Tuesday, May 12, 2020

Sombras Chinescas (un poema de Rodrigo de la Luz)


Aquí te encontré.
Aquí estabas en el reflejo de los fósforos:
suplicante te marchas,
para luego decir
que perteneces a otras manos;
a otra ventura incierta.
¿Quién pudiera tener de pronto un enemigo
que valiera la pena?
Un enemigo al que incluso
se le pudiera admirar
por algún aspecto de su carácter.
Un enemigo que sobresalga
por alguna cualidad humana.
Un enemigo que al menos
sienta piedad; que lamente el horror
al que ha sido sometido su adversario.
Quién pudiera...
Pero estas trémula manos,
sólo se alzan
como en un ritual para dormir
a una muñeca.
Da miedo tanta paz.
Da miedo saber que después de este silencio;
que después de esta penumbra fugaz,
se producirá un chirriante sonido
como única forma de sobrevivencia.
Da miedo, este pequeño espejismo
fabricado con mentiras y falanges;
este disfraz que sólo pertenece a la memoria.
Da miedo, este hallazgo de sombras titilantes.
Que se esparcen y reclaman.
Que se marchan y suplican.


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