Monday, January 14, 2019

La “nacionalización” de Pro-Arte Musical (por Célida Parera Villalón)

Nota: Agradezco a Baltasar Santiago Martín, que comparta este texto con los lectores. El mismo está incluido en el número de enero de 2019, de la revista Caritate.

La presentación será el jueves 31 de enero de 2019, a las 8 00 p.m., en el Centro Cultural Hispano para las Artes de Miami (111 SW 5th Ave. Miami, FL. 33135).


La “nacionalización” de Pro-Arte Musical

por Célida Parera Villalón Fragmento tomado de su libro Pro-Arte Musical y su divulgación de cultura en Cuba (1918-1967)


Nota de Baltasar Santiago Martín,  editor de la revista CARITATE: Como en “Bambalinas II” he publicado el exhaustivo trabajo de Ahmed Piñeiro sobre el centenario de Pro- Arte Musical y el 90 aniversario del Teatro Auditórium, he considerado apropiado ofrecer a los lectores de CARITATE una versión más cruda de por qué Pro- Arte dejó de existir en 1967, y de cómo el llamado “Gobierno Revolucionario” la despojó arbitrariamente de su sede y del Teatro Auditórium, también de su propiedad.


Pro-Arte Musical, pilar del más alto exponente de la cultura universal, continuó su marcha triunfal hasta el año 1959, cuando el recién establecido régimen marxista-leninista de Cuba, comenzó a llevar a cabo la destrucción sistemática de las instituciones que representaban gustos elevados. Como primer golpe, el Banco Nacional, por disposición de su presidente, Ernesto “Ché” Guevara, negó a la organización el acceso a su cuenta de dólares, necesarios para abonar los honorarios de los grandes artistas extranjeros bajo contrato.


Seguidamente, el 31 de diciembre de 1960, el teatro Auditórium, (llamado, desde marzo de 1961, Teatro “Amadeo Roldán”), y la casona colonial adjunta, que albergaba las oficinas de Pro-Arte y su escuela de baile, fueron intervenidos por fuerzas de las milicias, y entregados a la Orquesta Sinfónica y al Ballet de Cuba, respectivamente.

Gracias a la gentileza de la Sociedad Infantil de Bellas Artes (SIBA), Pro-Arte pudo subsistir, trasladando el personal de la oficina, con la lista de socios y la escuela, al local de esa organización, también situado en El Vedado. Las clases continuaron funcionando con tres profesoras: (sic) Del Cueto*, Suárez Moré, e Hilda Canosa (todas residiendo actualmente en los EE.UU.). Durante ese tiempo, la directiva, tratando de mantener viva la chispa del buen arte, concertaba actos culturales para sus asociados (reducidos de 5500 a 500, en 1961) en pequeñas salas-teatros de la capital, con artistas locales.

El último recital de ballet de la escuela tuvo lugar en la Sala Hubert de Blanck, en julio 5 de 1961. La falta de fondos lo haría imposible en el futuro. El último concierto para los socios de Pro-Arte ─ un programa de música cubana con la Coral de Alfredo Levy─, se celebró el 23 de septiembre de 1967, en el Lyceum-Lawn Tennis. Días después, la Sociedad Pro-Arte Musical fue disuelta por decreto. 


Como triste acápite, el antiguo Teatro Auditórium fue destruido por un incendio en 1977, y después de muchos años de reconstrucción, abrió de nuevo sus puertas en 1999, con solo 800 asientos, donde antes se sentaban 2500.

*Elena del Cueto, ya fallecida.

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