Sunday, September 20, 2020

Temblor de tierra de las almas; cruje (un poema de Miguel de Unamuno)



Temblor de tierra de las almas; cruje
la humanidad; los pueblos se agazapan
y se oscurece el cielo y en las nubes
se forja el rayo de las noches claras
de tempestad; la génesis del mundo
vuelve a alumbrar la sima de la nada. 

No guían como antaño las estrellas
al navegante ¿quién al Sol aguarda?
 
Y se eleva del hondo del abismo
el susurro de Dios cuando llamaba
«¡Adán! ¡Adán!», y el Hombre se escondía
detrás de la mujer acongojada,
sintiéndose desnudo y tembloroso
de ver su sombra en las eternas aguas. 

Nubarrones que arrancan desde tierra
llevan a lo alto negra catarata
y revienta su seno y el diluvio
barre ciudades y su polvo lava. 

Sigue a la lumbre soyugando el fango;
la historia queda y el milagro pasa.

Friday, September 18, 2020

Por Amor (un poema de Thelma Delgado)



Abriré de par en par las ventanas
Dejaré que el sol entre a mi aposento
Me vestiré con mis mejores galas
Él está cerca, lo sé, lo siento.

Pondré música que alegre el corazón
Y mis jarrones tendrán las mejores flores
Mi mesa tendrá vinos, queso y jamón
Para que Él olvide viejos sinsabores.

Las campanas tañerán de alegría
Y mi casa estará de fiesta
Su regreso me dará fuerza y valentía
Por Amor, a amar de nuevo estoy dispuesta.



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Thursday, September 17, 2020

(Bohemia. Junio 1955) Lola Flores posa leyendo Bohemia, casualmente la portada es Ignacio Agramonte



(Bohemia. Mayo 1961) Laura, Fernando y Alicia Alonso


 

Redención (un poema de Janisset Rivero)


Toda la tristeza:
cristal hecho de lágrima y distancia;
de nostalgia y caminos insondables.

Tristeza nuestra:
gota de sal en el océano del tiempo.

Tristeza transparente
que va permeando el llanto
de sus hijos, y que ahoga…

Será un capítulo breve y silencioso,
en el álbum final del universo.

Será la luz (intuyo)
refractada en las manos suplicantes,
la luz que al fin rescate la belleza
y nos redima el alma.



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Janisset Rivero (Camagüey, 1969) ha publicado los libros de poesía Ausente, editorial Aduana Vieja, octubre 2008 y Testigo de la noche, Editorial Ultramar, Miami, 2014

Wednesday, September 16, 2020

Un tiempo fui mexicano


Cuando acá llegué fui a dar al norte de Indiana, me preguntaban: - de donde? - de Cuba. - que parte de México? - un pequeño pueblo cerca del DF.

Al llegar a una fiesta, hacían un coro: "cubano tequila". Aprendí lo de la sal, el limón, y pa rriba, pa bajo, pa dentro. Es más fácil que hacer un mojito y alegra más. (JEM)

Puerto Príncipe en el Cuadro Estadístico de la Isla de Cuba según Humboldt. 1825-1829. (por Carlos A. Peón-Casas)



Del sabio alemán, que ha pasado a la memoria de esta isla cubensis como su “segundo descubridor”, dijo Bolívar que:
estará siempre con los días de América presente en el corazón de los justos apreciadores de un gran hombre, que con sus ojos le ha arrancado de la ignorancia y con la pluma la ha pintado tan bella como su propia naturaleza(1).
Y su frase define muy bien al hombre observador sagaz que fungió como naturalista, científico, y hasta sociólogo inveterado, el barón Alejandro de Humboldt, aristócrata alemán, quien supo aquilatarnos desde la misma realidad que quedaba velada para otros viajeros, y quien presentara este valioso testimonio sobre la memoria histórica de nuestra Isla allá por 1831.

Una rara copia de dicho ejemplar original fue descubierta en el año 1964 en la Universidad de Gotinga, por el enjundioso investigador cubano Armando Bayo, quien dirigió su publicación de dicho ensayo, entre nosotros un año después.

Humboldt visitó la Isla un par de veces, allá por 1804, y dedicó junto a este título otro de innegable valor documental e histórico su “Ensayo Político sobre la Isla de Cuba”.

Las alusiones a Puerto Príncipe en este particular Cuadro Estadístico… se definen a partir de su inclusión en el Departamento del Centro cuyos límites geográficos se ubicaban entre el puerto de Nuevas Grandes hasta la embocadura del río Jobabo.

Sumaba aquel, además del Príncipe, otras tres ciudades y tres villas, a saber, entre las primeras: Trinidad de Cuba y Fernandina de Sagua, y Santa Clara, Santo Espíritu y San Juan de los Remedios, entre las últimas mentadas. La población total de aquella región ascendía a 164.497.

Santa María del Puerto Del príncipe era la capital departamental. Su población total para aquel minuto sumaba 49.100, dividida en 33.000 blancos, 9900 esclavos y 6200 libres de color.

El puerto de Nuevitas, junto al de Jagua (hoy Cienfuegos) y Trinidad, movía una ingente cantidad de mercaderías en concepto de exportaciones, tal era el caso de las cajas de azúcar, valuada en 15 arrobas cada una, de donde se contabilizaban 15.011 de aquellas.

Otro dato significativo en esta misma coordenada eran los detalles concernientes al desempeño de las aduanas. La de Puerto Príncipe contabilizaba para 1828 un tonelaje de entrada de 4285, y 3479 de salida. Lo que proveía a las arcas por derechos de exportación e importación: 39.082 y 3479 pesos respectivamente.

De entre los productos más significativos que se importaban para el consumo se listaban entre los más demandados: las Harinas de cereales, el arroz(2)  maíz y legumbres secas; los vinos, licores, aguardientes y aceites; el bacalao salado o seco, las frutas secas(higos, almendras uvas y aceitunas) y los ultramarinos. Igualmente hacían crecido número las importaciones de tejidos de manufactura europea de algodón, serazas, muselina, rusias, etc.

En lo concerniente a la renta pública, la Intendencia de Puerto Príncipe manejaba una cifra significativa que sumaba 755.876 pesos.

Otros rubros, como el de la ganadería contabilizaba 605.000 bueyes y vacas repartidos en todo el Departamento, pero del que la gran mayoría se ubicaba en la región principeña, dado el sempiterno carácter ganadero de la región. Un inventario más completo añadía 88.000 caballos, 4400 mulos y 7200 cabras y ovejas.

A no dudarlo, el Puerto Príncipe de aquel minuto, era un punto ciertamente visible no ya en los números de cualquier estadística, sino en los pormenores más singulares de la vida social y en la innegable profusión de su accionar, su mención en este interesante inventario así lo testimonia.



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  1. Simón Bolívar (1821) en Cuadro Estadístico de la Isla de Cuba. 1825-1829. Alejandro de Humboldt. La Habana 1965.
  2. “El consumo de arroz en la isla es de más de un millón de arrobas, cuya mitad es importada de los Estados Unidos (…)” En Notas y Llamadas. Cuadro Estadístico, op cit. p. 104

(Bohemia. Octubre 20, 1935) Dos poemas de Carmen Cordero


Monday, September 14, 2020

Julia Tuttle "Mother of Miami" (January 22, 1849 - September 14, 1898)

 



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(Sun Sentinel. July 29, 2010)

The project was 112 years in the making.

Various community members had called for a lasting memorial to Tuttle since her 1898 death, but it wasn't until 1996 that the Miami Commission on the Status of Women officially took up the cause.

It took another 14 years to see the project through. Lack of funding and a temporary dissolution of the organization stalled the plan before the Miami-Dade County Commission for Women got involved, throwing the county's weight behind it.

The two groups raised more than $200,000 from government and private donors, then chose California-based sculptors Eugene Daub and Rob Firmin to create the statue. Their vision: a hands-on piece of public art, incorporating images of Tuttle's Miami.

Tuttle's skirt is adorned with raised images of local flora and fauna, scenes of American Indians and African Americans who were among the area's first settlers, the train that put Miami on the map, and Tuttle herself shaking Flagler's hand.

Because of this project, we have created a national awareness that Julia Tuttle is the only woman to found an American city,'' said Carmen Elias-Levenson, past chair of the Miami Commission on the Status of Women. 

Ver texto completo 

(Bohemia. Enero 16, 1938) El Cocoyé es el último refugio de los descendientes de la esclavitud negra


"Conservan a través de los siglos, sus rituales y sus ceremonias . -Su aporte en nuestras luchas emancipadoras. -Fiestas fin de zafra. -El "Babul", el "Fenté" yel "Mesón" representan elclasicismo coreográfico en sus fiestas."

La Cruz (un poema de Miguel de Unamuno)



Troquemos nuestras cruces;
de bruces sobre el suelo de mi pena,
llena el alma de duelo,
interrumpo mi vida de amargura,
dura y larga,
y te veo abatido,
rendido de tu cruz bajo la carga.
Troquemos nuestras cruces,
los pesares cambiemos.
No hay remedio mejor del dolor propio
—del dolor y del tedio—
que tomar el dolor de nuestro hermano.
Mi mano temblorosa,
tu temblor sosteniendo se hará fuerte;
la hermandad de la suerte dolorida
es de la vida el único consuelo.

Yo sufriré tu pena,
tú sufrirás la mía;
comunidad en el dolor, ¡hermano!
Para alzarme del suelo trae la mano.
A solas con mi duelo,
huyo de la verdad, no la resisto,
¡tú mi Cristo serás, yo seré el tuyo!
Hagamos una cruz de nuestras cruces,
una sola,
y la luz brotará de las tinieblas
sus nieblas desgarrando;
hagamos de ella yugo
y el jugo del amor del santo leño
destilará.
Y ese jugo será beleño místico,
dormidero de congoja.
Escoja cada cual su propia suerte,
o su dolor a solas, que es la muerte
del náufrago perdido entre las olas
o la hermandad del duelo,
el único consuelo que nos queda.

Es la cruz el dolor enajenado,
es el ojo hecho luz,
es el oído en música de fuera
convertido,
música de la esfera.
Ella hace sustancial nuestra desgracia
y así le quita el mal;
hace cosa de tomo y verdadera,
sustanciosa,
nuestro pesar.
Una cruz, una sola,
que en ola de piedad el mundo todo
bajo su sombra abrigue;
sólo así se consigue refrigerio;
cruz que de este valle de lágrimas
acalle a los oídos los clamores,
del luto los gemidos,
en rezo convirtiéndolos,
haciéndolos dar fruto.
Quien lleva solo su pesar se come,
cual reventada breva,
su propio corazón y lo devora;
no tiene hora de calma;
en el alma del hombre
el dolor solitario es huevo huero
de que brota el orgullo atrabiliario.

Cruz redentora,
sustentadora del pesar eterno,
dolor hecho madera,
que fuera por sí solo se sostiene,
dolor sustancia,
la comunión de los humanos tiene
su raíz en tu raigambre,
y el hambre loca,
la que no apoca el tiempo ni el espacio,
el hambre de ser siempre y serlo todo
brota de ti, dolor hecho madera.

Fundamos nuestras cruces
y de ellas todas una sola hagamos,
la única y verdadera,
la que redime y el dolor embarga,
la que no oprime por el propio peso,
con el exceso de su inútil carga.
Hagamos una cruz de nuestras cruces,
y luces le pidamos,
luz de calor de vida,
amor que irradia de la cabecera
de su santa madera de dolor.
Cruz redentora,
sustentadora del pesar eterno,
dolor hecho madera,
haznos uno a los hombres,
un Cristo solo, ungido de verdad,
¡cruz del dolor de la inmortalidad!


Sunday, September 13, 2020

Bronislava Nijinska (por Florencia Guglielmotti)

Nota del blog: Sección semanal dedicada al Ballet y la Danza, a cargo de la la ballerina, coreógrafa y profesora Florencia Guglielmotti.


El 8 de enero de 1891, en la ciudad de Minsk, Bielorrusia, nacía Bronislava Nijinska, la hija menor de Forma Nijinski y Eleonora Bereda, dos bailarines polacos que integraban una pequeña compañía itinerante, y hermana del reconocido bailarín Vaslav Nijinsky. Tempranamente, en 1900, ingresó en la Escuela Imperial de Danza de San Petersburgo, donde se formó con Nicolai Legat y Enrico Cecchetti, graduándose 1908. Tras finalizar sus estudios, ingresó al cuerpo de baile del Ballet del Teatro Mariinski, donde permaneció por tres años.

Paralelamente, y sin descuidar sus responsabilidades con el Mariinski, se unió a los Ballet Russes, dirigidos por el empresario Sergei Diaghilev, y como bailarina solista realizó varias giras por Europa entre 1909 y 1912. Allí estrenó los roles de Papillon en el ballet “Carnaval” (1910) y de Bayadera en “Le Dieu Bleu” (1912), ambas de M. Fokine; también fue una de las ninfas en el estreno de “L´Après-midi d´un faune” (1912), con coreografía de su hermano Vaslav​.


Durante esta última gira, la de 1912, cuando estaban en Londres, Nijinska se casó con Alexander Kotchetovsky, también bailarín de la compañía. La maternidad no se hizo esperar, por lo que debió abandonar las giras y establecerse nuevamente en San Petersburgo, acompañada por su madre. Allí recibió la noticia del casamiento de su hermano y de su ruptura con Diaghilev y la compañía. En un acto solidario para con Vaslav, Bronislava también renuncia a su puesto en los Ballets Russes.

Tras el nacimiento de su primera hija, Irina, y con el inicio de la Primera Guerra Mundial, vuelve a bailar en el Teatro Mariinski. En 1916 se traslada a Kiev, actúa en el Teatro de la Ópera de esa ciudad y funda una escuela, donde tuvo como alumno a Serge Lifar. Allí ya plantea en sus enseñanzas una renovación en relación al academicismo imperante desde el Siglo XIX.


En 1921, tras el nacimiento de su segundo hijo, León, y ya separada de su marido, deja definitivamente Rusia para instalarse en Londres, donde vuelve a trabajar con Diaghilev en la puesta en escena de “The sleeping princess”, una nueva versión de “The sleeping beauty”. Esta reconciliación con el productor de los Ballet Russes le brindó la oportunidad de desplegar todo su potencial creativo, donde desarrolló un nuevo vocabulario para la danza, estrenando “Le Renard” (1922), “Les Noces” (1923), ambas con música de I. Stravinsky, “Les Biches” (con música de F. Poulenc), “Les Facheux” (con música G. Auric) y “Le Train Bleu” (con música de D. Milhaud), las tres de 1924.


Al año siguiente llegan dos nuevos coreógrafos a la Compañía, Serge Lifar (quien fuera su alumno) y George Balanchine, lo que genera rispideces entre Nijinska y Diaghilev, ya que es interpretado por la coreógrafa como un agravio a su trabajo, y decide abandonar nuevamente los Ballet Russes. A partir de ese momento comienza a desempeñarse como coreógrafa independiente, trabaja en la Ópera de París, en el Teatro Colón de Buenos Aires (durante la temporada 1926/27) y con la Compañía de Ida Rubinstein, para la que creó “Le Baiser de la fée” (con música de I. Stravinsky, 1928), “Bolero” (1928) y “La Valse” (1929), ambas con música de M. Ravel.


En los años ’30 trabajó sin parar. En 1932 creó su propia compañía, los Ballets Nijinska Théatre de la Danse, para la cual compuso “Variation” (con música de Beethoven, 1932) y “Hamlet” (con música de Liszt, 1934). En 1935 viajó a Hollywood para coreografiar el film “Sueño de una noche de verano”, dirigida por Max Reinhardt, sobre la obra de Shakespeare. Ese mismo año colaboró con los Ballets Russes de Montecarlo, dirigidos por Colonel De Basil, para quien creó “Les cent baiser” (música de F. d´Erlanger), el primer ballet de Nijinska que se representó en Estados Unidos.

En 1937 realizó varios montajes en Londres para la compañía Markova – Dolin. También se desempeñó como directora artística del Ballet Polonais de Paris, entre 1937 y 1939, para quien creó “Chopin concerto”, “Le chant de la terre” (con música de R. Palester) y “La légend de Cracovie” (música de M. Kondracki).


En 1939, frente al estallido de la Segunda Guerra Mundial, viaja a Nueva York invitada por el Ballet Theatre (luego denominado American Ballet Theatre) para realizar el montaje de “La Fille mal gardée”. La difícil situación por la que atraviesa Europa la motivan a instalarse en Estados Unidos, junto a su segundo marido Nicholas Singayevsky (un antiguo alumno) y su hija Irina, su hijo Léon había fallecido en un accidente. En 1941 hizo de Los Ángeles su base, abrió una escuela de danza y, desde allí, continuó trabajando con diferentes compañías.


En 1945, tras la finalización de la Guerra, fue contratada como maestra de ballet y coreógrafa por la compañía del Marqués de Cuevas, donde permaneció hasta entrados los años ´50. Luego de varios años sin presencia pública y casi cayendo en el olvido, Sir Frederick Ashton, director del Royal Ballet, la invitó para realizar la puesta de dos sus ballet más emblemáticos, “Les biches” (1964) y “Les noces” (1966).

El 21 de febrero de 1972, con 81 años recién cumplidos, Nijinska falleció a causa de un paro cardíaco, en su casa de Pacific Palisades. Fue una de las primeras mujeres reconocida como coreógrafa, abriendo ese territorio dominado por los hombres hasta ese momento. Dejó un escrito, “Early Memoirs” (publicada en Nueva York, en 1981), fuente fundamental de información sobre su vida y la de su hermano, Vaslav, y sobre la historia de los Ballet Russes.







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Florencia Guglielmotti reside en la Ciudad de Buenos Aires (Argentina). Es Profesora de Danza (titulada en la Escuela Nacional de Danzas "María Ruanova"), Licenciada y Profesora de Artes (recibida en la Universidad de Buenos Aires). Cursó estudios en la Escuela Nacional de Ballet de Cuba. Es Miembro de International Dance Council CID (UNESCO).

Actualmente se desempeña como Profesora de Danza Clásica y como Profesora Titular de Historia de la Danza en la Escuela Superior de Enseñanza Artística "Aída V. Mastrazzi". florenciagu@gmail.com

Saturday, September 12, 2020

(Bohemia. Marzo 1936) Dora Alonso; novel escritora


Enrique Benítez Mora "El Conde Negro" (Julio 15, 1916 - Septiembre 10, 2020)


Nota de Prensa.
Instituto Cubano de la Música



En la tarde del jueves 10 de septiembre falleció en La Habana, a consecuencia de un infarto, Enrique Benítez Mora "El Conde Negro".

Nació el 15 de julio de 1916, en Lajas, Cienfuegos. Primo y compadre de Benny More, formó parte de la orquesta del Bárbaro del Ritmo, en la cual se le bautizara hace más de 60 años con el sobrenombre que lo hizo famoso a nivel mundial.

Tenía el orgullo de ser, además, la persona que enseñó a Benny a tocar guitarra, en el conjunto Vertientino, de la ciudad de Vertientes en la provincia de Camagüey.

Creador de temas antológicos en la memoria de bailador cubano como “Vertiente, Camagüey, Florida y Morón”, “Castellano que bueno baila usted” y “El cañonero de la fiesta”.

Fue merecedor de la Distinción por la Cultura Nacional y la Medalla Raúl Gómez García, entre otros reconocimientos.

Llegue a sus familiares y amigos nuestras condolencias.





Friday, September 11, 2020

Amor (un poema de Thelma Delgado)


La suavidad de tus labios
El perfume de tu piel
Lo profundo de tu mirada
Me hacen siempre estremecer.

El recuerdo de tus manos
Acariciando toda mi piel
Me trae de vuelta a tu lado
Como la abeja regresa a la miel.

¿Qué extraño encantamiento
Es este tan cautivador?
Algunos le llaman deseo
Yo, Yo le llamo Amor.




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Ver
Página de Thelma Delgado en el website del Cultural Council of Palm Beach County

Thursday, September 10, 2020

La Taberna del Copacabana (por Joaquín Estrada-Montalván)


La Taberna del Copacabana, mediao, fines de los 80s (el nombre le fue adjudicado por aclamación popular, debido a su cercanía al célebre exCopacabana), incluía lo que era la taberna en sí (tres -sub-salones, creo tenía), con sus jarras de cerveza Tínima (en sus inicios buena y fuerte - 18° y 12°-) y unas salchichas (en mi memoria, sabrosas). La Parrillada en el patio, espacio agradable y bien montado; en el side derecho del patio, escalera que conducía al Reservado (fui menos, no muy amplio).

La Taberna del Copacabana (construyeron también la de los Jardines de la Tínima, ubicada en los jardines de la de la Tínima), es un lugar de mi juventud que bien recuerdo, del que su habitual fui. 

De esta noche (un poema de Janisset Rivero)


Hace falta
una espera sin desvelo,
un rincón de silencio,
un árbol húmedo
que mire la tristeza
desde sus largas ramas.

Hace falta un camino,
verde y ancho
que guíe hasta la soledad,
todas las palabras
de esta noche.




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Janisset Rivero (Camagüey, 1969) ha publicado los libros de poesía Ausente, editorial Aduana Vieja, octubre 2008 y Testigo de la noche, Editorial Ultramar, Miami, 2014

¡Virgen de la Caridad, cúbrenos con tu manto!

¡Virgen de la Caridad, cúbrenos con tu manto! Si, cúbrenos con tu manto para que Cuba sea patria de todos y para todos donde convivan la justicia y la libertad en un clima de serena fraternidad.

Wednesday, September 9, 2020

Cuando Hemingway donó la Medalla del Nobel a la Virgen de la Caridad (por Carlos A. Peón-Casas)


Cuando Hemingway donó la Medalla del Nobel a la Virgen de la Caridad.
Precisiones imprescindibles.
(En El Viejo y la Marca, crónica de Guillermo Cabrera Infante para Ciclón.)

por Carlos A. Peón-Casas


Del tema se ha hablado con profusión. No así del ruidoso acto que se pensó como un homenaje al escritor afincado en Cuba, durante el cual Hemingway hizo donación de su valioso trofeo a la Madre de los Cubanos.

La rememoración del suceso, ha sido transcrita alguna que otra vez, con algunas precisiones, a veces imprecisas, contadas y recontadas por personas que ciertamente no fueron testigos directos.

Por contarlo mal, los que oyeron campanas y no supieron dónde, han dicho hasta que ocurrió en Santiago de Cuba, en los predios de la famosa fábrica Bacardi, gazapo imperdonable, pues Hemingway jamás estuvo en aquella ciudad del oriente cubano.

Pero como ya iremos explicando en su minuto, el hecho aconteció en La Habana, presumiblemente a comienzos del mes de agosto de 1956(1), casi dos años después de haber recibido la noticia de ser el agraciado de aquel año con el Premio Nobel de Literatura por boca del entonces cónsul sueco, durante una ceremonia privada, ocurrida el 21 de octubre de 1954 en los predios de su Finca Vigía(2).

En How it was, el libro de memorias de Mary Welsh, la anécdota se cuenta en sentido inverso. Posponiendo la visita del cónsul al día siguiente en que la noticia fue hecha pública (el 28 de octubre), sugiriendo que Hemingway no fue convenientemente avisado con toda antelación como realmente sí ocurrió.


Resulta sin embargo muy interesante leer allí su personal transcripción de las palabras de Hemingway a la prensa de entonces, y a la multitud de amigos, que se congregó aquel 28 de octubre en su Finca para testimoniarle su afecto, y que traducimos por su interés para el curioso lector.
Como saben hay muchas Cubas. Pero igual que la Galia, Cuba puede dividirse en tres. La de los que tienen hambre, la de los frugales, y aquella de los que comen demasiado. En este convite de hoy todos estamos en la tercera categoría, por lo menos por ahora.
No soy un hombre político. Este es un gran defecto, pero es preferible a tener arterioesclerosis. Con este defecto de ser apolítico, uno pude apreciar los problemas del Palmolivero, y los triunfos de mi amigo Alfonsito Gómez Mena. Igual fui amigo de Manolo Guas, primo de Felo Guas, y también de Manolo Castro.
Me gustan las peleas de gallos y también la Orquesta Filarmónica. Fui amigo de Emilio Lorents y esto no ha interferido con mi amistad con Mayito Menocal quien junto a Elicio Arguelles son mis mejores amigos en este país.
Dios permita que no sea pecado mortal considerar que Antonio Maceo sea mejor general que Bernard Law Montgomery, ni desear la muerte de Trujillo, y que muera en su cama de muerte natural por supuesto. El es la única persona que me gustaría ver morir antes que yo.
Discúlpenme ahora por algunos chistes y una legitima crítica que sigue y que uno ve cada mañana en el espejo. Están faltando esos tipos en los que uno puede ver lo buena que es la humanidad, y aquellos que pueden digerir sus fracasos.
Son ya demasiadas palabras. No quiero abusar de ella, y vayamos a los hechos. Deseo ofrecer esta medalla sueca a Nuestra Señora la Virgen del Cobre(3).
Como fácilmente se colige de lo dicho, la decisión de Papa, de donar la Medalla correspondiente a la Virgen de la Caridad, en su Santuario del Cobre, fue firme desde el principio. Pero un misterioso suceso, la desaparición momentánea de la Medalla en Finca Vigía, retrasó el hecho(4).

El acto, ya enunciado, fue cubierto por Guillermo Cabrera Infante, por entonces nobel periodista, para la revista Ciclón, junto otros famosos reporters de la época, como el P. José Rubinos, cronista por su parte del Diario de la Marina.

El convite había sido pactado como un almuerzo con multitud de invitados, en los jardines de la Cervecería Modelo(5), ubicada en el Cotorro, donde se fabricaba la conocida marca, de cervezas y maltas, Hatuey.

La noticia en los diarios fue escueta(6), pero Cabrera Infante recoge en su relato, los detalles acaso no más triviales, pero sí los que dan la nota más psicologista posible.

El arranque de su crónica nos ubica en contexto con mucha celeridad:
El almuerzo se sirvió a la hora de la merienda y Ernest Hemingway parecía cansado. Llegó poco después de la una y de inmediato fue asaltado por una turba entre la cual los fotógrafos elevaban sus cámaras, como hace el nadador que lleva su ropa seca en la mano. El agrupo apenas si lograba avanzar un paso, todos apretados en torno a la figura del escritor(7).
Allí distinguimos de pronto a la figura principal, la del maestro Hemingway, el centro magnífico de aquel minuto que la prensa le anunciaba “como homenaje de simpatía”, rodeado, o “asfixiado” casi por aquellos “muchachos de la prensa” y el convite unánime de sus más declarados admiradores.

 

Pero Cabrera Infante, sabía que aquel minuto era quizás aquello y algo más, su relato sigue develando aristas muy evocadoras de aquellas circunstancias no dichas explícitamente
Hemingway parecía uno de esos monumentos junto al cual todo el mundo ase retrata. Esta vez el monumento se movía. Vistiendo una guayabera blanca, encanecido, con la cara abatida por el tiempo, aparecía prematuramente envejecido y con una suerte de cansancio en la mirada. También había sorpresa en sus ojos y quizá por primera vez en su vida, estaba realmente asustado(8).
Y al cronista no le faltaba razón, aquel año de 1956 había sido de una intensidad desgastante y salvaje para el escritor, enfrascado en los detalles cinematográficos de la versión de su novela El Viejo y el Mar, que lo llevó hasta Perú, tras un marlin suficientemente digno para al filme, y alejado de sus afanes creativos por más de tres o cuatro meses. Su estado anímico no era bueno para el minuto en que cumpliera sus cincuenta y siete años, marcado por una irritabilidad que “sin dudas tenía sus orígenes en el hecho que su propia escritura no iba todo lo bien que el desearía”(9).

Aquel baño de masas no parecería el mejor paliativo para aquel Hemingway poco acostumbrado a aquellas manifestaciones de simpatías “a la cubana”, y que como el mismo cronista acotaba, ante aquellas efusiones:
Hemingway pugnaba por escaparse y no lo lograba…pero esta vez se trataba de su homenaje y un homenaje es lo más parecido que hay a un martirio. Incluso para el homenajeado(10)
La firma Bacardí era patrocinadora del acto, y a tal efecto había provisto una bien servida barra, donde los asistentes se podían proveer a libre demanda, de daiquiris, preparados con el ron homónimo y cervezas Hatuey. Para cuando Hemingway se presentará, ya la concurrencia con toda seguridad estaría bien animada con la ingestión de aquellos espirituosos bebestibles, y es de entender la euforia con que celebró su llegada.

Igualmente, en una improvisada tribuna, un trío, compuesto de dos guitarras eléctricas y un bongó, muy al uso de la época, animaba el ambiente sonoro, y justo a la llegada del homenajeado, hacía sonar los compases de un chachachá compuesto en su honor, intitulado: “Viva Hemingway”

Entre la concurrencia de aquel día no faltaron los pescadores de Cojimar, a no dudarlo unos gremios entrañables para Papa, cercanos siempre, irrumpieron según lo narra el cronista:
“Por uno de los pasillos centrales avanzó hasta la mesa principal una larga teoría de hombres jóvenes y viejos, todos curtidos por el sol, atezados por la vida al aire libre”(11),

Eran los mismos y algún otro, de aquellos que en otro hermoso y muy sincero gesto le habían entregado una medalla conmemorativa cuando Hemingway publicara su noveleta El Viejo y el Mar, que sin dudas los inmortalizaba. Una foto de aquel minuto los evoca: “el Sordo, Cachimba, Cheo López, Arsenio, Ova Carnero, Gregorio Fuentes, Tato y Quintín”(12).

El cronista sigue narrando los pormenores de aquel animado acto de homenaje, al ritmo de las improvisaciones que el trío musical prodigaba:
“En la tribuna el trío era otro, pero la música muy parecida. De entre una guaracha de moda surgió una letra conocida:
¡Hemingway!, ¡Hemingway! ¡Hemingway!
Continuo el trío:
Hemingway, Hemingway,
¡Campoamor!, ¡Campoamor!, ¡Campoamor!(13)
Era la clarísima alusión al que fuera el “padre de la idea”, el intelectual cubano Fernando G. Campoamor.

La voz animosa de una cantante muy popular de aquella hora, Amelita Frade, entonaba ya una décima homenaje a Hemingway, con la típica melodía de la Guantanamera, el cronista transcribía su emotiva inspiración:
El Premio Nobel “pescó”
Porque es un “tigre” escribiendo:
Cuando escribe estamos viendo
Los momentos que el vio
Ante su estampa tembló
La pantera de Zambeze:
Su libro decir parece
Que “el viejo” fue Hemingway:
Pero que el mar es de Hatuey.
¡porque el se la merece!
Le gusta sentir bravío
El viento sobre “El Pilar”
Y de noche conversar
Con la selva y con el río
Le gusta este suelo mío
Y nuestro mar antillano;
Le gusta estrechar la mano
De los humildes de aquí,
Y le gusta el Daiquirí:
Sano, sabroso y cubano.
Pero ya justo para final, cuando la multitud congregada casi empezaba a hacer mutis por el foro, después del opíparo almuerzo(14), faltaba lo mejor de aquel convite, el minuto tan esperado que llegaba en las palabras de Papa, quien a duras penas fue casi cargado en andas hasta la tribuna, escoltado, o mejor dicho empujado, otra vez por aquella misma multitud.

Cabrera Infante lo sigue contando en su crónica:
De alguna manera lograron subir a Hemingway a la tribuna. De alguna manera que no fuese cargado, pero allí estaba (…) Hemingway aparecía entre ellos y vacilaba con un papel en la mano. Alguien suplicó silencio (…) Hemingway habló.
-Un hombre que no sabe hablar un idioma no debe hablar ni en su casa. Se refería a su español. Su español era bastante correcto-se percibían claras las “ces” españolas- aunque su acento es fuerte. Leyó el discurso:
-Me siento muy agradecido y emocionado por este no merecido homenaje. Siempre he entendido que los escritores deben escribir y no hablar. Por lo tanto, quiero ahora donar la medalla que recibí del Premio Nobel de Literatura a Nuestra Señora de la Caridad del Cobre, patrona de este país que tanto amo.
Fernando Campoamor agradeció esas frases.
-Hemingway, Cuba te quiere como una madre”(15).
Lo que siguió fue el acabose dicho en mejor cubano. Un minuto antes habían repartido a todos los presentes un folleto(16), recordatorio del acto, que entre otros detalles incluía una foto bastante inapropiada de Papa en traje de baño.

Ninguno de los presentes quería irse sin que el propio Hemingway estampara su firma. No más dicha la última frase, la multitud inundó la tribuna, que empezó a crujir peligrosamente por el peso inusitado de tantas personas.

El cronista dejaba entonces constancia de una no muy simpática anécdota de aquella masiva pesca de autógrafos:
solo un momento pareció disgustado Ernest Hemingway mientras firmaba los folletos y fue cuando le presentaron la fotografía para que estampara su firma sobre ella. Apartó ese folleto y dijo grave:
-No firmo ahí. No me gusta esa fotografía. Parece que estoy desnudo, no firmo. El solicitante dobló la hoja y tendió a Hemingway otra página. Con una sonrisa que quería parecer una sonrisa éste firmó”(17).
Para casi el final, Hemingway se mostró algo impaciente. En su peculiar español hizo saber
“Quiero marchar. No me gusta divertirme aquí, mientras entierran a mi amigo Agustín Cruz”(18).
El homenaje había terminado, y el cronista así lo dejaba saber, confirmando con su última frase, la del cierre de su crónica, algo que ya había intuido desde el comienzo:
“Como se ve, los periódicos no lo dijeron todo”(19)

Diario de la Marina
Octubre 29, 1954


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  1. La crónica en cuestión apareció publicada en septiembre de 1956, pero Hemingway, no estaba en La Habana para entonces, había viajado a Nueva York a finales del mes de agosto, por lo que colegimos que el acto debió ser a comienzos de aquel mes, o quizás a finales de julio.
  2. Los hechos sucedieron así, según lo precisara Mary Welsh en 1965: “El embajador telefoneó desde la Habana e hizo una cita para ver a Hemingway. Se preparó una ceremonia privada para aquel día. Hubo un pequeño intercambio de discursos, con la presencia del embajador sueco y su esposa y muy pocos amigos, todos de pie en nuestra biblioteca, y después siguió un almuerzo muy animado de unas cuatro horas con unas diez o doce personas a la mesa”. Hemingway no viajó a Estocolmo, como bien se sabe, por razones de salud, y el discurso de aceptación del galardón, in absentia, lo leyó en su lugar, George M. Abbot, Encargado de negocios de la embajada de Estados Unidos en Suecia, durante acto de ocasión, acaecido el 8 de noviembre de aquel mismo año. En Ernest Hemingway. A Life Story.Carlos Baker. Charles Scribner’s Sons. NY, 1969. p.661
  3. How it Was. Mary Welsh Hemingway. Futura Publications. London, 1978. p.411
  4. Hemingway en Cuba. Norberto Fuentes. La Habana, 1984. p.130
  5. Filial de Ron Barcardí S.A. Todos sus accionistas lo eran de la casa matriz. Su presidente era José M. Bosch. En Las Empresa de Cuba en 1958. Guillermo Jiménez. Ciencias Sociales. La Habana, 2004. p. 193
  6. “En horas del mediodía de ayer tuvo lugar en los jardines de la cervecería Modelo, en el Cotorro, el homenaje de simpatía que las instituciones culturales cubanas rindieran a Ernest Hemingway, el gran escritor norteamericano autor de El Viejo y el Mar quien desde hace años reside entre nosotros” en El Viejo y la Marca. Guillermo Cabrera Infante. En Ciclón.Vol.2 No. 5. Septiembre 1956. p.51
  7. Ibíd
  8. Ibíd.
  9. Ernest Hemingway. A Life Story. Op. cit. p.534
  10. El Viejo y la Marca. Op. Cit.
  11. Ibíd. p. 52
  12. Ibíd. p.174
  13. El viejo y la marca. Op cit. p.53
  14. El menú incluyó “Arroz congrí, yuca salcochada, lechón asado, tamal y cerveza Hatuey” Ibíd.
  15. Ibíd.
  16. “El folleto estaba impreso en un rústico pero agradable pedazo de papel de estraza y en la portada llevaba una viñeta coloreada a mano. Dentro tenía un pedazo de El viejo y el mar en que se mencionaba la Hatuey beer, una reproducción sobre papel rojo de la décima cantada, una foto a toda página de Ernest Hemingway en trusa reclinado sobre una tumbona, un pedazo de los primeros capítulos de Tener y no tener que decía algo sobre Hatuey beer y un recordatorio.” Ibíd.
  17. Ibíd.
  18. Ibíd.
  19. Ibíd.


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Ver en el blog 

La edición de esta semana de "Vivir del Cuento" es una joya del humor y la sociología contemporánea (a pesar de su final cliché)

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Tuesday, September 8, 2020

Los Mambises pidieron al Papa que la Virgen de la Caridad del Cobre fuera la Patrona de Cuba

Publico el texto de la carta que en el año 1915 un grupo de veteranos de la Guerra de Independencia, encabezados por Jesus Rabí,  enviaron al Papa Benedicto XV pidiendole que proclamara Patrona de Cuba a la Virgen de la  Caridad del Cobre.

El facsímil de este documento se conoce actualmente, gracias a la labor de investigación realizada por el P. Willy (Wilfredo Pino), sacerdote camagüeyano, actualmente Arzobispo. 
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Carta de Solicitud de los Veteranos de la Guerra de Independencia a S. S. Benedicto XV
(24 de Septiembre de 1915)



SANTÍSIMO PADRE:

Los que suscriben, hijos de la Santa Iglesia Católica Apostólica Romana a S. S. humildemente exponen:

Que son miembros unos y simpatizadores otros, del Ejército Libertador Cubano, título que constituye el timbre de nuestra mayor gloria, por sintetizarse en él, el supremo bien de la Libertad e Independencia de nuestra Patria; que junto a ese título, ostentamos otro, que es el de pertenecer a la Iglesia Católica Apostólica Romana, en cuyo seno nacimos, al amparo de sus preceptos vivimos y de acuerdo con ellos queremos dejar de existir; y esos dos títulos hacen que hoy, reunidos en la Villa del Cobre, en donde se encuentra el Santuario de la SANTÍSIMA VIRGEN de la CARIDAD, y postrados reverentemente ante su altar, acordemos acudir a S. S. para que realice la más hermosa de nuestras esperanzas y la más justa de las aspiraciones del alma cubana, declarando Patrona de nuestra joven República a la Santísima Virgen de la Caridad del Cobre, y de precepto para Cuba, el día que lleva su Santísimo nombre, ocho de Septiembre.

No pudieron ni los azares de la guerra, ni los trabajos para librar nuestra subsistencia, apagar la fe y el amor que nuestro pueblo católico profesa a esa Virgen venerada; y antes al contrario, en el fragor de los combates y en las mayores vicisitudes de la vida, cuando más cercana estaba la muerte o más próxima la desesperación, surgió siempre como luz disipadora de todo peligro, o como rocío consolador para nuestras almas, la visión de esa Virgen cubana por excelencia, cubana por el origen de su secular devoción y cubana porque así la amaron nuestras madres inolvidables, así la bendicen nuestras amantes esposas y así la han proclamado nuestros soldados, orando todos ante ella para la consecución de la victoria, y para la paz de nuestros muertos inolvidados; y acusaría una vergonzosa ingratitud por nuestra parte, el que a los beneficios que esa Virgen excelsa nos prodiga, permaneciéramos inactivos o mudos, y no levantáramos nuestra voz ante el sucesor de San Pedro, para que haciéndose intérprete de los sentimientos del pueblo católico de Cuba y de los de su Ejército Libertador que profesan la religión de nuestros antepasados, y usando de las facultades de que se encuentra investido, declare, previo los trámites correspondientes, como Patrona de la República de Cuba a la Virgen de la Caridad del Cobre y de fiesta eclesiástica en ella, el día que lleva su santo nombre.

Por tanto,

A Su Santidad suplicamos humildemente, se sirva acceder benigno a nuestra solicitud.

Villa del Cobre a veinticuatro de Septiembre de mil novecientos quince.

(siguen las firmas que suscriben el documento)


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Ver en el blog
(10 de mayo de 1916) Texto del Decreto que Declara a la Virgen de la Caridad del Cobre como Patrona de Cuba

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Gaspar, El Lugareño Headline Animator

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