Saturday, January 6, 2018

Carta de un niño cubano a los Reyes Magos (por Carlos A. Peón-Casas)

Navidad 2017. Calles de Camagüey
Foto/Facebook de Fidelito Cabrera
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Queridos Reyes Magos:
Valtasar: Traime un faro y un paquete de transformers a control remoto y un traje de FLACH.
Gaspar: Traime una ciudad de juguete que tenga todo.
Melchor: Una pizarra y un paquete de manzanas.
Con cariño de Mario
PS. Traiganmelo por fabor

Mario Iván Peón Cabot (7 años)
(Se respeta la particular ortografía del original)

Mario Iván es el benjamín de nuestra familia, que con sus escasos siete años, todavía cree, gracias a Dios, a diferencia de muchos de sus amiguitos de segundo grado, en la próxima venida de los Reyes Magos, como acaso espero con igual fruición a Santa Claus (Santiclo) en su mas cercana pronunciación infantil

Para la ocasión, ha escrito la carta que mas arriba hemos transcrito, que por ser original se pasa, pues no tiene a mal pedir a cada rey mago los regalos que desearía tener el próximo 6 de enero.

Muchos de ellos, ya los ha visto a sus amiguitos del barrio y la escuela, a quienes los susodichos Magos de Oriente, les han adelantado su regalito, léase los que en manos de parientes y amigos, han logrado aterrizar de disimiles puntos de este mundo plural, en estos días festivos, o en un caso mas truculento de desmemoria y desapego a la mejor tradición cristiana, los papas han preferido dar el regalo fuera de fecha para no contaminar al niño con una celebración que mal que nos pese, tiene inexplicablemente todavía, hic et nunc, a los ojos de algunos, un tufo reaccionario.

De cualquier modo los Reyes, como acaso paso ya con el propio Santa para Navidad, traerán al niño lo que buenamente puedan acopiar de su larga y demandante lista de presentes, que por simple inspección, el lector comprende que son casi imposibles de conseguir en el mercado dolarizado al uso, cada vez mas deprimido y con precios de Cielo.

Con buena suerte, algo podrán traerle a Mario, para ello los angustiados padres y familiares, buscaran con denuedo en las tiendas de los revendedores de ocasión, que primariamente acaparan la poca oferta expendida, y en otros casos, detentan toda la que logran importar desde Rusia, Ecuador, Estados Unidos, y cualquier otro sitio donde se agencian las mercancías mas variopintas.

Pero llegada la tan anhelada fecha, el pequeño se levantara alborozado muy temprano para descubrir en su arbolito de Navidad, (ya los Reyes no dejan los regalos bajo la cama, como antaño), los presentes que se logren allegar con tanto esfuerzo, y que no podrán satisfacer ni con mucho, la petición original: pero finalmente Mario, como tantos niños como el, estará feliz de recibir lo que sus queridos reyes, pudieron finalmente poner en sus menguados jergones, a su paso por esta ínsula que para nada recuerda a la mítica de Barataria 

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