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Sunday, January 8, 2023

Café que a ella trae

Leyendo revistas viejas (cada día más modernas). Escuchando música en youtube, llega (imagino que por casual-idad) esta canción, de una mujer que ya no está (por decirlo de alguna manera), escucho (como triste queja) que el "café se siente amargo" sin ella.

Sonreí (creo yo), antes de su llegada tomaba el café muy dulce, con ella aprendí a tomarlo con "menos de una cucharadita" (o sin nada) de azúcar, porque es como el café a café sabe.

Luego de su partida (o de la mia, o de los dos) sigo tomando así el café. (JEM)


Rosalina Guerrero, notable pianista camagüeyana, alumna de Claudio Arrau, que dió un concierto en el Town Hall de New York, mereciendo aplausos del público y elogios de la crítica. (Foto Abresch. Carteles. Enero 1951)

Wednesday, November 30, 2022

La orquesta de los Hermanos González y Alonso. Una institución musical del Camagüey. (por Carlos A. Peón-Casas)


Para tener referentes de aquella agrupación musical, nos hemos reetrotraído hasta el año 1945.

Y es justamente en una publicación de aquel minuto: El Camagüey. Mundo Elegante, a cargo de un conocido periodista de prensa plana y radial, a la par que cronista social camagueyano de aquel minuto: Mario Rafael Silva Llopis, donde hallamos estas referencias que atraen nuestro interés, y seguro el de nuestros amables lectores.

La agrupación musical primero con el. apelativo de" Hermanos Gonzalez" y luego con el añadido de los Alonso, era ya conocida en la ciudad de aquellos años de conflicto bélico mundial, animando las mejores fiestas de la ciudad de los tinajones.

Era su director en aquel minuto el Sr.Víctor M. González Varona, y a decir de ya citado cronista
batuta excelente, tiene en su conjunto aplaudidos profesores, entre ellos a Bernardo Alonso, Carmelo y Rafael Alvarez, Vitaliano Millet, Antonio Balaguer, Francisco González, Alfredo Gelabert, Julio Mola, Elio Hurtado y Luis Etchazarra.
Su condición de hijos del Camagüey los distinguía y ayudaba a su popularidad. El cronista apuntaba de las peculiaridades de su repertorio que calificaba de moderno y que "hacía época" entre los avisados bailadores de sus ritmos.

A no dudarlo, esta estampa musical de hoy, nos retrotrae, con amable nostalgia, al ambiente sonoro de aquella época, cuando nuestros abuelos, ponían calidez a sus celebraciones, y bailaban los ritmos de entonces con los que esta orquesta amenizaba aquellos ya lejanos jolgorios.

La foto que compartimos como necesaria apoyatura visual, la tomamos de la ya citada publicación, que conserva en su impecable edición aquellos rostros de tan celebrados profesores.

Monday, November 21, 2022

Pablo Milanés (Febrero 24, 1943 - Noviembre 22, 2022)

 
Tú eres la música que tengo que cantar
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Yolanda
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El tiempo pasa
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Yo no te pido (duo con Miguel Ríos)
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Thursday, November 17, 2022

La camagüeyana Angela Alvarez, a sus 95 años de edad, obtiene el premio a Mejor Nuevo Artista en los Latin Grammy


Entrevista en la Alfombra Roja
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Discurso de agradecimiento
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“Quiero dedicar este premio a Dios y a mi patria querida Cuba, que nunca podré olvidar."




Friday, November 11, 2022

Veterans Day


Veterans Day originated as “Armistice Day” on Nov. 11, 1919, the first anniversary of the end of World War I. Congress passed a resolution in 1926 for an annual observance, and Nov. 11 became a national holiday beginning in 1938. Unlike Memorial Day, Veterans Day pays tribute to all American veterans—living or dead—but especially gives thanks to living veterans who served their country honorably during war or peacetime. (Read full text)

Sunday, October 23, 2022

La Marsellesa (por José Marín Varona, 1898)


He aquí un canto que surgió repentinamente, digno de la época que lo produjo. Sus acentos hieren el corazón a impulsos de un santo entusiasmo.

La explosión del sentimiento público se manifiesta en esta inspiración, cuya, noble energía sobrepuja a la de los más hermosos cantos guerreros de la Grecia antigua, a las más elocuentes manifestaciones de los bardos.

Es la Musa de los combates que toma su lira de bronce para entonar con voz eléctrica estas palabras magicas :
Corramos, hijos de la patria,
el día de gloria llegó ya;
Si; el día de gloria llegó, y los hijos de la patria formaron sus batallones y elevaron el nombre francés al primer rango de las naciones.

El efecto sorprendente que este canto produjo siempre sobre los franceses, cualquiera fuera el régimen político bajo el que se hallaran; la admiración universal que despierta y de la cual no lograron librarse aquellos mismos que más temieron recordar los tiempos tempestuosos en que nació; la sorpresa mezclada de espanto que inspiró a los pueblos que tomaron las armas contra nosotros; todo contribuye, dice Jorge Kastner, a hacer de esta inspiración excepcional uno de los más hermosos monumentos del arte. Así es, que por un caso único en la historia de los cantos patrióticos, La Marsellesa ha venido A ser para todos los pueblos civilizados la expresión por excelencia de los más nobles sentimientos, entre los cuales el amor de la patria es el primero.

En efecto, el himno de Rouget de Lisle es conocido de todos los pueblos del mundo, quienes lo cantan con emoción y respeto, al lado de sus propios cantos patrióticos.

Sábese que los alemanes, que pasan una parte de su vida deplorando no haber sido los primeros en cuanto los franceses han producido antes que ellos, niegan con una persistencia verdaderamente cómica, que Rouget de Lisle-sea el autor de La Marsellesa.

Son ellos, los alemanes, quienes la han compuesto, y Rouget de Lisle no ha hecho más que copiarla.

Para probarlo han escrito en los diarios y revistas material para 50 volúmenes. Esto es demasiado, Lo que es verdad no necesita tan exagerada demostración. Cuado los alemanes se dicen autores de La Marsellesa, no se muestran ni menos ridículos ni menos tontos que cuando pintan la batalla de Solferino, donde se ve a los austriacos dueños del campo, y, en cuerpo de francés, a un suavo único fugitivo, jadeante, sin aliento, que llega al fondo del cuadro para unirse al grueso del ejército que se oculta a todas las miradas, sin duda porque el grueso del ejército se mostró en la huida más ligero aún que el suavo. A pesar de estos cuadros elocuentes, creo que a los alemanes ha de serles bastante difícil hacer creer a los mismos alemanes que únicamente por bondad de alma, el emperador de los austriacos, vencedor en Solferino, cedió la Lombardía a los franceses.

Pero volviendo a La Marsellesa, si fuera necesario probar, una vez por todas, cuanto hay de absurdo en la pretensión de los alemanes, tomaríamos los elementos de esta prueba en una serie de artículos publicados por Mr. Georges Kastneren la ‘‘Revista y Gaceta Musical’’ fecha marzo y abril de 1848.

Este trabajo, muy interesante, de nuestro sabio músico, no deja ningún asidero a las réplicas, porque es con los propios escritos de los alemanes que Mr. Kastner los combates burlándolos.

Pero, ¿a qué tratar de convencer a gente que pinta del modo que ustedes saben la batalla de Solferino? A nada.

“Rouget de Lisle, dice Mr. Kastner, oficial del cuerpo de ingenieros que estaba en Estrasburgo, fué invitado a una comida que daba el alcalde de la ciudad, Mr. de Diétrich. A esta comida concurrieron una docena de personas. Durante la comida, la conversación versó sobre los acontecimintos políticos; se habló sobre todo de la guerra, y se excitó a los circunstantes a producir cualquier inspiración, verdaderamente heróica que respondiera a los sentimientos de entusiasmo de la nación. Rouget de Lisle, que en sus momentos de ocio cultivaba con éxito la poesía y la música, se sintió inflamado por aquellos discursos. Al entrar en su casa era presa de exaltación febril. La noche la pasé improvisando las palabras de La Marsellesa, de la cual componía al mismo tiempo la música valiéndose de su violín.

Una vez terminada la obra, la remitió por la mañana al alcalde. Una pariente de éste, Mlle. Diétrich, se sentó al piano y la ejecutó. Rouget de Lisle, que aun no se había dado cuenta de su trabajo, según confesó luego repetidas veces, pudo convencerse, viendo el entusiasmo que se dibujaba en el semblante de los oyentes, de que su creación no era un suceso ordinario. Los convidados de la víspera fueron citados inmediatamente, y acogieron el nuevo canto nacional con transportes de admiración, apresurándose a copiarlo y a distribuirlo entre los músicos que lo ejecutaron al paso de las tropas. 

Los soldados, al escuchar por primera vez esta música extraordinaria cuyos varoniles acentos repercutían en el fondo de sus almas, se decían unos a otros sorprendidos de lo que experimentaban: “Qué tiene esta diabólica música? Hay en ella magia avasalladora.’’ Asegúrase que en vez de 600 hombres que debían ingresar como voluntarios, excedieron los alistados de mil y cientos. 

Rouget de Lisle publicó y repartió en Estrasburgo su himno cívico bajo el título de «‘Canto del ejército del Rhin,’’ como lo prueba un fac simile de la edición original.

Los soldados lo adoptaron y los generales reconocían su maravillosa influencia. Uno de estos escribía al Directorio: «Yo he ganado la batalla; La Marsellesa combatía a mi lado.” Otro pedía ‘un refuerzo de mil hombres o una edición de La Marsellesa.’’ Un tercero decía: ‘‘Sin La Marsellesa me batiría siempre uno contra dos; con La Marsellesa, uno contra cuatro.” 

La Convención apreció el mérito de este canto y lo hizo ejecutar como sinfonía, y varias veces en medio de sus sesiones, especialmente cuando se anunciaba alguna nueva victoria alcanzada por los ejércitos de la República. Además, la puso en el primer rango entre los cantos patrióticos que, según los términos de una ley del año 1795, debían ser ejecutados por todos los cuerpos de música de la guardia nacional y de las tropas de línea. Después de haber hecho justicia a la obra, se rindió homenaje al autor, ‘herido en Quiberon por un casco de metralla.’”

Los restos de Rouget de Lisle, que hacían 25 años reposaban en el antiguo cementerio de Choisy-le-Roi, fueron exhumados para transportarlos al moderno de la municipalidad de París. La tumba de este gran ciudadano está cubierta con una piedra calcarea, en la cual léese este epitafio, a la vez severo, enérgico y sencillo:
Aquí reposa
Claudio Rouget de Lisle,
nacido en Lons-le-Saulnier en 1760,
muerto en Choisy-le-Roi en 1830.
Cuando en la revolución francesa de 1792
fué llamado a combatir,
él dió para vencer
el Himno de la Marsellesa.
Rouget de Lisle ha regenerado nuestra poesía guerrera. Además de La Marsellesa, compuso un gran número de trozos históricos y caballerescos, notables por la energía, concisión, espontaneidad, y un no sé qué de solemne, patético y vehemente que
hiere, excita y arrastra. Tales son entre otros muchos Olivier, Raoul de Crècy o La Crotsade, Duguesclin, Charles VII, Bayard, y el Himne de Roland, del cual tradujo este axioma de los héroes de la antigiiedad, que es también desde hace siglos, el de los franceses:
Dulce et decorum est pro patria mori,
que en la canción de los girondinos fué traducido en esta forma en 1848:

Mourir pour la patrie
C' est le sort le plus beau, le plus digne d' envie.



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Texto tomado de la Revista de Cayo Hueso. Septiembre 11, 1898.




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Ver en el blog

¿A quién pertenece la música de "Quiéreme mucho"? (por Verónica Fernández Díaz)

Thursday, October 20, 2022

La Bayamesa (por Fernando Figueredo. Un texto del 10 de octubre de 1897)


La Bayamesa
, por la Marsellesa, fué compuesta por Pedro Figueredo, el indómito revolucionario meses antes del pronunciamiento de Yara. La Bayamesa se tocaba por las bandas criollas de la localidad, se cantaba por las damas y se tarareaba por los muchachos de la calle. Aquel pueblo, que acariciaba ya la Revolución, daba asi expansión a sus sentimientos patrios mucho antes de lanzarse a la lucha.

Cuando hendiendo los aires dió a conocerse como el canto de guerra del pueblo heróico, llegaron a los oidos del Coronel Udaeta, el caido Teniente Gobernador de la Ciudad, que encerrado con sus tropas en el Cuartel Militar, principió por escuchar con atención, continuó por reconocer el aire, y terminó por exclamar: “¡Buena me la han jugado! Debí haberlo presentido, debí antes haber comprendido su semejanza con la Marsellesa, debí haber adivinado que era un canto guerrero: ¡aun yo sin saberlo he tarareado muchas veces el himno que ahora escucho con horror!”

Bayamo cayó en poder de la Revolución

El 20 de octubre, a  las diez de la mañana, cuando las campanas tocaban a vuelo, cuando vitoreaba la multitud ebria de gozo, cuando los colores de la libertad, sin orden, sin concierto aparecían en todos los balcones, en todas las casas, cuando toda la ciudad entusiasmada anunció el triunfo de las armas de la Revolución, apareció rodeado por la multitud, en el centro de la plaza de la iglesia, erguido sobre su jadeante caballo, que arrojaba sangre por los hijares y espuma por la boca, un hombre quemado del sol, desconocido por el polvo, que sombrero en mano gritaba: “Bayameses, ¡viva Cuba!” Y en medio del frenesí que enloquecía a aquel pueblo, en medio de las lágrimas y la alegría, rompe la orquesta y llena los aires con los dulces acordes del himno La Bayamesa.”

Enseguida Pedro Figueredo, rasga una hoja de su cartera, y cruzando su pierna sobre el cuello de su indómito corcel, escribe la siguiente octava:
Al cambate corred, bayameses,
Que la patria os contempla orgullosa:
No temais una muerte gloriosa
¡Que morir por Ja patria es vivir!

En cadenas vivir, es vivir
En oprobio y afrenta sumido:
Del clarin escuchad el sonido:
¡A las armas, valientes, corred. . . !
E] pueblo hizo coro, la cuartilla de papel corrió de mano en mano, y el mismo Figueredo ordenó la marcha que al son de la música recorría los calles y entusiasta exclamaba: “Que morir por la patria es vivir.”

Y mientras los espafioles se rendían, el pueblo cantaba, y el autor de La Bayamesa, ebrio como Rouget de Lisle, ebrio de gozo por su triunfo, hacía popular su canto de guerra, cuyo espíritu selló cuando, pocos años más tarde, era conducido en ignominiosa procesión, a través de las calles de Santiago de Cuba, donde lanzó su último aliento acribillado a balazos, exclamando orgulloso, soberbio: "¡Morir por la patria es vivir!”



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Texto e imágenes Revista de Cayo Hueso. Octubre 10, 1897

Friday, September 16, 2022

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Gaspar, El Lugareño Headline Animator

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