Thursday, August 28, 2025

"Frank y Leo", poder, crueldad y sexo sobre el escenario. (por Wilfredo A. Ramos)


Entre los pasados días 12 y 20 de julio, con tan solo cinco funciones, se presentó en el escenario de Artefactus Teatro, la obra Frank y Leo, texto firmado por el director teatral radicado en Cuba, Irán Capote, resultante de una adaptación de la obra Gotas de agua que caen sobre piedras calientes, de Rainer W. Fassbinder. El estreno en Miami de esta pieza corrió a cargo de Miriam Bermúdez, mientras que el elenco estuvo integrado por los actores José Carlos Bermejo, Héctor Alejandro González, Laura Alemán y Heidy Hidalgo-Gato.

Bermúdez, conocida directora teatral de nuestro medio, ha llevado a escena en esta ciudad con anterioridad otras dos propuestas del mismo teatrista cubano: Medea prefabricada y El casting, la primera basada en el drama de Eurípides, mientras la segunda en la obra del dramaturgo ruso Antón Chejov, La audición.

Rainer Werner Fassbinder (1945-1982), fue un reconocido dramaturgo, productor, actor, director de cine, teatro y televisión alemán. Su trayectoria artística se inicia dentro del medio teatral a partir del año 1967, tiempo en el que escribe, adapta y dirige más de treinta títulos. En 1969 entra en el mundo del cine filmando dos cortometrajes, pero es su primer largometraje de ese mismo año, El amor es más frío que la nieve, basado en una obra teatral suya, con el que obtiene el Premio de la Crítica Internacional, en el prestigioso Festival de Berlín, el que le abre el camino hacia una carrera coronada por el éxito y el reconocimiento internacional, convirtiendo su obra cinematográfica en una de culto, tanto por sus temas como por su estética.

Su obra está marcada por el interés de retratar las diferentes clases sociales, la crisis moral de la sociedad alemana prenazi, así como el nacimiento y caída de este movimiento político-ideológico. Igualmente, sus textos fueron reflejo de las revueltas campesinas, la posguerra, la historia y la cultura alemana, pero sobre todo se interesó por dejar plasmada la violencia entre las relaciones humanas. Su estilo a la hora de abordar su escritura resulta variado, pudiendo encontrar costes clásicos, realistas, alegóricos, expresionistas o distante.

Entre su obra dramática encontramos, Gotas de agua caen sobre piedras calientes (1965), El soldado americano y Katzelmacher (1968), Pre-Paradise Sorry Now (1969), Sangre en el cuello del gato y Las amargas lágrimas de Petra von Kant (1970), La basura, la ciudad y la muerte (1975), así como diversas adaptaciones de obras de diferentes autores como Clara Booth, Anton Chejov, August Strindberg, Peter Uandke, Henrik Ibsen, Lope de Vega, Carlo Goldoni, J.W. Goethe, entre otros.

La obra original sobre la que se erige la propuesta presentada en nuestros escenarios miamenses, Gotas de agua que caen sobre piedras calientes, es el primer texto dramático escrito por su autor, el cual aborda el tema de la homosexualidad, las relaciones de pareja, el poder, la dependencia, la manipulación y el control, todo ello dentro de un ambiente de exacerbado masoquismo, crueldad y dureza. El trabajo sobre el libreto de Fassbinder, llevado a cabo por Capote -estrenado el pasado año en Cuba- no altera demasiado el concepto original de la obra, reduciendo este a la adaptación de algunos textos, contextos y situaciones que el adaptador arrastra a ciertas experiencias de su propio entorno, que la directora con sutileza también modifica, eliminando posibles referencias localistas innecesarias.

Miriam Bermúdez en su puesta en escena brinda un interesante trabajo situado en un ambiente que podríamos denominar “almodoviano”, quedando ello evidente en la utilización de colores puros y brillantes en el vestuario, así como en determinadas intenciones dramáticas en la interacción entre el trabajo de los intérpretes. El ambiente de la obra, en el cual se observa algo de interés por crear cierto distanciamiento de la realidad, la autora lo mueve dentro de intenciones varias, que irán desde lo absurdo, la crueldad, la farsa y el drama, aunque este último no se logre completamente debido a cierta falta de carácter por parte de los actores al tiempo de entrar en dicho terreno. Completando dicho entorno, la banda sonora utilizada refuerza de manera excelente este carácter estético y el discurso actoral, como bien puede ser apreciado en el instante en que dos de los personajes -Ana y Leo- realizan el doblaje de fragmentos del conocido bolero Bésame mucho, de la compositora mexicana Consuelo Velázquez, interpretado por Sara Montiel, en un estilo de acentuado y logrado manierismo.

Con muy escasos elementos escenográficos y de utilería, es creada la atmósfera donde se desenvuelven los acontecimientos -un sofá, una lámpara de pie, una percha, una pequeña mesa de centro, una botella, cuatro copas, una maleta y una pistola- componentes estos con los que se propicia el desarrollo de la acción. A esto habría que sumarle un nivel más alto al fondo del escenario donde la directora lleva a cabo mínimas escenas pantomímicas que acercan aún más la puesta de esta obra al ambiente fílmico del cineasta manchego.

La acción de la obra que se desarrolla durante tiempos espaciales diferentes, situados en el ayer y el hoy de los acontecimientos, merecía un trabajo de luces más acentuado, el cual situara con mayor efectividad dichos retrocesos en el tiempo, trabajo que la dirección si infiere con el movimiento de los actores, pero necesitaba ser subrayado ambientalmente.

En cuanto al desempeño actoral, debemos destacar la excelente caracterización, para nosotros la más lograda dentro de la puesta, que del personaje de Ana -novia de Leo- realiza la actriz Laura Alemán, quien a través de toda la obra se mantiene con comodidad dentro del carácter de excesiva superficialidad diseñado para el mismo, logrando que tanto sus movimientos como su manera de hablar se encarguen de reflejar fielmente su personalidad, ayudando con su personaje a profundizar en el de por sí raro entorno psicológico en que se desenvuelve la acción.

La actriz Heidy Hidalgo-Gato, en el rol de Eva -personaje transgénero- aunque logra meterse en la piel de este procurando alejarse de ciertos esquemas maniqueos al respecto, no convence del todo, ya sea por el vestuario que porta o porque no escapa completamente de ciertos amaneramientos más propios de personajes de espectáculos nocturnos, que del comportamiento femenino. Por otra parte, su momento de desborde dramático, no es aprovechado, perdiendo la oportunidad de un necesario desdoble emocional.

En cuanto al trabajo de los dos actores que asumen los roles protagónicos, Héctor Alejandro González y José Carlos Bermejo -Frank y Leo- aunque ambos con ya largas trayectorias y buenos resultados en los escenarios muestran un profesional esfuerzo por sumergirse en sus personajes, dotándolos de sinceridad, sus trabajos no llegan a convencer del todo. Uno de los problemas observado es que ninguno de los intérpretes convence en sus caracterizaciones debido a sus físicos que no resultan del todo idóneos para asumirlos, teniendo en cuenta las propias particularidades que se supone hacen de ellos los motores del conflicto. Por otra parte, en el caso del personaje de Frank, el actor descuida reiteradamente su manera de expresarse, otorgándole a su proyección un aire de ‘chabacano cubaneo’ que el personaje no requiere.

Los que vivimos dentro del mundo teatral, sabemos lo difícil que resulta en muchas oportunidades encontrar el elenco apropiado para una determinada obra, mayormente cuando las condiciones económicas no son para nada favorables, pero a pesar de ello, este es un aspecto que puede convertirse en un traspiés que no permita el total acomodo del éxito en una realización teatral.

No obstante, el anterior apunte, con esta nueva propuesta, Miriam Bermúdez, se anota un punto más a su favor en su interesante trayectoria teatral, siempre apegada a transitar por caminos del absurdo, la crueldad, la farsa, la tragicomedia, permitiéndole construir personajes con diversidad y profundidad de cargas psicológicas, obligando con ello a efectuar un acentuado y exigente trabajo con los actores. Nuevamente su colaboración con Artefactus Teatro, provoca los bienvenidos resultados que todos esperamos al sentarnos en nuestras lunetas.




Wilfredo A. Ramos.
Miami, agosto 4, 2025.

Fotos/Arturo Arocha

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