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Tuesday, May 9, 2017

-Camagüey, 1993- Mons. Adolfo Rodríguez en defensa del Nuncio (por Joaquín Estrada-Montalván)

La llegada, en los inicios de 1993, de Beniamino Stella como Nuncio en Cuba, coincidió con una gira “semi-nacional” que había organizado el entonces canciller Robertico Robaina con el “Cuerpo Diplomático” acreditado en La Habana. Mons. Stella se unió a la comitiva y por lo tanto aparecía su imagen en ese grupo en los noticieros de la Televisión Cubana.

Esto no agradó a los laicos de aquella época, por lo menos a los de Camagüey. En esos días el obispo de Camagüey, Mons. Adolfo Rodríguez -epd- (de quien debería hablarse y aprender mucho más) invitó al nuevo Nuncio a visitar Camagüey, y como parte de su estancia en la sabana agramontina, se organizó un encuentro con un grupo de laicos en la Casa Diocesana de La Merced.

Pues los enardecidos camagüeyanos empezaron a reclamar, sin mucha misericordia, el por qué el Nuncio había viajado junto al informal canciller, mientras el rebaño había sufrido tanto durante los años de la llamada revolución cubana. Mons. Stella no salía de su asombro al ver este gigantesco ataque y Mons. Adolfo en su defensa hizo una relación de lo que la Iglesia católica hacía en Cuba, de manera muy discreta, por tratar de mejorar  entre otras cosas, la situación de atropello a los derechos humanos por parte del "gobierno revolucionario”.

Como parte de su relación se extendió en narrar los viajes realizados entre Palacio de Gobierno en Cuba, y La Casa Blanca (etc) en Washington para lograr la liberación de miles de presos políticos, así como las facilidades, permanentes, para viajar al exilio para los ex-presos políticos y sus familias. Siempre me ha llamado la atención que no se hable de esto, cuando se trata el tema.

Thursday, April 28, 2016

(Camagüey, 24 de agosto de 2002) Mons. Adolfo: "Me pregunto por qué en nuestro pueblo el clima no es cristiano"

 Foto/Facebook del Arzobispado de Camagüey
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“...toda pastoral que en nuestro medio parta de las convicciones para formar actitudes, y no parta de las actitudes para formar convicciones, como lo hacía Jesús en su pastoral, no prende, porque olvida la subjetividad, y si lo afectivo no funciona, lo efectivo no sirve. Me pregunto por qué en nuestro pueblo, un pueblo religioso que da señales evidentes de querer seguir siendo religioso que da señales evidentes de querer seguir siendo religioso, el clima ambiental no es cristiano, como si no fuéramos capaces de presentar un mensaje que impacte y cambie la vida profunda”. (Fragmento de la homilía pronunciada por Mons. Adolfo, en la la Misa de Toma de Posesión de Mons. Juan García como Arzobispo de Camagüey. 24 de agosto de 2002 en la Catedral de Camagüey.) 
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ver en el blog

Wednesday, January 13, 2016

Re-visitar el ENEC desde la mirada de un testigo. (por Carlos A. Peón-Casas)

Recuerdo que fui parte de aquel gran proceso que se generó primero en las diócesis particulares. En la de Camagüey, gobernada entonces magníficamente por el entonces obispo diocesano, Monseñor Adolfo Rodríguez y Herrera, quien mucho tendría que ver con aquella experiencia, no fue la excepción. Recuerdo los primeros debates que se generaban en mi parroquia de San José de la Vigía, bajo la atenta mirada de los padres jesuitas que la atendían: los padres Nelson Santana, hoy en República Dominicana; Otto Traber, Edelman Nogueiras, y el párroco de entonces, Mariano Rodríguez, estos últimos ya en la Casa del Padre, un suceso que se repetía en todas y cada una de las parroquias y comunidades de la diócesis y que se extrapolaba a todas las restantes del país. 

Del hecho puedo asumir que muy pocos al interior de la Iglesia tienen memoria, acaso los pocos protagonistas que nos acompañan; y me atrevo a afirmar sin cortapisas, que muchos de los hermanos recién llegados a la fe en estos últimos años, acaso ni tengan una mínima certeza de aquel acontecimiento eclesial, no tan lejano en el tiempo, pero como siempre sucede con lo que se vuelve historia, constreñido a la memoria pasiva que guardan los textos alusivos al hecho que duermen el sueño a veces inmerecido del olvido en los estantes de nuestros libreros y bibliotecas.

La idea genesiaca databa de 1979:
A comienzos del mes de julio de 1979, un grupo numeroso de sacerdotes de Cuba, reunidos en la tradicional convivencia anual del Cobre, reflexionaron entorno a los resultados de la Tercera Conferencia General del Episcopado Latinoamericano, celebrado en Puebla. (…) en una reunión con intercambio de opiniones, Mons. Fernando Azcárate, antiguo Obispo Auxiliar de La Habana, sugirió la idea de la celebración de un “Puebla en Cuba”. Esta sugerencia fue unánimemente aceptada. Desde entonces, Mons Azcárate ha sido considerado como el inspirador de la Reflexión Eclesial Cubana(1).
En 1980, se activó finalmente el proceso cuando la Conferencia Episcopal, en agosto del aquel año durante su Asamblea General, “pidió a Mons. Azcárate que informara sobre su proyecto”(2).Una Comisión creada al efecto, presidida por Mons Adolfo Rodríguez Herrera, y siete sacerdotes empezó a canalizar: “los deseos, inquietudes, problemas y esperanzas de los católicos en Cuba”(3).

El proceso preparatorio duró cinco años. Una comisión Antepreparatoria, se reunió en Camagüey, el 19 de abril de 1981. De allí emergió un esbozo de lo que se pretendía: “no tanto un documento o un sínodo, sino poner a la Iglesia cubana en pie de reflexión sobre su ser y quehacer en el pasado, en le presente y en el futuro (…)”(4), conocido como “Documento de Camagüey”. Puntos intermedios en el proceso organizativo lo fueron la primera reunión de la Comisión Preparatoria, en el Hogar San Rafael de Marianao, el 9 de marzo de 1982; y su posterior reorganización y cambio de nombre a Comisión Central, en febrero de 1983, desde entonces la COCC designaría a Mons. Jaime Ortega como su Presidente. 

Otro hito importante acaecía en febrero de 1984 cuando sometieron sus indagaciones a la Comisión central, las Sub Comisiones de Historia y Encuestas, que “permitieron captar cómo la Iglesia en Cuba deseaba renovarse y ponerse al servicio de la comunión con Dios y con el pueblo del que forma parte.”(5). De allí surgiría la propuesta de generar un Documento de Consulta, a cargo de los sacerdotes Rodolfo Lamas, Juan de Dios Hernández y Antonio Rodríguez:
que sintetizara los primeros datos y reflexiones, los organizara y fundamentara teológicamente a fin de presentarlos nuevamente a las comunidades cristianas, con vistas a una ulterior profundización y enriquecimiento del mismo(6)
El paso subsiguiente fueron las celebraciones de las Asambleas Diocesanas, entre el 28 de abril y el 23 de junio de 1985.

Recuerdo la que se tuvo en nuestra diócesis camagüeyana que cerró aquellos años de trabajo. Celebrada muy solemnemente, la presidía el obispo diocesano, y creo recordar que actuaba como su moderador principal el ya citado sacerdote guaimarense Rodolfo Lamas, hoy incardinado en la ciudad de San Juan, Puerto Rico. A ella concurrieron delegados de todo el territorio eclesial, incluyendo entonces a la zona de Ciego de Ávila, todavía no segregada de los dominios camagueyanensis. Recuerdo que mi misión fue justamente como una especie de apuntador que tomaba nota del orden de quienes querían hacer alguna intervención ante el plenario.

El suceso tuvo lugar en la Casa Diocesana de la Merced. Del hecho no tengo hoy mucha memoria, ni cuento tampoco con ninguna apoyatura fotográfica; pero me ayudo de algún documento de la época, para descubrir detalles que a tanta distancia me parecen hoy reveladores. Uno de ellos es apabullante. No quedan muchos que puedan decir que estuvieron en aquel convite. La mayoría de aquel quórum asambleario habita otras regiones de este mundo plural, primordialmente en los Estados Unidos.

Igual pasaría si pasamos lista de los delegados de la diócesis camagüeyana que concurrieron a las sesiones del magno evento eclesial cubano después de 1959, celebrado en la Casa Sacerdotal P. Félix Varela en la Ciudad de La Habana, entre el 17 y el 23 de febrero de 1986. 

En total fueron 173 los participantes, en su mayoría los laicos comprometidos de aquel minuto en las entonces siete diócesis cubanas. El mensaje de su Santidad Juan Pablo II fue leído por el cardenal Pironio, quien fungía como representante suyo ante la Asamblea. Dos lúcidos actos públicos: una visita al Cenotafio del Padre Varela en el Aula Magna de la Universidad de La Habana, y una Gala Cultural en el Seminario de San Carlos y San Ambrosio, fueron junto a una recepción en la Nunciatura Apostólica: “momentos que favorecieron cordiales encuentros con las autoridades del país y personalidades de la cultura cubana"(7)

Más de cien periodistas acreditados, en su mayoría extranjeros, cubrieron para el mundo las expectativas de aquel encuentro eclesial en verdad inédito, al interior de aquella Cuba monolítica, signada por los aires más conservadores, y que para nada anunciaban las tormentosas realidades del fin del socialismo real que acaecería con la caída del muro de Berlín, sólo tres años después.

Una de aquellas voces reporteriles, lo fue la periodista Araceli Cantero, enviada especial del diario La Voz Católica de Miami, y quien dejaría evidencia de los sucesos allí acaecidos. Su testimonio resulta elocuente:
Informar sobre aquel Encuentro Eclesial no fue una tarea fácil debido a las limitaciones. Los periodistas no teníamos acceso a las sesiones. Había docenas de cubanos inscritos como periodistas(…) Cada día, durante más de dos horas (Mons. Carlos Manuel de Céspedes) y ante una sala repleta, el sacerdote mantenía absorto a los periodistas haciendo un resumen de la actividades del día y contestando preguntas de todo tipo. Con gran habilidad se escurría ante los temas político o invitaba a que la misma pregunta se la hicieran a alguien del gobierno(8).
La sagaz informadora, sintió de cierta manera el gardeo a presión, a que la sometieron los oficiales “que la atendieron”, desde su misma llegada, uno de ellos estaba inscrito como “periodista”, pero de cualquier modo, pudo hacer bien su trabajo. Antes de venir a la Habana, había dejado preparado un grupo de artículos que explicaban los pormenores del suceso, basados en el Documento de Trabajo preparado para el cónclave. Cubriendo el evento pudo percatarse de muchos detalles como que:
en 1986 los católicos cubanos estaban resignados a vivir su fe en un país socialista –marxista.(…) Detecté miedo y mucha cautela en la gente a la hora de emitir opiniones. Pero se notaba un cierto respiro para hablar de la práctica religiosa y asuntos de la Iglesia(9)
Recuerdo la euforia con que reaccionábamos entonces cuando veíamos a nuestros dignatarios eclesiales y a nuestros hermanos de fe, aparecer en los reportajes televisivos estatales, que con cierta moderada profusión, reportaban los pormenores de aquella inusitada reunión de católicos cubanos, a la que el propio estado, hasta entonces ateo, le hacía si no una reverencia, por lo menos, una discreta venia, tras largos años de desencuentros, malas caras, y una muy clara política de hostilidad, digamos de baja intensidad, pero hostilidad al fin y al cabo, a la que fuimos sometidos todos, de una u otra manera, los que mantuvimos las banderas de nuestras fe católica sin plegar.

A casi treinta años de aquel trascendental suceso, la realidad eclesial pudiera ser considerada una muy otra: al menos si no asumida del todo en el tejido social cubano, al menos tolerada, en sus ya no pocos espacios de influencia, léase primordialmente la acción caritativa y asistencial, aunque aún de cualquier modo todavía insuficientes; y en otros campos más específicos como el de la participación en los procesos educativos y el quehacer de los medios de comunicación, con pequeñas realizaciones, pero todavía segregada de tal accionar, bajo control únicamente estatal. Tales detalles, señalados con su nombre en 1986, son todavía, acaso con mínimas variaciones sobre el tema, una verdadera asignatura pendiente para la Iglesia cubana:
La Iglesia Católica, sin ninguna participación en el sistema educativo, ni acceso a los medios de comunicación social (prensa, radio y TV), carece en la práctica de las posibilidades normales y habituales ene l mundo moderno para entrar en contacto con los mismos creyentes y para anunciar el mensaje de Cristo a nuestros hermanos, viendo limitadas en este aspecto su acción evangelizadora al templo y a los contactos personales. Esta privatización de la religión puede difícilmente adecuarse a la idiosincrasia de nuestro pueblo y no es conforme con el carácter social de la fe(10)
El otro tema álgido, con actualidad constante, era el de la creciente e imparable migración del pueblo cubano, y de los católicos en particular que despoblaban cíclicamente las comunidades de fe, en oleadas sucesivas: primero en 1980 con los sucesos de la Embajada de Perú y Mariel; luego en los duros años 90’s con la “Crisis de los Balseros”, ahora mismo con esa otra riada indetenible de conciudadanos nuestros atrapados en Costa Rica con destino a las fronteras de Estados Unidos, que algunos llaman ya eufemísticamente: “balseros caminantes”, o “Mariel a cuenta gotas”.

El Documento ya citado llamaba la atención de un fenómeno que parece llamado a perdurar por mucho tiempo:
Una constante en la vida de nuestra Iglesia como parte de nuestro pueblo, ha sido el abandono del país de católicos activos y comprometidos: catequistas, seglares de seria formación, o simples fieles, e incluso algunos agentes pastorales cualificados: sacerdotes y religiosas(…)La separación de las familias incide sobre los cristianos en cuanto a su estabilidad en el país(…)(11)
Mi mirada actualizadora a aquel innegable suceso, se topa ahora con un texto que creo es fundamental hoy día para seguir remontando las hondas raíces de nuestra catolicidad, se trata de Presencia en Cuba del Catolicismo, de Manuel Fernández Santalices, donde el autor, ya tristemente fallecido en España, y a quien hube de tener el gusto de conocer acá en Camagüey, en el marco de una de las ediciones del Encuentro Nacional de Historia, se acerca con mirada crítica, a aquel ENEC y refiere con aguda mirada a las coyunturas y los intríngulis de aquel convite, y lo esboza en una anécdota que pone en boca de un funcionario gubernamental, y que transcribo al lector por su innegable singularidad:
En cierta ocasión, alguien comentó ante un funcionario gubernamental de Cuba, que poco había que temer de una Iglesia que como la cubana había llegado a ser pequeña y débil. El funcionario replicó, no sin reticencia, que no era tan pequeña y mucho menos débil; que se hallaba organizada y extendida a lo largo y ancho de la isla, tenía importante conexiones internacionales y no había podido ser integrada a los fines del estado socialista”(12),
Para el autor, se hace innegable que aquel convite presupuso una presencia para nada desestimable del obrar de la Iglesia, con un “realismo político-entendido el término político(…), según la definición del Concilio Vaticano II como la búsqueda del bien común-(…)"(13)

De igual forma, reconoce como lo hace el propio Documento Final, que
la situación actual de Cuba, no sólo se halla lejos de una eventualidad revolucionaria, sino que se ha instalado en la historia y se ha constituido en un universo cultural que supone continuidad, evolución y a veces ruptura con la cultura cubana tradicional(14)

Un punto de por sí difícilmente asumible, según su opinión para los que habitan la diáspora cubana, que según su propio criterio:
(…)no han entendido,- o no han querido entender-esta instalación histórica del régimen engendrado por la revolución cubana en el último tercio del siglo y han pretendido o ignorar esa realidad o ponerla entre paréntesis para después borrarla de un plumazo; como si la historia propicia o adversa, no dejara huellas que marcan irreversiblemente el destino de un pueblo(15).

Para dar consistencia a su punto de vista cita brillantemente a ese gran pro-hombre y pensador nuestro, Jorge Mañach, para nada sospechoso de izquierdismos, quien afirma en su obra póstuma: Teoría de la Frontera: “la historia de un pueblo no está hecha solo de las cosas que hace, sino también de las que le pasan sin que pueda evitarlas”.

A los diez años de aquel magno suceso, en febrero de 1996, con un telón de fondo de lo más controvertido posible en cuanto al tema socio político, y las muy precarias y tensas relaciones con el vecino del Norte tras el derribo de las avionetas de Hermanos al Rescate, la Iglesia cubana celebraba el ECO, Encuentro Conmemorativo, de aquella reunión de la ENEC, que buscaba resaltar las realidades eclesiales ad intra, con luces, pero también con sombras, justo un decenio después.

En aquel minuto, el enviado papal, el cardenal Furno leía un mensaje muy sentido de su Santidad, el hoy San Juan Pablo II, donde se traslucían, entre otras:
las grandes transformaciones que han marcado nuevas pautas en la sociedad y en las relaciones internacionales. Entre ellas, la caída, en Europa del Este, de un sistema político basado en una filosofía marxista, el cual tenía su influjo en otros continentes(16)
Sucesos diversos, muchos de ellos encontrados marcaban la continuidad de aquellos propósitos del ENEC, así lo sigue recordando la periodista Aracely Cantero:
El texto describía dicho sistema ateo y el trato que dio a la Iglesia en aquellos países al considerar irrelevante y nociva la profesión de la religión y dar un trato burocrático, excluyente y severo a la Iglesia, instituciones y creyentes(…)(17)
Respecto a las condiciones, muy particulares del accionar eclesial, muchas veces cuesta arriba signada por contradicciones diversas con el propio estado cubano, todavía estaba fresca en la memoria aquella tremenda carta pastoral: El Amor todo lo espera, firmada por el episcopado cubano en 1993, en lo más álgido del todavía no superado Periodo Especial. Así lo recuerda la reportera:
En los últimos años las diócesis en Cuba han creado sus propias publicaciones con medios sencillos y grandes dificultades. Pero recientemente ha circulado una carta instruyendo a las empresas que venden materiales de computación e impresoras que no le venda a la Iglesia estos equipos(18)
En el discurso de clausura del aquel convite, el Cardenal Jaime Ortega Alamino hacía patente la experiencia de una Iglesia ajena a todo poder mundano:
El poder de la Iglesia está en su falta de poder real en el orden humano…Frente a los reclamos de esperanza de tantos hermanos nuestros que no hallan sentido a su andar por la vida, la Iglesia y los cristianos sólo contamos con el poder de Dios (…)
Y enfatizaba más adelante:
Hay que tener los ojos muy abiertos para no confundirse. El Poder puede ponernos de rodillas ante el mal”. Y señaló que la Iglesia en Cuba, en su experiencia de estos últimos años “ha confrontado los mismos desafíos a los cuales dio respuesta el Salvador en sus cuarenta día de ayuno, esgrimiendo la Palabra de Dios, no como solución ya dada, sino como indicadora de un camino a seguir(19)
En específico, para cualquier futuro escenario político social en Cuba el Cardenal apostaba desde ya por que la Iglesia:
consciente de la insuficiencia del materialismo marxista y su fallo existencial, no pone la mirada en otro materialismo consumista, hijo de un capitalismo feroz, que no llega a dar participación real a la inmensa mayoría desposeída(…) para que desaparezca el hambre y la miseria…no solo es necesario que haya pan, se requiere primero crear las condiciones humanas y dignas para producir ese pan(20)
Quizás, en este hic et nunc que vivimos, estas palabras pronunciadas dos décadas atrás nos puedan sonar realmente proféticas de cara a los muchos escenarios posibles a donde parece encaminarse el entramado socio económico del país. Lo que se aviene, de cualquier modo deberá corresponderse, con un escenario renovado y renovador.

De cualquier modo, la Iglesia, llamada a acompañar al pueblo en su andadura hacia el bien común, tiene como misión no precisamente hacer de gurú, más bien, como brillantemente siguiera apuntando el Cardenal en aquella memorable homilía que venimos reseñando, y con la que damos por cerrada esta andadura rememorativa:
Los cristianos cubanos y nuestra Iglesia, por presentar ante nuestros hermanos de modo profético la doctrina de Jesús sobre el hombre digno, libre y dueño de su destino, no nos consideramos imbuidos de un nuevo y siempre sospechoso mesianismo. La Iglesia es servidora de la humanidad, no pretende tener todas las soluciones ni monopolizar la verdad en cuanto a las cosas factibles(…) Cuando aportamos nuestra visión del hombre y de la historia, la Iglesia Católica quiere trabajar como decía nuestro apóstol Martí: “Con todos y para el bien de todos"(21)


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Citas y Notas

  1. La Reflexión Eclesial Cubana camino del ENEC. En Encuentro Nacional Eclesial Cubano. Documento Final e Instrucción Pastoral de los Obispos. La Habana, 1987. p. 17
  2. Ibíd.
  3. Ibíd
  4. Ibíd.
  5. Ibíd. p. 19
  6. Ibíd.
  7. Ibíd. p.22
  8. Cuba Una fe que abre caminos. Araceli Cantero Guibert. Ed. Universal. Miami. p. 29
  9. Ibíd. p.30
  10. Ibíd. Cap. II: Situación Actual de la Iglesia en Cuba.No.185. pp. 62-63
  11. Ibíd. Nos: 145 y 146.p. 57
  12. Presencia en Cuba del Catolicismo, apuntes históricos del siglo veinte. Manuel Fernández Santalices. Fundación Konrad Adenauer, ODCA, 1998. p.87
  13. Ibíd. p.88
  14. Ibíd. p.89
  15. Ibíd. p. 89
  16. . En Cuba una fe que abre caminos, Convocar a los cubanos sin odios, op cit. p.139
  17. Ibíd.
  18. Ibíd. p.140. A la anécdota puedo aportarle otros detalles. No sólo fue la prohibición de vender los susodichos equipos e insumos, sino igualmente, se pretendió, la devolución, por parte de la Iglesia, de otros equipamientos ya adquiridos, previa expedita autorización y desembolso de ingentes sumas en moneda dura, aduciendo, según acotaban los suministradores: “ que se había procedido de manera indebida”. Hasta donde conozco, la posición de los obispos fue firme, y no se transigió con tan desafortunada e improcedente “gestión”
  19. Ibíd. El desierto lugar de alternativas. p. 144
  20. Ibíd.
  21. Misa de Clausura del Encuentro Conmemorativo del Décimo Aniversario del Encuentro Eclesial Cubano. En Te basta mi gracia. Card. Jaime L. Ortega Alamino. Edit Palabra, Madrid, 2002. p. 531

Saturday, May 16, 2015

Cierre del proceso diocesano de beatificación y canonización de Monseñor Adolfo Rodríguez


Sobre la vida, virtudes y fama de santidad del primer Arzobispo de Camagüey

Texto: Rvdo. Miguel Ángel Ortiz Corrales y Bárbara Cerdeira

Fotos: Jorge González Rodríguez


Basílica Menor Catedral Metropolitana Nuestra Señora de la Candelaria, Arquidiócesis de Camagüey, 13 de mayo de 2015/ El viernes 8 de mayo se celebró en la Basílica Menor Catedral Metropolitana de Camagüey, la Santa Misa presidida por Monseñor Juan de la Caridad García Rodríguez Arzobispo de Camagüey, al final de la celebración, víspera de la fecha que recordaba el 9 de mayo de 2003 en que el Siervo de Dios Monseñor Adolfo partió al paraíso, se llevó a cabo la Sesión de Clausura del Proceso Diocesano sobre la vida, virtudes y fama de santidad del Siervo de Dios Monseñor Adolfo Casildo de la Caridad Rodríguez Herrera.

En la Misa estuvieron presentes varios sacerdotes, diáconos, religiosos y religiosas y un amplio número de fieles. El P. Ernesto Pacheco López, juez delegado del proceso, el P. Osvaldo Gumersindo Cambra Casalis, promotor de justicia, el diácono Miguel Ángel Ortiz Corrales, vice postulador y la Sra. Yaritse Nereida Rodríguez Gómez, notario actuario, junto al Arzobispo, rindieron juramento de haber realizado diligentemente su labor en el proceso, acompañándolo con la firma del mismo en el acta de la Sesión de Clausura. Finalmente al ser leído por Monseñor Juan el decreto en el que daba por terminado definitivamente el proceso diocesano la notario pasó a cerrar y sellar las cajas correspondientes al Arquetipo (original que quedará para siempre en los archivos del Arzobispado), el Trasunto y la Copia Publica (que son dos copias fieles del Arquetipo) y que son enviadas a la Congregación para la Causa de los Santos en el Vaticano.

Camagüey da gracias a Dios por la persona del querido pastor que acompañó a la Iglesia que está en Cuba 54 años como sacerdote y 39 años como Obispo, proclamando el Evangelio, invitando al rezo diario del Santo Rosario, testimoniando una vida de servicio a los demás, haciendo el bien a todos con su presencia, su palabra, y su gesto oportuno, enseñando a todos que “es bueno confiar en el Señor”

Al concluir muchos de los fieles presentes estuvieron en oración privada ante la tumba ubicada en la nave lateral de esta Basílica Catedral con un respeto y un recogimiento admirables que testimonian el cariño de todos hacia este hombre de Dios. (Tomado del website de la COCC)

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Ver en el blog Mons. Adolfo Rodríguez. Cronología mínima

Monday, September 2, 2013

Hogar de Ancianos Monseñor Adolfo Rodríguez de Camagüey (por Eduardo F. Peláez Leyva)

 
 
 

Hogar de Ancianos Monseñor Adolfo Rodríguez
Una obra de la Iglesia de Camagüey sin ayuda gubernamental


por Eduardo F. Peláez Leyva


Al sueño de Monseñor Adolfo Rodríguez de construir un hogar de ancianos para aliviar sus precarias condiciones de vida y subsanar la carencia de esas instituciones en la ciudad de Camagüey, le falta poco para convertirse en realidad. Nosotros, como camagüeyanos en la diáspora, tenemos la gran oportunidad de contribuir con nuestro pequeño grano de arena a terminar esta obra y sentirnos parte de un legado de humildad, caridad y solidaridad con nuestras raíces cubanas. 

Nuestra generación, que supo enfrentar la llegada del comunismo a nuestra patria y tuvo que marchar al exilio con tristeza pero con la esperanza de un regreso inmediato, ha contemplado la fuga de los años en tierras extrañas con la impotencia de no haber podido incorporarse a la intrahistoria de nuestra querida ciudad de Camagüey. Alguno de nosotros ha regresado brevemente a reunirse con la familia, otros lo han hecho buscando sus raíces, a su iglesia, o llevando quizás a sus hijos o nietos a donde yacen los restos de sus abuelos en el cementerio de El Cristo. Otros han optado por no regresar mientras el sistema dictatorial permanezca en el poder y, desgraciadamente, ya son demasiados los que han fallecido sin haber cumplido el sueño del regreso... la vuelta a Ítaca. Todos hemos pagado el precio de ser libres con el sacrificio de la diáspora. El pecado más grande de la revolución es el haber roto la continuidad histórica generacional, el habernos privado del quehacer diario, de dejar huellas en el suelo amado. 

Nuestra Iglesia decidió quedarse obedeciendo su misión evangélica y pastoral. Monseñor Adolfo Rodríguez Herrera, camagüeyano, nacido en la ciudad de Minas en 1924, pastoreó la iglesia camagüeyana del 1964 al 2002, convirtiéndose en el primer arzobispo camagüeyano y su primer obispo nativo. La labor desempeñada por Monseñor Adolfo durante esos largos años es inconmensurable. Como párroco de la ciudad de Vertientes, inauguró tres colegios parroquiales y un dispensario médico. Siendo ya Arzobispo de Camagüey, bajo su iniciativa y liderazgo entre otras muchas cosas, se logró la restauración de la Catedral, se fundó el Hogar Padre Olayo, y se rescató la procesión del Santo Sepulcro. Inspiró a muchos sacerdotes camagüeyanos, entre ellos al actual arzobispo de Camagüey, Mons. Juan García Rodríguez, a los obispos Mons. Wilfredo Pino Estévez, de Guantánamo-Baracoa, a Mons. Álvaro Beyra Luarca, de Bayamo-Manzanillo y a Mons. Mario Mestril Vega, de Ciego de Avila. Fue uno de los obispos firmantes de la carta pastoral "El amor todo lo espera". Presidió la Conferencia de Obispos Católicos de Cuba y la Comisión Justicia y Paz que condenó públicamente el fusilamiento de tres jóvenes que robaron una embarcación para salir del país. Falleció en mayo de 2003 a los 79 años de edad y actualmente se encuentra en proceso de beatificación. 

Ayudar a completar el Hogar de Ancianos Monseñor Adolfo Rodríguez tiene una significancia histórica muy señalada ya que nos adentramos en los quinientos años de la fundación de nuestra ciudad y Camagüey se maquilla ante el mundo arreglando calles y edificios, marginando las verdaderas necesidades de su pueblo y, en especial, el cuidado de la salud de los ancianos. 

La ciudad de Camagüey cuenta con 318,000 habitantes y el municipio muestra una media de envejecimiento de un 17% superior a la media del país. El gobierno poco o nada hace al respecto. Los retiros no alcanzan para satisfacer las necesidades más elementales y nuestros ancianos adolecen de un mala nutrición y de un maltrecho cuidado de la salud. 

Dispuesto a remediar esta situación y aprovechando un viaje a España, Monseñor Adolfo le planteó al Presidente de Castilla-La Mancha el proyecto de un hogar de ancianos. El Presidente se interesó y le pidió un estudio detallado. En el año 1993, gracias a la benevolencia española, le fue otorgado un presupuesto de 416,000 Euros, lo suficiente para comenzar la construcción. Con la ayuda de este gran empuje, de otras donaciones más pequeñas de la comunidad europea, y de la mano de obra voluntaria de brigadas de feligreses de la Iglesia Católica de Camagüey, trabajando con bloques y ladrillos fabricados a mano con recursos propios de la tierra y con herramientas rudimentarias, se pudo terminar la obra estructural. Se necesita mucho para completar el trabajo en el interior del edificio. Aparte de la carpintería de aluminio (marcos para puertas y ventanas, etc.) faltan las instalaciones eléctricas, las de agua fría y caliente, los equipos de laboratorio, la farmacia, la cocina, la lavandería, los ascensores, las losas para los pisos y los muebles (camas, balances, mesas y sillas para el comedor, equipos de aire acondicionado para el laboratorio clínico, etc.). 

El exilio cubano ha sido muy generoso como lo demuestra la ayuda consistente que hemos estado brindando a nuestros familiares en Cuba, la mano amiga tendida a los que vinieron de Cuba en el éxodo del Mariel y así sucesivamente a cuanto cubano ha llegado a las playas del exilio. 

¿Cómo podríamos ayudar? Todos somos capaces de contribuir de acuerdo con nuestras posibilidades, desde un dólar hasta una cifra de cuatro o cinco números. Hace falta recaudar dinero para importar equipos y materiales no existentes en Cuba; comprar o mandar a fabricar muebles, puertas y ventanas; comprar, en fin, otros equipos y materiales necesarios.

Si una comunidad tan lejana como la de Castilla-La Mancha contribuyó tan generosamente con más de medio millón de dólares, cómo los camagüeyanos y cubanos del exilio no vamos ni siquiera hacer el intento de igualar esa cifra para ayudar a nuestros ancianos, que pudieran haber sido nuestros propios padres, tíos o nosotros mismos, si Dios no nos hubiera permitido salir de Cuba y haber emprendido una vida decorosa. 

Un pequeño grupo de camagüeyanos ya ha dado el primer paso para ayudar a esta causa humanitaria, creando un grupo de apoyo llamado HAMAR (Hogar de Ancianos Monseñor Adolfo Rodríguez). Este grupo se ha estado reuniendo periódicamente para los efectos de coordinar un programa que abrace a cuanto camagüeyano o cubano en general dispuesto a contribuir no solamente con dinero, sino con ideas creativas para lograr este objetivo. Hasta el presente se ha confeccionado un folletín con la explicación de este proyecto para hacerlo llegar a las manos de cuanto camagüeyano o cubano esté a su alcance.

Para más información sobre este proyecto puede dirigirse a cualquiera de estos miembros del Grupo de Apoyo HAMAR: Padre Alberto Rodríguez, OP, al (305) 322-4911 o por email a: arl1945@aol.com; Gisela Ibarra y Wilfredo Burgos al (305) 763-4403 o giseus@yahoo.com; Rafael Ángel Quevedo al (305) 442-3127 o chafa@comcast.net. 

Las donaciones* (cheque o money order) deberán hacerse a nombre de "Camagüeyanos Católicos, Inc." con la referencia "HAMAR" y podrán enviarse a: Camagüeyanos Católicos, Inc., 6800 SW 40 St., #343, Miami, FL 33155.

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*Siendo Camagüeyanos Católicos Inc. una organización sin fines de lucro exenta de federal income tax bajo la sección 501 (a) del código fiscal, las contribuciones al proyecto HAMAR son deducibles de impuestos.


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ver en el blog: Mons. Adolfo Rodríguez

Thursday, July 1, 2010

Mons. Adolfo inicia pronto el camino hacia los altares

Con alegría recibí esta semana la confirmación de que la Causa para la posible Beatificación de Mons. Adolfo Rodríguez, quien fuera en el momento de su ordenacion episcopal el obispo más joven del mundo, está próxima  a ser iniciada en su fase diocesana en la arquidioceis de Camagüey.

Nació el 9 de abril de 1924 en el poblado de Minas, provincia de Camagüey. Su nombre completo era Adolfo Casildo de la Caridad Rodríguez Herrera. Hijo de Adolfo Rodríguez Fernández y Clara Ester Herrera Ravinal.

Adolfo Rodriguez recibió la ordenación sacerdotal el 18 de julio de 1947, en la iglesia de la Universidad Pontificia de Comillas, España, de manos del obispo de Tarragona, Mons. Dr. Dn. Emmanuel Hurtado García.

Fue nombrado obispo auxiliar de Camagüey el 27 de mayo de 1963 por SS Juan XXIII. 

El 10 de setiembre de 1964 se hace pública la Bula Papal (fechada el 6 de septiembre) donde Mons. Adolfo Rodríguez es nombrado Obispo Titular de Camagüey. En esos momentos se encontraba en Madrid, de paso para las sesiones del Concilio Vaticano II en Roma. Toma posesión de la diócesis el 29 de diciembre.

El 5 de diciembre de 1998 el Papa Juan Pablo II elevó el Obispado de Camagüey en Arzobispado, erigiendo su Catedral en Metropolitana y nombrando a Mons. Adolfo Rodríguez, como su primer Arzobispo. Quedaron como diócesis sufragáneas Santa Clara, Cienfuegos y Ciego de Avila.

El 10 de junio de 2002 se hizo pública la aceptación por parte del Papa, de la renuncia de Mons. Adolfo Rodríguez, como Arzobispo de Camagüey, y el nombramiento de Mons. Juan García, como nuevo arzobispo. Mons. Adolfo en su carta de despedida escribió “… yo no puedo ocultar que esta dimisión me estremece interiormente, pero tampoco puedo ocultar que lo deseaba, porque después de 39 años con esta responsabilidad en nuestra iglesia, seguir dirigiéndola es un riesgo para la misma Iglesia, cuando el peso de los años va inclinándolo todo en uno mismo, y por tanto inhabilitando la capacidad humana (...) Las escasas fuerzas que me quedan las coloco a disposición del nuevo Arzobispo en lo que él estime conveniente disponer de mi servicio a la Iglesia de Camagüey”

Falleció (o comenzó a vivir la Vida Eterna) a las 10. 30 pm del día 9 de mayo  del 2003, debido a un infarto cardíaco. En la tarde había estado visitando enfermos en el hospital. 

Como un ejemplo de lo fecunda que fue su labor pastoral menciono que ordenó a 30 sacerdotes y a 7 diáconos permanentes.

Gaspar, El Lugareño 

Tuesday, April 20, 2010

Iglesia cubana y presos políticos.

Palabra Nueva.: Volviendo a los presos políticos. Recuerdo que a raíz de las detenciones y juicios sumarios del año 2003, tanto la Santa Sede como los obispos cubanos pidieron a las autoridades gestos significativos de clemencia, gestos humanitarios para con personas que habían recibido largas sentencias y eran enviados muy lejos de sus casas. ¿Continúa la Iglesia expresando su interés por estas personas? ¿Hay algo nuevo al respecto?

Card. Jaime Ortega.: Respecto a los presos por causas políticas, la Iglesia ha hecho históricamente todo lo posible porque sean puestos en libertad, no sólo los enfermos, sino también otros.

Con la participación de la Conferencia de Obispos Católicos de Estados Unidos en la década de los 80 salieron de la cárcel un buen grupo de presos, que junto con sus familiares más cercanos partieron para los Estados Unidos. Considerados todos juntos, prisioneros y familiares, fueron más de mil los que en varios vuelos costeados por los obispos norteamericanos salieron de Cuba. Sólo los que tenían grandes delitos de sangre no recibieron visas para los Estados Unidos u otros países. A petición del Papa Juan Pablo II en su visita a Cuba, también un buen número de presos fue puesto en libertad y emigraron cuantos recibieron visas de diversos países, con la misma reserva hacia los delitos graves por los países receptores.

Esto es lo que siempre hace la Iglesia con los presos y toda persona afectada en relación con ellos, como son sus familiares. Lo mismo ha hecho con respecto a los cinco cubanos presos en Estados Unidos a solicitud de sus familiares, haciendo gestiones, hasta ahora infructuosas, para que al menos dos de las esposas que hace ya casi diez años que no ven a sus esposos puedan visitarlos. Con respecto a todo aquel que se encuentra en situaciones deplorables, sin analizar las causas ni las razones de su condena, la misión de la Iglesia es siempre la de la comprensión y la misericordia, actuando discreta pero eficazmente para que la situación de esas personas afectadas sea superada para bien de ellas y de los suyos, aunque no siempre se logren los resultados esperados.

En suma, en este tiempo difícil, la Iglesia en Cuba pide la oración y la acción de todos los creyentes para que el amor, la reconciliación y el perdón se abran paso entre todos los cubanos de aquí y de otras latitudes. (ver entrevista completa en Palabra Nueva)

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Información relacionada:
Mons. Adolfo Rodríguez: un legado esencial

por Gaspar, El Lugareño

(Publicado originalmente en el website
de Emilio Ichikawa el 12 de noviembre de 2008)


La llegada, en los inicios del 1993, de Belarmino Stella como Nuncio en Cuba, coincidió con una gira “semi-nacional” que había organizado el entonces canciller Robertico Robaina con el “Cuerpo Diplomático” acreditado en La Habana. Mons. Stella se unió a la comitiva y por lo tanto aparecía su imagen en ese grupo en los noticieros de la Televisión Cubana.

Esto no gusto a los laicos de aquella época, por lo menos a los de Camagüey. En esos días el obispo de Camagüey, Mons. Adolfo Rodríguez -epd- (de quien debería hablarse y aprender mucho más) invitó al nuevo Nuncio a visitar Camagüey, y como parte de su estancia en la sabana agramontina, se organizó un encuentro con un grupo de laicos en la Casa Diocesana de La Merced.

Pues los enardecidos camagüeyanos empezaron a reclamar, sin mucha misericordia, el por qué el Nuncio había viajado junto al informal canciller, mientras el rebaño había sufrido tanto durante los años de la llamada revolución cubana. Mons. Stella no salía de su asombro al ver este gigantesco ataque y Mons. Adolfo en su defensa hizo una relación de lo que la Iglesia católica hacía en Cuba, de forma muy discreta, por tratar de mejorar, entre otras cosas la situación de falta de respeto a los derechos humanos por parte del gobierno “revolucionario”.

Como parte de su relación se extendió en narrar sus innumerables viajes realizados entre Palacio de Gobierno en Cuba, y La Casa Blanca (etc) en Washington para lograr la liberación de miles de presos políticos, así como las facilidades, permanentes, para viajar al exilio para los ex-presos políticos. Siempre me ha llamado la atención que no se hable de esto, cuando se trata el tema.

Monday, October 12, 2009

"en Cuba ni son los católicos tan católicos, ni los comunistas tan comunistas"

-¿Cómo ha evolucionado la relación Iglesia-Estado en Cuba?

-Un obispo cubano [Mons. Adolfo Rodríguez] ya fallecido decía que en Cuba ni son los católicos tan católicos, ni los comunistas tan comunistas. Interpretando correctamente esta expresión, lo que ha sucedido es que no ha habido extremismos, por lo menos por parte de la Iglesia. Después de una confrontación muy fuerte, al principio, poco a poco ha ido cambiando la situación a través de muchos años. Después de mucho tiempo se ha llegado a cosas antes inconcebibles, como por ejemplo visitar las cárceles, o las procesiones, o hablar por radio, aunque sea unos minutos dos o tres veces al año. Últimamente hasta se puede celebrar misa en las cárceles. Esto ha sido a través de un proceso largo y en cierto sentido el Gobierno ha perdido ese miedo de ver a la Iglesia como un enemigo, aun cuando la Iglesia ve cosas con las que no está de acuerdo.

-Números de la Iglesia cubana.

-Once diócesis; las históricas eran seis. Once obispos, de los que tres son arzobispos, más dos obispos auxiliares en la Habana, y tres eméritos. Cerca de 300 sacerdotes.

-¿Número de católicos y de practicantes?

-Practicantes, muy pocos, pero creyentes hay muchos. La mayoría del pueblo es creyente. Muchos católicos no van a las iglesias, por supuesto, por una u otra razón, pero la gente respeta mucho a la Iglesia, incluso les gusta que se les visite. En general, no hay choque en el pueblo.

-¿De qué viven los sacerdotes y la propia Iglesia?

-Hubo una época en la que no se recibía nada y los sacerdotes vivían de lo que les daba la gente, incluso les enviaban la comida; por eso digo que la gente es maravillosa en Cuba. Pero eso ha ido pasando y ahora hay una ayuda exterior. Sin ella no se podrían ni reparar los templos. Los cubanos practicantes colaboran, pero no hay demasiados recursos. Los templos se pueden reparar, con permisos, pero no construir nuevas iglesias. Hasta ahora no se ha dado ningún permiso para un nuevo templo. (ver entrevista completa al sacerdote Francisco Vega Rodríguez, Vicario General de la diócesis de Cienfuegos en La Nueva España)

Wednesday, July 29, 2009

Una mirada a la Iglesia Católica en Cuba (de 1959 al 1998) por Mons. Adolfo Rodríguez


Nota: Agradezco a Lorenzo y a Noelia Ferrer que hayan facilitado esta entrevista que le hicieran en 1998 al entonces obispo de Camagüey, Mons. Adolfo Rodríguez, ya fallecido. Al leer el texto, se podrá tener una idea clara de como se desarrolló la labor pastoral de la Iglesia Católica en Cuba, desde 1959 hasta 1998.

Al final del post incluyo (algunas) estadísticas correspondientes a este año 2009, de la Iglesia Católica en la Isla.

Esta entrevista fue publicada en En Comunión de Miami, y se inserta en el blog Gaspar, El Lugareño gracias a la cortesía del matrimonio Ferrer.

Joaquín Estrada-Montalván





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L.F. -Monseñor Adolfo, ¿podría hacernos un breve recuento de cómo la Iglesia en Cuba se ha mantenido viva y orante durante estos casi cuarenta años, del 1959 al 1998?


M.A. –Lorenzo, casi siempre la Iglesia es sorprendida por las circunstancias, por las situaciones. La Iglesia cubana estaba preparada para vivir en tiempos de paz, para trabajar en tiempos de paz, para desplegar sus servicios en tiempos de paz cuando (de pronto) nos vimos sorprendidos por una situación que nos retaba a vivir en tiempos de conflicto. Cuando la Revolución se definió marxista-leninista, la Iglesia que había apoyado la Revolución en la Sierra y que la había apoyado también en sus primeros pasos aprobando incluso leyes, aun las más radicales, cuando digo la revolución se autodefinió marxista-leninista, la Iglesia no podía quedar totalmente insensible, neutral ante esta definición sobre todo con la memoria de las formas violentas del ateísmo en otros países. Esto fue un gran reto para la Iglesia, una nueva situación inesperada para la cual la Iglesia no estaba preparada. De entonces hasta ahora, hasta digamos las últimas décadas yo pienso que la Iglesia ha vivido exclusivamente, vamos a usar una palabra que entendemos los cubanos mejor: colgada del Espíritu Santo.

La primera situación de la Iglesia después de esta definición de la ideología que sustentaba la Revolución y después de un desmantelamiento de la Iglesia: de 800 sacerdotes que habíamos quedamos 200, y de 3,000 religiosas quedaron también 200; que es un número solamente de agentes principales de pastoral; hay más, éstos son los principales: 200 sacerdotes, 200 religiosas, una cantidad, podíamos decir un numerus clausus que se ha mantenido idéntico hasta hace 5, 6, 7 años en que los sacerdotes han aumentado de 200, no sé, a 270 y las religiosas de 200 han aumentado a 400.

Nos quedamos sin agentes de pastoral, sin estructuras, sin infraestructuras, sin prensa, sin escuelas, sin medios de comunicación social.

La primera respuesta a esta situación de una Iglesia así, no preparada, fue una actitud de replegamiento sobre sí misma en una pastoral de mantenimiento y de conservación, lo poquito que quedó en nuestras parroquias. Y esta situación marcó toda la década del 60.

En el año 70 la Iglesia hace una reflexión sobre sí misma convencida de que era un régimen marxista-leninista y que la base de toda la formación era el ateísmo llamado científico, la Iglesia encontró que ella debía aceptar esa situación como un factor de su propia realización histórica.

Y que aunque era un sistema ateo, ella que no es un sistema, como que se convenció de que podía vivir en cualquier sistema, estar presente. Estamos hablando entonces de la década del 70 en que la Iglesia se hace presente en la sociedad en todos aquellos campos que no exigieran de la Iglesia un compromiso ideológico; en todas aquellas áreas de la vida de la sociedad que no se exigiera como premisa el ateísmo. Es la época en que los seminaristas van a trabajar al campo, en que los laicos participan en organizaciones que no tenían exigencias ideológicas, Federación de Mujeres Cubanas, en fin, es la época en que la Iglesia se hace presente en medio de un sistema ateo, pero ella no es un sistema y puede vivir en cualquier situación.

Convencida de que no hay situación tan buena, tan buena que pueda identificarse con el Reino de Dios, ni hay situación tan mala, tan mala que pueda impedir el Reino de Dios. Diría yo que ese fue el segundo paso de la Iglesia en la década del 70.

En la década del 80 la Conferencia Episcopal concibió una reflexión que duró 5 años.

Que si la resumiera en pocas palabras yo diría que consistía en preguntarnos ¿de dónde venimos, dónde estamos, hacia dónde vamos?. La preparación de esta reflexión duró 5 años; y fue una reflexión en la que participamos todos los sectores de la Iglesia: obispos, sacerdotes, diáconos, seminaristas, laicos, aun de las comunidades mas pequeñas, en una especie de flujo y reflujo donde los planteamientos se fueron haciendo desde la base, desde la pequeña comunidad hasta la zona, a la vicaría, a la diócesis, a la nación, Las conclusiones de esas reflexiones regresaban a la inversa, en dirección contraria: de la conferencia a la comisión nacional, a la vicaria, a la zona, a las comunidades, aun las más pequeñas. En ese flujo y reflujo pasamos del año 80 al 85, que culminó con la celebración del ENEC (2) en La Habana, con la representación de sacerdotes, religiosas, de el laico de todo el país. La conclusión del año 85 en el ENEC fue: “la Iglesia cubana tiene que ser una Iglesia orante, tiene que ser una Iglesia encarnada y tiene que ser una Iglesia misionera”.

Así que en el año 85 empieza esta otra etapa que marca un giro nuevo en la Iglesia.

Coincidiendo con ésto y debido tal vez a que a pesar de nuestro carácter insular rodeado de agua por todas partes, nunca la Iglesia perdió la comunicación, los contactos con la Iglesia Universal; la Iglesia es católica en tanto en cuanto se abra a la universalidad de la Iglesia. Así que tuvimos visitas del vaticano, retiros espirituales dados por obispos de otros muchos países, asistíamos a encuentros pastorales en otras partes, eso abrió mucho también nuestra mentalidad y eso hizo que el gobierno tomara una actitud un poco más distensa en su política hacia la Iglesia.

Así que es el año en que se consolida de una manera especial el carácter misionero de la Iglesia.

La Iglesia de la primera etapa callada, la Iglesia vuelta sobre sí misma, la Iglesia presente en la sociedad como quiera que sea ahora se hace misionera y empieza los primeros ensayos precarios, una Iglesia que va al pueblo donde está el pueblo. Todo lo que ustedes ven ahora en Cuba en este momento en el año 98 es el fruto de aquello, son las consecuencias de aquella era; después se ha hecho un ECO; el ECO en el que se llama a otra reunión que actualiza un poquito más, en una nueva circunstancia, en un nuevo contexto las orientaciones del ENEC.

Y se acentúan, por ejemplo, como tarea de la Iglesia la creación de comunidades vivas.

Habíamos hablado en la década anterior mucho del testimonio callado, testimonio siempre individual. Pero en nuestra teología nosotros sostenemos que el testimonio empieza por individuos, pero no es de individuos, es la comunidad la que es signo de Cristo, no los distintos individuos. Y allí quizás está la orientación del ECO de la creación de comunidades vivas.

Ustedes acaban de ver con estos 100 jóvenes (3) que vienen de Céspedes una prueba al canto de este trabajo, de este esfuerzo de la Iglesia y de este, vamos a decir, logro de la Iglesia.

En esa etapa estamos en este momento. Como culminación de esta etapa viene la visita del Papa. La visita del Papa se puede dividir en 3 etapas: el ante-Papa, el Papa y el post-Papa. La preparación de la visita del Papa empezó hace unos cuantos meses, ha sido un trabajo muy profundo. En la Teología nosotros decimos “el Papa es el vínculo de la unidad”; en el pensamiento de Cristo está ésto: “vínculo de la unidad: tú, confirmado, confirma a los demás”.

Bien, estamos celebrando en este momento la llegada del Papa a Cuba pero es que el Papa está en Cuba hace ya unos cuantos meses. Y ha logrado “el milagro” que es el Espíritu Santo viviendo en la Iglesia, el milagro de la unidad, porque al Papa no lo estamos esperando los católicos (solamente), lo está esperando el pueblo: creyentes, no creyentes, cristianos católicos, cristianos de otras confesiones, autoridades del país, estamos esperando y preparando la visita del Papa. Si ésto no se llama un milagro, no sé como se llama. Bien, es el misterio y es el ministerio del Papa.

Estamos ya en estos momentos en la etapa del Papa. Ahora viene la etapa post-Papa.

Yo pienso que este clima que se ha creado, este acercamiento, que es situacional, entre las autoridades, entre los no creyentes y la Iglesia Católica, son encuentros muy circunstanciales, muy situacionales, casi casi van a la logística de la visita del Papa. Pero la historia no se retrotrae. Y estos acercamientos creo que van a llevar a lo que la Iglesia quisiera, a un diálogo mas profundo que mire no tanto los efectos de estos treinta y tantos años atrás, sino las causas, y que mire no solamente al interior de la Iglesia, la preparación de la Iglesia , sino que mire a algo que es inseparable de la Iglesia, que es el pueblo!

La Iglesia está separada del Estado, así debe ser, así es en todas partes del mundo, pero no está separada de la sociedad, no está separada del pueblo.

Este acercamiento entre los cubanos… los cubanos que como dice la sentencia que está acuñada en Cuba, yo creo que de siglos: “los cubanos hablando se entienden”. En estos encuentros en que hemos hablado de cosas muy logísticas, pero donde se ha creado un clima de acercamiento, yo diría a veces hasta familiar, que va a favorecer lo que la Iglesia quisiera ahora en el post-Papa: que es el diálogo. Hemos vivido 38 años juntos en dos mundos sin puertas; y ésto es obsoleto, ésto no es normal, ésto no es natural y ésto, además, es muy aburrido!

LF- Monseñor, además de dejarse llevar por la acción del Espíritu Santo, ¿cree usted que el clero y los laicos comprometidos están preparados para recibir este movimiento del pueblo cubano hacia la Iglesia?

MA- Te decía que en aquellas primeras etapas parece que vivíamos colgados del Espíritu Santo… sigue el Espíritu Santo inspirando y viviendo en la Iglesia, pero ahora tenemos que tomar opciones … ¡era más fácil aquello que ahora ésto!

Lorenzo, a mi me parece un poco audaz decir que el pueblo está preparado; lo que a mí me ha demostrado ésto es ¡qué preparable es este pueblo! … ésto que ha pasado (2) con la misión de casa en casa y con el recorrido de la (imagen de la) Virgen de ciudad en ciudad, de pueblo en pueblo, de caserío en caserío, de asentamiento humano en asentamiento humano, es una advertencia a la Iglesia, una señal a la Iglesia no en qué medida son católicos los cubanos, sino ¡en qué medida son catolizables! No en qué medida son cristianos, pero sí ¡en qué medida son cristianizables!

Y lo ha demostrado. Esto que decíamos en filosofía: anima naturalis christiana: el alma es naturalmente cristiana. Después en sociología: la matriz cultural de este pueblo … es una matriz cultural religiosa. Y ahora se ha probado una vez más: es una imagencita la que ha ido recorriendo; pero el Espíritu Santo, que es quien guía a la Iglesia y vive en ella, ha logrado este otro milagro. No es una imagen la que ha recorrido los pueblos, es la Virgen Madre que ha ido a visitar a sus hijos donde están; y los hijos, donde están, han esperado a la Madre.

… He aquí una prueba más de que la religión no es una ideología. En las ideologías no aparece una madre. En el cristianismo quizo poner el Señor entre El y nosotros este signo, esta ternura maternal que es María. Ella es la que ha recorrido los pueblos…, estamos tabulando, falta muchísimo más de la mitad de las estadísticas, … y de las comunidades más grandes… hasta hace un mes aproximadamente más de 100,000 personas, bastante más, fueron a ver a la Virgen: a asistir a la Misa o al culto o a visitar cuando no podían asistir a la Misa. Esta cantidad se va a duplicar y yo no sé si triplicar! … éste es el reto grande de la Iglesia.

LF- Monseñor, ¿es ésta una cifra nacional o local?

MA- No, te estoy dando los datos de Camagüey. Llevamos unas estadísticas muy rigurosas (buscando documentos entre sus archivos) … Por ejemplo (leyendo un documento), aquí tengo un dato de Esmeralda, que no es un pueblo (grande)como Camagüey …: ¿Cuántas casas visitadas? 7,500 casas visitadas por los misioneros laicos. ¿En cuántas hubo una acogida positiva “bien, qué bueno”, pues en 6,490. ¿Cuántas acogidas negativas? Diez! de las cuales cuatro son de sectas fundamentalistas.

En total, a las Misas en los poquitos días que estuvo la (imagen de la) Virgen en Esmeralda y al culto dentro de la Iglesia hubo un total de 13,749 personas contadas rigurosamente; y esto es Esmeralda, la primera que salió aquí (hojeando los documentos en su mesa) . Bien, ¡éste es el reto de la Iglesia! Porque mucha gente …: ¿vienen a la Iglesia buscando una alternativa o vienen a la Iglesia como una complementariedad? La Iglesia no es una alternativa de nada, ¡la Iglesia es una complementariedad! y como dice Verson: “suplemento de alma” que es lo que le falta a nuestro pueblo.

LF- Monseñor Adolfo, para finalizar queremos que bendiga a todo nuestro pueblo desde su obispado aquí en Camagüey.

MA- Pero antes de la bendición tengo que aclararte una cosa: agradecerte mucho el eufemismo que has usado “el Obispo mas antiguo” (risas); eso se dice en directo: “el más viejo” (risas). A ti te tengo que decir, Lorenzo, que eres joven: la juventud es una enfermedad que se cura con los años (risas). Yo tengo, Lorenzo, la edad tuya, tú eres el que no tienes la edad mía. Y tú, Noelia, no estás segura si vas a tener la edad mía (risas).

La bendición para todos. Como se la di a los jóvenes ahora (3) se la doy también a todos, a todos sin excepción: a los que están en los Estados Unidos y a los que están en tantos otros lugares donde hay cubanos: “Que nuestro Señor Jesucristo esté con ustedes para que los acompañe, delante de ustedes para que los guíe, detrás de ustedes para que los proteja y dentro de ustedes para que los bendiga. El, Jesucristo que con el Padre y el Espíritu Santo vive y reina por los siglos de los siglos. Amen.”

“Y la bendición de Dios Todopoderoso: Padre, Hijo y Espíritu Santo descienda sobre ustedes y permanezca con ustedes siempre, Amen.”



(1) Transcripción de la entrevista video-grabada a Mons. Adolfo Rodríguez Herrera (1924-2003) Obispo de Camagüey, por Noelia y Lorenzo Ferrer en el obispado de la Diócesis de Camagüey el 22 de Enero de 1998, víspera de la visita a Camagüey de Juan Pablo II, (El matrimonio Ferrer fue enviado por Radio Paz para cubrir este histórico evento).

(2) Como preparación a la visita de Juan Pablo II a Camagüey, los laicos fueron en misión visitando cada casa de la diócesis, hasta en los más pequeños pueblos, llevando una imagen de la Virgen de la Caridad con ellos.

(3) Cien jóvenes que acababan de estar en el obispado en su recorrido por las calles de Camagüey, guiados por su pastor, cantando y dando vítores a Jesús y a Juan Pablo II en la víspera de su llegada.

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(algunas) Estadísticas  de la Iglesia Católica en Cuba (Año 2009)
  • La Isla tiene 11 diócesis y 13 obispos.
  • El 85% de la población cubana se declara con algún tipo de creencia religiosa.
  • Algo más del 75% de los miembros de la comunidad católica lleva menos de 15 años practicando la fe.
  • Asisten a misa, los domingos, aproximadamente el 1% de la población total del país.
  • Existe, aproximadamente, un sacerdote por cada 50 000 habitantes.
  • La pastoral cuenta con 71 diáconos permanentes.
  • Laboran en Cuba 88 congregaciones religiosas. En total son unos 778 de los cuáles 600 son mujeres (205 cubanas) y 178 son hombres (59 cubanos).
  • Los misioneros (diocesanos y religiosos) provienen de 35 nacionalidades diferentes.
  • Funcionan tres Seminarios en la Isla en: La Habana (49 seminaristas -48 diocesanos, 1 Carmelita. Descalzo), en Camagüey (7 seminaristas), y en Santiago de Cuba (0 seminaristas en este curso).
  • Este año terminan sus estudios sacerdotales, en el Seminario de La Habana, 5 seminaristas (3 son camagüeyanos).
  • Este curso comenzaron sus estudios en el Seminario de La Habana 7 seminaristas.

Tuesday, April 28, 2009

¿Mons. Adolfo camino a los altares?

Cada vez más cerca el (posible) inicio del proceso de beatificación de Mons. Adolfo Rodríguez, de acuerdo a las noticias que van llegando. Comparto (con los lectores del blog) la siguiente comunicación referida a un (probable) milagro que se le atribuye.

Gaspar, El Lugareño

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Elia, 7 de abril del 2009


Mi nombre es Dailys Díaz Carbonell.

El 24 de abril del 2008 tuve a mi bebé Lenier de Jesús, al día siguiente mi bebé tuvo una hipoglicemia severa que le produjo convulsiones (4) y una hipoxia cerebral por lo que lo ventilaron y estuvo ingresado por 22 días. Al mes y seis días fue operado urgente de una estenosis hipertrófica del píloro, donde al ser el sexto día comenzó con fiebre alta y mucha irritabilidad, esto se debía a que había adquirido en terapia intensiva una meningoencefalitis que fue tratada con Meropenen, antibiótico fuerte, pues ya el Rosefín no le hacía nada.

Estuvo nuevamente en Terapia Intensiva 18 días y 21 en Intermedia. El 9 de octubre se le hace un electroencefalograma. Durante el mismo solo le pedía a Monseñor Adolfo que yo sabía que él estaba con Dios, y de siempre él en sus homilías me enseñaba que era bueno confiar en el Señor, por eso le dije con estas palabras verbalmente: “Monseñor yo te debo la vida de mi niño y ahora te pido que intercedas para que el electro de normal, lo dejo en tus manos”. Y a los quince días se me dio lo pedido, el electro dio normal.

(Mensaje circulado por Mons. Juan, Arzobispo de Camagüey)
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