Sunday, May 29, 2022

El lector de tabaquería en La Habana de 1906 (por Joaquín Segarra y Joaquín Juliá)


El lector, en las fábricas de puros, constituye uno de los casos más curiosos y simpáticos que pueden darse en un taller: 

Trabajan en silencio los operarios, atentos tanto á su labor cuanto a lo que lee en voz alta un individuo colocado en lugar conveniente para que sea oído por todos los trabajadores de la sala. En las fábricas grandes ó en los talleres de excesivas proporciones hay tantos lectores como secciones de tabaqueros. 

Estos eligen por votación a los aspirantes á tal cargo que está retribuido espléndidamente y que no es tan fácil de desempeñar como pudiera creerse. 

El lector ha de tener no solo una voz sonora y expresiva, sino el secreto de dar á lo que lee la expresión musical adecuada al oído de una gente que, como los cubanos en general, gustan de cierto sonsonete, de cierta cadencia rítmica que constituye la mayor dificultad para quien no está educado á tal gusto eufónico. 

Los operarios pagan al lector de su peculio particular, y repetimos que hay quien se saca un sueldo espléndido. 

También se someten á votación las obras á que se debe dar lectura, y anotamos el detalle interesante de que el libro preferido, por lo general, es el Quijote, y los autores que resultan más favorecidos en estos curiosos plebiscitos literarios de los tabaqueros cubanos son Galdós y Palacio Valdés.






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Fragmento del libro Excursión por América. Cuba, de Joaquín Segarra y Joaquín Juliá. Publicado en Costa Rica en el año 1906.

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Se respetó el texto como fue publicado.



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