Tuesday, July 11, 2023

Sor Nadieska Almeida: "Hoy no es cualquier día, hoy recordamos que hay jóvenes injustamente encarcelados porque decidieron expresarse" (En el segundo aniversario del 11 de julio)



Mientras los discípulos de Juan se iban, Jesús comenzó a hablar acerca de él a las multitudes: «¿A qué clase de hombre fueron a ver al desierto? ¿Acaso era una caña débil sacudida con la más leve brisa? “Mt 11, 7.”


Ayer mientras retornaba a casa, fue muy impresionante ir encontrando por todo el camino y no exagero, muchos carros de patrullas, boinas rojas, militares y otros tantos que con su mirada o postura también reflejaban claramente cual era su misión.

No cabe duda que cuando recuerdas que el 11 de julio, hace dos años, un pueblo decidió quitarse los miedos y dejar salir su voz, entonces sabes que esa será la respuesta o más bien la misma iniciativa represora para que a nadie se le ocurra repetir el hecho, sin embargo con una mezcla de tristeza y también de esperanza, hoy me encuentro nuevamente ante la palabra de Jesús, que no es la de la liturgia del día pero es la que Él ha querido regalarme a raíz de lo que voy sintiendo desde ayer…y me hacía la misma pregunta que Jesús le hizo a las multitudes: ¿Qué salieron a ver?

Y por supuesto emergen otras: ¿Qué esperan? ¿a qué temen?¿qué es lo que lleva a controlar de esa manera a todo un país? (...) Porque si somos realistas, observadores y sobre todo tenemos los pies bien puestos en la tierra nos damos cuenta y sabemos bien que estamos ante un pueblo indefenso, sin fuerzas, hambriento, enfermo y sobreviviente, al que ya nada más se le puede quitar, excepto el arte de aprender a vivir en la conquista de su libertad, esa que tendría que tener por derecho, esa que nos fue concedida desde la creación del mundo, por el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo y a la que nadie, absolutamente nadie tiene derecho de quitarla, y quienes lo hacen es por abuso de poder, pero sobre todo por el miedo a que se reclame, se piense, se exija… y yo me pregunto y me atrevo respetuosamente a preguntar: ¿Qué más quieren ver? ¿Qué más esperan de la fuerza y valentía de este pueblo?

Soy de las que creo que debemos seguir expresándonos y hacernos escuchar, porque mientras más me acerco a la gente de a pie, mientras más dolor escucho, mientras más sufrimientos veo, tanto más me siento llamada a reclamar, a pedir, a buscar alguna propuesta, solución o alternativa que nos ayude como nación a salir de la desesperanza, de la tristeza, de la desidia, de la falta de libertad porque NO ES NORMAL que para mantener la “calma”se nos calle, no es NORMAL Y entonces más dolor e indignación causa cuando ves o escuchas a "autoridades" diciendo públicamente que estamos bien, que tenemos lo necesario, que aquí se puede vivir. No es verdad, y me resisto a que sigan queriendo que el mundo se crea semejante mentira, no estamos bien, y solo quiero que tengamos acceso a lo necesario, que veamos la posibilidad de reconstruirnos como país y será mi grito una y mil veces porque sé que es el grito de muchos

Hoy no es cualquier día, hoy recordamos que hay jóvenes injustamente encarcelados porque decidieron expresarse y no seguir siendo esclavos, ni del hambre, ni de la ideología, ni del miedo, ni de la inseguridad, hoy hay muchos ojos que no ven la luz porque se lo han prohibido, pero ellos fueron coherentes con su sentir y pensar y no se nos puede olvidar que ahí detrás de ellos, o sosteniéndolos hay madres, ahí hay padres, ahí hay niños en espera de un abrazo… ¿y si fueras tú?, y ¿ si fuera nuestra familia?¿Cómo callarme? ¿cómo no expresarnos?¿Cómo no intentar una y otra vez hacer público lo que decimos por las esquinas y rincones?

¿De qué somos espectadores tú y yo? ¿Hemos decidido mirar o VER ?

Decido VER y recordar cada rostro que sufre, decido REZAR por los que aunque estén encarcelados me devuelven la esperanza de que hay gente valiente y coherente, sin armas, pero con grandes almas que harán de esta nación un lugar digno, porque ya sus vidas han dejado la huella indeleble, como la de nuestros próceres. Decido abrazar a cada madre, a cada niño, a cada familiar que atraviesa por el dolor de la ausencia y para ello solo puedo ofrecer lo mejor que tengo : la oración confiada, la cercanía y mi amistad que pueda servir de hombro, de apoyo, de bastón para el camino, no es mucho pero es lo que tengo y eso es lo que ofrezco.

Y pido que como Juan el Bautista, nunca seamos una caña sacudida por el viento, que reconozcamos que como pueblo podemos sostenernos como caña que mantiene su fuerza en sus raíces y que sintamos que la gracia de Dios nunca nos lleva a donde su providencia no nos proteja. Así lo creo, así lo espero.


Texto tomado del Facebook de la autora.

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