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Saturday, March 30, 2024

Llega a su fin la VIII Edición del Festival Casandra en Miami. (por Wilfredo A. Ramos)


El pasado domingo 24 de marzo culminó el Festival internacional de Teatro Casandra, dedicado a la mujer, que organiza el Ingenio Teatro, el cual durante ocho años consecutivos se ha venido realizando en nuestra ciudad, incluso durante los oscuros momentos de cierre total de las actividades producto de la pasada alarma mundial de salud, durante el cual, no obstante, dicho evento se llevó a cabo vía Internet mediante vídeos de puestas teatrales, charlas y demostraciones de clases.

En esta ocasión, dicha fiesta del teatro hispanoparlante de Miami, consiguió reunir artistas de España, Italia, Argentina, México, Cuba y del país sede.


El festival descorrió sus cortinas los días 16 y 17, en el escenario del Sandrell Rivers Theater, con la obra “Burdel el Ojo Azul” - llevada a escena por la agrupación teatral que organiza el evento- un texto de la dramaturga cubana, Premio Nacional de Teatro, Raquel Carrió. La obra se mueve entre una atmósfera musical y un argumento cercano a una ‘historia noir’, estando la misma bajo la dirección de Lilian Vega y con un elenco integrado por Susana Pérez, Jorge Luis González, Rachel Cruz, Kirenia Vega, Dianet Conde, José Raul Acosta y la participación especial de Ivanesa Cabrera. Esta nueva puesta de la agrupación teatral anfitriona contó también con la participación en vivo de un trío de instrumentistas conformado Héctor Aguero, Jorge Morejón -responsables ambos de crear la música original para esta obra- acompañados además por María Teresa García, mientras que los elementos coreográficos quedaron en manos de Rubén Romeu.


Antes de cada una de las presentaciones mencionadas tuvo lugar, el día 16, la inauguración de la exposición de pinturas de la artista cubana-americana Narah Meeramon Valdés, mientras que el 17 se efectuó la presentación y venta del libro ‘Boleros prohibidos, La Habana sin Olga Guillot’ del investigador también cubano Armando López, ambas actividades en el vestíbulo del propio teatro.


El Lunes 18, en el Koubek Center de la Pequeña Habana, tuvo lugar el homenaje, que en cada edición del festival se le rinde a alguna figura femenina destacada del mundo teatral internacional, el cual en esta oportunidad recayó en la narradora, crítica e investigadora teatral cubano-americana, asentada en Santa Mónica, California, Rosa Ileana Boudet, quien ha desarrollado una imprescindible obra investigativa acerca de los variados antecedentes del teatro de esa isla caribeña, mediante el estudio de diferentes géneros escénicos populares que abarcaron los siglos XIX y primera mitad del XX, entre otros trabajos relevantes para la comprensión del desenvolvimiento del teatro cubano.

Para dicha ocasión se contó con la presencia del teatrólogo, escritor e investigador cubano Adyel Quintero que compartió con el público presente algunos aspectos sobre la figura homenajeada, tanto de su carrera como de su importancia dentro del ámbito de la investigación teatral. De igual forma se pudo escuchar a la propia Boudet exponer algunas de sus vivencias y experiencias, así como agradecer el reconocimiento que se le tributaba, el que como parte del mismo incluyó, la lectura de algunos pasajes de una obra de su autoría -un monólogo- inspirada en un personaje de la vida real de la alta sociedad cubana de los primeros años del pasado siglo, el cual concibió para que fuera interpretado por su propia hija, Broselianda Hernández -magnífica actriz fallecida inesperadamente- quien por esas cosas singulares de la vida, no la llegara a interpretar jamás. De dicha obra, “Una rosa para Catalina Lasa” fueron escogidos algunos fragmentos de la misma, los que fueron leídos a tres voces por las actrices Yvonne López Arenal, Lilliam Vega e Ivanesa Cabrera, hecho que propició un sentido momento de recordación de la joven actriz prontamente desaparecida.


De Argentina llegó un invitado muy especial – porque los hombres no son rechazados en este evento- el actor Marcelo Katz, quien el Martes 19, en el Sandrell Rivers Theater, ofreció su unipersonal “Gaspet”, trabajo en solitario con la firma de Martín Joab -quien también lo dirige- y el propio Katz, en el cual con suma maestría el actor desarrolla una hermosa y delicada entrega con máscaras -realizadas estas por el artista Alfredo Iriarte- y de incorporación de supuestos muñecos que cobran vida mientras cuentan sus historias.


En la búsqueda de ofrecer nuevas e interesantes propuestas dentro del festival, en esta oportunidad, el Miércoles 20, en el Koubek Center, se llevó a cabo un encuentro con algunas de las artistas presentes para realizar una actividad que llevó por nombre ‘Cocinando con Arte y Fe’, donde las participantes ofrecieron al público un plato propio de la cocina de sus respectivos países. De esta manera, la actriz española Maty Gómez presentó el conocido gaspacho, Cleo Valdés, un delicioso postre de la cocina italiana, mientras que la mexicana Carmen Olivares preparó unas tostadas mexicanas junto con una refrescante bebida conocida como ‘Agua de Jamaica’. Al mismo tiempo de servir sus platos cada una de estas mujeres devenidas cocineras, hablaron no sólo de cómo realizar los mismos, sino también de sus respectivas carreras artísticas. El colofón a dicho innovador encuentro, estuvo marcado por un ambiente de jolgorio andaluz, entre sevillanas, tanguillos y bulerías a cargo de una genuina cantante popular española: Maru, quien con su sentida interpretación propició la creación de un improvisado tablao flamenco.

Esta actividad tuvo como objetivo recaudar fondos para mantener el programa de Arte que viene desarrollando El Ingenio Teatro junto al Centro Mater y que beneficia a los niños de la comunidad.


El Jueves 21, el evento se trasladó hacia la sede de la compañía teatral Havanafama, en el Oeste de la ciudad, donde subió a escena la actriz argentina Angeles Marset, con el unipersonal “Tic tac, ya es tiempo”, de su autoría, con dirección de Iván Mesías, mientras que al siguiente día, Viernes 22, de nuevo en el escenario del Sandrell Rivers Theater, tuvo lugar la presentación de la actriz cubana-americana Rachel Pastor, en el unipersonal “Yo soy Cristina”, un texto de la cubana Elvia Pérez y dirección compartida entre ambas, interesante creación a partir de la conocida obra del dramaturgo sueco August Strindberg, “La Señorita Julia”, en el cual desde el punto de vista de un personaje secundario -Cristina, la cocinera- esta muestra su personal visión del conflicto de dicha obra.


La presentación del anterior trabajo fue resultado de una convocatoria lanzada por el festival con el propósito de motivar la presencia en el ámbito teatral de Miami, de jóvenes directores interesados en darse a conocer en el medio a través de sus propuestas escénicas. La responsabilidad de seleccionar dichos trabajos estuvo bajo la responsabilidad de los teatrólogos Loipa Alonso Claramunt y Adyel Quintero, así como el promotor y crítico teatral Wilfredo A. Ramos.


En esta misma noche se efectuó un sencillo, pero conmovedor homenaje de recordación, en memoria de la recientemente fallecida Adela Prado, maestra de maquillaje de casi todas las generaciones de egresados de la escuela cubana de teatro, artista que con su excelente trabajo estuvo presente en gran cantidad de puestas en escenas que subieron no solamente a escenarios nacionales, con los cuales obtuvo numerosos premios y por los que su amplia trayectoria fue ampliamente reconocida, labor por la que continuó siendo reclamada hasta el mismo último día de su vida.


En igual escenario, el Sábado 23, subió a las tablas la actriz española Maty Gómez, en una magnífica interpretación del conocido unipersonal -no solo dentro del ambiente teatral cubano, sino también de otros países- “Las penas saben nadar”, del dramaturgo Premio Nacional de Teatro Abelardo Estorino, el cual contó con un muy acertado trabajo de dirección a dos manos entre el español José Fuentefrias y el cubano Arístides Naranjo.


Tanto el propio Sábado 23 como el domingo 24 en horas de la tarde, en el Koubek Center, la compañía anfitriona del festival, El Ingenio Teatro, llevó nuevamente a las tablas su acertada producción de la conocida obra de la literatura infantil universal “El Gato con Botas”, donde además de la participación de los actores, sumó la de casi medio centenar de niños sobre el escenario, provenientes estos del Programa de Arte que esta agrupación teatral realiza en conjunto con el Centro Mater, institución con 56 años dedicada al cuidado y enseñanza de menores de edad pertenecientes a familias de inmigrantes recién llegados al país, así como a familias de bajos recursos, fundada por la religiosa cubana Margarita Miranda, en 1968.

El elenco de esta colorida y bien recibida puesta en escena estuvo integrado por Luis Nalerio, Hosny García, José Raul Acosta, Kirenia Vega, Fanny Tachín, Angela Moreno y Yusan Mulet, bajo la dirección de Flora Lauten y Lilliam Vega, en una adaptación sobre el cuento original realizada por Raquel Carrió y Lilliam Vega.


La clausura de esta VIII edición del Festival Casandra, se realizó, como ya va siendo costumbre, en el bullicioso y céntrico local del Cubaocho Museum & Performing Arts Center, ubicado en el corazón de la popular Calle 8 de la Pequeña Habana, donde al ritmo de música mexicana se presentó la actriz y cantante Roxana Ríos, con un concierto titulado ‘Donde nadie nos juzgue’, acompañada de los guitarristas Michel González y Gabriel Cifuentes, y el percusionista Mario Espinoza, quedando de esta manera abierta la invitación a participar en el venidero 2025 de esta fiesta del teatro dedicado a la mujer.

Para finalizar no podríamos dejar de mencionar que un evento como este no podría llevarse a vías de hecho sin el apoyo de un grupo de instituciones, el cual está formado por Miami Dade County, National Latinx Theater Initiative, Florida Artes y Cultura, Centro Mater Foundation, Miami-Dade County Department of Cultural Affairs and Cultural Affairs Council, Miami Dade County Mayor, Board of County Commissioners, quienes con su soporte contribuyen al desarrollo de la artes y la cultura en nuestra ciudad.

Igualmente nos es imposible no referirnos al encomiable trabajo tanto artístico como educacional que todo el colectivo de El Ingenio Teatro, con su directora Lilliam Vega y la productora Loipa Alonso Claramunt al frente, vienen desarrollando en aras de ampliar el espectro cultural de la ciudad. ¡Enhorabuena!



Lic. Wilfredo A. Ramos.
Miami, marzo 28, 2024.

Wednesday, March 27, 2024

La calle del Padre Pepito en Kendall. Un recuerdo singular. (por Carlos A. Peón Casas)


La memoria afectiva me ha sorprendido con un bonito recuerdo de mi infancia camagüeyana a la altura de la calle Bird Road y la avenida 117, en un tramo de ca que va hasta la avenida 127, en el South West miamense, lleva el nombre del Padre José García, y que justo para el minuto de su retiro como ejemplar sacerdote, lo recuerda, por sus no pocos méritos a perpetuidad.


El Padre José García, Pepito, para los católicos camagüeyanos de una y otra orilla, estuvo destacado por largos años en Miami, precisamente en la parroquia de San Kevin, ubicada en la misma calle de marras que para esa altura se vuelve la 42 con la 127 avenida. Su labor paciente y entregada a una grey donde muchísimos agramontinos concurrían, era igualmente el imán natural para cualquiera fuera el sacerdote que desde la tierra de los tinajones, pasara por esta urbe miamense, donde el acogedor Pepito les abría su casa y su corazón.

Foto de su Primera Misa. 
Tomada de La Voz Católica.
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Holguinero de nacimiento, pero camagüeyano por adopción, Pepito fue ordenado sacerdote en el año 1952. Antes de Camaguey, vivió su ministerio sacerdotal en Puerto Padre       y finalmente lo conocimos ya destacado en la parroquia de la Caridad camagüeyana, donde entroncó mi recuerdo no mas enrumbar su calle miamense.

Desgrano para el lector esta anécdota que me retrotrajo de inmedito a los años de mi primera infancia camagüeyana.

La Caridad. Camagüey
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En aquel tiempo era su costumbre montar en su carro, un mínimo “WW”, lease un “wolfwagen” de los que conocíamos entonces como “cucarachitas”, a cuanto muchacho concurría a su parroquia, y se aparecía con ellos en cualquiera fuera la coordenada de la ciudad de los años finales de la década del 70.

San José. Camagüey
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Aquellas notorias excursiones eran igualmente imitadas por otro celebrado sacerdote de la ciudad, el padre Donato Cavero, jesuita destacado en nuestra parroquia de San José de la Vigía.

Como Pepito el padre Cavero, muy recordado por todos por haber fundado y dirigido por muchos años la tradicional hojita dominical Vida Cristiana, también disponía de un vehículo similar, el ya mentado escarabajo alemán, donde subíamos tantos muchachos al unísono que era impensabe después barruntar como cabíamos tantos en aquel pequeño espacio.

Igualmente el padre nos conducía a paseos animados a alguna casa quinta del entorno del conocido barrio de Garrido, posiblemente propiedad de algun conocido suyo, y donde hacíamos las delicias entre árboles frutales en temporada de mangos o guayabas.

También era usual concurrir a algunos sitios de popular arraigo en la geografía citadina, como el muy recordado Arroyón, en la carretera a Nuevitas, o cualquier otro punto del Camagüey de mi infancia.

Alguna que otra vez coincidíamos con la tropa menuda de Pepito, que como nosotros, nos apretujábamos como podíamos en aquel mítico autito que más que un humilde transportation tan al uso acá, parecía una super guagua en toda regla... que felices compartiamos

Eran los tiempos en que aquellos grupos de muchachos católicos no pasabamos de la docena en cada comunidad, en los inolvidables tiempos difíciles que vivió la Iglesia local, y en todas partes de nuestra realidad cubensis, y que Moseñor Adolfo acostumbraba a nombrar como “de la resistencia” o "los del silencio”; una época empero que marcó los mejores sentimientos de arraigo a la vida de fe de tantos de mis amigos de entonces, hoy desperdigados por tantos sitios, especialmente en este territorio floridano que también ahora habito.

Junio 25, 2010
Foto/Blanca Morales.FC.
Website de la Arquidiócesis de Miami
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Recorrer hoy la calle que lleva el nombre del popular sacerdote camagüeyano, que es mi camino diario en esta ciudad de acogida, dedicada por tanto mérito propio al bien recordado Padre Pepito, el de aquí o de allá; me ha hecho participar de ese recuerdo tan venturoso que tanto bien me hace rememorar hoy, mientras desgrano esta página emotiva que les comparto en esta entrega de los miércoles, y donde la ciudad que nos aupó, se me hace hic et nunc, parte indeleble de tanta bienhechora memoria.

Tuesday, March 26, 2024

Un cubo de agua


Un tiempo nos dio por serenatas. Con unos tragos (quizás) de más,  de madrugada deambulábamos Camagüey después del Caribe, nos dirigíamos a casa de alguna muchacha conocida (hablo de los tardíos 80s) y le ofrecíamos una des-afinada serenata, hasta que nos echaban del lugar.

Una ocasión nos tomamos un café around 3 am. Próximo nos quedaba un balcón cercano en el afecto, eramos tres, a dos nos conocían en la casa de la doncella (su mamá era muy estricta), por lo que nos escondimos y en el medio de la calle, se apostó el tercero (desconocido), a toda voz inició con los boleros, acompañado por nuestro due-coro, de pronto le lanzan un cubo de agua, se aparta: "me mojaste, pero no me apagaste el cigarro y voy a seguir cantando". (JEM)

Monday, March 25, 2024

Procesiones Semana Santa 2024 en la ciudad de Camagüey.

Cortesía/Luis F. Bastián Cadalzo
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Procesión del Viernes Santo.
Camagüey 2010
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Domingo de Resurreción
Camagüey 2019

Ego (un poema de Félix Luis Viera)

Nota: Cada lunes la poesía de Félix Luis Viera. Puedes leer todos sus textos, publicados en el blog, en este enlace. Traducción al italiano de Gordiano Lupi.


Ego

                       Iraida


Había un río ancho y una isla de arena.
En la isla árboles inmensos.
En la orilla estábamos tú y yo.
Y jugábamos a imaginar que tú estabas
      erecta
en el centro de esos árboles que
estaban en el centro de la isla
y
de pronto todo se inclinaba ante
tu figura,
todo aullaba, trataba de desgajarse
     desterrarse,
     desguazarse
en pos de tu figura
porque resulta que estabas
en el centro de los árboles
que estaban en el centro de la isla
que estaba en el centro del río inmenso.
Jugábamos a imaginar ese momento
en que todo trataba de irse hacia tu
     cuerpo
que era como el centro del mundo y de
       las cosas.

Hoy, esa es tu única imagen verdadera.


Agosto 1981




Ego

                   Iraida


C’era un fiume ampio e un’isola di sabbia.
Nell’isola alberi immensi.
Sulla riva c’eravamo io e te.
E giocavamo a immaginare che tu stavi
       eretta
al centro di quegli alberi che
stavano al centro dell’isola
e
subito ogni cosa si chinava davanti
alla tua figura,
ogni cosa urlava, cercava di schiantarsi
      allontanarsi,
      distruggersi
dietro alla tua figura
perché sembra che eri
nel centro degli alberi
che stanno nel centro dell’isola
che stava nel centro del fiume immenso.
Giocavamo a immaginare quel momento
in cui ogni cosa cercava di andare verso il tuo
       corpo
che era come il centro del mondo e
        delle cose.

Oggi, quella è la tua unica immagine veritiera.


Agosto 1981


 

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Félix Luis Viera (El Condado, Santa Clara, Cuba, 19 de agosto de 1945), poeta, cuentista y novelista, es autor de una copiosa obra en los tres géneros.

En su país natal le fue otorgado el Premio David de Poesía, en 1976, por Una melodía sin ton ni son bajo la lluvia; el Premio de Novela de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba, en 1987, por Con tu vestido blanco, que recibiera al año siguiente el Premio de la Crítica, distinción que, en 1983, le fuera concedida a su libro de cuentos En el nombre del hijo.

En 2019 le fue otorgado el Premio Nacional de Literatura Independiente “Gastón Baquero”, auspiciado por varias instituciones culturales cubanas en el exilio.

Su libro de cuentos Las llamas en el cielo retoma la narrativa fantástica en su país; sus novelas Con tu vestido blanco y El corazón del rey abordan la marginalidad; la primera en la época prerrevolucionaria, la segunda en los inicios de la instauración del comunismo en Cuba.

Su novela Un ciervo herido —con varias ediciones— tiene como tema central la vida en un campamento de las UMAP (Unidades Militares de Ayuda a la Producción), campos de trabajo forzado que existieron en Cuba, de 1965 a 1968, adonde fueron enviados religiosos de diversas filiaciones, lumpen, homosexuales y otros.

En 2010 publicó el poemario La patria es una naranja, escrito durante su exilio en México —donde vivió durante 20 años, de 1995 a 2015— y que, como otros de sus libros, ha sido objeto de varias reediciones y de una crítica favorable.

Una antología de su poesía apareció en 2019 con el título Sin ton ni son.

Es ciudadano mexicano por naturalización. En la actualidad reside en Miami.

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Gordiano Lupi, periodista, escritor y traductor, nació en Piombino, Italia, en 1960. Fundador, en 1999, junto con Maurizio y Andrea Maggioni Panerini de la editorial La Gaceta Literaria, ha traducido del español a varios autores cubanos, como Alejandro Torreguitart Ruiz, Guillermo Cabrera Infante, Félix Luis Viera y Virgilio Piñera, entre otros. Cuenta en su haber con un amplio trabajo sobre figuras del cine, entre ellas Federico Fellini, Joe D´Amato y Enzo G. Castellari. Ha publicado más de una decena de libros que abarcan diversos géneros, como Nero tropicale, Cuba magica, Orrore, ertorismo e ponorgrafia secondo Joe d´Aamto y Fidel Castro – biografia non autorizzata.

Gordiano Lupi es un luchador por la democracia para Cuba y un promotor de las artes y la cultura de la Isla.

Thursday, March 21, 2024

Emilia Bernal, para su primer libro. (por Manuel Márquez Sterling, 1915)


La señora Emilia Bernal da al público, en este volumen, los primeros frutos de su ingenio y los primeros cantos de su lira; y reclama, por derecho propio, lugar preferente, y muy alto, entre los cultivadores de las bellas letras en nuestro país, prolongando así, como una gloriosa estela y un hermosísimo privilegio cubano, la lista de insignes damas que en esta romántica y próvida tierra han conquistado, por sus versos admirables, eternos laureles. La poesía femenina permítaseme llamarla de tal modo ha sido, en nuestra literatura, desde largo tiempo, brillante galardón y singular exponente de la psicología nativa, de las tendencias íntimas y originales de nuestra sociedad y, sobre todo, del vigor y consistencia moral de la familia cubana. Del patriarcado que lánguidamente se desenvuelve en Camagüey nace la más ilustre de las poetisas castellanas, y es, acaso, por eso mismo, la que menos huella de sus triunfos ha dejado en el suelo donde meciera su cuna; salió de aquel rincón apartado y melancólico para llenar, con su nombre, una época luminosa, y si no fué, en su vida, ni en su magnífica obra, representación de ideales cubanos, es un hecho que los destellos de su victoria universal -hoy riquísimo tesoro- enorgullecen y honran a Cuba. Sin quererlo he rozado un punto ha poco debatido y, a mi ver, no bien resuelto, ya que, según entiendo, conformáronse a un solo dictamen las distintas opiniones y encontrados pareceres respecto al patriotismo de aquella inmortal mujer que inscribió su nombre, la Avellaneda, en sitio del cual jamás ha de borrarse, ni por las tormentas y los desastres de la historia, ni por las veleidades propias del gusto literario y las escuelas poéticas. El sentimiento patriótico, en la autora de Munio Alfonso, rápidamente quedó diluído en el ambiente inmenso de sus éxitos, y no se escapa a la pluma de los biógrafos el mencionar, en mérito de la poetisa, la hostilidad y censura de sus comprovincianos contra la flor del genio que en los años juveniles de la Avellaneda pugnaba por abrirse al sol de su carrera literaria. En España encontró lo que no le ofrecía la colonia; pero de la colonia llevó a España lo que, entonces, no había en España. Y, por explicable proceso, quedó muy poco del espíritu cubano, y del amor a Cuba, en su apasionado y ambicioso corazón de artista. Por otra parte, el patriotismo de antaño no era, ni con mucho, el de ogaño, ni existía, comenzado el siglo XIX, una línea divisoria, clara y recta, entre españoles y cubanos, ni fué el medio en que se educó la Avellaneda el de la colonia oprimida, sino el de la autoridad opresora. La interesante autobiografía que conservó don Ignacio de Cepeda y Alcalde, y que don Lorenzo Cruz de Fuentes, prestando un servicio eminente a las letras, publicó en 1907, esclarece el particular en una ingenua página en que consigna la Avellaneda este recuerdo: "Algunos años hacía que mi padre proyectaba volverse a España y establecerse en Sevilla; y en los últimos meses de su vida esta idea fué en él más fija y dominante. Quejóse de no dejar sus huesos en la tierra nativa, y pronosticando a Cuba una suerte igual a la de otra isla vecina, presa de los negros, rogó a mamá se viniese a España con sus hijos. Ningún sacrificio de intereses, decía, es demasiado: nunca se comprará cara la ventaja de establecerse en España”. A tales ideas modeló su espíritu la Avellaneda; y reproduciéndolas, en amorosa correspondencia, no les opuso reparo alguno. Apenas conservaba un solo recuerdo grato del Camagüey, de su infancia, de su juventud, cuando estuvo a pique de realizar, a disgusto, un desventajoso matrimonio; su familia materna, es decir, su rama camagüeyana, la trató injustamente, y fuera del cariño de su abuelo, que murió siendo ella casi niña, los demás parientes la hicieron víctima de la codicia doméstica, mermando sus bienes de fortuna, heredados legítimamente; y en los episodios que a su mente se grabaron figuran el novio de mediana inteligencia, vano y pueril, y la compañera pérfida que le robara, con hipócrita sonrisa y artificial ternura, sus cariños. La Avellaneda comienza a experimentar verdaderas satisfacciones en España; allá, sus alegrías y también sus dolores; allá su esplendor literario; allá su gloria. Viuda, y atormentada por el amor que Cepeda le inspira, alude a Cuba en una carta confidencial, esto es, hablando sin testigos: "Te diré que a pesar de mis treinta y un años y de mi aspecto de sepulcro de ilusiones, un joven de veinticinco, que dizque es muy rico, se empeña en hacerme contraer segundas nupcias. Es habanero, lo cual es para mí un gran defecto; es más joven que yo, lo cual aun es un defecto mayor; es de un talento mediano, de esos que se encuentran sin dificultad; de una figura que no es mala, pero que me causa mala impresión, porque tiene un aspecto marchito" y más adelante añade: "La echa de joven pensador, inglesado, melancólico, excéntrico; pero a mí sólo me parece un pedante de cierto género propio del país en que nació." 

El patriotismo ha sido, por lo contrario, para las demás poetisas cubanas, fuente de melodías exquisitas. Distínguese, entre otras, doña Aurelia Castillo de González, por la fuerza y la entonación de sus ritmos guerreros, por el generoso impulso del pensamiento y, además, por el esmero de la forma. Camagüeyana, a semejanza de la Avellaneda, la señora Castillo se le parece también en la amplitud de sus facultades y en la intensidad de su cultura. Limitada al escenario de Cuba, la señora Castillo escribe en verso y en prosa por la necesidad y por el entusiasmo de su alma refinada, y diríase que perfuma la atmósfera del benéfico y abundante aroma que dan peculiar encanto a sus obras, no exentas de varonil entereza, como las de su eximia conterránea. La generación inmediata a la Avellaneda es ya más cubana, más peculiarmente cubana, y tiene más motivos y más pesares para serlo. Nuestro patriarcado camagüeyano principia a sentir el aguijón revolucionario; los señores de la caña de azúcar caminan ya rumbo al heroísmo, y amos de millares de esclavos ansían trocar la opulencia por la libertad, los goces del oro por los padecimientos del ciudadano que crea la democracia con la ofrenda conmovedora de su sangre. Joaquín de Agüero y sus leales arrojan el guante a los dominadores, y la pelea inicia la catástrofe; se levanta el patíbulo en medio de la consternación general, y vístese de luto la sociedad camagüeyana. Cuatro vistosas palmas fueron sembradas por los patriotas en misteriosa conmemoración de aquel acontecimiento; y las damas camagüeyanas, en señal de duelo, cortaron sus lindas cabelleras. Ya está perfectamente determinado y caracterizado el sentimiento cubano y su pugna al gobierno de España. El patriotismo local participa de la más alta virtud; y la devoción de los mártires consolida las prédicas del Lugareño, don Gaspar de Betancourt y Cisneros, prócer de influencia poderosa en la dirección política y filosófica de los bravos camagüeyanos. 

Este nuevo estado de conciencia no alcanzó a la Avellaneda; y la tranquila villa de aristocratas agricultores, que ella abandonó en 1836, es el centro de una tragedia que decidirá, sobre el mármol de abnegados precursores, los destinos de una patria engendrada entre lágrimas al grito de los caudillos. Sin probabilidades de éxito, Joaquín de Agüero había obrado como un artista sublime de la acción patriótica; y en el ensueño de arriesgada empresa, erigiendo sus castillos de fantasía que el aire, en soplo huracanado, destruyera, fué más bien un poeta que no un político, sellada la frente con la visión de lo futuro sobre su cadáver mutilado. Porque era el baluarte de una familia de poetas, y mejor que el fusil de los conjurados, manejaban ellos, los Agüero, la lira de reformadores que clavan, en dulces arpegios, sus ideales, un día locos, una eternidad apóstoles, jamás expuestos al olvido. En el combate de San Carlos cayó, precisamente, y expiró en el húmedo follaje, improvisado sudario, Antonio María de Agüero, pariente cercano del héroe, tierno poeta, de quien se conservan felices estrofas; y le sobrevivió, en la brega de sus convicciones liberales, perseverante y noble en el creador empeño, otro familiar, don Francisco de Agüero y Estrada, de variadísima capacidad, y poeta de más vuelo, que hizo conocer, y le dió fama, en Cuba, a su seudónimo, El Solitario, usado en España también por don Serafín de Estévanez, benévolamente lisonjeado por Cánovas en profundo estudio de su tiempo. Unas veces perseguidos, expatriados otras, y siempre en difíciles trances, los Agüero, en tribulaciones continuas, padecen las angustias de la espoleada colonia, y la vena poética es maravilloso manantial que alivia el sufrimiento sin tregua y el anhelo sin esperanza. Diríase que el horizonte se ha cerrado a los ojos de la piedad, que ya la existencia no ha de ser sino un gemido, que las virtudes, un día practicadas, otro han de merecer castigo, desapareciendo, al cabo, entre los brazos hercúleos de la borrasca. Así se forma el alma sensitiva de Brígida de Agüero, hija de El Solitario, y encuentra resignación del fatal destino en la fe cristiana, 
porque eres tú, dulcísima creencia,
 vivido faro de esplendor interno,"
y así llega a escribir, otra de las herederas del prócer, versos de honda emoción y sugestivos matices, hiriendo siempre con fortuna la cuerda más potente de su numen: el patriotismo. Concepción de Agüero es, acaso, la lira más completa de aquella generación de artistas. La recuerdo, en mi adolescencia, en compañía de su esposo, artista como ella, ambos en franca lucha con la vida, camino de abrojos. Y aunque no concediera importancia a sus versos, como su ilustre marido, Emilio Bernal, no presumiese de excelso pintor, su modestísima morada era como un centro de arte, oasis en el desierto; pobres, enfermos, arrebatando al infortunio el sustento de sus pequeños hijos, la belleza era culto entre ellos, y sobrábanles el entusiasmo y la decisión para cualquier empeño de arte; y como olvidados, en lo inútil de aquel esfuerzo, dejó la esposa, al viento, unos cuantos rasgos de su musa, unas cuantas imágenes de su talento, unos cuantos latidos de su alma apasionada y melancólica. Fué larga senda, en el progreso artístico de la provincia, la de este matrimonio intelectual, unido en sagrada alianza contra la adversidad; y aun así no comprendíal Concepción de Agüero y Emilio Bernal, otra orientación, para el triunfo, que la del arte, educadores de su pueblo, predicadores de la buena doctrina, en el naufragio lento a que los condenaba el ambiente inadecuado. Muerta ella, como su hermana Brígida, devorada por la tisis, Bernal continuó sólo en la tremenda liza, y hoy ensaya la fundación de una revista literaria, que perecerá mañana, y debate, por los más nobles ideales, en el amanecer de nuestra independencia, y cae pronto a la fosa, como un héroe que jamás rindió su pabellón. Ilustre, también, su apellido, él encarnaba el mérito de una familia de preclaros varones, que honran la tierra camagüeyana. Cito a don Calixto Bernal, su cercano pariente, y me refiero a la más alta intelectualidad cubana, del mismo estilo y carácter de José Antonio Saco, paladín de libertades en el campo del pensamiento, escritor serio, intencionado, profundo, y con el lastre de una cultura difícilmente sobrepujada por nuestros más conspicuos representativos, en la ciencia y en las letras, sociólogo de ancho horizonte, jurista de insondable sabiduría, y autor, además, de un libro delicioso, Impresiones y Recuerdos, en el que recogió apuntes de viaje por Europa. 

Emilia Bernal y Agüero, con el arrastre de esas espléndidas tradiciones, viene a ser, en el mundo de las letras, el símbolo de tanta grandeza desperdiciada por el curso de la existencia colonial, y no espera tímidamente el aplauso, porque surge a la conciencia cubana ya victoriosa, ejerciendo un derecho de su propia naturaleza. De su sangre, toda ilustre, la vocación inquebrantable; de su espíritu, por maternal herencia, la melancolía suave y dulce de los ritmos; y la infinita tristeza, la mirada penetrante e indagadora que en sus ojos claros, redondos y llenos, copiaron de su padre las hadas milagrosas dispensadoras de fortuna. Su primer volumen de versos no pertenece a la clase de los que a menudo se publican, exploraciones, generalmente frustradas, de una ambición mediocre: es un libro que nunca perderá su brillo, que contiene toda la ternura, toda la romántica emoción, toda la dulce flexibilidad de la verdadera poesía, con sus estremecimientos, con sus dolores, con sus sollozos, con sus alegrías, con sus esperanzas, con sus recuerdos; himno primaveral a la gloria que asoma entre las nubes y ha de ser, al fin, esclava...


Manuel Márquez Sterling.
Habana, 28 de agosto de 1915.




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Nido es el alma que tengo 

¡Nido es el alma que tengo 
de ilusiones peregrinas, 
emigradoras constantes, 
pasajeras golondrinas!



Oh, yo te haré una barca de mis sueños


¡Oh, yo te haré una barca de mis sueños,
ligera como un haz de mimbrecillos. 
Te hará mi amor una canción de cuna 
al golpe leve que le den las olas, 
cuando a los besos del terral, la noche
traiga a mecer la barca hacia la orilla.



No tengo besos... no tengo flores

Flores del alma quiero mandarte 
para que en nombre mío te besen; 
mas... no las mando, que están heladas 
y con sus besos dañarte pueden. 

Cosas del alma quiero decirte 
para que siempre de mí te acuerdes; 
mas... no las digo, que son muy tristes 
y las tristezas callarse deben. 

¡No ha de arrancarte mi verso pobre 
ni una sonrisa, ni un gesto alegre! 
¡No tengo besos... no tengo flores... 
no tengo nada para ofrecerte!


Guardo una sola carta

Guardo una sola carta, en una caja sola, 
que leo todas las noches de mi vida infeliz. 
Ella es en su lenguaje, como una blanca estola 
o lo mismo que un blanco, talar sobrepelliz, 
que sabe cariñosa abrigar mi alma yerta, 
eternamente sola y eternamente gris, 
como si fuera el cuerpo de una novicia muerta 
arropado entre encajes y entre flores de lis. 
Y es esa carta sola, la que en las soledades 
de mis horas de insomnio me habla de castidades, 
la que todas las noches oye mi triste voz 
cuando la leen mis ojos adormecidos, cuando 
terminan su lectura mis labios, silabeando 
un muy dulce, muy lento: "Hasta mañana...! ¡Adiós...!”

Wednesday, March 20, 2024

Un "Compendio de la Historia de la Literatura Inglesa" según J. J. Russerand, traducida del francés al castellano por un camagüeyano. (reseña por Carlos A. Peón-Casas)


Confieso mi asombro ante la novedad de esta traducción publicada en la primera mitad del siglo XX, obra de un reconocido coterráneo, políglota y filólogo: Aurelio Boza Masvidal. Proveniente de una familia de principal estirpe puerto príncipense, hermano mayor del reconocido obispo Mons.  Eduardo Boza Masvidal (1915-2003).

Aurelio era por entonces catedrático de la Universidad habanera donde se había recibido años atrás como Doctor en Filosofía y Letras. La traducción del referido libro del conocido autor francés, la había acometido en sus años de estudiante, como un atinado ejercicio práctico de la hermosa lengua francesa, y de paso para la mejor comprensión de la materia en cuestión que cursaba por entonces.


La novedad de tal trabajo le mereció incluso el elogio del propio autor a quien el traductor había contactado previamente con el ánimo de buscar su aprobación para tal empeño.

Fue finalmente publicada en La Habana a mediados del siglo XX, por la editorial La Propagandista.


El ejemplar que tenemos a la vista está dedicado por el propio traductor a sus amigos Yolanda Lleonart y Andrés de Piedra Bueno, y es parte del fondo bibliográfico de la biblioteca de la Kent State University.

La obra traducida está igualmente acompañada por la carta del autor agradeciendo el gesto del traductor cubano y autorizando con gusto la susodicha versión.

De ella dejamos de cierre al lector cumplida referencia:
Señor,

Me conmovieron mucho los sentimientos en su interesante carta…

Sólo puedo sentirme halagado… Una petición similar también me la enviaron desde Cuba, hace tiempo pero el proyecto no tuvo seguimiento y obviamente fue abandonado.

Por tanto, me considero perfectamente libre de autorizarlo a traducir al español mi libro. Los notables escritos de su pluma que me ha comunicado son para mí la seguridad de que este trabajo estará bien hecho; mi estilo, como habrá notado, es muy simple y directo y seguro que se encargará de reproducirlo….

Si llegado el momento tuvieran la amabilidad de enviarme algunas pruebas se lo agradecería mucho. No sé si tiene la segunda edición de mi libro. Contiene algunas correcciones, pocas en número, pero que sería bueno tener en cuenta y quisiera enviar una copia.

Tenga mis mejores deseos para el éxito de una empresa en la que considero que estamos asociados; le pido que reciba, estimado señor, la expresión de mis más distinguidos sentimientos. (El autor agradece la amable colaboración del Sr. Lazlo Ivan Castro en la traducción desde el francés de esta misiva.)




 

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BOZA MASVIDAL, Aurelio (Camagüey, 28. 11.1900-La Habana, 28.6.1959). Se doctoró en Farmacia y en Filosofía y Letras en la Universidad de la Habana. Cursó estudios en la Reale Universita Italiana per Stranieri, de Perugia. Como miembro de la delegación de esa Universidad asistió al Congreso de Universidades. Trabajó como asistente de Fonética y más tarde como profesor de Literatura Italiana y de Teoría de la Literatura en la Escuela de Filosofía y Letras de la Universidad de la Habana. En 1926 fundó y dirigió el Seminario de Historia de la Literatura Italiana. Colaboró en la Revista de la Facultad de Letras y Ciencias, Revista Bimestre Cubana, Revista de Educación y Universidad de la Habana. Era socio de número de la Sociedad Económica de Amigos del País y miembro del Ateneo de La Habana. Presidió la Sociedad Italo-Cubana de Cultura. Fue socio de mérito de la Societá Internazionali dei Studi Francescana, socio perpetuo de la Sociedad Nazional «Dante Alighieri» y miembro de la Unión Intelectualle Franco Italienne a la Sorbonne. Además de su labor en la cátedra desarrolló gran actividad como conferenciante.  (Diccionario de la literatura cubana. Instituto de Literatura y Lingüística de la Academia de Ciencias de Cuba. Alicante: Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes, 1999)


 

Tuesday, March 19, 2024

¡La primavera es ya! (un poema de Emilia Bernal, 1915)


¡La primavera es ya!

Ven! Que ya las abejas zumbadoras,
como rayos del sol cuajados, vuelan
sobre las copas de las campanillas
llenas de miel dorada y olorosa.
¡La primavera es ya! Toca en las almas
sus cascabeles el amor. Te espero!


Emilia Bernal, 1915

Sunday, March 17, 2024

(Marzo 17, 2024) En Santiago de Cuba, Bayamo... protestas masivas "Corriente y comida"

 

Santiago de Cuba
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Bayamo

Camagüey colonial (por Emilia Bernal)


La casa solariega

El siglo XIX y el XX han mezclado en Camagüey lo encantadoramente típico a lo moderno, confortable y oportuno; mas no por eso de mayor validez que sus peculiares tesoros pueblerinos. Todo lo nuevo resulta, en la armonía envejecida del conjunto, postizo, falso, de pega. Así, pues, uniéndose al prestigio de lo clásico, lo cursi de lo nuevo, la ciudad ha perdido la unidad estética. 

La casa típica camagüeyana es característica de todas las poblaciones antiguas de Cuba, fundadas por Diego Velázquez de Cuéllar, el primer colonizador español que urbanizó nuestra isla, allá por el año de 1512. Tal Bayamo, Sancti Spíritu, Trinidad... 

Si algo revela con luz meridiana el genio, el carácter, la psicología toda de una raza, es, sin duda, el albergue que se fabrica para habitar. Tal como las cualidades físicas de un individuo, por lo general, dan la medida exacta, o cuando menos aproximada, de su modo de ser interno, así, la casa del hombre, que es como si dijéramos la otra vivienda de su espíritu; pero más amplia, más adjetiva que el propio cuerpo, revela cuáles son los gustos suyos, sus costumbres, y a cuáles necesidades de todo género debe corresponder la construcción. 

No habiendo codicia de la tierra, y contando los colonizadores españoles con toda la isla de Cuba para holgar en sus viviendas, la primer condición de la casa cubana de esa época es la amplitud. Cada edificio cuenta con una gran parcela de terreno para su emplazamiento. Por eso lo espacioso de sus habitaciones: gran sala, múltiples aposentos, ancho comedor, espléndido patio, al que se suma, casi siempre, otro de área aún más extensa, llamado traspatio. 


Las cualidades de esta vivienda dicen de la confianza en el goce de la vida, la serenidad del espíritu equilibrado en el sosiego y disfrutador en el reposo, de lo plenamente poseído: altas de puntal; aunque sin pretensiones orgullosas de escalar el cielo, los edificios parecen a primera vista de poca elevación, menguada su altura por sus dimensiones extensivas. La armónica sobriedad del conjunto da la sensación de la sencillez hidalga de sus moradores. 

La techumbre de tejas de barro, propias del uso de los primeros colonizadores, que copiaban en la urbanización criolla la de la España Meridional y Levantina, cuyo dominio acababan de completar los Reyes Católicos en esta época con la toma de Granada. Allí los árabes habían puesto su nota genial arquitectónica, en la que se contaba como elemento único, para el techado, la mencionada teja. Su uso exclusivo entre nosotros da a la urbanización criolla un sello morisco. 

Las paredes hechas con ladrillos, o de calicanto, son de una consistencia de baluarte romano. Macizas, inexpugnables. Y en sus pulidas superficies, de una blancura deslumbrante, por la lechada cuidadosa que las viste. Contrastando con esa blancura, en el interior, el suelo, de color de almagre encendido, hecho de hormigón o con ladrillos en forma de paralelogramos. 


Y en lo exterior, anchas, hospitalarias puertas del cedro o la caoba que dan los bosques, puertas que jamás encontraba cerradas el pasajero, en cuyos umbrales el huésped siempre halló un amigo... Altas ventanas de palo, construídas con balaustros gruesos, cubiertas todo el día con espeso coletón de rusia y descubiertas desde la tarde para que lucieran sus bellezas las muchachas hogarinas; el guardapolvo, todo entelarañado, protegiendo la parte superior de la puerta del chapotear del aguacero, decorado por los colgantes curujeyes, y del cual pendía el gancho rústico, suspendiendo el farol de lámpara de aceite que iluminaba leve la cercanía; después, los quicios, todos disparejos, por donde, de casa en casa, había de ir subiendo y bajando el transeúnte si deseaba caminar frontero a los edificios... 

El Patio


Pero el mejor trofeo del pintoresco recinto era el patio, murallado de altos tapiales cubiertos de frondosas enredaderas de madreselva amarilla y olorosa; quiscalias bermellón que trascienden a fragancia de fruta; blancas estefanotas; azules campanillas; menudas hipomeas y rosado coralillo. 

Del patio en el centro, el pozo, de brocal de piedra carcomido y alto, donde a la hora de la siesta da su clarinada al viento el gallo enamorado; donde cacarea entusiasmada la gallina anunciando a la dueña de la casa que la acaba de obsequiar con un huevo; dentro, la piedra erizada de picos en las paredes laterales del pozo, y en sus huecos la fértil yerba colgante, la verdolaga de terciopelo verde intenso, el llantén medicinal... Y en el fondo, el agua clara y fresca, a veces borboteante, surgiendo de abajo o de los flancos, a veces tersa, inmóvil, a cuya superficie se asoma a mirarse la muchacha coqueta, antes de turbar su quietud lanzando el balde, que después sube lleno, acompasando el mover de los brazos a la música de la garrucha. 

En otro lugar del patio el aljibe, con su solado de ladrillos escarlata y su brocal hermético, donde el agua, recogida del techo por las canales, se hace añeja, y abastece durante el largo estío y el corto invierno. 

Y alrededor del aljibe el milagro de las flores en rústicos canteros hechos con fondos de canecas invertidos. Canteros siempre llenos de rosas, de azucenas, de claveles y de jazmines. ¡Maravilla en los amaneceres cuando las flores despiertan salpicadas de rocío! 

Y semiocultos entre las enredaderas que trepan los tapiales, los tinajones, vasijas ventrudas llenas de agua llovediza. Sus paredes internas llenas de musgo y desbordando el copioso culantrillo. En sus contornos, al frescor del agua que filtran sus poros, el hacinamiento de las espontáneas matas de mariposas, que embalsaman el ambiente cálido en las noches de junio, cuando el cielo negro se tachona de estrellas o la luz de la luna palidece el infinito. 

En el traspatio cada familia guarda su alborotado gallinero; acaso en estrecho corral alimenta, con palmiche, un cerdo para sacrificar en el festín de Nochebuena, o suelta, entre las aves, da de pastar a una chiva, con cuya leche cría al recién nacido de la casa; o en el establo aposenta al caballo que hace los viajes cotidianos a la finca... Todo, animales y gente , viviendo dentro de la más cordial armonía. 

¡Antaño! ¡Antaño!


¿Adónde se ha ido todo esto? La casa noble y señorial se ha convertido en la moderna mansión de superpuestos pisos donde se vive como en sepulcros, en habitaciones exiguas, llenas de largas y estrechas ventanas, y de puertas que apenas dejan pasar. Los patios arrebatados a la urbe por necesidad de la tierra, para las fábricas nuevas. Los árboles arrasados por disposición sanitaria para extinguir los mosquitos. Y por eso mismo suprimidos el pozo, el aljibe, el tinajón, la tinaja y el tinajero. 

La tinaja que filtrando el agua gota a gota en su gran piedra caliza, durante el silencio de la noche familiar era música afinada, a la que se podían acompasar todos los sueños gratos que cantan en el alma cuando se duerme tranquilo...

¿Qué se ha hecho la luz de esas pálidas lámparas que iluminaban suavemente los salones y alcobas... aquellas lucecitas de vela de cera virgen que el cuidado de la guardabrisa de cristal mantenía en llama erecta, a cuyo amor cantaba la madre adormeciendo al niño, la abuela decía a la parvada de los nietezuelos los legendarios cuentos y la ternura de los enamorados encontraba velo con que cubrirse...? 

Sin embargo, aún queda en tu forma lo indeleble de tu pasado, ciudad querida. Nadie podrá enderezar tus calles y tus callejones que se retueren. Tus calles por donde corrió la vida de tus héroes, tus calles que suenan a gloria... 


¿Quién podrá silenciar la voz de tus campanas que salmodian la elegía del pasado, y quién podrá desteñir tu cielo de azul único que oye el lamento en la hora del crepúsculo, cuando todo parece que en la memoria resucita...?


Escrito en Nueva York en el otoño de 1919.

Saturday, March 16, 2024

El alma de mi pueblo, el Camagüey. (por Emilia Bernal)


Diez y ocho leguas por el Norte, y otras tantas por el Sur, está el Camagüey lejos del mar, y ese pueblo metido en el corazón de la tierra, un solo corazón tenía. Sus latidos, recios, serenos, no se daban mas que para la grandeza y el honor. 

La patria fué su más puro y ferviente ideal, y de allí son los primeros mártires que le ofrecieron sus vidas. En los inicios del siglo XVIII, por amor a la libertad, Andrés Sánchez y Francisco Agüero, camagüeyanos de cepa, fueron ahorcados por los españoles en las proximidades de este pueblo. 

De Camagüey fué el mártir Joaquín de Agüero, que por manumitir a sus esclavos y declararse en rebeldía armada después, los españoles fusilaron en el año de 1851, junto con sus tres compañeros de revuelta. 

Y Agramonte, el paladín de leyenda, el más poético de nuestra epopeya del sesenta y ocho, aquel que cayó muerto en Jimaguayú, combatiendo por la independencia, cuyo cadáver apresó el enemigo y extendiéndolo sobre un lecho de leña y paja quemó, aventando al cielo sus cenizas, camagüeyano era. 

Del hogar amoroso y honorable salieron aquellos tipos que sintetizan el genio cubano. La familia que fué allí ejemplar de perfección, era paradisíaca. El patriarca, su mujer y una docena de hijos, alrededor de las amplias mesas, en la hora de las comidas, ofrecían un cuadro eglógico. La tierra les daba todo lo necesario para el sustento, y el hogar era modesto y abundosamente abastecido. Pueblo agricultor y pecuario, en sus fértiles campos y potreros anchurosos encontró siempre los elementos de la subsistencia. Cumplían honrados con las leyes de la naturaleza. El más grande orgullo de un hombre y una mujer era tener muchos hijos. 

De aquel viril apostolado había de nacer la generación briosa, fecunda en todo. El talento ha brillado frecuentemente en los hombres de aquella estirpe. De allí han salido los cubanos. más preclaros. Desde el año XIV del pasado siglo el genio consolidó en el espíritu de una mujer en aquella tierra. Se llamaba Gertrudis Gómez de Avellaneda. Era poetisa, novelista y dramaturga insigne. De alma ardiente y visionaria, un genio trágico la iluminaba, y así escribió obras inmortales: Saul, Baltasar y Munio Alfonso, consideradas como obras maestras en la literatura del Romanticismo.

Tal es, a grandes rasgos, descrita, la fuerza psicológica del pueblo a cuya filiación pertenezco y en cuyo seno se desarrolló mi primera existencia. 



Escrito en Nueva York en el otoño de 1919.
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Gaspar, El Lugareño Headline Animator

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