Wednesday, September 7, 2022

Plegaria a la Virgen (por Gertrudis Gómez de Avellaneda)

"Santísima composición con bote #2"
Sergio Lastres. Año 2014
Acrílico, óleo, silver leaf, gold leaf
y Crystals Swarovski sobre lienzo.
29"×30"
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Vos, entre mil escogida, 
De luceros coronada, 
de escollos preservada 
En los mares de la vida: 
Vos, radiante de hermosura, 
¡Vírgen pura! 
De toda virtud modelo; 
Flor trasplantada del suelo 
Para brillar en la altura: 

Vos, la sola sin mancilla 
De Adan en la prole insana, 
Y á cuya voz soberana 
Dobla el ángel la rodilla: 
Vencedora del delito, 
Que al precito 
Querub quebrasteis la frente, 
Y cuyo nombre potente 
Es en los cielos bendito: 

Vos, que ocupais régio asiento 
En la patria eterna y santa, 
Y teneis de vuestra planta 
Por alfombra el firmamento... 
Volved  Señora, los ojos 
Sin enojos
A esta mujer solitaria, 
Que os dirige su plegaria 
De su destierro entre abrojos. 

En tempestuoso oceáno 
Mi bajel navega incierto, 
Sin que un fanal en el puerto 
Le encienda piadosa mano: 
Entre escollos gira roto, 
Sin piloto 
Y sin brújula ni vela...
Que á merced- deshecho - vuela - 
Del vendabal ó del noto. 

Vos, en la noche sombría 
Pura luz, celeste faro, 
De los débiles amparo, 
De los tristes alegría... 
Mirad mi senda enlutada, 
¡Madre amada! 
Mi juventud sin amores 
Débil planta á los rigores 
De ardiente sol marchitada. 

Campo estéril, seco arroyo, 
Donde no juegan las brisas 
Mi infancia no tuvo risas, 
Ni mi vejez tendrá apoyo. 
Noche triste cual ninguna, 
Y sin luna 
Fué la noche tormentosa 
Que vine al mundo llorosa... 
¡La orfandad meció mi cuna! 

¡En torno miro!... No existe 
Ni patria ni hogar querido... 
¡Soy el pájaro sin nido! 
¡Soy sin olmo hiedra triste! 
Cada sosten de mi vida, 
Desvalida,
Fué por el rayo tronchado, 
Y débil caña he quedado, 
De aquilones combatida. 

Extranjera en este mundo, 
No comprendo su alegría, 
Ni él penetra, Madre mia, 
En este abismo profundo... 
Este abismo de dolores, 
Que con flores 
Disfraza tal vez la suerte; 
¡Volcan que encierra la muerte, 
Coronado de verdores! 

Seres hay en este suelo 
Que enigmas son de amargura; 
Ni el cielo les da ventura, 
Ni el mundo les da consuelo. 
¿Para qué fueron lanzados 
¡Desgraciados! 
A la existencia estos seres, 
Entre risas y placeres 
A padecer condenados? 
Mas los misterios venero 
Que comprender no consigo, 
Y á vos ¡oh Vírgen! os digo: 
<Yo sufro, ruego y espero.>
Se dice que el Señor vierte 
En el fuerte 
Y en el soberbio su ira, 
Mas con blandos ojos mira 
Del desvalido la suerte. 

¡Ay! no soy robusta encina, 
Firme del cierzo a la saña, 
Sino humilde y frágil caña, 
Que al menor soplo se inclina. 
Bajo el brazo omnipotente
Postrarse humilde, Señora; 
Decidle, pues, que ya es hora 
De que se extienda clemente. 

Del árbol de mi esperanza 
Secas las flores cayeron, 
Y cual humo leve huyeron 
Mis sueños de bienandanza: 
Así, no pido alegría, ¡Vírgen pía! 
Ni horas de dicha serenas; 
Sino paciencia en las penas 
Y paz en la tumba fria



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 Se respetó el texto como fue publicado en 
Obras literarias de la Señora Doña Gertrudis Gómez de Avellaneda. Colección completa. Tomo Primero. Madrid, 1869. 

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