Saturday, May 18, 2019

El Batallón 30 (por Víctor Mozo)

Nota del blog: Sección semanal a cargo de Víctor Mozo. Cada sábado comparte un texto, de lo que será un libro sobre sus vivencias durante los primeros años de la llamada "revolución cubana" y su cautiverio en los campos de trabajo forzado, conocidos como UMAP.

Los textos anteriores se pueden leer en este enlace.


Al batallón 30 llegamos un sábado. Acercarse a la ciudad de Camagüey era anhelo de muchos de nosotros y de sus correspondientes familias que en lo adelante se ahorrarían mil y un problemas para viajar grandes distancias y la mayor parte de las veces en condiciones difíciles.

La llegada se hizo de día lo que favorecía hacerse una idea de este nuevo entorno que nos esperaba. El campamento se encontraba en la llamada Doblevía detrás de lo que era una fábrica de pienso. A una distancia relativamente corta se encontraba una parada de guagua que podía conducirnos a la ciudad. Afortunadamente, estábamos bien lejos de aquel fango rojizo de los comienzos.

Las barracas eran hechas de losas prefabricadas, tejas de fibrocemento y piso de cemento. Las literas con delgadas colchonetas nos harían olvidar pronto aquellas hamacas a la que tanto nos habíamos acostumbrado.

Acostumbrados al campamento sencillo y a sus dos barracas nos sorprendía aquel sitio que nos parecía inmenso ya que albergaba cuatro compañías conformando así un batallón al que todo el mundo conocía como el Bon 30.

El comedor era espacioso y sobre sus paredes se habían pintado consignas revolucionarias como aquella de “seremos uno, dos, tres muchos Vietnam” pintadas por quien sigue siendo mi amigo desde aquel entonces, Pedro Bencomo quien era confinado, digo yo, por ser rebelde con causa.

Al fondo se encontraban las duchas que por suerte funcionaban, aunque siempre había, a pesar del calor, quién le huía al baño o simplemente se lavaba diciendo de aquello “se bañó para carnet”, o sea, de la cintura para arriba.

Al fondo, nunca supe si hubo en una época una prisión militar porque se podían ver calabozos, aunque nunca vi a nadie dentro.

Aquello era enorme, como batallón al fin y al cabo albergaba cuatro compañías, o sea 480 confinados más lo oficiales, sargentos y los llamados políticos que no podían faltar. Entre cada barraca habían construido bancos de cemento de forma circular. Donde nos sentábamos a fumar o a conversar cuando podíamos. Estábamos todos mezclados ya que se habían eliminado las compañías exclusivas para homosexuales. La mayor parte de los confinados venía de Camagüey y de sus alrededores, aunque había habaneros y matanceros, sobre todo del primer llamado.

El jefe del batallón era el 1er teniente Pineda, un mulato que en el primer llamado había tenido fama de mandón y muy dado a la disciplina militar según me había contado un cabo que había conocido en el campamento de Méjico. Al subteniente Juan Bautista Rodríguez Díaz, más conocido como JB se le veía con cierta frecuencia y se complacía en manejar la moto de uno de los confinados que siempre le había sacado lasca a su vehículo motorizado sirviendo de mensajero.

Luego estaban también los políticos, entre ellos otro mulato de apellido Colina. Luego venían los jefes de compañías, el de la uno era el Tte. Verdecia un trigueño refunfuñón, el jefe mi compañía era un teniente, Oberto Anzardo López Pérez, aficionado al pilotaje de avionetas, hasta que un día, dicen, se fue tan lejos que aterrizó en cielos capitalistas para no volver. Había también un teniente de milicia que tenía una Santa Bárbara tatuada en uno de sus brazos que no era mala gente, pero el personaje que siempre me dejaría su pintoresco recuerdo sería el jefe de mi pelotón, el sargento Hipólito Ramos Ross, un mulato del Cobre con su típico “cantaito” oriental. Día memorable fue aquel en que después de darnos la voz de atención nos dirigió la palabra diciendo más o menos esto: Nojotro aquís semos los único que tenemo la protetas para mandarlo a utedes. Ya puede imaginar el lector para qué fue aquello y cómo manteniéndonos siempre en atención tratábamos de ocultar risas crispando todos los músculos de nuestros cuerpos para no atraer la ira del sargento que a fin de cuentas no era más que un pobre tipo.

El jefe de la compañía 4 era un capitán gordito y bajito como un tonel al que un buen día después del trabajo los jodedores de su compañía le echarían pica-pica en su cama. Al capitán se le vio correr desesperado hacía las duchas con apenas una toalla encima para calmar la picazón. Nunca supe si hubo represalias. Para suerte nuestra los tiempos de los grandes castigos quedaban atrás.

Luego de un domingo de descanso y adaptación al nuevo campamento nos esperaría otro trabajo. De trabajadores agrícolas pasaríamos a ser obreros de la construcción.

Coral Gables Rapid Transit, 1925-1935


Rick Wakeman


Friday, May 17, 2019

Fragmento de "El diario de Lola" (por Thelma Delgado)

Nota del blog: Selección de textos, que serán parte del libro (en preparación) El diario de Lola, de Thelma Delgado.

Para leer sus escritos en el blog, en este enlace.


Querida Mimí: Hoy hice una receta nueva, Faisán en Pepitoria, Que rico me quedó! Creo que será un éxito en el restaurant; definitivamente esta receta estará en mi libro.

Esta tarde al regreso del trabajo me encontré a Don Rigo, el vecino del apartamento #3. Estaba parado al pie de la escalera, así que no había manera de evitarlo. –Cómo está la flor más bella de este jardín? Me dijo sonriendo coqueto como siempre. –Bien, Gracias. Veo que ya está mejor de salud, le dije mientras subía el primer escalón tratando de aligerar mi paso. -Te extrañe mucho; quería salir rápido del hospital para verte de nuevo. Mi corazón extrañaba tus ojos que parecen luceros y tu boca que parece pétalos de rosa. –Ud. Siempre tan galán repliqué. –Papá entra a la casa! El grito de su hija Sandra lo asustó tanto que casi se cae. Tuve que bajar los escalones y sostenerlo del brazo. Al acercarme me dijo bajito mientras miraba el escote de mi blusa –Lolita, que rico hueles, hueles a hembra. Sandrita sabe que estoy enamorado de ti, y que si tuviera unos años menos, te pediría que te cases conmigo. Sandra salió a su encuentro y de mala gana me dijo –Gracias. Don Rigo tiene 94 años, y su hija tiene como 70, o algo así. Ella nunca se casó; dedicó su vida a cuidar de sus padres. La mamá falleció hace 10 años y siempre se queja de que su hermano nunca viene a verlos. Que le dejó la carga a ella sola. Es de entenderse su mal humor, y la poca paciencia para con su padre, que es muy coscolino. Me lo imagino en el hospital echándoles piropos a las enfermeras. Me pregunto cuántos cuernos le habrá puesto a la esposa que en paz descanse.

Me voy a dormir y a soñar que Quien Ya Tu Sabes está tan enamorado de mí como Don Rigo.

Buenas noches Mimí.



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Ver
Página de Thelma Delgado en el website del Cultural Council of Palm Beach County

Thursday, May 16, 2019

El hotel en Fernandina Beach donde José Martí vivió



24 de febrero de 1895. Entre los sucesos relacionados con esta fecha, se encuentra la (fallida) Expedición de la Fernandina, de cuya organización estuvo al frente José Martí.

Se le llama con este nombre porque el epicentro geográfico se encuentra en la ciudad Fernandina Beach, en Amelia Island (al norte de la Florida, casi casi llegando a Georgia, siendo límite floridano en el mar).

El hotel donde Martí vivió durante sus labores conspirativas, para conformar esta expedición aún se conserva (ampliado, remodelado, actualizado, ...). Hoy se le conoce como Florida House, "el hotel en funcionamiento más antiguo de la Florida". Muestran como su dormitorio, la habitación # 1 (creo recordar ese es el número) segundo piso, parado frente al hotel, el balcón a la derecha (es lo que me dice mi memoria, que ya va fallando). Tienen una placa cercana a la entrada principal del hotel, que recuerda la estancia fernanditica martiana y entre sus cócteles ofrecen el Jose Marti Mojito, $ 9 precio regular y en oferta los 4 de julio. (por Joaquín Estrada-Montalván)


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Florida House es el hotel donde estuvo viviendo José Martí cuando fue a ocuparse de los asuntos relacionados con la Expedición de la Fernandina. Este hotel es actualmente el más antiguo en funcionamiento en el estado de la Florida

(Miami) Nuvia Estévez invitada especial en el espectáculo poético "En boca cerrada no entran moscas"


Umbrella Art Foundation & Acetato Producciones se complacen en anunciar la segunda edición del espectáculo poético "En boca cerrada no entran moscas"; que tendrá lugar en la Casa Templo del Arte Cubano en Miami Beach. En esta ocación la invitada de honor es la poeta Nuvia Inés Estévez, (Puerto Padre, Las Tunas, 1971); caracterizada por su estilo desembozado, su audacia léxica y su autoafirmación genérica, Estevez nos leerá poemas de su libro "Las muñecas, las putas, las estatuas" y textos inéditos.

El espectáculo tendrá como anfitriones al artista, poeta y escritor Nilo Julián González Preval y la artista proyectual Ana Olema En esta ocación un show dinámico a tres manos. 

Producción Alina Guzmán Tamayo & Diddier Santos Moleiro 


Sábado, Mayo 25, a las 7.30 p.m.

7169 Indian Creek Dr
Miami Beach




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Ver Nuvia Estévez en el blog

Wednesday, May 15, 2019

(Miami) Cuba Nostalgia, Mayo 18-19, 2019


¿Qué pasa, qué está pasando... (un poema de Gastón Baquero)



¿Qué pasa, qué está pasando...

               a Fina García Marruz


Qué pasa, qué está pasando siempre debajo del jardín
que las rosas acuden sin descanso.
Qué está pasando siempre bajo ese oscuro espejo
donde nada se oculta ni disuelve.
Qué pasa, qué está pasando siempre debajo de la sombra
que las rosas perecen y renacen.
Que nunca se desmiente su figura,
que son eternas sombras, idénticos recuerdos
Qué está pasando siempre bajo la tierra oscura
donde la luz levanta rubias alas
y se despliega límpida y sonora.
Qué está pasando siempre bajo el cuerpo secreto de la rosa
que no puede negarse al cielo temporal de los jardines,
que no puede evitar el ser la rosa, precisa voluntad, sueño visible.
Qué pasa, qué está pasando siempre sobre mi corazón
que me siento doliéndole a la sombra,
estorbándole al aire su perfil y su espacio.
Y nunca accedo a destruir mi nombre,
y no aprendo a olvidarme, y a morir lentamente sin deseos,
como la rosa límpida y sonora que nace de lo oscuro.
Que se inclina hacia el seno impasible de la tierra
confiando en que la luz la está esperando, creándose la luz,
eternamente fija y libertada bajo el cuerpo secreto de la rosa.

Gastón Baquero, Escuchar al Inocente (por Roberto Méndez Martínez)

 


Sintiendo mi fantasma venidero
bajo el disfraz corpóreo en que resido,
nunca acierto a saber si vivo o muero
y si sombra soy o cuerpo he sido.


Mitad cuerpo, mitad sombra es todavía para nosotros Gastón Baquero (Banes, 1914 – Madrid, 1997). Durante años los autores de mi generación no pudimos leer de él otra cosa que esa decena de textos - fundamentales sí, pero desgajados del quehacer mayor que los produjo- incluidos por Cintio Vitier en la antología Diez poetas cubanos. Era, desde luego, el autor de “Palabras escritas en la arena por un inocente”, de “Testamento del pez”, de “Saúl sobre su espada”, más se llegó a decir de él que era un autor de ocasión, caballero que abandonó la liza poética para dedicarse a una hedoné particular – su bien financiada labor en el Diario de la Marina. Lo demás parecía perdido, o era el placer de unos pocos decir que así era. Temíamos el tener que dar la razón a la frase tremenda que nos dejó en su ensayo “Los enemigos del Poeta” : “La poesía perece a cada instante”. La suya parecía haber naufragado entre viajes, ausencias, silencios voluntarios e impuestos.

Años después, en 2001, con La patria sonora de los frutos, una antología de sus poemas mayores, preparada por Efraín Rodríguez y que dio a la luz la editorial Letras Cubanas, buena parte de esa creación nos fue restituida y demostró formar un corpus resistente, desafiante, dentro de la cultura cubana. Sin embargo ¿cuántos autores de las nuevas promociones se detienen ante el quehacer de un poeta cuya difusión continúa resultando parca?

En 1942 el escritor había definido el apresamiento del ser de la poesía como “punto menos que un alto imposible, un absurdo glorioso”, años después, en su ensayo “La poesía como reconstrucción de los dioses y del mundo” aseveró con más precisión: “la poesía es la prolongación en el hombre de la imagen y semejanza de Dios, en cuanto a creador”. El “imposible” de sus inicios, la identidad con lo divino de la madurez, coinciden en la búsqueda de la belleza a gran altura en la que el hilo conductor es la fábula.

Para Baquero la invención es esencial, en su obra, la fábula, como en el mundo preteológico de ciertas culturas, es la vía para lograr una visión totalizadora de la realidad, en la que conviven la búsqueda ontológica y el ansia de belleza, la unidad de ambas le otorga hondura:
La poesía es una penetración. Tienes que entrar rectificando mucho lo personal privado. Si esa manera, que es un poema ahora distinto, puede ser bella, mejor. Se supone que en la poesía interviene, aparte del elemento filosófico, ontológico de la averiguación, la búsqueda de la belleza. No sólo basta que sea ontológicamente valiosa, sino que además ha de ser bella. Y ese es el problema de la poesía, uno de los problemas ante los cuales yo me he enfrentado y me sigo enfrentando.
Eliseo Diego se ha referido alguna vez a la duplicidad que él descubría entre “el buen Gastón” y “el bachiller Baquero”, es decir, la coexistencia en el autor de una vertiente íntima, sentimental, confesional, junto a otra más ambiciosa y dominada por el embrujo de lo verbal, aunque esta observación, parcialmente válida para la obra del escritor hasta 1959, comienza a ser cada vez más inexacta en la medida en la que el poeta madura y va conciliando ambos modos en una personalísima manera de hacer.

El autor del “Soneto a las palomas de mi madre” está todavía muy cercano a la poesía de la generación anterior, la deuda con Florit es tan evidente como la perfecta asimilación de los autores del Siglo de Oro español:
A vosotras, palomas, hoy recuerdo
decorando el alero de mi casa.
Componéis el paisaje en que me pierdo
para habitar el tiempo que no pasa.
El soneto dedicado al “Nacimiento de Cristo” está sellado ya por esa mirada angustiosa sobre la realidad, en vez de contemplar como otros poetas el esplendor navideño, sólo ve el anuncio de la Pasión en el niño:
Siendo recién venido eternidades
a sus ojos acuden en tristeza.
Ya nunca sonreirá. Hondas verdades
ciñéndole en tinieblas la cabeza,
van a ocultar su luz, sus potestades,
mientras en sombras la paloma reza.
Décadas después, confesará en una entrevista: “Mi tema verdadero es, según creo, la desaparición de las cosas, la destrucción de lo bello, sobre todo”. Esta destrucción se anuncia ya en “El Caballero, el Diablo y la Muerte”, basado en el grabado homónimo de Durero, donde la Muerte es a la vez el destino fatídico y la piedad y “memoria del Señor”:
Cuando es llamada
por aquel que no puede con su alma,
se oculta entre la malla de los días;
luego se cubre el pecho
con su coraza negra,
y armada de su lanza,
su caballo y su escudo,
se arroja inesperada
entre la hueste erguida.
Tala sin ruido
lo pesado y lo leve.
Gastón recorre su existencia en el ámbito de la duda, como cristiano espera la Resurrección, mas la fragilidad de la vida le espanta. Observa cada día esa destrucción de lo que le rodea y como tantos antes de él –Pascal, Kierkegaard, Unamuno- siente la soledad como una agonía, una resistencia al fluir. El pasaje bíblico de Saúl llorando a sus hijos muertos en batalla, le hace componer de los poemas más desolados de la literatura cubana, Saúl sobre su espada:
Busca las cenizas de su cuerpo
Sombra ya, muerto ya, vencido.
Perdido en la llanura oscura de la muerte
Solo solemne muerto
Padre más solitario que todos los muertos.
Tal vez el texto mayor de Baquero sigue siendo “Palabras escritas en la arena por un inocente”, parábola de la condición del poeta: un ser infantil, marginado, no escuchado, que inocentemente redacta su discurso, mientras a su lado transcurre la gran Historia que no va a tenerle en cuenta. En su sueño los tiempos se funden, a su alrededor se mezclan Juliano el apóstata, la emperatriz Faustina, el Patriarca Atanasio, pero no entiende sus conversaciones, sus empeños, sus herejías. El poeta sólo sabe que las palabras que se le ocurren, incomprensibles para los humanos “en Dios tienen sentido” y esa justificación lo redime porque, según él:
Porque está en las manos de Dios y no conoce sino el pecado.
Y porque sabe que Dios vendrá a recogerle un día detrás
del laberinto.
Buscando al más pequeño de sus hijos perdido olvidado
en el parque.
Y porque sabe que Dios es también el horror y el vacío del mundo.
Y la plenitud cristalina del mundo.
Y porque Dios está erguido en el cuerpo luminoso de la verdad
como en el cuerpo sombrío de la mentira.
Parece exagerada la afirmación de Cintio Vitier en Lo cubano en la poesía de que este poema “contiene la metafísica de la irresponsabilidad en su sentido más radical”, sobre todo si ésta se interpreta como la sujección de la Isla a la imagen falsamente paradisíaca que le regalara Occidente. El sueño del poeta no está marcado por un fatalismo geográfico sino por la otredad de su condición, es un ser diverso de aquellos que representan el poder temporal o espiritual, e inclusive distinto de los que detentan una sabiduría “canónica”. Su justificación no está en la falta de responsabilidad pura sino en el sentido de su discurso, que se eleva sobre lo accidental, para ir hacia la sustancia imperecedera, lo que lo acerca a la gran tradición mística hispánica.

El poeta en su vejez rechazó en su Autoantología comentada (Signos, Madrid, 1992) este texto y muchos otros de juventud, por la carga sentimental o dramática que creía los lastraba. Frente a estas escrituras, contrapone la fabulación supuestamente pura, el delirio verbal de poemas cuyo propio título anuncia ya su condición de juego con la realidad y la cultura, marcos suntuosos que rodean las glorias y miserias humanas, recuérdese “Confesión de un fiscal de Bizancio” o “Luigia Polzelli mira de soslayo a su amante y sonríe”, producciones típicas del “bachiller Baquero”. Pero detrás de estas ricas tapicerías está la honda reflexión sobre el misterio de la existencia humana. El poeta no puede vivir siempre en el reino de la ironía y el elegante escepticismo, por entre las grietas de su máscara brota la efusión sentimental; así, la figura del anciano pordiosero junto a las cúpulas de San Carlos le lleva a meditar sobre la caridad y la angustiosa limitación de las relaciones humanas en “El mendigo en la noche vienesa”:
y allí aquel mendigo, fiero testigo en pie, con la mano tendida hacia la nada,
acompañado solamente
por las abrumadoras sombras de su soledad y de la soledad que ve en los otros.
Y nadie, nadie puede ayudarle, ni hacerle la caridad que mudamente pide,
ni hoy ni mañana ni nunca,
porque al hombre le es fácil compartir sus monedas
pero a ninguno le es dado pelear contra la soledad de un semejante.
A todo ello habría que añadir otras muchas cualidades, como la mirada de ternura con que reinventa pasajes ocultos de la cultura cubana en “Joseíto Juai toca su violín en el Versalles de Matanzas” o esa elegancia con la que retoma un tema tan cantado y al parecer agotado por los poetas de la generación anterior – Florit, Brull, Ballagas- la perfección escultórica de la rosa, símbolo de la pureza poética, en su “Discurso de la rosa en Villalba”.

Hay poetas que legan a sus culturas un sabor, la marca discreta discreta de un estilo, sólo unos pocos logran el empeño mayor: la fijación de todo un orbe en sus páginas. Gastón es de estos últimos, ya lo había descubierto María Zambrano cuando preparaba su ensayo “La Cuba secreta”:
Bastarían la poesía de Lezama y la de Gastón Baquero para que se probara esto: que la suntuosa riqueza de la vida, los delirios de la substancia están primero que el vacío: que en el principio no fue la nada. Y antes que la angustia, la inocencia, cuyas palabras escritas y borradas en la arena permanecen sin letra, libres para quien sepa algo del Misterio.

Un poema hemingwayano para Scott Fitzgerald (por Carlos A. Peón-Casas)

Nota del blog: Los miércoles en la sección de Carlos A. Peón-Casas, están siendo publicados una serie de ensayos que formarán parte de su próximo libro, el cuál estará dedicado a la obra poética de Ernest Hemingway.

Carlos A. Peón-Casas publicó, en el año 2017, El Vino Mejor. Ensayos sobre Ernest Hemingway. (Ver información en este enlace)



El texto lo escribe Hemingway en 1935, y se lo dedica a su amigo Scott Fitzgerald, inmerso para entonces en una enorme crisis depresiva. Va precedido de un largo título que no parece nada laudatorio, pero si cargado de una gran ironía: Líneas para ser leídas en el lanzamiento de los testículos de Fitzgerald al mar desde Eden Roc (Antibes, Alpes Marítimos)(1).

Su lectura pudiera parecer chocante a un lector no advertido, pero evidentemente, Hemingway apela con aquel, al para nada desconocido escritor, a superar aquella circunstancia de su vida personal, marcada por un incontrolable alcoholismo, y la terrible enfermedad mental de su esposa Zelda, que le ha lastrado sin remedio su brillante carrera de escritor.

Ya desde 1934, Hemingway ha intentado muy en serio sacar a su amigo de su tan terrible marasmo.

Hay en especial una carta de Papa a su amigo que resulta esclarecedora, y que funciona como un muy claro antecedente al poema que venimos comentando. En ella Hemingway responde a su amigo que le ha pedido un necesario feedback para su última novela Tender is the Night.
… Hace tiempo dejaste de escuchar, excepto a las respuestas a tus propias preguntas (…) Olvida tu tragedia personal. Todo hemos sido desgarrados desde el principio y tu especialmente lo has sufrido mucho más porque tú puedes escribir seriamente. Pero cuando te toca sufrirlo, úsalo, no te lamentes (…) no creas que sea importante sólo porque te pase a ti, o a alguien que te pertenece. Como ves Bob, tu no eres un personaje trágico, tampoco lo soy yo. Todo lo que somos es escritores, y nuestra obligación es escribir (…) Puedes escribir dos veces mejor que lo que lo hacías antes. Solo lo que necesitas es escribir con verdad y no preocuparte cual será la suerte de lo escrito(2).
Al parecer hay un minuto en que Fitzgerald parece reaccionar, y pone manos a la obra para recuperar sus habilidades de novelista, su intento, sin embargo, involucra a Hemingway de una manera ciertamente estrafalaria, al tomarlo como inspiración para uno de sus personajes, el relato nos llega de las manos de Carlos Baker:
Scott Fitzgerald había comenzado a trabajar en una novela histórica ambientada en la Edad Media, y que tenía por título tentativo Felipe, Conde de las Tinieblas, cubriendo la vida de un noble francés (…) el elemento más sorprendente fue que el retrato de de Felipe de Villafranche, fue modelado en Hemingway, tal y como pudiera haber existido en una encarnación medieval. Será la historia de Ernesto, escribió Scott en uno de sus cuadernos. Así mismo como el retrato de un hombre byroniano hizo El Rojo y el Negro, ¿por qué no mi retrato de Ernest como Felipe no puede hacer al hombre real?(3).
Para aquel minuto, mayo de 1935, Hemingway se encontraba en afanes piscatorios en Bimini, y según lo sigue acotando Baker, invitó a su amigo a sumársele, pero Fitzgerald declinó la invitación, con la excusa de que no está en buenas condiciones físicas.

La situación, empero, no pareció mejorar definitivamente para el atribulado Scott, y ya para finales de año, Hemingway le dedicó otra carta, que al parecer parece inspirar a este singular poema. Aquella esquela es antes que nada una apelación en tono más que convincente pero que a veces como el propio texto poético tiene una carga de cínico humorismo:
Si realmente te sientes tan deprimido hazte de un muy buen seguro, y yo me encargaré de que te maten (..) así tu familia estará bien provista y tú no tendrás que escribir nunca más, y yo me encargaré de la escritura de un buen obituario que Malcom Cowley se encargará de publicar en la New Republic, y podremos sacar tu hígado y dárselo al Museo de Princenton, tu corazón al Hotel Plaza, un pulmón a Max Perkins y el otro a George Horace Lorimer (…)(4)
El tono se hace entonces más sarcástico, y alude de inmediato al asunto ya esbozado en el título del poema:
Y si finalmente podemos localizar tus testículos yo los llevaré vía el Ile de France a París y de ahí a Antibes, y haré que los arrojen al mar desde Eden Roc. Y haremos que Mac Leish escriba un Poema Místico (…) Te gustaría que escribiera ese poema místico ahora mismo. Veamos(5).
Lo que nos narrará el poema es exactamente una recreación muy detallada de aquel hipotético minuto, a suceder en un bellísimo paraje de la Riviera Francesa, un sitio en que Hemingway y Scott, junto a otros amigos hubieran de coincidir alguna vez.

El hecho ya perfectamente anunciado en la misiva, tiene una carga singular, que el propio Hemingway le adicionará para hacerlo aun más tragicómico, si es que acaso cabe considerarlo de tal modo, entendiendo el posible efecto que el poeta y amigo quiere imprimirle. Así arranca en sus primeras líneas con una primera indagación:
¿Voló acaso desde aquí,
Desde estas grises colinas
El mismo, sin protección,
¿Y completamente borracho?
No. (6)
Una segunda inquisición de parte del poeta-narrador complementa las formalidades del acto:
¿Algún camarero?
Sí.(7)
Y a continuación, sobrevienen unas órdenes conminatorias, que llevarán al minuto conclusivo, y que luego, marcarán el ritmo de la última ratio, del acto final, ya inevitable donde que nos llega lo ya anunciado, como en una sucesión casi imperceptible, pero de cualquier manera concluyente:
Empújenlo tiernamente, oh pequeños brotes de pasto
Cosquilléenle la nariz
Pase
El grisoso y movible mar de Ben Finney
Con profundidades aún más recónditas que nuestra deuda con Elliot
Láncese lo propiamente suyo
Finalmente sus dos, su único
Esférico, colloidal, intersticial
Con temor
Natural
No artificial
Un hundimiento que no deja ondas(8)
No hay evidencia alguna que finalmente Fitzgerald leyera este poema. Su deceso ocurriría el 21 de diciembre de 1940, que sucedió finalmente en la glamorosa Hollywood, donde Fitzgerald pasó algunos de sus años más oscuros, escribiendo guiones para sobrevivir, justamente a los cinco años que Hemingway le escribiera aquella carta que inspiró al poema.

La última carta de Scott a su amigo Hemingway está fechada en noviembre de aquel año. El motivo era para agradecer a Papa, el envío de una copia de su última novela Por Quién Doblan las Campanas. Baker nos trascribe sus palabras:
(…) Te envidio a rabiar, y no hay ironía en ello. Te envidio el tiempo que te permitió hacer lo que tú querías.(9)
Si como se dice la casualidad no existe, entonces, nos cabe barruntar la posibilidad de que Hemingway acaso tuviera alguna extraña premonición sobre el próximo final de su amigo, por quien, llegaría a afirmar a su editor Perkins, “siempre había sentido un estúpida e infantil sentido de superioridad- como el de un niño terco burlándose de otro pequeño que fuera talentoso pero delicado”(10).





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  1. Complete Poems. Ernest Hemingway. Ed.Nicholas Gerogiannis.University of Nebraska Press. U.S.A., 1982. Según el citado editor Gerogiannis, “posiblemente es una referencia al mito del nacimiento de Afrodita, cuando Cronos cortó los testículos de Urano y los lanzó al mar”. En Explanatory Notes.Op cit. p.153
  2. Hemingway to Fitzgerald. May 10, 1934. Letters of Note: Correspondence Deserving of a Wider Audience. En Hemingway Tough-Love Letter of Advice to F. Scot Fitzgerald on Writing and Turning Suffering into Creative Fuel by Mary Popova. https://www.brainpicking. org
  3. Ernest Hemingway. A Life Story. Carlos Baker. Charles Scribner’s Sons. New York, 1969. p.274
  4. 21 de diciembre de 1935. En Complete Poems. Ernest Hemingway. Op cit. p. 135
  5. Ibíd.
  6. Ibíd. p.99
  7. Ibíd.
  8. Ibíd.
  9. Ernest Hemingway. A Life Story. Op. cit. p.357
  10. Ibíd. p.340

Cuba nuevamente en Período Especial (por Roberto Peláez)



Como macabro regalo para las sufridas madres cubanas, el periódico oficial cubano, diario Granma, publicó este sábado 11 de mayo una información titulada ¨Medidas con el propósito de una distribución justa en el mercado interno¨. Esta información me hizo hervir la sangre como se dice en buen cubano, pues las habituales medidas de racionamiento y austeridad ante la grave crisis se disfrazan como medidas de regulación comercial del Ministerio del Comercio Interior, MINCIN, ante y cito textualmente ¨el incremento de la demanda por la población¨. Serán cínicos y descarados los amanuenses gubernamentales. Ahora resulta que los culpables de los escases generalizada de los productos básicos de primera necesidad somos los propios cubanos que incrementamos injustificadamente la demanda de los mismos. Es cierto que los consumidores, los cubanos de a pie, cuando nos percatamos que los productos faltan, por la sabiduría adquirida en 60 años de privaciones, nos apresuramos a guardar, o sea acaparar lo más que podamos para resistir un poco más. Luego se desata el mecanismo diabólico de los acaparadores-revendedores pero eso es un mecanismo natural del ser humano ante todas las crisis. En los últimos tiempos teníamos una carestía tras otra, faltó, el pan, el detergente, las colchas de trapear, el pollo, la pasta de dientes, el jabón y un largo etc. A pesar de lo evidente las autoridades se deshacían en explicaciones diciendo que todo estaba bien, que la falta de harina se debía a roturas en los molinos y así sucesivamente. El lema era a votar por el futuro con la nueva constitución. Me pregunto cómo es posible que el 10 de abril del 2019, se promulgara la nueva constitución y el 11 de mayo del propio año, a un mes justo, se dictan medidas propias del período especial. ¿Creen los dirigentes cubanos que el pueblo tiene memoria de gallo? O nos manipularon para obtener nuestro voto favorable a como diera lugar para legitimar así la ¨continuidad de la revolución¨.

Otro elemento estúpido, porque no encontré otro adjetivo, de la referida información oficial, es la distinción artificial entre productos regulados o controlados y productos normados, aunque ambos se vendan en las bodegas y casillas por la misma libreta de abastecimientos, nombre dado en Cuba a la cartilla de racionamiento. Así los nuevos productos a distribuir por la libreta como salchicha, chícharo, arroz, frijoles y huevos serán ahora productos controlados y el pollo también será un producto controlado o regulado aunque se oferte limitadamente en mercados liberados y tiendas de ventas en divisas. En fin que el hambre y la carestía que nunca nos abandonó definitivamente ahora se enseñorearán en el reino de la miseria cubana. Otras medidas que se tomaron aunque no aparezcan publicadas es la limitación del combustible. Se suspendieron viajes de medios de transporte públicos y de empresas estatales, así como se limitó la venta del combustible liberado en divisas que ahora no se expende en bidones sino hay que acudir con el medio de transporte y echarlo en el tanque de combustibles cuando hay. Los apagones hasta ahora son puntuales y no generalizados y prolongados como en el período especial del 1990 al 1996. Se racionó la venta de medicamentos básicos como los antibióticos y otros más.

Hay quienes sostienen que nunca hemos salido del Período Especial en tiempos de paz, nombre oficial a la grave crisis y para ello se apoyan en que nunca se derogó oficialmente estas medidas y que la carestía de una forma u otra siempre ha estado presente en la vida cotidiana cubana. Pudiera ser así, pero asumiendo que este es un nuevo período especial, se imponen comparaciones con el primero que empezó el 31 de agosto de 1990. En aquel entonces no existían ni los viajes de los cubanos al exterior, ni los móviles, ni la internet, ni las tiendas de ventas en divisas, ni siquiera existía el peso convertible, no se podían vender ni las casas ni los autos y el cuentapropismo era apenas incipiente, así como no se podía visitar los hoteles de turismo. Existía un fuerte liderazgo ejercido por Fidel Castro y sus colaboradores y sobre todo se encontró una oportuna válvula de escape ante el maleconazo de 1994, que fue abrir las fronteras y permitir un éxodo de proporciones públicas que obligó al gobierno de Estados Unidos a sentarse a la mesa de negociaciones ante la inestabilidad de su vecino fronterizo. La triste realidad es que el liderazgo americano prefirió un dictador estable en el poder en Cuba, ante la inestabilidad de una democracia nueva en sus fronteras. Esta vez el mundo es diferente o al menos así lo esperamos. Los gobiernos occidentales no deben avalar un régimen dictatorial a cambio de ¨estabilidad¨ en el Caribe. El pueblo cubano no debe permitir bajo ningún concepto un nuevo Período Especial, todavía la generación de niños nacidos en los 90, se distinguen de los demás por su talla inferior, son los sufridos hijos de la grave crisis. Todas las organizaciones democráticas y de derechos humanos tanto dentro como fuera de Cuba deberán unir sus esfuerzos para desenmascarar ante la opinión pública internacional a la represiva dictadura cubana. Enfermedades emergentes en tiempos de hambruna como la neuritis periférica, que solamente se conoció en Cuba con la reconcentración de Weyler y el período especial tendrán que denunciarse como grave crisis humanitaria y las políticas de restricciones de alimentos y medicinas se denunciarán igualmente como genocidio hasta lograr el apoyo y la ayuda internacional para resolver la crisis con la restitución de la democracia y el respeto a los derechos humanos, así como la apertura económica.



Monday, May 13, 2019

Muy caro el rosado (En 150 palabras de Félix Luis Viera)


Ayer en las Grandes Ligas los beisbolistas llevaban zapatillas y jerseys rosados; los receptores y el árbitro de home petos y carretas de igual color; también de rosa los bates empleados en los 15 partidos. Para celebrar el Día de las Madres.

El rosado de lo antes relatado era intenso; hermoso en fin.

Si en este país —Estados Unidos digo— existiera el castrocomunismo, esta acción tierna, honrosa hacia las Madres, no se hubiese realizado: muy caro eso de utilizar, por un solo día, tantos bates con el color de Ellas, y mandar hacer, para un solo día, rodilleras, petos y lo demás con el color de las Mamás.
El régimen existente en Cuba se ha destacado, durante sus 60 años, por la austeridad.

Austeridad para la población. Porque ellos, los caciques y su prole, poseen su capitalismo particular. Quien lo dude, que revise en Internet; ahí se hallan los datos.




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Félix Luis Viera, poeta, cuentista y novelista, nació en Santa Clara, Cuba, el 19 de agosto de 1945. Ha publicado siete poemarios; tres libros de cuento; cuatro novelas y una noveleta.

Entre los premios que recibiera en su país natal, se cuentan el David de Poesía, en 1976; el Premio Nacional de Novela, en 1987, por Con tu vestido blanco, que recibiera al año siguiente el Premio de la Crítica, galardón que ya le había sido otorgado a este autor, en 1983, por su libro de cuento En el nombre del hijo.

Su poemario La patria es una naranja, que aborda el tema del exilio a la par que incursiona en la realidad mexicana, ha tenido una buena acogida de crítica y público y recibió en Italia el Premio Latina in Versi en 2013.

Es ciudadano mexicano por naturalización. Reside en Miami.

(Miami) José Raúl Vidal presenta su libro "Lo de Puerto Príncipe: José Martí entre armas, bandidos y traidores"


José Raúl Vidal presenta su nuevo libro Lo de Puerto Príncipe: José Martí entre armas, bandidos y traidores.

En conversación con el autor estarán la Dra. Rosa Leonor Whitmarsh, especialista en temas relacionados con la historia y la cultura cubana; Julio M. Shiling, politólogo y escritor, y José Emilio Fernández Cepero, poeta.



Miércoles, Mayo 22 a las  7:30 p.m.

Miami Dade College’s Koubek Center
2705 SW 3rd Street
Miami, FL 33135 

Sunday, May 12, 2019

A Julieta Arango. En el día de las madres (por Adriana Loredo)

Nota del blog: Crónica escrita por Adriana Loredo y dedicada a Julieta Arango, "maestra de Kindergarten, fundadora del Hospital Infantil San Juan de Dios". Fue publicada en la revista Bohemia el 4 de mayo de 1952, e incluida en su libro Arroz con mango (La Habana, 1952).

Agradezco a María Antonio Borroto la publicación de este texto en el blog, que forma parte de su próximo libro Adriana Loredo: páginas muy bien condimentadas en el que estudia y compila buena parte de las crónicas de esta autora.

 
 
 

 En el día de las madres

por Adriana Loredo

Si a semejanza de lo que se acostumbra en los Estados Unidos, donde cada año se honra a las buenas madres en la persona de una que haya sabido serlo en grado superlativo, nosotros concediéramos algún título, alguna condecoración, algún honor a la mujer que haya más que otra afinado en virtud el instinto de la maternidad, mucho me temo que tendríamos que concedérselo, antes que a ninguna otra de nuestros contemporáneas, a una maestra camagüeyana que no ha tenido hijos: la señorita Julieta Arango.

Julieta es maestra de kindergarten. También es una Arango, de los que acompañaron a Agramonte en la manigua: dos tíos suyos estuvieron en el rescate de Sanguily. A esos títulos de nobleza, —en lo humano hay también categoría, y aún estoy por creer que más verdaderas que las sociales—, añade el de saber soñar. Cuando un día entre los días se vio con la presidencia del Patronato de la Sala Luaces entre las manos, soñó en ampliarla, convirtiéndola en todo un Hospital Infantil. Ya era mucho atrevimiento el de aquellas maestras de Instrucción Pública que con sus míseros recursos en dinero, tiempo y energías mantenían para la niñez camagüeyana un oasis salvador en medio del desierto del abandono oficial (y privado); Julieta, sin embargo, estimó que podían hacer más. Logró, no sé cómo, convencerlas de acometer la locura de reconstruir y equipar y echar a andar, en función de Hospital Infantil, el de San Juan de Dios, edificado allá por el mil setecientos y a la sazón albergue de indigentes. El techo estaba hundido en más de un punto, las paredes llenas de huecos abiertos por los buscadores de tesoros, en ruina y abandonado todo. Naturalmente, el Gobierno se lo cedió, —y muy contento de poder hacerlo,— acompañando tan generosa acción con la dádiva de cinco mil pesos para iniciar las obras. Las obras, en efecto se iniciaron,— y se continuaron, día tras día, año tras año, hasta que al fin, este 28 de enero, Julieta Arango honró la memoria del Apóstol echando a andar "su" hospital.

A ese acto yo no pude ir, ya no recuerdo por qué. Bien es verdad que no lo deploré mucho: eso de ir a ver abrir dos salas solamente de las seis espléndidamente equipadas no era cosa que me atrajera. Pero hubiera ido, de haberme sido posible. Por Julieta. Julieta, que se había pasado lo mejor de su vida reuniendo centavo a centavo y ladrillo a ladrillo cuanto hizo falta para que ese momento fuera posible (y en toda su magnitud, que no menguado y disminuido y pidiendo perdón), estaba muy contenta porque al fin había logrado (en vísperas de elecciones) que el Ministro de Salubridad le incluyera el San Juan de Dios en el presupuesto de ese Ministerio, aunque fuera con la ridícula consignación de mil pesos mensuales, ampliada luego por la Primera Dama, Sra. Mary Tarrero de Prío, con otra de cuatro mil a cuenta de la Corporación Nacional de Asistencia Pública. ¿Qué son cinco mil pesos para el funcionamiento de un hospital infantil? Tan poca cosa, que apenas si alcanzaron para la sala de lactantes y la de medicina general, —ya estaba andando a toda su capacidad la Consulta Externa, y el Servicio Dental, y el de Radiografía, y la Farmacia... Para esa miseria, ¿tanto pregón y tanto discurso? Era para indignarse.

Eso pensaba yo; pero Julieta tiene otra manera de ver las cosas. Julieta no piensa en términos de ciudadana, sino en lenguaje de madre. Dos salas abiertas, aunque por falta de numerario se le queden cuatro cerradas, significan cuarenta camas para sus niños. Después, Dios dirá, —y si no Dios, entonces cualquiera. Ella sabe cómo se hizo lo que está hecho, y por lo tanto tiene fe en la humanidad: allí en el San Juan de Dios los techos tienen por vigas caobas donadas por los centrales azucareros, y hay salas equipadas en memoria de seres queridos por gente de dinero, y la ropa de cama está bordada como para cunas de príncipes por manos de escolares cubanas, y el cemento se amasó muchas veces con el sudor de obreros que no quisieron cobrar por su trabajo. ¿Por qué entonces negarle al futuro un crédito de esperanza?

Cuánta razón le asiste, lo vi yo cuando fui a almorzar con ella, a lo que hubiere y sin avisar, —yo entro y salgo del San Juan de Dios como Pedro por su casa—, un día cualquiera de este pasado mes de abril. Había ido a dar dos demostraciones de cocina moderna en el Camagüey Tennis Club; dadas, fui a ver a Julieta, y a conocer a "sus" monjitas, que aún no las conocía, y a saludar a Celia y a Loreto y a Blanquita y a Virginia...y a todas las demás almas de Dios que se ganan el pan (o parte de él) trabajando con ella.

Casanova, que por allí casualmente andaba con su cámara, nos quiso regalar un recuerdo de aquel día, —y en efecto, nos siguió a las salas donde ya estaban comiendo los niños, con los resultados que pueden verse en esta página. Después, bajé a almorzar; y cuando Julieta me dejó para ir a dar sus clases a los enfermitos que pueden levantarse, me fui a dar vueltas por ahí, a ver cómo era posible lo que estaba viendo.

Pronto lo averigüé. En la farmacia, Virginia Luarca me confesó que solamente estaban comprando los antibióticos; lo demás (y está muy bien surtida esa farmacia) lo dan "los laboratorios". ¿Todo? Todo. ¿Incluyendo alimentos? Incluyéndolos. Pero, ¿qué laboratorios son esos, tan generosos? Bueno, pues… Abbott, la Compañía Nacional de Alimentos, Lederle, Andromaco, Veter, Kuba, Vieta Plasencia, Henry le Bienvenu, Lilly, Classic, Lex, Parke and Davis, Mead, Johnson, La Pasiega, Wyeth, Duagué, Instituto Bioquímico de Cuba, Antal, Warner, Standard Pharmaceutical Company… Mira, apunta los nombres, que están en los frascos de sus productos… Pero eran muchos, y renuncié a la tarea.

En cambio, no hay rebotica, y las fórmulas debe hacerlas Virginia ahí mismo donde despacha, con mil trabajos. No hay una empleada para el tarjetero. No hay... nada más que lo que puede aportar la iniciativa privada. (Celia Fernández, de noche conserje de escuela pública y de día costurera del San Juan de Dios, llega con el café, oye los rezagos de nuestra conversación, y apunta su queja: el Hospital no posee una máquina de coser, se están remediando con dos prestadas, y temblando de pensar que cualquier día puedan pedírselas).

Loreto, la archivera (sin archivo) y oficinista (sin máquina de escribir: también es prestada la reliquia histórica en que despacha la correspondencia) se acerca, preguntando por Julieta; parece que el Dr. "Lilo" de la Torre la está buscando para algo importante...

¡Y tan importante! Cuando Julieta llega escapada un momento de su clase allá arriba, nos enteramos. El Dr. Sterling V. Mead, profesor de la Washington University, venía a Cuba, —a Camagüey y quizás luego a Santiago—, y se trataba...

Pero antes, quizás convenga decir quién es ese doctor de la Washington University.

Sterling V. Mead está considerado como uno de los cinco mejores cirujanos orales del mundo. (Cirugía oral: labio leporino, fisura palatina, fractura del maxilar, etc.). Es un hombre rico, que en la Florida tiene una granja de orquídeas. En su profesión trabaja tres meses y descansa uno, —aunque hay que reconocer que tiene acerca del descanso ideas peregrinas, como lo demuestra que viene a Camagüey a emplear parte de sus vacaciones en realizar unas cuantas operaciones, escogidas para él por sus amigos, los cirujanos de Cuba... Y Lilo, que es hermano de Humberto de la Torre, el que trabaja de médico interno en el San Juan de Dios, se había acordado de dos muchachitos con labio leporino, dos hermanos, el varón de diez años y la niña de doce. Hace años ya que debieron ser operados, pero eran casos dificilísimos, agravados por la falta de recursos de sus padres. Y ahora, ahora que venía el Dr. Sterling V. Mead a compartir sus ratos de ocio con sus amigos y colegas y un poco discípulos cubanos, Lilo pensaba que pudiera aprovecharse la ocasión…

Pudiera, pero el salón de operaciones aún no tenía aire acondicionado, y eran muchos los médicos que deseaban en Camagüey ver trabajar a Mead. . . Bueno, pero los niños no debían perder esta oportunidad. Y además, así Mead conocería al San Juan de Dios.

Finalmente, Lilo salió a buscar a Humberto, que es novio de Esperancita de la Cueva, la lindísima hija del habanero que representa en Camagüey a la General Electric. El habanero vino a hablar con Julieta. Se firmaron papeles, se hicieron promesas para un futuro. Sin que un centavo hubiera cambiado de mano, José de la Cueva se dispuso a hacer esa misma tarde, en avión, el viaje a La Habana, a conseguir que inmediatamente se pusiera en el expreso el equipo de aire acondicionado: era el lunes 28, Mead quería operar el lunes 5 de mayo, y no sería posible a menos que el jueves primero estuviera el aparato ya en Camagüey, —pues todavía habría que instalarlo contando con la buena voluntad de obreros dispuestos a trabajar hasta el domingo, y sin cobrar extra. …

Yo no pude quedarme a ver esa jornada científica, en la que por otra parte, no tengo sino un interés muy relativo: que dos niños, en todo lo demás agraciados, reciban para sus caritas criollas el don de bocas que no inspiren espanto. Pero apunté lo que pasó, lo que vi y lo que oí, para que no se me olvidara, y contarlo luego, como ejemplo levantado ante la esperanza de todas las madres cubanas, que desde la punta de Maisí hasta el Cabo de San Antonio no tienen más que dos hospitales infantiles: el Municipal de La Habana, y el San Juan de Dios en Camagüey. Así se hacen las cosas: ¡haciéndolas! Así, como ha crecido la Sala Luaces del Hospital Civil de Camagüey, hasta convertirse en el Hospital Infantil San Juan de Dios, así pueden crecer las otras que aquí y allá se mantienen abiertas para nuestros niños gracias más a la iniciativa privada que a la acción del Estado. La de Santa Clara. La de Matanza s...

Sin embargo, estoy dudando de hacerlo, porque, a pesar de todo, la iniciativa privada no es suficiente. Ni siquiera cuando, ejercida por la esposa del jefe del estado, deja, —como recientemente hiciera por medio de la Sra. Martha Fernández de Batista—, diez mil pesos en manos del Patronato del Hospital San Juan de Dios. Diez mil pesos ahora y otros tantos el año que viene, y entre uno y otro obsequio un beneficio, una tómbola, una colecta pública y cuatro aportaciones voluntarias de mayor o menor cuantía, no bastan para que los niños de Camagüey y Oriente que de ellas necesiten puedan ir a ocupar las ochentas camitas vacías que quedan en esas cuatro salas que no se han podido abrir por falta de presupuesto... No basta la iniciativa privada; y como no basta, y dudo mucho que el gobierno, —éste u otro cualquiera—, se digne comprenderlo así, dejaré esta crónica apenas en el retrato de la más grande de las madres de Cuba republicana: la señorita Julieta Arango, maestra de Kindergarten, fundadora del Hospital Infantil San Juan de Dios. Y dejándola ahí, paso a copiar, para las amigas que vi en su casa, las recetas de golosinas que me pidieron.


(Publicado en Bohemia, 11 de mayo de 1952. Tomado de Arroz con mango, La Habana 1952, pp.197-201.)


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María Antonia Borroto Trujillo: Periodista. Dra. en Ciencias de la Comunicación. Autora de los libros La novia de Martí, Lectura en dos orillas, Imagen múltiple de la ciudad: tres cronistas miran La Habana, Palpitación de lo diario: un costumbrista llamado José Martí, Páginas volanderas, El escritor y la bibliotecaria y Julián del Casal: modernidad y periodismo (Mención Casa de las Américas en 2014.  Editorial Oriente, 2016).
Actualmente se desempeña como profesora en la Universidad de las Artes, ISA, filial Camagüey.

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ver en el blog
Adriana Loredo visita Camagüey (por María Antonia Borroto)

(12 de mayo de 1873) El P. Manuel Martínez Saltage y Fray Olallo Valdés cuidaron del cadáver del Mayor

 
"Llevado el cadáver [de Ignacio Agramonte] al Hospital de San Juan de Dios, para su identificación, allí fué colocado a la pública espectación, no sin que antes manos piadosas, las del Padre Manuel Martínez Saltage, entonces Capellán del referido centro, y Fray Olallo Valdés, les lavaran el rostro y la herida. En ese edificio hay hoy una inscripción [foto]:
En este lugar fué expuesto el cadáver del Mayor General Ignacio Agramonte y Loynaz. Mayo 12 de 1873. El Centro Escolar Ignacio Agramonte le dedica este recuerdo. 1921. 
(Tomado del libro Vida de Ignacio Agromonte -Libro V- escrito por Juan J. E. Casasús y publicado en 1937) (ver libro)

Saturday, May 11, 2019

Una dulce venganza (por Víctor Mozo)

Nota del blog: Sección semanal a cargo de Víctor Mozo. Cada sábado comparte un texto, de lo que será un libro sobre sus vivencias durante los primeros años de la llamada "revolución cubana" y su cautiverio en los campos de trabajo forzado, conocidos como UMAP.

Los textos anteriores se pueden leer en este enlace.


La vida en aquel campamento continuaba siendo más llevadera, no obstante, vivíamos entre cuatro cercas que nos separaban del exterior recordándonos que seguíamos siendo los rehenes de un sistema que no dejaría de someternos. La vigilancia era prácticamente nula. Rodeados por cañaverales por los cuatro costados más una mezcla de rutina a la que nos habíamos acostumbrado, ¿adónde podríamos ir si saliendo de ese campamento solo pasábamos a otro compartimiento de esa gran jaula que se había vuelto Cuba? A nadie se le ocurría fugarse.

Así transcurrían los días empezando con aquel desayuno en el cual las latas de sardinas reinaban sobre aquellas mesas donde comíamos. Nos daban tantas que luego de las visitas nuestros familiares se llevaban una buena parte. Por lo escrito en las latas con su correspondiente llavecita aquellos pececillos en aceite venían de Marruecos. ¿Sabrían los marroquíes que nos ayudaban a matar el hambre que siempre teníamos?

A trabajar al campo íbamos sin ganas. Volvían los tiempos de la limpia, y oh venganza suprema, la hacíamos al ritmo que nos convenía. El sargento daba su vuelta, si trabajábamos bien y si no, también. Bueno, sí es que podíamos llamar a eso trabajar. La guataca nos servía más de asiento devenido pausa sin fin para fumar un cigarro que para trabajar. A casi nadie le importaba que estuviera amolada o no. Todo lo hacíamos sumidos en una pereza sin fin, era una dulce venganza que tampoco estaba llamada a durar mucho.

Hasta protestones nos habíamos vuelto. Un buen día cuando fuimos a almorzar nos encontramos con un potaje de frijoles negros en el que flotaban tronchos de pescado. Nuestro cocinero no era tal e improvisaba con tal de estar en la cocina. Le dijimos hasta botija verde. Poner pescado, y de lata para colmo, era un insulto supremo para los frijoles negros y para nuestros paladares. En fin, el cocinero no sabía adonde meterse tratando de dar explicaciones y nosotros terminábamos comiéndonos aquella mezcla que a fin de cuenta a nada sabía. Nos estábamos volviendo “delicados” y el sargento que ya no aguantaba más se agenciaba con sus superiores para que acabara con aquel suplicio que le habían impuesto.

Así que en menos de dos meses nos veíamos de nuevo montados en un Zil y llevados a otro campamento de Esmeralda para gran alivio de aquel sargento.

Una frescura bienvenida envolvía aquel nuevo campamento que, si bien recuerdo, ni cercas tenía. Algo seguía cambiando y el cambio no era para mal. Estábamos rodeados de platanales y decir que trabajamos en ellos sería exagerar porque estaban más que limpios. Había que entretenernos en algo. Nuevamente éramos 120 confinados con un nuevo jefe de compañía, otro mulato más otros militares entre sargentos y políticos que se ocupaban más de ellos que de nosotros salvo para hacer los consabidos recuentos y acompañarnos al trabajo.

La comida era aceptable y algo nuevo aparecía como aquello de que teníamos que hacer guardia con fusil. Parecía que querían mostrar que éramos reclutas del SMO. Pero como la desconfianza reinaba, en algún lugar siempre quedaba de que éramos entes peligrosos.

Así una buena noche, el confinado que estaba de guardia oyó un ruido extraño y envalentonado con aquel M-52 se dispuso a perseguir a aquello o a aquel que osaba interrumpir el buen orden del campamento. Tanto ruido hizo que acabó despertándonos y lo oímos dar el “alto, párate ahí”, “alto o disparo” en varias ocasiones. Cansado de no hacerse respetar, lo oímos rastrillar su fusil y en vez de una detonación solo escuchamos un leve click que se repitió en varias ocasiones sin más. Aquello dio lugar a una mescolanza de risas e insultos de todo tipo. Bota esa mierda que eso no dispara, lanzaba uno. Comemierda, te cogieron de comemierda, eso no dispara ni un corcho, añadía otro.

Al día siguiente nos enteramos por algunos entendidos en la materia que el fusil tenía problemas con el percutor lo que lo hacía completamente inutilizable. Para mí era una manera de probarnos, de ver hasta qué punto sabíamos utilizar un fusil y emplearlo quizá para otros fines.

Vivíamos en un campamento de transición y nuestro próximo destino, según comentarios de buena tinta, sería Camagüey. Aunque no sabíamos qué nos esperaba, al menos estaríamos más cerca de la casa. Se acercaba otro traslado y este sería el penúltimo.

Gente Mala (En 150 palabras de Félix Luis Viera)


Hoy, los dirigentes de la revolución cubana están completamente seguros de que, luego de 60 años de experimentos —con seres humanos, no con animales— el proyecto comunista es inviable. Así, es necesario resultar excesivamente perverso para continuar sumiendo en la miseria y el miedo a la nación.

En los primeros años —aun en las primeras décadas— de la revolución socialista, era entendible que muchos cubanos, de buena fe, estuviesen seguros de que las privaciones y la “mano dura” contra ciertos estamentos sociales, estaban justificados por el advenimiento de un “futuro luminoso”.

Pero hoy, visto y recomprobado que el sistema no funciona, compañeros y compañeras de diversos puntos de la élite “revolucionaria” —que por esta razón no sufren las miserias de la población, de esa misma población que ellos aterrorizan— siguen convocando a “nuestro pueblo” al sacrificio.

“Gente mala”, diría mi amigo de allá del barrio, el negro Papo.


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Félix Luis Viera, poeta, cuentista y novelista, nació en Santa Clara, Cuba, el 19 de agosto de 1945. Ha publicado siete poemarios; tres libros de cuento; cuatro novelas y una noveleta.
Entre los premios que recibiera en su país natal, se cuentan el David de Poesía, en 1976; el Premio Nacional de Novela, en 1987, por Con tu vestido blanco, que recibiera al año siguiente el Premio de la Crítica, galardón que ya le había sido otorgado a este autor, en 1983, por su libro de cuento En el nombre del hijo.
Su poemario La patria es una naranja, que aborda el tema del exilio a la par que incursiona en la realidad mexicana, ha tenido una buena acogida de crítica y público y recibió en Italia el Premio Latina in Versi en 2013.
Es ciudadano mexicano por naturalización. Reside en Miami.

Friday, May 10, 2019

Fragmento de "El diario de Lola" (por Thelma Delgado)

Nota del blog: Selección de textos, que serán parte del libro (en preparación) El diario de Lola, de Thelma Delgado.

Para leer sus escritos en el blog, en este enlace.


Querida Mimí:

Hoy te escribo un poquito nada más pues debo acostarme temprano; mañana por la mañana debo estar en el trabajo a las 5:00 am pues viene a desayunar un grupo de personas del edificio de enfrente. De manera general hoy fue un día bueno, excepto que en la mañana Aurelio se demoró en llegar a abrir el restaurant pues tuvo un accidente de tráfico y cuando finalmente llegó, todos los empleados estábamos afuera esperando; ya los clientes del desayuno se habían ido. Mientras esperábamos en el estacionamiento El Muchacho de las Islas se me acercó y charlamos un poquito de nada importante. Tímidamente me preguntó si yo tenía novio. Sonreí y le dije –Sí, bueno, No, bueno, Más o menos; -Como Así? Contestó con curiosidad. Estoy viendo a alguien, repliqué. El comentario que El hizo después de mi respuesta me ha dejado pensando. Me dijo, -Como es posible que Él sea tan ciego y no se dé cuenta que tiene a su lado a una Reyna, por la que cualquier hombre daría su vida por tenerla a su lado. Justo en ese momento llegó Aurelio y la charla terminó abruptamente; no me dio tiempo de contestar nada.

El comentario de El Muchacho de las Islas me incomoda, porque me ha hecho pensar. No será que solo estoy perdiendo el tiempo con Quien Ya Tu Sabes? Ha pasado un tiempo largo desde que nos conocimos y Él no me dice nada de formalizar nuestra relación, relación que no tiene título. O más bien no me gusta el título que tiene. No soy su novia pero no soy solo amiga. Está en mi cama pero no en mi vida. No me quiere a su lado pero no me deja ir. Disfruta de mi compañía pero ama su libertad.

Yo sé que le gusto a El Muchacho de las Islas, eso se le nota a leguas, pero mi corazón pertenece a Quien Ya Tu Sabes

Ay Mimí, que difíciles son estas cosas del Amor.




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Ver
Página de Thelma Delgado en el website del Cultural Council of Palm Beach County

Wednesday, May 8, 2019

Memorias de un ajedrecista cubano (por Clemente Morgado)

Nota del blog: Este valioso e interesante vistazo a la historia del ajedrez en Cuba, investigación y testimonio, es un resumen del texto que en varias entregas publicó Clemente Morgado en su Facebook.


Nací en el hospital materno de Camagüey, el 23 de noviembre de 1967 por lo que no conocí al primer campeón cubano de estas memorias, José Fernández Migoya, nacido en Pinar del Río en el año 1900, pero que vivió gran parte de su vida en Camagüey en la década del 40 del pasado siglo, hasta que falleció en la ciudad de los tinajones el 11 de julio de 1968. Al morir Migoya yo tenía siete meses de edad. Lo que escuché sobre él fue por testimonios de viejos ajedrecistas que lo conocieron, fundamentalmente de mi profesor Emilio López Escobedo Calderín, que aún está lúcido con sus 91 años de edad. Sobre Migoya diré que fue un fuerte ajedrecista que en 1923 ganó la copa Dewar, el campeonato nacional oficioso de Cuba ante la ausencia de un campeonato oficial. Sobre este punto aclaramos que Migoya no es propiamente un campeón camagüeyano por haber obtenido su título representando la capital y fue algo así como el campeón amateur cubano, porque en aquel entonces José Raúl Capablanca era el campeón mundial de ajedrez, a la vez era campeón panamericano por ganarle el match al maestro americano Frank J. Marshall y campeón cubano por ganarle el match a Juan Corzo a la edad de 13 años. La gloria de Capablanca no menoscaba el triunfo de Migoya que se mantuvo siendo un fuerte ajedrecista hasta los últimos años de su vida, al punto que con 65 años de edad compitió en el campeonato nacional de ajedrez de 1965, luego en el de 1966 y por último en el de 1967, representando a Camagüey. Migoya vino a residir definitivamente a Camagüey en la década de 1940 según reportes de la prensa de la época. Al morir Migoya, el entonces comisionado provincial de ajedrez Osvaldo Bahamonde junto al Dr. Rosendo Romero Delgado deciden organizar un torneo de ajedrez en su memoria que comenzó con carácter municipal en 1969, ganando su primera edición Eusebio Morales. Este torneo salvo algunas interrupciones se continúa realizando año tras año y es el torneo insignia de la provincia de Camagüey e incluso llegó a tener en varias ediciones el carácter de internacional con la presencia de destacados maestros como el sueco Ulf Anderson. Volviendo a la vida de Migoya, me cuentan que jugaba ajedrez en el círculo de profesionales y en la colonia española, ambos en la ciudad de Camagüey, luego jugaba en la Academia José Raúl Capablanca que primero estuvo ubicada en el antiguo Consejo Voluntario Deportivo en el Casino Campestre y luego pasó a su ubicación actual en el parque Agramonte. Migoya en los últimos años de su vida se había convertido en alcohólico y me cuenta el profesor Alfredo García que cuando jugaba en la Academia de Ajedrez del parque Agramonte, le temblaban las manos y tenía que salir por un momento a los cercanos bares del Mogambo o el Centenario para darse un cañangazo, o sea tomar un trago doble de ron y entonces regresaba más sereno y reanudaba su partida de ajedrez. Cuenta el profesor Calderín que Migoya enfermó y los médicos le prohibieron ingerir bebidas alcohólicas pero entonces murió de un síndrome de abstinencia al cesar súbitamente de beber. El profesor Joaquín Paz da otra interesante versión sobre la muerte de Migoya, dice que por esa fecha, año 1968, en Cuba hubo una especie de ¨ley seca¨ caracterizada porque se retiró de la venta las bebidas alcohólicas y que Migoya no resistió la ausencia de la bebida y esa fue la causa de su muerte.

Aprendí a jugar al ajedrez en el año 1975 a la edad de ocho años cuando mi padre, que en gloria esté, el Dr. Ángel S. Morgado Vega, me enseñó los movimientos de las piezas y las reglas básicas con un juego de ajedrez que talló en madera porque era una época de mucha pobreza y un juego de ajedrez era un verdadero lujo. Del 1975 al 1979 estudié en la escuela primaria vocacional de arte, Luís Casas Romero y allí jugué mis primeras partidas con los compañeros de estudios. En general jugaba mejor que mis amigos y ganaba mucho más de lo que perdía, sin embargo recuerdo que en dos ocasiones se organizaron campeonatos de la escuela para decidir el campeón y en ambas ocasiones no pude ganar por el título. La primera vez perdí con Eduardo García Veloso que a su vez perdió por el título con Orestes Comisel y en la segunda oportunidad con el chino Juan Carlos Yip que hoy en día es médico urólogo y hermano masón.

Recuerdo que mi padre me llevó una noche a la Academia de Ajedrez del Parque Agramonte, quedé deslumbrado porque era un salón para mí impresionante, los juegos eran de madera al igual que los relojes y los jugadores me parecieron verdaderos maestros del ajedrez. Me recibió Bahamonde con mucha consideración y me invitó a volver cuando quisiera. De esa primera visita recuerdo a Porfirio Aguilera que en aquel entonces era un buen aficionado. Con el tiempo en el año 1979 matriculé junto a mi amigo y compañero de estudios Pedro Montero Martínez, en un círculo de interés que había en la biblioteca provincial Julio Antonio Mella con el profesor Luís Caballero. Recuerdo que los mejores jugadores de la clase eran Adolfo Pernas y Alejandro Hernández, varios años mayores que yo y me ganaban con suma facilidad hasta que finalmente se invirtieron los papeles y comencé a vencerlos. Recuerdo especialmente la primera vez que le gané a Pernas, me sentí todo un maestro del ajedrez.

En septiembre de 1979 matriculo en la escuela secundaria básica Mártires de Camagüey en el Séptimo grado. Primero jugué dama polonesa con una profesora que daba clases en la Academia de ajedrez hasta que mi padre me llevó al área especial de ajedrez del profesor Eugenio Rondón de quien tengo los más gratos recuerdos. También matriculó mi compañero Pedro Montero con Rondón y éramos compañeros de aula en el séptimo grado. A partir de entonces y por tres años tuve verdadera pasión por el ajedrez. Me propuse mejorar mi nivel de juego y jugábamos y estudiábamos a toda hora. Incluso cuando me sentaba en el inodoro llevaba un tablero y piezas de ajedrez. Los estudios escolares eran obligaciones pesadas que me restaban tiempo de mi aprendizaje ajedrecístico. En aquel entonces no había computadoras como hoy en día, ni vídeos, ni teníamos literatura ajedrecística. Estudiábamos por las clases de los profesores copiando las aperturas y partidas, todavía conservo muchas libretas de aquella época. Mi primer libro de ajedrez fue la Siciliana de Carlos A. Palacios y el segundo, Viaje al Reino del Ajedrez de Yuri Averbach, también ocasionalmente adquiríamos algunas revistas viejas Jaque Mate o Boletines del Curso de Radio Rebelde, lo máximo eran los Informadores los cuales eran privilegio de algunos fuertes jugadores y eran para los alumnos de la Escuela de Iniciación Deportiva, EIDE. Los pocos Informadores que se vendían eran muy caros y no estaban al mi alcance. Mi padre tenía un sistema para enseñarme a manejar el dinero que le llamaba ¨la semanada¨, me entregaba una suma semanal de dinero que no era mucha y tenía que ajustar mis gastos a la misma. Así aprendí desde pequeño a manejar el dinero y administrarlo con austeridad.

Calderín y Clemente
Foto actual
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En febrero de 1980 inicio un match con el profesor Calderín que no era mi profesor oficial pues daba clases a los alumnos de primaria, pero yo siempre estaba infiltrado en sus lecciones. Tenía la virtud de encantar a los alumnos con sus partidas clásicas comentadas de los jugadores románticos, particularmente de Paul Morphy y Andersen, hacía muchas anécdotas de ajedrecistas y hasta recitaba poesías, Como ajedrecista no tenía mucha fuerza de juego pero yo no lo sabía en aquel entonces y resultó un privilegio que aceptara jugar un match conmigo. Lo iniciamos por las noches en la Academia en una mesa de torneo y con reloj, hasta banderitas de Cuba le pusimos a la mesa. Empecé perdiendo las primeras partidas, jugaba atemorizado con mucha cautela y luego vinieron varios empates hasta que tomé confianza y le gané la primera partida. Hasta allí llegó el match, Calderín se excusó diciendo que había enfermado, suspendió el encuentro y nunca más quiso reanudarlo. Yo pienso que no quiso arriesgar su prestigio pues ya mis compañeros y varios aficionados acudían por las noches a presenciar el match. Así las cosas me mantuve todo el año 1980 estudiando y jugando partidas de entrenamientos con mis condiscípulos hasta que en septiembre me invitaron a jugar el campeonato municipal de primera categoría todavía con 12 años de edad. Me invitaron para foguearme pues no podía competir oficialmente en ninguna categoría ya que en aquella época la categoría inferior competitiva era 13-14 años. Era algo así como un niño talento. Mi primera partida oficial de torneos comenzó el 8 de septiembre de 1980, casualmente ese mismo día pero 33 años después nació mi hijo menor Lorenzo A. Morgado León. Volviendo a la competencia diré que el sistema de control del tiempo era muy agotador para mí, se jugaba a dos horas por cuarenta jugadas y luego se sellaba la partida. Por lo que las sesiones de juego se extendían hasta la pasada la medianoche en un local con deficiente iluminación, mucho humo de cigarro y la música alta de la vecina Casa de la Trova. La primera partida la jugué con un profesor del Instituto de Cultura Física Manuel Piti Fajardo, llamado Domingo Jacob. Esta partida fue sellada el día ocho y reanudada el 12 de septiembre, la perdí prácticamente por cansancio en 93 jugadas porque no quería sellarla por segunda ocasión. Aunque perdí fue una valiosa lección, aprendí que el nivel competitivo era muy exigente tanto en la técnica integral de todas las fases de la partida, como en el manejo del tiempo de reflexión y sobre todo en la preparación física y psicológica para tan dura prueba de concentración para un niño como yo. Perseveré en el torneo y aunque perdí otras partidas comencé a entablar y ganar con jugadores de experiencia y mejorar mi ubicación en la tabla general. Mi momento de mayor éxito en la competencia llegó cuando jugué con una experta provincial de cuando Ciego de Ávila y Camagüey eran una sola provincia, se llamaba Gloria Peñalver. Según recuerdo Gloria jugaba por Ciego de Ávila pero había venido a Camagüey a vivir y quería tener resultados deportivos por aquí. Sin dudas Gloria se confió al ver mis pobres resultados hasta ese momento y sobre todo mi físico insignificante pues aún no había desarrollado y era flaquito, chiquito y miope, aparentaba tener mucho menos de los 12 años que tenía. Gloria necesitaba ganar para clasificar a la semifinal provincial y me tiró para arriba todas las piezas como se dice. Rondón me había enseñado a defenderme bien con la Caro-Kan variante Capablanca y sobre todo a cambiar las piezas necesarias y llegar a un final con posibilidades de éxitos. Estaba estudiando por esos días la oposición a distancia en los finales de partidas. En fin fue una clase práctica que le di a mi rival. En este primer torneo perdí con el entonces experto provincial Norberto Mackintosh, quien durante muchos años me recordó en tono de broma la partida que me ganó hasta que el destino me lo puso delante más de 35 años después jugando un torneo provincial por equipos, nos enfrentamos en el primer tablero, el representando a Vertientes y yo a Jimaguayú, en esta segunda ocasión la victoria me correspondió y terminé definitivamente con sus bromas. Incluso hasta Norberto me reprocha en broma la forma en que le gané la partida. Sucedió que en la posición crítica del final de partida caí en zeinoth o apuro de tiempo y comencé a jugar rápido y él también me imitó pero aún tenía más de 5 minutos de tiempo de reflexión. Llamé al árbitro y protesté porque mi rival no estaba anotando la partida y lo obligaron a actualizar la planilla de anotación, aproveché esos instantes para serenarme y encontrar en plan ganador en el final y cuando se reanudó la partida la gané fácilmente. También recordé una anécdota de la época referida al fuerte jugador Cándido Betancourt quien jugó una vez con una alumna de Rondón una partida de entrenamiento. Al rato de estar jugando, la niña llamó apresuradamente al profesor Rondón y le dijo -¨ Profe, profe, que extraño juega ese niño, me ha comido todas mis piezas¨. Desde entonces los que presenciamos esa singular escena y vemos una partida desbalanceada, gritamos ¨profe, profe, que extraño juega ese niño¨ y nos reímos todos. Quería agregar además que mi padre además de enseñarme a jugar ajedrez me enseñó muchas cosas útiles para la vida, por ejemplo me enseñó a leer y escribir con cuatro años de edad con un método que diseñó para alfabetizar, me enseñó a teclear con máquina de escribir sin ver el teclado con todos los dedos por lo que tengo buena velocidad con el teclado de la computadora, también me repasó la caligrafía por el método palmer y me obligaba todas las tardes a estudiar idioma inglés por un curso en tocadiscos. También me dejó el amor por la lectura de la buena literatura. Mi padre se hizo a sí mismo y confiaba en la educación como forma de obtener el progreso personal.

Ya es hora de referirme al primer campeón de Cuba nacido en Camagüey, el Dr. Rosendo Romero Delgado, al que conocí personalmente en el año 1979 en la Academia de ajedrez. El Dr. Romero nació el 23 de julio de 1902, aprendió a jugar ajedrez en los salones de la Colonia Española en la calle Cisneros y en 1919 ganó un torneo convocado por la Benemérita Sociedad Santa Cecilia, el premio consistió en una beca para estudiar derecho en la Universidad de La Habana, se considera a Romero campeón de Camagüey desde esa fecha. En 1921 vence al campeón de Oriente en manzanillo y en 1923 gana el campeonato de La Habana. En 1926 sostiene un match con el maestro norteamericano Edward Lasker en Santiago de Cuba con resultado de dos derrotas, y cuatro tablas. Aclaro en este punto que este Lasker no era el primer campeón mundial Emmanuel Lasker, solo había coincidencia en el apellido pero ni familia eran. Dicen los viejos ajedrecistas que revisaron las partidas y hablaron con Romero, que la última partida era tablas pero Romero la forzó buscando igualar el score final del encuentro. Como quiera que sea fue un enorme espaldarazo para la carrera ajedrecística de Romero toda vez que Edward Lasker era un maestro de primera línea en el concierto ajedrecístico mundial. En el año 1930 establece record nacional de 47 partidas simultáneas en Cárdenas de las cuales gana 43 con dos empates y dos derrotas. En ese mismo año sostuvo un match con Francisco J. Planas con el que perdió cuatro partidas y realizó seis tablas. Romero se destacó como jugador de partidas a la ciega, celebrando 130 de las cuales sólo perdió una y dio simultáneas a la ciega hasta de seis tableros como en el Liceo de Santiago de Cuba donde venció las seis anunciando mate en siete en el primer tablero. Como esta modalidad de espectacular exhibición cayó en desuso, creo que Romero ha sido el ajedrecista cubano más destacado en esta modalidad. En 1938 jugó como capitán y primer tablero en los juegos deportivos Centroamericanos y del Caribe celebrados en Panamá, en los cuales se compitió en ajedrez, por lo que de hecho Romero fue campeón Centroamericano y del Caribe a falta del torneo oficial correspondiente. Al siguiente año 1939 Romero no se eliminó para la clasificación al torneo de las naciones donde Cuba tuvo una brillante actuación liderada por Capablanca. Según el profesor Calderín, Romero no fue al torneo de las naciones porque eligió postularse por el partido liberal a la alcaldía de Camagüey, elección que perdió frente al otro candidato que empleó métodos deshonestos. Sin embargo este testimonio de Calderín hay que tomarlo con mucha reserva porque según recortes de prensa que me fueron facilitados por el periodista Oreidis Pimentel, esta elección se efectuó en 1944 presidiendo Romero el Partido Liberal en la provincia y suponiendo que Romero se retiró en 1938 del ajedrez para dedicarse a la política, tal como sostiene Calderín, no se explica cómo en 1941 aparece Romero ganando conjuntamente con dos jugadores más, una eliminatoria nacional para efectuar un match con nuestro legendario campeón José Raúl Capablanca. Por lo que para mí no queda clara la ausencia de Romero al torneo de las naciones siendo uno de los jugadores más fuertes de Cuba en ese momento y amigo cercano de Capablanca. Pudiera además de la política existir un motivo personal y es que me contó el ex -campeón provincial profesor Joaquín Paz que presenció siendo niño en la década del sesenta un altercado muy fuerte entre Romero y Francisco J. Planas en el cual intervinieron los presentes para evitar una agresión física. Pudiera ser que esas diferencias personales fueran de larga data e influyeran en la ausencia de Romero al equipo olímpico por la presencia en el mismo del MI Francisco J. Planas. Finalmente Capablanca en marzo de 1941, un año antes de su muerte, efectuó una serie corta a dos partidas cada una con los jugadores que quedaron empatados en primer lugar de la correspondiente eliminatoria, estos fueron Rosendo Romero, Rafael Blanco y José Fernández León. Las partidas se efectuaron concediendo Capablanca la ventaja de la salida y el peón de f7 y los resultados fueron los siguientes, Capablanca ganó las dos partidas a José Fernández, ganó una y entabló la otra con Rafael Blanco y empató las dos con el Dr. Romero expresando al respecto - ¨De mis contrarios el que jugó con más cautela y asiento fue Romero, además de ser el que obtuvo mejor resultado. Debo aclarar que aquí en Cuba no hay mejores jugadores que Rafael Blanco y Rosendo Romero. Los habrá tan buenos, pero puedo asegurar, que no los hay mejores.¨ Esta frase parece una clara alusión a los jugadores ausentes Francisco J. Planas y Miguel Alemán que por pertenecer a la rival Federación Cubana de Ajedrez no participaron en la eliminatoria. Para los jugadores de la serie incluyendo a Capablanca la alcaldía de La Habana donó la suma de mil pesos. La valoración de Capablanca sobre sus rivales fue reseñada de la prensa de la época por la GM Vivian Ramón. Además Vivian recoge el compromiso de Capablanca de enfrentarse en igualdad de condiciones al rival que lo venciera o empatara por lo que Romero debía enfrentar al Capa en un match al siguiente año por la corona de Cuba, lo cual se frustró por la repentina muerte del Rey. Sobre las partidas de Romero con el Capa, lamentablemente no las he encontrado, así como tampoco las partidas que jugó Romero en el Torneo Internacional por el cincuentenario de la República, torneo ganado por Najdorf y Reshevsky. Este torneo prácticamente ha desaparecido de la historia del ajedrez cubano a pesar de ser un hito. Sobre el encuentro con Capablanca relata Joaquín Paz que una ocasión varios jugadores analizaron conjuntamente con Romero en la Academia las dos partidas y notaron que en una tenía ligera ventaja Romero al momento de pactar las tablas y al preguntársele a Romero por qué firmó el armisticio en vez de seguir luchando por la victoria, contestó este que no podía hacerle tal cosa al Maestro en el delicado momento en que se encontraban los ajedrecistas cubanos tratando de patrocinar el match revancha con Alekine. Luego se organiza en Cuba por la Dirección de Cultura del Ministerio de Educación el campeonato de Cuba con eliminatorias municipales y provinciales, evento que se efectúa en marzo de 1950 y quedan empatados en primer lugar Rosendo Romero y Eldis Cobo, por lo que se celebra en el mes de agosto en Camagüey un match de desempate ganado por Romero con cinco victorias por una con dos tablas, siendo Romero proclamado como el primer campeón oficial del ajedrez cubano. De acuerdo al nuevo reglamento el campeón debía esperar las próximas eliminatorias para defender su título en un nuevo match, lo que hizo Romero en 1953 reteniendo el título al terminar empatado el encuentro a tres victorias por bando y seis tablas y en el match de 1955 pierde definitivamente el título Romero al perder frente al distinguido médico habanero Dr. Juan González con marcador de cinco derrotas, una victoria y tres tablas. Por lo que Romero fue campeón nacional del 1950 al 1955, algo imposible de igualar hoy en día por la frecuencia anual del campeonato nacional con carácter de torneo eliminatorio. También tuvo una destacada actuación entre los maestros cubanos participantes en el Torneo Internacional del Cincuentenario de la República ganado por Najdorf y Reshevsky. Romero también se destacó en otras facetas de la vida como por ejemplo era un destacado billarista que ganó el campeonato de carambola por tres bandas convocado por la colonia española, fue acreedor de la medalla de oro al mérito concedida por el Consejo de Alcaldes de la Provincia de Camagüey, fue presidente del Club Rotario y del Círculo de Profesionales de Camagüey, Secretario de la Administración Municipal de Camagüey, Jefe de la Consultoría Legal del Ministerio de Gobernación, Jefe del Negociado de Contabilidad de la Tesorería General de la República y Jefe Auxiliar del Departamento Legal de los Ferrocarriles Consolidados de Cuba, cargos que desempeñó con probada honradez. Narra Calderín que en el año 1950 se efectuó un gran acto en el ayuntamiento de Camagüey por el centenario de la bandera nacional y que el Dr. Romero habló luego de cinco oradores destacados, por lo que los presentes pensaron que Romero ya no tendría nada que decir y para sorpresa de todos, Romero disertó durante aproximadamente media hora exponiendo historias y detalles de nuestra enseña nacional que no habían sido abordadas con lo que demostró sus amplias dotes oratorias. Luego del triunfo de la revolución Romero se jubila como empleado de los ferrocarriles y se dedica al activismo voluntario del ajedrez formando nuevas generaciones de ajedrecistas destacados como por ejemplo Lexy Ortega que llegó a gran maestro en Italia y el maestro nacional Justo Triana al cual apoyó en sus estudios de abogacía. Políticamente Romero fue marginado por haber sido candidato en la política antes del triunfo de la revolución y por eso no se le dio prácticamente ningún homenaje o reconocimiento salvo el título de maestro nacional honoris causa. En cuanto a su vida familiar, Romero era casado y aunque no tuvo hijos propios adoptó a un niño al cual crió como hijo propio, vivía al final de su vida en Joaquín de Agüero esquina a Tomás Betancourt en el Reparto La Vigía. Romero falleció en 1983 aunque desconozco la fecha exacta de su muerte y traté con él poco tiempo en el año 1979. Siempre estaba rodeado de alumnos que acudíamos en busca de consejos y jugar alguna que otra partida. Recuerdo haber jugado dos o tres veces y me dio un apretón que no tuve ninguna oportunidad, era muy sólido y con negras jugaba la defensa siciliana, creo que jugaba el peón dama con blancas. Aconsejaba a los jóvenes maestros que cuando tuvieran un torneo de envergadura se aislaran de los problemas cotidianos y se alojaran en hoteles aunque fuera en su misma ciudad.

Concluyo los recuerdos del Dr. Romero transcribiendo un poema que le dedicara el profesor Medardo Lafuente Rubio, mi mentor espiritual y que el profesor Calderín acostumbraba a recitar a sus alumnos con mucha pasión.
A ti ajedrez
Como es la astuta guerra por la vida,
a un tiempo, emocionante y meditada,
una en esencia y en acción variada,
así es, en tu tablero, una partida.
Letárgico poder en ti se anida,
tu fuerza de atracción no es superada,
la inquietud y el dolor, la hora pasada…
jugando al ajedrez todo se olvida.
Tus rígidas figuras nos embeben
cuando inmoladas son por el camino,
cuando marchan allá donde las lleven.
¡Símbolo el más exacto y peregrino,
que son las piezas hombres que se mueven
donde quiere la mano del destino!

Ya es momento de proseguir mis memorias con otro gran campeón camagüeyano, Eleazar Jiménez Zerquera. Nació en Ciego de Ávila el 25 de junio de 1928 y falleció en La Habana el 6 de mayo del 2000. Fue un destacado jugador que alcanzó el título de Maestro Internacional en 1963 y fue campeón de Cuba en cinco oportunidades durante los años 1957, 1960, 1963, 1965 y 1967. Participó en siete Olimpiadas Internacionales de Ajedrez representando a Cuba desde 1960 a 1974. Fue Campeón Panamericano en tres ocasiones en los años 1963, 1966 y 1970. Hijo del destacado ajedrecista y promotor Tomás Jiménez, aprendió a jugar con su padre a los ocho años de edad. El 5 de diciembre de 1963 fue el primer ajedrecista cubano homenajeado en el Aula Magna de la Universidad de La Habana ya que fue luego de Capablanca, el primer cubano en obtener un título internacional de ajedrez. A pesar de su fuerza de juego no pudo llegar a Gran Maestro por su edad y por su estilo extremadamente sólido que lo llevaba a no arriesgar nada y aceptar numerosos empates en posicionales con ligeras ventajas, aunque parece que el cáncer que lo llevó a la tumba previa pérdida de sus facultades intelectuales le impidió luchar a fondo por las victorias y conformarse con los empates. Para tener una idea de su fuerza de juego baste decir que venció una partida al ex -campeón mundial Vasily Smyslov y se enfrentó con el gran campeón americano Bobby Fischer en cuatro ocasiones, logrando tres tablas y perdiendo una sola partida.

Reproduzco una de las partidas en la que tuvo en la jugada 50 una variante muy favorable y sin embargo se conformó con el empate tras 9 horas y media de reflexión en dos sesiones de juego, con dos selles de partida y doce horas de análisis de partida sellada. Torneo IV Capablanca In-memoriam 1965. Blancas E. Jiménez. Negras R. Fischer. 1- d4 Cf6 2- c4 g6 3- Cc3 Ag7 4- e4 d6 5- f3 0-0 6- Ae3 b6 7- Ad3 Ab7 8- Cge2 c5 9- d5 e6 10- 0-0 exd5 11- exd5 Cbd7 12- Dd2 Ce5 13- Tae1 Te8 14- b3 a6 15- a4 Cxd3 16- Dxd3 Ch5 17- Cg3 Cxg3 18- hxg3 f5 19- Af2 Df6 20- Txe8+ Txe8 21- Te1 Txe1+ 22- Axe1 Ac8 23-Rf2 Ad7 24- Ad2 Rf7 25- Rf1 h5 26- Ae1 De5 27- De2 Df6 28- Dd3 Re7 29- De2 Rf8 30- Da2 Rg8 31- Dd2 Rh7 32- Dd3 Ah6 33- Ad2 Af8 34- Ae1 Ag7 35- De2 Df8 36- Dd3 Ae5 37- Ce2 b5 38- axb5 axb5 39- f4 Af6 40- Ac3 bxc4 41- bxc4 Ad8 42- Aa1 Ac8 43- Dc3 Aa6 44- Rf2 Ae7 45- Cg1 g5 46- Cf3 gxf4 47- gxf4 h4 48- Dc2 Rg6 49- Da2 Dc8 50- Db2 Tablas. Como verán era muy difícil ganarle a Eleazar, así por ejemplo en los 5 torneos panamericanos en que participó tuvo un score de +39 =41 -1 para una efectividad de 73,5%. Esa derrota fue con el maestro colombiano Carlos Cuartas en 1966. En los campeonatos nacionales cubanos fue prácticamente imbatible, así jugó 152 partidas con una efectividad de 72,7% (+71 =79 -2) Estuvo invicto en campeonatos nacionales desde 1960 hasta 1970 en que perdió una partida con Román Hernández y en 1974 perdió otra partida con Gilberto García. Dentro de sus resultados internacionales podemos mencionar sus triunfos en el VI Costa del Sol de España en 1966 y el Zonal de Quito de 1969 donde clasificó para el Interzonal de Palma de Mallorca. En los torneos Capablanca resultó ser el cubano mejor ubicado en los años 1964, 65, 68 y 69. Ganó medallas de oro en los campeonatos por equipos Centroamericanos y del Caribe en México 1972, Venezuela 1973 y Nicaragua 1975. Su fuerza como jugador mermó mucho en la década de 1970 y su última actuación fue en 1978 en el Torneo Especial de Radio Rebelde.

Luego de su retiro como competidor se dedicó a la enseñanza del ajedrez en la Universidad de La Habana y fue Comisionado Nacional y Presidente de la Federación Cubana de Ajedrez donde representó dignamente a Cuba en eventos y congresos de la FIDE. Por sus meritos y poco antes de morir la FIDE lo incluyó en su Libro de Oro. Podemos decir que Eleazar aunque pasó a residir en La Habana siempre prefirió competir por Camagüey, que como antigua provincia incluía también a Ciego de Ávila. Fue un verdadero caballero como deportista y como persona, de trato muy amable y respetuoso, ayudó a muchas personas desinteresadamente hasta con su dinero. Traté con él en dos o tres ocasiones siendo niño porque venía a mi casa a ver a mi padre, ya que ambos eran amigos de Ciego de Ávila donde nacieron. Me cuenta mi padre, que era mayor que Eleazar, porque nació en 1915, que jugaban al ajedrez un grupo de amigos y que en aquel entonces ganaba y perdía con Eleazar. Cuando venía a mi casa Eleazar tenía un programa en la radio que era el Curso de Ajedrez por Radio Rebelde y recuerdo que me regaló un juego y un tablero que me dedicó, además de que me obsequió revistas y me dio algunos consejos, pero en realidad hablé muy poco con él porque yo me retiraba y lo dejaba hablando con mi padre, que por cierto casi no hablaban de ajedrez, sino de los viejos compañeros de Ciego de Ávila, entre los que mencionaban a Everildo del Río, padre del entonces comentarista deportivo René del Río, que era ahijado de mi padre. Según me contaron su muerte fue muy triste y padeció mucho por su enfermedad y hasta Justico Triana que fue a verlo a La Habana regresó muy impresionado de verlo tan delgado y sufriendo.

Ahora toca el turno en estos recuerdos de escribir sobre la Maestra Internacional Ana Luisa Carbajal Gamoneda, quien nació en Camagüey el 9 de marzo de 1962. Adquirió su título de Maestra Internacional Femenina en 1978, al quedar en segundo lugar en el Torneo Zonal de la FIDE. Quedó subcampeona de Cuba en el año 1979 escoltando a la Santaclareña Asela de Armas. En ese propio año jugó el Torneo Interzonal de Río de Janeiro donde quedó en el lugar 17. Por estos relevantes resultados más otros éxitos en otras competencias en Cuba, podemos afirmar sin lugar a dudas que ha sido la ajedrecista más destacada de Camagüey en toda la historia. La vida activa de Anita en el juego ciencia fue brillante pero muy breve. Se retiró pronto de las competencias de alto nivel y luego abandonó el país definitivamente rumbo a México y después a Miami donde reside en la actualidad. Incluso conversando un día conmigo me confesó que no quería saber nada del ajedrez y que lamentaba haber dedicado su juventud al mismo. No sé si fue un mal momento de la subcampeona o lo dijo seriamente, lo cierto es que dejó el ajedrez para siempre.

Quiero dedicar también unas líneas a camagüeyanos que fueron por el mundo jugando ajedrez y obtuvieron resultados destacados. El brother Joaquín Estrada Montalván me facilitó datos de su primo, Néstor Sosa Montalván, al que no conocí, quien salió de Cuba a los 9 años de edad y fue Maestro Nacional de Panamá, ganando el campeonato nacional de ese país en tres ocasiones, 1983, 1884 y 2002, además de representar a Panamá en dos Olimpiadas Mundiales de Ajedrez, 1994 en Moscú y 2002 en Bled, Eslovenia. Es probable que haya otros camagüeyanos campeones de otros países y yo no lo sepa, por ejemplo mi amiga María Isabel Varona es miembro del equipo olímpico de Guyana desde hace varios años, el Maestro Internacional Lázaro Bueno está trabajando en Aruba, una isla del Caribe, donde sin dudas es el mejor jugador, el Maestro Fide Guillermo Queipo estuvo varios años en Eritrea, África, donde ganó un torneo con los mejores ajedrecistas del país, el GM Lexy Ortega se destacó en Italia y así sucesivamente.

Continuando con mis recuerdos ajedrecísticos, sigo narrando mi etapa de estudiante de secundaria, del año 1979 a junio de 1982. Comencé a competir oficialmente en la categoría escolar 13-14 con muy buenos resultados. Jugué en varias competencias por equipos representando al municipio Camagüey, siempre en el tercer tablero, ganando casi todas las partidas que jugué, sólo hice unas tablas con un jugador de Nuevitas llamado Medardo López, pero con esas tablas ganó Camagüey el campeonato provincial por lo que fue un empate con sabor a victoria. También jugué un tope con el equipo escolar de La Habana, jugué dos partidas en el mismo día con un joven que no recuerdo el nombre, la primera la perdí, pero en la segunda saqué igualmente tablas para ganar el tope. Recuerdo que terminando la partida el entrenador de La Habana, Rogelio Ortega, vino como un rayo a recriminar a su alumno, que tuvo variantes ganadoras y las pasó por alto. Ortega era muy temperamental y me parece que se le pasó la mano en regañar a su alumno, aunque la verdad era una práctica muy común en la época. Ese día conocí al Árbitro Internacional Carlos A. Palacio, un destacado profesor y bellísima persona.

En general jugué muy bien esa etapa, sin mucha presión salvo los llamados ¨agitones¨ que paso a explicar para mis amigos del face en el extranjero. El ¨agitón¨ se le dice en Cuba a la intimidación que se le hace a una persona para lograr cualquier propósito. Por ejemplo en competencias individuales en varias oportunidades mi rivales de turno me quisieron agitar, es decir me llamaban y me decían claramente que si les ganaba me caerían a golpes. Yo nunca hice caso de las amenazas que generalmente eran sólo para intimidar o desconcentrar pero que no se cumplían. No obstante algunas si se cumplieron y paso a relatar ejemplos. Por allá por el año 1980 ó 1981 no recuerdo bien, jugué un campeonato provincial escolar en la Escuela de Iniciación Deportiva, EIDE de Camagüey. Mi contrincante era Antonio Torrellas, alumno de la EIDE y buen jugador de mi categoría, aunque mayor que yo en edad. Tony me llamó y me quiso agitar porque necesitaba ganar esa partida, ya que tenía mucha presión por resultados de su entrenador Labrada (El Cangrejo). A mí me disgustó mucho esta intimidación y me esforcé mucho por ganarle porque nunca cedí a estas malas prácticas. Quizás en circunstancias normales el hubiera ganado porque creo jugaba mejor que yo. Bueno sin más rodeo les cuento que gané la partida y saliendo del salón de juego me fue para arriba y me cayó a golpes, yo me defendí hasta que nos separaron. No sufrí daños físicos sino psicológicos porque no podía entender que alguien quisiera ganarme a golpes y no estudiando y esforzándose, comprendí que la vida era dura y que las personas son como son y no como debieran ser. En fin empecé a madurar y conocer la vida con todas sus sorpresas. A Tony lo sacaron de la EIDE, y abandonó el ajedrez. Nunca más lo vi hasta que el año pasado 2018, como 38 años después del incidente. Me encontraba en un telepunto de Etecsa en Camagüey, cuando me llamó una persona que me saludó y me preguntó si lo recordaba, yo la verdad no lo reconocí, se presentó como Antonio Torrellas y tuvimos una cordial conversación sobre nuestras vidas. Aunque no se habló de aquel incidente que marcó nuestras vidas, de la forma agradable en que compartimos, yo interpreté que entre nosotros no quedaba ningún rencor o cuenta pendiente. Fue bonito final de aquella situación. Pero no siempre fui víctima de estas situaciones de abuso o violencia, a veces fui desgraciadamente el victimario.

Continuando con el ajedrez en la etapa de secundaria, del 1979 a 1982, les explico que en el mes de julio de 1982, terminado el 9no grado, nos concentramos en la Academia para hacer un campeonato provincial, seleccionar y entrenar el equipo para representar a la provincia de Camagüey en los Juegos Nacionales Escolares de Ajedrez en Guantánamo. Mis rivales de más fuerza eran Pedro Montero y un ajedrecista de Nuevitas, llamado en aquel entonces Bernabé Moreno, ahora se llama Pedro Moreno porque tiene dos nombres, pero en aquel entonces le decíamos el Berna. Comenzó el torneo provincial y fui venciendo a mis contrincantes sin dificultad alguna, incluso a Pedrito que jugaba bien pero conocía sus líneas de aperturas y debilidades. El rival más difícil sin duda fue el Berna, que era muy estudioso, sobre todo de la teoría de las aperturas, su repertorio era mucho más amplio y profundo que el mío. A mí el profesor Rondón me enseñó solamente la apertura italiana con blancas, sobre todo el ataque Fegatello y con negras, la Caro-Kan, variante Capablanca, alguna vez vimos la defensa francesa y contra el peón dama la defensa ortodoxa y la defensa eslava. Yo sabía que Berna se había preparado bien contra esas líneas y tenía que sorprenderlo con algo que no esperara, para tener algunas posibilidades de éxito en el juego táctico. Llegamos invictos a la ronda final y me tocaron las piezas negras contra Berna. Ya yo estaba jugando por mi cuenta la defensa siciliana variante dragón y observé que el Berna en partidas de blitz evitaba las complicaciones del ataque yugoeslavo y sencillamente se enrocaba corto manteniendo buena posición. Yo no sabía que jugarle, pero ese día por la mañana el profesor José Pérez me comentó una variante contra el enroque corto de las blancas a partir del movimiento Db6 y que se generaban muchas complicaciones tácticas. Aunque en mi opinión esta línea es dudosa no se me ocurrió otra cosa mejor y la jugué confiando en que sorprendería al Berna. Efectivamente cuando vio esa variante que no se jugaba en Camagüey en aquel momento, se tragó el reloj y la expresión le cambió, había ganado el duelo psicológico de la apertura. En la partida el Berna jugó muy conservador ante una variante desconocida para él y le dio un tratamiento inadecuado a la posición y finalmente gané la partida. Fue un momento de realización muy grande, por segunda vez cerraba un ciclo de aprendizaje en el ajedrez donde llegaba a ser el primero entre mis iguales, era Campeón Provincial de Ajedrez Categoría 15-16. Todavía hoy recuerdo con mucho orgullo ese momento porque me costó mucho esfuerzo y dedicación lograrlo. Entonces pasamos a ser preparados en aquellas vacaciones por otros profesores de mayor nivel como EN Pablo Guerra Navarro y MI Néstor Vélez que era el profesor de la Escuela Vocacional en aquel entonces y lo conocíamos por Chacho ó Veliz con i que era como pronunciábamos su apellido.

Néstor Tomás Vélez Betancourt, nació en La Habana el 5 de mayo de 1956 y su vida se desarrolló entre La Habana donde nació y Camagüey donde vivía su familia paterna, incluso Néstor ganó el campeonato nacional juvenil en 1972, celebrado en Puerto Padre, jugando por La Habana, pero con el apellido O’Farril, que luego sustituyó por el de su padre el Dr. Vélez. En Camagüey residió en Hermanos Agüero, entre Lugareño y San Antonio. Chacho fue considerado el primer multicampeón cubano de ajedrez porque ganó todas las competencias nacionales posibles, campeón juvenil como ya dijimos, campeón de las Fuerza Armadas que tenía un fuerte torneo y en el año 1980 fue Campeón Nacional en Holguín y Campeón del Torneo Nacional Abierto Radio Rebelde en La Habana, que era aún más difícil que el Nacional cerrado. En el año 1982 Chacho recibió su título de Maestro Internacional y ese año según afirmó el profesor Jesús González Bayolo en la revista Listos para Vencer, Vélez era el mejor jugador negro del mundo. Comparto el criterio que Chacho debe ser incluido en la cronología de campeones nacionales camagüeyanos, porque lo ganó residiendo y jugando por Camagüey, donde vivió por varios años hasta que regresó a La Habana, además que aportó mucho a la formación de nuevas generaciones de ajedrecistas agramontinos. Luego de su retorno a La Habana, Chacho trabajó muchos años como profesor del Instituto Superior Latinoamericano de Ajedrez ISLA, hasta que partió como colaborador a impartir docencia del ajedrez en Surinam. Actualmente me han dicho que está en Brasil, pero no he podido corroborar este dato ya que perdí todo contacto con Chacho. Lo recuerdo como un buen profesor, muy preocupado por el aprendizaje de sus alumnos, me enseñó mucho, me cambió todo el repertorio para la competencia, jugaba mucho con todos sus alumnos. Como jugador planteabas esquemas de aperturas posicionales, le gustaba la apertura inglesa, los fianchetos y luego en el medio juego se transformaba su juego aparentemente tranquilo de la apertura y buscaba la iniciativa a toda costa con un fino olfato táctico.
Recuerdo una anécdota que me sucedió con Chacho. La primera ronda de partidas que se jugó en el torneo nacional escolar de Guantánamo, la gané rápidamente, como en media hora de juego, frente a un jugador de Cienfuegos, fui el primero en terminar en el equipo y cuando Chacho me vio levantarme y salir, asumió que había perdido, parece que no confiaba en mí y vino hacia mí a regañarme fuertemente y decirme cosas, yo quería interrumpirle para explicarle que había ganado pero él no me dejaba hablar hasta que le grité – Coño Chacho, que gané. Entonces se dio cuenta de su error y me abrazó.

Voy a terminar el tema de Chacho y contar la competencia de Guantánamo. Llegué muy frustrado porque a pesar de haber ganado el campeonato provincial invicto, los entrenadores decidieron que debía jugar en el tercer tablero y no en el primero como yo quería. Al Berna lo pusieron de primero y a Pedrito de segundo, quizás recordando que yo siempre jugaba en el tercer tablero. No sé exactamente que pensar hoy en día, quizás estuvieron acertados los entrenadores en poner de primer tablero al Berna, que jugó un gran torneo, ganando la medalla de bronce con 7.5 puntos de 10 posibles, incluso se batió de tú por tú por el oro con Walter Arencibia, el científico, posteriormente Campeón Mundial Juvenil y Gran Maestro de excelentes resultados. Pero sí, se equivocaron con Pedrito en el segundo tablero, que tuvo un torneo desastroso, yo por mi parte en el tercer tablero hice 4.5 puntos de 10 posibles, que no estaba mal para ser mi primer torneo nacional. El equipo estaba compuesto por el Berna en el primer tablero como ya dije, Pedro Montero segundo, yo tercero y el floridano Raudel Luaces, ¨mango maraña¨ en el cuarto tablero, las hembritas eran Lissette Angulo y María Isabel Varona que jugaron espectacularmente bien. Las hembras hacían los puntos y los varones aguantábamos y así fuimos avanzando hasta casi coger medallas, pues ganó Holguín que tenía un verdadero trabuco liderado por Walter Arencibia el científico en 15-16 y Paneque en el 13-14. Un día en la competencia se fajaron Maraña y Virgilio, que se dieron una entrada a trompadas en el albergue, entre dos literas, que fue lo más grande de la vida. Sinceramente con esos problemas de disciplina no se podía aspirar a medallas, yo creo que hicimos bastante. En cuanto a mis resultados individuales pudieron ser mejores porque empecé ganando a todo tren pero después me desinflé por el camino. Este torneo fue mi primera salida al mundo exterior completamente lejos de mis padres y de allí nacieron perdurables amistades.

Me recuerdo de los llamados ¨forros¨ o fraudes etarios. Se acostumbraba a incluir en una competencia a jugadores pasados de la categoría y para ello, había muchas formas, desde las más simples que consistía en llevar la tarjeta de menor de otro ajedrecista que sí tenía la edad requerida aprovechando que los documentos de identidad de los menores no tenían fotos, hasta las más complejas que consistían en adulteraciones de la tarjeta de menor que la verdad no sé cómo se hacían.

Por esa fecha año 1980, poco antes de ir a Guantánamo, se efectuó el match de Guillermo Queipo con el campeón de Angola en la Academia de Ajedrez de Camagüey, que se llamó el torneo Camagüey-Angola. Se publicitó mucho en la radio y la prensa por mediación del Metodólogo Provincial de Ajedrez Walter Corona Rey. Yo recuerdo que las personas que no conocían a Queipo, que era el campeón juvenil camagüeyano, se confundían al verlos y creían que Queipo era el campeón de Angola por ser negro y asumían que su contrincante blanco y rubio era el campeón de Camagüey. Sobre el resultado final lo ganó Queipo, por una victoria y dos tablas. Igual recuerdo el match celebrado por esos años entre el Gran Maestro sueco Ulf Anderson y el entonces Maestro Internacional Lexy Ortega. Creo que fueron cuatro partidas y las cuatro las ganó Ulf que por entonces era el mejor jugador del mundo occidental, es decir fuera del campo socialista. Lexy se paraba y nos decía -ahora si voy a hacer aunque seas tablas mira que buena posición tengo. Pero que va, el sueco era un tren imparable, incluso tenía por entonces varias victorias sobre el entonces campeón mundial Anatoli Karpov. En los finales se imponía el Gran Maestro sueco que por entonces venía mucho a Camagüey porque tenía relaciones de pareja con una muchacha muy bonita que es la hermana de la fiscal Bárbara Victoria. Luego Ulf se enfermó gravemente de esquizofrenia y las últimas veces que vino a Camagüey tenía que venir acompañado porque no podía viajar solo y las manos le temblaban mucho, además perdió totalmente su fuerza de juego. Triste enfermedad para un titán del tablero.

Volviendo a mis recuerdos les cuento que el mes de agosto de 1982 fue decisivo en mi carrera ajedrecística, si es que la tuve. El Comisionado Walter Corona fue con el equipo a Guantánamo, me vio jugar buenas partidas y tener ciertos resultados porque hasta las rondas finales estuve discutiendo medallas individuales. Entonces Walter me propuso ingresar a la Escuela de Superación y Perfeccionamiento Atlético, ESPA, esa propuesta era un privilegio y un honor en esa época, además que representaba la oportunidad de seguir adelante en el mundo del ajedrez con entrenadores de alto nivel como el MI Lexy Ortega y otros, así como el acceso a los preciados informadores yugoeslavos y tener oportunidad de competir con jugadores de fuerza. Para que se tenga una idea, en aquel entonces, el luego Maestro Fide, Jorge Luís Peláez, era un niño talentoso pero nada más, yo le ganaba fácilmente y cuando lo cogió Lexy entre manos lo convirtió en Campeón Nacional de Cadetes y lo llevó al Torneo Mundial de Cadetes en Innsbruck, Austria, donde tuvo una buena actuación compitiendo con Gata Kansky y otros talentos de la época. Con el tiempo Peláez marchó a Miami donde se encuentra residiendo y abandonó totalmente el ajedrez. Bueno pues cuando regresé muy contento de Guantánamo con la noticia de la invitación a ingresar en la ESPA, mi madre montó en cólera y se opuso rotundamente apoyada por mi padre. Mi madre, quería lo mejor para mí como todas las madres, para ella el ajedrez no pasaba de ser otro juego de mesa, que era una pérdida de tiempo para mis estudios, además que me echaba en cara que yo no iba a llegar a nada en el ajedrez. Para ella yo tenía que estudiar y convertirme en un profesional universitario. Eso fue tremendo bateo, al final yo cedí, porque mi madre era la que mandaba en la casa, a ingresar en el Instituto Preuniversitario Álvaro Morell a estudiar el bachillerato. La verdad es que yo tenía ilusión en estudiar en ese majestuoso plantel de estilo neoclásico con su pórtico de ocho columnas junto a mis compañeros de secundaria. Al final llegamos a una especie de acuerdo tácito, consistía en que yo estudiara el bachillerato pero siguiera jugando al ajedrez. Yo me equivoqué y pensé que desde la calle, sólo, porque ya había cumplido con el profesor Rondón que era un profesor de área especial de ajedrez en secundaria, podía seguir progresando en el juego ciencia. La verdad es que todo tiene su momento y su oportunidad y no podía con las dos cosas o estudiaba en serio el bachillerato o jugaba profesionalmente al ajedrez sin preocuparme por más nada. Al principio en Décimo grado jugué mucho ajedrez pero luego vi que no tenía los resultados deseados y me volví muy ansioso de los éxitos, necesitaba buenos resultados para convencer a mis padres que mi futuro estaba en el ajedrez. Por su parte mi madre hizo todo lo posible para alejarme del ajedrez, hasta llegó a ponerme una ¨asistencia¨ esto es una copa de agua con una pieza de ajedrez, un rey negro cabeza abajo, que descubrí un día escondida en un rincón de la casa. Así las cosas mi meta en aquel entonces era ser experto provincial, categoría que se obtenía haciendo el 70% de los puntos en la semifinal provincial. En la semifinal provincial de 1984 estaba a punto de obtenerla y clasificar para la final provincial, necesitaba ganar la última partida frente el fuerte jugador José Labrada Salvat, Pepe o Labradita como también le decían. Jugué con mucha ansiedad pero obtuve buena posición y estaba a punto de ganar cuando repentinamente me fallaron los nervios, por primera vez en mi vida ajedrecística, perdí la concentración y me dio jaque mate seco a punto de ganar la partida. Por un rato no entendí que me había pasado, me quedé estupefacto y anonadado sentado ante el tablero, yo era por entonces un jugador de cierta experiencia y era casi imposible que me dieran jaque mate sin que yo me percatara, algo muy malo había pasado en mi cabeza. Esa partida la verdad que me traumatizó, a partir de entonces y por muchos años, jugué con mucho miedo a perder y repasaba inútilmente en mi mente varias veces la próxima jugada, incluso en jugadas forzadas. Llegué a sentir tanto temor y ansiedad ante de comenzar partidas decisivas que en varios torneos posteriores tenía que esconderme en el baño a vomitar, otras veces me daban diarreas y sufría daños físicos por competir en el ajedrez, no así con las partidas amistosas o por equipos, perdí toda la confianza en mí mismo. Mi mente se convirtió en mi peor rival, como logré más o menos controlarme era evitando comer el día de la partida. Quizás lo peor que hice fue callarme y no pedir ayuda psicológica a algún especialista, pero tenía miedo ser tildado de cobarde. Tuve que replantearme mi vida futura y abandonar mi propósito de convertirme en un jugador profesional de ajedrez estudiando Cultura Física en el Fajardo para dedicarme a mis estudios de bachillerato y optar por una carrera universitaria. Les pido por favor que no olviden el nombre de Pepe Labrada porque en próximos recuerdos vuelve a repetirse pero en circunstancias muy distintas. En el año 1985 tenía que llenar la boleta para optar por una carrera universitaria y la verdad que estaba muy desorientado, en principio quería coger una ingeniería nuclear que se estudiaba en la entonces Unión Soviética, pero no vino la carrera en la boleta, entonces pensé en estudiar psicología a ver si yo mismo me ayudaba con el ajedrez y por si acaso quise hacer la prueba de aptitud para la licenciatura en derecho. Recuerdo que me presenté con mi bro Rafael Martínez Morales, el Parvulito, o El Tierno, como le decíamos entonces, porque parecía un niñito. La prueba me la realizó el ya fallecido abogado Manuel Cuéllar Oramas y como derecho era considerado en aquel entonces una carrera política, le realizaban al aspirante muchas preguntas pero había dos preguntas claves que podían invalidar al candidato. La primera era si mantenía relaciones con familiares en el extranjero y la segunda era si tenía creencias religiosas. Al responder ambas preguntas mentí y negué que mantuviera relaciones con familiares en el exterior y también negué tener creencias religiosas. Que Dios me perdone por mentir pero ya llevo 29 años trabajando como abogado y he podido ayudar gracias a Dios a muchas personas manteniendo así a mi familia. Rafaelito también aprobó la prueba. Recuerdo que Cuellar me preguntó que de las tres partes del triángulo que conforman el foro judicial y realizó un dibujo imaginario en la mesa, que quería ser, juez, fiscal o abogado. Respondí sin dudar que abogado y ya ven estoy a punto de cumplir los 30 años de servicio público y privado en los bufetes colectivos y con todo lo bueno y lo malo que he vivido en estos años, si me vuelven a hacer la entrevista, nuevamente escojo la abogacía sin dudar y espero morir en el estrado porque no voy a dejarla.

Continuando con el ajedrez les cuento que comencé en la Universidad de Camagüey estudiando derecho porque finalmente me decidí por el derecho y no por la psicología. Allí mi profesor de ajedrez fue Gerardo Anaya primeramente y ya casi al final de mis estudios, el Maestro Internacional Lázaro Bueno. En el año 1986 se realizaron los juegos deportivos interfacultades Taínos de la Universidad de Camagüey. Junto a mi amigo Rogelio Fajardo Viltres convocamos a otros buenos jugadores, Rogelito invitó a Enrique Ferreiro, de Puerto Padre, conocido cariñosamente como Karpov. Yo invité a dos amiguitas mías, Zoila María Valdés Cubiles y Ada Gálvez García que habían sido mis compañeras de ajedrez con el profesor Eugenio Rondón. También invité al bro Antonio Mariano Fernández Bermejo, Toñin, que por aquel entonces era el receptor regular del equipo de beisbol de la Universidad y no estaba jugando ajedrez. Nos reunimos para conformar el equipo, realmente los varones jugábamos muy parejo entre nosotros, ganábamos y perdíamos sin que ninguno sobresaliera. Decidimos acertadamente que Toñin jugara de primero porque estaba fuera de juego y los demás hacer los puntos por debajo ya que era una competencia por equipos con cuatro tableros masculinos y dos femeninos. Rogelito cogió el segundo tablero, yo pedí el tercer tablero, porque estaba acostumbrado a ese tablero y ¨Karpov¨ que era el jugador mas novato, le dejamos el cuarto tablero. Jugamos creo que seis rondas contra seis facultades distintas. Las más difíciles eran Construcciones y Energética que siempre ganaban los Taínos en ajedrez pero ese año por única vez en la historia de los Taínos, fue distinto y contra todos los pronósticos, la facultad de Derecho ganó porque jugamos acoplados como un verdadero equipo. El triunfo fue colectivo pero es justo resaltar a Toñin que para sorpresa de todos jugó como un león en el primer tablero, se batió con los ¨monstruos¨ del evento, Frank Suárez, Adrián Padrón, Narciso Cardoso, Carlos M Rodríguez, Beliasky y ganó muy buenas partidas y en otras entabló cuando hacía falta el medio punto. Rogelito jugó bien, las hembritas se crecieron y ¨Karpov¨ y yo que íbamos más fáciles arrasamos, yo gané todas las partidas y obtuve mi medalla de oro individual, manejé eficazmente la ansiedad pues en los torneos por equipo me sentía respaldado por mis compañeros. Mis principales rivales fueron un laosiano llamado Si Bou Soutathurne y un muchacho al que le decían Tobías, que me armó una campañita de guerra psicológica anunciando que iba a terminar conmigo fácilmente, pero pico mi amor propio y lo vencí. Fue una verdadera hazaña dada la calidad de nuestros rivales que la verdad eran mejores que nosotros. David venció a varios Goliat. Todos los miembros del equipo con el tiempo fueron destacados profesionales del derecho. Zoilita, Ada y yo llevamos 29 años en bufetes colectivos con buenos resultados. Rogelito lleva 30 años de juez y actualmente es el Presidente del Tribunal Municipal Popular de Sibanicú. Toñin fue juez militar en Las Tunas y luego pasó a trabajar al bufete colectivo de esa ciudad donde es uno de los penalistas más destacado.  Después de los Taínos se jugó el torneo especial clasificatorio para conformar el equipo de la Universidad fuimos invitados los jugadores más destacados incluyendo los tres primeros tableros varones ganadores de la medalla de oro. Allí jugué con mi amigo Antonio Fernández, Toñin, en la primera ronda con piezas negras y me preparé contra su habitual peón dama y para sorpresa mía Toñin jugó peón rey, no supe que hacer y pensé alrededor de 40 minutos para plantearle una defensa Francesa, allí brotaron todos los problemas de ansiedad que había comentado porque no tenía controlada la partida y en la jugada 10 le propuse tablas acompañada de una oratoria convincente hasta que finalmente Toñin que siempre ha sido un buen amigo y un caballero me aceptó las tablas. Luego me repuse en el torneo y me fue bien, clasifiqué para el equipo universitario y hasta le gané a Rogelito Fajardo. Finalmente en septiembre de ese año 1986 me invitaron a jugar el torneo especial 28 de septiembre donde jugó lo que más valía y brillaba en el ajedrez camagüeyano de esa época. Se jugaron dos grupos, uno femenino que ganó la tunera Margarita Pueyo invicta con seis y medio puntos de siete posibles porque la Maestra Internacional Ana Luisa Carbajal se retiró en la segunda ronda. Quizás esa haya sido la última actuación oficial de Anita pero no estoy seguro de ese dato. En el grupo masculino jugaron EN Pablo Guerra que ganó el torneo invicto con ocho puntos de nueve posibles, le siguieron MN Justo Triana y MF Guillermo Queipo, EP Eugenio Espinosa, MN Jorge Luís Peláez, EP Alfredo Álvarez, la Paloma Negra le decían, EP Michel Pérez, EN Cándido Betancourt, EP Eliecer García y yo que solamente realicé medio punto. Ese fue el peor torneo de mi vida y por mucho tiempo me dijeron medio punto. En verdad era una final provincial con los mejores jugadores del patio y yo ya no entrenaba sino me dedicaba a mis estudios universitarios pero tuve varias partidas ganadas que perdí inexplicablemente como contra Peláez y Pablo Guerra. Recuerdo una anécdota del torneo. El 24 de septiembre de 1986 enfrenté al Maestro Nacional Justo Triana, jugué con piezas negras y le planteé la defensa dragón. El triunfo fue de Triana.

En el año 1988 se volvió a celebrar un torneo eliminatorio universitario para conformar la selección universitaria y esta vez sí jugó mi amigo ¨Karpov¨, Enrique Ferreiro García y tuvimos que enfrentarnos el 17 de octubre de 1988. Nació Ferreiro el 7 de marzo de 1969 en Puerto Padre y con el tiempo sería el Décimo Cuarto Campeón Cubano de Ajedrez Postal en el año 2005 y Maestro Nacional Sénior, máximo título que otorga la Federación Cubana de Ajedrez Postal, FECAP. Llegó a ser el cubano mejor ubicado en el ranking de la Federación Internacional de Ajedrez por Correspondencia, ICCF, con Elo de 2525 puntos. Su trayectoria ajedrecística postal es impresionante y muy larga. En cuanto al ajedrez en vivo, llegó a ser en 1994 Experto Provincial de Las Tunas. También se ha destacado como historiador el ajedrez y activista en medios digitales. Su actividad profesional ha sido muy fecunda siendo abogado del bufete colectivo de Puerto padre, juez profesional y finalmente consultor jurídico destacado en la investigación de temas medioambientales. Ferreiro se caracteriza por su humildad y sencillez evitando divulgar en su blog partidas propias en las que haya vencido. Para este buen amigo, ¨Karpov¨, como siempre lo conocí, le dedico y reproduzco la única partida que jugamos, con su autorización y que si tuve la fortuna de ganar se debió sin duda al hándicap que presentan todos los ajedrecistas postales, consumen mucho tiempo de reflexión, calculando variantes profundas y luego cuando se ven apretados con el tiempo de reflexión, cometen errores que cuestan la partida. Eso lo comprobé años después con un match que celebré a cuatro partidas con el fuerte ajedrecista postal José Paz La Torre y que gané por sus apuros de tiempo. La apertura es muy descuidada de mi parte, con la jugada 5 Db3 de las piezas blancas hubiera enfrentado serios problemas con las debilidades en b7 y d5, también vista la partida al pasar de los años, se jugó muy mal por ambas partes. El control del tiempo fue 1 hora y media para 40 jugadas y media hora ad finish. Aquí va sin más preámbulo lo que se jugó: Blancas, Enrique Ferreiro y Negras, Clemente Morgado. 1- d4, d5 2-c4, c6 3-Cc3, Af5 4-c:d, c:d 5-Af4, a6 6-e3, Cf6 7-Cf3, e6 8-Ae2, Cc6 9- 0-0, Ad6 10-Ag5, 0-0 11-Tc1, h6 12-Ah4, g5 13-Ah4, A:A 14- h:A Dd6 15-Dd2, Ta-c8 16-Ad3, Ce4 17-A:C, A:A 18-C:A, d:C 19-Ch2, f5 20-a3, Tf7 21-De2, Tf-c7 22-Dh5, Rg7 23-Tf-d1, Ce7 24-T:T T:T 25-De2, Dc6 26-f3, e:f 27-C:f3, De4 28-Rf2 Cd5 29-Td2, Cf6 30-Ce5, Tc1 31-Df3, g4 32-Df4, D:D+ 33-g:D, Ce4+ Rinden las blancas bajo fuerte zeinoth. Bueno así le gané a un posterior campeón nacional aunque por supuesto de chiquito no se vale jjjj.

Para concluir esta etapa del ajedrez universitario les cuento otra anécdota. En el año 1989 tuve un semestre prácticamente libre en la universidad, el primer semestre del quinto año de la carrera, porque ya había sacado varias asignaturas por exámenes de suficiencia y Rafaelito y yo estábamos esperando el regreso del extranjero de nuestro primer tutor de la tesis de grado, Raúl Marrero Fente, que por cierto nunca regresó y tuvimos que improvisar otro tema de tesis. Un día me invitó a su casa a jugar blitz a cinco minutos, aquí se dice rapit-transit, el Chino, Antonio Pereira, posterior Maestro Fide y fuerte jugador del blitz. En aquel momento yo lo consideraba un jugador mediocre y echamos una serie corta a ganar diez partidas y me ganó 10 por 7. Entonces caí en la trampa de mi ego. No concebía que un supuesto jugador mediocre me aventajara y volví al siguiente día para quedarme ganando en el marcador. Acordamos abrir una cuenta de las partidas de ventaja hasta llegar hasta las 100 partidas de ventaja. Entonces yo no sabía que el profesor Gerardo Anaya le tenía abierta una cuenta similar al Chino y estaba cerca de las 100 partidas de ventaja a favor de Anaya. Bueno pues me dio una verdadera insania y comencé a jugar todos los días en casa del Chino al blitz, cinco minutos sin bonificación y para mi horror vi como se elevaba poco a poco el marcador en mi contra. Yo seguía aferrado a la esperanza de descifrar su juego o quebrarlo por cansancio y comenzamos a jugar noches enteras o fines de semana seguidos, con breve intervalos para almorzar en su casa. Eso fue una verdadera locura, era normal 12 o 14 horas seguidas de juego, por suerte yo estaba soltero en aquel entonces, pero el Chino yo creo que perdió su matrimonio por esa causa. Ya su señora no me soportaba pero el Chino insistía en jugar. Ya al final me convencí que no podía con eso pero ya por honor tenía que cumplir la palabra empeñada y así llegamos a las 100 victorias de ventaja para Antonio Pereira y entonces creó el Club Clemente Morgado, del cual el mismo fue miembro poco después porque el profesor Anaya le sacó las 100 partidas de ventaja. El club se popularizó entre los jugadores de Camagüey y prácticamente unos a otros se metieron entre sí y casi todos son miembros del club. Las reglas son sencillas, se inicia un match al blitz que no finaliza hasta que uno de los dos contendientes lleve 100 partidas de ventaja al otro. Después que se pasa de las 50 victorias, si se abandona el match ya eres miembro del club y tu ¨padrino¨ te da la bienvenida. Así les dimos la bienvenida a unos cuantos jugadores y hasta diplomas se entregaron, era una forma de divertirnos. Antes de concluir este capítulo les cuento que con Toñin jugué muchos encuentros del blitz pero sin cuenta abierta, jugábamos maches cortos a diez victorias, el me ganaba más de lo que perdía pero un día logré el record entre nosotros de 10 partidas a cero, sucedió que jugamos en la Academia y vino a presenciar las partidas una ajedrecista llamada Concepción, que le decían Conchita, ya se fue a los estados Unidos. Bueno Conchita hablaba y comentaba mucho, a mi no me molestó pero Toñin perdió la concentración y logré ganarle las diez partidas seguidas sin la sombra de un revés o un empate. Durante muchos años intentó empatarme el record de diez victorias a cero entre nosotros pero nunca lo consiguió y ya no quiere jugar ajedrez. El ajedrez era así muy competitivo, lleno de cuentas y rivalidades individuales. En cuanto al Chino, Antonio Pereira no se generó rivalidad entre nosotros, porque yo le gané las dos partidas decisivas que jugamos en torneos de la modalidad de ajedrez clásico. En ambas llegue al final en inferioridad y cuando caí en zeinoth o apuro de tiempo, el Chino pretendió rematarme jugando rápido y gané los dos finales por lo que llegamos a un entendimiento mutuo. Yo acepté que él era mejor en las partidas rápidas y el comprendió que lo superaba en el ajedrez clásico. En cuanto al club con mi nombre, al principio no me gustó la idea pero luego me acostumbré y hasta me divierto dando la bienvenida a los nuevos miembros. Ya había dicho algo de los Torneos Migoya in memoriam, se celebraban anualmente, se hicieron internacionales, por varios años se suspendieron. Recuerdo que venían personalidades ajedrecísticas como el Gran Maestro sueco Ulf Anderson, Barreritas, Adelkis Remón. En una oportunidad jugó el campeón de Nicaragua con el que jugué varias partidas de blitz e incluso le gané. En el año 1987 vino al Torneo Migoya una ajedrecista de Santo Domingo, República Dominicana. Se llamaba Eneida Pérez y era una estudiante universitaria, no recuerdo exactamente si era la campeona de su país. Era una muchacha muy distinguida y elegante, de exquisita educación, parece que hija de una buena familia dominicana. Hicimos buena amistad y me pidió que la acompañara a visitar familias dominicanas en Camagüey para la que ella traía cartas. La acompañé y así conocí a varias de estas familias. Ella regresó a su país. En ese mismo año 1987, en mayo se jugó el Torneo Capablanca in Memoriam en la Casa de la Amistad, antigua Colonia Española. Allí trabajé a solicitud del Comisionado Walter Corona, en tareas auxiliares como repartir meriendas, cargar sillas y mesas y en general cuidar el orden y la limpieza. Ese trabajo fue completamente voluntario, mi único estímulo era conocer a los maestros y jugar blitz con ellos en el salón de análisis detrás de las grandes cortinas rojas. Jugué con varios de ellos, recuerdo que jugué varias partidas con el GM colombiano Alonso Zapata y estuve a punto de ganarle una partida que finalmente perdí. Ese fue el torneo de Guillermo Queipo que tuvo una actuación muy destacada.

Ahora me corresponde reseñar una larga etapa que va desde el año 1990 cuando termino mis estudios universitarios hasta el presente año 2019. Son 29 años jugando ajedrez esporádicamente y de los cuales casi no conservo partidas porque he residido indistintamente en varios lugares como Camagüey, Guáimaro, La Habana, playa Santa Lucía, y hasta una temporada en España. A partir de 1989 me incorporo al arbitraje del Tiro con Arco a petición del Lic. Walter Corona Rey que había pasado a ser Metodólogo Provincial de Tiro con Arco. Esa es otra historia que por ahora no me animo contarla, baste decir que me titulé árbitro nacional y arbitré muchos eventos nacionales y hasta una copa mundial y unos juegos panamericanos. Volviendo al ajedrez diré que los años 1990 y 1991 los pasé viviendo en el Bufete Colectivo de Guáimaro donde dormía en una camita en el bufete. Mi estancia allí coincidió con la llegada de la llamada oficialmente, fase aguda del período especial en tiempos de paz, un eufemismo para denominar la grave crisis económica que atravesó Cuba desde 1990 hasta aproximadamente 1995, porque en realidad desde el punto de vista oficial nunca se dijo cuando salimos del período especial. Durante esos años yo no jugué ajedrez, bastante tenía con sobrevivir. Pero la grave crisis económica se expresó en la pérdida generalizada de valores a nivel de toda la sociedad. El ajedrez cubano se desangró lentamente para enriquecer otros países.

Yo me reincorporo a jugar después del 1996 y comienzo a realizar una formación ajedrecística autodidacta. Estudié sin entrenador por mi cuenta cuanto libro de ajedrez me cayó en las manos, como El Tratado General de Ajedrez por Roberto Grau, Mi Sistema y La Práctica de Mi Sistema de Aarón Ninsowitch, Finales de Torres de Smyslov y Lowenfish y otros. También recibí más adelante en el tiempo, unas breves clases de los Maestros FIDE, Ángel Pérez Quiñones y especialmente Orlando Martín que me ayudó mucho a montar un repertorio de aperturas. Para mis problemas de ansiedad que nunca erradiqué totalmente, el mejor remedio que encontré fue la concentración y cálculo de variantes. Descubrí que en la espera de las partidas tenía mucha ansiedad, algunos le llaman pre arranque, pero que si me mantenía calculando variantes muy concentrado, se me olvidaba la ansiedad y jugaba buenas partidas. Lo peor para mí era cuando llegaba tarde el contrario y no sabía si jugaría o ganaría por no presentación, entonces no había la tolerancia 0 para las llegadas tardes. Pero era muy difícil estar 3 ó 4 horas seguidas calculando sin parar porque sobrevenía el cansancio mental. Recuerdo una vez en Camagüey que logré la concentración total contra un jugador llamado Raúl Bravo, sucedió que en el final de partida a mi rival se le olvidó ponchar el reloj de ajedrez y quise aprovechar esos instantes al máximo. Me concentré tanto que encontré la variante ganadora y me fui totalmente de la situación existente y se me olvidó que no debía jugar hasta que mi rival se diera cuenta y ponchara el reloj y realicé mi movimiento en el tablero, pero ya no me importó porque jugué rápidamente la secuencia ganadora. Hay anécdotas en Camagüey de jugadores extranjeros tan concentrados que en una ocasión se cayó del techo un tubo de luz fría con gran estruendo y un jugador no lo sintió. También me contaron de un Torneo Migoya donde se fue la electricidad en una partida y un jugador se mantuvo sentado a oscuras delante del tablero calculando hasta que halló la variante satisfactoria, cuando regresó la luz ganó la partida. Mi meta entonces se convirtió en poder incluirme en la lista internacional del Elo. Para los jugadores UR o sea Un rating como yo era muy difícil. Había un solo torneo al año para los jugadores sociales. El camino era clasificar en el campeonato municipal de Camagüey para jugar la Semifinal Provincial y clasificar a su vez para la Final Provincial que sí se reportaba para el ranking de la FIDE. Este camino es denominado por mis colegas como la ¨perrera¨ porque todos se fajan como perros a ver quienes ocupaban las únicas dos plazas puestas en disputa. Aquello parecía imposible de lograr pero yo lo intentaba año tras año sin dejar de trabajar como abogado. En ese largo camino me detengo en un torneo extra que jugué en 1997. Se trataba de los Juegos de los Trabajadores auspiciados por la Central de Trabajadores de Cuba, CTC. En el ajedrez competían trabajadores que no tuvieran ELO ni fueran profesionales del ajedrez, es decir maestros que trabajaran para el Instituto Nacional de Educación Física y Recreación, INDER. Se jugaba un torneo provincial y el clasificado jugaba el torneo nacional de los trabajadores en La Habana generalmente o en la sede que se dispusiera. El torneo se había dejado de realizar por problemas económicos y el último campeón había sido precisamente Pepe Labrada, mi ¨bestia negra¨, el jugador que me había ganado en el año 1983 y en 1984 me había ganado la partida decisiva para hacerme experto provincial y clasificar a la final provincial, dándome jaque mate seco en el tablero y provocando que abandonara mi propósito de estudiar la licenciatura en deportes en la Universidad del Deporte para hacerme jugador profesional de ajedrez. El día que se realizó el congresillo técnico previo al inicio de la competencia, Labradita no se apareció por la Academia y vi que estaban a mi alcance los jugadores presentes y eso me llenó de esperanzas para ganar el torneo. Al día siguiente minutos antes de comenzar la primera ronda de partidas se apareció Labradita que ciertamente era un trabajador pues ejercía su profesión de ingeniero civil. Me dio un vuelco en el estómago cuando lo vi entrar y pensé ¨ ahora si se jodió esto¨. Efectivamente Labradita con mucho respeto, pues siempre ha sido un caballero, explicó que no se había enterado a tiempo de la convocatoria, pero como era el campeón vigente les solicitaba respetuosamente a los jugadores que lo incluyeran en la competencia, ya que no había comenzado la primera ronda. Allí mismo salté y expuse razones legales y técnicas acerca de que ya se había realizado el Congresillo y el pareo del torneo y que por un jugador no se podía anular todo el trabajo hecho porque eso sentaba un mal precedente. Bla, bla, bla, en realidad le tenía miedo y logré que no lo aceptaran en el torneo. Le pido humildemente perdón a Labradita, porque no fui un caballero en el tablero y le impedí competir y defender su título. Bueno los demás jugadores me apoyaron pero yo fui el líder. Al final gané el torneo y me proclamé campeón de los trabajadores de Camagüey pero los juegos nacionales no se efectuaron por falta de recursos y a mí me quedó el mal sabor interior de que no era el verdadero campeón porque no había enfrentado a mi ¨bestia negra¨. Para mí yo nunca sería un verdadero campeón hasta que confrontara a Labradita y lo venciera.

Ahora salto en el tiempo hasta el año 2002, cuando se convocó en Camagüey el torneo especial clasificatorio Rosendo Romero in Memoriam. El torneo constaba de dos fases, una abierta y clasificatoria y una final cerrada con los ajedrecistas clasificados de la primera fase y el ganador recibiría como premio la inclusión en un torneo de los que se reportaban para la FIDE, o sea la oportunidad de tener ELO internacional. Ya yo me había casado pero todavía no había nacido mi hija mayor que nacería al año siguiente, por lo que disponía de cierto tiempo para dedicarlo a jugar ajedrez. Clasifiqué a duras penas para la fase final, por los pelos como se dice, sobre todo por mis problemas de ansiedad y defectos técnicos que me originaban muchos empates aún en posiciones ventajosas. Pero en la final calenté los motores aumenté mi concentración y jugué buenas partidas al punto que llegué a la partida final con posibilidades de ganar el torneo tan sólo con entablar y adivinen con quién me tocó en la última ronda, pues nada menos que con el Dr. Pedro Bernabé Moreno, mi enconado rival en el campeonato provincial 15-16 y medallista de bronce en el primer tablero de los juegos nacionales escolares de Guantánamo 1982. Antes de comenzar a jugar le pedí tablas al Berna, pero este que siempre ha sido un caballero en toda la extensión de la palabra, me explicó que apreciaba nuestra amistad, pero tenía que jugar a ganar para no perjudicar a George Díaz e Iván Arzuaga, los otros jugadores implicados en probables desempates. Como ya imaginarán se me disparó toda la ansiedad y yo creo que hasta la presión arterial porque jugué toda la partida con tremendo dolor de cabeza. La partida fue una asquerosidad desde el punto de vista técnico, jugué a cambiarle todas las piezas al Berna y llegamos a un final de damas y peones y yo perseguí con mi dama a la de Berna por todo el tablero, para cambiarla y concretar el empate. El Berna estaba muy presionado con George Díaz sentado frente al tablero, no podía hacer otra cosa que rehusar el cambio de dama y seguir jugando a ver qué pasaba. Finalmente en apuro de tiempo el Berna se equivocó y gané la partida. No lo podía creer había vencido la partida decisiva y ya podía tener ELO internacional. Sin embargo para desilusión mía nuevamente se incumplieron las promesas de los organizadores y nunca se me invitó a jugar un torneo con ELO. Digo todo esto porque a muchos jugadores con el tiempo se les invitó a jugar torneos con ELO, fueron como se dice por la canalita y lo obtuvieron fácil. En mi caso nunca fue así. Nunca nadie me regaló nada y lo que obtuve fue por mi propio esfuerzo en la ¨perrera¨. La lucha por el ELO se prolongó por muchos años más. De este torneo reproduzco para mis amigos dos partidas. En ese tiempo estaba estudiando en los libros de Roberto Grau, la entrega posicional de la calidad. Para los que no saben de ajedrez, se trata de entregar la torre a cambio del alfil para mejorar la posición u obtener la iniciativa. La primera fue contra el EP Iván Arzuaga y la segunda fue contra Ladislao Rodríguez Turiño, Pirito, quien con el tiempo llegó a Maestro Fide, Campeón Nacional Universitario en el 2011 y hoy por hoy es uno de los mejores jugadores de Camagüey, actual subcampeón provincial y entrenador de grandes resultados. Aquí van las partidas. Camagüey 3 de junio de 2002. Blancas. Iván Arzuaga. Negras. Clemente Morgado. 1-e4, c5 2-Cc3, d6 3-f4, Cf6 4-Cf3, g6 5-Ab5+, Ad7 6-AxA, DxA 7- 0-0, Ag7 8-d3, 0-0 9-Rh1 Cc6 10-Ce2, e5 11- c3, b5 12-b3 Ta-e8 13-Cg3, d5 14-fxe, Cxe 15-CxC, TxC 16-d4, cxd 17-cxd, Txe 18-CxT, CxC 19-Af4, De7 20-Tc1, Dh4 21-Rg7, g5 22-Ae5, f6 23-Ac7, g4 24-Tf5, Ah6 25-De1, g3 26-hxg, Dg4 27-Txd, AxT 28-DxA, Cxg 29-De3, Dd1+ Rinden las blancas. Camagüey 5 de junio de 2002. Blancas. Ladislao Rodríguez Turiño. Negras. Clemente Morgado Machado. 1- e4, c5 2-Cf3, d6 3-d4, cxd 4-Cxd, Cf6 5-Cc3, g6 6-Ae3, Ag7 7-f3, Cc6 8-Dd2, 0-0 9-Ac4, Ad7 10-h4, Tc8 11-Ab3, Ce5 12- 0-0-0, Da5 13-h5, Cxh 14-g4, Cf6 15-Ah6, TxC 16-AxA, Txc+ 17-DxT, RxA 18-Dh2, h5 19-gxh, Cxh 20-Tc-g1, Th8 21-Rb1, Cc6 22-CxC, AxC 23-Dh4, De5 24-a3, Df6 25-DxD+, RxD 26-Rc2, Tc8 27-Rd2, e6 28-Tc1, Td8 29-Re3, Re5 30-Th-d1, Cf4 31-Tc5+, d5 32- Tg1, f6 33-Th1, Td6 34-Th8, b6 35-Tc1, dxe Rinden las blancas. En el 2003 nace mi hija y me traslado a vivir por razones familiares a La Habana en el año 2004. De ese año quiero comentar que en el verano participé como simultanista representando a Camagüey, aunque vivía en La Habana, en la simultánea gigante de Santa Clara, con poco más de 11 000 tableros, que en ese momento fue record mundial guinnes. La simultánea se hizo coincidir con la olimpiada del deporte cubano y con la visita del ex -campeón mundial ruso Anatoli Karpov a quien conocí y saludé. Karpov realizó la jugada inicial pero luego se retiró y no terminó las partidas aunque la prensa dijera otra cosa pero yo estaba allí y lo vi retirarse. Los maestros simultanistas nos alojamos en la Escuela de Instructores de Arte de reciente inauguración por lo que gozamos de albergues con relativa comodidad, así como la comida estaba buena. Fue una verdadera fiesta del ajedrez, un reencuentro con viejas amistades y como es de suponer nos pasamos todo el tiempo jugando al ajedrez unos con otros en los albergues. Recuerdo que por Camagüey viajaron maestros que ya no están en el país como Carlos Mena, el Galáctico y César Abraham Montero entre otros. La pasamos muy bien y nos divertimos mucho. . A los maestros de Camagüey se nos asignaron 500 tableros y las reglas de la simultánea eran las siguientes, los participantes en el evento o simultaneados que ganaran sus partidas, se llevaba para su casa el juego y el tablero. Pero si ganábamos o entablábamos los maestros, nos llevábamos para la Comisión Provincial de Ajedrez de Camagüey los juegos y tableros. El entonces Comisionado Provincial, el Chino Antonio Pereira, nos reunió y nos pidió que ganáramos todas las partidas y no aceptáramos tablas. Así lo acordamos y el resultado fue fantástico para Camagüey, 498 victorias y 2 derrotas sin una sola tabla. Yo le llamo la carga de los 500 y estoy orgulloso de haber sido parte de la misma. Las partidas se efectuaron en la Plaza Memorial Ernesto Che Guevara. A mí me asignaron 10 tableros en los cuales vencí rápidamente a mis rivales y pasé a ayudar a un activista de Nuevitas, no me acuerdo el nombre, creo que ya murió, que lo llevaron como estímulo, pero no era práctico en la simultánea, jugaba muy despacio y se complicaba en las posiciones. Yo le dije al activista que se sentara a descansar que yo seguía por él y así lo hice pero verdad que me dejó varias partidas muy enredadas por no decir perdidas. Así estuve jugando un rato hasta que providencialmente llegó mi amigo Pirito y se hizo carga de cinco partidas y me dejó cinco a mí, hasta que finalmente las ganamos todas. En resumen gané 10 partidas oficiales según firmé la planilla y cinco más como ayuda voluntaria. Total 15 tableros. Pirito era muy bueno en esa modalidad, luego de ganar rápidamente sus diez partidas me ayudó a mí con cinco y terminó y se fue a ayudar a una muchachita, no sé cuantas partidas ganó Pirito esa noche pero fueron muchas. Quiero comentar que antes de comenzar las partidas se nos acercaron algunos jugadores a hablar para que los dejáramos ganar, unos lo pedían de favor y recuerdo otro que sacó un carnet de la seguridad del estado y quería imponerse, yo no entré en discusión lo mandé a ver al Chino que era el comisionado y me lo quité de encima. Pero aseguro que las dos partidas que se perdieron fueron jugadas en el tablero, una la perdió Alexey de Quesada contra un buen jugador que luego nos enteramos que había sido alumno de la EIDE y la otra partida la perdió Ileanet Calderón que cuando eso todavía no tenía mucha fuerza de juego. En cuanto a nuestros rivales eran fundamentalmente traídos del municipio Camajuaní, aunque completaron con jugadores de Santa Clara. Por varios años fue la simultánea gigante record mundial hasta que fue superada por una creo que en México. Ojalá Cuba recupere este record mundial nuevamente y que yo pueda participar también. Quiero destacar que los santaclareños fueron muy organizados y la seguridad fue tan estricta que no me dejaron pasar un libro de Karpov que yo traía para que me lo firmara su autor el ex –campeón mundial. Por allí me queda una foto de recuerdo que me tiró mi amigo Armando Vicedo que tengo que escanear y subir a las redes algún día.

Ya viviendo en La Habana, en La Víbora, municipio 10 de octubre, averigüé donde se jugaba ajedrez y me recomendaron la Academia Carlos Manuel de Céspedes en Dolores y Calzada de 10 de Octubre. Allí me recibió muy amable el profesor Alberto Mardomingo con quien hice una buena amistad. Me invitó a jugar varios torneos lo que hice con buenos resultados. A diferencia de Camagüey donde los torneos se jugaban en una semana, los torneos en La Habana duraban mucho, alrededor de un mes porque no se jugaba todos los días, sino se descansaba mucho. De esa etapa recuerdo que jugué ¨la perrera¨ es decir el campeonato municipal de 10 de octubre, donde gané varias partidas y estuve a punto de clasificar pero la partida decisiva la perdí con un jugador de apellido Puig que jugó brillantemente y no me dio opción ninguna de victoria. En esa etapa trabajé en el Bufete Colectivo Ignacio Agramonte del municipio Cerro, hasta que por razones familiares regreso a vivir en Camagüey y me incorporo a jugar ajedrez nuevamente. En esta etapa camagüeyana sin dejar el bufete colectivo me incorporo como profesor a la llamada municipalización de la universidad en el municipio Jimaguayú, esto consistió en que se crearon planteles universitarios en todos los municipios del país, entonces 169 y yo trabajé como profesor de derecho en Jimaguayú. Me incorporé al ajedrez del municipio Jimaguayú a petición del profesor Wilmer y fui campeón de Jimaguayú durante los años 2010, 2011, y 2012 representando a Jimaguayú en distintos eventos como semifinales provinciales y el campeonato provincial por equipos ¨Tras las huellas del Che¨ donde por primera vez jugué como primer tablero. Me fue muy bien en ese evento y por única vez en la historia el municipio Jimaguayú quedo por municipios en segundo lugar detrás del municipio Camagüey. A comienzos del año 2013 mi esposa queda embarazada de mi hijo varón y nos trasladamos a residir nuevamente a La Habana. Quiero comentarles dos aspectos, el primero referido a las simultáneas gigantes y los records mundiales. Durante la Olimpiada Mundial de Ajedrez en La Habana en 1966 se realizó una simultánea gigante de ajedrez que en ese momento fue record mundial con 10 000 tableros. La de Santa Clara en el año 2004 con algo más de 11 000 tableros también fue record mundial, hasta que en octubre de 2006 se efectuó una simultánea gigante en la plaza El Zócalo en Ciudad de México con 13 500 tableros que fue nuevo record mundial, vigente hasta el presente. Además ese día se impusieron dos records adicionales, la mayor figura humana compuesta jamás pues los tableros se acomodaron por secciones y colores representando desde el cielo un gigantesco tablero humano blanco y negro. El ex -campeón mundial Anatoli Karpov impuso el tercer record al firmar casi 2000 libros de su biografía en español durante seis horas. Pienso que no es casual la presencia de Karpov en las dos simultáneas gigantes, la de Santa Clara y la de México y que de alguna forma proporcionó información y consejos organizativos que permitieron a los mexicanos romper el doble record cubano. Tomará mucho tiempo hasta que la situación económica cubana mejore, para intentar recuperar el record de simultánea gigante de manos mexicanas. El otro punto a comentar de es referido a los torneos de blitz en que participé en La Habana, convocados por el profesor Alberto Mardomingo en la Academia Carlos Manuel de Céspedes en 10 de octubre. Se realizaban el último domingo de cada mes y participé en varios. Se cobraba una inscripción de 20 pesos y se distribuían tres premios a los primeros lugares para atraer así a los mejores maestros de La Habana. Recuerdo que en los torneos en que participé se distribuían los premios a los mismos ganadores, alternando el orden según el torneo, GM Omar Almeida, MI Orelvis Pérez y un MI con norma de GM llamado Félix, no recuerdo ahora el apellido, le llamaban Felito y vivía en 10 de octubre y frecuentaba una iglesia. Yo siempre quedé en la primera mitad de la tabla de posiciones y en una ocasión gané varias partidas seguidas y como el pareo era por el sistema suizo, llegué a jugar con Felito que me ganó y volví a caer en la ubicación final. Sobre Orelvis recuerdo que era muy hábil en el blitz y que acostumbraba a sentarse en el parque central a cazar apuestas a jugadores que no lo conocieran. A mí me advirtieron apenas llegué a La Habana,- no juegues por dinero en el parque central que te van a pelar. El consejo era bueno, pero para mí inútil, porque no me gusta jugar ajedrez por dinero, además de ser una actividad ilícita según las leyes cubanas.

A comienzos del año 2013 mi esposa queda embarazada de mi hijo varón y volvemos para La Habana a residir en La Víbora donde comienzo a trabajar en el bufete colectivo de ese municipio en mi segunda temporada habanera. Me reincorporo al ajedrez pero esta vez de la mano de los colegas abogados Roberto Mayor y Enrique Figueredo Cruzata. El Dr. Mayor me invita a jugar un torneo especial eliminatorio llamado Rosendo Romero, por la condición de abogado del fallecido campeón camagüeyano. Ese torneo lo jugaron varios abogados para seleccionar el equipo de la Organización Nacional de Bufetes Colectivos, ONBC, al campeonato por equipos, Tras Las Huellas del Che, que organizaba mi amigo Alberto Mardomingo, que ya era el Comisionado Provincial de Ajedrez en La Habana. Allí conocí a Leonardo, Leo, el capitán del equipo, al Dr. Carlos Enrique Navarro Duarte, El Charli, y a Robertico Pérez, otro abogado que jugaba bien y era del equipo del GM Lázaro Bruzón, que cuando aquello vivía en La Habana. También conocí otros jugadores como el abogado Inti Paneca que era el Director del Bufete de Oficios en Aguacate y Muralla, La Habana Vieja. Gané varias partidas, entablé otras y perdí solamente con El Charli, que es un jugador muy fuerte, su ELO cuando aquello era 2200 puntos. Así integré el equipo de la ONBC, donde jugué dos torneos por equipo siempre en el tercer tablero como es mi costumbre. El equipo se debilitaba al no jugar con nosotros Charli, que lo hacía por su club, luego me referiré a ese tema. El primer tablero era Robertico, el segundo Leo que además era el capitán del equipo, tercero yo y en cuarto se alternaban distintos jugadores como el Dr. Mayor, el Dr. Inti u otro abogado que ahora no recuerdo el nombre. El equipo jugaba siempre bien y discutíamos medalla hasta la última ronda. En esta segunda temporada habanera me incorporo a jugar ajedrez a través de varios clubes de ajedrez. El Dr. Roberto Mayor me pidió que lo acompañara a las reuniones del Club Capablanca en Infanta y Humboldt. Mayor era el presidente del Club y fui con él y Mardomingo a reuniones con los miembros del Club para analizar los graves problemas que venían sucediendo. El Club se había reinaugurado el 21 de abril de 2008 y había quedado precioso, como un pequeño museo que atesoraba la mesa donde ganó Capablanca el campeonato mundial y otros objetos relacionados con la vida del insigne José Raúl Capablanca, un salón de juego muy agradable y una pequeña biblioteca. El inmueble estaba cargado de simbolismo, por ejemplo las ocho columnas del portal eran alegóricas a los ocho años de reinado del Capa. Pero ocurrieron problemas de indisciplinas muy graves que terminaron en el cierre temporal del insigne Club. Mayor había organizado con esmero una junta directiva para el Club y se le había prestado un cuartico en los altos del inmueble a un jugador de Santa Clara residente en La Habana que no recuerdo su nombre pero le decían El Cloro. No conozco el origen del apodo, si es porque era ácido su carácter u otro motivo. Al principio todo funcionó bien, El Cloro era un buen jugador y atendía con esmero el Club hasta que ocurrieron graves problemas de indisciplina. Poco tiempo después hubo una tormenta en Centrohabana y cogieron el Club Capablanca para albergar los damnificados lo que causo un daño grande a la instalación. Como el Club Capablanca no me gustó para jugar comencé a frecuentar otros clubes como el Club de Carlos Navarro. El Club Mantilla de Eduardo ¨El minutero¨ y el Club Caisa digital del amigo Lenin Delgado Urra. Sobre el Club del Dr. Carlos Navarro, que no recuerdo ahora el nombre oficial del Club, radicaba en la casa de Carlitos en el municipio Playa. El Dr. Carlos Enrique Navarro Duarte es un caso único en la historia del ajedrez cubano. Excelente profesional, abogado insigne penalista del Bufete Colectivo de Playa lograba combinar su práctica profesional, que ya de por sí es muy difícil, con su amor al ajedrez. En la casa de Carlitos se jugaba los miércoles y domingos desde la tarde hasta la noche. Se realizaban torneos de blitz y Carlitos tenía un sistema propio de rating del Club, además de un boletín que imprimía al principio y luego lo enviaba digitalmente a los correos de los miembros del Club. Ese sistema generaba mucha rivalidad pues todos los miembros querían ascender en el ranking. También se efectuaban encuentros con otros clubes y el Club competía en otros eventos con buenos resultados. Frecuentaban el Club personalidades del ajedrez como la campeona nacional femenina en aquel entonces Suleinis Piña con la que jugué y perdí. El profesor Jesús González Bayolo asistió hasta que su salud se lo permitió. También jugaba un narrador deportivo de la televisión nacional que se me olvidó el nombre pero jugaba muy bien. Allí hice buenos amigos como el bro Marlies Macías y el abogado Roberto Pérez. Recuerdo que venían clientes de Carlitos a verlo a su casa y plantearle problemas. El interrumpía sus partidas, los atendía y luego seguía jugando como si nada. Por si fuera poco Carlitos organizó el equipo de beisbol o pelota de los abogados jugando en el mismo. Ganarle una partida de blitz a Carlitos era muy pero que muy difícil. En Cuba hay varios ajedrecistas graduados de derecho como por ejemplo la GM Vivian Ramón y el MF Ladislao Rodríguez Turiño pero no ejercen la profesión. Pero de los abogados en ejercicio sin dudas Carlitos es el mejor ajedrecista. Al Club Mantilla me llevó mi colega el Dr. Enrique Figueredo Cruzata. Enriquito también me llevó a un curso de arbitraje del cual me gradué como árbitro provincial de La Habana, con el profesor Pepe Ramírez. Igualmente me presentó al profesor Ricardo Rama, además al historiador del deporte, Lenin Delgado Urra y al Dr. Manolo. Todos los antes mencionados son excelentes personas y buenos amigos míos. El Club Mantilla era atendido en su casa en Mantilla por Eduardo que no me recuerdo el apellido, pero que le decían ¨el minutero¨ porque vendía minutas de pescado. Eduardo viajó a Noruega y trajo relojes y en el portal y jardín de su casa armó las mesas de ajedrez. Se jugaba todos los días y el último domingo de cada mes se realizaba un torneo de blitz. Yo a veces jugué y otras arbitré, incluso allí obtuve mi ELO para el ranking blitz de la FIDE aunque no supe que había sido reportado en esta modalidad hasta mucho tiempo después cuando se realizó un torneo Blitz en la casa del amigo Lenin Delgado en La Víbora, organizado por Caisa digital. Ese día el árbitro Isbel Herrera del Sol, organizó el pareo por el ranking ELO de la FIDE y conocí en ese momento que ya tenía ELO. Jugué bastante bien el torneo y subí unos puntos del ELO y quedé finalmente con 2016 mi ELO en blitz que es el que mantengo en la actualidad. Como ven estaba activo jugando ajedrez en distintos clubes de La Habana hasta que me decidí a probar suerte una vez más en la ¨perrera¨ para obtener mi ELO en la modalidad de ajedrez clásico. Para ello me presenté a finales del año 2013 a jugar en la Academia de 10 de octubre, Carlos Manuel de Céspedes, en el torneo municipal social, clasificatorio para el Torneo Zonal sin Elo correspondiente a los municipios 10 de octubre, Boyeros y Arroyo Naranjo. La ¨perrera¨ era aún peor que en Camagüey porque en el municipal de 10 de octubre se otorgaban 5 plazas clasificatorias para el zonal sin ELO y en este clasificaban 2 jugadores para el Torneo Zonal con ELO donde podía salir en el ranking si tenía una buena actuación. En el torneo municipal de 10 de octubre, empecé flojo haciendo varias tablas y perdiendo una partida importante. Al final tenía que ganar las dos partidas finales para clasificar. Enriquito me estaba asistiendo y me montó un pequeño repertorio de aperturas improvisado contra cada jugador y gané la penúltima y así llegué a la última ronda obligado a ganar. Recuerdo que jugué contra un aficionado de una barba blanca y un aspecto de maestro. Me sacó ventaja a lo largo de la partida y en el final de la misma me encontré muy apurado de tiempo con la bandera del reloj levantada, el control del tiempo fue de una hora y media ad finish. Mi rival cometió el mismo error del Chino Antonio Pereira, quiso rematarme jugando rápido, pero yo había visto esa película muchas veces. Nos enfrascamos como en las películas en un frenético duelo de rápidos movimientos, pero fue como si le hubieran apagado la luz a mi rival, quizás se presionó por la aglomeración de jugadores y la tensión del momento. Le tomé varias piezas y quedé totalmente ganado, cuando hizo una pausa y pasó revista a la posición, en gesto muy dramático se pasó las manos por la cabeza, masculló algunas frases ininteligibles, miró al techo hasta que se rindió. Había clasificado para el Torneo Zonal sin Elo que se efectuó en diciembre de 2013. En esta etapa superior, se me repitió la misma historia, perdí una partida y realicé algunas tablas. Éramos 15 jugadores a clasificar dos. Llegué muy presionado al final del torneo, tenía que ganar las últimas tres partidas para clasificar. En la antepenúltima ronda jugué con el aficionado Mario Beltrán, con quien ya había entablado en un torneo anterior. Salí decidido a no entablar y así comenzando el medio juego le entregué un caballo para tomar la iniciativa, se lo comió, no se defendió bien y terminé ganando la partida de forma brillante. Esa victoria me levantó mucho la autoestima y también gané la penúltima hasta llegar a la ronda final obligado a ganar. Se programó la ronda final para un sábado a las 5pm y para mayor coincidencia ese mismo día, a las 2pm, tenía la ronda semifinal del torneo por equipos Tras las Huellas del Che en el Palacio de Computación en el Parque de la Fraternidad. Lo pensé mucho y decidí priorizar el torneo por equipos por respeto a mis amigos colegas abogados. Ya mi resultado individual lo interpreté como un capricho mío. De todas formas intentaría lograr los dos resultados. Casualmente jugábamos en el torneo por equipos con el Club Mantilla que estaba en primer lugar. Las cosas nos salieron bien y llegamos al final de la ronda con ventaja dos puntos a uno, si entablaba mi partida ganábamos el match. Aguanté con mucho esfuerzo y a las 4.45pm mi rival aceptó las tablas, ganando por tanto la ONBC el match. Rápidamente salí del salón de juego del Palacio de Computación al parque Central y allí cogí una máquina y llegué a las 5pm a la Academia Carlos Manuel de Céspedes justo cuando iba a comenzar la última ronda. El árbitro que era el Chino Raúl, me echó a andar el reloj y me tomé unos minutos para serenarme, me dije a mi mismo, ¨ bueno lo más difícil ya lo hice y fue llegar a tiempo, ahora voy a jugar con calma porque a este rival ya lo conozco, le gané en el municipal y no juega mejor ajedrez que yo, hoy es mi día, me repetí varias veces.¨ Jugué muy sólido sin arriesgar nada. Me sentía muy cansado y evité todo tipo de complicaciones o variantes de cálculos complejos. Así fui mejorando la posición con una técnica sencilla hasta que llegamos al crítico final de partida con mi rival en apuros de tiempo. Cuando se le levantó la bandera hubo un momento en que me desconcentré y me quedé mirando la bandera a ver si se caía y dejé de prestar atención al tablero. Pero que va, la bandera parecía clavada y no caía. Reaccioné rápidamente y volví a calcular y olvidarme del tiempo de mi rival porque yo estaba cómodo del tiempo de reflexión, hasta que me sorprendió el árbitro que cantó final del tiempo de reflexión y me otorgó la victoria. Quedé tan agotado que regresé a mi casa y me acosté a dormir extenuado sin pensar mucho en lo que había pasado. No quería ilusionarme como en años anteriores. En febrero del año 2014 se jugó el Torneo Zonal con Elo en una Empresa Constructora Militar en el Municipio San Miguel del Padrón después de la Cuevita. Como el salón de juego estaba tan lejos y el transporte tan malo, había que salir a las 4pm a coger el ¨camello¨ o sea el bus local con forma de camello del desierto. Se jugaba a partir de las 6pm y por tanto no daba tiempo a comer. La ronda duraba cuatro horas hasta las 12 de la noche. Explico esto porque un jugador me dio un valioso consejo, me dijo: - Mira aquí la gente vienen sin comer y muchos están ¨fundidos¨, lo que tienes que hacer es aguantar que después de las tres horas de juego se ¨funden¨ y sueltan la partida. Aprendí que para jugar ajedrez competitivo hay que tener buena salud y estar muy bien alimentado. El ajedrez es un deporte de combate, mental pero combate al fin, y el gasto energético es enorme. Volviendo al torneo perdí la primera partida sobre todo porque no estaba acostumbrado al control del tiempo de una hora y media con bonificación. Yo estaba acostumbrado a los controles ad finish y con este control, parecía que el rival iba a perder por tiempo, pero en realidad se mantenía jugando tranquilamente con los segundos de bonificación. Me recuperé del revés inicial y jugué un buen torneo, obteniendo finalmente un resultado de 2008 ELO, aunque no me reportaron hasta junio del 2014, a la edad de 46 años, lo cual me afectó mucho porque estaba preparado para jugar el Torneo Capablanca in Memoriam que se jugó en mayo en el Hotel Riviera. Esa fue una gran desilusión, nunca pude jugar el Capablanca en el grupo abierto porque a finales de ese año 2014 volví a residir en Camagüey. Ya en Camagüey nuevamente jugué el torneo Aniversario de la Villa en febrero del 2016 teniendo un buen resultado y subiendo algo mi ELO. Para mí fue de mucha satisfacción jugar de tú por tú con mis compañeros del ajedrez camagüeyano y demostré con los resultados que nadie me había regalado el ELO en La Habana. Así en junio de ese año 2014 me invitan a jugar un torneo en Nuevitas por el natalicio del Che. Aunque no me convenía jugar porque mi ELO era muy superior al resto de los jugadores y quedaría obligado a ganar casi todas las partidas, decidí ir porque me ilusionaba pasar una semana en un hotel en Nuevitas, que es una ciudad bonita con playas. Se me olvidó mencionar a la talentosa jugadora de Camagüey, MFW Laura Amalia Zayas, Laurita, que fue campeona nacional juvenil durante los años 2014 y 2015 y se quedó en México con su entonces compañero MI Jorge León Oquendo y luego ambos pasaron a los Estados Unidos donde allí residen ya separados. Que yo conozca, Laurita ha sido la única camagüeyana campeona nacional juvenil de ajedrez. Por cierto de León tengo que comentar que fue un jugador muy talentoso y que ganó un premio en metálico en el Torneo Capablanca in-memoriam y nunca se lo pagaron, lo reclamó infructuosamente varios años hasta que optó por marchar a los Estados Unidos vía México.

Ahora continúo con el torneo por el natalicio del Che en junio de 2016 en el puerto de Nuevitas, provincia de Camagüey. Como pasé tanto trabajo para adquirir el ELO, que finalmente lo conseguí a los 46 años de edad, decidí que iba a mantener la mayor caballerosidad y honor en mis juegos ajedrecísticos. Comencé bien en el torneo a doble vuelta, ganando y en primer lugar, pero luego me agoté por el ritmo de juego, se jugaba tres horas por la mañana en la academia de ajedrez de Nuevitas cerca del parque principal, hacíamos un receso para almorzar en la hotelera Sabinal, en el Microdistrito, pasada la Plaza 26 de Julio, por lo que había que caminar más de un kilómetro ida y vuelta y jugar 3 horas más por la tarde. Por la noche no descansaba bien porque el jugador Omar Rodríguez, en paz descanse, estaba hasta altas horas de la noche, jugando, bebiendo y fumando en el apartamento-albergue. En la segunda vuelta perdí varias partidas inexplicables, hasta cometí una jugada ilegal en una larga partida contra Omar, algo que nunca me había pasado en mi carrera ajedrecística. También por caballerosidad perdí el primer lugar del torneo, les cuento que el jugador Luís ¨Papita¨ Santana es religioso y no puede jugar los sábados hasta que caiga el Sol y tuve que acordar tablas sin jugar, para no ganarle por no presentación. Otro jugador llamado Modesto, al que le había ganado en la primera vuelta, comenzando nuestra partida de la segunda vuelta, le sonó el móvil que traía y hasta conversó por él, el árbitro había salido un momento del salón de juego a buscar una medicina, cuando me preguntó mi rival que iba a hacer, porque tenía derecho a ganar la partida por usar el celular, le dije a Modestico - Yo vine aquí a ganar en el tablero, vamos a jugar. Esa partida finalmente la perdí. Para colmo en la última ronda se adelantó la hora de comienzo para domingo a las 7.30am y mí rival, Luís, el Chino de Nuevitas, a las 8am no había aparecido, por lo que correspondía decretar la no presentación, ya que la tolerancia para llegadas tardes según las bases del torneo era de 30 minutos. Asumí que el Chino no se había enterado del cambio de hora de la ronda, como sucedió en efecto y como quería coger el tren a Camagüey de las 9am, pues llené la planilla con varias jugadas que finalizaban en una posición tablas, la firmé y me fui con la indicación de que cuando llegara el Chino firmara la planilla y aceptara el empate, lo cual se realizó así. En resumen con esos tres puntos que no acepté tomar, ganaba el primer lugar del torneo y me costó perder casi 100 puntos del ELO. Pero no me arrepiento porque la pasé bien en Nuevitas, quedé tranquilo con mi conciencia y alguna utilidad tenía que darle al ELO. De ese torneo regresé muy preocupado porque llegué a pensar que con 48 años estaba perdiendo facultades mentales y que era hora de retirarme, sin embargo el MF Orlando Martin me dio buenos consejos y me alentó a jugar el campeonato municipal social de Camagüey hasta 2200 de ELO, que se jugó en el propio mes de junio de 2016. Allí las cosas fueron distintas porque jugué más descansado, una partida diaria y creo fue para mí el mejor torneo de mi vida por el ELO de mis rivales. Como era un torneo clasificatorio que otorgaba cinco plazas para la semifinal provincial gané las partidas que tenía que ganar y entablé las otras para quedar invicto en el segundo lugar, con cinco puntos de siete posibles, por delante incluso de jugadores que me superaban ampliamente en el ELO. El torneo lo ganó el talentoso jugador Ricardito Nieves que estaba intransitable y también quedó invicto. Nieves no acordó tablas con nadie sin jugar, todas las partidas las jugó a ganar, incluso la tabla nuestra fue jugada en el tablero. Pero entonces sucedió lo de siempre, las promesas incumplidas. Como ese año 2016, el equipo de beisbol de Camagüey clasificó para la segunda fase de la serie nacional, los directivos del INDER alegaron que era un gasto no planificado y cogieron el presupuesto de otros deportes incluyendo el presupuesto de la semifinal provincial de ajedrez que no se celebró y en su lugar se hizo una final provincial directa por invitación a los jugadores de más alto ELO en la provincia por lo que no fui invitado a participar. Esa fue mi última decepción. Yo tenía mi trabajo como abogado y no podía perder el tiempo preparándome para competencias que no se celebraban. Decidí retirarme del ajedrez competitivo y para colmo el torneo no se reportó y me quedé sin recuperar los 100 puntos perdidos del ELO por lo que mi rating oficial en estos momentos es de 1934 puntos. De todas formas me retiré con mi mejor actuación por lo que me quedó un grato sabor aunque aún quedan otras cosas por contar de mi vida ajedrecística. Al año siguiente viajé una temporada a España donde intenté jugar ajedrez y dar clases particulares. Visité infructuosamente un club de ajedrez en Madrid que estaba cerrado y pedí ayuda en un grupo del facebook que se llama Torneos de Ajedrez en Madrid y me recomendaron que acudiera al Club Didáctica Ajedrecística que era el mejor de Madrid, en la calle Molinos de Viento del distrito Fuencarral. Allí fui muy bien recibido por los jugadores, pues no estaba el responsable del Club. Cuando llegué vi que había dos salones de juegos, en el primero jugaban niños y mujeres sin reloj y en el segundo se jugaba blitz, lo que en Cuba llamamos saca-saca de rapit-transit. Es decir que el que pierde se para y entra otro jugador que está esperando. Sin embargo era un poco más complicado en Madrid porque había varias mesas de juego y el que perdía se paraba y pasaba a otra mesa y el que ganaba se quedaba en la mesa esperando a otro jugador. Empecé jugando nervioso porque nunca había jugado fuera de Cuba y mi rival se rió mucho cuando le comenté que nunca había jugado tan lejos de casa, me respondió que nunca había oído a nadie decir eso y que estaba entre amigos, me relajé y pronto vi que no eran rivales muy avezados, empecé a ganar y gané todas las partidas menos una en la que imprudentemente jugué un gambito de rey y empecé a entregar piezas y se me agotó el tiempo de reflexión. Pregunté y todos mis rivales tenían ELO incluso muy superior al mío, pero parece que en España el ELO está muy generalizado y cualquier aficionado tiene un aceptable ELO. Me explicaron amablemente que podía afiliarme al Club pagando una módica cuota de 11 euros mensuales y que para jugar torneos tenía que afiliarme a la FEDA, Federación de Ajedrez Española y que entonces podría jugar los torneos del Club y los que se convocaban en Madrid. Como no tenía residencia legal en España, tenía dificultades burocráticas para federarme y para dar clases como monitor en las escuelas, había que ser residente legal y aprobar el correspondiente curso, por lo que abandoné la idea de jugar torneos y dar clases y no regresé más al Club, que por cierto era un acogedor lugar con una cafetería y una gran pantalla donde se disfrutaba de los partidos del Futbol Club Real Madrid.

Ya es hora que hable del actual campeón nacional de Cuba, el camagüeyano Carlos Daniel Albornoz Cabrera. Es un joven muy modesto que no le gusta hablar de sí mismo, por lo que mis fuentes para esta síntesis biográfica son sus propias declaraciones en el internet y las de su tía Maricel Villalobos, así como de ajedrecistas allegados al campeón, también un trabajo bien documentado en el internet del amigo Jorge Navarro Torres. Lo único que le pregunté directamente es su fecha de nacimiento para confirmar. Me corroboró que nació en Camagüey el 26 de diciembre de 2000, por lo que tiene 18 años al momento de redactar estas líneas. A la edad de cuatro años aprendió Carlos Daniel a mover las piezas de ajedrez, enseñado por su madre la Sra. Yanelys Cabrera Villalobos ya que el pequeño se interesaba en las clases televisivas de ajedrez en el programa Universidad para todos. Su padre Carlos Albornoz, que fue un destacado ajedrecista, se encontraba de misión en Angola. A los cinco años ingresó al preescolar el niño Carlos Daniel y lloraba mucho llamando a su madre, la cual para calmar el llanto de su hijo, le pidió a la auxiliar pedagógica que lo llevara con el profesor de ajedrez porque le gustaba ese juego. Al verlo el profesor lo rechazó porque era muy pequeño pero finalmente después de verlo jugar lo aceptó y comenzó a darle clases. Ese primer profesor fue Eugenio Faure, guantanamero de nacimiento y avecindado en Camagüey y aunque le han querido escamotear su mérito, fue Faure el que encaminó al futuro campeón en el apasionante mundo del juego ciencia. Luego pasó Albornoz a estudiar con otros profesores como Ergueni, Jorge Padrón y George Díaz, más tarde pasó a la Academia de Ajedrez donde estudió con Abraham Montero, Ángel Pérez Quiñones y Pablo Guerra, luego pasó a la EIDE con los profesores Noslen Zamora, Ladislao Rodríguez Turiño, Raúl Cabrera, Sándor Alberto Olamendi Chacón y especialmente el MI Mariano Ortega, así como el MF Orlando Martín quien le ayudó a conformar su repertorio. Especial agradecimiento guarda el campeón de su entrenador Faiber Lotero. Albornoz conformó junto a sus compañeros un año mayor, Dexter Docampo y Jorge Elías, un trío de amigos-rivales llamados ¨los tres mosqueteros ¨o ¨los tres tigres¨ como también se les decía. Son grandes amigos pero a la vez han generado un ambiente de competitividad y motivación muy peculiar pero efectivo. Los Maestros Fide, Dexter y Elías fueron campeones provinciales del ajedrez social y le pusieron la varilla muy alta a Albornoz que logró convertirse en el año 2013 campeón nacional escolar, lo cual repitió en el año 2014, año en que ascendió meteóricamente en el ranking internacional ELO desde 2211 a 2394. Sobre esta etapa me comentó el profesor Joaquín Paz que arbitró competencias escolares de Albornoz que era un ¨torito fajador¨, siempre en sus partidas peleaba hasta el final sin aceptar tablas hasta llegar a posiciones terminales o muertas. En el 2016 se produjo otro salto de calidad en Albornoz cuando sorpresivamente lideró el grupo abierto del torneo internacional Capablanca in Memoriam hasta la 9na ronda cuando se marchó a Colombia a jugar el Campeonato Panamericano de ajedrez con 15 años, la edad límite es 20 años, por lo que jugó con atletas que lo aventajaban hasta 4 años y aún así alcanzó un meritorio 4to lugar, ascendiendo en el ELO hasta 2471 con lo que se convirtió en el mejor sub 18 años de ese momento en Cuba. En el 2017 gana la semifinal del campeonato de Cuba y clasifica por primera vez a la final donde jugó contra destacados maestros incluyendo al GM Lázaro Bruzón. En ese propio 2017 entra en el club de los 2500 puntos ELO y comienza a ganar sucesivamente sus normas de Maestro Internacional y posteriormente de Gran Maestro Internacional. A finales del año 2018 gana el fuerte Torneo Internacional Carlos Torre en Yucatán, México y en febrero del 2019 se corona campeón de Cuba en Santa Clara con 7.5 de 11 posibles, venciendo a su ¨bestia negra¨, el GM avileño Luís Ernesto Quesada quien lo había vencido en dos campeonatos nacionales juveniles impidiendo así la coronación de Albornoz en los mismos. Luego partió para Suiza donde jugó el Torneo de Jóvenes Maestros con resultados discretos pero justificados dadas las circunstancias. Albornoz tiene un ELO actual de 2577 que lo sitúa en el lugar 374 del ranking mundial, el 42 en América y el 4 en Cuba. Tiene reportada para la FIDE 721 partidas oficiales, de las que ha ganado 324 con 277 empates y 120 derrotas. Hoy 24 de abril del 2019 se encuentra Albornoz jugando un nuevo torneo en Colombia que le servirá de preparación para el Torneo Capablanca in-memoriam en el mes de mayo. Sobre sus resultados en Suiza conocí que Albornoz viajó sólo sin entrenador a Suiza, que tuvo que pagar de su bolsillo la mitad de los gastos del viaje, recordemos que Albornoz es un estudiante de 18 años, que llegó un día antes a la competencia. Los que hemos viajado a Europa conocemos las dificultades que genera el cambio de uso horario, seis horas de diferencia y el cambio de temperatura, pues viajó en invierno, desde la cálida Habana hasta la fría Suiza, sin ropa apropiada y por si esto fuera poco enfrentó problemas con la comida a la cual no se adaptó. Yo recuerdo que cuando llegué a España y me sentaba en las paradas de los buses, en bancos o asientos de metal, tenía que pararme inmediatamente porque el frío me quemaba los muslos a través de los pantalones que llevaba de Cuba no apropiados al frío invierno europeo. Carlos Daniel Albornoz Cabrera se convirtió en el campeón de Cuba más joven, sólo 18 años con dos meses, desde que Capablanca venciera en un match a Juan Corzo, en el año 1901 a la edad de 13 años recién cumplidos. Quiero retomar las palabras de agradecimiento de Albornoz cuando alcanzó su título de Gran Maestro Internacional. ¨Muy feliz y agradecido con Dios por esta bendición tan grande. ¡El tiempo de Dios es perfecto! Nunca podemos perder nuestra Fe, en las buenas y en las malas él siempre está con nosotros porque sencillamente es FIEL¨. Bellas palabras que denotan la grandeza y humildad de nuestro campeón. A continuación les transcribo la partida decisiva por el campeonato de Cuba, que ganó brillantemente Albornoz a su ¨bestia negra¨, el talentoso GM Luís Ernesto Quesada Pérez, de Ciego de Ávila, campeón nacional juvenil por dos años consecutivos venciendo a Albornoz, incluso en el campeonato celebrado en Camagüey, donde todos esperábamos el triunfo de Albornoz. Santa Clara 13 de febrero de 2019. Blancas GM Luís Ernesto Quesada Pérez. Negras. GM Carlos Daniel Albornoz Cabrera. 1-c4 Cf6. 2-g3 g6. 3- Ag2 Ag7 4- Cc3 d6. 5-e4 0-0. 6-Cge2 c5 7- 0-0 Cc6 8-d3 a6. 9-h3 Tb8. 10-a4 Cd7. 11-Ae3 Cd4. 12-f4 e6. 13-Tb1 b6. 14-b4 Ab7. 15-Dd2 f5. 16-Rh2 Rh8. 17-Cg1 cxb. 18-Txb a5. 19-Tb1 Cc5. 20-Cf3 e5. 21-exf gxf. 22-Ce1 Ac8. 23-Dd1 Ad7. 24-Tf2 exf. 25-Axf Cde6. 26-Ad2 f4. 27-Txf CxT. 28-gxf Ce6. 29-Cd5 Ac6. 30-Dg4 AxC. 31-cxA Cxf. 32-Ae4 Cg6. 33-AxC Tf2+. 34-Rg1 Df6. 35-Ae4 Tf1+. 36-Rh2 Df2+. 37-Cg2 Ae5+. 38-Af4 AxA. 39-DxA Dg1+ 40-Rg3 Tg8+. 41-Rh4 TxD+. Rinden las blancas. Sobre sus próximas metas en el ajedrez, ansía representar a Cuba en olimpíadas de ajedrez y alcanzar los 2700 puntos del ELO. Mis relaciones con el campeón son buenas pero nos vemos muy poco y cuando hablamos lo hacemos, no del ajedrez, sino de nuestra común pasión por el Real Madrid.


En cuanto a mis memorias ya voy terminando. Quiero contar la última anécdota referida a mi “bestia negra¨ Pepe Labrada. El año pasado me invitó Labradita a su casa a jugar unas partidas de blitz en el Edificio de Lugareño. Acepté y la primera partida la jugué muy cauteloso para mantener la posición y vencer por tiempo como sucedió en efecto. Esa partida me envalentonó y salí a rematarlo en las siguientes, lo cual logré fácilmente para mi asombro dándole jaque mate en varias partidas. El resultado final fue que gane todas las partidas. Al retirarme me dijo Labradita muy humildemente- ¨Morgado, te agradezco la paliza que me has dado, tenía la esperanza de jugar ajedrez nuevamente pero me has convencido que ya no puedo¨. Me quedé en una pieza, por los azahares del destino se había cerrado un largo ciclo de 35 años. En el 1987 Labradita me dio jaque mate en una partida decisiva y me hizo desistir de mi propósito original de ser ajedrecista profesional y en cambio me hice abogado. En el 2018, por ese optimismo infundado que tenemos todos los ajedrecistas, Labradita se ilusionó con volver a competir y esta vez fui yo el cruel instrumento del destino que lo hizo desistir. Pepe Labrada es todo un caballero del ajedrez y de la vida, merece descansar sin arriesgar su bien ganada reputación. En cuanto a mí, marché a mi casa con una enorme sensación de paz, había quedado conforme conmigo mismo, ya no tenía que probarme más nada en el ajedrez. Desde entonces solo juego ajedrez muy esporádicamente con algún amigo. Para nada se me ocurriría competir nuevamente porque tendría que prepararme rigurosamente y hoy en día con los modernos módulos informáticos, las numerosas video clases en los canales de Youtube, los aficionados cada día están mejor preparados. Las posibilidades modernas de preparación son ilimitadas, cualquier aficionado en su casa con una computadora y acceso a internet puede autopreparse eficazmente y competir con éxitos en torneos de ajedrez. Atrás quedaron los tiempos de mi niñez, en que copiaba a mano en una libreta las líneas de aperturas y los Informadores Yugoeslavo eran inaccesibles, privilegios de pocos maestros escogidos. En esta era digital el ajedrez ha cambiado drásticamente en su propia concepción del juego. Los principios inmutables que me enseñaron mis profesores de desarrollar las piezas, ocupar el centro, enrocarme, proteger el rey y sólo entonces buscar planes para progresar en la posición, ya son principios relativos. El desarrollo de los módulos digitales ha propiciado muchas líneas de aperturas en que los rivales no pierden el tiempo en enrocarse y se atacan mutuamente prevaleciendo las posibilidades tácticas por encima de los conceptos estratégicos. Muchas líneas que yo jugaba hoy están totalmente agotadas y refutadas y no dan posibilidad alguna de victoria, como por ejemplo el gambito Tartakover-Morra-Matulovic contra la Defensa Siciliana. En la era pre-digital del ajedrez, cuando el rival amenazaba con capturar una pieza, el primer pensamiento era defenderla o retirarle. En la era digital caracterizada por el juego táctico, el primer pensamiento es buscar realizar una amenaza propia superior a la amenaza de captura de la pieza por el oponente. Así se dan partidas en que una amenaza se monta sobre la otra y se producen grandes burbujas de varias piezas simultáneamente amenazadas. Lo que el maestro Orlando Martín llama ¨el churrero¨. De forma que para los viejos ajedrecistas formados en la era pre-digital se impone la necesidad de desaprender lo aprendido y formarse en los nuevos conceptos. Es un tema muy interesante sobre el que quisiera escribir algún día. Si con mis memorias he lastimado a alguien pido perdón sinceramente. Fin


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Gaspar, El Lugareño Headline Animator

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