Parafraseo la hermosa canción homónima de Fito Páez para titular y comenzar mi reseña sobre Un tributo a Carmen, el espectáculo que con ese título central, en honor de los 150 años de la icónica ópera de Georges Bizet, estelarizaron, el viernes 14 de noviembre de 2025, las reconocidas sopranos cubanas Eglise Gutierrez y Yetzabel Arias, en el Scottish Rite Temple de Miami, con un acompañamiento de lujo: la formidable Musicall Youth Orchestra of Miami y su afinado y potente coro de voces también muy jóvenes.
La función fue mucho más abarcadora que dedicada solo a Carmen, porque el concierto comenzó con el Cello Ensemble interpretando Danza negra, de Ernesto Lecuona; Réquiem, de D. Popper; y La muerte del ángel, de Astor Piazzolla, para dar paso luego al plato fuerte de la noche: varios exergos de la ópera Carmen, de Georges Bizet, ya con la orquesta.
Tras el vibrante preludio, “La Aragonesa: y “El Coro de los niños”, de la ópera Carmen, la exquisita sobrano Eglise Gutiérrez encarnó a Micaela, la joven enamorada de –y no correspondida por– Don José.
Eglise no solo cantó su aria de modo sublime, sino que fue evidente su conexión con el sufrido personaje, por su conmovedora interpretación, que culminó de rodillas.
Aunque el rol de Carmen es para una mezzosoprano, Yetzabel Arias hizo uso de su opulento centro vocal como soprano dramática, para plantar bandera –y hasta banderillas– en el ruedo como la pendenciera y voluble Carmencita, tanto en “La Habanera” como en “La seguidilla”, y ello sin que extrañáramos a la Callas, otra de las grandes sopranos que se "atrevió" con el rol –para mí la mejor, que por cierto, me encanta su francés.
Y hablando de banderillas, las que se gastó Yetzabel como la tabaquera y contrabandista gitana –sin ser torera–, le escasearon al Escamillo del barítono Joseph Canuto León , que no le dio a su emblemática aria de “El toreador” el impacto vocal que esta requiere, ni tampoco el empaque y el carácter del personaje.
Y ahora, con referencia al Don José del tenor X –cuyo nombre no se dijo–, que tuvo que sustituir al anunciado Zhedong Ren con apenas 4 horas de antelación para prepararse, tampoco logró sacarle a su “aria de la flor" todo el brillo y el "aroma" que esta hermosa aria se merece.
Y ya para concluir, reitero mi admiración y mi agradeciniento a todos los jóvenes participantes en esta alentadora presentación, tanto en la orquesta como en el coro, así como a la Maestra Taimy Balbuzano y al Maestro José Antonio Bornot, artífices principales de esta maravillosa experiencia.
Sí, nada está perdido, con tantos talentosos jóvenes, dispuestos a ofrecer gozosos su corazón palpitante exquisito para que la ópera, la música clásica y la ópera continúen vivas en la Capital del Sol.



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