Wednesday, April 12, 2023

Crónica de un cubano recién llegado a Miami en tiempos del parole. (por Carlos A. Peón-Casas)


El reciente programa del Parole Humanitario, mueve en este hic etc nunc, hacia las tierras del Tío Sam, a miles de impenitentes e ilusionados cubanos, aunque la experiencia incluye a otras tres nacionalidades.

El destino es unánime para incontables connacionales que pasan de 3 o 4 centenas por día en un cálculo conservador, según la propia experiencia reciente de este escribidor, en vuelos que parten de las principales ciudades de Cuba hacia la tierra más próspera del mundo,y en particular a la ciudad de Miami y su megalopólico aeropuerto, puerta de entrada de medio mundo, y su otra mitad también.

El aeropuerto es tan grande como puedas imaginarlo. Tan pronto el aparato que te trae desde la inopia inicia la maniobra de aproximación, luego de dejar atrás media ciudad, te percatas de la inmensidad del sitio, acostumbrado cómo estás al aeropuerto de tu otrora aldea, y ciudad camagüeyana, que no es más que a los efectos comparativos: un mínimo airfield de la Segunda Guerra Mundial, eso sí, construido por la mismísima Pam American, entonces una compañía ya con fama bien ganada en el negocio del aerotransporte global, que tiene ahora mismo en American Airlines, que regenta la mayoría de los vuelos hacia y desde Cuba, a su genial continuadora.

Pero llegar y ponerte en la larga fila del CBP y el Passport Control, es ya una experiencia total de insospechado calado, dada tu condición de cubano en busca del tan ansiado parole, que te conllevara una historia con altas cuotas elevadas de tiempo en retención y en espera, que los más impacientes y despistados, por no decir mal agradecidos, quieren considerarla como supuesto ninguneo.

Al llegar, ese inevitable trámite constituye un imprescindible y parejo acto de iniciación para visitantes, residentes, y otros nacionales del mundo global que buscan hacer realidad en sus vidas el muy popular sueño americano.

En esa fila los verás de todas las razas, etnias y colores:asiáticos, africanos, latinoamericanos, europeos de la más rancia estirpe, y sumados ahora como una creciente cuota a los cubanos paroleados por sus respectivos y ya altamente demandados "sponsors".

La mayoría de los visitantes del mundo plural pasarán raudos y felices por las taquillas de control donde muy eficientes funcionarios inmigratoria, les pedirán con gestos amables, que se acerquen a las cámara que escanea su rostro y confirma su identidad en sus pasaportes, tomarán las huellas pertinentes, y con igual presteza, si todo está en orden, les abrirán las puertas del ansiado paraíso.

Con los cubanos, incluidos en el reciente programa, pero igual con venezolanos, nicaragüenses y haitianos, los funcionarios mirarán con inevitable precaución sus pasaportes, para de inmediato conducirlos a espacios reglamentados, que algunos han querido comparar sin miramientos, con el tan temido "cuartico" de tan penosa reputación entre los cubiches que han llegado en oleadas sucesivas por ya casi siete décadas.

Esos nuevos locales, dada la creciente magnitud numérica de los aplicantes, son más bien, grandes y bien climatizados salones dentro del cuartel general de CBPen Miami, al que conectan misteriosas y sucesivas conecciones con otros y conexos pasadizos, y con otros espacios que se abren y cierran con respectivas tarjetas y claves ,y donde finalmente se les retiene por horas que parecen infinitas, hasta que todos y cada uno de los beneficiarios cumplen con lo que previene el estricto protocolo, y emergen nuevamente como desde la más profunda oscuridad,a la luz bienhechora de la libertad.

Pero antes y como inapelable mal menor, se trata de experimentar tales inconvenientes, como una necesaria cura de caballo para ganar en paciencia, y en salud contra tantos años en que nos hemos creído que,por nuestra insular y depauperada experiencia,con solo llegar a Yanquilandia, se nos eximirá de la inevitables prácticas ad usum para todo inmigrante en este grande,próspero y hasta acogedor, pero eso sí, mejor organizado país.

No comments:

Post a Comment