Sunday, January 17, 2021

"La vocación cristiana". A propósito del Domingo II del Tiempo Ordinario (por el P. Alberto Reyes)

 


El Evangelio de hoy se enmarca en un contexto de vocación. El término como tal deriva del latín “vocatus”, llamado. Juan el bautista define a Jesús como el “cordero de Dios”. Esta imagen se conecta con el cordero de la Pascua judía. En Egipto, antes de la liberación de la esclavitud, Moisés indica a los israelitas que sacrifiquen un cordero y pinten con su sangre las columnas y la parte superior de la puerta, y esa marca de sangre es la que salva a los hebreos de la muerte de sus primogénitos.  

Cristo es aquel llamado a rescatar a la humanidad del poder del mal, vocación que realiza en plenitud a través de su muerte en la cruz. Sin embargo, la cruz no fue un hecho heroico aislado. Toda la vida del Maestro fue liberadora. El Evangelio nos dice que Juan y Andrés siguen a Jesús y le preguntan: “¿Dónde vives?”, es decir: “¿Quién eres?” No sabemos lo que sucedió en el escaso tiempo en que estuvieron juntos, pero algo sí es evidente: salen del encuentro con Jesús no sólo fascinados sino convencidos de que Jesús es el Mesías, el Hijo de Dios. 

A veces la costumbre, o el ambiente, hacen que se nos desdibuje que el cristianismo es la aceptación de una identidad hecha desde la libertad. Una opción que implica vivir cada día en clave de bendición, de testimonio patente de la acción de Dios en la cotidianidad de nuestro presente, así como también de voz que salva del mal. Hay preguntas que necesitamos hacernos: ¿mi cristianismo convence?, ¿se nota que en mi vida alienta Dios?, ¿o soy simplemente una “buena persona”, educada, correcta, pero que se queda ahí, en lo humanamente civilizado, sin transmitir al interlocutor una conexión con “algo más”? 

Cuentan que el P. Arrupe, superior general de los jesuitas, estando en Japón, conversaba con un japonés sobre la fe cristiana. El japonés le había pedido que le explicara las llamadas “pruebas de la existencia de Dios”, de Santo Tomás de Aquino, que obviamente no son pruebas sino reflexiones lógicas. El P. Arrupe empezó a exponerlas pero a poco de empezar fue interrumpido por el japonés, que le dijo: “Tu Dios tiene que ser verdad”. Sorprendido, Arrupe quiso saber qué “prueba” le había impactado, a lo que su interlocutor respondió: “Ninguna, es el modo en que usted habla de Dios”. 

Al llegar a Tierra Santa, en mi peregrinación a pie desde Roma, entré a una cafetería. La atendía una chica joven que traía al cuello un crucifijo. Yo, que parecía cualquier cosa menos un cura, le pregunté: “¿Eres cristiana?”. La chica, que tenía delante a un desconocido que podía ser cualquier cosa, se irguió, me clavó la mirada y con voz de inmenso orgullo dijo: “Sí”. En Tierra Santa vivir como cristiano es cuestión de vida o muerte. Y tal vez creemos que fuera de allí y de los territorios musulmanes, el cristianismo no es cuestión de vida o muerte, pero nos equivocamos. 

Hoy, en medio de un mundo esclavizado por la mentira, la manipulación, la dictadura de lo políticamente correcto, la alergia a la verdad y a la fe, la hipersensibilidad enfermiza de un egoísmo magnificado…, hoy, ser modelo y portavoz del mensaje claro del Evangelio, es cuestión de vida o muerte, y mientras no lo entendamos, iremos por el mundo tratando de pasar desapercibidos, viviendo nuestra fe sólo en ambientes “seguros” o, a lo más, siendo “buenas personas” sin pretender mucho más que eso. Pero esa no es nuestra vocación. Un cristiano está llamado a vivir de tal modo que la gente pueda decir: “Tu Cristo tiene que ser la verdad”. Eso sí, tal vez haya momentos en los que el precio será, de algún modo, morir en la cruz.



(Texto tomado del Facebook del P. Alberto Reyes)

Saturday, January 16, 2021

(Camagüey. Enero 16, 2021) Misa y Sepelio de Carlota Vidaud. Homilía de Mons. Wilfredo Pino, arzobispo de Camagüey. Fotos by Fidelito Cabrera

Iglesia de la Caridad
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Cementerio de Camagüey
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Homilía  de Mons Wilfredo Pino, arzobispo de Camagüey, en la eucaristía en honor de Carlota Vidaud. 


Queridos hijos e hijas: Quiero compartirles que desde anoche, al fallecer Carlota a las 9 y cuarto, en mí no ha habido tristeza sino una actitud permanente de acción de gracias a Dios por el regalo que nos hizo en la persona de Carlota. ¡Son tantas las virtudes acumuladas en ella que yo le diría a quien no la conoció: “tú no sabes lo que te has perdido!”.

Esta comunidad de La Caridad, siempre se ha sentido orgullosa de ésta, su hija. Personalmente, me he imaginado el gran recibimiento, los grandes aplausos de bienvenida que le han dado en el cielo a Carlota, aquellos que fueron sus amigos entrañables en esta comunidad de La Caridad: los sacerdotes Pepito García, Luciano, Cejas, Homero y Ramón García. También Sor Lina, Sor Susana, Sor Celina, Georgina y Gustavo, Roger Hernández, Aurelio Sánchez, Charito Manso, Janet Muñoz, Marcelo de Varona, Virginia Martínez, Ana Fals, Vilma de Quesada, Hilda y Estela Martínez, Paquita Gutiérrez, Yoya Fernández, Emilita Rodríguez, así como Monseñor Adolfo, el P. Sarduy, el P. Guzmán, el P. Armando Pérez, y ¡tantos otros más!…

Debe haber sido grande la fiesta en la que la gran Carlota si tuvo que cantar o bailar, lo hubiese hecho como lo hacía entre nosotros.

Querida Carlota: En nombre de tanta gente que te quiso y te sigue queriendo, en nombre de tus vecinos que tanto te cuidaban, en nombre de las Hermanas Camilianas y el excelente personal que te cuidó con esmero en el Hogar Mons. Adolfo, en mi nombre personal y el de toda la Iglesia camagüeyana, yo te quiero dar las gracias.

• Gracias, Carlota, por haber sido tan humilde y tan sencilla a pesar de tu gran sabiduría y experiencia. Me tratabas de “tú” hasta que me ordené sacerdote y ese mismo día me empezaste a tratar de “usted”, a pesar de ser yo un chiquillo de 24 años.
• Gracias, Carlota, porque cuando te pregunté un día cuál era la virtud que más apreciabas, me contestaste que “la misericordia”. Y que cuando te pregunté a continuación cuál era el defecto que más te molestaba de los demás, tu santa respuesta fue afirmar: “Yo no veo los defectos, porque Dios perdona los defectos”.
• Gracias, Carlota, porque nunca te consideraste superior a nadie y por eso, a la petición que te hice un día de decirme los consejos que les darías a los jóvenes católicos de Cuba, tu humilde respuesta fue: “No me pida eso. Yo no sirvo para dar consejos. Soy yo la que necesito consejos”.
• Gracias, Carlota, por haber sido una catequista insuperable. Explicabas tan bien el evangelio de Jesús que un día, según me cuentan, uno de los niños de tu grupo de catequesis te preguntó: “Maestra, ¿usted es del tiempo de Jesús?”.
• Gracias, Carlota, porque supiste afrontar las cruces que te trajo la vida. Fuiste mártir y nadie se enteró de ello por ti.
• Gracias, Carlota, por los “nunca” que formaron parte de tu vida.

“Nunca” te casaste y resulta que, para muchos de nosotros, tú fuiste una madre.

“Nunca” te fuiste de Cuba, a pesar de las muchas buenas personas que te querían ayudar a hacerlo.

“Nunca” aceptaste que yo te diera algo del dinero que te daban los turistas cuando les enseñabas las catacumbas de La Merced.

“Nunca” permitiste que se te hiciera un homenaje con motivo de algún aniversario.

“Nunca” aceptaste que el gobierno de Francia, a través de su Embajada en Cuba, te diera, como quería hacerlo, una condecoración por tu aporte a la difusión de la lengua francesa, dando clases de francés en la Escuela de Idiomas de Camagüey durante 20 años.

“Nunca” cambiaste y dejaste de ser como eras: una mujer sincera, jovial, jaranera, probada, fiel, respetuosa, columna de la Iglesia, católica de misa diaria, hermana o madre de los sacerdotes, que lo mismo limpiabas la iglesia que ocupabas cargos de importancia en la Acción Católica o en el laicado nacional.

“Nunca” se te fueron a la cabeza las muchas responsabilidades y elogios recibidos.

Y sé que “nunca” vas a dejar de seguir intercediendo por ésta, tu comunidad de La Caridad, y por éstas, tus Iglesias de Cuba y la del Camagüey.

Queridos hijos e hijas: La muerte de alguien conocido nos llama siempre a la reflexión. Es cierto que los hombres hacen enormes esfuerzos por vencer la muerte, los médicos se esfuerzan por prolongar la vida, buscar medicamentos nuevos, etc. Pero llega un momento en que esos mismos médicos dicen: “Se ha hecho todo lo que podíamos hacer”... La muerte está constantemente cerca.... pero también la ponemos lejos. Hacemos planes como si nunca hubiésemos de morir. Muchos cubanos han perdido, incluso, la costumbre de añadir el “Si Dios quiere...” a cualquier programa que piensan realizar en el futuro. Afortunadamente para Carlota, y para todos nosotros, un día entró Jesucristo, vencedor de la muerte, en la historia del hombre. Hablaba un lenguaje nuevo: “Yo he venido para que tengan vida y la tengan en abundancia”... “El que crea en mí, aunque muera, vivirá”... “Yo soy el pan de vida, el agua de vida, la luz de vida, la Resurrección y la Vida para siempre”...

Jesucristo, Señor de la vida, resucitó a su primo Lázaro, les devolvió la vida al hijo único de una pobre viuda y a una niña de 12 años. El Señor de la vida aceptó morir para vencer a la muerte. Su resurrección venció la muerte y es también nuestra victoria. La muerte ya no tiene dominio sobre nosotros.

En circunstancias como ésta de hoy, me gusta citar las enseñanzas sobre la muerte que nos hacen los santos de la Iglesia:

San Pablo: “Para mí morir es una ganancia”.

San Ignacio de Antioquía: “Hay una agua viva que dice dentro de mí: ver al Padre”.

Santa Teresa: “Yo quiero ver a Dios y para verlo es necesario morir”.

Santa Teresita: “Yo no muero, entro en la vida”.
San Francisco: No vendrá a buscarme la hermana muerte, sino Dios”.

Y San Juan nos advierte sobre otro tipo de muerte en vida: “el que no ama, permanece en la muerte”.

Con Jesucristo, la muerte ya no fue el punto final de la existencia del hombre, sino un punto y seguido, la puerta que hay que atravesar para entrar a la vida. La muerte será no un adiós, sino un hasta luego. Nosotros hoy estamos vivos, pero un día moriremos. Por eso nos vendría bien recordar lo que enseñó San Juan de la Cruz: “Al atardecer de tu vida, te examinarán en el amor”. Y pedir con el salmo: “Enséñanos, Señor, a calcular nuestros años para que tengamos un corazón prudente”.

En circunstancias como éstas, repito, una vez más, y como dichas por Carlota a cada uno de nosotros, las palabras de San Ambrosio: “No lloren por mí, ustedes que me quisieron tanto; mi muerte no es muerte sino tránsito feliz. Ya descanso en el Señor. Han sido muy buenos conmigo; séanlo siempre para Dios y un día estaremos reunidos en el Cielo”. Que así sea.



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Carlota Vidaud: "yo no veo los defectos, porque Dios perdona los defectos”

"No es más que un hasta luego, no es más que un breve adiós…" En Memoria de Carlota Vidaud (por Víctor Mozo)


Fotograma del documental "A puertas abiertas", sobre el Centro Católico de Orientación Cinematográfica de Camagüey, en la década de 1950 (dirigido por Anay Vázquez)
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Las escaleras que conducían a su apartamento eran estrechas, una vez en él, pocas veces tomé cita previa, tocaba apenas a la puerta que Carlota Vidaud, venía a abrir. Carlotica, así la llamábamos familiarmente. Su cara siempre reflejaba la alegría de alguien que se sentía útil y a la vez querida. Porque, quién no quería a Carlotica Vidaud en Camagüey.

Su apartamento era reflejo de sencillez, de entrega como ella. Una vez adentro, iba a saludar enseguida a su mamá, sentada al lado de la radio oyendo programas en francés, quizá Radio Francia Internacional o alguna otra emisora de lengua francesa. Su mamá, muy anciana ya, pero con gran lucidez, me devolvía el saludo en español. Mamá, decía Carlotica, háblale a Mozo en francés. Y así recuerdo aquella voz frágil que me decía, semble-il- que l’ouragan se dirige vers les Petites Antilles. Debía ser a fines de septiembre o mediados de octubre de un año que no recuerdo y, efectivamente, se hablaba de algún huracán no lejos de las Antillas.

Luego Carlotica y yo nos sentábamos uno frente al otro y conversábamos en francés. Yo que empezaba a ser aprendiz de traductor, tenía en Carlotica la sabiduría y ese savoir-faire de alguien que domina un idioma en toda su extensión, porque no hay que olvidar que si Carlotica era una persona sencilla era a la vez persona de vasta cultura.

Carlotica predicaba con su ejemplo en todos los sentidos, en ningún momento hablaba de religión. No hacía falta, aun a sabiendas de que yo practicaba como ella y era asiduo a la iglesia. Quizá muchos de los que fueron alumnos y eran no creyentes, vieron ella un ejemplo a seguir.

Nunca me dijo que no a una consulta, su puerta siempre estuvo abierta para mí hasta mi salida en 1983 y a ella le debo en parte haber salido del país y ser hoy en día un traductor con más de 45 años de experiencia.

Prácticamente la veía todos los días pues pasaba por el callejón que llevaba también a su casa. Carlotica era de las pocas personas en 1983 que sabía de mis trámites para salir del país. Mi confianza en ella era absoluta, y así un buen día en ese callejón, me despedí de ella.

Trato de buscarle defectos y no encuentro, aunque seguro los tenía. Mucho me habría gustado estar allí en ese momento de su partida y poner una rosa blanca, la más bella de todas, en su féretro. Hasta luego, Carlotica, sembraste mucho bien por todas partes. Hasta luego, maestra.




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Identidad cubana y cotidianidad en el Blog Gaspar El Lugareño: una conversación entre amigos (Entrevista por Janisset Rivero, para Radio Televisión Martí)

Agradezco a Janisset Rivero y Radio Televisión Martí, esta entrevista con motivo del reciente cumpleaños del blog (https://www.radiotelevisionmarti.com/a/identidad-cubana-y-cotidianidad-en-el-blog-gaspar-el-lugare%C3%B1o-una-conversaci%C3%B3n-entre-amigos/282891.html)

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A principios de la década del setenta, caminaba hacia la Escuela 8 “Carlos Manuel de Céspedes” de mi natal Camagüey por la calle Lugareño, donde me encontraba todas las mañanas con mi amiguito preferido, Joaquín Estrada Montalván. De aquel tiempo en prescolar quedan algunas fotos empolvadas y el amable recuerdo de años de inocente alegría en medio de la tormenta comunista que azotaba nuestra isla.

Es enormemente grato para mí al cabo de tantos eneros (no se vale especificar cuántos), reencontrarme con Joaquín y entrevistarlo en el duodécimo aniversario de su blog Gaspar, El Lugareño.

Gaspar Betancourt Cisneros, El Lugareño. (Foto: Facebook)

Me intriga saber cuál es la importancia de traer al presente el nombre de Gaspar Betancourt Cisneros “El Lugareño” y fundar un blog con su nombre.

JEM: “Como he mencionado en otras ocasiones, me crié en la esquina del callejón de San Antonio y la calle Hermanos Agüero, la bodega donde nos ‘tocaba’ comprar los ‘mandados’ es el mismo lugar donde nació El Lugareño, incluso tiene una placa fechada en la pared, en el año 1952 que lo recuerda como precursor del ferrocarril. Además, mi primera escuela, muy cercana a su casa natal, estaba ubicada en la calle Lugareño y casi al lado del edificio Lugareño, en esos momentos el más alto y moderno de la ciudad.

Luego en la Universidad de Oriente, donde estudié Historia del año 1986 al 1991, cuando pasaron de ‘paso’ por la primera mitad del siglo XIX, tenían ubicado a Gaspar Betancourt Cisneros en el grupo de los anexionistas o sea de los ‘malos’, en ese relato teleológico que es o era (no se ahora) la historia de Cuba. Debido a mi infancia ‘lugareñizada’ empecé a buscar y a leer lo poco que se conseguía escrito por él y escrito sobre él. Básicamente sus ‘Escenas Cotidianas’ y una selección de su correspondencia con José Antonio Saco, a partir de ahí, fui conociéndole y admirándole.

Respondiendo a tu pregunta, es importante traer la figura de El Lugareño al presente, tiempo en el que se ha perdido el pensamiento crítico y se ha simplificado el debate político a tal extremo, que casi es imposible encontrar quien exponga ideas sin descalificar a quien piense diferente. Se encuentran consignas, frases hechas e improperios, pero muy poco de pensamiento ideológico complejo expuesto sin ‘complejos’, de hecho se aconseja no hablar de política o de religión para evitarse problemas, lo que revela una inmadurez social que no acepta la diversidad y la diferencia.

Reduciendo en un esquema se puede decir que durante el siglo XIX cubano previo a la Guerra del 68, el tiempo de El Lugareño, las principales corrientes de pensamiento para fundar la nación cubana, eran tres, la independentista en la que se puede ubicar a Félix Varela, la reformista en la que se incluye a José Antonio Saco y la anexionista, en la que en una de sus variantes fue protagonista El Lugareño.

Cuando se lee la correspondencia entre ellos se aprecia el convencimiento de cada uno de que su proyecto era el correcto e incompatible con las otras maneras de querer construir Cuba, pero a la vez se disfruta de que no economizan muestras de afectos y cariños. Eso es lo fundamental que encuentro en El Lugareño, un hombre con sus ideas y convicciones claras, lo que no le impedía, sino al contrario, tener amistad con quienes pensaban de otra forma.

Gaspar Betancourt Cisneros (1803-1866), conocido por su seudónimo El Lugareño, es uno de los personajes camagüeyanos (y cubanos) más interesantes en toda la historia de la Isla.

JR: A veces pienso que tal vez si El Lugareño hubiese vivido en nuestro tiempo, sus “Escenas Cotidianas” serían también un blog. ¿Este blog es una especie de nuevas Escenas Cotidianas?

JEM: “Las ‘Escenas Cotidianas’ son en total un conjunto de 26 textos que publicó El Lugareño, en la Gaceta de Puerto Príncipe, entre los años 1838 y 1840. Luego fueron publicadas en 1950 en forma de libro en La Habana, y recientemente la Oficina del Historiador de la Ciudad de Camagüey realizó una nueva edición

Aunque se consideran parte del corpus de la literatura costumbrista criolla, son mucho más que eso, pues no solo El Lugareño, pretendió describir y satirizar su tiempo, sino que en cada texto ofrece soluciones desde su perspectiva al tema que en cada Escena se ocupa, ya fuera educación, fiestas populares, industria, economía, cultura, el juego.

El blog no es una especie de ‘Escenas Cotidianas’, no pretendo ‘ser los ojos de Camagüey para ver todo lo que le sobra o falta’, ni ser ‘los oídos del Camaguey, para estar siempre a la escucha’. Aunque entre sus temas fundamentales está Camagüey, su cultura, su ayer y su presente, y por supuesto deseo que sea un mejor lugar.”

JR: ¿Busca revelar el Ethos de los cubanos dentro y fuera de la Isla?

JEM: “El blog está hecho por un cubano que vivió hasta entrada la adultez dentro de la Isla, y que reside hace varios años fuera de ella, lo que conlleva que al leerle se perciba el sabor de la cubanía, pero no es únicamente un espacio dedicado a la patria chica camagüeyana, ni a Cuba toda, sino también se refleja la vida en Miami, donde he habitado la mayor parte del tiempo en el exilio, así como temas universales de cultura y arte, política, religión, psicología, etc.”

JR: ¿Cómo se te ocurrió la idea hace 12 eneros?

JEM: “En una breve visita que hice en el año 2002 a los Estados Unidos y luego cuando vine en el año 2005, que se tornó en estado permanente, me llamó la atención la desinformación tanto acá sobre la Isla, como en la Isla sobre la realidad de la comunidad cubana que vive fuera de ella. Inicié, el blog con esta idea de ser puente y cauce de comunicación entre las dos orillas. Recuerda que cuando aquello aún no existían lo que hoy se conoce como las redes sociales, y el internet en Cuba era mucho más limitado que lo que es ahora.

También, en ese tiempo tuvo lugar una hermosa primavera de blogs cubanos que se conoció como la Blogosfera, por lo que me decidí a crear mi propio medio de comunicación en forma de blog.”

JR: ¿Cómo está estructurado?

JEM: “El blog desde el inicio lo concebí como una obra colectiva, o sea he invitado durante todos estos años a amigos y a otros que luego se han convertido en amigos, aunque a algunos no les conozca aun personalmente, a colaborar en el blog. Cada día cuenta con una sección fija a cargo de un colaborador que tiene su espacio, ya sea poesía, fotografía, psicología, ballet, historia, religión. Esto es además del contenido diverso que se ofrece a diario. El blog es también un archivo valioso en estos temas.”

JR: ¿Cuáles son los momentos cumbre en estos últimos 12 años?

JEM: “Por muchos años fumé tabaco, soy más de la calma que provee la reflexión, que del efectismo del momento. Lo que te quiero decir es que no podría nombrarte momentos cumbres del blog, porque aunque ha pasado por diversas etapas, se ha mantenido siempre en un nivel más o menos estable.”

JR: ¿Por qué la poesía tiene tanta preeminencia en el blog?

JEM: “Debido a mi incapacidad de expresarme en versos y a mi admiración por la poesía.

Recuerdo el primer ‘poema’ que escribí, fue en la escuela primaria, de un cancionero fui seleccionando versos y fragmentos de canciones, de esa manera conformé mi primera carta y poema de amor.

Desarrollé un gusto y un hábito por la lectura, desde los primeros libros que me leía mi mamá, luego en la Biblioteca Provincial y ya desde la Secundaria, tenía varios libros en la mesa de noche, invariablemente un poemario. De siempre he tenido además de libros, amigos y amigas poetas, de los que disfruto su obra y de los que admiro su talento. La poesía es un don divino.”

JR: ¿Es la literatura cubana un espejo del acontecer nacional?

JEM: “Debido a lo dispersa que se encuentra la literatura cubana, no puedo responder esta pregunta.

De lo que leo, pudiera decir que el acontecer nacional ocupa un lugar en lo que se escribe, con el riesgo que esto tiene de confundir periodismo con literatura, lo inmediato con lo permanente.”

JR: ¿Qué queda en Camagüey de El Lugareño?

JEM: “Camagüey, y toda Cuba, creo que existen más como memoria que como realidad.

Camagüey, aunque erróneamente se le llama ciudad colonial, es mayormente una ciudad ecléctica del siglo XX. Más allá de algunas de las Iglesias, plazas y algunos inmuebles, no permanece mucho en pie del tiempo del Lugareño. Por ejemplo, existe la percepción de que sus calles adoquinadas son del tiempo colonial, pero los adoquines actuales llegaron a la ciudad, desde Noruega, en las primeras décadas del siglo XX.

Queda el nombre de una calle, un edificio que, aunque moderno, está en ruinas (a pesar de años y años en aparente reconstrucción) y un central azucarero que llevó su nombre y al cual se le continúa nombrando Lugareño.

Prueba de que se le desconoce, es que de manera frecuente me preguntan quién es El Lugareño. Sólo el nombre del blog ya es una manera de sacarlo del desconocimiento, que es más que del olvido.”

JR: ¿Hace falta rescatarlo?

JEM: “Creo que dar a conocer los fundadores de la nación y la identidad cubana, el pensamiento original cubano, es muy importante actualmente, cuando se ha perdido la tradición oral, la familiar, las costumbres. La cultura es como una carrera de relevo, y eso se ha perdido en lo que fuera nuestro Camagüey y nuestra Cuba.”

JR: ¿Piensas continuar haciendo este blog? ¿Cuáles son sus principales logros?

JEM: “Si, lo seguiré haciendo. El principal logro del blog es el privilegio de contar con el talento de sus hacedores. La lectura de tanta gente, que no pocos me escriben. Haber hecho amistades. Llegar a un lugar y que me identifiquen como El Lugareño.”

Al concluir esta grata entrevista aprovecho para agradecer a Joaquín y a su blog esta hermosa ventana a la historia, la cultura y las costumbres de nuestro Camagüey y nuestra patria, esta contribución al alma nacional cubana, intangible nostalgia que aviva aún nuestra esperanza.

Friday, January 15, 2021

Carlota Vidaud: "yo no veo los defectos, porque Dios perdona los defectos”


Carlota Vidaud ha partido a la Casa del Padre. De ella lo único que puedo decir fue una Mujer Santa. 

Para recordarle vuelvo a publicar este texto y entrevista que le hiciera Pablo M. Marrero para el Boletín Diocesano de Camagüey y que enviara para compartirla con los lectores del blog, donde apareció originalmente el 5 de septiembre de 2018. (JEM)

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Nota del Consejo Parroquial de la Caridad


En la noche de hoy 15 de enero de 2021, ha fallecido Carlota Vidaud en el Asilo Monseñor Adolfo. Sus funerales serán en nuestro Santuario de la Caridad. A partir de las 11.00 p.m. 

Carlota quien fue uno de los pilares de la iglesia en Camagüey. Catequista incansable, fiel feligresa hasta el final. Catequista de catequistas.
Hoy va a la Casa del Padre a recibir su premio por tanta entrega. 

Acompañemos su partida con nuestra oración y eterno agradecimiento por su vida.




Carlota, mi catequista



por Lic. Pablo Miguel Marrero Álvarez
Texto publicado originalmente en el Boletín Diocesano de Camagüey, julio-agosto 2018.



“Éste es el mismo discípulo que da testimonio de estas cosas,
 y que las ha escrito. Y sabemos que dice la verdad”
(Jn. 21, 24)



Pertenezco a la parroquia de Nuestra Señora de La Caridad y aunque cambié la dirección hacia el centro del mundo hace unos años, aún guardo un profundo afecto por la diócesis que me vio crecer y un cariño especial por la parroquia en donde nací y crecí como persona y como cristiano. Por eso cuando mi padre me dijo que en esta revista diocesana habían dedicado una sección a los laicos, no me quedó más remedio que atender la petición de mi viejo para compartir con ustedes mi experiencia de vida al lado de una de esas personas que en los momentos más difíciles para la Iglesia estuvo siempre presente.

En mi infancia conocí en la parroquia a una señora de cabello gris, piel blanca y ojos claros que transparentaban lo que decía, enseñaba y vivía. Esta señora de dulce carácter, pero de energía inagotable pasaba cada sábado, lloviera, tronara o relampagueara por mi casa para llevarme a la catequesis, y yo no era el único a quien ella recogía de camino a la iglesia. Otra cosa que de niño también me causaba asombro sobre ella es que casi todo el mundo en las demás comunidades de la ciudad también la conocían, tal pareciera que ella pertenecía a todas las parroquias. Cuando crecí, entendí por qué todo el mundo sabía quién era Carlota Vidaud Rodiles. Y es que Carlota, aunque es natural de la ciudad de Guantánamo, fijó su residencia en la ciudad de Camagüey en el año 1946, y desde entonces se fue ganando el respeto de todos los sacerdotes y laicos que la conocieron a fuerza de su entrega al trabajo pastoral de la parroquia de la Caridad y de la diócesis.

A su llegada a Camagüey se incorporó como catequista de la comunidad parroquial de la Caridad, apostolado que mantuvo por espacio de 70 años. También se integró al grupo “Madre Mazzarello” de la Juventud de Acción Católica (JAC), rama femenina de esta parroquia. En 1950 formaba parte del grupo diocesano de la JAC, donde resultó electa, primeramente como secretaria y más tarde como presidenta.

En la década de los sesenta, cuando fue disuelta la Juventud de Acción Católica Cubana, pasa a colaborar en el consejo de redacción de la revista Documentación, primera publicación diocesana de Camagüey después de 1961, que para su impresión solamente contaba con un viejo mimeógrafo manual. Ya en los 80 reinició su trabajo el Secretariado Diocesano de Liturgia del cual pasa a ser miembro fundador y, donde por encargo del Siervo de Dios Monseñor Adolfo Rodríguez, se ocupó de la distribución semanal de la hoja de Animación Litúrgica.

Aparte de su casa particular, donde se le veía muy poco hace unos años atrás, también tenía su residencia durante el día en la Casa Diocesana de La Merced. Allí prestó por muchos años el servicio como guía de los turistas que visitaban las catacumbas. Trabajo que se le daba con mucha facilidad gracias a su dominio de la lengua francesa, de la cual era profesora en las noches en la escuela de idiomas Mijail Lomonosov, de la ciudad de Camagüey. Vale la pena resaltar su honradez con la ayuda que recibía de los turistas puesto que “nunca tomó nada para ella a pesar de sus austeras condiciones de vida. Estas “ayudas” siempre las entregó al sacerdote de la Merced por lo que varias veces escuché de ellos palabras de agradecimiento para la incomparable Carlota”. Así contaba mi padre cuando en conversaciones familiares salía a relucir el tema. También fui testigo que las ayudas que ella recibía de los turistas que no eran económicas, muchas veces las entregaba a la catequesis de la parroquia de La Caridad para que las rifaran o se las dieran a los niños que las necesitaban.

De Carlota se pudieran contar muchas anécdotas, pero hay dos que no quisiera dejar de compartirlas, ya que en ellas se reflejan su amor por los niños y su vocación de catequista, engendrado por el amor a Jesús resucitado. La primera fue allá por los 80 cuando estrenaron en los cines la película de dibujos animados titulada “Yaltus”. Quiero aclarar que era muy habitual que Carlota nos llevara al grupo de la catequesis al cine los domingos al medio día. Esa vez recuerdo que salimos para el cine alrededor de las dos de la tarde, y como la película estaba “muy buena” yo le insistía a Carlota cada vez que terminaba una tanda para quedarnos a ver la otra película. En resumen, estuvimos en el cine hasta que se terminó la última tanda a las diez de la noche. No recuerdo que ninguno de mis compañeros de grupo se quejara por ver tantas veces la misma película, parece que a ellos también les gusto tanto como a mí. Al llegar de regreso a la casa y ante la gran preocupación de mis padres por la hora de la noche que era, ellos le preguntaron qué había pasado, recuerdo que esta santa mujer les contestó con una sonrisa en su rostro: “es que le gustó mucho la película y quiso ver todas las tandas ¿cuándo a ustedes les gusta algo no lo ven varias veces?” La verdad no sé cómo hizo para justificarse ante los padres de los demás, supongo que todos confiaban tanto en ella como los míos.

La otra anécdota fue ya en sus últimos años como catequista mientras explicaba apasionadamente, como siempre lo hacía, un pedazo del evangelio. Uno de sus niños del grupo de la catequesis al escucharla hablar con tanta propiedad y como quien habla por haber vivido en primera persona lo que contaba, admirado y con gran intriga le preguntó: “¿usted es del tiempo de Jesús?” Quizás en ese momento la pregunta de aquel niño le sonó a chiste a más de uno, pero para ese pequeño no lo fue. Hoy, que me gano la vida trabajando con niños como aquel que preguntó, puedo afirmar que su pregunta fue muy en serio, ya que la imaginación de un niño no tiene límite. Obviamente, la pregunta vino en parte por la falta de sabiduría propia de la edad, mas no con la intención de faltar al respeto a su catequista.

Muchas veces hablamos de fe y discipulado y nos parece algo muy abstracto e imposible de vivir, pero ¿qué más necesitamos ver? ¿Cuántos testimonios necesitamos comprobar? bueno… aquí hay uno más, que dice mucho de las vivencias de fe de una persona, de su forma de vivir la vida en Cristo y de actualizar el mensaje de Jesús en nuestros tiempos.

¡Qué bendición para esta diócesis ha sido el regalo que Dios nos hizo en Carlota!
¡Qué gracia para la parroquia de la Caridad es tenerla!
¡Qué satisfacción tan grande para mí, fue haber sido su alumno en el catecismo!
¡Qué hermoso testimonio de vida!

Gracias, Carlotica, por todo lo que eres y haz hecho por tus hermanos, especialmente por los niños de la catequesis.

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Preguntas del Boletín Diocesano a Carlota

(Carlota, ahora con 94 años vividos, nunca ha buscado el protagonismo. Por eso nos costó trabajo que quisiera responder estas preguntas y se dejara tomar una foto)

Boletín Diocesano: ¿Cuál es la virtud que más aprecia y cuál el defecto que más le molesta?

Carlota: “En cuanto a la virtud: la misericordia. Y yo no veo los defectos, porque Dios perdona los defectos”.

Boletín Diocesano: ¿Qué consejos les daría a los jóvenes católicos de Cuba?

Carlota: “No me pida eso. Yo no sirvo para dar consejos. Soy yo la que necesito consejos”.

Boletín Diocesano: ¿Qué lugar ocupó Monseñor Adolfo en la vida de usted?

Carlota: “Grande. Fue un obispo maravilloso. Venía a la casa a ver a mi mamá anciana. Yo ahora le rezo todos los días”.

Carlota y Beatriz Goenaga
Iglesia de la Caridad. Camagüey
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Pablo M. Marrero. Sirvió como Animador Diocesano de la Pastoral Juvenil en Camagüey, su ciudad natal. En su comunidad fue coordinador del Centro de Salesianos Cooperadores Pedro Pescatore. Actualmente se desempeña como Responsable de Formación del Centro de Salesianos Cooperadores María Auxiliadora en Guayaquil, Ecuador.





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(Camagüey. Enero 16, 2021) Misa y Sepelio de Carlota Vidaud. Homilía de Mons. Wilfredo Pino, arzobispo de Camagüey. Fotos by Fidelito Cabrera

Eres (un poema de Thelma Delgado)



No tengo que decir tu nombre
Pues bien sabes que eres tú
Quien hace mi sol más brillante,
Mi cielo más azul.

Tu palabra es siempre serena
Y tu regaños están llenos de amor
La paciencia tuya es eterna
Con sabiduría calmas mi temor.

Eres amor de largo silencio
Pero estás presente en todo momento
En un poema, una canción, en el rocío
Y vivirás en mí, hasta mi último aliento.



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Gran Hotel (por Joaquín Estrada-Montalván)


En el Gran Hotel, luego que lograba burlar la vigilancia del portero, jugaba en la máquina de las maquinitas y al hockey en la mesa que echa aire pa rriba, con las monedas que hurtaba de la alcancía que tenía mi mamá encima del armario para el "Día de los Niños" (imagino que ella sonreía al ver la hucha vacía, pero nunca me dijo nada y los tres juguetes una vez al año, más algún otro, nunca faltaron).

Ir a comer al Gran Hotel, allá en lo alto, en su último piso, era uno de las mayores satisfacciones que se daba una familia camagüeyana, desde el mismo momento que accedia a su clásico y eterno ascensor (fines de los 70s y muy al inicio de los 80s).

Su Marquesina era uno de los lugares que en la segunda mitad de los 80s, se podía apretar  en la ciudad, antes del anochecer. 

En el Gran Hotel, el primer amanecer con N, y el nuevo primer beso (luego de varios años) con M, ...


Luego cambió, le construyeron una piscinita por atrás, pero como casi todo en la Isla, los 90s desaborearon el hotel que fue grande. 

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Thursday, January 14, 2021

(14 de enero de 1973) "Aloha from Hawaii" primer concierto transmitido por TV vía satélite



El 14 de enero de 1973, fue transmitido por primera vez un concierto completo de música via satélite, Aloha from Hawaii de Elvis Presley, en vivo a las 12:30 am, hora de Hawaii, y con señal a través del satélite Intelsat IV a Australia, Corea del Sur, Japón, Tailandia, Filipinas, Vietnam del Sur y otros países. Se vio en diferido en 28 países europeos, salvo el Reino Unido pues a pesar de la enorme popularidad de Elvis en Inglaterra e Irlanda la BBC no quiso pagar la cuota de conexión a la emisión.  En Estados Unidos no se transmitió en vivo porque coincidió con el día del Super Bowl. (más información aquí y aquí)


Wednesday, January 13, 2021

"Ferro-carril de Puerto Príncipe a Nuevitas". Año 1864


"Su estension es de 70 kilómetros, y los trenes de pasajeros no corren sino tres veces por semana, escepto cuando toca vapor costero en el puerto de Nuevitas." (Almanaque Mercantil de la Habana para el año 1864 bisiesto)

"Mariposa Insular". Emilio Ballagas celebra a la Avellaneda en un texto poco recordado. (por Carlos A. Peón-Casas)



Las referencias a esta clase magistral del insigne poeta camagüeyano(1), fue ofrecida en la ciudad de Tula, justo a la puerta de la que fuera su residencia en la calle homónima de su ciudad, el Puerto Príncipe de entonces, el Camagüey de hoy.

El hecho sucedió en 1947, y aunque en su minuto lo hemos aludido en otro aparte, ocurría con motivo del IX Congreso Nacional de Maestras Católicas, al que en calidad de invitado, el poeta Ballagas fue invitado a pronunciar aquel sentido homenaje.

En atención a la curiosidad de muchos de los lectores de este aparte de miércoles, lo someto a su consideración casi en extenso, entendiendo además que se trata de una brillante pieza oratoria, amén de que pueda ser leído como un muy preciso y acucioso ensayo donde Ballagas, el poeta, sintiendo las hondas y pletóricas conmociones de una poetisa del calado de nuestra Avellaneda, le prodigara aquel inolvidable homenaje, leído íntegramente desde el estribo de un autobús escolar que lo había conducido a la ciudad.

A continuación, los fragmentos casi íntegros de aquel texto:
Debo a la generosa estimación de la Sra. Flora M. Mousset de Romañach, tan modesta como bien proyectada hacia las cosas de la cultura; tan celosa del prestigio de esta tierra; la invitación, la honrosa sugerencia para que yo viniera a mi ciudad natal, a decir unas palabras en la misma casa donde abrió los ojos a la vida nuestra inolvidable compatriota Gertrudis Gómez de Avellaneda y Arteaga. Ni la urgencia de mis modestas pero múltiples ocupaciones en la docencia y en la literatura, ni todo los que nos retiene amarrados a las complicadas actividades de la vida cotidiana, ha tenido bastante fuerza para hacerme declinar este honor, renunciar a este deber grato y responsable a la vez.

Este tramo de calle-parte de mi obligado trayecto diario, de mi casa al viejo instituto (donde hoy se laza gallardo y sobrio el obispado)-este tramo, amigos, es parte de mi vida. Mil veces con renovada emoción leyeron mis ojos la inscripción de la tarja: “Aquí nació y vivió Gertrudis Gómez de Avellaneda”. Es decir aquí se escribió “El Gigante de Cien Cabezas”; aquí hizo la egregia escritora sus primeros ensayos de teatro familiar; aquí plegábase con la oculta fuerza que guardan los cotiledones, la encina ramosa, el genio en potencia bajo la especie de una niña un tanto taciturna y solitaria. De este nido casi olvidado en el centro de la isla, se levantaron las alas de un singular y verdadero estro poético, de una gloria que no es la de Puerto Príncipe tan sólo sino de la América y del idioma que ella manejó con tan sabia pulcritud.

No, no he podido negarme a esta peregrinación, porque se trataba de un mandato; porque también a mi modo sencillo he querido servir al idioma y al espíritu que ojalá que hablara por mi lengua; porque precisamente en algunos de mis poemas evoco de paso a Camagüey, suelo para mi querido que baña un Tínima umbroso, cuyos cristales ella tuvo la dicha de escuchar sonoros.

En una isla, en el centro de esta isla donde vamos a evocarla, nace Gertrudis Gómez de Avellaneda, para que se cumpliese en ella, mejor que en los dos Heredia-el francés y el cubano-la ley de la nostalgia tórrida. (…)

La nostalgia insular, tanto en el sentido estético como en el más profundo de la inquietud vasta anda dispersa y presente en toda la obra de la insigne camagüeyana. Es criolla, hija de cubana, pero desde su juventud ha de sentirse como desterrada. Mira a su padre andaluz que se queja al morir de no dejar sus huesos en la tierra nativa y que ruega a la madre que “todo lo sacrifique por llevar los hijos a España”. Y ha de cantar en los versos movidos y luminosos de “La Pesca en el Mar”:

Yo a un marino le debo la vida/y por patria le debo al azar/una perla-en un golfo nacida-/al bramar/sin cesar /de la mar.

(…)

Hay que ser poeta y haber vivido en Camagüey , para sentir cabalmente la nostalgia que se siente tierra adentro, la impaciencia por acercarse al cinturón de espumas que rodea a la isla; para no olvidar que se sigue siempre este pedacito de tierra nativa, donde si no completamos toda nuestra cultura, sí cerramos el ciclo de las impresiones definitivas, con el perfume de la niñez junto a laos jazmines del arriete, cerca del tinajón que levanta su corola, su campánula roja desde el cáliz fresco del musgo verdinoso que abraza su base. (…)

Mucho soñaría Gertrudis Gómez de Avellaneda agitar sus alas brillantes de mariposa del trópico; atravesar la campiña y seguir por sobre el mar, como la mariposa discutible del drama de Don Jacinto. Cuando cierto día del año 1836, al caer la noche, cuyo trono guarda “un silencioso ejército de estrellas”, Tula observaba los movimientos de la tripulación izando las velas del navío en el puerto de Santiago de Cuba, la gran nostalgia, la terrana nostalgia del paisaje va a tomar cuerpo de soneto:

¡Adiós patria feliz, edén querido/Doquier que el hado en su furor me impela,/tu dulce nombre halagará mi oído!

Como un motivo dominante, el de la patria no sólo halagará su oído sino que habrá de acongojarla.(…)Pero la Avellaneda ha de ser ya la Peregrina, el ave de paso por la tierra que es posada y camino, pero que más es camino para la morada de paz. Cuando la tierra patria la retenía era como una desterrada de la patria de su padre; cuando abandona la isla querría volver a ella. No la ha ganado el mundo, pero Dios va a ganarla.

Esta gran mariposa embriagada de sol como la que ella cantara, no querría-mejor, no podría-posarse definitivamente en la corola de un amor terreno:

Hija del aire, nívea mariposa/que de luz y de perfumes te embriagas/y del jazmín al amaranto vagas/como del lirio a la encendida rosa/……….sigue feliz tu raudo vuelo/placer fugaz, no eterno, solicita,/que la dicha sin fin sólo es del cielo.

Esta linda mariposa de la femineidad y del talento, no ha de moverse solamente en el sentido espacial de la vasta tierra, en el vario acontecer del tiempo que le da esposos a quienes llorar y amadores a quienes escribir cartas apasionadas, sino que ha de volar también en la dimensión de la inteligencia: la subyuga el drama y llega a dominar tan difícil género; espíritu romántico por excelencia, rinde tributo a la leyenda; imaginativa prodigiosa, la novela cubana tiene en ella su primer cultivador. Y el cuento y la comedia. Y la traducción, para no olvidar que esta mariposa libaba también las mejores miles de la literatura universal. Mas su puro centro literario es la poesía. Y el centro invisible de su vida es Dios (…)

Y así la Avellaneda cumple el ciclo-yendo del amor humano, al amor del arte y del amor del arte-conducida por la mano del dolor-al amor divino. La mariposa brillante se torna parda mariposa crepuscular. Entonces canta en las estrofas “A la Poesía”:

¡Hablas! Todo renace/Tu creadora voz de los yermos puebla;/espacios no hay que tu poder no enlace/y rasgando del tiempo la tiniebla/de lo pasado, al descubrir ruinas/con tu mágica luz las iluminas.

Esta convicción de la fuerza plasmadora de la poesía, no podrá hacer que calle la nostalgia:

Es la hora melancólica, indecisa/en que pueblas los sueños los espacios, /y en los aires-con soplos de la brisa-levantan sus fanáticos palacios.

No, no es solo la nostalgia en el sentido horizontal, en el de la tierra, la que agita el atormentado corazón de la Avellaneda, sino la nostalgia en sentido vertical, la conciencia de nuestro destierro que yo he dado llamar “descielo”:

¡Y tu sin nombre en la terrestre vida,/bien ideal, objeto de mis votos,/que prometes el alma enardecida/goces divinos, para el mundo ignotos!//Me escuchas? Dónde estás? Por qué no puedo/libre de la materia que me oprime/a ti llegar y aletargada quedo/y opresa el alma en sus cadenas gime?

(…)

Con cuánta hermosura presiente el Cielo de los cristianos; con cuanta fe y certidumbre afirma que es nuestro fin:

Que el vulgo de los hombres asombrado/tiemble al alzar la eternidad su velo; /mas la patria del genio está en el cielo.//Allí el amor y la virtud proclaman/espíritus vestidos de luz pura/que cantan el Hosanna en arpas de oro.

Y con cuanta cristiana grandeza sabe mirar lo deleznable de las pasiones humanas con que su Señor dignó probarla. De todo el fuego de su erotismo no queda más que esta ceniza:

¡Ángel de las venganzas!/ya eres hombre…/Ni amor ni miedo al contemplarte siento.

Las lágrimas ese don de Dios(…) son en la Avellaneda, sincera respetable contrición(…)La poetisa no desmiente a la penitente, pero la penitente no interfiere ni hace quedar mal a la poetisa:

Rompes mis lazos cual estambres leves;/cuanto encumbra mi amor tu mano aterra;/Tu haces, Señor, exhalaciones breves/las esperanzas que fundé en la tierra.

(…)

Pocos temperamentos han sabido tener la serenidad en medio de la tormenta, ese sentido de la justa comprensión del dolor propio y ese respeto a los ocultos designios de la Providencia. Nadie la aventaja en la dignidad con que inclina la cabeza laureada ante el caso adverso:

Permite, pues, que al religioso coro/ Hoy se asocie, aunque indigna, la voz mía:/cubierta de ciprés mi lira de oro,/para alabarte aún hallará armonía.

Y queda su lira enteramente dedicada a Dios:

Sea mi vida un acto reverente,/un éxtasis de amor mi alto destino/y cada aliento de mi pecho ardiente/un holocausto a tu poder divino.

(...)

Mal entienden al cristianismo y la catolicidad, los que ven la alegría que hay en hacerse uno con el que es todo, con el que es la Felicidad Suma, Dándose en el canto voluntariamente, haciendo oblación de su arte, la mariposa era rescatada de nuevo, esta vez para la luz definitiva. Y para la gloria de su ciudad natal, la que no ocupa en vano un lugar en el mapa del universo, porque Puerto Príncipe dio un santo en el Padre Valencia; un héroe en Agramonte; un maestro de civismo en Varona, un pensador cristiano en Aramburo. Y el poeta más notable de su tiempo en esta mujer, que si fue físicamente hermosa más se fue embelleciendo en lo moral.

Cada escala de la ascensión hacia el amor divino fue ganada por la Avellaneda no sólo por el ejercicio de la voluntad y “por deseo de la posesión de Dios”, sino por méritos del propio Señor, el cual por las vías difíciles del dolor, la atrajo hacia el amor unitivo. Y esta isla, esta ciudad donde ella nació son el pedestal desde donde se levanta el monumento imperecedero de su memoria a un cielo siempre azul y siempre brillante, a un cielo que es la metáfora mejor del otro cielo en que ella unida al coro de los Juan de la Cruz, de la Teresa, de los que ya en la misma tierra dedicaron por amor su lira de Dios.(2)




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1. En La Avellaneda: Intensidad y Vanguardia. Florinda Álzaga. Ediciones Universal, Miami, Florida, 1997.
2. Ibíd. pp. 371-382. APENDICE III




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Ver en el blog

Foto del momento fundacional de la filial del ISA en Camagüey. Año 1989


(1989) Creación de la Filial del ISA en Camagüey. 

(De izquierda a derecha) Aurelio Horta (Primer Director de la Filial). Zenaida Porrúa. Fernando Alonso. Miguel A Sánchez. Elvia Ojeda. Héctor Rodríguez. (Foto de Aurelio Horta)

Tuesday, January 12, 2021

(Diario de la Marina. Febrero 14, 1957) El Ministerio de Comunicaciones prohibió el Rock and Roll en la TV


El Ministerio de Comunicaciones prohibió el Rock and Roll en la TV por 

"Como quiera que por algunas estaciones radiodifusoras de televisión se ha venido escenificando reiteradamente el baile llamado "rock and roll" con la intervención de artistas y de aficionados que adoptan posturas y realizan movimientos francamente inmorales, siendo además proclive esa deformación corrográfica a causar estados de excitación morbosa tanto en las personas que se utilizan en esas exhibiciones como en los propios televidentes, atentando ello contra las buenas costumbres, que deben ser no sólo ser respetadas sino enaltecidas en el servicio de radiodifusión..."

"En Camagüey ambulo desconcertado"


En Camagüey ambulo desconcertado, porque en la mente sólo guardo los nombres antiguos. Y aunque quise y admiré mucho a Gonzalo de Quesada, al parque de su nombre le digo Casino Campestre (...) ¿Por qué suprimir su nombre a la calle de Alegrías y a la de Desengaño, y a la de Micaelitas, y a la Palma, y a la de Ángeles, y a la de Arrieta, y así a otras de clásico colorido local? El patriotismo no está en el ropaje. Despojar a Camagüey de esa tipicidad es cual revocar con yeso y argamasa las coloniales fachadas de sillería tallada. (Gerardo Castellanos. 1939)



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Acá la relación de las calles de Camagüey con sus nombres antiguos y el actual:

"Calles y callejones de Camagüey. Entre la leyenda y la historia" (por Marcos A. Tamames Henderson)
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Gaspar, El Lugareño Headline Animator

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