Tuesday, August 14, 2018

Crónica: Ulises y su Itaca fotográfica (por Waldo González López)


D’abord, ante todo, me confieso fan del expresionismo (1905-1910), primero de los movimientos [ismos] que, durante los inicios del siglo pasado, abarcaría las artes (en particular, el cine), la música y las letras, cautivando en consecuencia la creación de los primeros años del siglo XX, cuando los artistas y escritores ignoraban que pocos años después acontecería la primera conflagración que daría al traste con el orden europeo y, más allá, internacional hasta la fecha.


Como el dadaísmo y el surrealismo, el expresionismo fue una corriente comprometida con la sociedad de aquel momento, distinta a la de la centuria decimonónica, y no menos en lo estético. En consecuencia, los exponentes del nuevo arte se enfrentarían a la realidad con la que estaban en desacuerdo, tal acontecería poco después con los siguientes movimientos vanguardistas apuntados, los expresionistas se opondrían al empleo de formas y espacios tradicionales, luchando por buscar un distinto y distante acercamiento con la realidad que se diferenciaba de la del siglo anterior.

Bien, pero el ciberlector se preguntará: ¿A qué viene este apunte sobre la conocida corriente cenital que tuvo grandes adeptos como Wassily Kandinsky y Paul Klee? Pues la causa, de algún modo, la sugiero en el título de mi crónica.

El  Clímax de Ulises Regueiro


El fotógrafo cubano Ulises Regueiro inauguraría, ¡por fin!, el pasado viernes su primera expo cuyo título, como sus fotos, ya denotan su cariz expresionista: Clímax, lo que de algún modo él explicara, según lo reseña en la nota de la muestra, mi colegamigo Luis de la Paz:
Mi ojo intenta retratar a la gente por dentro, me interesa que la cámara capte el sentimiento de una expresión, algo que me gusta llamar la semilla de la esencia, porque lo que siempre vemos es la cáscara, yo busco la semilla. Mis fotos son un viaje profundo al interior del objetivo.
Note el ciberlector las dos palabras que subrayo en negrita: expresión y esencia: tales conceptos/atributos/manifestaciones definen su arte fotográfico, tal comprobé cuando, atónito, visioné, pocos años atrás, al conocerlo y descubrir asombrado sus esenciales y expresivas imágenes nietzscheanas, cuyos predilectos objetivos «humanos, demasiado humanos» (casi invariablemente: actrices y actores de teatro, aunque en ocasiones son como él poetas y escritores) los enfrenta con los deslumbrados veedores que asisten al mágico acto de visionaje, obligándolos a penetrar el misterio de tales rostros y el porqué de sus goces o sufrimientos.


Y he aquí otros rasgos definitorios de sus fotos en blanco y negro, y nunca en «color que es una distracción», tal aseveró la noche del viernes. De ahí que Ulises siempre capte, en primer plano, los rostros, sus rasgos y peculiaridades, como instándonos a mirar aun más hondo, en fin, y desentrañar esos semblantes: el por qué ríen o sufren, disfrutan sus goces o gritan su padecer; exigiéndonos que nos digan, por fin, qué angeles los iluminan o qué demonios los acosan, en este apócrifo/freudiano viaje introspectivo a su alter ego, a su yo más íntimo y secreto.

Los Bergmanianos rostros de Ulises


Pienso que, por su definitoria impronta, Ingmar Bergman —uno de los clásicos realizadores de cine, entre mis preferidos del excelente cuarteto integrado por los italianos Federico Fellini y Luchino Visconti, el español Luis Buñuel y, por supuesto, el asimismo brillante director escénico Ingmar Bergman— debe influir, alguna manera, en el imaginario uliseano, tal constato en sus veintitantos rostros que, desde el pasado viernes, se exponen (y asombran al espectador, por su expresionismo) en la Galería y, a un tiempo sala teatral Artefactus, ubicada en 12302 SW, 133rd CT. Miami, Fl. 33186.


Entre las casi imágenes de actrices caribeñas, figuran en su mayoría las cubanas, en puestas donde corroboran su calidad. De tal suerte, se distinguen, entre otras, la notable intérprete y profesora de actuación Teresa María Rojas: «Señoras» (2013), como las destacadas Susana Pérez: «Tengamos el sexo en paz» (2014), Daisy Fontao y Roxana Montenegro: «El príncipe y el mar» (2014), Belkis Proenza «Las cenizas de Yasmina» y «Mañana es una palabra» (ambas de 2117), Ana Lidia Méndez: «Francisca y Clotilde» (2102), María Arencibia Anderson: «Conversación en tiempo de bolero» (2014), Mabel Leyva: «Perras o diosas» (2012) y Jessica Mesa: «Carne» (2016), así como la relevante actriz mexicana Lourdes (Lulú) Ávila: «Teresa Panza» (2014).

Confesiones


Para definir/perfilar aun más la expresión de los rostros, y otorgarle al máximo la alegría o la gravedad buscadas, el también actor y poeta reveló —durante la entrevista realizada por el dramaturgo y narrador Jorge Carrigan en la inauguración de la muestra— que suele eliminar los elementos accesorios de su objetivo: la escenografía que rodea al intérprete en la escena, con el fin de reflejar mejor la sique de los actores que están «en situación», pues son ellos quienes entregan con mayor hondura y realismo las sicologías de sus personajes, incluso mejor que otras personas con diversos oficios al ser fotografiadas, pues los genuinos intérpretes, como sabemos, incorporan con verismo y calidad los caracteres de sus criaturas.

Ademas, Ulises escoge el momento idóneo: la catarsis actoral, cuando la intensidad de los intérpretes mueve y conmueve a los espectadores y al propio artista, a quien su praxis dual de actor y fotógrafo le permite profundizar más que otros colegas del lente que no poseen esta doble cualidad, adquirida durante años.


Amistosamente obligado por Carrigan, debió dejar su habitual modestia y responder las preguntas de los asistentes, todos amigos y admiradores, y revelar aspectos de su experiencia actoral iniciada en la adolescencia: a los 13 años se «estrenó» con imitaciones de artistas y, poco después, ya integraba el primer grupo de guiñol de su natal Pinar del Río, para más tarde pasar al colectivo La Edad de Oro y, ya en 1965, formar parte del Grupo Dramático provincial, en cuyos salones de ensayo habitara: tal era su pasion por la actuación.

Durante su estancia en este grupo, tiene de colega a la actriz Miriam Bermúdez, quien asistió a la muestra, evidenciando su cariño al colega con un abrazo, durante la entrevista de Carrigan y el conversatorio/intercambio entre artista y público, constatacion del afecto y reconocimiento hacia este hombre, «en el buen sentido de la palabra, bueno», para decirlo con un clásico verso del sencillo y grande Antonio Machado.

Y justo sobre sus artes preferidas: la interpretación y la fotografia, confesaría a su entrevistador: «Cuando veo por el ojo de la cámara a los actores destacándose y convenciendo por su calidad, los admiro, me compenetro con ellos y me emocionan hasta las lágrimas».

Otra pregunta impactaría al fraternal auditorio que, atento, esperaba su breve respuesta sotto voce, tal excusándose por estar en el escenario de la acogedora Artefactus ante tantos amigos, colegas y admiradores: al preguntarle Carrigan quiénes habían sido sus guías en la fotografía, la respuesta llegaría sin dilación: Mario (Mayito) García Joya e Iván Cañas, a la que añadiría: «con las fotografía, alcanzo la misma pasión que con la actuación».


Ya casi al final, exhortado por varios colegas poetas a que publicara sus valiosos versos, reapareció el alter ego aguafiestas del ultrasencillo Ulises, quien enfatizó no creer tan valiosos los suyos para imprimirlos, a pesar de antes haber reafirmado su vocación poética: «Siempre he necesitado expresarme con la poesía».

Sin duda, fue un distintivo regalo de sus amigos —organizado y entregado por el dramaturgo, director y escritor Eddy Díaz Souza— el de Artefactus a este Ulises siempre en pos de su particular Ítaca en hermosas imágenes.

La muestra se mantiene abierta hasta el 30 de septiembre, en 12302 SW, 133rd CT. Miami, Fl. 33186.





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Waldo González López (Las Tunas, Cuba, 1946) Poeta, ensayista crítico teatral y literario, periodista cultural. Graduado en la Escuela Nacional de Teatro (ENAT) y Licenciado en Literatura Hispanoamericana (Universidad de La Habana). Autor de 20 poemarios, 6 libros de ensayo y crítica literaria, varias antologías de poesía y teatro. Desde su arribo a Miami (2011), ha sido ponente y jurado en eventos teatrales y literarios internacionales. Merecedor de 3er. Premio de Poesía en el X Concurso “Lincoln-Martí” 2012. Colaborador de las webs: teatroenmiami.com (Miami) y Encuentro de la Cultura Cubana (España), Boletín de la Academia Norteamericana de la Lengua Española (New York), y los blogs OtroLunes (Alemania), Palabra Abierta (California), Gaspar. El Lugareño, y el diario digital El Correo de Cuba (ambos en Miami).

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