Thursday, June 24, 2021

Un domingo en Santiago de Cuba (por Rafael Duharte Jiménez)



La crónica firmada por Juan José en la sección Santiago Social del periódico Diario de Cuba de fecha 22 de septiembre de 1919, nos permite asomarnos a un domingo de hace un siglo en la ciudad de Santiago de Cuba.

El cronista comienza pintándonos una mañana en la que destaca la religiosidad de los santiagueros los cuales asisten a los templos católicos, bautistas, episcopales, metodistas etc. En las iglesias católicas dice: “sus naves se veían llenas, pletóricas de creyentes y profanos, ávidos de rezar los primeros; deseosos de henchir de impresiones gratas, con la contemplación de las bellezas y las modas los segundos”.

Con una rápida mirada nos acerca al domingo de las familias vistalegrinas:
… a las once de la mañana, se disfrutaba de la matinée del Vista Alegre, a la que concurrió una muy selecta representación femenina. Se observaba en la amplia sala del teatro: belleza, elegancia y perfume y en el palco escénico: arte y belleza también, con la compañía de zarzuelas de Luís Manzano.
El mediodía el cronista lo califica como paradisíaco porque la ciudad siguiendo la antigua costumbre española se entrega a la siesta.

Al caer la tarde la vida social se reanima y muchos van a los parques a pasear y tomar el fresco. En particular en el Parque Céspedes la concurrencia era muy numerosa y la Banda Militar brindaba un programa de música selecta.

Los teatros y los cines merecen una especial atención del cronista pues estos desempeñaban en aquellos tiempos un papel importante en el domingo santiaguero: “Abrieron sus puertas los teatros. La función vespertina del teatro Aguilera se inició con una concurrencia en la que los niños eran mayoría. Después de dos o tres horas de películas y un breve receso, comenzó la sesión de modas denominada Domingo de Oro: Tantas mujeres bellas convirtieron el teatro en un aristocrático salón de fiestas (…) Los palcos y las lunetas eran un encanto. Los teatros Marti y Estrada Palma estaban invadidos por los fanáticos del cine”.

La crónica finaliza con una nota sobre los catalanes que ese día habían conmemorado en su cede social una fecha histórica: “En la noche el Grupo Cataluña efectuaba la velada conmmorativa de la jornada del 11 de septiembre de 1714, cuando Catalunya perdió su independencia. El Orfeón inició el acto con un himno de Maera y siguió con otras obras como, El Emigrado y Visión del Emigrado”.

¿Ha quedado fuera de la crónica el santiaguero feo? Por supuesto que si, seguramente en la tarde y particularmente en la noche hubo mucho movimiento en los bares y cantinas del área del puerto y los prostíbulos de la zona de tolerancia; a ciencia cierta acaeció una actividad intensa en los lugares donde se jugaba y hasta en las vallas de gallos; quizás las casas templos y los espiritistas aumentaban su numero de consultas el domingo.

Pero les recuerdo que Juan José era un cronista social y no un antropólogo. Lo real es que este pequeño retrato del domingo santiaguero con el paso del tiempo ha adquirido cierto valor, tanto por lo que describe como por lo que omite.

El domingo 21 de septiembre del año 1919 pudo pasar totalmente inadvertido porque ese día no ocurrió nada significativo, pero el cronista congeló ese instante como en una fotografía, salvándolo para la posteridad.




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Rafael Duharte Jiménez (Santiago de Cuba, 1947). Profesor, Historiador Ensayista y Guionista de radio y televisión. Ha publicado 12 libros, numerosos artículos y ensayos en revistas en Cuba y el extranjero y una Historia Audiovisual de Santiago de Cuba que consta de 355 audiovisuales de 12 minutos cada uno; conferencista en 28 universidades y centros de investigación en El Caribe, América Latina, Europa y Los Estados Unidos. Es miembro de la UNIHC y la UNEAC. Actualmente labora como especialista de la Oficina de la Historiadora de la Ciudad de Santiago de Cuba.

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