Como parte de la programación de la XXXIX edición del Festival Internacional de Teatro Hispano de Miami (FITHM) recién finalizado, tuvimos la posibilidad de disfrutar en el escenario del Adrienne Arsht Center, de “El Brote”, espectáculo unipersonal procedente de Argentina, el cual estuvo a cargo del actor Roberto Peloni, contando el mismo con dramaturgia y dirección de Emiliano Dionisi, en una producción de Compañía Criolla. Este colectivo teatral fundado por Dionisi en la ciudad de Buenos Aires en el 2009, se preocupa tanto por llevar a escena trabajos dedicados al público adulto como al juvenil, participando además del proyecto ‘Teatro Itinirante’, con el cual recorren el país ofreciendo sus espectáculos en prisiones, escuelas, centros de atención para personas con capacidades especiales, hogares de ancianos y barrios. Por sus trabajos han recibido reconocimientos tanto en Argentina como en otros países donde se han presentado.
En cuanto a Emiliano Dionisi (1986), debemos decir que es un inquieto artista que con tan solo 13 años comenzó a dar sus primeros pasos dentro del mundo teatral, habiendo recibido formación teatral, danzaría, así como de canto y acrobacia, sin contar múltiples talleres en diferentes especialidades de las artes escénicas. Su carrera que se iniciara como actor en 1999, ha incluido además del teatro, el cine, la televisión y el doblaje, comenzando su trabajo como director en el 2003, mientras que como dramaturgo se comenzaría un año más tarde. En su escritura teatral encontramos un profundo interés por crear obras que puedan llegar a la mayor cantidad de público posible, con un marcado interés en revisitar los textos clásicos, a través de los que trata de acercarse al espectador joven, exponiendo situaciones del mundo contemporáneo.
Dentro de su dramaturgia encontramos textos como Comunidad, Este no es un cuento, Mabel, una tragicomedia escocesa, Sueño, Recuerdos a la hora de la siesta, Cyrano de más acá, Los Monstruos (en versiones argentina, uruguaya y mexicana), Ojos que no ven, La Comedia de los Herrores, Romeo y Julieta de bolsillo, Perderte otra vez, entre otras. Ha impartido clases de dirección y dramaturgia en la Universidad de Buenos Aires, así como diversos talleres en centros de enseñanza artística. A través de su trayectoria ha sido merecedor de múltiples premios tanto por su desempeño como director, actor y dramaturgo.
Con “El Brote”, obra con la que se ha dado a conocer Emiliano Dionisi en nuestros escenarios, nos ha quedado de manifiesto el talento de este joven artista y despertado el interés por conocer más acerca de su dramaturgia, cosa que esperamos se haga realidad en un futuro no muy lejano. Respecto a la puesta en escena de este título, lo primero que hay que destacar es su duración, pues tratándose del desempeño de un solo actor sobre el escenario, el hecho que tenga por duración hora y media -tiempo el cual podría ser excesivo para cualquier otro trabajo de ese tipo- en el caso que aquí nos trae, el mismo transcurre casi sin ser percibida su duración e incluso atreviendonos a agregar que algunos hubiéramos deseado que el espectáculo no llegara a su fin. Tal fue la impresión que el mismo provocara.
En esta obra, una vez más nos encontramos en presencia del teatro dentro del teatro, superponiendo diferentes planos de acción y logrando un ambiente meta teatral que otorga riqueza y complejidad al texto dramático, el cual dialoga consigo mismo. El autor nos hace partícipes, no sin cierto nivel de ironía y acidez en su mirada, de las interioridades del ambiente teatral a través del personaje de Beto, actor perteneciente a una compañía oficial, quien expondrá duras opiniones críticas acerca de sus colegas y de la vida dentro del medio. De igual forma el mismo se referirá a los procesos que componen el hecho teatral, hablando de la técnica, elementos escenográficos y de utilería, así como del proceso de preparación de los personajes, el movimiento del actor en escena, el trabajo del director, las relaciones entre los propios actores, sus intereses, sus egos, sus frustraciones; pero igualmente reflexionando sobre la precariedad a la hora de concebir las producciones, las condiciones al hacer las giras e incluso las reacciones de los espectadores. Ningún aspecto en relación con el hecho artístico escapa a la mirada de este personaje, lo cual convierte su reflexión en un grito de angustia por el teatro.
El personaje quien no deja de transitar el camino del humor y la ironía, al tiempo se nos va presentando como un ser rencoroso, amargado, cruel, envidioso, aspectos estos condicionantes de la violencia que nos arrastrará hacia el sorpresivo, absurdo e irónico final. Con el transcurso del tiempo este personaje nos hará testigos de un constante intercambio de máscaras -no materiales- con las que nos obligará a definir los límites entre realidad e imaginación, creando de esa manera un ambiente de alucinación provocador de un sarcástico desenlace.
Todo este maremágnum va a ser mostrado mediante la descripción-escenificación de momentos específicos de algunas de las puestas en escenas de la supuesta compañía a la que el personaje pertenece. Fragmentos de obras del repertorio clásico internacional irán desfilando ante nuestros ojos, tales como “La Tempestad” y “Hamlet”, de Shakespeare, “Antígona”, de Sófocles, “La vida es sueño”, de Calderón de la Barca, “La casa de Bernarda Alba”, de Lorca, “El castigo sin venganza”, de Lope de Vega, por solo citar algunas, mediante las cuales, Beto -el siempre actor de reparto- expondrá sus reproches y frustraciones profesionales al no verse nunca seleccionado por parte del director de la compañía a interpretar ninguno de los roles protagónicos para los cuales considera estar preparado.
Es así como Roberto Peloni -el verdadero actor- se entrega a una interpretación riesgosa y exigente mediante la narración y descripción de situaciones, donde por instantes se dirige al público haciéndolo cómplice de los hechos que acontecen en escena, mientras que en otros, asume la riesgosa tarea de desdoblarse simultáneamente en diferentes personajes de una misma escena, en las puestas que su compañía lleva a las tablas, mostrando con ello una arriesgada versatilidad y flexibilidad para moverse de un personaje a otro. De igual manera maneja con gran precisión los constantes estados de ánimos y caracterizaciones de cada uno de los personajes que va asumiendo en ese juego del teatro dentro del teatro. El actor se mueve de manera orgánica y ágil, lo cual evidencia una excelente preparación, reflejada también en el dominio de la proyección vocal y clara dicción, a pesar del profuso uso de entonaciones a los que se ve obligado a recurrir de acuerdo con los distintos personajes que incorpora.
Ante la puesta en escena de “El Brote” estamos presencia de un trabajo riguroso, en cuanto a la reunión de un excelente y pretencioso texto dramático magníficamente concebido, junto a una puesta sencilla, pero inteligente y acertada, más la presencia de un actor riguroso, arriesgado e increíblemente orgánico, que muestra sin lugar a duda la excelencia del teatro argentino, el cual siempre es recibido con expectativas y placer.
Finalizando, no podríamos dejar de agradecer la posibilidad de participar en el taller de dramaturgia, que aprovechando su estancia en la ciudad y convocado por la organización Conecta Miami, ofreció Emiliano Dionisi, asistido por el productor Sebastián Ezcurra, en la sede del Koubek Center, donde el creador no dudó en compartir con los asistentes, de forma abierta, sus ideas sobre diferentes aspectos a tomar en cuenta al momento de enfrentar la construcción de un texto dramático, lo que fue de gran utilidad tanto para aquellos interesados en escribir teatro como para los que hablamos e investigamos acerca del mismo. Una experiencia muy gratificante sin duda alguna.
Wilfredo A. Ramos.
Miami, octubre 9, 2025.
Fotos cortesía de la Producción.




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