Foto tomada de Facebook.
No conozco el nombre del autor
---------------
Siempre pensé para mis mientes, confieso no se lo comenté a nadie más, que si el violento huracán Melissa se enfrentaba con la costa sur de la provincia santiaguera, lo haría más menos por la misma zona donde finalmente se estrelló con su furia desenfrenada.
La razón se la debo a esa confianza que me da mi poca pero persistente fe, que nuestra Virgen de la Caridad del Cobre, Madre de Dios y madre de todos sus hijos cubanos, velaría porque el inminente choque de la implacable tormenta, fuera directamente contra la parte más recia y alta de la Sierra Maestra, el menos malo de todos los posibles escenarios para su temible desembarco de furiosos vendavales y un gran diluvio.
Aunque así aconteció, las consecuencias inevitables de la tormenta siguieron tierra adentro. Asolaron con inmerecida saña ciudades y pueblos de la región oriental de la patria cubana.
Tampoco el bendito hogar de nuestra Patrona quedó a salvo, el templo votivo del poblado del Cobre, donde el creyente y el que no, acuden a rendirle veneración y tributo, a pedir en la oscura hora de desolación, o a ofrecer con algún tributo de lo que tienen o no, acaso sólo con un gesto, con flores o con rezos, las gracias por un milagro conseguido, por un sueño realizado, por un deseo cumplido… vio también llegar como otras veces, la furia del meteoro, la destrucción y el desamparo, la hora de oscuridad y tristísimo minuto de penurias y carencias multiplicadas
De todas las imágenes posibles del desastre hay una foto tomada en las afueras del templo que muestra la efigie de un Ángel que ha sido arrancado de su pedestal y ha quedado totalmente destruido.
A su lado otra escultura como la suya ha resistido y aún guarda el camino que lleva a la casa de nuestra Cachita.
Pero si se mira la misma perspectiva de la foto, y un poco más de fondo, otra imagen se mantiene erguida: es la del Sagrado Corazón de Jesús. El vendaval no pudo con ella. Y de paso con lo que representa.
Si no es un signo, una señal para esta hora donde la fe flaquea y busca explicaciones fallidas de un por qué, y no de un para que, no encuentro desde mi humilde perspectiva de creyente, un mejor signo de Esperanza.



No comments:
Post a Comment