Monday, December 19, 2022

"La Bicicleta”, teatro breve. (por Wilfredo A. Ramos)



Como ya ha venido haciéndose habitual, los salones del Miami Hispanic Cultural Arts Center de la Pequeña Habana, en nuestra ciudad, se han abierto a las presentaciones teatrales y es por ello que desde algún tiempo, los dos primeros fines de semana de cada mes, es posible disfrutar espectáculos marcados por una característica no muy propia de dicha manifestación escénica: su breve duración y su simpleza en cuanto al concepto de puesta en escena.

Este proyecto es una iniciativa a cargo de The Red Umbrella Productions, presidida por el conocido teatrista venezolano José Eduardo Pardo, en comunión con Creation Art Centre, organización dirigida por Eriberto Jiménez.

Pardo se ha destacado en los últimos tiempos por escribir y dirigir múltiples obras dentro del conocido y discutible nuevo género del ‘micro-teatro’, que tanto éxito ha tenido en Miami y en muchos otros lugares del orbe, pero ahora se ha volcado hacia la escritura de nuevos textos y en algunos casos la re-escritura de otros ya concebidos para esos tan traídos y llevados‘15 minutos’, como es el caso de la obra recién presentada.

Para defender su nuevo trabajo, el autor-director ha llamado a Boris Roa, actor chileno quien asume el personaje de Mateo y a Gabriel Porras, conocido actor mexicano, el que se mete en la piel de Joe el otro personaje, el cual viene a sustituir a su hermano Francisco Porras en la versión original concebida para micro-teatro estrenada hace ya algún tiempo atrás.

Según palabras del propio Pardo, la idea de escribir dicho texto surgió después de uno de los lamentables episodios que continuamente sufre el teatro en nuestra ciudad, el cual tuvo como referencia el inesperado cierre del Paseo de las Artes en la ciudad del Doral, primera de las sedes que ha tenido esta organización, producto de problemas que nada tuvieron que ver con el hecho artístico, pero si con temas económicos de la burocracia local. Esta situación llevaría al autor a plantear su inconformidad ante tal acto mediante la escritura de un texto donde se va a hablar del valor de las ilusiones en la vida de los seres humanos, la importancia de ellas en sus acciones cotidianas, la necesidad de las mismas para la confirmación de la personalidad y su rol en la comprensión de los ideales del prójimo.



La acción es simple y todo ocurrirá frente al público, sin necesidad alguna de aludir a otros momentos o lugares dentro de la historia a contar. Un personaje, Mateo, interpretado por Roa, entra al espacio escénico cargando con el el esqueleto de una desarmada y vieja bicicleta junto a algunos utensilios y posibles piezas con las que pretende rearmar tal artefacto y darle vida nuevamente para su futuro y anhelado uso. Mientras el personaje pone manos a su obra entona la letra de una canción que es lo que provoca la entrada a Joe, el otro elemento en esta historia, quien al escuchar a lo lejos tal melodía la comienza a entonar también, siendo ese el punto que conecte a los dos personajes.


A partir de este momento, ambos se introducen en un diálogo donde se ofrece la impresión de ser un diálogo de sordos, pues lo que se dice desde una parte no encuentra eco en la otra. Mateo, en su afán de reconstruir su destartalada bicicleta, solo habla de sus ilusiones por verla ‘viva’ como si de un ser humano se tratara. Joe, por su parte habla desde la sorna, la burla, la ironía, alardeando de un practicismo y una lógica que se antepone con los sueños y la visión ideal que del mundo real propone su dialogante.

Si el personaje de Joe destila, desde su petulante altura, una realidad ácida, abigarrada de raciocinio, de innegable lógica, el de Mateo, desde su simpleza y miseria, respira sencillez, ilusión, nobleza, aceptación de los escollos de la vida como meros pasos posibles a superar. La crueldad de uno choca contra la ingenuidad del otro, pero de la misma manera la verdad de uno se enfrentará a la del otro. El diálogo podría verse como una imagen enfrentada a su contraimagen en un espejo.

El mayor valor del texto, que queda excelentemente bien definido desde sus primeras palabras en dicho intercambio de ideas entre ambos personajes, es el no tomar parte por ninguno de los dos y dejar que sea el espectador quien determine, según su propio análisis, que tanto habrá de cierto en en la defensa de las ideas de cada uno de ambos factores.

Con respecto al trabajo de ambos actores, el mismo no requiere de grandes esfuerzos en cuanto a movimientos y acciones, pero si con respecto a la interiorización de sus emociones, debido a que sus diálogos se convierten en textos casi filosóficos, donde el pro o el contra otorgado al valor de las ilusiones y la manera de enfrentar la vida, viendo el “vaso medio lleno o medio vacío” por parte de cada uno de ellos, terminará por entregar un final donde ambos actores no podrán evitar lagrimas verdaderas en sus ojos.


Para terminar estas lineas, solo nos resta aplaudir el amor y el esfuerzo con el que este sencillo proyecto se está tratando de afincar en nuestra escena teatral, tan maltratada, tan ninguneada por tantos factores que implican a múltiples elementos de nuestra sociedad. Algo de esto último, se conversó al final de la representación, en otro informal diálogo entre artistas y espectadores -el poquísimo que asistió el sábado y que por su ausencia no permitió que se pudiera realizar la obra el viernes.

Finalmente una observación a quien esto decida a leer: trate de estar al tanto de lo que con tanta entrega y sacrificio sube a nuestros escenarios, nuestros actores trabajan, si, trabajan para ustedes.




Texto y fotos Lic. Wilfredo A. Ramos
Critico de Teatro y Danza
Miami, Diciembre 1, 22022

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