Wednesday, December 18, 2019

19 de diciembre de 1959. La Quincallera que fue (por Carlos A. Peón-Casas)


La Quincallera que fue.
Noticias antiguas de la inauguración
 de aquel recordado comercio de la
 calle República.


por Carlos A. Peón-Casas


Un añoso periódico Adelante, todavía en el mismísimo formato que su antecesor El Camagüeyano, con doce increíbles páginas, y fechado en el sábado 19 de diciembre de 1959, nos trae la noticia de la apertura de aquel celebrado establecimiento, aquella misma mañana.

La Quincallera de Camagüey, como fue bautizada, era parte de la Cadena Nacional Quincallera, que según anunciaban sus propietarios se trataba de una verdadera cadena de Ten-Cents Cubanos, con precios competitivamente bajos, con más de 250 empleados repartidos en 6 establecimientos de su tipo distribuidos por todo el territorio nacional, y con la perspectiva en aquel instante, de abrir otros a la brevedad.

El de nuestra ciudad, se ubicaba como ya apuntábamos en la calle República casi frente al callejón de Correa(1), y que al decir del slogan promovido por la Asociación de Comerciantes de aquella nutrida artería, era “la calle que defiende su economía”.

Aquel sábado debió sin dudas día de fiesta para todos los concurrentes a tan flamante convite. A su disposición habían más de 10.000 artículos distintos, en el bien servido stock de la tienda, repartidos por todos sus departamentos: Perfumería, Caballeros, Joyería de Mujer, Regalos, Cocina, Juguetes, Muñecas, y Ropa Interior.

Las fotos que ilustran este artículo, no dejan dudas de la estupenda calidad de los productos a la venta, que competían en igualdad de condiciones con los ofertados por otros negocios similares de la ciudad.

Una singular oferta de jabones de todas las marcas incluyendo a los de Palmolive y Camay, se proponían en oportuna rebaja de 16 centavos, a solo 9centavos cada unidad, tamaño regular de baño.

Igualmente, las pastas dentales de cualquiera fuera la marca y presentados en tamaño gigante, solo les importarían a los interesados 35 centavos cada uno, precio de remate a partir de los 50 centavos originales.

A casi seis décadas de aquella inauguración, muchos guardarán un recuerdo amable de aquel instante, y en sus retinas, todavía perdurará el ajetreo de aquel singular comercio citadino, remedo del interminable bullicio de aquella calle República, o la de Maceo, compartiendo aquel apelativo que todavía las define: las del Comercio, y que en las tardes de sábado, como el de aquel día, se convertían en pasarela singular de una ciudad que ya no existe.


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1. El área que ocupara la tienda, con salida por la calle Santa Rosa, había acomodado en la década de los cuarenta y comienzos de los cincuenta, la residencia de la familia Ibarbia, que tenían en propiedad la farmacia homónima en la esquina de República con Ignacio Sánchez. Para 1960, residían entonces en la Avenida de los Mártires. La antigua propiedad, de la que guarda recuerdos mi tío Juan Peón, compañero de clase en el Colegio Marista de Pedro Ibarbia, único vástago del matrimonio del Dr. Pedro Ibarbia Caballero e Isabel María Pichardo, y donde concurría en sus años de juegos infantiles, dio paso a la nueva estructura del establecimiento comercial, que se conserva tal cual.

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