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Sunday, March 12, 2023

Alvin Ailey (por Florencia Guglielmotti)

Nota del blog: Sección semanal dedicada al Ballet y la Danza, a cargo de la la ballerina, coreógrafa y profesora Florencia Guglielmotti.

Los textos anteriores, se pueden leer en este enlace.


Alvin Ailey nació el 5 de enero de 1931 en Texas. Fue criado por su madre, Lula Elizabeth Ailey, ya que su padre, también llamado Alvin, abandonó a la familia cuando Alvin tenía seis meses. Junto a su madre tuvieron que mudarse repetidamente puesto que durante la Gran Depresión resultaba difícil para una madre soltera afroamericana conseguir trabajo. Era una época de segregación racial, que incluía violencia física y linchamientos contra afroamericanos.

En 1942 se muda a Los Ángeles. Al tiempo que estaba terminando sus estudios secundarios, practicaba canto en la iglesia, escribía poesías y asistía regularmente a espectáculos en el Teatro Lincoln y en el Teatro Orpheum.


En 1949 comienza sus estudios de danza con Lester Horton, quien resultaría ser la principal influencia de Ailey, convirtiéndose en su mentor. En su escuela se formó en una amplia gama de estilos y técnicas: ballet, jazz y danzas nativas americanas. Al igual que todos los estudiantes de Horton, Ailey también estudió pintura, actuación, música, escenografía y vestuario. Cabe destacar que la escuela de Horton fue la primera escuela multi-racial de danza en los Estados Unidos.

A los 22 años, Ailey comenzó a estudiar tiempo completo en la escuela de Horton y ese mismo año (1953) se unió a la compañía, Lester Horton Dance Theater. Durante este período Ailey también actuó en varias películas de Hollywood.

Horton murió trágicamente en noviembre del ’53. La compañía quedó sin director artístico y con varios contratos pendientes. Fue Ailey quien asumió el compromiso y, pese a su juventud y falta de experiencia, comenzó a coreografiar y a dirigir.

En 1954, fue invitado a Nueva York a bailar en un espectáculo de Broadway, “Casa de las Flores” de Truman Capote, protagonizada por Pearl Bailey y Diahann Carroll. Participó también en varias producciones más y allí se dio cuenta que la escena de la danza moderna de Nueva York, por esos años, no era de su agrado. Tomó clases con Martha Graham, Doris Humphrey y José Limón, pero sentía que la danza de Graham era «melindrosa y extraña» y las técnicas de Humphrey y Limón no le gustaban. Al no poder encontrar una técnica similar a la de Horton comenzó a crear sus propias obras.


Así fue como en 1958 formó su propio grupo, Alvin Ailey American Dance Theatre, cuyo debut fue el 30 de marzo de ese mismo año. Entre sus primeros trabajos destaca “Blues Suite”, una pieza creada a partir de canciones de blues. Ailey insistió en una experiencia teatral completa, con acento en los trajes, la iluminación y el maquillaje. Una obra de intenso atractivo emocional que expresa el dolor y la ira de los afroamericanos, no solo fue un éxito instantáneo, sino que definió el estilo de Ailey.

Otro de sus trabajos más reconocidos, si no el más importante es “Revelations” (1960), donde Ailey trabajo sobre el blues, el spiritual y el gospel. Esta combinación derivó en la creación de su obra más popular y aclamada por la crítica. Originalmente, Ailey pretendía que esta danza fuera la segunda parte de una obra mayor, que incluyera el mayor repertorio de música afroamericana posible y que comenzó con “Blues Suite”.


Ailey creó 79 trabajos para su compañía, de la cual estaba orgulloso por ser multirracial. Si bien quería dar oportunidades a los bailarines negros, que a menudo eran excluidos de las compañías, también quería superar el tema de la negritud. En su compañía siempre se emplearon artistas basándose únicamente en el talento artístico y la integridad, independientemente de su etnicidad.


Ailey valoraba el eclecticismo, por lo que utilizaba la combinación de técnicas que mejor se adaptasen a ese momento en particular. Es por ello que más que una técnica, creó un estilo. En sus bailarines buscaba líneas largas, con pies hábilmente articulados y el tipo de preparación física general que aporta el ballet, combinado con un torso dramáticamente expresivo, típico de la danza moderna.


Ailey murió a los 58 años, el 1 de diciembre de 1989, producto del SIDA. Es uno de los grandes pioneros en la inclusión cultural, su trabajo es una importante contribución a la cultura estadounidense en particular y al mundo de la danza en general. Tras su fallecimiento, la compañía quedó bajo la dirección artística de Judith Jamison hasta el 2011, cuando asumió Robert Battle, quien continúa con el legado de Alvin Ailey.






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Florencia Guglielmotti reside en la Ciudad de Buenos Aires (Argentina). Es Profesora de Danza (titulada en la Escuela Nacional de Danzas "María Ruanova"), Licenciada y Profesora de Artes (recibida en la Universidad de Buenos Aires). Cursó estudios en la Escuela Nacional de Ballet de Cuba. Es Miembro de International Dance Council CID (UNESCO).

Actualmente se desempeña como Profesora de Danza Clásica y como Profesora Titular de Historia de la Danza en la Escuela Superior de Enseñanza Artística "Aída V. Mastrazzi". Email: florenciagu@gmail.com

Wednesday, March 8, 2023

A ti Mujer ... (by José Luis Perales)



A ti, mujer,
No importa quien seas,
Ni de donde vengas,
Ni por que te vas.

Mujer,
Quisiera escribirte una carta de amor.
Porque eres el centro en el universo
Y creo en ti.

Mujer,
Que tocas la noche y la llenas de luz,
Que tienes problemas, anhelos y penas
Y creo en ti.

...

Sunday, March 5, 2023

Doris Humphrey (por Florencia Guglielmotti)

Nota del blog: Sección semanal dedicada al Ballet y la Danza, a cargo de la la ballerina, coreógrafa y profesora Florencia Guglielmotti.

Los textos anteriores, se pueden leer en este enlace.


Doris Humphrey nació el 17 de octubre de 1895, en Oak Park, Illinois (Estados Unidos). Inició sus estudios de danza en la ciudad de Chicago, primero aprendió danzas folclóricas y de salón, y luego ingresó a la Francis W. Parker School donde tomó clases de danza clásica con Josephine Hatlanek. En 1913 comenzó a enseñar danzas de salón pero cuatro años más tarde, en 1917, lo dejó y se mudó Los Ángeles para ingresar a la Denishawn School donde rápidamente ingresa a la compañía, desempeñándose como bailarina principal y asistente de Ruth Saint Denis.


En 1928, junto a Charles Weidman, abandonan la Denishawn y forman una compañía independiente en New York. De este período se destacan obras como "Water Study” (1927), “The Shakers” (1931), “New Dance Trilogy” (1935-1936) o “Passacaglia and Fugue in C Minor” (1938). En ellas encontramos una fuerte impronta característica de Humphrey: coreografías despojadas de virtuosismo y de grandes solos, donde el principio regente es bailar de adentro hacia afuera, esto es crear movimientos especialmente para expresar estados emocionales y físicos específicos. Sus obras intentan trasmitir la necesidad de solidaridad y empatía entre todos los hombres para conseguir que el mundo sea un lugar mejor, de allí que prevalezcan las coreografías grupales. Hay que tener en cuenta el momento en que estas coreografías son creadas, en el marco de las Guerras Mundiales, el nazismo y las consecuencias que tuvieron sobre la sociedad.


A causa de una artritis severa, Humphrey debió retirarse de los escenarios en 1944, para dedicarse íntegramente a la docencia y a la coreografía. Así, entre1946 y 1957 fue directora artística de la compañía de José Limón, y en 1954 fundó la Juilliard Dance Theatre, compañía adscrita a la Juilliard School (Nueva York), donde estrenó “Down in New York” (1956) y “Descent into the Dream” (1957).

En cuanto a su técnica, no está codificada ni plantea parámetros fijos, sino que establece principios que rigen los movimientos. Cada secuencia, cada movimiento debe ser acorde y surgir del sentimiento que lo genera. Humphrey estudió diferentes movimientos habituales (como la caminata y la respiración) y notó que siempre hay un momento de suspensión en contra de la gravedad seguido por otro movimiento opuesto, de caída, a favor de la gravedad. A partir de allí elabora el principio rector de sus coreografías, el principio de caída y recuperación, que ella define como un “arco entre dos muertes”, es decir el puente existente entre dos puntos estáticos, uno antes y otro luego de la caída. En 1959 publicó “El arte de crear danzas” donde pone de manifiesto sus ideas sobre la danza, su creación, los intérpretes y requerimientos para ser coreógrafo.


Doris Humphrey falleció en Nueva York, a los 63 años, el 29 de diciembre de 1958. Sus obras son representadas en la actualidad por gran cantidad de compañías, fundamentalmente norteamericanas, y sus trabajos y enseñanzas influyeron fuertemente en la siguiente generación de creadores, como en Merce Cunningham, José Limón y Alvin Ailey.





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Florencia Guglielmotti reside en la Ciudad de Buenos Aires (Argentina). Es Profesora de Danza (titulada en la Escuela Nacional de Danzas "María Ruanova"), Licenciada y Profesora de Artes (recibida en la Universidad de Buenos Aires). Cursó estudios en la Escuela Nacional de Ballet de Cuba. Es Miembro de International Dance Council CID (UNESCO)

Actualmente se desempeña como Profesora de Danza Clásica y como Profesora Titular de Historia de la Danza en la Escuela Superior de Enseñanza Artística "Aída V. Mastrazzi". florenciagu@gmail.com

Sunday, February 26, 2023

Sophie Maslow (por Florencia Guglielmotti)

Nota del blog: Sección semanal dedicada al Ballet y la Danza, a cargo de la la ballerina, coreógrafa y profesora Florencia Guglielmotti.

Los textos anteriores, se pueden leer en este enlace.


Sophie Maslow nació el 22 marzo de 1911 en New York, sus padres eran de origen ruso y de religión judía. Comenzó sus estudios de danza en el famoso Neighborhood Playhouse teniendo como maestros primero a Blanche Talmud y luego a Martha Graham y Louis Horst. En 1931 ingresó a la compañía de Martha Graham donde permaneció hasta 1940, participando en muchas de sus obras más reconocidas, como “Primitive mysteries” (1931), “American document” (1938) y “Letter to the World” (1940).

Luego de la Crisis del ’29 y con el ascenso de las luchas de los obreros por más derechos, Maslow junto a otras jóvenes bailarinas militantes y, en su mayoría, de origen judío, como Anna Sokolow y Jean Erdman, fundan el New Dance Group, que ofrecía clases de danza a bajos precios con la intención de difundir la danza moderna y, paralelamente, concientizar sobre temas sociales y fomentar la integración cultural. Es allí donde Maslow comienza su trabajo coreográfico, con obras como “Themes from a Slavic People” (1934), con música de Béla Bartók, y “Two Songs About Lenin” (1934). Marta Graham y Doris Humprey también realizaron coreografías para este grupo. En relación a su activismo político, Maslow consideraba que su trabajo estaba más inspirado en una herencia personal que en una ideología política y sostenía que su padre, un impresor socialista de Moscú, le había dado el espíritu revolucionario y la capacidad de trabajar como parte de un grupo.


Junto a Jane Dudley y William Bales conformaron el Dudley-Maslow-Bales Trio, que permaneció activo entre 1942 y 1954. Para esta compañía creó, entre otras obras, “Folksay” (1942), con canciones folclóricas de Woody Guthrie y textos de Carl Sandburg, donde evoca la vida rural norteamericana, “Champion” (1948), basada en la historia de un boxeador que haría cualquier cosa por llegar a la cima, “The village I knew” (1949), basada en historias de Sholom Aleichem, y “Manhatan celebration” (1954).

Fue miembro fundador del American Dance Festival del Connecticut College, cuya primera edición fue en 1948. Hacia 1955 forma su propio grupo, en New York, la Sophie Maslow and Company, donde las obras tienen un marcado tono político. Y en 1975, junto a Joyce Trisler, fundan la Dancecompany. Paralelamente, trabaja con otras compañías, por ejemplo con la Batsheva Dance Company de Israel, donde vuelve a montar, en 1950, “The village I knew”.


Entre sus trabajos también se incluyen "Dust Bowl Ballads" (1941), que representaba la vida de la gente de sudoeste durante la Gran Depresión, “Rain Check (1958), “Poem” (1963), “From de book of Ruth” (1964), “Neither rest nor harbor” (1969), “Touch the earth” (1973), “Such sweet Thunder” (1975), “The decathlon études” (1976) y “Woody sez” (1980), entre otros. Maslow también coreografió para el Off-Broadway, destacándose los musicales "Sandhog" (1954) y "The Big Winner" (1974), sobre un pobre sastre que gana una fortuna en la lotería.


Continuó enseñando y coreografiando, siempre en la ciudad de New York, hasta el final de su vida. El 25 de junio de 2006 Sophie Maslow falleció en Manhattan, a los 95 años, dejando una vasta obra que, si se la estudia con detenimiento, siempre sostiene aquellos preceptos que enarbolara con el New Dance Group: “La danza moderna es una arma para la transformación social”.



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Florencia Guglielmotti reside en la Ciudad de Buenos Aires (Argentina). Es Profesora de Danza (titulada en la Escuela Nacional de Danzas "María Ruanova"), Licenciada y Profesora de Artes (recibida en la Universidad de Buenos Aires). Cursó estudios en la Escuela Nacional de Ballet de Cuba. Es Miembro de International Dance Council CID (UNESCO)

Actualmente se desempeña como Profesora de Danza Clásica y como Profesora Titular de Historia de la Danza en la Escuela Superior de Enseñanza Artística "Aída V. Mastrazzi". florenciagu@gmail.com

Sunday, February 19, 2023

Pearl Lang (por Florencia Guglielmotti)

Nota del blog: Sección semanal dedicada al Ballet y la Danza, a cargo de la la ballerina, coreógrafa y profesora Florencia Guglielmotti.

Los textos anteriores, se pueden leer en este enlace.


El 29 de mayo 1921 nacía en Chicago Pearl Lack, quien hacia comienzos de la década de 1940 cambiaría su nombre a Pearl Lang. La primera vez que asistió a un espectáculo de danza fue a los 6 años, cuando la llevaron a una presentación de las Irma Duncan Dancers. A los 12 años comenzó sus estudios de actuación, en el Goodman Theatre, y de danza con Francis Allis, quien impartía una técnica muy similar a la de Martha Graham. Algunos años después, participó en la Compañía de Allis.

Sus primeras obras las creó en su escuela, con sólo 10 años de edad y sin ninguna formación, y a los 16 realizó un coreografía sobre la “Pequeña serenata nocturna” de Mozart. A los 17 años, en 1938, gracias a una beca, pudo estudiar en la Universidad de Chicago, en el programa de creatividad artística, al tiempo que también estudiaba con Nicholas Tsoukalas y participaba del Federal Dance Project con la dirección de Ruth Page. En 1941, al finalizar su curso en la Universidad, se traslada a Nueva York donde realiza un curso de verano con Martha Graham. Este curso marcaría su futuro profesional como bailarina y coreógrafo. También, aprovechó la oportunidad para estudiar con Louis Horst. Ese mismo año se incorpora a la Martha Graham Dance Companie, debutando en “Punch and the Judy”. Al año siguiente, en 1942, asciende a bailarina solista, puesto en el que permanece hasta 1952. A partir de allí y hasta finales de los años ‘70 regresa varias veces a la Compañía como artista invitada, participando, además, de numerosas giras internacionales.


Para ella, Martha Graham creó el rol de la Mujer de Rojo en “Diversion of angels” (1948); así mismo participó en numerosas obras: fue una de las Tres Marías de “El penitente” (1947) e interpretó el rol protagónico en “Appalachian springs” (1944), participó de la reposición de “Letter to the World” (estrenada previamente, en 1940). También fue parte del elenco original de obras como “Punch and the Judy” (1941, mencionada anteriormente), “Land Be Bright” (1942), “Deaths and Entrances” (1943), “Imagined Wing” (1944), “Dark Meadow” (1946), “Night Journey” (1947), “Ardent Song” (1954) y “Clytemnestra” (1958).

Realizó, simultáneamente, una exitosa carrera como coreógrafa de musicales de Broadway, destacándose los éxitos de “One touch of Venus” (1943), “Carousel” (1945), “Finian's rainbow” (1947) y “Peer Gynt” (1951), sobre la obra de Henrik Ibsen, interpretada por John Garfield.


Tras su salida de la Compañía de Graham, en 1952, creó su propio grupo de danza, el Pearl Lang Dance Theatre, para el que creó más de sesenta obras coreográficas, siendo 36 de ellas basadas en temáticas judías, como “Rites” (1953) y “Shirah” (1960), ya que Lang era admiradora de la cultura judía y de las tradiciones hebreas. También creó solos destacándose “Moonsong” y “Windsong” (ambos de 1952).

También, Lang coreografió para prestigiosas compañías como el HET, Dutch National Ballet, el Boston Ballet, la Batsheva Dance y para la compañía de Graham creó “The possessed” (1974).


Durante años se desempeñó como docente en la Julliard School (1952/69), en Yale University School of Drama (1954/68) y en la Neighborhood Playhouse (1963/68). También dictó los cursos de técnica y composición en la Graham School, y se destacó por sus clases a grandes bailarines y coreógrafos, como Pina Bausch, Madonna, Eliot Feld y Bruce Marks. También se desempeñó como directora de danza moderna en Jacob's Pillow. Obtuvo gran cantidad de premios y reconocimientos, entre ellos la beca Guggenheim en dos ocasiones (1960 y 1969), el Martha Graham Award como bailarina y coreógrafa, el premios del Workmen's Circle por su contribución a través de la danza a la cultura judía; el premio a la excelencia judía en el arte del Queens College y el Doctorado Honoris Causa en Bellas Artes de la Juilliard School (1995).

A los 87 años, mientras se recuperaba de una operación de cadera, Lang sufrió un ataque al corazón. Falleció el 24 de febrero de 2009, en su casa de Manhattan. Pearl Lang fue una pieza fundamental en el desarrollo y afianzamiento de la danza moderna estadounidense.



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Ver en el blog


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Florencia Guglielmotti reside en la Ciudad de Buenos Aires (Argentina). Es Profesora de Danza (titulada en la Escuela Nacional de Danzas "María Ruanova"), Licenciada y Profesora de Artes (recibida en la Universidad de Buenos Aires). Cursó estudios en la Escuela Nacional de Ballet de Cuba. Es Miembro de International Dance Council CID (UNESCO).

Actualmente se desempeña como Profesora de Danza Clásica y como Profesora Titular de Historia de la Danza en la Escuela Superior de Enseñanza Artística "Aída V. Mastrazzi". Email: florenciagu@gmail.com.

Chapucerías (un documental de Enrique Colina. Cuba. Año 1987)

 

Sunday, February 12, 2023

Anna Pavlova (por Florencia Guglielmotti)

Nota del blog: Sección semanal dedicada al Ballet y la Danza, a cargo de la la ballerina, coreógrafa y profesora Florencia Guglielmotti.

Los textos anteriores, se pueden leer en este enlace.


Anna Pavlova nació prematuramente el 12 de febrero de 1882 en San Petersbusgo (Rusia), de origen campesino. Su padre falleció cuando tenía tan solo dos años y se desconoce su verdadera identidad, aunque se sospecha que Anna era hija ilegítima de un conocido banquero, Lázar Polyakov. Era una niña muy delgada y proclive a enfermarse, por eso su madre decidió enviarla a pasar un tiempo con su abuela en el campo, en Ligovo, para que el aire fresco y puro la ayudara con su salud. Allí se enamoró de la naturaleza, del movimiento de los animales en el campo, lo que inspiró muchas de sus interpretaciones posteriores.

Su interés por el ballet comenzó cuando tenía ocho años, tras asistir con su madre a una función de “La bella durmiente” en el Teatro Imperial. Fue solo dos años después, en 1892, cuando ingresa a la famosa Escuela del Ballet Imperial. Durante siete años de intensa práctica y perfeccionamiento, luchó con su imagen de bailarina débil ya que en la época, la mayoría de las bailarinas eran más robustas y compactas debido al tipo de trabajo técnico que realizaban. Su primer maestro, Pavel Gerdt, le insistió para que continuara sus estudios y no abandonara su sueño, le hizo ver que su debilidad era su mayor fortaleza. Así fue como, posteriormente, se destacó en los roles más etéreos y delicados del repertorio, como “Giselle”, “Las sílfides” o “La muerte del cisne”, creada especialmente para ella por M. Fokine. Durante sus años de escuela, también estudió con otros grandes maestros de la época, como Ekaterina Vazen, Christian Johansen y Marius Petipá, entre otros.


Su debut con el Ballet se produjo en 1899 con “La virgen vestal” y en 1906 la nombraron Prima Ballerina, tras el estreno y éxito de “La muerte del cisne”. En 1909 se unió a los Ballet Ruses dirigidos por Serguei Diaghilev donde realizó varias giras por Europa y Estados Unidos.

Entre 1911 y 1925 tuvo su propia compañía, que en un principio contaba con tan solo ocho bailarines pero, frente a una importante gira por América en 1913 se amplió. El repertorio estaba compuesto por varias obras del Siglo XIX pero también por los ballets “The Fairy Doll” (1914) de Ivan Clustine, “Dragonfly” (Kreisler, 1914), “California Poppy” (Tchaikovsky, 1916) y “Autumn Leaves” (Chopin, 1918) con coreografía de la propia Pavlova. Ella estaba decidida a bailar en cualquier lugar donde hubiera un público ávido de disfrutar de sus presentaciones. Así fue como se presentó en el Hipódromo de New York y en el palacio del rey Eduardo y la reina Alejandra en Londres. Siempre tenía funciones programadas, sólo descansaba el 31 de diciembre.


Durante sus giras entabló amistad con Mary Pickford, Charles Chaplin y Douglas Fairbanks, quienes la convencieron de filmar fragmentos de sus funciones con la finalidad de realizar una película sobre su arte. El proyecto se materializó recién en 1935 con el estreno de “The Inmortal Swan” dirigida por Edward Nakhimoff.

La muerte la encontró en La Haya (Paises Bajos) el 23 de enero de 1931. Unos días antes, el tren en el que viajaba se accidentó y, en mitad del invierno, Anna salió en camisón a ayudar a los heridos. El frío se apoderó de sus pulmones y rápidamente la pulmonía se llevó su vida. Su arte, sin embargo, sobrevivió. Pavlova fue, es y será una de las grandes inspiraciones de todas las bailarinas del mundo.




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Ver en el blog: Sobre los Ballet Russes... (por Florencia Guglielmotti)

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Florencia Guglielmotti reside en la Ciudad de Buenos Aires (Argentina). Es Profesora de Danza (titulada en la Escuela Nacional de Danzas "María Ruanova"), Licenciada y Profesora de Artes (recibida en la Universidad de Buenos Aires). Cursó estudios en la Escuela Nacional de Ballet de Cuba. Es Miembro de International Dance Council CID (UNESCO).

Actualmente se desempeña como Profesora de Danza Clásica y como Profesora Titular de Historia de la Danza en la Escuela Superior de Enseñanza Artística "Aída V. Mastrazzi". florenciagu@gmail.com

Sunday, January 29, 2023

Mijail Barishnikov (por Florencia Guglielmotti)

Nota del blog: Sección semanal dedicada al Ballet y la Danza, a cargo de la la ballerina, coreógrafa y profesora Florencia Guglielmotti.

Los textos anteriores, se pueden leer en este enlace.


Su nombre completo es Mijail Nikoláyevich Barishnikov y nació el 27 de enero de 1948 en Riga, Letonia, perteneciente a la URSS. Sus padres eran de origen ruso, él era oficial del ejército y ella era costurera. Su infancia transcurrió entre la escuela y las clases de natación y futbol, era un niño muy activo. Su madre, que era aficionada al ballet, envió una solicitud de ingreso a la Escuela de Ballet del Teatro de la Ópera de Riga y Misha (diminutivo de Mijail) fue aceptado para comenzar sus estudios al año siguiente, en 1960. Ese mismo año su madre se quita la vida y él queda al cuidado de su padre y su abuela. En la Escuela del Teatro aprendió francés y piano, paralelamente a sus clases de ballet. Aunque en un principio tenía como meta ser concertista de piano, su interés fue virando hacia el ballet.


Viaja a Leningrado en 1963 y solicita ingresar a la Academia Vagánova de Ballet, en la cual fue rápidamente admitido, formándose con el maestro Aleksandr Pushkin, quien fuera anteriormente maestro de Rudolf Nureyev. En 1966, tras finalizar sus estudios en la Academia y debido a su técnica pulida y sus dotes interpretativas, ingresa al Ballet Kirov directamente como solista (siendo que la mayoría de los bailarines iniciaban sus carreras profesionales en el cuerpo de baile), debutando en el ballet “Giselle”. Viaja a Bulgaria para participar del reconocido concurso de Varna, donde gana la medalla de oro. 1968 también fue un gran año para Barishnikov: debuta como primer bailarín en “Goryanka” de Oleg Vinográdov, quien realizó la coreografía especialmente para él, recibió el premio Nijinsky y ganó la medalla dorada en el primer concurso de ballet de Moscú.

A pesar del éxito y reconocimiento del que gozaba en el Ballet Kirov, y de estar en pareja con la gran bailarina Irina Kolpakova, Mijaíl deseaba trabajar con otros coreógrafos y sobre otros repertorios. Es por ello que durante la gira de 1974 por Canadá, a la cual fue invitado por el coreógrafo Roland Petit, decidió pedir asilo político en Toronto, desertando del Ballet Kirov. Luego de realizar una versión para tv de “La Sílfide” junto al Ballet Nacional de Canadá, se trasladó a Estados Unidos donde se incorporó al American Ballet Theatre como bailarín principal. También participó en funciones y giras junto al New York City Ballet. En 1980 se convirtió en director artístico del ABT, cumpliendo con el doble rol de bailarin/director, lo que le permitió crear versiones propias de algunos de los ballets más clásicos del repertorio.


Así, durante su larga y prolífica carrera en Estados Unidos, trabajó junto a los grandes coreógrafos de la segunda mitad del siglo XX, como George Balanchine, Frederick Ashton, Jerome Robbins y Twyla Tharp, entre otros.

Hacia 1990 decidió abandonar el ballet para volcarse hacia la danza moderna fundando el White Oak Dance Project, junto a Mark Morris, al que dirigió artísticamente entre 1990 y 2002. En el año 2000 obtuvo el premio John F. Kennedy Center. En 2004 abrió su Centro de las Artes en Nueva York. En el año 2006 recibió el doctorado honoris causa de la Universidad de Nueva York y en 2007 el del Conservatorio Shenandoah de la Universidad de Shenandoah.


Paralelamente a su carrera dancística, incursionó como actor cinematográfico, debutando en el film “Momento de decisión” (1977), lo que le valió una nominación como actor a los premios Oscar. En 1985 llegó el éxito de “Sol de medianoche”, coreografiada por Twyla Tharp y coprotagonizada por Gregory Hines e Isabella Rossellini, y en 1987 participó en “Dancers” junto a Alessandra Ferri. También participó en otros fims no relacionados con la danza, como “Espías sin fronteras” (1991) y “Jack Ryan” (2014).

También realizó algunos especiales de danza para televisión, como “Carmen”, “Cascanueces” y “Don Quijote”, entre los más destacados, interpretó a Aleksandr Petrovsky, el novio de Carrie Bradshaw (Sarah Jessica Parker), en la última temporada de “Sex and the city”, y más recientemente participó en la segunda temporada de la serie Doll & Em.

Actualmente divide su tiempo entre el montaje de versiones propias de ballets de repertorio en los más reconocidos teatros del mundo y la actuación teatral, bastante volcada hacia lo performativo, lo cual le valió varias nominaciones a los premios Tony. Hoy Misha sigue siendo un gran artista, de enorme sensibilidad, reconocido en todo el mundo como el mejor bailarín del siglo XX.





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Florencia Guglielmotti reside en la Ciudad de Buenos Aires (Argentina). Es Profesora de Danza (titulada en la Escuela Nacional de Danzas "María Ruanova"), Licenciada y Profesora de Artes (recibida en la Universidad de Buenos Aires). Cursó estudios en la Escuela Nacional de Ballet de Cuba. Es Miembro de International Dance Council CID (UNESCO).

Actualmente se desempeña como Profesora de Danza Clásica y como Profesora Titular de Historia de la Danza en la Escuela Superior de Enseñanza Artística "Aída V. Mastrazzi". Email: florenciagu@gmail.com

Tuesday, January 24, 2023

Rogelio Zelada, Honras Fúnebres. (por Carlos Cabezas)

Foto Cristina Cabrera Jarro|FC
Website Archdiocese of Miami
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Nuestro querido hermano y amigo Rogelio Zelada falleció en la madrugada del domingo después de una larga y penosa enfermedad.

Éste martes se ha dado a conocer los horarios de sus honras fúnebres que serán: sábado 28 de enero del presente a partir de las 10:00 a.m. hasta las 11:30 a.m. en que se celebrará la misa. Todo a los pies de la Virgen de la Caridad en su Santuario Nacional (antigua Ermita), tal como él le solicitó a su amada esposa Paquita.

Rogelio fue miembro de la Comisión de Liturgia de la Arquidiócesis de Miami, a cargo de la formación de los Ministros Litúrgicos Hispanos de la Arquidiócesis. Gracias a su experiencia impartió cursos de Teología, Sagrada Escritura y Liturgia en el Instituto Pastoral del Sureste, en el Seminario St. John Vianney y en el Instituto del Noroeste.

Estudió Filosofía y varios cursos de Teología en el Seminario San Carlos y San Ambrosio de La Habana y obtuvo una maestría en Teología Pastoral en la Universidad Barry. Realizó 10 años de trabajo pastoral en el Instituto Pastoral del Sureste; fue director asociado de la Oficina de Culto y Vida Espiritual de la Arquidiócesis y magnífico columnista del periódico diocesano La Voz Católica, entre otras actividades.

Rogelio Zelada ha realizado interesantes publicaciones como el “Libro del Culto a la Virgen”, de la editorial Alfredo Ortells, Valencia, (España); y “Las Advocaciones Marianas en la Religiosidad Popular Latinomericana” y Documentaciones Sureste (SEPI).

Yo fuí su último párroco en Cuba, donde dirigió el Coro de Cristo Rey. Compuso muchas canciones religiosas junto al maestro Orlando Rodríguez, Zelada escribía las letras y Rodrígues las musicalizaba, como ocurrió con la más famosa de ellas: "Virgen Mambisa".

Fue todo un artista: pintaba y dibujaba, decoraba imágines y altares, lograba todo lo que se proponía gracias a su gran inteligencia y gusto excelente.

Descansa en paz querido amigo y que la Virgen de la Caridad te proteja bajo su manto y de sitio en su barca para ser junto a ella amor.

(Enero 25, 1998) Misa de Juan Pablo II en La Habana. Video y texto de la Homilía.




MISA EN LA HABANA
HOMILÍA DEL SANTO PADRE


Plaza José Martí
Domingo, 25 de enero de 1998



1. «Hoy es un día consagrado a nuestro Dios: No hagan duelo ni lloren» (Ne, 8, 9). Con gran gozo presido la Santa Misa en esta Plaza de «José Martí», en el domingo, día del Señor, que debe ser dedicado al descanso, a la oración y a la convivencia familiar. La Palabra de Dios nos convoca para crecer en la fe y celebrar la presencia del Resucitado en medio de nosotros, que «hemos sido bautizados en un mismo Espíritu para formar un solo cuerpo» (1Co 12, 13), el Cuerpo místico de Cristo que es la Iglesia. Jesucristo une a todos los bautizados. De Él fluye el amor fraterno tanto entre los católicos cubanos como entre los que viven en cualquier otra parte, porque son «Cuerpo de Cristo y cada uno es un miembro» (1Co 12, 27). La Iglesia en Cuba, pues, no está sola ni aislada, sino que forma parte de la Iglesia universal extendida por el mundo entero.

2. Saludo con afecto al Cardenal Jaime Ortega, Pastor de esta Arquidiócesis, y le agradezco las amables palabras con las que, al inicio de esta celebración, me ha presentado las realidades y las aspiraciones que marcan la vida de esta comunidad eclesial. Saludo asimismo a los Señores Cardenales aquí presentes, venidos desde distintos lugares, así como a todos mis hermanos Obispos de Cuba y de otros Países que han querido participar en esta solemne celebración. Saludo cordialmente a los sacerdotes, religiosos y religiosas, y a los fieles reunidos en tan gran número. A cada uno le aseguro mi afecto y cercanía en el Señor. Saludo deferentemente al Señor Presidente doctor Fidel Castro Ruz, que ha querido participar en esta Santa Misa.

Agradezco también la presencia de las autoridades civiles que han querido estar hoy aquí y les quedo reconocido por la cooperación prestada.

3. «El Espíritu del Señor está sobre mí, porque Él me ha ungido. Me ha enviado para anunciar el Evangelio» (Lc 4, 18). Todo ministro de Dios tiene que hacer suyas en su vida estas palabras que pronunció Jesús en Nazaret. Por eso, al estar entre Ustedes quiero darles la buena noticia de la esperanza en Dios. Como servidor del Evangelio les traigo este mensaje de amor y solidaridad que Jesucristo, con su venida, ofrece a los hombres de todos los tiempos. No se trata en absoluto de una ideología ni de un sistema económico o político nuevo, sino de un camino de paz, justicia y libertad verdaderas.

4. Los sistemas ideológicos y económicos que se han ido sucediendo en los dos últimos siglos con frecuencia han potenciado el enfrentamiento como método, ya que contenían en sus programas los gérmenes de la oposición y de la desunión. Esto condicionó profundamente su concepción del hombre y sus relaciones con los demás. Algunos de esos sistemas han pretendido también reducir la religión a la esfera meramente individual, despojándola de todo influjo o relevancia social. En este sentido, cabe recordar que un Estado moderno no puede hacer del ateísmo o de la religión uno de sus ordenamientos políticos. El Estado, lejos de todo fanatismo o secularismo extremo, debe promover un sereno clima social y una legislación adecuada que permita a cada persona y a cada confesión religiosa vivir libremente su fe, expresarla en los ámbitos de la vida pública y contar con los medios y espacios suficientes para aportar a la vida nacional sus riquezas espirituales, morales y cívicas.

Por otro lado, resurge en varios lugares una forma de neoliberalismo capitalista que subordina la persona humana y condiciona el desarrollo de los pueblos a las fuerzas ciegas del mercado, gravando desde sus centros de poder a los países menos favorecidos con cargas insoportables. Así, en ocasiones, se imponen a las naciones, como condiciones para recibir nuevas ayudas, programas económicos insostenibles. De este modo se asiste en el concierto de las naciones al enriquecimiento exagerado de unos pocos a costa del empobrecimiento creciente de muchos, de forma que los ricos son cada vez más ricos y los pobres cada vez más pobres.

5. Queridos hermanos: la Iglesia es maestra en humanidad. Por eso, frente a estos sistemas, presenta la cultura del amor y de la vida, devolviendo a la humanidad la esperanza en el poder transformador del amor vivido en la unidad querida por Cristo. Para ello hay que recorrer un camino de reconciliación, de diálogo y de acogida fraterna del prójimo, de todo prójimo. A Esto se le puede decir: el Evangelio social de la Iglesia.

La Iglesia, al llevar a cabo su misión, propone al mundo una justicia nueva, la justicia del Reino de Dios (cf. Mt 6, 33). En diversas ocasiones me he referido a los temas sociales. Es preciso continuar hablando de ello mientras en el mundo haya una injusticia, por pequeña que sea, pues de lo contrario la Iglesia no sería fiel a la misión confiada por Jesucristo. Está en juego el hombre, la persona concreta. Aunque los tiempos y las circunstancias cambien, siempre hay quienes necesitan de la voz de la Iglesia para que sean reconocidas sus angustias, sus dolores y sus miserias. Los que se encuentren en estas circunstancias pueden estar seguros de que no quedarán defraudados, pues la Iglesia está con ellos y el Papa abraza con el corazón y con su palabra de aliento a todo aquel que sufre la injusticia.

(Juan Pablo II tras la extensa ovación recibida, bromeó)

Yo no soy contrario a los aplausos porque cuando aplauden el Papa puede reposar un poco.

Las enseñanzas de Jesús conservan íntegro su vigor a las puertas del año 2000. Son válidas para todos Ustedes, mis queridos hermanos. En la búsqueda de la justicia del Reino no podemos detenernos ante dificultades e incomprensiones. Si la invitación del Maestro a la justicia, al servicio y al amor es acogida como Buena Nueva, entonces el corazón se ensancha, se transforman los criterios y nace la cultura del amor y de la vida. Este es el gran cambio que la sociedad necesita y espera, y sólo podrá alcanzarse si primero no se produce la conversión del corazón de cada uno, como condición para los necesarios cambios en las estructuras de la sociedad.

6. «El Espíritu del Señor me ha enviado para anunciar a los cautivos la libertad... para dar libertad a los oprimidos» (Lc 4, 18). La buena noticia de Jesús va acompañada de un anuncio de libertad, apoyada sobre el sólido fundamento de la verdad: «Si se mantienen en mi Palabra, serán verdaderamente mis discípulos, y conocerán la verdad y la verdad los hará libres» (Jn 8, 31-32). La verdad a la que se refiere Jesús no es sólo la comprensión intelectual de la realidad, sino la verdad sobre el hombre y su condición trascendente, sobre sus derechos y deberes, sobre su grandeza y sus límites. Es la misma verdad que Jesús proclamó con su vida, reafirmó ante Pilato y, con su silencio, ante Herodes; es la misma que lo llevó a la cruz salvadora y a su resurrección gloriosa.

La libertad que no se funda en la verdad condiciona de tal forma al hombre que algunas veces lo hace objeto y no sujeto de su entorno social, cultural, económico y político, dejándolo casi sin ninguna iniciativa para su desarrollo personal. Otras veces esa libertad es de talante individualista y, al no tener en cuenta la libertad de los demás, encierra al hombre en su egoísmo. La conquista de la libertad en la responsabilidad es una tarea imprescindible para toda persona. Para los cristianos, la libertad de los hijos de Dios no es solamente un don y una tarea, sino que alcanzarla supone un inapreciable testimonio y un genuino aporte en el camino de la liberación de todo el género humano. Esta liberación no se reduce a los aspectos sociales y políticos, sino que encuentra su plenitud en el ejercicio de la libertad de conciencia, base y fundamento de los otros derechos humanos.

(Al pueblo que clamaba: «El Papa, libre, nos quiere a todos libres», Juan Pablo II contestó:)

Sí, libres con esa libertad para la que Cristo los ha liberado.

Para muchos de los sistemas políticos y económicos hoy vigentes el mayor desafío sigue siendo el conjugar libertad y justicia social, libertad y solidaridad, sin que ninguna quede relegada a un plano inferior. En este sentido, la Doctrina Social de la Iglesia es un esfuerzo de reflexión y propuesta que trata de iluminar y conciliar las relaciones entre los derechos inalienables de cada hombre y las exigencias sociales, de modo que la persona alcance sus aspiraciones más profundas y su realización integral, según su condición de hijo de Dios y de ciudadano. Por lo cual, el laicado católico debe contribuir a esta realización mediante la aplicación de las enseñanzas sociales de la Iglesia en los diversos ambientes, abiertos a todos los hombres de buena voluntad.

7. En el evangelio proclamado hoy aparece la justicia íntimamente ligada a la verdad. Así se ve también en el pensamiento lúcido de los padres de la Patria. El Siervo de Dios Padre Félix Varela, animado por su fe cristiana y su fidelidad al ministerio sacerdotal, sembró en el corazón del pueblo cubano las semillas de la justicia y la libertad que él soñaba ver florecer en una Cuba libre e independiente.

La doctrina de José Martí sobre el amor entre todos los hombres tiene raíces hondamente evangélicas, superando así el falso conflicto entre la fe en Dios y el amor y servicio a la Patria. Escribe este prócer: «Pura, desinteresada, perseguida, martirizada, poética y sencilla, la religión del Nazareno sedujo a todos los hombres honrados... Todo pueblo necesita ser religioso. No sólo lo es esencialmente, sino que por su propia utilidad debe serlo... Un pueblo irreligioso morirá, porque nada en él alimenta la virtud. Las injusticias humanas disgustan de ella; es necesario que la justicia celeste la garantice».

Como saben, Cuba tiene un alma cristiana y eso la ha llevado a tener una vocación universal. Llamada a vencer el aislamiento, ha de abrirse al mundo y el mundo debe acercarse a Cuba, a su pueblo, a sus hijos, que son sin duda su mayor riqueza. ¡Esta es la hora de emprender los nuevos caminos que exigen los tiempos de renovación que vivimos, al acercarse el Tercer milenio de la era cristiana!

8. Queridos hermanos: Dios ha bendecido a este pueblo con verdaderos formadores de la conciencia nacional, claros y firmes exponentes de la fe cristiana, como el más valioso sostén de la virtud y del amor. Hoy los Obispos, con los sacerdotes, religiosos, religiosas y fieles laicos, se esfuerzan en tender puentes para acercar las mentes y los corazones, propiciando y consolidando la paz, preparando la civilización del amor y de la justicia. Estoy en medio de Ustedes como mensajero de la verdad y la esperanza. Por eso quiero repetir mi llamado a dejarse iluminar por Jesucristo, a aceptar sin reservas el esplendor de su verdad, para que todos puedan emprender el camino de la unidad por medio del amor y la solidaridad, evitando la exclusión, el aislamiento y el enfrentamiento, que son contrarios a la voluntad del Dios-Amor.

Que el Espíritu Santo ilumine con sus dones a quienes tienen diversas responsabilidades sobre este pueblo, que llevo en el corazón. Y que la Virgen de la Caridad del Cobre, Reina de Cuba, obtenga para sus hijos los dones de la paz, del progreso y de la felicidad.

Este viento de hoy es muy significativo porque el viento simboliza el Espíritu Santo. «Spiritus spirat ubi vult, Spiritus vult spirare in Cuba». Han entendido las últimas palabras en lengua latina porque Cuba es también de la tradición latina: ¡América Latina, Cuba latina, lengua latina! «Spiritus spirat ubi vult et vult Cubam». Adiós.

Monday, January 23, 2023

(Santa Clara. Enero 22, 1998) Misa de Juan Pablo II dedicada a la Familia. Video y texto de la homilía.



MISA EN SANTA CLARA
HOMILÍA DEL SANTO PADRE


Jueves, 22 de enero de 1998


1. «Las palabras que hoy te digo quedarán en tu memoria; se las repetirás a tus hijos y hablarás de ellas estando en casa y yendo de camino» (Dt 6, 6-7). Nos hemos reunido en el Campo de Deportes del Instituto Superior de Cultura Física «Manuel Fajardo», convertido hoy como en un inmenso templo abierto. En este encuentro queremos dar gracias a Dios por el gran don de la familia.

Ya en la primera página de la Biblia el autor sagrado nos presenta esta institución: «Dios creó al hombre a imagen suya y los creó varón y mujer» (Gn 1, 27). En este sentido, las personas humanas en su dualidad de sexos son, como Dios mismo y por voluntad suya, fuente de vida: «Crezcan y multiplíquense» (Gn 1, 28). Por tanto, la familia está llamada a cooperar en el plan de Dios y en su obra creadora mediante la alianza de amor esponsal entre el hombre y la mujer y, como nos dirá San Pablo, dicha alianza es también signo de la unión de Cristo con su Iglesia (cf. Ef 5, 32).

2. Queridos hermanos y hermanas: me complace saludar con gran afecto a Mons. Fernando Prego Casal, Obispo de Santa Clara, a los Señores Cardenales y demás Obispos, a los sacerdotes y diáconos, a los miembros de las comunidades religiosas, a todos Ustedes, fieles laicos. Quiero dirigir también un deferente saludo a las autoridades civiles. Mis palabras se dirigen muy especialmente a las familias aquí presentes, las cuales quieren proclamar el firme propósito de realizar en su vida el proyecto salvífico del Señor.

3. La institución familiar en Cuba es depositaria del rico patrimonio de virtudes que distinguieron a las familias criollas de tiempos pasados, cuyos miembros se empeñaron tanto en los diversos campos de la vida social y forjaron el País sin reparar en sacrificios y adversidades. Aquellas familias, fundadas sólidamente en los principios cristianos, así como en su sentido de solidaridad familiar y respeto por la vida, fueron verdaderas comunidades de cariño mutuo, de gozo y fiesta, de confianza y seguridad, de serena reconciliación. Se caracterizaron también —como muchos hogares de hoy— por la unidad, el profundo respeto a los mayores, el alto sentido de responsabilidad, el acatamiento sincero de la autoridad paterna y materna, la alegría y el optimismo, tanto en la pobreza como en la riqueza, los deseos de luchar por un mundo mejor y, por encima de todo, por la gran fe y confianza en Dios.

Hoy las familias en Cuba están también afectadas por los desafíos que sufren actualmente tantas familias en el mundo. Son numerosos los miembros de estas familias que han luchado y dedicado su vida para conquistar una existencia mejor, en la que se vean garantizados los derechos humanos indispensables: trabajo, alimentación, vivienda, salud, educación, seguridad social, participación

social, libertad de asociación y para elegir la propia vocación. La familia, célula fundamental de la sociedad y garantía de su estabilidad, sufre sin embargo las crisis que pueden afectar a la sociedad misma. Esto ocurre cuando los matrimonios viven en sistemas económicos o culturales que, bajo la falsa apariencia de libertad y progreso, promueven o incluso defienden una mentalidad antinatalista, induciendo de ese modo a los esposos a recurrir a métodos de control de la natalidad que no están de acuerdo con la dignidad humana. Se llega incluso al aborto, que es siempre, además de un crimen abominable (cf. Const. past. Gaudium et spes, 51), un absurdo empobrecimiento de la persona y de la misma sociedad. Ante ello la Iglesia enseña que Dios ha confiado a los hombres la misión de transmitir la vida de un modo digno del hombre, fruto de la responsabilidad y del amor entre los esposos.

La maternidad se presenta a veces como un retroceso o una limitación de la libertad de la mujer, distorsionando así su verdadera naturaleza y su dignidad. Los hijos son presentados no como lo que son —un gran don de Dios—, sino como algo contra lo que hay que defenderse. La situación social que se ha vivido en este amado País ha acarreado también no pocas dificultades a la estabilidad familiar: las carencias materiales —como cuando los salarios no son suficientes o tienen un poder adquisitivo muy limitado—, las insatisfacciones por razones ideológicas, la atracción de la sociedad de consumo. Éstas, junto con ciertas medidas laborales o de otro género, han provocado un problema que se arrastra en Cuba desde hace años: la separación forzosa de las familias dentro del País y la emigración, que ha desgarrado a familias enteras y ha sembrado dolor en una parte considerable de la población. Experiencias no siempre aceptadas y a veces traumáticas son la separación de los hijos y la sustitución del papel de los padres a causa de los estudios que se realizan lejos del hogar en la edad de la adolescencia, en situaciones que dan por triste resultado la proliferación de la promiscuidad, el empobrecimiento ético, la vulgaridad, las relaciones prematrimoniales a temprana edad y el recurso fácil al aborto. Todo esto deja huellas profundas y negativas en la juventud, que está llamada a encarnar los valores morales auténticos para la consolidación de una sociedad mejor.

4. El camino para vencer estos males no es otro que Jesucristo, su doctrina y su ejemplo de amor total que nos salva. Ninguna ideología puede sustituir su infinita sabiduría y poder. Por eso es necesario recuperar los valores religiosos en el ámbito familiar y social, fomentando la práctica de las virtudes que conformaron los orígenes de la Nación cubana, en el proceso de construir su futuro «con todos y para el bien de todos», como pedía José Martí. La familia, la escuela y la Iglesia deben formar una comunidad educativa donde los hijos de Cuba puedan «crecer en humanidad». No tengan miedo, abran las familias y las escuelas a los valores del Evangelio de Jesucristo, que nunca son un peligro para ningún proyecto social.

5. «El ángel del Señor se le apareció en sueños a José y le dijo: Levántate y toma al niño y a su madre» (Mt 2, 13). La Palabra revelada nos muestra cómo Dios quiere proteger a la familia y preservarla de todo peligro. Por eso la Iglesia, animada e iluminada por el Espíritu Santo, trata de defender y proponer a sus hijos y a todos los hombres de buena voluntad la verdad sobre los valores fundamentales del matrimonio cristiano y de la familia. Asimismo, proclama, como deber ineludible, la santidad de este sacramento y sus exigencias morales, para salvaguardar la dignidad de toda persona humana.

El matrimonio, con su carácter de unión exclusiva y permanente, es sagrado porque tiene su origen en Dios. Los cristianos, al recibir el sacramento del matrimonio, participan en el plan creador de Dios y reciben las gracias que necesitan para cumplir su misión, para educar y formar a los hijos y responder al llamado a la santidad. Es una unión distinta de cualquier otra unión humana, pues se funda en la entrega y aceptación mutua de los esposos con la finalidad de llegar a ser «una sola carne» (Gn 2, 24), viviendo en una comunidad de vida y amor, cuya vocación es ser «santuario de la vida» (cf. Evangelium vitae, 59). Con su unión fiel y perseverante, los esposos contribuyen al bien de la institución familiar y manifiestan que el hombre y la mujer tienen la capacidad de darse para siempre el uno al otro, sin que la donación voluntaria y perenne anule la libertad, porque en el matrimonio cada personalidad debe permanecer inalterada y desarrollar la gran ley del amor: darse el uno al otro para entregarse juntos a la tarea que Dios les encomienda. Si la persona humana es el centro de toda institución social, entonces la familia, primer ámbito de socialización, debe ser una comunidad de personas libres y responsables que lleven adelante el matrimonio como un proyecto de amor, siempre perfeccionable, que aporta vitalidad y dinamismo a la sociedad civil.

6. En la vida matrimonial el servicio a la vida no se agota en la concepción, sino que se prolonga en la educación de las nuevas generaciones. Los padres, al haber dado la vida a los hijos, tienen la gravísima obligación de educar a la prole y, por consiguiente, deben ser reconocidos como los primeros y principales educadores de sus hijos. Esta tarea de la educación es tan importante que, cuando falta, difícilmente puede suplirse (cf. Decl. Gravissimum educationis, 3). Se trata de un deber y de un derecho insustituible e inalienable. Es verdad que, en el ámbito de la educación, a la autoridad pública le competen derechos y deberes, ya que tiene que servir al bien común; sin embargo, esto no le da derecho a sustituir a los padres. Por tanto, los padres, sin esperar que otros les reemplacen en lo que es su responsabilidad, deben poder escoger para sus hijos el estilo pedagógico, los contenidos éticos y cívicos y la inspiración religiosa en los que desean formarlos integralmente. No esperen que todo les venga dado. Asuman su misión educativa, buscando y creando los espacios y medios adecuados en la sociedad civil.

Se ha de procurar, además, a las familias una casa digna y un hogar unido, de modo que puedan gozar y transmitir una educación ética y un ambiente propicio para el cultivo de los altos ideales y la vivencia de la fe.

7. Queridos hermanos y hermanas, queridos esposos y padres, queridos hijos: He deseado recordar algunos aspectos esenciales del proyecto de Dios sobre el matrimonio y la familia para ayudarlos a vivir con generosidad y entrega ese camino de santidad al que muchos están llamados. Acojan con amor la Palabra del Señor proclamada en esta Eucaristía. En el Salmo responsorial hemos escuchado: «Dichoso el que teme al Señor y sigue sus caminos... tus hijos como renuevos de olivo, alrededor de tu mesa... Esta es la bendición del hombre que teme al Señor» (Sal 127, 1.3.4).

Muy grande es la vocación a la vida matrimonial y familiar, inspirada en la Palabra de Dios y según el modelo de la Sagrada Familia de Nazaret. Amados cubanos: ¡Sean fieles a la palabra divina y a este modelo! Queridos maridos y mujeres, padres y madres, familias de la noble Cuba: ¡Conserven en su vida ese modelo sublime, ayudados por la gracia que se les ha dado en el sacramento del matrimonio! Que Dios, Padre, Hijo y Espíritu Santo, habite en sus hogares. Así, las familias católicas de Cuba contribuirán decisivamente a la gran causa divina de la salvación del hombre en esta tierra bendita que es su Patria y su Nación. ¡Cuba: cuida a tus familias para que conserves sano tu corazón!

Que la Virgen de la Caridad del Cobre, Madre de todos los cubanos, Madre en el Hogar de Nazaret, interceda por todas las familias de Cuba para que, renovadas, vivificadas y ayudadas en sus dificultades, vivan en serenidad y paz, superen los problemas y dificultades, y todos sus miembros alcancen la salvación que viene de Jesucristo, Señor de la historia y de la humanidad. A Él la gloria y el poder por los siglos de los siglos. Amén.

Quiero repetir las palabras de vuestro poeta José Martí: en el proceso de construir su futuro «con todos y para el bien de todos», la familia, la escuela y la Iglesia deben formar una comunidad educativa donde los hijos de Cuba puedan «crecer en humanidad».

He tenido la alegría de celebrar la primera Santa Misa en Cuba, aquí en Santa Clara. Hemos estado bajo la mirada de la imagen de la Virgen de la Caridad. Nos hemos reunido como una gran familia, la Iglesia, formada aquí por tantas familias que son pequeñas Iglesias.

Mi gozo es grande y sé que el de ustedes también. La vista de esta asamblea es muy hermosa y su belleza aumenta cuando se ve que el vínculo que nos une es la fe. Lleven mi saludo a todos y llévense a sus hogares, además del recuerdo de esta bella celebración, el afecto y el cariño del Papa. San José, patrono de las familias, y Santa Clara, cuyo nombre lleva esta ciudad, estarán contentos por ustedes e intercederán ante el Señor. ¡Que Dios los bendiga a todos!

Sunday, January 22, 2023

(Camagüey. Enero 23, 1998) Misa de Juan Pablo II dedicada a los jóvenes. Video y texto de la homilía

 





SANTA MISA EN CAMAGÜEY
HOMILÍA DEL SANTO PADRE

Viernes, 23 de enero de 1998



1. «No te dejes vencer por el mal; vence al mal a fuerza de bien» (Rm 12, 21). Los jóvenes cubanos se reúnen hoy con el Papa para celebrar su fe y escuchar la Palabra de Dios, que es el camino para salir de las obras del mal y de las tinieblas y revestirse así con las armas de la luz para obrar el bien. Con este motivo, me complace tener este encuentro con todos Ustedes en esta gran Plaza, donde en el altar se renovará el sacrificio de Jesucristo. Este lugar, que lleva el nombre de Ignacio Agramonte, «El Bayardo», nos recuerda a un héroe querido por todos, el cual, movido por su fe cristiana, encarnó los valores que adornan a los hombres y mujeres de bien: la honradez, la veracidad, la fidelidad, el amor a la justicia. Él fue buen esposo y padre de familia y buen amigo, defensor de la dignidad humana frente a la esclavitud.

2. Ante todo quiero saludar con afecto a Mons. Adolfo Rodríguez Herrera, Pastor de esta Iglesia diocesana, a su Obispo auxiliar, Mons. Juan García Rodríguez, así como a los demás Obispos y Sacerdotes presentes, que con su labor pastoral animan y conducen a los jóvenes cubanos hacia Cristo, el Redentor, el amigo que nunca falla. El encuentro con Él mueve a la conversión y a la alegría singular, que hace exclamar, como a los discípulos después de la resurrección: «Hemos visto al Señor» (Jn 20, 24). Saludo asimismo a las autoridades civiles, que han querido asistir a esta Santa Misa, y les agradezco la cooperación para este acto cuyos invitados principales son los jóvenes.

De corazón me dirijo a Ustedes, queridos jóvenes cubanos, esperanza de la Iglesia y de la Patria, presentándoles a Cristo, para que le reconozcan y le sigan con total decisión. Él les da la vida, les enseña el camino, los introduce en la verdad, animándolos a marchar juntos y solidarios, en felicidad y paz, como miembros vivos de su Cuerpo místico, que es la Iglesia.

3. «¿Cómo podrá el joven llevar una vida limpia? ¡Viviendo de acuerdo con tu palabra!» (Sal 119, 9). El Salmo nos da la respuesta al interrogante que todo joven se ha de plantear si desea llevar una existencia digna y decorosa, propia de su condición. Para ello, el único camino es Jesús. Los talentos que han recibido del Señor y que llevan a la entrega, al amor auténtico y a la generosidad fructifican cuando se vive no sólo de lo material y caduco, sino «de toda palabra que sale de la boca de Dios» (Mt 4, 4). Por eso, queridos jóvenes, los animo a sentir el amor de Cristo, siendo conscientes de lo que Él ha hecho por Ustedes, por la humanidad entera, por los hombres y mujeres de todos los tiempos. Sintiéndose amados por Él podrán amar de verdad. Experimentando una íntima comunión de vida con Él, que vaya acompañada por la recepción de su Cuerpo, la escucha de su Palabra, la alegría de su perdón y de su misericordia, podrán imitarlo, llevando así, como enseña el salmista, «una vida limpia».

¿Qué es llevar una vida limpia? Es vivir la propia existencia según las normas morales del Evangelio propuestas por la Iglesia. Actualmente, por desgracia, para muchos es fácil caer en un relativismo moral y en una falta de identidad que sufren tantos jóvenes, víctimas de esquemas culturales vacíos de sentido o de algún tipo de ideología que no ofrece normas morales altas y precisas. Ese relativismo moral genera egoísmo, división, marginación, discriminación, miedo y desconfianza hacia los otros. Más aún, cuando un joven vive «a su forma», idealiza lo extranjero, se deja seducir por el materialismo desenfrenado, pierde las propias raíces y anhela la evasión. Por eso, el vacío que producen estos comportamientos explica muchos males que rondan a la juventud: el alcohol, la sexualidad mal vivida, la prostitución que se esconde bajo diversas razones —cuyas causas no son siempre sólo personales—, las motivaciones fundadas en el gusto o las actitudes egoístas, el oportunismo, la falta de un proyecto serio de vida en el que no hay lugar para el matrimonio estable, además del rechazo a toda autoridad legítima, el anhelo de la evasión y de la emigración, huyendo del compromiso y de la responsabilidad para refugiarse en un mundo falso cuya base es la alienación y el desarraigo.

Ante esa situación, el joven cristiano que anhela llevar «una vida limpia», firme en su fe, sabe que está llamado y elegido por Cristo para vivir en la auténtica libertad de los hijos de Dios, que incluye no pocos desafíos. Por eso, acogiendo la gracia que recibe de los Sacramentos, sabe que ha de dar testimonio de Cristo con su esfuerzo constante por llevar una vida recta y fiel a Él.

La fe y el obrar moral están unidos. En efecto, el don recibido nos conduce a una conversión permanente para imitar a Cristo y recibir las promesas divinas. Los cristianos, por respetar los valores fundamentales que configuran una vida limpia, llegan a veces a sufrir, incluso de modo heroico, marginación o persecución, debido a que esa opción moral es opuesta a los comportamientos del mundo. Este testimonio de la cruz de Cristo en la vida cotidiana es también una semilla segura y fecunda de nuevos cristianos. Una vida plenamente humana y comprometida con Cristo tiene ese precio de generosidad y entrega.

Queridos jóvenes, el testimonio cristiano, la «vida digna» a los ojos de Dios tiene ese precio. Si no están dispuestos a pagarlo, vendrá el vacío existencial y la falta de un proyecto de vida digno y responsablemente asumido con todas sus consecuencias. La Iglesia tiene el deber de dar una formación moral, cívica y religiosa, que ayude a los jóvenes cubanos a crecer en los valores humanos y cristianos, sin miedo y con la perseverancia de una obra educativa que necesita el tiempo, los medios y las instituciones que son propios de esa siembra de virtud y espiritualidad para bien de la Iglesia y de la Nación.

4. «Maestro bueno, ¿qué haré para heredar la vida eterna?» (Mc 10, 18). En el evangelio que hemos escuchado un joven pregunta a Jesús qué debe «hacer», y el Maestro, lleno de amor, le responde cómo tiene que «ser». Este joven presume de haber cumplido las normas y Jesús le responde que lo necesario es dejarlo todo y seguirlo. Esto da radicalidad y autenticidad a los valores y permite al joven realizarse como persona y como cristiano. La clave de esa realización está en la fidelidad, expuesta por San Pablo, en la primera lectura, como una característica de nuestra identidad cristiana.

He ahí el camino de la fidelidad trazado por San Pablo: «En la actividad, no sean descuidados... sean cariñosos unos con otros... Que la esperanza los tenga alegres... Practiquen la hospitalidad... Bendigan... Tengan igualdad de trato unos con otros... Pónganse al nivel de la gente humilde... No muestren suficiencia... No devuelvan a nadie mal por mal... No se dejen vencer por el mal, venzan al mal a fuerza de bien» (Rm 12, 9-21). Queridos jóvenes, sean creyentes o no, acojan el llamado a ser virtuosos. Ello quiere decir que sean fuertes por dentro, grandes de alma, ricos en los mejores sentimientos, valientes en la verdad, audaces en la libertad, constantes en la responsabilidad, generosos en el amor, invencibles en la esperanza. La felicidad se alcanza desde el sacrificio. No busquen fuera lo que pueden encontrar dentro. No esperen de los otros lo que Ustedes son capaces y están llamados a ser y a hacer. No dejen para mañana el construir una sociedad nueva, donde los sueños más nobles no se frustren y donde Ustedes puedan ser los protagonistas de su historia.

Recuerden que la persona humana y el respeto por la misma son el camino de un mundo nuevo. El mundo y el hombre se asfixian si no se abren a Jesucristo. Ábranle el corazón y emprendan así una vida nueva, que sea conforme a Dios y responda a las legítimas aspiraciones que Ustedes tienen de verdad, de bondad y de belleza. ¡Que Cuba eduque a sus jóvenes en la virtud y la libertad para que pueda tener un futuro de auténtico desarrollo humano integral en un ambiente de paz duradera!

Queridos jóvenes católicos: éste es todo un programa de vida personal y social fundado en la caridad, la humildad y el sacrificio, teniendo como razón última «servir al Señor». Les deseo la alegría de poderlo realizar. Los esfuerzos que ya se hacen en la Pastoral Juvenil deben encaminarse hacia la realización de este programa de vida. Para ayudarlos les dejo también un Mensaje escrito, con la esperanza de que llegue a todos los jóvenes cubanos, que son el futuro de la Iglesia y de la Patria. Un futuro que comienza ya en el presente y que será gozoso si está basado en el desarrollo integral de cada uno, lo cual no puede alcanzarse sin Cristo, al margen de Cristo o, mucho menos en contra de Cristo. Por eso, y como dije al inicio de mi Pontificado y he querido repetir a mi llegada a Cuba: «No tengan miedo de abrir sus corazones a Cristo». Les dejo con gran afecto este lema y exhortación, pidiéndoles que, con valentía y coraje apostólico, lo transmitan a los demás jóvenes cubanos. Que Dios todopoderoso y la Santísima Virgen de la Caridad del Cobre les ayuden a responder generosamente a este llamado.

Ahora vamos a celebrar el sacrificio de Cristo. Cristo se hará presente, el mismo Cristo que una vez miró a un joven y lo amó. Lo deben ustedes vivir, cada uno, cada una; hoy Cristo presente que los mira y los ama. Cristo mira, Cristo sabe lo que hay en cada uno de nosotros. Sabe bien que nos ama. ¡Sea alabado Jesucristo!

(Antes de impartir la bendición apostólica el Papa dirigió a los presentes las siguientes palabras)

Muchas gracias por haber abierto las puertas de sus casas. Yo los llevo a todos en mi corazón y cada día rezo por ustedes. Muchas gracias por haber venido tan numerosos a pesar del fuerte sol. ¡Se ve, se siente, que el sol está presente! Es el sol de la vida y por esto nos recuerda a Jesucristo, que da la vida verdadera y la da en abundancia. La celebración de hoy ha sido muy festiva y alegre. Los jóvenes han traído su alegría, su dinamismo, acercándose al altar del Señor, a Dios que alegra la juventud. Al marcharme para ir a encontrar a otros hermanos, agradecido con la invitación a quedarme en Camagüey, les quiero repetir que Cristo los mira, a cada uno, los mira y ama. Por eso no tengan miedo de abrirle las puertas de su corazón. ¡Que este sea el programa de la juventud cubana!



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