Saturday, September 21, 2019

Volando en Solitario. Pensamiento XVI (por Orlanda Torres)

Nota del blog: Sección semanal en el blog Gaspar, El Lugareño, gracias a la cortesía de la psicóloga Orlanda Torres, quien ha aceptado la invitación a compartir con los lectores sus consejos y reflexiones sobre los conflictos cotidianos.


Aprende a vivir siempre con menos para que nunca te sorprendan ni te abrumen las carencias.

Muchas veces “el no tener” nos convierte en seres fuertes y nos orilla a encontrar la solución para suplir la escasez de las cosas materiales.

Recuerda siempre que todos deseamos vivir rodeados de elementos que nos den confort, pero no es necesario vivir en el lujo para ser feliz.

Porque la vida tiene valor, pero no tiene precio.





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Orlanda Torres: Psicóloga, Escritora, Educadora, Orientadora Motivacional.

Autora del libro "Volando en Solitario" año 2015, Guayaquil - Ecuador. (Disponible en Amazon Kindle)
-Estudió en Miami Dade College: Certificate of Florida “Child Development Associate Equivalency”. Maestra de Educación Preescolar e Infantil en la ciudad de Miami.
-Licenciada en Psicología graduada en el 02/2017 - Atlantic International University.

-Orientadora Motivacional y Conferencias pueden contactar a Orlanda Torres a través de la página que administra www.fb.com/vivencialhoy

Publicaciones en Revista Sapo - Santiago de Chile – 2016
-La Estancia en el Paraíso de los Sueños
-Relación de Pareja y su gran Desafío
-Es la Felicidad una Elección

Conferencia en Radio - Miami, Florida
-Positivo Extremo Radio: Entrevista 123Teconte “Regreso a Clases y La Adolescencia”
-¿Como aprender a ser feliz?- Edificio Trade Building-.Innobis Coworking, Guayaquil - Ecuador
-La Inteligencia Emocional en la Relacion de Pareja- WENS Consulting Group, Guayaquil - Ecuador
Publicaciones en Revista Sapo - Santiago de Chile – 2018
- Ser Mujer

Florida National University
- Podcast - Un dia con Bereshit la silla VIP - Conferencia Sobre mi libro " Volando en Solitario"
-Panelista en los Foros literarios Books and Books
-Participacion en el Primer Encuentro de Escritores "Mision Gratitud" - Barnes & Noble

Administra:
Facebook.com: Orlanda Torres
Instagram: orlanda.torres.3

Coffee (by Tori Kelly)


Thursday, September 19, 2019

Facts on Hispanics of Cuban origin in the United States, 2017


An estimated 2.3 million Hispanics of Cuban origin lived in the United States in 2017, according to a Pew Research Center analysis of the U.S. Census Bureau’s American Community Survey. Cubans in this statistical profile are people who self-identified as Hispanics of Cuban origin; this includes immigrants from Cuba and those who trace their family ancestry to Cuba.

Cubans are the third-largest population (tied with Salvadorans) of Hispanic origin living in the United States, accounting for 4% of the U.S. Hispanic population in 2017. Since 2000, the Cuban-origin population has increased 84%, growing from 1.2 million to 2.3 million over the period. At the same time, the Cuban foreign-born population living in the U.S. grew by 50%, from 853,000 in 2000 to 1.3 million in 2017. By comparison, Mexicans, the nation’s largest Hispanic origin group, constituted 36.6 million, or 62%, of the Hispanic population in 2017. (By Luis Noe-Bustamante. Read full text at Pew Research Center's website)

Libertad, política y anarquía en la España del siglo XXI (por Jesús Huerta de Soto. Julio 2016)


Joe Bonamassa




Wednesday, September 18, 2019

Comercios y anuncios comerciales del Camagüey de 1949 (por Carlos A. Peón-Casas)


A siete décadas ya cumplidas de distancia, los anuncios aquí revisitados, son alusiones que a muy pocos podrán evocar alguna especial circunstancia emotiva de aquel Camagüey de ayer.

Pero igual, otro grupo etario, de segunda y tercera generación que habita este espacio circunstancial, al menos hasta este minuto, y junto a los que lo han permutado en el tiempo por otras coordenadas geográficas, tiene al menos, la satisfacción de poder reconocer aquellas raíces fundacionales, las mismas que han hecho posible, que el viejo árbol familiar, plantado con amor hace tanto tiempo se expanda con ramas de potencia infinita hacia cualquier futuro posible.

Y si recordar es ciertamente volver a vivir, desandemos la ciudad de antaño, en pos algunos de aquellos comercios citadinos, quizá no los más prósperos o conocidos, en el plan más vital posible, que estos setenta años nos marcan con referentes tan singulares.

Remontando la calle Estrada Palma, en la vivienda marcada con el número 444, se ubicaba la Joyería “Casa Kuryski”, especializado en prendas y relojes.

Era su propietario el Sr. Hirsh Kuryski. El slogan de su negocio, tal y como lo publicaba en el Directorio Social de aquel año, editado por Mario R. Silva y Llopis, aludía a la dignidad inclaudicable de un ciertamente pequeño, pero muy digno comerciante local: “Aquí No hay lujo, pero si buenos precios”

En la misma página del Directorio, bajo la letra K, se listaba también a otro propietario del mismo giro, el Sr. Juan Knoll Lachenmayer, con negocio en la calle República en el número 563, y vivienda particular en la calle Fernando de Zayas, en la barriada de La Vigía.

Y aunque el tiempo ha pasado y también, más de un águila sobre la mar, tuve a un compañero de la primaria en una escuelita en la calle Capdevila, a comienzos de los setenta en aquella misma barriada, con aquel mismo apellido, acaso ¿familia de aquel? qui lo sa

Aquel muchachito, también nombrado Juan, y a quien perdí de vista, desde aquel tiempo, quizá tenga la respuesta, doquier pueda vivir.

De vuelta al recorrido imaginario que hoy nos ocupa topamos muy pronto con otro espacio comercial de aquel minuto en el Camagüey de 1949. Se trataba La Especial, una de aquellas tan populares “quincallas” que abría sus puertas en la calle San José, en el número 264. Su slogan comercial rezaba “Artículos Finos para un Regalo Elegante”.

En el anuncio de marras, no se aludía al nombre de su propietario, y que podemos barruntar regentaba su pequeño comercio desde su misma vivienda, tal y como era costumbre en la época, que era común no solamente en los negocios mas modestos.

Posiblemente pudiera tratarse de uno de entre tantos comerciantes judíos que se afincaron en la ciudad, en los años de la Segunda Guerra Mundial, y que entre nosotros se conocieran como “polaquitos”, quizás en alusión a su país de origen.

Siguiendo nuestro paseo, y en la hora del mayor calor, sorprendía los paso del caminante por la otrora ciudad, a la altura de la calle Jorge Rodríguez ( )la Fábrica de Helados Sunky.

Sus propietarios, hasta aquí desconocidos para este cronista, anunciaban oportuna y profusamente su gélido y alimenticio producto, de crema de leche y también de frutas, aludiendo que:
Los ricos helados Sunki tienen la exclusividad de su rigurosa elaboración y sabor ideal. Por eso se convierten en ansiada delicia de cada consumidor todos los días(1)
En otro giro muy bien representado en la otrora ciudad, el de las Farmacias, nos topamos en nuestro recorrido con un particular anuncio de uno de tales sitios que todavía en la ciudad se le conoce con el antiguo nombre de antaño: la de Ibarbia, en alusión al de su propietario el Dr. Pedro Ibarbia Caballero, sita en la esquina de República e Ignacio Sánchez.

Para la época su dueño la identificaba con el apelativo de la “Farmacia del Pueblo”, y de ellos da fe la foto que publicaba para graficarlo y que le compartimos al curioso lector, tal y cual hubo de lucir en aquel minuto.

No muy lejos de allí, por la calle de San José con frente a la calle Industria, que nace o muere en esa misma intercepción, según se mire, se localizaba otro negocio de cierta notoriedad en la ciudad, el de Vallvey y Compañía, dedicados al rubro de la fabricación de jabones. Sus productos se expendían entre marcas distintas: “Cocodrilo, Tinajón y Foca”. El negocio pareció perdurar durante la década de os años cincuenta.

Y si de belleza femenina se trataba, no faltaban sitios. Tal era el caso del Salón de Belleza Beatriz, ubicado en la calle Estrada Palma, en el número 425. El anuncio que lo identificaba, y que copiamos para el amable lector, como oportuno cierre de esta rememorativa faena, daba fe de los no pocos atractivos de aquella casa:
La personalidad y encanto físico de la mujer de hoy, tan celosa de sus elegancias estriba principalmente en el mejor cuidado de su pelo. Beatriz le ofrece en su moderno salón todo el refinamiento necesario y la técnica de embellecimiento y realce e la ultima moda social deportiva(2).


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  1. Directorio Social de Camagüey. Editores Mario R. Silva LLopis y El Camagüeyano. Primera Edición. Época de 1949. p. 2.
  2. Ibíd. p. LXVI

César Banana Pueyrredón




Monday, September 16, 2019

Un poema de Félix Luis Viera

Nota: Cada lunes la poesía de Félix Luis Viera. Puedes leer todos sus textos, publicados en el blog, en este enlace. Traducción al italiano de Gordiano Lupi.    
              

Poema 43 de La patria es una naranja


43


En la madrugada llega la Policía a los alrededores del metro
Observatorio,
en zafarrancho de combate llega,
en zafarrancho de combate contra un blanco inmóvil, contra un blanco
de brazos cruzados: contra los puestos de comida digo
y los de leves mercancías –ropajes
de falsa artesanía, encendedores, paraguas, mantas, baterías, discos, gorras,
pantalones, bolígrafos, radios, chamarras, camisas, cigarros, tenis, chicles, todo
con la firma del plagio,
                                             en fin:
una pequeña mar de casi todas las urgencias necesarias a precio
de pobre versus pobre–, contra los puestos de comida digo
desde
donde
la grasa
vuelta a achicarse en las cazuelas,
a recrecer, a nadar en sí misma, a espumarse, toma el aire
y viaja en chorros invisibles que taponan los pulmones, donde
los vendedores vocean su menú a la par que la saliva salta y pone otro aderezo
a las cacerolas que van removiendo mientras gritan,
gritan a la vez que en cubetas que ya braman por pensionarse enjuagan y reenjuagan cubiertos y lozas en el agua presa.

Es el metro Observatorio y es madrugada
y han colocado enormes reflectores y las cámaras de TV graban ese momento histórico, sublime,
ese deber de la Justicia una vez más:
a mandarria, a taladro, a tirones, a pico, a pala, a patadas van cayendo uno a uno
los puestos
y gritan vehementes los agentes del orden y se dan entre sí órdenes
en la medida en que el objetivo cede, se rinde
la última varilla, la última lona, la última cuchara, la última tabla, cae
el último cable de electricidad robada del poste más cercano, huye
la última rata.
Ha sido un ataque por sorpresa: en sus casas
los dueños de los puestos duermen
sin saber que sus posiciones han sido asaltadas, demolidas, puestas
bajo el control del polvo. Nada
ha quedado:
el derredor del metro Observatorio se asemeja
a un emplazamiento triturado por la artillería.

De la estación de autobuses de enfrente, mañana,
como ayer,
como siempre,
arribarán sin cesar cientos y cientos de habitantes de allende
la Ciudad,
arribarán
tantos
en legiones de azul sucio, gris
cemento, gorras, sombreros raídos aun en los anversos, para lanzarse
–antes de entrar corriendo en el metro como quienes
huyen de un diluvio y van
dispuestos a fabricar otro– en busca
de los carritos de comida a paliar
el hambre del camino, y la que viene. Tantos
terrosas las caras, moqueados, arrastrados por sus padres
y por el aire frío
llorarán los niños al ver que no hallan el tamal, el taco de birria,
–que exhalan una suerte de tufo prehistórico–,
el trozo de carnita agria aupado con el huevecillo de la lombriz
solitaria; llorarán,
mañana llorarán:
sus padres
no les podrán comprar a precio de convento el juguete
prometido (llegado
de contrabando
desde más allá del sinfín). Trombas y más trombas de seres
tirándose durante todo el día desde la estación de autobuses
con cajas, costales, mochilas donde traen
desde sus lejanas latitudes
un poco de su alma y un poco más de churre. Pasmados:
ya no hay carritos donde conseguir un disco de música o un consomé por menos
de lo que vale un corte de uñas.

Todo
ha quedado despejado alrededor del metro Observatorio
(sólo polvo, sólo tierra arrasada como en el escenario de un combate perdido).
Varios camiones cargan los despojos, parten
seguidos por las cámaras de los noticieros de TV y las patrullas
policiacas que, eufóricas,
intermiten con suma alegría sus faroles.

Pero ya
lo sabemos: ellos
–los carritos, sus dueños, sus dueñas–, como aquellas golondrinas,
habrán de volver. Poco a poquito,
habrán de volver. Ellos,
con la aparente inocencia de un pez ciego, pactarán
la venia con la misma Policía, que, con inocencia par,
les abrirá la sonrisa y les mostrará su bolsa expectante.
Y sembrarán el primer carrito,
luego el otro
y el otro
y el otro.
Instalarán a los postes de luz los primeros cables públicamente clandestinos, luego
el otro
y el otro
y el otro.
Como al desgaire, plantarán
las primeras mercancías, luego media montañita, y finalmente
el orbe todo.

Si uno,
treinta días después de la invasión
se acerca al metro Observatorio, verifica
que el tiempo ha borrado treinta días:
las ollas hierven, los vendedores y vendedoras de las amibas venideras
gritan proponiendo su condumio, la saliva
vuela sobre los platos y cazuelas, el pantano
ocupa su sitio en las cubetas del enjuague y los reenjuagues,
el estruendo de los discos pirata proclama la victoria, las ratas
sonríen, varios
agentes del orden consumen sin que se aflijan sus bolsillos.
De la estación de autobuses de enfrente los tropeles no cesan, tragan, compran
el juguete para los niños y niñas raídos por el viaje, el huevecillo
de la lombriz solitaria se suelta de debajo de una uña
y alcanza una tortilla antes de hincarse en el intestino. La paz
ha regresado.



43


All’alba arriva la Polizia intorno alla metropolitana
Observatorio,
in assetto da combattimento arriva,
in assetto da combattimento contro un vuoto immobile, contro un vuoto
di braccia incrociate: contro le bancarelle di cibo dico
e di mercanzie da poco - oggetti
di falso artigianato, accendini, ombrelli, coperte, batterie, dischi, berretti,
pantaloni, penne biro, radio, giubbotti, camicie, sigari, scarpe a tennis, gomme americane, tutto falsificato,
                    infine:
una piccola quantità di oggetti per soddisfare quasi tutti i bisogni a prezzo
di povero contro povero -, contro le bancarelle di cibo dico
da
dove
il grasso
torna a nascondersi nei tegami,
a ricrescere, a nuotare in se stesso, a lievitare, prende l’aria
e viaggia in getti invisibili che otturano i polmoni, dove
i venditori urlano il loro menù mentre la saliva schizza e pone altro condimento
nelle pentole che mescolano mentre gridano,
gridano che bramano andare in pensione mentre nelle vaschette
sciacquano e risciacquano piatti e stoviglie nell’acqua raccolta.

È la metropolitana Observatorio ed è l’alba
e hanno collocato enormi riflettori, le macchine da presa della TV
registrano il momento storico, sublime,
Il dovere della Giustizia una volta di più:
mazzolate, trapanate, percosse, a colpi di pala e piccone, a pedate,
cadono una dopo l’altra
le bancarelle
e gridano con forza gli agenti dell’ordine e si danno ordini tra loro
nella misura in cui l’obiettivo cede, si arrende
l’ultima bacchetta, l’ultimo tappeto, l’ultimo cucchiaio, l’ultima tavola, cade
l’ultimo cavo di elettricità rubato dalla bancarella più vicina, fugge
l’ultimo topo.
È stato un attacco a sorpresa: nelle loro case
i padroni delle bancarelle dormono
senza sapere che le loro postazioni sono state assalite, demolite, poste
sotto il controllo della polvere. Niente
è rimasto:
il contorno della metropolitana Observatorio assomiglia
a un accampamento distrutto dall’artiglieria.

Dalla stazione di autobus di fronte, domani,
come ieri,
come sempre,
giungeranno senza fermarsi centinaia e centinaia di abitanti dall’altra parte
della Città,
giungeranno
tanti
in legioni di azzurro sporco, grigio
cemento, berretti, cappelli consumati da ambo i lati, per gettarsi
- prima di entrare correndo nella metropolitana come coloro
che fuggono da un diluvio e sono
disposti a prepararne un altro - in cerca
dei carretti di cibo per placare
la fame del cammino, e quella che verrà. Così
sporchi di terra i volti, mocciosi, trascinati dai loro genitori
e dall’aria fredda
piangeranno i bambini vedendo che non si trova il mais, la carne alla griglia,
- che esalano una sorta di tanfo preistorico -,
il pezzo di carne dura esaltato con l’uovo del verme
solitario; piangeranno,
domani piangeranno:
i loro genitori
non potranno comprare a prezzo modico il giocattolo
promesso (arrivato
di contrabbando
da ben oltre l’infinito). Turbe e ancora turbe di esseri
che si lanciano per tutto il giorno dalla stazione di autobus
con casse, sacchi, zaini dove portano
dalle loro lontane latitudini
un po’ della loro anima e una dose maggiore di sporcizia. Sbalorditi:
non ci sono più carretti dove trovare un disco di musica o un brodo di carne
per meno di quanto costa un taglio di unghie.

Tutto
è stato sgombrato intorno alla metropolitana Observatorio
(solo polvere, solo terra spianata come nello scenario di un combattimento perduto).
Diversi camion caricano il bottino, partono
seguiti dalle macchine da presa dei notiziari TV e dalle pattuglie
di polizia che, euforiche,
lampeggiano con somma allegria i loro fanali.

Ma già
lo sappiamo: loro
- i carretti, i loro padroni, le loro padrone -, come quelle rondini,
dovranno tornare. Poco a poco,
dovranno tornare. Loro,
con l’apparente innocenza di un pesce cieco, concorderanno
il perdono con la stessa Polizia, che, con pari innocenza,
si aprirà in un ampio sorriso e mostrerà la sua borsa in attesa.
E semineranno il primo carretto,
poi un altro
e un altro
e un altro.
Installeranno nei punti luce i primi cavi pubblicamente clandestini, dopo
un altro
e un altro
e un altro.
Con noncuranza, piazzeranno
le prime mercanzie, poi una quantità maggiore, e finalmente
tutto il resto.

Se uno,
trenta giorni dopo l’invasione
si avvicinerà alla metropolitana Observatorio, potrà vedere
che il tempo ha cancellato trenta giorni:
le pentole bollono, i venditori e le venditrici dei nuovi prodotti
gridano proponendo il loro cibo, la saliva
vola su piatti e casseruole, il pantano
occupa il suo posto nelle vaschette dello sciacquo e dei risciacqui,
lo strepito dei dischi pirata proclama la vittoria, i topi
sorridono, diversi
agenti dell’ordine consumano senza far piangere le loro tasche.
Dalla stazione di autobus di fronte le moltitudini non si placano, inghiottono, comprano il giocattolo per bambini e bambine stanchi del viaggio, l’uovo
del verme solitario si libera sotto un’unghia
e raggiunge una frittata prima di conficcarsi nell’intestino. La pace
è tornata.






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Félix Luis Viera, poeta, cuentista y novelista, nació en Santa Clara, Cuba, el 19 de agosto de 1945. Ha publicado siete poemarios; tres libros de cuento; cuatro novelas y una noveleta.
Entre los premios que recibiera en su país natal, se cuentan el David de Poesía, en 1976; el Premio Nacional de Novela, en 1987, por Con tu vestido blanco, que recibiera al año siguiente el Premio de la Crítica, galardón que ya le había sido otorgado a este autor, en 1983, por su libro de cuento En el nombre del hijo.
Su poemario La patria es una naranja, que aborda el tema del exilio a la par que incursiona en la realidad mexicana, ha tenido una buena acogida de crítica y público y recibió en Italia el Premio Latina in Versi en 2013.
Es ciudadano mexicano por naturalización. Reside en Miami.

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Gordiano Lupi, periodista, escritor y traductor, nació en Piombino, Italia, en 1960.

Fundador, en 1999, junto con Maurizio y Andrea Maggioni Panerini de la editorial La Gaceta Literaria, ha traducido del español a varios autores cubanos, como Alejandro Torreguitart Ruiz, Guillermo Cabrera Infante, Félix Luis Viera y Virgilio Piñera, entre otros. Cuenta en su haber con un amplio trabajo sobre figuras del cine, entre ellas Federico Fellini, Joe D´Amato y Enzo G. Castellari. Ha publicado más de una decena de libros que abarcan diversos géneros, como Nero tropicale, Cuba magica, Orrore, ertorismo e ponorgrafia secondo Joe d´Aamto y Fidel Castro – biografia non autorizzata.  Gordiano Lupi es un luchador por la democracia para Cuba y un promotor de las artes y la cultura de la Isla.

Roberto Carlos (en los 60s)




Sunday, September 15, 2019

La biografía de Fidel Castro, que no se filmó (por Fausto Canel)

Gerard y Anne Phillipe con Raúl Castro, 
Alfredo Guevara y Vilma Espín 
en La Habana, a principios de 1959. 
Fotos cortesía del autor
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En 1959, la 20th Century Fox amagó con filmar la vida de Fidel Castro. Se habló de Marlon Brando… Guillermo Cabrera Infante y Alfredo Guevara fueron la parte cubana en la 'negociación'.

La Corea era un barrio, o más bien una calle llamada Almendares, paralela a la calzada de Ayestarán. Su atractivo para el cinéfilo radicaba en que allí se encontraban reunidas las distribuidoras de cine en Cuba. Cada empresa representaba a una productora internacional —o a un grupo consolidado de productoras— y cada una tenía sus oficinas en una hilera de chalets idénticos a ambos lado de la calle. Bastaba con entrar en uno de aquellos chalets para que el visitante se enfrentase, fascinado, con enormes carteles publicitarios de las películas próximas a estreno: el Nirvana como promesa.

A La Corea fuimos Alfredo Guevara, Guillermo Cabrera Infante y Tomás Gutiérrez Alea —plana mayor del recién creado Instituto del Cine—, conmigo de asistente. En aquella mañana de junio de 1959 íbamos a ver Al Capone, película protagonizada por Rod Steiger bajo la dirección de Richard Wilson, con guión de Malvin Wald.

Por aquellos días, de un espacio pequeño alquilado en el quinto piso del edificio Atlantic, el Instituto del Cine se había extendido a cinco oficinas (un año más tarde, con la estatización de los bienes raíces, el ICAIC se apropiaría de todo el edificio). Siguiendo los vericuetos de la importación, producción y distribución de películas, el poder del ICAIC y de Alfredo Guevara, su presidente, acabaría extendiéndose más allá de los más alejados cines de provincia. Camionetas con pequeños proyectores llevarían por primera vez el cine a las montañas. Es decir, sólo el cine que el Gobierno Revolucionario quería que se viese.

Futuro incierto, pero cierto —aunque ninguno de los presentes en aquella exhibición en La Corea, ni siquiera Alfredo Guevara, teníamos entonces la menor idea de que el proceso se aceleraría, se "profundizaría", como se comenzó a decir entonces. En cuestión de meses se nacionalizaron las distribuidoras, se tomaron las salas, las copias de las películas se confiscaron y se intervinieron las pequeñas productoras y laboratorios, para convertir al ICAIC en productor, importador, distribuidor y exhibidor único de todo lo que tuviese que ver con el cine, incluyendo la película virgen. Un monopolio total, sin que tuviese, además, como también ocurría en el resto de las nuevas empresas "consolidadas", la más mínima experiencia en ello.

Pero en aquella hermosa mañana del verano del 59, todo eso estaba en el futuro. También las discrepancias entre Cabrera Infante y Guevara por la orientación estética del ICAIC, que llevaría al primero a renunciar a su cargo de consejero de la institución. O los conflictos entre Guevara y Gutiérrez Alea por razones parecidas, que les llevarían a un punto en que ni siquiera se hablaban. Por el momento, todo era cordialidad y amor. La revolución aún era verde como las palmas.

Y Al Capone resultó inesperadamente buena: un docudrama honesto y realista, y la actuación de Rod Steiger, memorable: una prueba más del talento que ya había demostrado en On the waterfront (1954), consiguiendo entonces una nominación al Oscar como actor secundario.

Al finalizar la proyección, la imagen del intenso y trabado Steiger se disolvió en las figuras de dos desconocidos. Uno era alto, rubianco y muy blanco, el otro de estatura media y complexión cetrina.

Se trataba de Richard Wilson y Malvin Wald, que aparecían sin anuncio previo en la desvaneciente oscuridad de la sala. Eran los autores de Al Capone, director y guionista respectivamente, que presentaban la cinta a la dirección del ICAIC con el objetivo de conseguir la autorización del gobierno revolucionario para rodar en Cuba una biografía de Fidel Castro.


Guillermo Cabrera Infante (izq), junto a Pepe Hernández, 
en la azotea de la redacción de 'Carteles'.
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Se hicieron las presentaciones y se habló con agrado de la película. Fue entonces que los estadounidenses, as en mano, adelantaron el nombre de Marlon Brando para interpretar a Castro, tal vez porque alguna vez fue Zapata. Alfredo Guevara aprovechó para mover ficha a falta de cartas: una sugerencia propia: ¿por qué no Gerard Phillipe, que acababa de visitar la Isla, para el papel de Raúl Castro?

Wilson y Wald se miraron y dijeron que sí, que por qué no, tal vez, cómo no. Pero se hizo obvio que un actor francés como coprotagonista no estaba en los planes de una superproducción de Hollywood. La revolución en el cine estadounidense de los años 70 estaba todavía por hacerse. Y de hecho, el entusiasmo de Guevara era en sí apresurado, ya que el grupo cubano aún debatía su opinión sobre el propio Wilson.

De Malvin Wald teníamos una excelente opinión. Wald había recibido una nominación al Oscar por su guión de La ciudad desnuda (Jules Dassin, 1948), película que en tono semi documental mostró el día a día de los detectives de una estación de policía mientras resolvían un asesinato. (Una situación dramática desde entonces explotada hasta la saciedad por docenas de series policiacas de TV.) Y Al Capone exudaba ese mismo realismo, y eso hacía admirables tanto la cinta como su guionista.

Pero de Richard Wilson… Era cierto que había dirigido Al Capone con aplomo, utilizando el blanco y negro para subrayar el tono documental que el guión reclamaba, y que también en su película anterior, Raw Wind in Eden, se había mostrado capaz de conseguir una convincente actuación dramática nada menos que de Esther Williams. Pero también era verdad que en The Big Boodle, filmada tres años antes en los casinos de juego de La Habana, el director había fracasado en conseguir la más mínima expresión de un Errol Flynn alcoholizado y cansado. La duda revoloteaba en la mente de los cubanos. ¿Era Wilson un director en el que se podía confiar un proyecto tan importante? Wald y Wilson hacían dúo, aunque no necesariamente de ases. Iba a ser muy difícil conseguir separarlos. ¿Qué hacer?

De regreso en el ICAIC, Alfredo Guevara le pidió a Cabrera Infante que confeccionase una lista de directores de Hollywood que propondríamos como candidatos a la dirección de la película. Una hora más tarde, la lista estaba lista, encabezada nada menos que por el listo de Orson Welles. Y aquello resultó una verdadera bofetada sin manos para el pobre Richard Wilson.

No nos percatamos —o tal vez ni siquiera sabíamos entonces— que Wilson había comenzado su carrera en Nueva York como ayudante del propio Welles, siguiendo al Mercury Theatre en su desplazamiento a Los Ángeles y participando en calidad de ayudante de dirección en los rodajes de Kane, Ambersons, La dama de Shanghai y Macbeth. Nuestra lista se convertía, sin quererlo, en un agravio a un director que si bien nunca fue excesivamente talentoso, siempre demostró seriedad y profesionalismo.

En nuestra ignorancia, la lista fue enviada al hotel de los visitantes y 24 horas más tarde el presidente de la 20th Century Fox, el legendario Jerry Wald en persona, invitaba a la dirección del ICAIC a un encuentro personal. Ciudad de México fue avanzado por la Fox como territorio neutral para la cita, y la invitación fue aceptada por Alfredo Guevara. Como consejero en la dirección del ICAIC, Cabrera Infante iría también a la reunión. Entonces nos enteramos que Jerry era hermano de Malvin y ese sí era un as en la manga del guionista.

Jerry Wald inspecciona la figura de su estrella Marilyn Monroe
 en su despacho de la Fox.
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Dos días más tarde, Cabrera Infante y Guevara se embarcaron en un avión de Cubana con destino a México. Un año después, esa viajera pareja hubiese sido imposible. Como tampoco hubiese sido posible reagrupar a Cabrera Infante, Néstor Almendros y Alfredo Guevara en uno de esos botes que desde la bahía de La Habana salían al encuentro de los barcos de pasajeros en que los amigos volvían al país, como ocurrió cuando Lisandro Otero regresó de París. Castro no había declarado aún su revolución comunista. Y los que más tarde serían enemigos jurados, cohabitaban todavía. No por casualidad Lunes de Revolución y el ICAIC habían sido creados prácticamente el mismo día.

Tres días más tarde, los cubanos estaban de regreso en La Habana. “Fue un fracaso” —me dijo Cabrera Infante. “Jerry Wald no apareció.” Íbamos a la revista Carteles, dónde tenía que entregar una crítica ya con retraso.

“¿Cómo que no apareció?”

Eran casi las seis de la tarde y la redacción de la revista estaba desierta. La crítica de cine era lo único que faltaba para cerrar la edición y sólo estaban un linotipista y un ayudante de redacción, esperando por Guillermo. Ganando horas extra.

Sin perder tiempo, Cabrera Infante se sentó a una máquina de escribir y comenzó a redactar la primera de las 12 cuartillas que conformaría la crónica. Cada vez que terminaba una página la corregía a mano antes de pasársela a Luis Báez, que era el ayudante de redacción. Báez se las iba llevando al linotipista, quien las levantaba en plomo. Guillermo ni siquiera revisó las pruebas de galera. No había tiempo. Escribiendo todavía la última cuartilla, me pidió: "Vete al carro, por favor, y alcánzame los libros que están sobre el asiento trasero. No los de Nabokov y Fuentes… ¡Los otros!"

Fui hasta el pequeño Nash Metropolitan blanco que Néstor Almendros apodaba la guillermita. En el asiento trasero encontré media docena de libros. Puse a un lado Pnin, de Vladimir Nabokov, y La región más transparente, de Carlos Fuentes, y cargué con los otros, observando de reojo el minúsculo asientito. Y no pude menos que recordar la noche del estreno de Con el deseo en los dedos, esa curiosa (por picúa) película cubana. En la guillermita aquella noche, que era un carro para cuatro personas a lo sumo, nos habíamos sentado siete: Guillermo al volante, Marta Calvo, su esposa de entonces, a su lado, yo, con Norma Martínez, modelo de modas, en mis rodillas, y Nidia Ríos, también modelo, en las rodillas de René Jordán y de Rafael Casalin, periodistas, que se apretaban en el asiento trasero. Lástima que no hubiese habido un Tiffany’s en la ciudad para ordenar desayuno.

Ya de regreso en la redacción, le entregué los libros a Guillermo. Eran ejemplares que había comprado en México: Lenin, Engels, Marx, Trotski…

"Son libros que desde hace años no se encuentran en Cuba", me explicó. "Los traje para cortarlos".  Efectivamente, los libros, encuadernados en rústica, tenían las páginas sin soltar. "Hay editoriales buenas, malas y argentinas", dijo Guillermo. "Estas son argentinas".

Pero enseguida notó que el Trotski tenía mejor factura. "Mira para eso… Marx, Engels, Lenin", me dijo. "Son los únicos que requieren que se les corten los bordes. Tal vez porque están publicados por los partidos comunistas, es decir, por la Unión Soviética… Los de Trotsky son publicados por los trotskistas con los bordes ya cortados... No sé, tendrán más dinero". O demasiado presente, pensé yo, el filo del pico alpino que Ramón Mercader le clavó en la cabeza a Trotsky. Hoz, martillo y piolet parecía proponer Stalin.

Guillermo llevó los libros hasta la guillotina y los colocó ante el verdugo de turno: el hombre se preparaba para cortar las revistas que ya se comenzaban a imprimir.

La guillotina bajó con un ruido sordo y las páginas de los libros se liberaron. Un tajo preciso que María Antonieta hubiese agradecido. Ya de regreso en la guillermita, Cabrera Infante me contó lo que había ocurrido en México.

La Fox los hospedó en uno de los mejores hoteles de la ciudad y les dio cita en un salón privado, con mesas cubiertas de comida y toda clase de bebidas. Había también señoritas de alterne, por si llegase el caso. Al rato aparecieron Malvin Wald y Richard Wilson con cara de enfado, comprensiblemente. Pero de Jerry Wald, que era calvo, ni el pelo.

Los estadounidenses se mantuvieron a un lado del salón y Guillermo y Alfredo al otro. Fumando espero. Al rato llegó un ayudante con la noticia de que Jerry Wald no acudiría a la cita. Otras tierras del mundo reclamaban sus modestos esfuerzos. Y si a los señores no les importaba, la conversación ocurriría por teléfono. A lo que Alfredo Guevara dijo: Bye (él, que no hablaba inglés). Y los cubanos salieron del salón, recogieron sus bártulos y se fueron al aeropuerto. Guillermo apenas tuvo tiempo de comprar los libros en una librería cercana al hotel.

Dos meses más tarde, Cabrera Infante renunciaría a su puesto en el ICAIC por diferencias irreconciliables con la política estética preconizadas por Alfredo Guevara. Diferencias que les llevaría, en el largo y caliente verano de 1961, a esa confrontación definitiva que fue el affaire PM.

Nunca supe si Fidel Castro fue informado sobre este proyecto de película. Tal vez Guevara se hizo alguna vez la ilusión de que Hollywood le dejaría controlar una superproducción. Pero no creo que Castro habría corrido el riesgo de dejar que los "yanquis" decidieran la imagen que de él se iba a distribuir por el mundo. Fidel Castro siempre tuvo muy claro el papel esencial que su imagen tenía en su capacidad de poder. Y esa imagen la controlaba él desde mucho antes de que, con el acuerdo (¡no faltaría más!) de Santiago Álvarez, lo hiciese personalmente en el Noticiero ICAIC. Ya nunca más se habló en el Instituto de hacer una biografía cinematográfica del Máximo Líder. Ni siquiera por cubanos. Tema vedado.

Mons. Thomas Wenski: "que Cuba sea patria de todos y para todos donde convivan la justicia y la libertad en un clima de serena fraternidad."

Palabras del arzobispo de Miami, Mons. Thomas Wenski, al final de la celebración de la Fiesta de la Virgen de la Caridad, Patrona de Cuba, el 8 de septiembre de 2019, en el Watsco Center de la Universidad de Miami. 

Foto/Ana Rodríguez-Soto.
Website de la Arquidiócesis de Miami
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La Habana cumple este año 500 años de su fundación. El Papa Francisco dio a los habaneros un bello regalo de cumpleaños al nombrar cardenal a su arzobispo, Juan de la Caridad García. Que la Virgen lo proteja a él, y a todos los obispos, sacerdotes, diáconos y fieles de toda la isla. Pues, como todos sabemos, no es nada fácil. Que estén todos bajo el manto amoroso de la Virgen de la Caridad.

También, este año se cumplen 40 años desde que el muy recordado y añorado Monseñor Agustín Román fue ordenado obispo. Agustín Román fue un hijo de Cuba – de esa patria que José Martí describió como “agonía y deber”. Y si es verdad que – según Luz y Caballero – el Padre Félix Varela enseñó al pueblo cubano como pensar, Monseñor Román, el Félix Valera de nuestra época, desde la Ermita de la Caridad nos enseñó a rezar, y rezar sin tregua por la libertad de Cuba.

Cuantas veces hemos cantado las estrofas del Himno Nacional cubano como una manifestación de cubanía y amor a la patria y también como la oración sentida de un pueblo oprimido: “A las armas valientes corred”. Y el combate de Monseñor Román por la libertad de Cuba fue ante todo un combate espiritual; no pueden caer las cadenas de las manos si no han caído primero las cadenas del corazón.

“¡A las armas, valientes, ¡corred!” Desde la Ermita, bajo el manto de la Virgen, Monseñor Román nos confió un arma muy poderosa, el rosario de la Virgen Maria.

“¡A Jesús por Maria, la caridad nos une!” A pesar de las amargas divisiones, los cubanos siguen siendo un solo pueblo. Y así, unidos en la caridad, hemos rezado por todos los cubanos dondequiera que se encuentren. Y que no dejemos de recordar los que están varados en México y otros lugares.

Dejémonos por un lado el miedo que nos paraliza, la soberbia que nos divide y el odio que nos destruye. Repitamos la misma jaculatoria que rezaban los mambises: ¡Virgen de la Caridad, cúbrenos con tu manto! Si, cúbrenos con tu manto para que Cuba sea patria de todos y para todos donde convivan la justicia y la libertad en un clima de serena fraternidad.

¡Virgen de la Caridad, cúbrenos con tu manto!

¡Virgen de la Caridad, ruega por nosotros!

¡Virgen de la Caridad, salva a Cuba!

(Texto y foto tomados del website de la Arquidiócesis de Miami)




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Ver en el blog 

Saturday, September 14, 2019

Volando en Solitario. Pensamiento XV (por Orlanda Torres)

Nota del blog: Sección semanal en el blog Gaspar, El Lugareño, gracias a la cortesía de la psicóloga Orlanda Torres, quien ha aceptado la invitación a compartir con los lectores sus consejos y reflexiones sobre los conflictos cotidianos.


Agradécele a la vida cada día, por la dicha de poder despertar cada mañana y vívelo agradecido para que ella y Dios te regale más días llenos de esperanzas.

Camina siempre seguro y con optimismo; porque las mejores oportunidades no se repiten. Nada que sucede en tu vida ocurre dos veces, por eso debes vivir el presente intensamente, no adelantes sucesos ni apresures el mañana.

Vive el hoy, él ahora, es todo lo que tienes de manera objetiva y la única forma de que te sientas completamente despejado y libre.

¡Vive, vive!





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Orlanda Torres: Psicóloga, Escritora, Educadora, Orientadora Motivacional.

Autora del libro "Volando en Solitario" año 2015, Guayaquil - Ecuador. (Disponible en Amazon Kindle)
-Estudió en Miami Dade College: Certificate of Florida “Child Development Associate Equivalency”. Maestra de Educación Preescolar e Infantil en la ciudad de Miami.
-Licenciada en Psicología graduada en el 02/2017 - Atlantic International University.

-Orientadora Motivacional y Conferencias pueden contactar a Orlanda Torres a través de la página que administra www.fb.com/vivencialhoy

Publicaciones en Revista Sapo - Santiago de Chile – 2016
-La Estancia en el Paraíso de los Sueños
-Relación de Pareja y su gran Desafío
-Es la Felicidad una Elección

Conferencia en Radio - Miami, Florida
-Positivo Extremo Radio: Entrevista 123Teconte “Regreso a Clases y La Adolescencia”
-¿Como aprender a ser feliz?- Edificio Trade Building-.Innobis Coworking, Guayaquil - Ecuador
-La Inteligencia Emocional en la Relacion de Pareja- WENS Consulting Group, Guayaquil - Ecuador
Publicaciones en Revista Sapo - Santiago de Chile – 2018
- Ser Mujer

Florida National University
- Podcast - Un dia con Bereshit la silla VIP - Conferencia Sobre mi libro " Volando en Solitario"
-Panelista en los Foros literarios Books and Books
-Participacion en el Primer Encuentro de Escritores "Mision Gratitud" - Barnes & Noble

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Instagram: orlanda.torres.3

Una anécdota de Mons. Juan García, nuevo cardenal cubano (por Clemente Morgado)


Por estos días circulan en las redes sociales, historias y anécdotas sobre la vida y obra pastoral del arzobispo de La Habana, monseñor Juan de la Caridad García Rodríguez, nacido en Camaguey el 11 de junio de 1948 quien ya partió al Vaticano para ser consagrado como cardenal. Quiero aportar mi granito de arena a este saber colectivo recordando un pasaje de su vida.

Conocí a su Eminencia a principios de los años 90 cuando era el Padre Juanito, párroco del poblado de Florida, Camagüey; por razón de unos trámites judiciales que realicé en mi condición de abogado. Con el tiempo me adentré en la fraternidad masónica y en la iglesia católica, nutriéndome de valiosas enseñanzas que enriquecieron mi vida. Así las cosas en el año 2003 fui electo por mi madre logia, la entonces Respetable y Meritoria Logia Hijos del Tínima, de la Gran Logia de Cuba de Antiguos, Libres y Aceptados Masones, como maestro de logia o venerable maestro, apelativo por el cual se designa la investidura. Dentro de mi programa de gobierno incluí realizar sesiones públicas o ¨tenidas blancas¨, en las cuales invitaría a personalidades de las ciencias, las artes, las letras, etc. Para realizar conferencias públicas que contribuyeran a la formación cultural y humana de todos los asistentes.

Luego de tomar posesión del cargo le di cumplimiento al programa de gobierno y en el mes de mayo de ese año 2003, invité al destacado escritor Roberto Méndez Martínez a impartir una conferencia sobre la vida y obra del Padre Valencia, un destacado sacerdote, que realizó numerosas obras benéficas y de piedad por varias partes del mundo, hasta que residió y murió en la antigua Santa María del Puerto del Príncipe, hoy Camagüey, en la primera mitad del siglo XIX. Consulté con los miembros del del taller masónico la posibilidad de invitar a los prelados católicos del territorio a la tenida blanca, recibiendo la aprobación de la logia. Las logias son también escuelas de democracia. Invité a monseñor Juan, entonces Arzobispo de Camagüey y al Padre Ernesto Pacheco, entonces vicario de la Arquidiócesis. Existía la duda si aceptarían la invitación por los problemas que de antaño existieron entre la iglesia y la masonería, muchas veces enfrentadas entre sí. Tampoco había un precedente anterior de visitas de dignatarios católicos a la masonería local.

Finalmente llegó el día indicado, creo fue el último martes de mayo por la noche, en el templo masónico en Masvidal No 1, esquina a General Gómez en Camagüey; pronto se llenó de masones y sus familiares. Puntualmente llegaron Roberto Méndez, monseñor Juan y el Padre Pacheco. Recuerdo que monseñor se sentó a mi derecha y Pacheco a mi izquierda en el oriente de la logia, el sitio preferencial de la misma. Méndez se puso de pie y desarrolló una brillante conferencia sobre el Padre Valencia, destacando anécdotas que reflejaban su carácter misionero. Baste recordar que el Padre Valencia legó al Camagüey, valiosas obras como el leprosorio de San Lázaro, la iglesia del Carmen con los aledaños hospital de mujeres y escuela para niños pobres, así como el puente del arroyo de Santa Bárbara. Este puente lo comenzó a construir el Padre Valencia sólo con sus propias manos porque no encontró inicialmente apoyo para la obra y por la fuerza de su ejemplo, se fueron sumando principeños hasta que el puente quedó totalmente terminado. Se trata de un puente de un arco construido de ladrillos que ya cumplió mas de 200 años y continúa siendo objeto de tránsito hasta de equipos pesados.

Cuando Méndez terminó la conferencia, recibió un fuerte aplauso y los presentes realizaron al expositor algunas preguntas. Finalmente monseñor Juan, se puso de pie y repartió algunas oraciones impresas al Padre Valencia e invitó a los presentes a acompañarlo en la lectura de la oración, que ahora no la tengo en mi mano, pero recuerdo que invitaba a construir puentes en el corazón de los hombres, entre hombres de opiniones e ideologías distintas. Todos los presentes secundaron a monseñor y desde entonces quedó establecido un puente entre la iglesia y la masonería en Camagüey. Comprendí que además de su vocación misionera, monseñor Juan tenía un peculiar carisma ecuménico para tender puentes entre hombres separados por diversas razones o prejuicios.

Israel "Cachao" López (Septiembre 14, 1918 – Marzo 22, 2008)


Friday, September 13, 2019

Fragmento de "El diario de Lola" (por Thelma Delgado)

Nota del blog: Selección de textos, que serán parte del libro (en preparación) El diario de Lola, de Thelma Delgado.

Para leer sus escritos en el blog, en este enlace.


Querida Mimí:

Hoy me voy a la cama enamorada. Muy enamorada. Quien Ya Tu Sabes me ha demostrado lo mucho que me quiere. Sus ojos verde mar me lo dijeron mientras sus manos acariciaban mi pelo. Me dijo al oído –Que me has hecho Lola, que no puedo vivir sin ti. Leyó poemas de amor mientras yo reposaba en su pecho. Nos amamos como nunca. Esta mañana me trajo el café a la cama y se fue con la promesa de volver por la noche y me dijo también que a partir de ahora nos veremos más a menudo. Cada vez que conozco más de él más me enamoro. Hoy recibí un ramo de rosas rojas en el trabajo. La nota decía –Gracias por estar en mi vida, Gracias por permitirme estar en la tuya. La gente del restaurant aplaudió cuando me vieron recibir las flores. No pude ocultar mi felicidad cuando Julieta me dijo –Muchacha, el hombre está enamorado!

Yo pensaba que uno no se puede enamorar dos veces, pero me equivoqué.

Para mi corazón basta tu pecho,
Para tu libertad bastan mis alas.
Desde mi boca llegará hasta el cielo
Lo que estaba dormido sobre tu alma.
Es en ti la ilusión de cada día.
Llegas como el rocío a las corolas.
Socavas el horizonte con tu ausencia.
Eternamente en fuga como la ola.
He dicho que cantabas en el viento
Como los pinos y como los mástiles.
Como ellos eres alta y taciturna.
Y entristeces de pronto, como un viaje.
Acogedora como un viejo camino.
Te pueblan ecos y voces nostálgicas.
Yo desperté y a veces emigran
Y huyen pájaros que dormían en tu alma.
Buenas noches Mimí.




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Ver
Página de Thelma Delgado en el website del Cultural Council of Palm Beach County

Thursday, September 12, 2019

Crónica: #In Vitro en Teatro Ocho (por Waldo González López)

Fotos/Tomadas de Facebook
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“El humor es la penúltima
 etapa de la desesperación”

Isidoro Blaisten


El teatro argentino nace con el estreno de Juan Moreira, a partir de la clásica novela gauchesca de Eduardo Gutiérrez, publicada como folletín entre 1879 y 1880 en el diario La Patria Argentina. Mas, en 1884, Gutiérrez reescribió la obra como ‘mimodrama’ para representarse en el circo, con lo que surgió el teatro rioplantense.

Tan importante fue y es el humor en el país, que años atrás fue instituido el seis de octubre como el Día del Circo, en homenaje a Pepe Podestá, quien nacido esa fecha en el Montevideo de 1858, desarrollaría una labor pionera, ya que creó el circo criollo y ‘Pepino el 88’, payaso que fue modelo del cómico rioplatense.

Por ello, con el circo, nacería el humor que, en la tierra de Jorge Luis Borges [del que muchos ignoran su aguda veta humorística], posee una intensa y extensa trayectoria y una larga tradición surgida entre canónicos comediantes que se darían a conocer en el propio circo, como luego en el teatro y la cinematografia rioplantenses, la que, por su rigor, calidad y profesionalismo, crearía una industria reconocida no solo en Latinoamérica, sino también en Europa, que tanto influiría en los dramaturgos y guionistas, directores y actores. De tal suerte, no pocas cintas filmadas en los ‘40s y ‘50s aun se pasan en gustados espacios de canales latinos de Miami y otras ciudades latinoamericanas.

Gracias a ello, muchos que hoy peinan canas recuerdan gratos momentos de su infancia, adolescencia y juventud frente a los televisores disfrutando los filmes con actores de la talla de los también cantantes Carlos Gardel y Libertad Lamarque, como de numerosos intérpretes-humoristas que descollaron en programas de TV, tales los inolvidables: Niní Marshall, Luis Sandrini, Enrique Pinti, Alfredo y Carmen Barbieri, Tato Bores, Gogó Andreu, Pepe Iglesias, Alberto Olmedo, Jorge Porcel, Antonio Gasalla, Juan Carlos Calabró, Juan Carlos Altavista, Pepe Arias, Juan Carlos Mesa, Cacho Garay y tantos otros que prevalecieron por su talento sin nunca emplear la vulgaridad, el mal gusto, la procacidad, sino apenas las ‘segundas intenciones’ alusivas a situaciones referentes al sexo.

Si buscamos otro ejemplo en Latinoamérica, tenemos en Cuba al clásico actor y humorista Leopoldo Fernández, quien tras décadas de preferencia entre los nacidos en la Isla, durante su última presentación en La Habana aludió al tirano Fidel Castro, tras la que sufriría prisión y enfermaría por las torturas padecidas en la carcel, hasta que por fin pudo exiliarse en Miami, donde continuaría su exitosa carrera, la más importante entre los humoristas de la época, al punto de que aún se pasan en numerosas radios y televisoras latinas sus programas y filmes con sus gustados personajes Tres Patines, Pototo y otros, en los que jamás mostrara la más mínima nota de grosería, ni empleara un lenguaje soez.

#IN VITRO


Tras su estreno en Argentina y México, el sábado pasado se presentó en función única #In Vitro, escrita y representada por la humorista y abogada Pany Chama [en cuya idea original colaborara Gustavo Lago], bajo la dirección de Sergio Fabrizi y apoyada por un breve equipo técnico.

El tema de #In Vitro hasta donde conozco, es inédito en la escena latinoamericana, pues los Monólogos de la vagina, de la norteamericana Eve Ensler, célebres por representados en innumerables países, solo se acercan al asunto, porque dirigen su atención a la violencia de género, que, en 1996, cuando se escribiera y representara en Nueva York, era una temática tan candente como continúa siendo hoy, veintitrés años más tarde.

Los Monólogos… se estrenarían con una sola actriz, pero como los subtemas le daban vida a 12 personajes, la dirección decidió incluir tres intérpretes, ya que todas [tal bien subraya el título] tienen la vagina como tema central con variantes: la sexualidad, la menstruación, la masturbación, el orgasmo, el parto, la violación y la mutilación genital. Este crítico, adquirió la obra publicada, leyó el guion original y asistió a una de las funciones en el Teatro Trail, interpretadas por destacadas actrices, que corroboraron su calidad y la de la escena latinoamericana, tal saben los fans de las tablas, residentes en Miami y quienes nos ocupamos de la necesaria, si bien ignorada o vilipendiada tarea de valorar las puestas.


En #In Vitro, monodrama [unipersonal] la autora-humorista argentina aborda con humor de todos los colores los duros problemas sicofísicos y emocionales que debió sufrir durante más de una década para concebir sus trillizos, tras once tratamientos de fertilidad, conflicto reflejado en la pieza bajo las ¿humorísticas? Consignas de #No Bajar los Brazos y #Abrir Las Piernas, tal se señala en el programa de mano.


En su unipersonal autobiográfico [cuyo subtítulo es ‘El camino a la fertilidad asistida’], Pany Chama cuenta y representa [des]provista del clásico humor argentino [del que ella parece desconocer la excelente labor realizada por los humoristas arriba citados y tantos otros] la poco común praxis de valentía de esta genuina madre [y lo subrayo], ya que tal esfuerzo le impondría riesgos, afrontando muy serias experiencias que pudieron afectar su salud.

Por el tema, la obra, atrapa la atención del público femenino, al que da esperanzas, en especial, a las que transitan el tortuoso camino que a Pany, no obstante el sufrimiento padecido, le proporcionaría no solo un hijo, sino trillizos. Mas, la doble y compleja tarea de ser a un tiempo autora y humorista, le resulta dificil a Pany, quien —ya no tan joven como cuando comenzara su larga lucha por obtener su ansiado hijo— quizás por desconocer los recursos actorales necesarios para ahondar y diversificar el tema, no profundizó en el tema, al que debió no solo haberlo provisto de [gratuito] humor, sino apoyar el humanista mensaje de apoyo a otras madres que luchan por su hijo…, pero el humor fácil tiraría por la borda el texto, del que se esperaba un desarrollo y, en consecuencia, alcance.


Algunos rasgos utilizados por Pany podrían haber enriquecido la obra, pero pierden eficacia por su malogrado uso: su sentido del humor [empleado hasta la saciedad] y su capacidad de improvisación, que le permite no dejar escapar nada de lo que sucede en la sala, incorporando cualquier comentario escuchado a los espectadores, implicándolos en la acción, lo que, ciertamente, evidencia su capacidad humorística. Asimismo, la reiteración y la extensa e intensa duración de su unipersonal, malogran los pobres resultados la obra, como el asimismo repetitivo empleo de sus escasos recursos actorales, lo que hace cansina la hora y poco más de duración. Otro aspecto en que falla Pany es la excesiva rapidez en la emisión del texto, que no deja escuchar ni entender no pocos de sus parlamentos.

Por estos y otros señalamientos, resultó deslucido el estreno la pieza de Pany Chama, en la escena de la acreditada sala de la Compañía Cirko Teatro: Teatro Ocho, que concitó a sala llena público argentino y cubano, pero pienso que no todos saldrían satisfechos, a diferencia de otras obras y puestas de calidad exhibidas y repuestas por la laboriosa agrupación. En consecuencia, al crítico le resultó extraña la presentación de esta pieza en la prestigiosa Sala Ocho, donde se estrenan y reponen comedias de valía, no solo argentinas, sino tambien españolas, canadienese y cubanas, entre otras nacionalidades.

Por ello, creo que, a pesar de este malogrado estreno, el director general y artístico, y actor Alejandro Vales, como su esposa, la actriz y también realizadora Jessica Álvarez Diéguez, continuarán ofreciendo comedias de calidad, por su contenido humano, y no solo buscando la risa por la risa, ergo: la risa fácil, lamentable opción hoy común en algunas presentaciones ¿humorísticas? de algunos escenarios miamenses y que, por primera vez, aconteció en la, repito, prestigiosa Teatro Ocho.



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Waldo González López (Las Tunas, Cuba, 1946) Poeta, ensayista crítico teatral y literario, periodista cultural. Graduado en la Escuela Nacional de Teatro (ENAT) y Licenciado en Literatura Hispanoamericana (Universidad de La Habana). Autor de 20 poemarios, 6 libros de ensayo y crítica literaria, varias antologías de poesía y teatro. Desde su arribo a Miami (2011), ha sido ponente y jurado en eventos teatrales y literarios internacionales. Merecedor de 3er. Premio de Poesía en el X Concurso “Lincoln-Martí” 2012. Colaborador de las webs: teatroenmiami.com (Miami) y Encuentro de la Cultura Cubana (España), Boletín de la Academia Norteamericana de la Lengua Española (New York), y los blogs OtroLunes (Alemania), Palabra Abierta (California), Gaspar. El Lugareño, y el diario digital El Correo de Cuba (ambos en Miami)

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Gaspar, El Lugareño Headline Animator

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