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Thursday, June 18, 2020

Ojos (un poema de Janisset Rivero)



Tributo al poeta Oliverio Girondo



Ojos para palpar las madrugadas:
negros, negruzcos, lisos, blancos…
Ojos de claraboyas, de lisonjas.
Ojos para dormir y despertar.
Ojos llenos de lágrimas y de ataduras.
Tristes, dulces,
polvorientos y osados.
Ojos prestados para llorar la nada,
solitarios, torpes y brillantes.
Indiscretos, serenos, silvestres,
de gansos y de flores.
Ojos que miran y que murmuran.
Ojos para buscar a otros ojos,
que buscan a otros.
Ojos verdes, azules, ambarinos.
Ojos para no quedarse ciego ni loco;
Ojos para que no termine la noche,
para sobrevivir todo el insomnio.



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Janisset Rivero (Camagüey, 1969) ha publicado los libros de poesía Ausente, editorial Aduana Vieja, octubre 2008 y Testigo de la noche, Editorial Ultramar, Miami, 2014.

Thursday, June 11, 2020

Sombra (un poema de Janisset Rivero)


Tender la mano
hacia la sombra donde habitas;
tender la mano abierta y vacía
como un amanecer,
y extenderla,
hasta romper el grito de la noche,
la distancia aparente
entre dos soledades cardinales.
Tender la mano hacia tus pasos
y tocar el camino, levemente,
como rozando el agua de un estanque…
y extenderla
hasta encontrar tu mano solitaria
al final de la sombra.







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Janisset Rivero (Camagüey, 1969) ha publicado los libros de poesía Ausente, editorial Aduana Vieja, octubre 2008 y Testigo de la noche, Editorial Ultramar, Miami, 2014.

Thursday, June 4, 2020

Tristeza (un poema de Janisset Rivero)


La noche es larga y honda
como una queja,
y el hombre
está aferrado a su tristeza.

La vida tiene, a veces,
la frescura de un beso;
y otras
una pregunta
insondable y eterna…

Y la noche deshoja
sus velos apagados,
como lanzas hirientes
recaen sobre su pecho.
El pecho de la pena,
del recuerdo,
del beso que se acaba…

El hombre se levanta
desnudo,
con sus manos sedientas,
suplicantes….
La tristeza acomoda
su grito despiadado
y ensancha su desvelo.




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Janisset Rivero (Camagüey, 1969) ha publicado los libros de poesía Ausente, editorial Aduana Vieja, octubre 2008 y Testigo de la noche, Editorial Ultramar, Miami, 2014.

Thursday, May 28, 2020

Siglos (un poema de Janisset Rivero)


Amo a un poeta.
Él, no lo sabe…
los siglos nos separan.
Desde mi ventana
inmóvil,
enamorada,
sola
repito sus versos,
y amanece.
Ignora
que cada noche
me imagino metáfora
palabra suspendida
entre sus pliegos;
verbo, relámpago,
nube, ángel sin nombre,
musa que acaricia
su corazón de fuego.



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Janisset Rivero (Camagüey, 1969) ha publicado los libros de poesía Ausente, editorial Aduana Vieja, octubre 2008 y Testigo de la noche, Editorial Ultramar, Miami, 2014.

Thursday, May 21, 2020

Transparencia (un poema de Janisset Rivero)


Debieron coincidir
todos tus caminos en un punto.
La luz, la lluvia, el viento
y la ansiedad
de tu alma transparente.
Debieron alinearse
los ecos de la tarde,
y el jubiloso ardor de la mañana,
allí donde confluyen
dos ríos y la historia.
En un instante fiel
a todos tus instantes,
regalaste
como una flor enhiesta y breve,
tu último suspiro.
Poeta de mi tierra,
hombre de piel y fuego,
y dolor y metáfora viva.
¡Qué extraña transparencia
hay en tu muerte!

Esa mañana de mayo,
mañana de hierba húmeda
y tierra fecundada,
saliste a desatar
todos los nudos del alba,
con la esperanza,
con la pena a cuestas.
Poeta del silencio y la palabra.
¡Qué transparencia en tu frente
y en tu pecho!
¡En tus manos aferradas a la aurora!
¡En tus ojos oscuros y hondos
como el tiempo!
¡Qué transparencia
en la fe de tu desdicha!
¡En la frase delicada y triste!
¡En el beso final
que dejaste sembrado
en el jardín silvestre
de tu Patria!




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Janisset Rivero (Camagüey, 1969) ha publicado los libros de poesía Ausente, editorial Aduana Vieja, octubre 2008 y Testigo de la noche, Editorial Ultramar, Miami, 2014

Thursday, May 14, 2020

Poema a Pedro (de Janisset Rivero)


Poema a Pedro

                          A Pedro Luis Boitel

Pedro, Pedro Luís,
hermano,
desde la Patria,
que aún te llora en silencio,
intuimos tu presencia…
Desde el destierro,
(desde la ausencia),
buscamos tu camino…
Desde otros confines,
otras ciudades, otros acentos,
escribimos tu historia...

Pedro, nuestro Pedro,
¡qué larga es la noche
del oprobio!
Esta pesadilla interminable,
este horror de la muerte.

Tu imagen,
el grito rebelde de tu vida,
viene a aliviarnos el cansancio,
y a encendernos
la tenue luz de la esperanza.

Tu lucha,
abanico de osados colores,
nos inspira, nos llama, nos convoca.
Contra la dictadura golpista: acción ciudadana.
Contra la manipulación y la mentira:
trinchera universitaria.
Contra la imposición totalitaria: el presidio.
Contra el odio, el ostracismo: la rebeldía heroica,
el apego sin tregua a los valores de la Patria.

Tu muerte,
extraña luz, misterioso desvelo,
entrega en sacrificio,
refugio final para tanto dolor.

Tu cuerpo,
grito, denuncia,llama indeleble.
Tu cuerpo,
piel, hueso, agua, se fundió con la tierra,
nuestra tierra, y tu voz se escurrió
silenciosa entre las grietas.

Si pudiéramos ser partículas del tiempo,
llegaríamos hasta el camastro triste,
entre barrotes, donde yacían tus huesos,
en los aciagos días de aquel mayo.
Te abrazaríamos despacio,
cuidando tu aliento delicado;
mojaríamos tus labios con el agua cristalina
del río Macurijes,
calentaríamos tu cuerpo,
con el ardiente sol de nuestra Isla;
y te pondríamos una mariposa blanca,
en el hundido pecho,
que perfumara el desecho corazón,
con la mejor fragancia.

Pedro, nuestro Pedro,
si supieras hermano
que ya la tumba anónima,
donde los viles quisieron enterrar tu historia,
es un lugar hermoso y secreto,
adonde acuden tus hijos,
los hijos de tu pueblo negro y blanco,
tu pueblo de azúcar y de risa,
tu pueblo fiel y noble, a orar por ti y por todos,
para que acabe, de una vez,
el odio.

Por eso, Pedro, Pedro Luís
hermano,
aquellos que una vez
te negaron el agua,
los que te maltrataron,
los que te dejaron, lentamente,
morir de hambre y sed,
no pueden comprender
que tú hayas vuelto.
Redimido, al final,
en la batalla.
Ellos temen todavía….
y tú brillas Pedro,
como una blanca estrella,
mientras va amaneciendo,
en el límpido cielo de la Patria.


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Janisset Rivero (Camagüey, 1969) ha publicado los libros de poesía Ausente, editorial Aduana Vieja, octubre 2008 y Testigo de la noche, Editorial Ultramar, Miami, 2014

Thursday, April 30, 2020

Esperanza (un poema de Janisset Rivero)



Esperanza

Es un manojo de palabras sueltas,
inconclusas,
un espectro de luces indefensas,
una montaña de vértigos y un grito
que crepita entre sus manos ciegas…
y germina en los surcos de su alma,
para que no le venza tanta espera,
para que no se canse en el camino,
para que una sonrisa,
aunque no quiera,
le recuerde que guarda su mirada
y que puede ser siempre primavera.

Es una danza
entre hogueras impacientes,
una gaviota blanca entre las llamas,
una promesa no dicha
que quisiera escuchar eternamente…

Así eres tú esperanza,
en su delirio,
así siente tu voz, tu voz sagrada
cuando se hunde en el mar de los adioses
a llorar el dolor de la distancia.




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Janisset Rivero (Camagüey, 1969) ha publicado los libros de poesía Ausente, editorial Aduana Vieja, octubre 2008 y Testigo de la noche, Editorial Ultramar, Miami, 2014

Thursday, April 23, 2020

Sendero (un poema de Janisset Rivero)


Para seguir el orden
natural de las cosas
he tejido al destino
un sendero de rosas
bucólico y sereno,
donde el alma reposa
de su eterno desvelo,
donde suelen los versos
vestir las soledades
donde acudo a tu encuentro
y me baña tu aliento
con aroma de azahares…

Para seguir el orden
natural de las cosas
he sembrado un jardín
de palabras ausentes,
allí refugio el llanto
de la voz que te nombra,
allí crece mi abrazo
al calor de tu sombra,
y vive libremente,
entre tantas ausencias,
la esperanza invisible
de tu dulce presencia.




Poemario "Ausente", 2008, Editorial Aduana Vieja.



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Janisset Rivero (Camagüey, 1969) ha publicado los libros de poesía Ausente, editorial Aduana Vieja, octubre 2008 y Testigo de la noche, Editorial Ultramar, Miami, 2014

Thursday, April 16, 2020

Si no podemos (un poema de Janisset Rivero)


Si no podemos vencer
el grito de la noche,
los cortantes cristales
de la ausencia.
Si no podemos rebasar
los muros que sofocan el viento,
y remontar las olas
hasta llegar intactos a otra orilla…

Si no podemos, al fin,
provocar que amanezca:
no importa.
Lo importante es, al menos,
conservar el calor
de la tarde en la pupila,
y el eco de los sueños que desvelan.

Si todavía palpita en nuestras manos
un camino distante y deseado,
podremos transitar toda la noche,
su oscuridad cerrada, su desdicha;
podremos desvestir el hastío,
deshojar la soledad
que habita en el silencio,
y encontrar más allá del espejo
un bosquejo azulado de alborada.


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Janisset Rivero (Camagüey, 1969) ha publicado los libros de poesía Ausente, editorial Aduana Vieja, octubre 2008 y Testigo de la noche, Editorial Ultramar, Miami, 2014

Thursday, April 9, 2020

Cruz (un poema de Janisset Rivero)

Foto/Reuters
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Cruz

Miran los hombres
la pesada Cruz
sobre Tu delgadez;
lloran, suplican
con ojos suspendidos.

Les quema tanto amor,
(tanto dolor, agobia)

Miro la luz
que salta de Tu cuerpo,
una luz que sonríe
ante la muerte.
Luz que es simiente,
que es salvación,
que es vida
y río inagotable,
eso es la Cruz.





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Janisset Rivero (Camagüey, 1969) ha publicado los libros de poesía Ausente, editorial Aduana Vieja, octubre 2008 y Testigo de la noche, Editorial Ultramar, Miami, 2014

Thursday, April 2, 2020

Gitana (un poema de Janisset Rivero)


Hoy me siento gitana,
Danzante entre las horas,
Como una loba herida,
Como una caracola,
Girando entre el silencio,
Atormentados giros
De espuma y de palabras.
Hoy me siento gitana,
Profundamente bella,
Desnuda y solitaria…
Y me llama la hoguera
Y danzo entre sus llamas,
Y me llama la mar,
Y juego en su marea,
Bordando malabares,
Súbitos movimientos
A golpe de la aurora.
Caminando ciudades,
Gritando mi capricho,
Suspirando verdades,
Idilios, decepciones…
Gitana eternamente.
Hoy no he dicho te amo,
Ni he dicho para siempre.
He danzado mi danza
De flores y ponientes,
Mi canto de paloma
Perdida en la batalla,
Mi grito de sirena,
Mi sueño, mi nostalgia…


Ausente (Aduana Vieja, 2008)




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Janisset Rivero (Camagüey, 1969) ha publicado los libros de poesía Ausente, editorial Aduana Vieja, octubre 2008 y Testigo de la noche, Editorial Ultramar, Miami, 2014

Wednesday, February 26, 2020

Tula, mi maestra de prescolar (por Joaquín Estrada-Montalván)


Con nostalgia bonita recuerdo pre-escolar, en la Escuela 8 Carlos Manuel de Céspedes, casi al lado del Edificio Lugareño, en la misma cuadra de los Bomberos. No olvido mis zapatos con algodón en la punta (para que duraran todo el curso). El sabor de la goma de pegar. Rasgar, cortar, pegar, dibujar. Escribir algunas cosas, como mi nombre completo y "Felicidades Mamá", ya sabía la hora (pero la reaprendí). Contar hasta el 10 (creo). Algunos animales, plantas, temas de educación, caballerosidad, de la Bandera, el Himno, la Palma Real, el Tocororo, la Flor de la Mariposa, de Martí un hombre bueno...


Janisset, María Lourdes, Inésita,  Raisa, Miriam, el chino Joaquín (mi tocayo), ...

Disfrutaba despertar y prepararme para ir para la escuela.

Recuerdo así mi primera experiencia aular, gracias a María Gertrudis Padrón Castellanos, Tula, la maestra.

De Tula recuerdo su autoridad, sin necesidad de exigirla. Su invariable sonrisa. Su elegancia exacta (en el vestir y en el hablar), ahora diría (a los 5 años no tenía idea de este concepto), su exquisita feminidad.

Tula me enseñó como ya dije a escribir, contar, de la Patria, de varias cosas, pero quizás lo que más me transmitió con su personalidad, fue admirar y respetar a la Mujer.

Cuando leo las descripciones que hacen los poetas y escritores de la mujer camagüeyana, pienso así era Tula, mi maestra de preescolar.






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Una vez, una tarde, muchos años después, sin esperarlo, la encontré y estuvimos conversando un buen rato. 

Falleció en Camagüey en el año 2008.


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Foto de la Graduación de Pre Escolar. Cortesía de Janisset Rebeca Rivero (sobrina-nieta de Tula)

Thursday, February 13, 2020

Mi amado (un poema de Janisset Rivero)


Mi amado tiene boca de miel
y cuando me besa
el panal de mi pecho
se despierta.

Mi amado tiene brazos de roble
y cuando me abraza
ya no temo los abismos
afilados del camino.

Mi amado tiene un corazón silvestre
y cuando late
entre mis brazos
un jardín de margaritas crece.

Mi amado tiene la mirada
de una noche estrellada
y cuando me mira
un universo nace.




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Ver en el blog

Tuesday, June 25, 2019

Janisset Rebeca Rivero, límpido manantial de donde brota en versos (por Manuel Vázquez Portal)


Para Janisset Rebeca Rivero (Camaguey 1969) la poesía es un refugio con el que, de tarde en tarde, se arropa para encontrarle a la vida un poco de eternidad, o lo que es lo mismo, un poco de belleza. 

Ella es una poeta permanente, pero escribe bisiestamente. Sus dolores personales, sus angustias intimas, su luz interior -única luz posible cuando el universo entero vibra en el cuerpo, y a ella la surca- se le relegan frente al gran dolor, la obscena sombra, la honda pena que padece por su isla alambrada. 

Desde niña se echó su patria al hombro y, como Sísifo inquebrantable, aún sufre todo el peso de saberse hija de una tierra enferma, inhabitable. Si no ha podido salvar su reino, su serrallo por la vía del enfrentamiento constante contra quienes lo oprimen, al menos en la poesía, lo ha mantenido vivo e impoluto. Y es que la poesía jamás podrá ser esclavizada porque tiene un origen inefables y una libertad con que los malvados no pueden. 

Por ello quiero hablar de su poesía, un poco mía también, y de todos, porque la poesía, una vez atrapada por ese oído fino del poeta, se filtra y expande por cada hendija del sentimiento humano y se reparte sin cuotas ni permisos. 

De su activismo contra la dictadura más vieja, más feroz y más sórdida del occidente cristiano sobran testimonios y no redundaré. Pero de sus dos libros de poemas, que crítica y prensas apenas han percibido, intento apuntar algunos detalles. 

Lo primero que sobresale en la poesía de Janisset es un verso limpio y terso, burilado hasta mostrar solo médula. No hay aspaviento retórico ni rebuscamiento intelectualista. Fluyen con la sencillez -esa difícil sencillez a la que Azorín convocaba siempre- con que ella sonríe a la vida o se estremece ante la noche que de tan bella no deja dormir. 

Su verso no es hijo de razones vulgares sino de vibraciones astrales, de esa armonía con que danza el universo todo en los seres sensibles, de esa relación que se establece entre lo ontológico y lo intangible. 

Sus códigos metafóricos no ansían la hermeticidad de los cánones suntuosos, y, las más de la veces, resbaladizos por pretenciosos y remilgados, sino la floración palpable de una florcilla silvestre que estalla en luz y se queda en el ojo como prueba del triunfo de lo elemental, lo prístino. 

Janisset Rivero ha publicado los libros de poesía Ausente, editorial Aduana Vieja, octubre 2008 y Testigo de la noche, Editorial Ultramar, Miami, 2014, y en ambos el verso es ligero y cantarín. Abunda el octosílabo y otros versos de arte menor (aclaro, para los no avisados que se les llama versos de arte menor a aquello que cuentan con menos de ocho silaba, y es puramente un concepto preceptivita, nunca semántico, su significado puede ser tan elevado y trascendente como el mejor de los versos de arte mayor; es decir, de los de más de ocho sílabas) que ponen de manifiesto su oído musical y su dominio de la armonía rítmica.

Del libro Ausente, el escritor cubano, radicado en Francia, William Navarrete ha apuntado: "Leerla significó dar a su persona una nueva dimensión y colocarla inmediatamente entre esas voces femeninas de nuestra lengua que expresan sin artilugios un sentir profundo que sólo el verso puede ofrecer. En Ausente, la poesía, más que un recurso para deslumbrar a los lectores mediante sofisticadas intertextualidades u otras complejas pantomimas culteranas, es curso de aguas cristalinas... ". 

Y es que Jannisset Rebeca Rivero es eso: un límpido manantial de donde brota en versos delicados el agua de la vida. El furor de su militancia política, en la literatura se torna lo que debe ser: indagación serena del ser que somos y su complejísimo entramado de sentires y pensares y gracia para convertirlos en belleza. No enloda el verso con pancartas ni enardecimientos ideológicos.

Este hecho es lo que convoca a William Navarrete a asegurar, muy acertadamente, que "Quien espere entonces encontrar en estos versos consignas políticas, iras contenidas, panfletos incendiarios, lemas de combate, descubrirá que nada de ello encaja en las puntadas limpias con que Janisset Rivero ha dado vida a sus poemas". A lo que yo añadiría que ella no da vida a sus poemas sino que sus poemas nacen vivos, vibrantes, emotivos porque nacen de un universo interior muy imbricado al universo todo. Jannisset es de esos seres por los que el universo fluye como por canales propios para dar a los otros un poco de alivio, sosiego, entereza y hermosura. Prueba de ello son estos versos donde la nostalgia, la añoranza y la esperaza resuman: "Tierra mía,/ dulce capricho verde/ que flota en la distancia,/ sueño con el regreso". Delicadeza lírica que lleva en sí no solo el sentir y el pensar de Janisset sino el de millones de exiliados cubanos, de exiliados todos, en fin.

En Testigos de la noche nos tropezamos con una poeta más hecha, más madura y el verso cobra un aire de tonos salmódicos, más sentenciosos, más arraigados en la indagación interior, en la que las preguntas eternas reaparecen como si se tratara del primer poeta nacido al principio de todos los tiempos, esas preguntas esenciales que millones de poetas aún no han podido responder a pesar de lúcidos y hermosos vaticinios. Y es que el universo interior es solo humano, y el universo todo es aún insondable. Pero Janisset lo intenta y se engrandece en el esfuerzo, porque el verso bello es un poco la respuesta que necesitamos.

A partir de esta realidad poética que se respira en Testigos de la noche, es que el poeta Ángel Cuadra expone: "Es así que ahora se nos presenta Janisset Rivero a enfrentar esas preguntas, a estrenar esas respuestas, y a descubrir esos atajos de la vida de todos y de siempre". Lo que desde el punto de vista nietzshano sería "el eterno retorno" y la comprensión cabal de aquellos versos emblemáticos de poeta Walt Whitman en los cuales se canta a sí mismo porque sabe que con ello le está cantado al universo todo, a la existencia toda y a la indivisible relación entre ambos. Por eso cuando Janisset Rebeca Rivero le canta a la noche, a la tarde, al amanecer intuye que es un testigo excepcional de ese momento irrepetible que le brinda el universo y lo copia como le vibra en el interior y es así que nace el poema que ya compuso otro antes y que compondrá el venidero.

En Testigos de la noche, desde el mismo título Janisset nos hace saber que no busca nada, que sabe que todo está ahí, que ella es ese cosmos infinito y hermoso donde respira y canta, y que no necesita más, y es cuando sus versos se hacen grandes. Ya aprendió para este libro que no es la exuberante información -errada o tendenciosa las más de la veces-, ni la frondosa documentación cultural lo que produce el verso genuino sino la capacidad del poeta para percibir las vibraciones del universo y lograr estremecer al otro como se estremeció ella. 

Aquí, dos poemas de Janisset Rebeca Rivero para que testifiquen a favor de mis palabras sobre ella.



Regreso
(Del libro Ausente)

                
                           Para Amparo.

Es esta larga tarde que cae lentamente
la que evoca el futuro


Tierra mía
dulce capricho verde
que flota en la distancia,
sueño con el regreso.
Imagino lo extraño de la aurora
cuando tanta tristeza
se haya ido.
Y camino, en mis sueños,
tus lugares
desnudos y punzantes.
Y siento una ternura 
inexplicable, 
un deseo indecible
de sanar tus heridas lentamente.
Intuyo el abrazo infinito
de tus hijos, de mis viejos hermanos.
Y sus voces queridas
convertidas en gestos y miradas.
Tierra mía,
no sé por qué
te presiento tan cerca
tocándome los días de la espera
y besándome el alma.



Tristeza
(Del libro Testigos de la noche


La noche es larga y honda
como una queja,
y el hombre
está aferrado a su tristeza.

La vida tiene, a veces, 
la frescura de un beso
y otras
una pregunta
insondable y eterna.

Y la noche deshoja
sus velos apagados, 
como lanzas hirientes
recaen sobre su pecho.
El pecho de la pena,
del recuerdo,
del beso que se acaba.

El hombre se levanta
desnudo
con sus manos sedientas,
suplicantes.
La tristeza acomoda
su grito despiadado
y ensancha su desvelo.



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Ver en el blog 

Monday, July 14, 2014

(Audio) Entrevistado por Janisset Rivero en Radio República del Directorio Democrático Cubano


Programa transmitido el pasado  viernes 4 de julio, de 9 00 a 10 00 p.m.  en Radio República del Directorio Democrático Cubano -Onda Corta, Banda 31 m, 9490- Entrevistado por Janisset Rivero. Tema Cuba: Iglesia, Prensa, Cultura. Identidad: Individuo y Masa, ... y el blog Gaspar, El Lugareño.
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ver Entrevistas a Joaquín Estrada-Montalván

Wednesday, June 4, 2014

Prólogo del poemario “Testigos de la noche” (por Dr. Angel Cuadra)


La sombra, atributo de la noche, puede ser un personaje, puede ser una vida inefable, y un ámbito impalpable, y un abismo que llama y se hace sensación de lo inasible; pero es, además, el desamparo de un grito sin eco, que es el mayor testimonio de soledad: lo que no responde. De esta manera, hay una asociación desoladora de la sombra con la soledad. Así abre su primer balcón para asomarse a los ojos y oídos del mundo, esto es, a los otros, al no yo, la autora de “Testigos de la noche”, con su primer poema “Sombra”. 

Nos encontramos así, de súbito, ante agudas interrogantes dentro de aquel ámbito impalpable, hacia donde nuestro ser “tiende la mano abierta y vacía” buscando a tientas el hallazgo del amanecer. Y, al final, constatamos que la mano seguirá aún solitaria “al final de la sombra”.

En el poema “Tristeza”, ante los vaivenes de la vida, se nos presenta “una pregunta insondable/ y eterna...”. Y es que se nos interponen asuntos de problemas sin tiempo ni definitiva solución, que siguen atenazando al ser humano, ante los que “El hombre se levanta/ desnudo/ con sus manos sedientas...” interrogantes que vienen desde el fondo lejano de los tiempos... y hacia lo adelante infinito. 

Ante esta problemática intemporal e ineludible, el poeta Enrique González Martínez escribió: “Mañana los poetas cantarán en divino/ verso que logramos entonar los de hoy.../ y al oír nuestro canto, con desdén repentino/ echarán a los vientos nuestra vieja ilusión... Y todo será inútil, y todo será en vano,/ será el afán de siempre y el idéntico arcano.../ Y ante la eterna sombra que surge y se retira,/ recogerán del polvo la abandonada lira/ y cantarán con ella nuestra misma canción”.

Es así que ahora se nos presenta Janisset Rivero a enfrentar esas preguntas, a estrenar sus respuestas, y a descubrir esos atajos de la vida de todos y de siempre. Y cabe decir “descubrir”, porque cada asunto que enfrentamos poéticamente es un descubrimiento, puesto que lo que el poeta vislumbra desde su personal perspectiva, es un nuevo descubrir –aunque lo haga con similar o diferente forma- otra vez.

Y aunque esos asuntos del espíritu eterno se hayan afrontado en indagaciones anteriores, cuando el poeta los indaga, les da otro hálito trascendente, que sólo proviene de la intuición, del alumbramiento de su subjetividad creadora.

En el poema “Ese día”, (dedicado a Tula, persona fallecida) Janisset se sitúa ante la tumba de ese ser querido y reserva para una fecha incierta del encuentro, no ya con lo físico de la persona muerta, sino con lo esencial de su alma, “mi rezagado beso...”. Ese que llegará tarde, porque lo fatal ha querido que así sea. Por eso es “el beso de las horas...”, (he aquí la imagen del tiempo), las horas a destiempo, el que no pudo acercarle a ese ser querido. Y vislumbra una forma esencial de cariño, de la acción del beso, cuando ya no palpita “su amado corazón”. Y concluye como consuelo, el encuentro en la tumba, en cuyo “lecho” besará “su hermosa alma”. Es así como el beso en esencia, adquiere una intemporalidad que trasciende por el contacto “luminoso” del “alma”. 

Cuando en el poema “Desde aquí”, al decir “...siento que pasa ‘todo y nada’, la autora se acerca a la contradicción armónica de la vida, en donde está el todo y la nada. Y aparece el fiel de la balanza de la existencia, que es la muerte, desde cuyos extremos se balancean el todo y la nada, ante lo que siempre se alza el gran “secreto”, que se concreta en “la pregunta, siempre alerta/ del destino”.

Así a lo largo de este poemario la autora retoma –como decimos al comienzo- los asuntos de todos, el canto repetido y siempre nuevo cuando lo aborda la poesía. 

Estamos ante una poesía y una poeta que siempre lleva un mensaje, algo que sí quiere decir, compartir con los demás, y por eso pretende ser clara, darse en un lenguaje que propicie la comunicación. Pero no es una poesía de hechura realmente coloquial. Porque su comunicación no adopta el esquema de un conversatorio, con ese lenguaje bastante banal, como el del andar cotidiano propio de este estilo, sino que la forma expresiva en Janisset, se ayuda a veces con la magia de lo subjetivo, con la metáfora que, bordeando la frontera de lo irracional, enriquece por vía de lo sugerente, el mensaje que se extiende más allá del alcance de las palabras directas. He ahí la hermosa hibridez de cuyas posibilidades disfruta la poesía en estos tiempos de postmodernidad. 

De tal suerte, en el poema “Si no podemos”, nos encontramos al inicio: “Si no podemos vencer/ el grito de la noche/ los cortantes cristales/ de la ausencia.../ Si no podemos, al fin/ provocar que amanezca”; y al final: “Podremos desvestir el hastío/ deshojar la soledad/ que habita en el silencio/ y encontrar más allá del espejo/ un bosquejo azulado de alborada”.

¿Qué encontramos en medio de este poema? Lo fatal, lo que nos viene dado y no podemos cambiar, como “provocar que amanezca”. Y, ante lo irrebatible, lo sugerente viene dado en “deshojar la soledad” (noción esta última repetible en el poemario); lo que se concreta en la inesperada metáfora del “espejo” (por no decir lo que nuestra pupila refleja), y con “bosquejo azulado de alborada”, nos propone el consuelo de lograr, al menos, algo parecido –sustituto- de lo anhelado. Pero en esa función de armonizar lo irracional, esto aumenta en belleza y trascendencia el mensaje que nos envía y la profundidad del concepto.

En opinión del filósofo alemán Johannes Pfeiffer hay dos actitudes a adoptar para enfrentarse a la poesía, atendiendo sólo a su contenido o tomándola “únicamente por la forma”. Atendiendo sólo a la forma, la poesía –expone Pfeiffer- es sólo un campo de “valiosas creaciones verbales”, agregamos que, de hecho, es lo superficial.

En cuanto al contenido, entre otros de sus aspectos está que buscamos en la poesía experiencias, y participamos “de las tensiones de la vida”, que a todos nos atañe.

Es desde este último aspecto que nos encontramos con los poemas de “Testigos de la noche”, de Janisset: los problemas, anhelos, alegrías y dolores, las preguntas y el misterio de la existencia, las tensiones de la vida, a que se refiere Pfeiffer, que han inquietado y motivado al ser humano en el tiempo. Pero agreguemos a eso, como ya señalamos, que junto a la claridad expresiva que observamos en estos poemas, en su mensaje va unido, en armonía enriquecedora, la magia de lo sugerente poético, por la audacia metafórica que trasciende el asunto.

El poeta aconseja, lo que acontece en el camino de su vida y comenta en su canto, sirve a los demás, al lector que encuentra en el contenido del poema estímulo, remedio o alivio, júbilo compartido, participación en los asuntos que el poeta describe y, en cierto modo, normas para la vida. Es así que con el título “Vida”, aquí la autora aconseja: “Deja que el puñal quiebre tu corazón.../ En el dolor fecundo de la vida/ encontrarás el beso elocuente del destino.../ Respira cada amanecer hasta agotarlo,/ y que tu luz nazca como una flor/ insólita y nueva”.

Al inicio dijimos que la sombra, atributo de la noche, puede ser, además de un personaje, “el desamparo de un grito sin eco”. Así, más adelante, Janisset en el poema “El grito de la noche”, toma a la noche como una entidad actuante, viviente ser hermoso y temible, que describe “sobre un corcel de abismos/ cabalga despeinada./ Ojos de mar sereno, labios de espada/. Su grito/ ese canto despiadado/ que penetra la calma...”. Ahora en el reino de la sombra, los “torpes sueños viejos” se deshacen en contorsiones. “Ahora ya cayó el velo/ que ocultaba discreto/ sus hirsutos cabellos”.

No está ausente en el libro el tema político, mejor calificarlo de cubanía, en cuyos poemas hay una más discreta y llana comunicación expresiva, donde el mayor énfasis está en el mensaje testimonial.

En el poema “Transparencia” hay una exaltación innominada al cubano que tras su muerte dejó sus “manos aferradas a la aurora”, y al final dejó sembrada la flor insólita de un beso “en el jardín silvestre/ de tu patria”. Para después en “Compás de aurora”, dedicar el poema a un héroe y mártir de la lucha del pueblo contra el despotismo. “¡Qué falta hace que amanezca!/ ¡Qué el silencio se rompa/ como un cristal gastado.../ El grito de la noche y el silencio/ ceden a tu paso ascendente/. Amanece”.

Después, como recorriendo una galería de héroes y de mártires de esta lucha, vienen las imágenes y alegatos vivientes de muchos que han fallecido en el intento glorioso de rescatar la patria. Y ese sentimiento patriótico de la autora se concreta finalmente en la tristeza de estos versos: “Llorar por una isla, por un canto,/ por un tiempo feliz, una alborada”.

Todas las angustias y reveses que, entre otras cosas, afrontamos en el camino de la vida, adquieren una mayor intensidad ante el asunto de la patria adolorida. Y si antes, Janisset aspira a que estas contingencias usuales del vivir queden recopiladas en los poemas surgidos por esos motivos, durante el viaje por la vida, y escribe: “Hace falta un camino.../ que guíe hasta la soledad.../ todas las palabras/ de esta noche”; ahora las angustias y reveses de la patria merecen un canto de más altas implicaciones, que la autora justifica en el final del poema titulado precisamente “Testigos de la noche”, culminando en su esencia este libro, expone: “Nosotros/ que dejamos/ la savia de la tierra amada/ decidimos intentar ser libres/ y no acabamos de serlo.../ Testigos de la noche,/ caminantes, silentes,/ persistentes, osados,/ irredentos; ya aprendimos/ a morir mil veces,/ y de nuevo a nacer/ a la esperanza”.

Dr. Angel Cuadra
Marzo de 2014 


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Invitación a la presentación del poemario Testigos de la Noche (Editorial Ultramar),  de Janisset Rivero.
Jueves 5 de junio, 2014 a las  7 00  p.m.

UM Instituto de Estudios Cubanos y Cubanoamericanos
Casa Bacardí • 1531 Brescia Avenue
Coral Gables 33134

Publicado por la Editorial Ultramar, división de Artes Miami, Testigos de la Noche es el segundo poemario de Janisset Rivero, escritora y activista cubana residente en Miami. Prologado por el poeta y escritor Angel Cuadra, el poemario plantea las preguntas existenciales que han inquietado y motivado al ser humano en el tiempo, con claridad expresiva, magia y audacia metafórica.

Presentación a cargo de:

Dra. Aida Levitán, Presidenta • Editorial Ultramar/ArtesMiami, Inc.
Dr. Angel Cuadra
Luis Felipe Rojas Rosabal.

Lectura de poemas por parte de Janisset Rivero

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ver en el blog
Selección de textos de "Testigos de la Noche" ( por Janisset Rivero)
(Miami) Janisset Rivero presenta su poemario "Testigos de la Noche"

Selección de textos de "Testigos de la Noche" (por Janisset Rivero)



SOMBRA


Tender la mano

hacia la sombra donde habitas;

tender la mano abierta y vacía

como un amanecer,

y extenderla,

hasta romper el grito de la noche,

la distancia aparente

entre dos soledades cardinales.

Tender la mano hacia tus pasos

y tocar el camino, levemente,

como rozando el agua de un

estanque…

y extenderla

hasta encontrar tu mano solitaria

al final de la sombra.


---------------------------
TRANSPARENCIA


Debieron coincidir

todos tus caminos en un punto.

La luz, la lluvia, el viento

y la ansiedad

de tu alma transparente.

Debieron alinearse

los ecos de la tarde,

y el jubiloso ardor de la mañana,

allí donde confluyen

dos ríos y la historia.

En un instante fiel

a todos tus instantes,

regalaste

como una flor enhiesta y breve,

tu último suspiro.

Poeta de mi tierra,

hombre de piel y fuego,

y dolor y metáfora viva.

¡Qué extraña transparencia

hay en tu muerte!

Esa mañana de mayo,

mañana de hierba húmeda

y tierra fecundada,

saliste a desatar

todos los nudos del alba,

con la esperanza,

con la pena a cuestas.

Poeta del silencio y la palabra.

¡Qué transparencia en tu frente

y en tu pecho!

¡En tus manos aferradas a la aurora!

¡En tus ojos oscuros y hondos

como el tiempo!

¡Qué transparencia

en la fe de tu desdicha!

¡En la frase delicada y triste!

¡En el beso final

que dejaste sembrado

en el jardín silvestre

de tu Patria!


---------------
SIGLOS

Amo a un poeta.

Él, no lo sabe…

los siglos nos separan.

Desde mi ventana

inmóvil,

enamorada,

sola

repito sus versos,

y amanece.

Ignora

que cada noche

me imagino metáfora

palabra suspendida

entre sus pliegos;

verbo, relámpago,

nube, ángel sin nombre,

musa que acaricia

su corazón de fuego.


---------------
SI

A Harold Cepero Escalante, con gratitud

Si mis manos fueran agua fresca,

correrían por tu frente,

corazón que hace milagros

sin palabras, con actos.

Y si mi alma (pequeña y limitada)

hubiese vencido la distancia del mar,

habría llegado al borde de tu vida,

la abrazaría muy fuerte

para que no se fuera…

Hermano,

¡qué secreto feliz marca tu grito!

Desde la sencillez excelsa de tus manos,

desde el callado avance de tu saga,

dices todo lo necesario,

sin palabras.


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TESTIGOS DE LA NOCHE - 33


Esa mañana de mayo,

mañana de hierba húmeda

y tierra fecundada,

saliste a desatar

todos los nudos del alba,

con la esperanza,

con la pena a cuestas.

Poeta del silencio y la palabra.

¡Qué transparencia en tu frente

y en tu pecho!

¡En tus manos aferradas a la aurora!

¡En tus ojos oscuros y hondos

como el tiempo!

¡Qué transparencia

en la fe de tu desdicha!

¡En la frase delicada y triste!

¡En el beso final

que dejaste sembrado

en el jardín silvestre

de tu Patria!

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Invitación a la presentación del poemario Testigos de la Noche (Editorial Ultramar),  de Janisset Rivero.
Jueves 5 de junio, 2014 a las  7 00  p.m.
UM Instituto de Estudios Cubanos y Cubanoamericanos
Casa Bacardí • 1531 Brescia Avenue
Coral Gables 33134
Publicado por la Editorial Ultramar, división de Artes Miami, Testigos de la Noche es el segundo poemario de Janisset Rivero, escritora y activista cubana residente en Miami. Prologado por el poeta y escritor Angel Cuadra, el poemario plantea las preguntas existenciales que han inquietado y motivado al ser humano en el tiempo, con claridad expresiva, magia y audacia metafórica.
Presentación a cargo de:
Dra. Aida Levitán, Presidenta • Editorial Ultramar/ArtesMiami, Inc.
Dr. Angel Cuadra
Luis Felipe Rojas Rosabal.
Lectura de poemas por parte de Janisset Rivero

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ver en el blog
Prólogo del poemario “Testigos de la noche” (por Dr. Angel Cuadra)
(Miami) Janisset Rivero presenta su poemario "Testigos de la Noche"

Monday, June 2, 2014

(Miami) Janisset Rivero presenta su poemario "Testigos de la Noche"

Invitación a la presentación del poemario Testigos de la Noche (Editorial Ultramar),  de Janisset Rivero.

Jueves 5 de junio, 2014 a las  7 00  p.m.

UM Instituto de Estudios Cubanos y Cubanoamericanos
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Publicado por la Editorial Ultramar, división de Artes Miami, Testigos de la Noche es el segundo poemario de Janisset Rivero, escritora y activista cubana residente en Miami. Prologado por el poeta y escritor Angel Cuadra, el poemario plantea las preguntas existenciales que han inquietado y motivado al ser humano en el tiempo, con claridad expresiva, magia y audacia metafórica.

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