Wednesday, September 1, 2021

Los Repiqueteos de "El Debate". Comicidad con mensaje en la Cuba de 1917. (por Carlos A. Peón-Casas)


Aludimos hoy a un interesante diario habanero, los años republicanos. Justo para los tiempos del menocalato y otras hierbas.

De clara inspiración católica El Debate, se definía como: “semanario obscurantista y sacristanesco, según los espíritus fuertes” como rezaba, con muy claras intenciones sarcásticas, en su lema de portada. Vería la luz el 7 de julio de 1917(1)

Aludimos hoy a una de las secciones del diario, la reconocida por el apelativo de Repiqueteos, sin dudas muy singular y simpática. Presentada siempre en versos muy inspirados y con una evidente bis cómica por parte del intuitivo rimador que firmaba con el gracioso apelativo de Tiquis-Miquis(2).

La sección era el mejor termómetro de la realidad social en la que discurre la capital de Cuba en el año 1917. Los temas que trataba son siempre los que mejor explicitan la realidad del cubano de a pie. Guarda la sección sin dudas ese sabor tan costumbrista que nos llega desde el diecinueve cubano, a la vez que aplica en términos de ese gustillo tan local, la sabrosa y sana humorada que siempre nos caracteriza.

De todo hay ejemplos sobrados en los números que hemos rastreado, sirvan de botón de muestra, estos primeros versos que ahora les presentamos, alusivos a una curiosa restricción de la vida nocturna en la Habana de por entonces:
Parece que nuestro Alcalde/ Quiere convertir la Habana/En la ciudad más tranquila/En la ciudad más callada/Que exista sobre la tierra;/Y empieza de una plumada,/Ordenando a los cafés/De poca o mucha importancia/Que a las doce de la noche/Tengan las puertas cerradas/Que los teatros terminen /A la hora antes citada/Y en fin, que todo viviente/Sin chistar una palabra./A esa hora, derechito/Se vaya para su casa/Y tenga o no tenga sueño/Presto se meta en la cama(3)
Sin duda la medida contrarrestaba, a rajatabla, cierta tendencia molesta, a perturbar la ciudadana tranquilidad, algo que el propio semanario ya venía señalando desde sus primeros números. Los sonoros “repiqueteos” de nuestro vate humorista seguían pues aplaudiendo el llamado al orden, pero sin coartar la libertad ciudadana cuando seguía diciendo:
Señor Alcalde por Dios/No prosiga esa campaña/No es justo que paguen justos/Por pecadores ¡caramba!/Ordene que se persiga/Con insistencia y con saña/A la gente que perturba/Sea de noche o de mañana;/Prohíba las borracheras/Si es que estas no le agradan/Y cuando alguien se encandele/Sin su permiso pues nada,/Que le apaguen la costumbre/Con multa de veinte cañas(…)//Yo creo que estas medidas/Y otras medidas muy sanas/Puede tomarlas usted/Sin recurrir a la táctica/De convertir nuestra bella/Alegre y típica Habana/En una ciudad dormida/En una aldea callada(4)
La sección sin dudas buscaba ser denuncia efectiva contra males sociales de la época. Su atenta lectura, es muchas veces más efectiva que cualquier tratado de carácter histórico. Baste echar un vistazo a otros Repiqueteos, esta vez los que corresponden al número del 1 de diciembre de 1917, justo cuando los rigores del conflicto de la Primera Guerra Mundial, se hacen sentir en Cuba con grandes estrecheces económicas, que se traducían en carencias de alimentos y bienes de primera necesidad, así lo “retrata” en versos el avispado Tiquis-Miquis:
No tenemos carne apenas/Casi no se ve el pescado./El tasajo popular/Es manjar aristocrático./Los frijoles van subiendo,/El arroz hay que buscarlo,/No hay harina ni en las cajas./Ni para el pan cuotidiano./Dentro de poco no habrá/Ni un español ni un cubano/Que pueda asar la manteca.//Falta el boniato sabroso/En la tierra del boniato/Y en la tierra de la caña/Nos falta el azúcar clásico./Pero no nos apuremos/Ya contra el rigor tirano/Y las torturas del hambre/Un remedio se ha inventado,/De seguros resultados./Han averiguado ya/Los expertos y los sabios/Que en la mesa cual glotones/El estómago llenamos/Vayamos día por día/Nuestra ración acortando/

Y tengamos la certeza/De que tras ligero plazo/O a no comer ni un granito/De arroz nos acostumbramos/O de hambre y debilidad/Lánguidamente expiramos//La cosa de día en día/Se va poniendo más fea; /El alimento escasea/ Y ahoga la carestía/Para mayor agonía/En tan negra situación/Dice con mucha razón/El bondadosa Liborio/Lo que es a todos notorio/Que aquí se acabó el carbón(5)
Sea breve conclusión a los simpáticos Repiqueteos reseñados hasta aquí, este que alude a ese tormento tan tropical y tan nuestro que sufrimos casi todo el año: el calor:
Señores vaya un calor/El que estamos padeciendo/ Es un calor inhumano/Que en Cuba se está sintiendo// La gente se desespera/Se abate, suda y se irrita/Pero por mucho que grita/Ni una ráfaga ligera/De viento fresco se agita// Se va al campo a veranear/la gente de posición/y el que no puede gastar/Se tiene que reventar/ Y estarse en la población.// Yo sé de una Dorotea/Que el día se lo pasaba/Bañándose en la batea/Y de noche se acostaba/Muy tranquila en la azotea// Esta tía resolvió/Así el problema del día; pero una noche llovió/Y pescó tal pulmonía/Que en dos días liquidó//Por eso aquel que no tenga/Para irse a Nueva York/Debe aguantar el calor/Hasta que el invierno venga/Y es muchísimo mejor(6)
Sin dudas, Tiquis- Miquis, el simpático rimador de estos versos, sabía repetir con Terencio, ese adagio tan objetivo y sensible: “Hombre soy, y nada de lo que es humano me es extraño”.






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  1. El semanario, según acota Mons. Suárez Polcari, tenía el objetivo de “contrarrestar la Política Cómica, de marcado anticlericalismo” Sin dudas, se les contestaba a los críticos a ultranza del catolicismo, que también podían ser los del periódico El Día o El Mundo, usando un estilo agudo, y devolviendo golpe por golpe. Sus hacedores eran poseedores de una agudeza mental y un inevitable sentido del humor, y tales cualidades se hacen palpables hasta en los seudónimos con que firmaban sus secciones fijas. Ver mi ensayo: El Debate. Cercanía a un semanario católico en la Cuba de 1917.
  2. El autor que subyace detrás de esta simpática columna era sin dudas un humorista de primera línea. Otra sección o columna del semanario la intitulada Espíritus Fuertes, estaba también escrita en versos. El autor de aquella, que se firmaba como Malatesta, estaba igualmente dotado de una simpática vena humorística, los nos hace pensar en la posibilidad de que fuera el mismo rimador de Repiqueteos. En Espíritus Fuertes, por su parte se satirizaba la postura de quienes mantenían una posición de increencia manifiesta, usando el verso dotado de sentido humorístico para de cierta manera “ridiculizar” a los espíritus fuertes de la época. Sirva de ejemplo la sección correspondiente al 27 de octubre de 1917 titulada “Yo soy ultra-radical”: “Yo no admito la familia/Vínculo matrimonial;/Yo proclamo el amor libre/Sin leyes y sin altar./Yo quiero quemar los códigos/Que rigen la sociedad;/Yo soy ultra-modernista,/Yo soy ultra radical.// Todos los goces que pida, /Al cuerpo se le han de dar./Es ésta la única norma/ De toda regla y moral/Me río de la virtud/Me río de la piedad/Yo soy ultra-modernista/Yo soy ultra-radical// No reconozco otra ciencia/que la que enseña a llenar/Las arcas y los bolsillos/Con maña y habilidad./Creo en Creso más que en Cristo;/ Más que en Dios, en Satanás./Yo soy ultra-modernista,/Yo soy ultra radical//Yo no admito más derechos/Que los de mi utilidad; /Yo en cada prójimo miro/Lo que a mi me puede dar./Para mí todo lo bueno/Y que se hundan los demás./Yo soy ultra-modernista./Yo soy ultra-radical.”
  3. El Debate. Habana 1 de diciembre de 1917.p.6
  4. Ibíd,
  5. Ibíd.. p.10
  6. Ibid.

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