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Friday, November 25, 2022

Ballets clásicos y neoclásicos por Arts Ballet Theatre of Florida (por Baltasar Santiago Martín)


Arts Ballet Theatre of Florida (ABTF), dirigido por el talentoso coreógrafo y maitre Vladimir Issaev, presentó sus Ballets clásicos y neoclásicos, los días 15 y 16 de octubre de 2022, en el teatro del Aventura Arts & Cultural Center, los cuales tuve la oportunidad de disfrutar la noche del sábado 15.

Pentimento, coreografía de Vicente Nebrada (bajo licencia de la Fundación Nebrada), música de Juan Sebastián Bach (Extractos de Cuatro Suites para orquesta, World Premiere, New York, 1983), vestuario & diseño de escenografía de Christina Giannini; de luces, de Bobby Brinson (sobre el de José Castillo) y reposición de la coreografía a cargo de Mary Carmen Catoya y Lusián Hernández, fue el ballet escogido para la apertura de lujo del telón, en el que, cual una pintura renacentista, se logró una magnífica simbiosis de todas las artes, con una maravillosa conjunción de música, danza y artes plásticas (los bailarines cual esculturas en movimiento), sin obviar la fotografía de Patricia Laine, que refrendó visualmente este juicio mío para que el lector que no vio la función tenga al menos una idea de la riqueza de este Pentimento que tanto alabo, en el que tanto los solistas como el cuerpo de baile, todos con suntuosos trajes y vistosas máscaras, no dejaron la menor duda sobre su riguroso entrenamiento y dominio de la exigente coreografía de Vicente Nebrada.

Pentimento
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Después de este vibrante y sorprendente Pentimento, salieron a escena Moegi Matsuzawa y Kuya Kurosaki, con el siempre bien recibido pas de deux del ballet La llama de París, coreografía del soviético Vasili Vainonen y música de Boris Asáfiev, donde ambos ofrecieron una chispeante actuación, sin descuidar un solo detalle de sus demandantes variaciones, tras un adagio sin fisuras, y para finalizar, una coda de cierre de festival.


Moegi Matsuzawa y Kuya Kurosaki, 
en el pas de deux del ballet La llama de París.
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Saaya Okada y Owen Horsford
 en Aguas primaverales
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Tras ese París candente de la época de la Revolución Francesa, Saaya Okada y Owen Horsford llenaron de primavera el escenario con su cuidada y a la vez impetuosa entrega del adagio Aguas primaverales, con coreografia de Asaf Messerer y música de Serguéi Rachmáninov; ballet que siempre me deja con ganas de ver más, deseos que me satisfizo con creces a continuación Shostakóvich Suites, música de Dimitri Shostakóvich y coreografía del Maestro Vladimir Issaev, quien seleccionó una mezcla de suites de ballet del compositor, para desarrollar su elaborado trabajo coreográfico para las innegables habilidades de sus bailarines, quienes, desde el iniciático Vals de toda la troupé, irrumpieron de forma arrolladora en escena, para luego irse desgranando para ofrecer un pas de quatre en la “Gavota”; como solistas y cuerpo de baile en “Danza”; un pas de deux en un segundo Vals; una “Polka” con trece féminas; un “Adagio”; un pas de quatre ahora masculino; un tercer pas de deux; otra Polka con otro pas de quatre; un cuarto pas de deux y una exuberante “Coda” con toda la troupé de nuevo en el escenario, como colofón de una función a la altura de cualquier otra compañía de ballet encumbrada del mundo.


Shostakóvich Suites: Pas de quatre
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Shostakóvich Suites: 
Pas de quatre masculino
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Shostakóvich Suites: Yayoi Sasaki 
y Owen Horsford en el Pas de deux.
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Shostakóvich Suites (final)
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Baltasar Santiago Martín
Hialeah, 10 de noviembre de 2022

Fotos: Patricia Laine (cortesía de Arts Ballet Theatre of Florida)

Sunday, November 20, 2022

Ballet "A Folk Tale" (por Florencia Guglielmotti)

Nota del blog: Sección semanal dedicada al Ballet y la Danza, a cargo de la la ballerina, coreógrafa y profesora Florencia Guglielmotti.


“A Folk Tale” (“Et Folkesagn” en el original danés) es un ballet con coreografía de August Bournonville, para el Royal Danish Ballet, estrenado el 20 de marzo de 1854, con Julius Price en el rol principal. La autoría musical corresponde a dos reconocidos compositores de la época, Johan Peter Emilius Hartmann (para el acto II) y Niels W. Gade (para los actos I y III). Los diseños de escenografía y vestuario estuvieron a cargo de Christensen, Lund y Lehmann. Para el argumento, Bournonville se basó en canciones folclóricas nacionales, como las baladas de Svend Grundtvig, en los cuentos folclóricos daneses de Hans Christian Andersen, como “The Elf-Hill”, y en general en los cuentos de los hermanos Grimm. Esta obra pertenece al gran acervo de ballets románticos con los que cuenta el repertorio del Royal Danish Ballet, junto a “La sílfide”, “Nápoli” y “Festival de las flores en Genzano”, entre otros.

“A Folk Tale”, organizado en 3 actos y 7 escenas, está ambientado en la Edad Media, en la Dinamarca del siglo XVI. En el primer acto vemos a Miss Birthe que está junto a sus invitados en un claro del bosque lindante a la mansión que heredó. Ella es una mujer un tanto desequilibrada comprometida con su primo, Junker Ove, un apuesto y tímido joven, sin embargo, esto no impide que coquetee abiertamente con el Sr. Mogens. Cuando los invitados regresan a la casa, Junker Ove permanece en el bosque. Inicia la segunda escena al caer la noche, cuando se abre un mundo fantástico: la colina de los trolls. Aparece Hilda, una joven elfa, que cautiva a Ove. Ella le entrega una copa dorada que contiene una bebida mágica, con el fin de llevarlo hacia la colina. Ove consigue escapar del peligro. Aparece la hechicera Muri que echa a Hilda y, mientras, Muri conjura a las elfas para que mareen a Ove hasta dejarlo inconsciente.


El segundo acto transcurre dentro de la colina donde los hermanos trolls Diderik y Viderik están cortejando a la bella Hilda. El hermano mayor, Diderik, tiene prioridad, Viderik protesta y su madre lo castiga. En ese momento, Muri les informa que Diderik e Hilda van a casarse, sin importar lo que la joven quiere. Agotada, Hilda se va a dormir. En su sueño, Hilda ve a una niñera sentada junto a una cuna, bebiendo de una copa dorada. La señora se duerme y unos trolls intercambian al bebé humano por un bebé troll, y se roban la copa. Hilda despierta y se da cuenta de la verdad: ella era esa bebé humana que secuestraron los trolls; además, reconoce la copa dorada, es la misma que Ove le quitó anteriormente. En la siguiente escena, el día comienza y, en la colina, la boda de Hilda y Diderik se celebra con un gran festín, junto a diferentes criaturas que participan de la celebración. Hilda baila para los invitados mientras Viderik la acompaña tocando la cítara, luego todos se divierten y beben, momento que aprovechan Hilda y Viderik para escaparse.


La primera escena del tercer acto inicia junto a una fuente de aguas milagrosas, donde los pobres y los enfermos acuden para ser ayudados. Hilda les da sus joyas a los pobres y baila junto a los trabajadores de la cosecha que regresan a sus casa. Aparece Junker Ove con la copa dorada en la mano, perdido, completamente desorientado tras pasar la noche bailando con las elfas. Viderik intenta en vano distraer a Hilda para que no lo vea porque sabe que ella no se ha olvidado de Ove. Al verlo, Hilda lo lleva al manantial curativo para que se recupere. A pesar de la tristeza que la situación le genera, Viderik acepta el amor entre Hilda y Ove. Llega Mogens quien hace detener a Junker Ove, pero el troll lo ayuda a escapar y, finalmente, Mogens se queda con las manos vacías.

La segunda escena se desarrolla en la mansión de Miss Birthe. Ella, desquiciada como siempre, baila frente al espejo, casi como si no pudiera controlar sus propios impulsos. Finalmente se desmaya. Llega Hilda, cuando aquella niñera ve la copa dorada que llevaba consigo, inmediatamente reconoce a la bebé que ella cuidaba. Miss Birthe recupera el conocimiento y debe admitir que Hilda es la verdadera heredera de la mansión y se va.

En la última escena del ballet, vemos nuevamente a Mogens persiguiendo a Viderik en cercanías de la fuente milagrosa. Aparece Birthe escapando y Viderik la reconoce como troll, luego Muri confirma que ella es su hija. Mogens acepta casarse con Birthe a cambio del oro de los trolls y, luego, todos juntos se van. Hilda se reencuentra con Junker Ove y celebran su boda.


Esta obra fue repuesta en el Royal Danish Ballet en 1894, luego del fallecimiento de Bournonville (1879), bajo la dirección de Hans Beck. Otras versiones realizadas de este ballet son las de Harald Lander y Valborg Borschsenius (1941), Hans Brenaa (1969), Kirsten Ralov (1979), Frank Andersen y Anne Marie Vessel Schlüter (1991), con diseño de escenografía y vestuario de la reina Margarita II, retomando una estética más cercana al original de Bournonville, y la versión más reciente de Nikolaj Hübbe y Sorella Englund (2011). Además, “A Folk Tale” fue montada para otras compañías, como la Berlin Opera Ballet (1983) y la London Festival Ballet (1988) ambas en versión de Peter Schaufuss.






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Florencia Guglielmotti reside en la Ciudad de Buenos Aires (Argentina). Es Profesora de Danza (titulada en la Escuela Nacional de Danzas "María Ruanova"), Licenciada y Profesora de Artes (recibida en la Universidad de Buenos Aires). Cursó estudios en la Escuela Nacional de Ballet de Cuba. Es Miembro de International Dance Council CID (UNESCO).

Actualmente se desempeña como Profesora de Danza Clásica y como Profesora Titular de Historia de la Danza en la Escuela Superior de Enseñanza Artística "Aída V. Mastrazzi". florenciagu@gmail.com

Sunday, November 13, 2022

Svetlana Zakharova (por Florencia Guglielmotti)

Nota del blog: Sección semanal dedicada al Ballet y la Danza, a cargo de la la ballerina, coreógrafa y profesora Florencia Guglielmotti.


El 10 de junio de 1979, en Lutsk (Ucrania), nacía Svetlana Zakharova. A los 6 años comenzó a estudiar danza, principalmente danzas folclóricas, y a los 10 ingresó a la Escuela Coreográfica de Kiev, donde estudió con Valeria Sulegina. A los 15 años participó del Concurso de danza Vagánova, en San Petersburgo, donde obtuvo el segundo premio. Ese reconocimiento le valió una invitación a la Academia Vagánova de Ballet (de esa misma ciudad), donde ingresó directamente para cursar los años de perfeccionamiento, único caso en la historia de la Institución.


Inmediatamente Zakharova llamó la atención y comenzó a participar en las funciones junto a la compañía, incluso realizando roles de solista, como la Reina de las dríades, del ballet “Don Quijote”. Tras estudiar dos años con Elena Evteeva, se graduó con 17 años y rápidamente ingresó a la compañía del Teatro Mariinsky. Allí, Olga Moiseeva la tomó bajo su tutela y Svetana debutó en roles protagónicos en el ballet “The Fountain of Bakhchisarai” (en 1996), interpretando a María, luego “El corsario” (1997), como Gulnara, y “Las Sílfides” (en el mismo año). Pero el verdadero reconocimiento de público y crítica llegó con su interpretación de Giselle en el ballet homónimo, en 1997.


Con tan solo 18 años fue nombrada primera bailarina del Teatro Mariinsky. En su haber se conjugaron roles del repertorio clásico con obras de George Balanchine, Kenneth Mac Millan y John Neumeier. Su nombre empezaba a resonar internacionalmente, tanto así que en 2001 fue invitada por la Ópera de París para protagonizar “La bayadera”, siendo la primera vez en 30 años que una bailarina de una compañía rusa bailaba en la capital francesa. Las invitaciones internacionales no cesaron y bailó en el Metropolitan Opera de New York, en el London Covent Garden, en el Teatro Colón de Buenos Aires, en el Bayerische Staatsoper de Munich, en el Teatro di San Carlo de Napoli, la Ópera de Vienna y el National Theater de Tokyo, entre otros. También firmó un largo contrato como bailarina invitada con el ballet de La Scala y recibió el título de etoile, en 2008, siendo la primera bailarina procedente de Rusia en recibir tal distinción.


Tras siete años en el Ballet Mariinsky, en 2003, es contratada por el Ballet Bolshoi de Moscú, donde estará bajo la tutela de la reconocida Ludmila Semeniaka, quien le agregará a su danza fluidez y lirismo. En la compañía moscovita debutó en el estreno de la versión de Pierre Lacotte de “La hija del faraón”, interpretando a Aspicia. Como miembro de la compañía, también participó de todos los grandes ballets del repertorio, como “Giselle”, “Raymonda”, “Carmen” y “El lago de los cisnes”, entre otros.


Zakharova, en 2006, formó parte del Consejo presidencial de Arte y Cultura. Entre 2008 y 2012 fue electa como diputada por el estado de Duma. Recibió gran cantidad de reconocimientos, como el Benois de la Danza (2005 y 2015), el State Prize de la Federación Rusa (2007) y Artista del pueblo ruso (2008), entre otros.


Svetlana Zakharova es considerada una de las mejores bailarinas del mundo desde inicios del siglo XXI, poseedora de una técnica límpida, un cuerpo de líneas perfectas y una gran expresividad.




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Florencia Guglielmotti reside en la Ciudad de Buenos Aires (Argentina). Es Profesora de Danza (titulada en la Escuela Nacional de Danzas "María Ruanova"), Licenciada y Profesora de Artes (recibida en la Universidad de Buenos Aires). Cursó estudios en la Escuela Nacional de Ballet de Cuba. Es Miembro de International Dance Council CID (UNESCO).

Actualmente se desempeña como Profesora de Danza Clásica y como Profesora Titular de Historia de la Danza en la Escuela Superior de Enseñanza Artística "Aída V. Mastrazzi". florenciagu@gmail.com

Sunday, November 6, 2022

Ballet “Sylvia o la ninfa de Diana” (por Florencia Guglielmotti)

Nota del blog: Sección semanal dedicada al Ballet y la Danza, a cargo de la la ballerina, coreógrafa y profesora Florencia Guglielmotti.


El 14 de junio de 1876, en el recientemente inaugurado Teatro Nacional de la Ópera de París, fue estrenada la obra “Sylvia o la ninfa de Diana” (“Sylvia ou la nymphe de Diane”, su título original en francés), con coreografía de Louis Mérante, primer maestro de ballet en aquella época, y música de Léo Delibes, ya conocido por su composición para el ballet “Coppelia”, estrenado con esa misma compañía. El argumento, una adaptación del poema de Torquato Tasso “Aminta”, publicado en 1573, fue realizado por Jules Barbier y el Barón de Reinach. La escenografía fue realizada por Jules Chéret, August Rubé y Philippe Chaperon, y el diseño de vestuario por Eugène Lacoste. Los roles protagónicos estuvieron a cargo de Rita Sangalli, como Sylvia, y del propio Mérante, como Aminta.


El ballet original estaba estructurado en tres actos y cinco cuadros. El primer acto inicia con las criaturas del bosque adorando a Eros, dios del amor. Llega Aminta, un humilde pastor, e interrumpe su ritual. Sylvia, una ninfa que sirve a la diosa de la caza, Diana, llega junto a un grupo de cazadoras para mofarse de Eros. Aminta, que estaba enamorado de Sylvia, se esconde pero es descubierto por ésta. Sylvia, enojada, dispara su flecha contra Eros, pero Aminta se interpone y termina mal herido, Sylvia se esconde en el bosque.



Aparecen ahora los cazadores y los campesinos, entre ellos el malvado Orión, que estaba escondido observando la acción. Cuando estos se dispersan, vuelve Sylvia que se lamenta por Aminta. Al verla sola, Orión aprovecha la oportunidad y la secuestra.


Los campesinos regresan, se afligen por la muerte de Aminta. Aparece un extraño viejo que, tras una serie movimientos y gestos, revive al pastor. Ante el asombro de todos, el viejo revela su verdadera identidad: es Eros. Informa a Aminta sobre lo sucedido con Orión.


El segundo acto se desarrolla en una cueva en la Isla de Orión. Éste trata de tentarla con joyas y vino pero ella se niega, continúa afligida por Aminta y sólo implora por ser liberada. Orión comienza a beber hasta emborracharse y Sylvia aprovecha para invocar a la diosa Diana y pedirle que la rescate. Cuando Diana aparece, le muestra a Sylvia que Aminta está esperándola. Amabas parten de la isla en una embarcación.


En el último acto vemos el Templo de Diana donde se desarrolla una bacanal. Llega Aminta y, poco después, arriban Sylvia y Diana. Todos están felices hasta que aparece Orión intentando recuperar a Sylvia. Aminta lucha con Orión para defender a Sylvia, que termina por ocultarse en el templo. Diana, agraviada por la impertinencia de Orión, termina con la disputa matándolo de un flechazo y prohibiendo la unión entre Aminta y Sylvia. Ambos le suplican en vano que cambie de opinión. Pero llega Eros que le presenta una visión de cuando una joven Diana se enamoró de Endimión, que también era pastor. Ese recuerda la hace cambiar de opinión y así, Sylvia y Aminta se unen con el beneplácito de ambos dioses.


Este ballet no despertó gran interés en la época, el argumento era débil y el gusto del público se volcaba hacia otro tipo de espectáculo, lo único que la mantuvo viva fue la calidad musical. Sin embargo, la obra despertó el interés de otros coreógrafos que realizaron sus propias versiones de “Sylvia”, actualizando el argumento o reduciendo su duración, pero siempre respetando la partitura de Delibes. Entre ellas se destaca la de Sir Frederick Ashton, estrenada el 3 de septiembre de 1952. Toda la coreografía tiene un fuerte énfasis en el rol principal femenino, pensado íntegramente para ser bailado por la primera bailarina del Sandler´s Wells Ballet, Margot Fonteyn, quien fue acompañada en el rol de Aminta por Michael Somes. Esta versión es la más representada por las compañías actualmente.



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Florencia Guglielmotti reside en la Ciudad de Buenos Aires (Argentina). Es Profesora de Danza (titulada en la Escuela Nacional de Danzas "María Ruanova"), Licenciada y Profesora de Artes (recibida en la Universidad de Buenos Aires). Cursó estudios en la Escuela Nacional de Ballet de Cuba. Es Miembro de International Dance Council CID (UNESCO).

Actualmente se desempeña como Profesora de Danza Clásica y como Profesora Titular de Historia de la Danza en la Escuela Superior de Enseñanza Artística "Aída V. Mastrazzi". florenciagu@gmail.com

Thursday, November 3, 2022

Alicia Alonso y sus perras


"¡Onix... Diana... Monna... Perla!" grita Alicia. Son sus cuatro perras. Esta es Diana, la· más vieja. Es hija de Champán. Yo quisiera que usted hubiera visto esa perra. Cuando alguien venía a retratarme, ella se paraba ahí a mi lado de lo más oronda y levantaba siempre la cabeza. Esta no se parece mucho a ella... Yo les digo a estas las cachorras. Perla y Monna Bell. Son hijas de Onix y nietas· de Diana, No se están tranquilas un minuto... Esta otra es Onix. Yo creo·que tiene complejo de bebé, porque se pasa el día entero encaramada encima de mí. (Cuba. Abril 1967)

Sunday, October 30, 2022

Kevin McKenzie (por Florencia Guglielmotti)

Nota del blog: Sección semanal dedicada al Ballet y la Danza, a cargo de la la ballerina, coreógrafa y profesora Florencia Guglielmotti.

Los textos anteriores, se pueden leer en este enlace.


Kevin McKenzie nació en Burlington, Vermont (Estados Unidos), el 29 de abril de 1954. Inició sus estudios en danza en su ciudad natal, en la O'Brien School of Dance, y los continuó luego en la escuela del National Ballet of Washington, entre 1867 y 1972, cuando ingresa a la compañía, tras ganar la Medalla de Plata en el VI Concurso Internacional de Ballet de Varna, Bulgaria, en la categoría Junior. Tras permanecer alejado por más de una década, en la temporada 1990-91 se desempeñó como Director Artístico Asociado de la compañía.


En 1974 se suma al City Center Joffrey Ballet como bailarín solista, en donde permanece hasta 1978. A partir de 1979 y hasta 1991 se desempeñó como primer bailarín en el American Ballet Theatre, como así también realizó participaciones con el Ballet Bolshoi y con el London Festival Ballet. McKenzie se destacó como bailarín, interpretando los roles principales de los ballet más reconocidos, como así también en los trabajos de Antony Tudor y de Martine van Hamel (quien, además, fuera su esposa). Así mismo, MacMillan creó para él el rol de Young Man en la obra “Wild Boy” (1981).


Paralelamente, desde 1984 se desempeñó como coreógrafo y Director Artístico Asociado del New Amsterdam Ballet, para el cual creó, entre otras obras, “Groupo Zambaria” (1984) y “Liszt Études” (1991). Desde 1992 es nombrado Director Artístico del American Ballet Theatre, revitalizando a la compañía y ampliando su repertorio al incluir obras de Mark Morris, Paul Taylor y Twyla Tharp. Además puso en escena sus propias versiones de “Cascanueces” (1993), “Don Quijote” (1995), “El lago de los cisnes” (2000) y “La bella durmiente” (2007).




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Florencia Guglielmotti reside en la Ciudad de Buenos Aires (Argentina). Es Profesora de Danza (titulada en la Escuela Nacional de Danzas "María Ruanova"), Licenciada y Profesora de Artes (recibida en la Universidad de Buenos Aires). Cursó estudios en la Escuela Nacional de Ballet de Cuba. Es Miembro de International Dance Council CID (UNESCO).

Actualmente se desempeña como Profesora de Danza Clásica y como Profesora Titular de Historia de la Danza en la Escuela Superior de Enseñanza Artística "Aída V. Mastrazzi". Email: florenciagu@gmail.com

Sunday, October 23, 2022

"Ballet des nonnes - Robert le diable" (por Florencia Guglielmotti)

Nota del blog: Sección semanal dedicada al Ballet y la Danza, a cargo de la la ballerina, coreógrafa y profesora Florencia Guglielmotti.

Los textos anteriores, se pueden leer en este enlace.


“Robert le diable” es una ópera con música de Giacomo Meyerbeer y libreto en francés de Eugène Scribe y Casimir Delavigne, estrenada el 21 de noviembre de 1831 en la Ópera de París. Es considerada la primera Grand Ópera ya que cuenta con cinco actos.

La historia parece tener poca relación con la leyenda medieval homónima. En la ópera, el demonio sedujo a la duquesa de Normandía, fruto de cuya relación nace Roberto, quien por su estilo de vida se ganó el apodo de "el Diablo" y es desterrado a Sicilia. Allí tampoco es muy querido pero sostiene un amor correspondido con Isabel, princesa de Sicilia. En ese reino aparece Alicia, hermana de Roberto, e intenta entregarle el testamento de su madre; él decide no leerlo hasta ser merecedor del privilegio. Durante un torneo organizado para ganar la mano de la princesa, Roberto, inducido por su extraño amigo Bertram, pierde el dinero, el caballo, la lanza y la armadura en una apuesta de juego, haciendo imposible su participación en el ansiado torneo que le permitiría unirse a su amada.

Isabel lo provee de armas para que pueda ganar el torneo pero, nuevamente Bertram se interpone y no puede participar, aunque es desafiado a un duelo con su rival, el príncipe de Granada. A la hora señalada, en medio del bosque, se dispone en batalla con un falso príncipe, un fantasma manipulado por Bertram, que le gana.

Bertram, acosado por los demonios que quieren que se deshaga de Roberto antes de la medianoche, le cuenta sobre una rama maravillosa que le permitirá vencer a príncipe consorte y recuperar a Isabel. Para ello, ambos van a las ruinas de un antiguo convento. Allí Bertram resucita a unas monjas libertinas, alzándolas de sus ataúdes, lideradas por su abadesa, Helena; juntos organizan una bacanal para obtener la rama de Santa Rosalía -este fragmento, que se desarrolla en el segundo cuadro del tercer acto, es el denominado “Ballet des nonnes” (Ballet de las monjas)-.


Gracias a la rama, Roberto duerme a toda la corte e ingresa a la habitación donde Isabel se prepara para casarse con el príncipe de Granada. Él intenta llevarla por la fuerza pero ella confiesa estar enamorada del príncipe. Confundido, Roberto rompe la rama y, con ella, el hechizo. Toda la corte despierta al tiempo que él huye del colérico príncipe.

Logra refugiarse en una iglesia. Allí Bertram confiesa ser su padre, el diablo, y le pide llevar su alma al infierno para no tener que separarse nunca más. Abatido por el abandono de su amada, Roberto acepta y, en ese momento, aparece nuevamente Alice y lo obliga a leer el testamento en el que su madre le advierte, justamente, de esta situación. Alicia lucha con Bertram por el alma de Roberto cuando suenan las doce campanadas indicando la medianoche, momento en que se vence el plazo para la misión de Bertram. Éste se dirige, solo, hacia el infierno, mientras Roberto cae en los brazos de Isabel.


Tanto la música y la trama, como los efectos sucedidos en la escena, especialmente el "Ballet de las monjas", hizo de esta ópera un éxito inmediato y ubicó a Meyerbeer como el compositor de ópera líder de su época. Tal fue el suceso que Edgar Degas le dedicó una obra, “El ballet de Robert le Diable” (1876, óleo sobre tela).

Particularmente el cuadro del "Ballet de las monjas" tiene una importancia única dentro de la historia de la danza ya que plasmó las bases del romanticismo en la danza: los seres sobrenaturales, etéreos, maximizado esto por el uso de trajes vaporosos (confeccionados con gasas y tules) y la zapatillas de punta, siendo la primera vez que eran utilizadas en escena. La portadora de tal honor fue la famosa bailarina Marie Taglioni, hija de Filippo Taglioni, coreógrafo de la obra, que interpretó a Helena, la abadesa. A esta primera aparición de las zapatillas de puntas siguió, un año más tarde y en la misma casa teatral, el ballet “La Silphide”, también protagonizado por Marie Taglioni, aunque en este caso se trata de un ballet completo, independiente de la ópera, tan en boga en aquel entonces y que siempre incluía algún cuadro danzado.


Del “Ballet de las monjas”, actualmente se representan las reconstrucciones realizadas por Pierre Lacotte, para la Ópera de París, o por Alberto Méndez, para el Ballet Nacional de Cuba, y la versión más actual de Lionel Hoche, para el Royal Ópera House. Sea cual fuera la versión que se prefiera, este cuadro danzado debería ser más representado en los repertorios de las compañías de ballets dada la trascendencia y el significado intrínseco de las zapatillas de punta en el alma de la danza académica.





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Ver en el blog:
La Sílfide (por Florencia Guglielmotti)
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Florencia Guglielmotti reside en la Ciudad de Buenos Aires (Argentina). Es Profesora de Danza (titulada en la Escuela Nacional de Danzas "María Ruanova"), Licenciada y Profesora de Artes (recibida en la Universidad de Buenos Aires). Cursó estudios en la Escuela Nacional de Ballet de Cuba. Es Miembro de International Dance Council CID (UNESCO).

Actualmente se desempeña como Profesora de Danza Clásica y como Profesora Titular de Historia de la Danza en la Escuela Superior de Enseñanza Artística "Aída V. Mastrazzi". Email: florenciagu@gmail.com

Saturday, October 22, 2022

"Carmen", por la Miami Lyric Opera, una puesta muy digna y decorosa (por Baltasar Santiago Martín)



Según Wikipedia, “Carmen es una ópera dramática en cuatro actos, con música de George Bizet y libreto en francés de Ludovic Halévy y Henri Meilhac, basado en la novela Carmen de Prosper Mérimée, publicada por vez primera en 1845, ​ la cual a su vez posiblemente estuviera influida por el poema narrativo Los gitanos (1824) de Aleksandr Pushkin. ​ Mérimée había leído el poema en ruso en 1840 y lo tradujo al francés en 1852. ​"

“La ópera se estrenó en la Opéra-Comique de París el 3 de marzo de 1875, recibiendo valoraciones negativas de la mayoría de los críticos.​ Estuvo a punto de retirarse casi después de su cuarta o quinta representación, y aunque esto se evitó y al final llegó a las 48 representaciones en su primera temporada,​ hizo poco para subir los decaídos ingresos de la Opéra-Comique. Cerca del final de su temporada, el teatro regalaba entradas para incrementar la audiencia."

“Bizet murió de un ataque al corazón, a los 36 años de edad, el 3 de junio de 1875, sin llegar a saber nunca cuán popular iba a ser su Carmen, pues en octubre de 1875 fue producida en Viena, con éxito de público y crítica, lo que marcó el inicio de su popularidad mundial”. ​ 

O sea, que estamos hablando de una ópera que tiene ya más de 147 años de estrenada, pero que no por ello ha perdido vigencia ni impacto, sobre todo en manos de ese artista apasionado por la ópera que es el Maestro Raffaele Cardone, fundador y director de la Miami Lyric Opera (MLO).

Foto de conjunto del segundo acto. 
Taberna de Lillas Pastia.
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Lo primero que quiero elogiar en esta reseña es que, sin contar con grandes recursos, Cardone logra siempre un elevado nivel artístico en cada una de sus puestas, y esta de Carmen lo confirma como regla y nunca como excepción.

Una de las tantas cosas que me agradaron de esta puesta de la Miami Lyric Opera –a la que asistí el sábado 10 de septiembre de 2022–, fueron los telones pintados que, si bien convencionales, se adecuaron a los escenarios donde se desarrolla la ópera, desde el exterior de la fábrica de tabacos donde comienza la acción, luego la taberna de Lillas Pastia y el refugio de los contrabandistas en la montaña, hasta la Plaza de Toros de Sevilla en la que tiene lugar el trágico final.

Ante de pasar a glosar las actuaciones de los cantantes protagonistas, quiero destacar la acertada manera de ir contando la historia, que no por conocida dejó de impresionarnos.

Don José y Carmen. Primer acto.
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Ya en el terreno de las actuaciones, comenzaré por el rol titular: la “Carmen” de Francesca Aguado, quien “cumplió”, tanto vocal como actoralmente, con su papel, pero sin llenarlo completamente, sobre todo como actriz, a pesar de haber estado secundada por un Don José de lujo: el tenor Philip Alongi, cuya afinada y hermosa voz “bordó” todas las arias y dúos, sobre todo el aria La fleur que tu m'avais jetée /La canción de la flor, que cantó de forma exquisita.

Con el barítono Oscar Martínez como “Escamillo”, ocurrió algo parecido que con Francesca, pues también “cumplió”, muy por debajo de su sobresaliente embaucador y farsante Dulcamara, que tanto le elogié cuando El elíxir de amor. En el aria Canción del toreador –su momento cumbre vocal– no logró el impacto que de dicha aria se espera, y para colmo, con un traje de luces de torero bastante deslucido.

La “Micaela” de Nathalie Ávila, sin embargo, fue un excelente ejemplo de que no basta con cantar bien, sino que debe ser en plena posesión del personaje, y a mí no me quedó dudas de que Nathalie venía de una remota y humilde –tal y como ella se vió aquí– aldea, y su aria Je dis que rien ne m'épouvante/ Yo digo que nada me asusta la cantó de forma sentida e impecable, siempre Micaela y no Nathalie.

Pero Nathalie no fue la única a la que se le encarnó su Micaela, pues Samantha Riling- López, como “Frasquita”, y Elizabeth DiFronzo, como “Mercedes”, estuvieron sobresalientes, tanto vocal como actoralmente, como si fueran de verdad las dos jóvenes españolas amigas de Carmen.

Foto de conjunto del tercer acto. 
Entrada de la Plaza de Toros.
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Del resto del elenco: Mikhail Smigelski como “Zúñiga”; Enrique Estrada como “Morales”; Gabriel Menéndez como “Dancaire” y Rolando Valdés como “Remendado”, solo puedo decir que contribuyeron sin objeción alguna al gran éxito de esta digna y decorosa puesta de la inmortal ópera de Bizet por el Maestro Cardone, así como un muy merecido reconocimiento para la orquesta MLO, dirigida por Jeffrey Eckstein, que le sacó brillo a la maravillosa partitura de Bizet como si fuera una orquesta más grande; para el coro, dirigido por Pablo Hernández; las luces de Kristina Villaverde, y por supuesto, para el principal artífice de toda esta hermosa magia: el Maestro Raffaele Cardone.

Miami, 20 de octubre de 2022, “Día de la Cultura Cubana”.

Fotos: Cortesía de Raffaele Cardone, Miami Lyric Opera.


Sunday, October 16, 2022

Ballet “La Fuente de Bakhchisarai” (por Florencia Guglielmotti)

Nota del blog: Sección semanal dedicada al Ballet y la Danza, a cargo de la la ballerina, coreógrafa y profesora Florencia Guglielmotti.

Los textos anteriores, se pueden leer en este enlace.


El ballet “La Fuente de Bakhchisarai” (en ruso “Bakhchiasaraisky fontan”), considerado un poema coreográfico, fue estrenado el 20 de septiembre de 1934, en el Teatro Estatal de Ópera y Ballet de Leningrado, hoy Teatro Mariinsky. La coreografía es de Rostislav Zakharov y la música fue compuesta por Boris Asafiev. El argumento, basado en el poema homónimo de Alexander Pushkin de 1823, fue escrito por Nikolai Volkov y el diseño escenográfico y de vestuario estuvo a cargo de Valentina Khodasevich. Los roles principales estuvieron fueron interpretados por Galina Ulanova como María, Mikhail Dudko como Khan Girey y Konstantin Sergeyev como Vaslav. Respecto al rol de Zarema, fuentes confiables mencionan a Olga Iordan y a Tatiana Vecheslova como las posibles intérpretes, siendo imposible zanjar la disyuntiva.

“La Fuente de Bakhchisarai” es la primera obra de Zakharov y también la más exitosa ya que fue la base sobre la que se desarrolló el ballet dramático soviético. Éste utilizó el método de actuación de Konstantin Stanislavsky para otorgarle una caracterización más realista a los personajes. 

El Palacio Bakhchisarai realmente existe, está en Crimea, cerca de Yalta. Fue construido en el siglo XVI y ha sido destruido y reconstruido en diversas ocasiones. La fuente, que aun sigue en pie en uno de los patios, es conocida como la “Fuente de las Lágrimas”.

Esta obra se organiza argumentalmente en un prólogo, cuatro actos y un epílogo. En el prólogo vemos a Khan Ghirei sentado junto a la fuente construida a la memoria de María, abstraído, mirando las gotas caer.


Se inicia el acto primero, es el cumpleaños de María, la hija de un noble caballero polaco. El castillo está preparado para el festejo. María, junto a su prometido Vaslav, llegan al jardín, están encantados. Un explorador tártaro oculto los vigila desde un camino. Mientras tanto, los invitados salen de palacio y danzan en los jardines, encabezados por el anfitrión y su hija, María. De repente, llega el jefe de la guardia herido, trae noticias de un ataque tártaro. Inmediatamente llaman a los hombres a las armas y las mujeres se esconden en el castillo. Los polacos entablan batalla, el castillo se incendia mientras María y Vaslav tratan de huir. Sin embargo, son interceptados por Khan Ghirei que, en lucha, mata a Vaslav. Al ver a María indefensa, el Khan se acerca y, al quitarle el velo, queda cautivado con su belleza.

En el segundo acto, Khan Ghirei y sus soldados regresan al palacio de Bakhchisarai, con un suculento botín. También llegan con varias mujeres cautivas, entre ellas María. Todo el harem los recibe, incluida Zarema, la favorita. Al ver al Khan preocupado y pensativo, Zarema intenta entretenerlo pero es en vano, él está subyugado por María y ni siquiera nota la presencia de Zarema, quien entiende que él ya no la ama y se derrumba en la desesperación.


El acto tercero se desarrolla en una lujosa habitación del palacio donde, custodiada por una anciana, María languidece, un arpa es el único recuerdo de su vida anterior, en libertad y feliz. Llega Ghirei quien le implora que acepte su amor y sus riquezas, pero ella lo rechaza pues es quién mató a su novio, su familia y amigos. Ante tal negativa, el Khan sale de la habitación dejando olvidada su gorra.

Más tarde, esa misma noche, Zarema entra en la habitación. Le cuenta a María sobre su amor hacia Ghirei y le exige que lo rechace. María no comprende el apasionado discurso de Zarema. En un momento, Zarema ve la gorra del Khan en el suelo y, tomada por los celos, corre hacia María con una daga en la mano. María está preparada para morir y no ofrece resistencia. Finalmente, Zarema mata a María, sin que Ghirei pueda impedirlo.


En el patio del palacio, en el acto cuatro, Ghirei está rodeado guerreros y esclavos que vuelven de una nueva incursión, con riquezas y nuevas concubinas para el harem. Pero él está devastado por la muerte de María. Impávido le ordena a los verdugos que arrojen a Zarema desde el acantilado.


Finalmente, en el epílogo, vemos nuevamente a Ghirei sentado junto a la "Fuente de las Lágrimas". Una multitud de pensamientos pasan por su mente, reviviendo la imagen de la bella María.





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Florencia Guglielmotti reside en la Ciudad de Buenos Aires (Argentina). Es Profesora de Danza (titulada en la Escuela Nacional de Danzas "María Ruanova"), Licenciada y Profesora de Artes (recibida en la Universidad de Buenos Aires). Cursó estudios en la Escuela Nacional de Ballet de Cuba. Es Miembro de International Dance Council CID (UNESCO)

Actualmente se desempeña como Profesora de Danza Clásica y como Profesora Titular de Historia de la Danza en la Escuela Superior de Enseñanza Artística "Aída V. Mastrazzi". florenciagu@gmail.com

Sunday, October 9, 2022

Ballet "Festival de las flores en Genzano" (por Florencia Guglielmotti)

Nota del blog: Sección semanal dedicada al Ballet y la Danza, a cargo de la la ballerina, coreógrafa y profesora Florencia Guglielmotti.

Los textos anteriores, se pueden leer en este enlace.


El “Festival de las flores en Genzano” (en danés: “Blomsterfesten i Genzano”) es un ballet en un acto creado por August Bournonville para el Royal Ballet de Dinamarca, cuyo estreno fue el 19 de diciembre de 1858 en el Royal Danish Theatre, Copenhage. La música fue compuesta por Edvard Helsted y Holger Simon Paulli.


El argumento está basado en uno de los cuentos de “Impressions de voyage” de Alejandro Dumas, en el que se narra la historia de amor de dos jóvenes, Rosa y Paolo, que se encuentran en el Festival de las Flores, que se celebra en el mes de junio, en la ciudad de Genzano, cerca de Roma. Esto responde al entusiasmo general que se vivía en el mundo del ballet danés por la cultura italiana (otro ejemplo sería es el ballet “Nápoli”).


El ballet completo fue representado por el Royal Danish Ballet hasta 1929, año en que fue quitado del repertorio. El grand pas de deux que se representa hasta hoy, fue recuperado en 1949 por Harald Lander (director del ballet entre 1932 y 1951). Lamentablemente, el ballet completo se perdió para siempre, pero el fragmento rescatado da muestra del más puro estilo de Bournonville, típico de la escuela danesa, que pone énfasis en la variedad y brillantez de los saltos, con un cuidado trabajo de pies y de las baterías.




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Florencia Guglielmotti reside en la Ciudad de Buenos Aires (Argentina). Es Profesora de Danza (titulada en la Escuela Nacional de Danzas "María Ruanova"), Licenciada y Profesora de Artes (recibida en la Universidad de Buenos Aires). Cursó estudios en la Escuela Nacional de Ballet de Cuba. Es Miembro de International Dance Council CID (UNESCO).

Actualmente se desempeña como Profesora de Danza Clásica y como Profesora Titular de Historia de la Danza en la Escuela Superior de Enseñanza Artística "Aída V. Mastrazzi". Email: florenciagu@gmail.com
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