taller Juan Marinello de la Facultad de Ciencias Médicas no observé en él demasiado interés por lo lírico. No obstante, cuando fue premiado en los Juegos Florales de 2009 con el texto —atrayente entonces y ahora antologado— "Los que se quedaron sin nacer", me sorprendí satisfactoriamente y me alegra haberme equivocado. Hoy vive en Estados Unidos.

Osmel Valdés Guerrero (1971) es un poeta que se ha fraguado alrededor de un grupo de creadores de valía que, desde Contramaestre han sabido, a golpe de talento, arrojo e inteligencia, descentralizar las hegemonías verbales de las "grandes" ciudades. En otra parcela ha asumido la décima —y el soneto, tan difícil de lograr— con magníficos resultados. Por lo pronto, los textos antologados lo muestran fiel a una estética que evidencia un enfoque ético estricto e indiscutible, único modo, en estos días, de ser ecuánime.

Jorge Matos (1965) no es un escritor estridente con una propuesta apabullante y ruidosa, él ha preferido escribir desde lo sensorial y desde su entorno. Se muestra ahora con textos que van hacia la brevedad y la concentración, que es como mejor se le da, y no al deleite (engañoso) con la palabra o la amplitud-extensión del poema. Matos no es prolífico, por tanto va siendo hora ya de publicar otro poemario.

Domingo González Castañeda (1967), cuya obra se escribe también desde la periferia, es un poeta que, con las mismas preocupaciones sociales de sus contemporáneos, escribe y soporta una circunstancia que no le es posible cambiar porque está detenida. La confusión es un triunfo paralizante. El hombre-poeta conoce, por eso ha escrito estos poemas desgarrados que, a pesar de todo, iluminan.

Iliana Rosabal-Pérez (1970) es poeta del intelecto, no solo por formación, sino porque es notable su bagaje de lecturas, su trabajo con el lenguaje y el idioma. Su madurez es evidente. Y reitero: "de concentrada fuerza y gran capacidad de laboreo con lo expresivo, no nos deja indiferentes, antes bien, su compromiso con la palabra poetizada lleva en sí el impulso de un arte ya conquistado por esta voz-mujer, diferente y diferenciada, la que con agudeza y oficio comunica, seduce y emociona".

Marieta Machado Batista (1975) es una poeta de la actualidad santiaguera, vencedora en los Juegos Florales de Santiago de 2023, su cuaderno "Tiempo de doldrums" es de un descarnado realismo en el que podrán ser halladas algunas claves del pasado cubano más reciente —léase revisión/repercusión de las Umap—, tamizadas por la vivencia que, no por serle cercana, resulta menos descarnada y atroz. De proponérselo, Marieta se podría convertir en una recia voz, pues fuerza expresiva no le falta.

Yulexis Ciudad Sierra (1977) reside en Brasil, pero antes vivió en Baire, en Bayamo... Su poemario publicado, Casa de insomnio (2006), trajo una voz de mujer, atrevida en su propuesta, al estar "cercada" por los varones del grupo Café Bonaparte (cómo no evocar a Eduard, aglutinador, necesario, muerto tan temprano), y en efecto, voz de frescura, con intención reivindicativa feminista, no se propuso desbordar los atrevimientos de otras poetas de su generación, pues su estro cede espacio a evocaciones y homenajes.

Dicen que Anisley Díaz Boloy (1984), que vino de Songo a vivir a Santiago, se ha marchado a residir a La Habana. De ella recuerdo la utilización caótica del "automatismo psíquico" en sus primeros poemas. Leo ahora (para bien) la reelaboración de esos mismos textos y es evidente que con el abandono del episodio surrealista ha conseguido mejores resultados en cuanto a tono y concentración del mensaje-discurso. Enhorabuena.

Gizeh Portuondo Vega (1980) es fundamentalmente narradora y se "estrenó" en serio con la poesía al obtener el premio Emilio Ballagas (2019) con Notas lectivas (2021), conjunto de breves prosas poéticas en las que, de modo descarnado y efectivo, con un discurso de actualidad sin aspavientos, deconstruye disímiles actitudes humanas y situaciones límite. Los textos antologados no forman parte de Notas lectivas, pero podrían, toda vez que contienen el mismo aliento y un alto grado de elaboración poética.

Yorisel Andino Castillo (1983) está escribiendo ahora mismo una poesía sumamente reflexiva, y digo más: "explosiva". Toca de modo fiel y verídico la fibra actual de la sociedad cubana. Alrededor de una jabita de nailon, que puede ser —porque lo es— un elemento común y vulgar al que nadie jamás pensó convertir en protagonista, Yorisel asume un discurso de una crudeza irrefutable, aún cuando hasta podemos —¡poderes que tiene la poesía!—, sonreír con la inobjetable lucidez de sus versos. Ya es momento de que la poeta publique un poemario en solitario, pues el salto cualitativo es indiscutible.

Eriakna Castellanos Abad (1984) es otra poeta de nuestra actualidad, sobre todo a raíz de su nuevo galardón en los Juegos Florales de 2022 —lo había obtenido antes en 2007—. No ha habido transiciones esenciales (aunque sí un ímpetu al enfrentar lo lírico) entre Anatomía urbana (2010) y su cuaderno inédito, "Los rostros de un país", aún cuando también son otras (y nuevas, y sorprendentes) las circunstancias —y las corrientes— que impulsan su poesía. Y es que la ciudad, los destinos, los valores y los altibajos sociales son otros, aunque ella sabe pulsar esas cuerdas.

Saraí Soler Jordán (1990) se nos presenta con un texto (de arte menor), dividido en diez partes irregulares, y se mueve entre lo sublime y lo erótico a ratos, pasando por la confesión elocuente, hasta convertirlo en descarga de cierta dureza; son versos a veces existenciales que hacen de su poema una muestra híbrida que solo la deja entrever en tanto autora, es decir, ella no se muestra en todo su esplendor, acaso porque un único texto no es suficiente.

En la poesía (lacónica) de Lisbeth Lima Hechavarría (1995) es posible apreciar que se emparenta con lo narrativo, género que de igual forma escribe y en el que, posiblemente, a juzgar por los libros que se propone editar —o ha editado—, logre resultados inmediatos. Es notable, entre las voces de la antología, su trazo femenino de amante y de mujer —en la posibilidad de parir, de dar vida—; son textos que comunican, y ello, desde todo punto de vista, es positivo.


III


En esta parcela del prefacio me referiré a los autores antologados a quienes leo por primera vez, porque además —excepto a Aliuska—, tampoco los conozco personalmente. Lo dicho no justifica que no dedique a todos y cada uno algunas líneas valorativas de los textos que nos proponen. Se podrá entender entonces esta peculiar división que he hecho en tres apartados y en un orden poético más o menos aleatorio.

A Aliuska Ponce de León (1979), la conocí como narradora en el siglo xx pasado, aunque sabía que escribía poesía. Es tunera, pero reside en Santiago de Cuba. Ella propone textos breves y concentrados que abarcan gamas que van desde lo reflexivo hasta lo íntimo, pero siempre como testigo de las acciones poetizables.

Miguel Aroldo Osoria Rodríguez (1948) se presenta con una poesía de dureza verbal, casi monolítica, que se muestra tal como es, desnuda y liberada de cualquier obstáculo que impida su exacta comprensión. Enjuiciadora y mordaz, no dejará indiferente a quien la lea, aún cuando el sarcasmo no sea otra cosa que la más estricta verdad de los días que corren, asunto que no podrá negar ni el más utópico.

Por su parte, Whigman Montoya Deler (1973) es también autor de versos duros, para nada excesivos, él es un poeta que "habla claro", no un simple transeúnte. En algún momento asoma, porque lo asume, un discurso (no velado) en el que la propia dureza y el homoerotismo se evidencian en feliz conjunción expresiva. Cronista de tiempos que plantean otros derroteros más o menos liberales, sobre todo en lo referente a la Isla, su propuesta descarnada vale.

Carlos I. Naranjo (1975) conmociona (y emociona) al centrar su atención en el niño emigrante —Alan Kurdi— muerto/ahogado en una playa europea, y cuya foto recorrió el planeta como denuncia de una situación límite, para nada ajena al entorno cubano-caribeño y sus circunstancias. Además enfoca sus versos hacia temas culturales de amplio espectro. Hoy reside en Estados Unidos.

El poeta Marcos Antonio Hernández Arévalo (1986) se muestra aquí con décimas logradas, él puede invocar (e involucrar) a la deidad suprema en un discurso interior en el que la lucidez prima por encima de las metáforas y las conveniencias de la composición. Más que vocero o elemental espectador es testigo.

Carlos Manuel Villanueva Madrigal (1988) igualmente escribe décimas y sonetos, entre otras propuestas. Trae su poesía cierta proyección y un notable trabajo, más hacia el ritmo (el sonido casi perfecto) que a la significación, aún cuando logra con objetividad ambos procesos, difíciles de conjugar.

En Mailin Castro Suárez (1988) el desarraigo y la emigración son leit motiv de la joven poeta. Alta capacidad, traducida en buen oficio en una autora que logra, entre sus remembranzas (algunas infantiles), un texto en el que aborto-ruptura son claves sociales de suma pertinencia en nuestra cotidianidad.

En los textos de Ana Lisandra López Méndez (1988), se evidencian rasgos performáticos y teatrales y, a la par que homenajea a importantes escritoras suicidas, se involucra, quizá sin proponérselo, en cierta renovación literaria, no con las estructuras que ya existen, sino con un individual estremecimiento.

Yang Tsé Bosque Hung (1997) es un poeta indócil que explica, desde su experiencia y su conocimiento, cuánto dolor se oculta y cuánto mal se transfigura en las perspectivas que pudieran ser tomadas como normalidad. Discursivo en su hondura, no puede obtener ninguna respuesta, por eso escribe y por eso pregunta.

El poeta Daniel Faxas Mojena (2002) es él mismo un outsider cuyos textos mantienen una unidad conceptual en sus concisas interioridades. Las huellas de su andadura vital se extrapolan en Caballo de Troya, Luna, un gato... es un poeta joven del que emanan inquietudes acertadas, las que le recomiendo desplegar con energía.

Y por último, Geyler Mendoza Sánchez (2002) es autor de una poesía sentenciosa e incisiva para nada oficiosa. Como buen hijo de su tiempo, emplaza y exhorta a quienes han preferido mirar hacia otro lado y no ver que las realidades superan cualquier reservorio ideológico mental.

Y ya, nada más, la poesía es mejor que el silencio, y como ha sido un placer enfrentarme a tantos versos, leamos la poesía que nos proponen estos 25 poetas santiagueros de la otredad.

Buen provecho, lectores.


León Estrada 
en Santiago de Cuba, esta ciudad, 
julio-agosto, 2023.



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Versos de la otredad. 25 poetas santiagueros

Whigman Montoya Deler (Compilador). 

Edición y corrección:
Whigman Montoya Deler, Juan Manuel Alsina Milanés.

Maquetación y diseño de portada: Jorge Venereo Tamayo.

Prefacio: León Estrada.

Ediciones Laponia, LLC, Houston Texas, USA.
2023.

Wednesday, October 18, 2023

Una interesante referencia sobre la habilitación de sellos postales españoles en Puerto Príncipe en el invierno 1898 - 1899. (por Carlos A. Peón-Casas)



El hecho inició en diciembre de 1898 en el minuto en que las tropas norteamericanas se habían hecho fuerte en la ciudad en plan de ocupación tras las salida de las tropas españolas en el mes de noviembre.



Se nos refiere al respecto en Puerto PríncipeUn interesante asunto sobre sellos en Cuba, publicado por The Blue Sky Press, Chicago 1904, y firmado por J. M. Andreini.

La habilitación de aquellos sellos, con valores de 1, 2, 3 y 5 centavos, constituían una novedad en la ciudad del Príncipe. Se acometió la empresa en una imprenta local, en tinta negra. Hasta ese minuto los sellos al uso eran los emitidos por el Gobierno Español en las series correspondientes a 1896 y 1898-1899. Sobre aquellas denominaciones se acometió el correspondiente recargo.


Los detalles del hecho nos llegan través de una comunicación citada por el autor del libro, del Administrador Principal del entonces Departamento de Comunicaciones, al responsable del Taller Tipográfico Las Dos Repúblicas, que acometió el empeño:
En cumplimiento de de órdenes recibidas por este Departamento… del Comandante General de la Provincia, sírvase disponer se sobretimbren, en el taller y bajo su dirección los siguientes sellos de milésimas, habilitándoles, en las cantidad y valores siguientes de acuerdo con el diseño aprobado:

3000 de una Milésima, con un centavo.

3900 de dos Milésimas, con tres centavos

1000 de cinco Milésimas, con cinco centavos.
La susodicha comunicación firmada por el General Lope Recio, apareció publicada originalmente en el Periodico “Las Dos Repúblicas” con fecha del 21 de diciembre de 1898.

Al parecer aquella no fue la única vez que se acometieron tales labores de sobre timbrado.

El autor del libro, interesado en el asunto ya desde un punto de vista más filatélico, retomaría sus propias averiguaciones. Al parecer se sucedieron otras tres sobreimpresiones.


Como dato curioso el autor alude al hecho de que aquellos sellos se usaron principalmente en la ciudad de Puerto Príncipe, y en el poblado de Minas, a medio camino rumbo a Nuevitas, y en aquella misma ciudad portuaria. Por ser muy particulares y raras, aquellas cancelaciones, conservan las marcas de una antigua máquina donde se lee “Correo de Puerto Príncipe, Ysla de Cuba” y “Minas de Príncipe, Ysla de Cuba”.

Sin dudas, el correo local en Puerto Príncipe, ciudad y capital de la provincia de antaño, suministró los sellos a los destinos ya mentados de Minas y Nuevitas, y también presumiblemente a Santa Cruz del Sur.

El autor en sus indagaciones visitó la ciudad de Puerto Príncipe. Allí pudo conocer al linotipista de la imprenta Las Dos Rosas, Enrique Terradas Escobar, quien le ilustró sobre el particular y le aseguraba de la originalidad de aquella labor de sobreimpresión por el acometida, y de la imposibilidad de poder duplicar, con lo que quedaba zanjado el tema de que tal emisión hubiera podido ser re-imitada de algún modo.

De aquel periplo en plan de indagación para su libro, nos dejaba sus especiales referencias que traslado al lector desde el original en Inglés a mi vista:
Cuando estuve en Cuba, hace dos inviernos atrás, tuve el placer de conocer al general Lope Recio… El General Lope Recio que es un genial caballero, es ahora el Gobernador Civil de la provincia de Puerto Príncipe. Y me confirmó que había recibido misivas indagando sobre el asunto de los sellos de diferentes partes del mundo.
Sin dudas, la indagación del autor sobre el tema fue una muy reveladora, sobre un tema del que poco o nada hemos oído. Los sellos pasaron, según sus pesquisas, a manos de reconocidos coleccionistas en la capital entre ellos Truffin, Margarit, y los Drs.Weiss y Tremols.

Un estudio sobre el particular lo emprendería el Sr. Barreras de la Sociedad Filatélica de Cuba, y que publicara en la misma época en la Revista Cubana de Filatelia.


El autor finalmente daba las gracias de modo encarecido al ya mentado General Lope Recio, a su secretario de entonces el Sr. Ramón Silva, y a su corresponsal en la ciudad el Sr. Francisco Parras. En otras menciones de agradecimiento dejaba constancia de otros nombres de amigos en la ciudad del Príncipe: Arostegui, Castro-Palomino, Pérez del Castillo y Zayas Bazán.

Tuesday, October 17, 2023

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Monday, October 16, 2023

Una isla bonita en los escenarios de Miami (por Wilfredo A. Ramos)


En su renovada función como sala de espectáculos teatrales el Tower Theater ubicado en pleno corazón de la mundialmente conocida Pequeña Habana (Little Havana), ha venido ofreciendo durante tres fines de semana -sábados y domingos- la obra “La isla bonita”, una adaptación realizada por la conocida actriz Carolina Laursen, de la obra “La isla desierta”, del dramaturgo argentino Roberto Arlt. Dicha puesta contó con la dirección a dos manos de Nuria Ferrer y David Chocarro, la asistencia de dirección de Deborah Bailaque y las actuaciones de Andrés F. Martínez, Victoria Murtagh, Carolina Laursen, George Akram, Natalia Yonni, Pilar García Vidal, Natalia Tarica, Tina Cottin, Queca Gordillo y Anita Vivas, correspondiéndole a esta última las coreografías realizadas en la puesta

Roberto Arlt (1900-1942) fue un novelista, cuentista, dramaturgo, periodista e inventor argentino, proveniente de una familia de muy limitados recursos conformada por inmigrantes europeos -padre prusiano y madre austro-húngara- por lo cual tuvo una formación informal, pues desde temprana edad no continuó ninguno de los estudios que iniciara.

Una primera novela escrita a los veinte años, ‘Diario de un morfinómano’ está perdida, por lo que se considera su novela “El juguete rabioso’ de 1926, su primer intento literario. A esta le siguieron “Los siete locos’, 1929; ‘Los lanzallamas’, 1931 y ‘El amor brujo’, 1932. En cuanto a su cuentística podemos mencionar títulos tales como ‘El gato cocido’, 1926; ‘El jorobadito’ y ‘Aguasfuertes porteñas’, 1933; ‘Aguasfuertes españolas’, 1936; ‘El criador de gorilas’, 1941 y algunos otros que vieron la luz después de su repentino fallecimiento como ‘Regreso’, 1972; ‘Estoy cargada de muerte y otros borradores’, 1984; ‘El bandido en el bosque de ladrillo’, 2018, y más, estos últimos publicados gracias a la labor de su hija y albacea de su obra literaria. Gran parte de sus cuentos fueron escritos para publicaciones periódicas, para donde además hacía crónicas y comentarios periodísticos.

No es hasta 1930 que Arlt comienza a escribir teatro, logrando hasta el momento de su muerte una extensa obra dramática entre la que podemos citar ‘El humillado’, 1930; ‘300 millones’ y ‘Prueba de amor’, 1932; ‘Saverio el Cruel’, 1936; ‘Separación feroz’ y ‘Africa’, 1938; ‘La fiesta del hierro’, 1940. Después de fallecido fueron publicadas ‘El desierto entra en la ciudad’, 1950; ‘La cabeza separada del tronco’, 1964; ‘El amor brujo’, 1971 y ‘Un hombre sensible’, 2008.

Con la obra de este autor se considera que se da inicio a la literatura moderna argentina. Algunos críticos y especialistas consideran su obra como un ‘referente trascendido’, ya que redefinió lo temático y lo lingüístico, así como la relación artista-época. Se le tiene en cuenta también como un autor alejado de la estética modernista, y a la vez algunos lo denominan como un autor algo ‘descuidado’. Aunque en sus descripciones se regodea en cierto naturalismo, puede decirse que rompió con el realismo, abordando los problemas de la alienación a través del desdoblamiento de las escenas narradas. Su obra dramática está considerada como precursora del teatro social en su país y de futuras corrientes como el absurdo y el existencialismo.

En su literatura encontramos una preponderancia de matices principalmente lúgubres, donde abundan personajes sombríos, descuidados, desaliñados, idealistas, afines con un ‘filomarxismo’ en ocasiones de manera explícita, mostrando sus miserias humanas y morales, por lo que su obra describe de modo descarnado ambientes de bajezas indolentes, haciendo hincapié en el de los inmigrantes recién llegados, tratando de insertarse en un medio regido por la opresión y la desigualdad. Esto le costó el desprecio de la élite cultural de la época, siendo reivindicado después de su fallecimiento, considerándosele una de las grandes figuras literarias de su país, siendo el escritor Julio Cortázar el primero en darle abiertamente respaldo a su obra, contribuyendo a que esta ocupara el lugar que le correspondía dentro de las letras argentinas.

Resulta interesante que se haya escogido una obra de este desconocido autor para ser representada en nuestra ciudad para llevarla a escena aunque sea mediante una adaptación de la misma, dándola a conocer a nuestro público.


Bajo el título de “La isla bonita”, como ya mencionamos anteriormente, la actriz argentina Carolina Laursen ha transferido la acción del texto original hacia Miami, situando la misma alrededor de la década del 50 del pasado siglo XX, por lo que se hablará de lugares y situaciones conocidas para el público.

Esta obra, a la cual su autor definió como una ‘burlería en un acto’, debido a que se levanta sobre una utopía, una ilusión fantasiosa que trata de poner remedio a una condición de vida estéril, sirve como denuncia de situaciones similares que puedan presentarse en cualquier momento y lugar, por lo que su temática poseerá vigencia absoluta en todo momento. De ahí, el que al presentar en nuestros escenarios esta obra, aunque nos haga reír por su posible tono de comedia, nos provocará repensar detenidamente nuestra posición y actitud ante la vida.

El texto original utiliza a once actores en la única escena de la obra, divididos en siete hombres y cuatro mujeres, lo que para esta puesta ha sido cambiado a sólo dos hombres y ocho mujeres, con lo que se ha propuesto dar entrada a la concepción ideológica feminista, tan en boga en los tiempos que corren, manipulando de dicha manera la autoridad a denunciar, convirtiendo esta en una ‘patriarcal’ ejercida por el jefe hombre hacia las empleadas mujeres, elemento que se ve reforzado además por algunos textos agregados en la nueva adaptación. Este cambio de concepto, desvirtúa en cierta medida el verdadero sentido que otorgado por el escritor a su obra, en donde denuncia la situación de desesperanza, desilusión y agobio del trabajador en general, sometido a un sistema de explotación laboral, situación que no es de manera alguna exclusiva de la mujer.


Al enfrentarse a la adaptación de esta obra, para subirla a nuestros escenarios se ha tenido la acertada idea de cambiar el género de la misma, llevando la acción desde el drama concretamente social, en el original, hacia una cuasi comedia musical, aligerando de esta manera el marcado sentido de denuncia, aunque sin violentar la desaparición del mismo totalmente, lo que hubiera sido lamentable y deshonesto con el autor.


Para esta versión, se ha tenido a bien introducir varias escenas que le proporcionan, como ya apuntamos, un aire de espectáculo musical. En la obra original, que por cierto es bastante breve, vamos a encontrar en la escena que le antecede al final, de cierta manera y llevado por el propio conflicto, un momento el cual se convierte en una rústica pincelada de teatro musical, elemento el cual ha sido en esta adaptación muy bien aprovechado, para introducir varias escenas de igual índole, lo que contribuye también a alargar el tiempo de representación de la puesta. Dichas escenas han sido bien resueltas teniendo en cuenta las posibilidades de actores que en su mayoría no se encuentran entrenados en este exigente arte del género musical, mostrando bastante bien resueltos dichos trabajos coreográficos, los que dinamizan una puesta que de nos ser así, por su temática o por la misma manera de construir los parlamentos, se convertiría en una aburrida y trasnochada obra panfletista más de temática social. Un aspecto que no podemos dejar de mencionar es que, al igual que en el texto original, en esta nueva propuesta se mantiene el final que destruye ese posible ‘happy end’ propio de la comedia, sumergiendo la pieza en el tono lúgubre, pesimista, de fracaso, que desea proyectar el autor en su denuncia, lo que sin duda ofrece a la obra por contraste, un fuerte cierre dramático.


A pesar de las no muy favorables condiciones espaciales y técnicas con que cuenta el escenario de este teatro, la puesta en escena sale airosa, tratando de sacar provecho a las mismas, logrando un acertado desplazamiento de los actores en dicho reducido espacio, aunque debido al no muy amplio espacio escénico, los elementos escenográficos resultan estar un poco amontonados, provocando cierta dificultad entre los actores.


Con respecto al desempeño actoral, la totalidad del elenco encara sus roles con soltura, incorporando las caracterizaciones de los mismos con eficacia en el siempre exigente arte de la comedia. Si bien el personaje incorporado por la actriz Carolina Laursen es el encargado de hacer estallar el conflicto en la obra, nos vemos precisados a afirmar que el interpretado por el venezolano George Akram va a ser el responsable de la transformación del género de este espectáculo, al trasladarlo de lo dramático hacia lo musical, con lo cual se convertirá en el personaje con el mensaje de mayor peso dentro de la obra y el que abre el horizonte de la misma.


Este actor con una excelente preparación y experiencia producto a su participación en espectáculos musicales en escenarios de Broadway, amén de una importante herencia familiar, se desenvuelve con acertada ligereza y precisión tanto en sus textos, como en los movimientos danzarios, provocando y contagiando la euforia que toda escena de dicho género requiere, haciendo de esta forma subir el ritmo de una puesta que en su primera media hora se torna algo lenta, aburrida y reiterativa.


Como resultado, la puesta en escena de “La isla bonita”, podemos considerarla como un necesario y buen ejemplo de lo que es llevar a escena obras que aunque enmarcadas en ese arbitrario concepto de ‘teatro comercial’ conjugan el entretenimiento con el buen quehacer teatral, aspectos que contribuyen a que cada día el teatro en la ciudad de Miami deje de ser una quimera para convertirse en un hecho concreto y persistente.





Lic. Wilfredo A. Ramos
Miami, Octubre 11, 2023

Fotos/Alfredo Armas

(Miami) Enrique del Risco presenta su más reciente libro "Historia y Masoquismo"


El próximo sábado 21 de octubre a las 8:30 p.m., Enrique del Risco presenta en Miami su más reciente libro "Historia y Masoquismo", publicado por Ediciones Furtivas. 

La presentación estará a cargo de Ramón Fernández-Larrea.


Artefactus Cultural Project
12302 SW 133rd CT
Miami, FL.

Monday, October 9, 2023

Despedida (un poema de Félix Luis Viera)



Despedida


Nada
barco que se hunde con el puerto a la vista
peldaños que caen por cuenta propia
casa vacía telarañas que desmontan el piso
calles que de pronto son callejones sin salida
noche
noche
noche concreta como un abismo bajo la
   techumbre
Nada
Estrictamente nada
un hombre solo orinando en la oscuridad de un
   parque vacío
una vía donde de pronto se desploman los
   semáforos donde
un animal casi humano con su dolor se arrastra
   solitario
donde los carros y la gente de pronto se diluyen
por la vía las calles la noche la tierra
   de nadie
Nada
Estrictamente nada
un techo
un piso
que se aflojan y se buscan
un aire que se pierde en el aire
un corazón que grita en busca de su cuerpo
un ala que se parte entre dos vientos
Nada
nada
nada


Noviembre de 1982



Commiato


Nessuna
nave che affonda con il porto in vista
scale che cadono per conto proprio
casa vuota ragnatele che smantellano l’appartamento
strade che improvvisamente sono vicoli senza uscita
notte
notte
notte concreta come un abisso sotto il
   tetto
Niente
Rigorosamente niente
un uomo solo che orina nell’oscurità di un
   parco vuoto
una via dove improvvisamente collassano i
   semafori dove
un animale semi umano il suo dolore trascina
   solitario
dove le auto e la gente improvvisamente si diluiscono
per la via le strade la notte la terra
   di nessuno
Niente
Rigorosamente niente
un tetto
un appartamento
che si sciolgono e si cercano
un vento che si perde nell’aria
un cuore che grida in cerca del suo corpo
un’ala che si divide tra due venti
Niente
niente
niente


Novembre 1982




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Félix Luis Viera (El Condado, Santa Clara, Cuba, 1945), poeta, cuentista y novelista, es autor de una copiosa obra en los  géneros.

En su país natal recibió el Premio David de Poesía, en 1976, por Una melodía sin ton ni son bajo la lluvia; el Nacional de Novela de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba, en 1987, por Con tu vestido blanco, que recibiera al año siguiente el Premio de la Crítica, distinción que ya había recibido, en 1983, por su libro de cuento En el nombre del hijo.

En 2019 le fue otorgado el Premio Nacional de Literatura Independiente “Gastón Baquero”, auspiciado por varias instituciones culturales cubanas en el exilio y el premio Pluma de Oro de Publicaciones Entre Líneas..

Su libro de cuentos Las llamas en el cielo retoma la narrativa fantástica en su país; sus novelas Con tu vestido blanco y El corazón del rey abordan la marginalidad; la primera en la época prerrevolucionaria, la segunda en los inicios de la instauración del comunismo en Cuba.

Su novela Un ciervo herido —con varias ediciones— tiene como tema central la vida en un campamento de las UMAP (Unidades Militares de Ayuda a la Producción), campos de trabajo forzado que existieron en Cuba, de 1965 a 1968, adonde fueron enviados religiosos de diversas filiaciones, lumpen, homosexuales y otros.

En 2010 publicó el poemario La patria es una naranja, escrito durante su exilio en México —donde vivió durante 20 años, de 1995 a 2015— y que ha sido objeto de varias reediciones y de una crítica favorable.

Una antología de su poesía apareció en 2019 con el título Sin ton ni son

Es ciudadano mexicano por naturalización. En la actualidad reside en Miami.

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Gordiano Lupi, periodista, escritor y traductor, nació en Piombino, Italia, en 1960. Fundador, en 1999, junto con Maurizio y Andrea Maggioni Panerini de la editorial La Gaceta Literaria, ha traducido del español a varios autores cubanos, como Alejandro Torreguitart Ruiz, Guillermo Cabrera Infante, Félix Luis Viera y Virgilio Piñera, entre otros. Cuenta en su haber con un amplio trabajo sobre figuras del cine, entre ellas Federico Fellini, Joe D´Amato y Enzo G. Castellari. Ha publicado más de una decena de libros que abarcan diversos géneros, como Nero tropicale, Cuba magica, Orrore, ertorismo e ponorgrafia secondo Joe d´Aamto y Fidel Castro – biografia non autorizzata.

Gordiano Lupi es un luchador por la democracia para Cuba y un promotor de las artes y la cultura de la Isla.
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Gaspar, El Lugareño Headline Animator

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