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Thursday, April 30, 2020

Calles y callejones de Camagüey: Callejón de Correas, Narciso López (por Marcos A. Tamames-Henderson)


Nota del blog: Cada jueves se publica en el blog, gracias a la cortesía de Marcos Antonio Tamames-Henderson, una selección de su libro Calles y callejones de Camagüey. Entre la leyenda y la historia.   



Eje de una cuadra que conecta a de la Reina con San Juan, un callejón que tenía por nombre inicial de Correas, como consta en el registro de anotaduría desde 1850-1855 y en el padrón de fincas urbanas de 1865. Lasqueti lo señala como “De las Correas”, detalle que hace comprensible lo asocie al hecho de que sus primeras vecinas ostentaban ese apellido. ¿Teniendo en cuenta el nombre podría descartarse la posibilidad de la existencia en él de un establecimiento que trabajase los cueros para la elaboración de correas como parte de los aparejos para la cabalgadura?

Con respecto al rebautizo, este callejón guarda un cierto paralelismo con el de las Apodacas, localizado entre Santa Ana y la plazuela de Isabel II, pues como aquella se inicia el 24 de noviembre de 1921 por intervención del señor Mariano Agüero Poveda, quien muestra interés en honrar en la ciudad “la memoria del General Venezolano Narciso López y la del coronel del Ejército Libertador Fermín Valdés Domínguez”, indicando además para tal empeño los callejones de Correas y de las Apodacas, respectivamente. El 16 de diciembre se da lectura a esta moción en el seno del Ayuntamiento y se aprueba de manera inmediata. Es firmada por el alcalde municipal tres días después, el 27 de noviembre. Sin embargo, un año más tarde, el 9 de noviembre de 1922, se reitera el acuerdo, muestra de la lenta apropiación del moderno topónimo. De hecho, la memoria colectiva lo sigue reconociendo como callejón de Correas. 

La biografía de Narciso López Uriola (1798-1851) no ofrece información que lo relacione con el territorio camagüeyano; de modo que la incorporación de su nombre al sistema toponímico de la ciudad tiene como fundamento su repercusión en la historia nacional de la cual bastaría señalar que a pesar de sus intenciones anexionistas, se le debe el patriótico acto de enarbolar por primera vez la bandera tricolor con la estrella solitaria que devino luego enseña nacional cubana. De hecho, con anterioridad a esta propuesta, en sesión del 20 de abril de 1910, ya habían solicitado los vecinos de la calle Pobre que se le pusiere a ese eje el nombre de Narciso López, bajo el argumento de “ser el primero que enarboló victoriosamente el año de 1850, la bandera libertadora, que más tarde nos dio una patria libre e independiente”. 

Aunque es uno de los callejones que se integran a la definición de la traza irregular de Camagüey, y forma parte del área declarada MN desde 1878, dista considerablemente de la zona PCH. 


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Marcos Antonio Tamames-Henderson (Jamaica, Guantánamo, 1961). Lic. Historia del Arte (1997), MSc. en Historia del Arte y en Conservación y Rehabilitación de Centros Históricos (2007). Miembro de la Uneac, Unaic, Unhic. La Editorial Ácana ha publicado sus libros De la Plaza de Armas al Parque Agramonte. Iconografía, símbolos y significados (2001, 2da ed. 2003); Tras las huellas del patrimonio (2004); La ciudad como texto cultural. Camagüey 1514-1837 (2005); Una ciudad en el laberinto de la ilustración (2009) y La cofradía de los signos urbanos (2012). Premio Especial Roberto Balmaceda (Uneac, 2002), Juan Marinello (2006), Juan Torres Lasqueti (2005, 2010, 2011 y 2012), Ensayo Histórico Enfoque (2007), Crítica Histórica José Luciano Franco (2005), Publicaciones, teoría y crítica en el V Salón de Arquitectura (2005) y Jorge Enrique Mendoza (2004), entre otros.

Thursday, April 23, 2020

Calles y callejones de Camagüey: Callejón del Coronel Bringas, Regino Avilés (por Marcos A. Tamames-Henderson)

Nota del blog: Cada jueves se publica en el blog, gracias a la cortesía de Marcos Antonio Tamames-Henderson, una selección de su libro Calles y callejones de Camagüey. Entre la leyenda y la historia.  

Según el Plano topográfico de Puerto Príncipe y sus cercanías, levantado por Tomás Valiés y Benabarre en 1883, Coronel Bringas se extendía desde la calle del Paso Chiquito hasta de la Glorieta. Atravesaba en su recorrido a San Joaquín, de La Caridad y Cuba. En la etapa republicana sobrepasó ambos límites. Luego de Cuba cortó Palmira y dio apertura a Unión 1ra. (I), Acosta (D), Unión 2da. (I), Calle A (I) y Calle 2 del reparto Torre Blanca y; al traspasar del Paso Chiquito, cortó a Padre Carmelo para morir en callejón de Freyre.

El origen del nombre encuentra su génesis en el carácter exvotista de los Bringas; cuando el principeño don Carlos de Bringas y de la Torre, junto a su esposa doña Juana de Varona y Barreda, financió el santuario de la Virgen de La Caridad del Cobre en 1734; pero no es a este benefactor al que la calle debe su nombre, sino a su hijo, el coronel don Diego Antonio de Bringas, quien junto a su hermana doña Catalina agrega “al santuario dos galerías sobre arcos de cal y ladrillos”.

El informe del DSAMC realizado el 21 de diciembre de 1927 da muestra de la permanencia de su nombre, y no es hasta el 30 de abril de 1951 que los miembros del Ayuntamiento acuerdan, con brevedad ejecutiva, llamarlo comandante Regino Avilés Marín; aunque en la praxis la brevedad no debió ser tal, pues aproximadamente tres meses después, el 17 de julio, el concejal Carlos Recio Domínguez informa no haber sido rotulada con el nuevo nombre.

Pero lo cierto fue que, tanto en las esquinas de este eje como en el registro de la propiedad, el topónimo Regino Avilés Marín (Cubitas, 1847-?) se hizo oficial para perpetuar en la cultura urbana al camagüeyano que se incorporó a la Guerra del 95 y prestó valiosos servicios junto a la Guerrilla de la Dinamita. Auxilió a esta fuerza en los sabotajes que se realizaban a la línea férrea Nuevitas-Puerto Príncipe, aquel que recibió “el grado de gracia de comandante”.

Actualmente impera el sincero homenaje que durante la colonia hicieron los principeños al benefactor don Diego Antonio de Bringas, e incluso continúa siendo un topónimo presente en los planos de la ciudad del 2003 y 2009. Pertenecen al CH las cuadras limitadas por del Paso Chiquito y Cuba.


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Marcos Antonio Tamames-Henderson (Jamaica, Guantánamo, 1961). Lic. Historia del Arte (1997), MSc. en Historia del Arte y en Conservación y Rehabilitación de Centros Históricos (2007). Miembro de la Uneac, Unaic, Unhic. La Editorial Ácana ha publicado sus librosDe la Plaza de Armas al Parque Agramonte. Iconografía, símbolos y significados (2001, 2da ed. 2003); Tras las huellas del patrimonio (2004); La ciudad como texto cultural. Camagüey 1514-1837 (2005); Una ciudad en el laberinto de la ilustración (2009) y La cofradía de los signos urbanos (2012). Premio Especial Roberto Balmaceda (Uneac, 2002), Juan Marinello (2006), Juan Torres Lasqueti (2005, 2010, 2011 y 2012), Ensayo Histórico Enfoque (2007), Crítica Histórica José Luciano Franco (2005), Publicaciones, teoría y crítica en el V Salón de Arquitectura (2005) y Jorge Enrique Mendoza (2004), entre otros.

Thursday, April 16, 2020

Calles y callejones de Camagüey: Calle del Comercio o de los Mercaderes, Maceo (por Marcos A. Tamames-Henderson)

Nota del blog: Cada jueves se publica en el blog, gracias a la cortesía de Marcos Antonio Tamames-Henderson, una selección de su libro Calles y callejones de Camagüey. Entre la leyenda y la historia.  


 Foto/Facebook de TV Camagüey
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Fotos/ Blog Gaspar, El Lugareño
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En sus inicios era parte de la calle San Pablo, que tenía su origen en la de La Soledad y tras una primera curvatura cortaba Santa Ana o del Calvario; daba inicio a las calles San Ignacio (D) y Plazuela de Paula (D) y cierre a Plazuela de Isabel II (I) y al callejón de las Apodacas (I); cortaba San Diego y San Francisco, y ofrecía culminación e inicio a los callejones de Perdomo (I) y del Cuerno o de San José respectivamente (D), cortaba a de los Pobres y a San Rafael y moriría en Plazuela del Puente, junto a las de la Candelaria, de la Mayor y de la Reina. 

Con el auge de establecimientos comerciales desarrollado en sus dos primeras cuadras (desde la calle de la Soledad, hasta San Ignacio) por emigrantes catalanes durante el siglo XVIII, se nombró ese tramo con el nombre “Calle de los Mercaderes” y, posteriormente, con la consolidación de estos y a tono con los nuevos horizontes culturales de inicios de centuria se reconoce como “Calle del Comercio” con límites en Soledad y el punto en que nace San Ignacio (D). De su nombre dice Lasqueti en 1888: “porque en ella están ocupadas todas sus habitaciones por establecimientos mercantiles”. 

Por su jerarquía urbana la calle del Comercio estuvo entre las primeras en ser renombradas tras el cese del dominio colonial español. El 23 de enero de 1899, el Ayuntamiento hace pública la propuesta para nombrarla General Maceo y a los ocho días de su publicación, ante la aceptación de los vecinos, se toma el acuerdo.

¿Se trataba tan solo de honrar a uno de los más valientes patriotas de las guerras independentistas del siglo XIX o existían vínculos entre José Antonio de la Caridad Maceo Grajales (1845-1896) y la región agramontina? La extensa biografía de Maceo que publica el Diccionario enciclopédico de la historia militar de Cuba indica que al frente de las fuerzas villareñas ataca a San Miguel de Nuevitas y Cascorro y se desempeña como jefe militar en la acción de Camujiro. Un momento importante en la relación afectiva con los camagüeyanos debió revelarse cuando la Asamblea Constituyente de Jimaguayú lo nombró lugarteniente general del EL el 18 de septiembre de 1895 y, particularmente, las tres semanas que siguieron al 8 de noviembre cuando tras cruzar el río Jobabo penetra en el territorio de Camagüey en la invasión a Occidente.

En la calle del Comercio rindieron homenaje los camagüeyanos al maestro en el empleo de la táctica, al combatiente por excelencia y al jefe de elevado prestigio, al Titán de Bronce, como se le conoce en la historia de Cuba. 

En febrero de 2012 la Oficina del Historiador de la Ciudad inauguró en ella un paseo peatonal al que los camagüeyanos le otorgaron el calificativo de boulevard o boulevard de la calle Maceo. Íntegramente la calle forma parte del área declarada PCH.

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Calle Maceo
(primera mitad del siglo XX)

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Información relacionada en el blog: 

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además:

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Marcos Antonio Tamames-Henderson (Jamaica, Guantánamo, 1961). Lic. Historia del Arte (1997), MSc. en Historia del Arte y en Conservación y Rehabilitación de Centros Históricos (2007). Miembro de la Uneac, Unaic, Unhic. La Editorial Ácana ha publicado sus libros De la Plaza de Armas al Parque Agramonte. Iconografía, símbolos y significados (2001, 2da ed. 2003); Tras las huellas del patrimonio (2004); La ciudad como texto cultural. Camagüey 1514-1837 (2005); Una ciudad en el laberinto de la ilustración (2009) y La cofradía de los signos urbanos (2012). Premio Especial Roberto Balmaceda (Uneac, 2002), Juan Marinello (2006), Juan Torres Lasqueti (2005, 2010, 2011 y 2012), Ensayo Histórico Enfoque (2007), Crítica Histórica José Luciano Franco (2005), Publicaciones, teoría y crítica en el V Salón de Arquitectura (2005) y Jorge Enrique Mendoza (2004), entre otros.

Thursday, April 9, 2020

Calles y callejones de Camagüey: Calle San Clemente, Raúl Lamar (por Marcos A. Tamames-Henderson)

Nota del blog: Cada jueves se publica en el blog, gracias a la cortesía de Marcos Antonio Tamames-Henderson, una selección de su libro Calles y callejones de Camagüey. Entre la leyenda y la historia. 


San Clemente nace en la calle de la Candelaria y en su recorrido corta Mayor; da fin a San Juan de Dios (I), cruza de la Carnicería o Contaduría, del Hospital o Nuestra Señora de Loreto, San Pedro Alcántara u Honda, Santa Catalina, San Ildefonso y del Desengaño o de la Cruz; ofrece cierre a del Camposanto (I), apertura al callejón del Hortelano (D) y culminación a la calle 2da. Transversal; acaricia a San Rafael y continúa en dirección a la Carretera Central Oeste.

Su nombre original pudiera vincularse a dos razones fundamentales. La primera, profundamente religiosa, en veneración al primero de los padres apostólicos, san Clemente I; tercer obispo de Roma que estuvo familiarizado con san Pedro y san Pablo. Según su biografía san Clemente fue uno de los escritores eclesiásticos que mayor reconocimiento gozó por su Epístola a los Corintios, documento considerado de forma unánime como un libro canónico de la Biblia hasta el siglo IV, la pieza más antigua de la literatura cristiana fuera del Nuevo Testamento, de la que el nombre, cargo y fecha del autor están probados con rigor histórico. Su festividad se celebra el 23 de noviembre. ¿Habrá vivido en esta calle un fiel devoto a san Clemente con jerarquía social suficiente para rendir en el espacio público su advocación a este santo? La segunda, a iniciativa de un ciudadano llegado de San Clemente, villa de la región de Cuenca en Castilla-La Mancha con la que Puerto Príncipe encuentra similitud en relación con la ganadería como factor económico importante. 

El acto de rebautizarla se inicia el 2 de febrero de 1915. En sesión del Ayuntamiento se propone honrar a Raúl Lamar y Salomón, hijo adoptivo de Camagüey por acuerdo unánime de esta cámara por los muchos servicios y valiosas gestiones realizadas en beneficio de este municipio; que desde la presidencia de la Benemérita Sociedad Popular de Santa Cecilia logró dotar a Camagüey de la admirable estatua del mayor y considerando que en abril próximo harán tres años que murió. 

Se honraba en este eje a Raúl Lamar Salomón (Matanzas, 1856 - Camagüey, 1912) no solo el incansable promotor de la escultura ecuestre al Mayor, sino también el concejal del Ayuntamiento que estuvo al frente de parques y paseos, cargo bajo el cual realizó la remodelación del Casino Campestre con un mobiliario de bancos y luminarias modernos en el segundo lustro del siglo XX. 

Aproximadamente tres años más tarde, el 1ro. de noviembre de 1917, otro de los concejales aboga por colocar a San Clemente el nombre de mayor general Manuel Suárez patriota que había muerto el 3 de enero de ese año; pero Raúl Lamar gozaba de sólido reconocimiento en la ciudad. Quedó así, sin aspiración a perpetuarse en la toponimia urbana, la figura de Manuel Suárez Delgado (1837-1917), militar al que en 1870 el mayor general Ignacio Agramonte y Loynaz ascendió a teniente coronel. Este soldado el 10 de abril de 1871 tomó el pueblo de Bagá y participó en las acciones de Sebastopol, Cascorro y el ataque a Las Tunas en 1872; uno de los participantes del combate de Jimaguayú el 11 de mayo de 1873, donde cayó Agramonte. 

De San Clemente, topónimo que desafía el tiempo y los acontecimientos históricos culturales de la localidad, pertenecen al área PCH las cuadras comprendidas entre de La Candelaria y San Pedro Alcántara u Honda. El resto queda integrada al CH.


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Marcos Antonio Tamames-Henderson (Jamaica, Guantánamo, 1961). Lic. Historia del Arte (1997), MSc. en Historia del Arte y en Conservación y Rehabilitación de Centros Históricos (2007). Miembro de la Uneac, Unaic, Unhic. La Editorial Ácana ha publicado sus libros De la Plaza de Armas al Parque Agramonte. Iconografía, símbolos y significados (2001, 2da ed. 2003); Tras las huellas del patrimonio (2004); La ciudad como texto cultural. Camagüey 1514-1837 (2005); Una ciudad en el laberinto de la ilustración (2009) y La cofradía de los signos urbanos (2012). Premio Especial Roberto Balmaceda (Uneac, 2002), Juan Marinello (2006), Juan Torres Lasqueti (2005, 2010, 2011 y 2012), Ensayo Histórico Enfoque (2007), Crítica Histórica José Luciano Franco (2005), Publicaciones, teoría y crítica en el V Salón de Arquitectura (2005) y Jorge Enrique Mendoza (2004), entre otros.

Thursday, April 2, 2020

Calles y callejones de Camagüey: Calle San Cipriano, Ramón Fonseca (por Marcos A. Tamames-Henderson)

Nota del blog: Cada jueves se publica en el blog, gracias a la cortesía de Marcos Antonio Tamames-Henderson, una selección de su libro Calles y callejones de Camagüey. Entre la leyenda y la historia. 
 

Tiene su génesis en la calle de la Reina y en su recorrido da cierre al callejón de Ticunicú (D), corta a San Adriano y culmina con una pequeña plazuela a la que da nombre en su intercepción con la calle de los Pobres. Tal si estuviera bordeando las márgenes de un río, se ensancha y estrecha, pero siempre ofrece continuidad. 

Su nombre rinde tributo a uno de los padres de la Iglesia más autorizados, en especial por la doctrina contenida en De Catholicae Ecclesiae Unitate (Sobre la unidad de la Iglesia Católica). Su festividad se celebra el 16 de septiembre. Cuenta la leyenda que Cipriano fue un mago que con ayuda de los demonios quiso llevar a la ruina a santa Justina, proyecto que frustró la virgen con el signo de la cruz. Llevado a la desesperación, Cipriano hizo él mismo la señal de la cruz y de esta manera se vio liberado de los duros trabajos de Satán y con posterioridad alcanzó el cargo de obispo, mientras Justina se convirtió en la cabeza de un convento. Narra además que durante la persecución de Diocleciano ambos fueron capturados y torturados y como su fe no disminuyó, fueron decapitados a orillas del río Galo. En el mundo de habla hispana y portuguesa se popularizó El gran libro de san Cipriano, lleno de oraciones y hechizos, que es ampliamente vendido.

En el imaginario popular español el novelista Reynaldo González lo contextualiza como una figura desde la cual exorcizar el mal: “¡Vale retro, Satanás! ¡Con dos te miro, con tres te toco, la sangre te debo y el corazón te parto! Conmigo la Cruz de la Santa Cruzada y el amparo de san Ciprián, recibido por los nacidos en Salamanca. Si pies traes no me alcanzas, si hierro tienes no me hieres, si nudos haces no me atas. ¡Huye, tiniebla, que soy luz!” ¿Viviría en esta calle un hijo de Salamanca que se encargó de perpetuar en ella el santo patrón de su natal territorio? 

La iniciativa para modificar su nombre aparece el 24 de septiembre de 1919 a cargo del concejal Eusebio Cantero Cantero, quien propuso nombrarle José María Heredia, “en conmoración del gran poeta nacional que en vida llevó el nombre de José María Heredia”, moción que aparece aprobada por el alcalde municipal el 4 de octubre. Sin embargo, también en esa ocasión llega a la municipalidad una solicitud de Ramón Antonio Cisneros de Zayas, consistente en cambiar el topónimo a varias calles de la ciudad y sugiere para San Cipriano el de Ramón Fonseca, teniente coronel del EL. El 26 de septiembre de 1919, luego de dejar el homenaje a Heredia para otra calle, se acuerda definitivamente colocar el topónimo del teniente coronel Ramón Fonseca Pérez, el camagüeyano que se incorporó a la guerra el 5 de junio de 1895 al mando de una guerrilla organizada por él mismo y que muriera en San Ramón de Sabana Grande el 23 de octubre de 1896 con el grado de comandante.

De la resistencia al cambio da muestra la solicitud que hacen los miembros del Ayuntamiento al DSAMC en sesión del 23 de agosto de 1927, consistente en conocer el nombre actual de San Cipriano, huella de que Ramón Fonseca no había sido reconocido. En toda su extensión San Cipriano forma parte del área PCH. 



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Marcos Antonio Tamames-Henderson (Jamaica, Guantánamo, 1961). Lic. Historia del Arte (1997), MSc. en Historia del Arte y en Conservación y Rehabilitación de Centros Históricos (2007). Miembro de la Uneac, Unaic, Unhic. La Editorial Ácana ha publicado sus libros De la Plaza de Armas al Parque Agramonte. Iconografía, símbolos y significados (2001, 2da ed. 2003); Tras las huellas del patrimonio (2004); La ciudad como texto cultural. Camagüey 1514-1837 (2005); Una ciudad en el laberinto de la ilustración (2009) y La cofradía de los signos urbanos (2012). Premio Especial Roberto Balmaceda (Uneac, 2002), Juan Marinello (2006), Juan Torres Lasqueti (2005, 2010, 2011 y 2012), Ensayo Histórico Enfoque (2007), Crítica Histórica José Luciano Franco (2005), Publicaciones, teoría y crítica en el V Salón de Arquitectura (2005) y Jorge Enrique Mendoza (2004), entre otros.

Thursday, March 26, 2020

Calles y callejones de Camagüey: Calle del Cielo, Plácido (por Marcos A. Tamames-Henderson)

Nota del blog: Cada jueves se publica en el blog, gracias a la cortesía de Marcos Antonio Tamames-Henderson, una selección de su libro Calles y callejones de Camagüey. Entre la leyenda y la historia. 



Del Cielo nace en San Luis Beltrán y tras una pronunciada curvatura desemboca en ella el callejón de la Risa (D); luego cruza San Ildefonso, del Desengaño o de la Cruz y del Camposanto; ofrece cierre al callejón de San Gregorio o de Mata (I) e inicio a 2da. (D) y a 1ra. (D); secciona la Carretera Central Oeste y en su prolongación se inician los callejones Cinco Metros (D), Cuba Libre (D), T. Riverón (D), Rubirosa (D) y callejón del Cura (I). Termina fusionándose con de las Damas en la Carretera de Vertientes. 

Lasqueti en su obra anuncia: “Se desconoce el origen del nombre”. Desde la cosmogonía religiosa principeña del Cielo pudiera aludir a la figura del Redentor como medio para acceder al paraíso después de la muerte si en vida se han cumplido los preceptos divinos. No deja de estar del todo desacertado quien por la providencia divina anhele que sea del Cielo desde donde arriben tiempos mejores para su presente. 

El rebautizo se anuncia el 24 de septiembre de 1919. Cuando el concejal Eusebio Cantero Cantero propone a la corporación, previa suspensión de los efectos del artículo 13 del reglamento para el régimen interior del Ayuntamiento, que se acuerde cambiar el nombre por el de Plácido, “en conmemoración del poeta tan patriótico, que en vida llevó dicho nombre”. Por consiguiente pasó a la toponimia urbana Gabriel de la Concepción Valdés (La Habana, 1809-Matanzas, 1844), el recogido en la Casa de Beneficencia fundada por el obispo Valdés, que aprende dibujo y se especializa como peinetero, sin que ambos oficios le impidieran dedicarse a la poesía, el repentismo y la improvisación, obra que ocultó bajo el seudónimo Plácido; el patriota y amante de la libertad que había coincidido con El Lugareño en “el entresuelo de la calle Muralla esquina a la de la Habana para respirar, siquiera a las ráfagas, las auras vitales de la civilización”. 

El 4 de octubre de 1919 el acuerdo es firmado por el alcalde municipal. Pero la memoria colectiva perpetuará el nombre Cielo. Ninguna de sus cuadras se ubica en el área PCH, mas íntegramente forma parte del CH.


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Marcos Antonio Tamames-Henderson (Jamaica, Guantánamo, 1961). Lic. Historia del Arte (1997), MSc. en Historia del Arte y en Conservación y Rehabilitación de Centros Históricos (2007). Miembro de la Uneac, Unaic, Unhic. La Editorial Ácana ha publicado sus libros De la Plaza de Armas al Parque Agramonte. Iconografía, símbolos y significados (2001, 2da ed. 2003); Tras las huellas del patrimonio (2004); La ciudad como texto cultural. Camagüey 1514-1837 (2005); Una ciudad en el laberinto de la ilustración (2009) y La cofradía de los signos urbanos (2012). Premio Especial Roberto Balmaceda (Uneac, 2002), Juan Marinello (2006), Juan Torres Lasqueti (2005, 2010, 2011 y 2012), Ensayo Histórico Enfoque (2007), Crítica Histórica José Luciano Franco (2005), Publicaciones, teoría y crítica en el V Salón de Arquitectura (2005) y Jorge Enrique Mendoza (2004), entre otros.

Thursday, March 19, 2020

Calles y callejones de Camagüey: Calle Santa Catalina, Aurelio Castillo (por Marcos A. Tamames-Henderson)

Nota del blog: Cada jueves se publica en el blog, gracias a la cortesía de Marcos Antonio Tamames-Henderson, una selección de su libro Calles y callejones de Camagüey. Entre la leyenda y la historia.



Santa Catalina parte de la calle del Matadero y en su recorrido corta San Gabriel o San Mateo, San Rafael, San Clemente y San Isidro para finalizar en la del Santo Cristo.

¿Su nombre católico hace referencia a santa Catalina de Alejandría o a santa Catalina de Siena (1347-1380)? Una aproximación a las biografías de estas religiosas nos lleva a elegir a la segunda, pues si bien la historia de la primera es tan dudosa que conllevó a que en 1969 se retirara del calendario de la Iglesia Católica, la segunda revela rasgos que conectan con la consolidación de la identidad regional en los siglos XVIII y XIX. ¿Se avecinó en esta calle algún inmigrante italiano devoto de esta santa?

La vida de Caterina Benincasa, verdadero nombre de la santa, indica su participación de forma activa en los asuntos públicos de su tiempo, a lo que se añaden el aprendizaje y disfrute de la lectura desde edad temprana, el sentido de una vida austera y su entrega a los pobres, así como su tenacidad para promover la paz. La participación de Eusebia Ciriaca de Varona en la construcción de la iglesia del Carmen, un hospital para mujeres pobres y un colegio de enseñanza superior a cargo de los jesuitas y la de su hermana doña Rosa en la construcción de la iglesia de La Soledad; la de Ángela Hidalgo Agramonte en la ampliación del hospital de San Juan de Dios y la de Juana de Varona en el santuario a la virgen de La Caridad del Cobre, son solo algunos de los ejemplos.

De la camagüeyana Loreto de Cisneros Betancourt comentaba su hijo, Gaspar Betancourt Cisneros: “no necesitó de maestra para aprender a escribir. Leía mucho, y tal vez tenía ella más libros que todas las demás señoras camagüeyanas de su tiempo”. Describe que entre los textos de su biblioteca, además de la gran Biblia, el año cristiano, las obras de santa Teresa y san Agustín se encontraban las obras de Cervantes, Moreto y Lope de Vega, sin que faltaran los textos de historia. Reafirma El Lugareño: “Mi madre lucía por entones en la tertulia de mi abuela Da. Luisa Rufina, que era una señora respetabilísima, y en cuya casa se reunían los personajes que visitaban a Puerto Príncipe para desempeñar alguna comisión del gobierno o algún empleo principal”. El recinto familiar era un ambiente de aprendizaje y progreso, allí se discutía de lo más avanzado en la civilización extranjera. ¿Estarían de jolgorio los vecinos de esta calle cada 29 de abril, día en que se celebra la fiesta de santa Catalina?

Es curioso que como acto de rebeldía la historia de santa Catalina de Siena muestre el pasaje en que se corta el cabello y cubre con un velo su cabeza cuando sus padres comenzaron a hacer planes para su matrimonio, postura que asumirán las principeñas ante el fusilamiento de Joaquín de Agüero y sus compañeros en 1851. Recuérdese la cuarteta que circulaba la voz popular por aquellos tiempos:
Aquella camagüeyana
que no se cortase el pelo,
no es digna que en nuestro suelo
la miremos como hermana
Su cambio de nombre, según informe del DSAMC del 21 de diciembre de 1927, no ha sido modificado y la coloca en centro de atención. Pasado apenas un año, en sesión del 11 de febrero de 1929 la corporación acuerda, a propuesta del concejal Sr. Luis R. Sala Céspedes y previa suspensión de los efectos del art. 13 del reglamento interior del Ayuntamiento, cambiarle el nombre por el de Aurelio Castillo. La aprobación se realiza tres días después y antes del mes, el día 28, se informa al presidente de la Comisión de Impuesto Territorial y al registrador de la propiedad en Camagüey la modernización del topónimo.

Siguiendo los trámites establecidos el cambio se hizo público en la página 5 del Boletín Oficial de la Provincia de Camagüey el sábado 2 de marzo de 1929, aunque desde el mes anterior, el 26 de febrero de 1929, los concejales recibían el agradecimiento de Serapio Castillo y otros familiares por “haberle puesto el nombre de su padre, Aurelio Castillo, a la antigua calle de Santa Catalina”.

En la actualidad Aurelio Castillo es un nombre no solo olvidado sino de poco reconocimiento social; de ahí que no pocas personas al escucharlo intenten corregirlo por el de Aurelia Castillo; error que se prolonga a algunos planos contemporáneos de la ciudad. ¿Se trataba de perpetuar la figura del hijo de José y Manuela, aquel soldado que ingresara a la Guerra del 95 el 10 de diciembre de ese año en el Regimiento de Caballería Martí” en Sancti Espíritus, el Cuarto Cuerpo del EL?

De modo que Santa Calina deviene un texto cultural de suma importancia en la memoria cultural de la ciudad en paralelo al papel jugado por sus mujeres en la construcción del patrimonio que atesora. En toda su extensión Santa Catalina se integra al área PCH. 

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Marcos Antonio Tamames-Henderson (Jamaica, Guantánamo, 1961). Lic. Historia del Arte (1997), MSc. en Historia del Arte y en Conservación y Rehabilitación de Centros Históricos (2007). Miembro de la Uneac, Unaic, Unhic. La Editorial Ácana ha publicado sus libros De la Plaza de Armas al Parque Agramonte. Iconografía, símbolos y significados (2001, 2da ed. 2003); Tras las huellas del patrimonio (2004); La ciudad como texto cultural. Camagüey 1514-1837 (2005); Una ciudad en el laberinto de la ilustración (2009) y La cofradía de los signos urbanos (2012). Premio Especial Roberto Balmaceda (Uneac, 2002), Juan Marinello (2006), Juan Torres Lasqueti (2005, 2010, 2011 y 2012), Ensayo Histórico Enfoque (2007), Crítica Histórica José Luciano Franco (2005), Publicaciones, teoría y crítica en el V Salón de Arquitectura (2005) y Jorge Enrique Mendoza (2004), entre otros.

Thursday, March 12, 2020

Calles y callejones de Camagüey: Callejón de Castellanos (por Marcos A. Tamames-Henderson)


Nota del blog: Cada jueves se publica en el blog, gracias a la cortesía de Marcos Antonio Tamames-Henderson, una selección de su libro Calles y callejones de Camagüey. Entre la leyenda y la historia. 


Se origina en la calle de la Reina y en su trayectoria corta San Juan y muere en San Fernando. Su discreción es tal que en la relación de calles que ofrece Lasqueti no aparece referenciada. El origen del nombre de este callejón está relacionado con la ilustre casta de los Castellanos. El hecho de que en 1883 se divulgara en la intercepción con la calle de la Reina, en el no. 71, la morada del escribano Federico Castellanos, abogado de renombre que tenía su notaría en Santa Ana no. 83, hace suponer que a sus ancestros se debe el nombre del callejón. 

En 1766 don Esteban Castellanos ocupaba uno de los oficios públicos de la villa, tal como lo desempeñara el licenciado don Rafael Castellanos Mojarrieta en 1805; en la calle Reina tenía su propiedad el excelentísimo doctor José de la Cruz Castellanos en los alrededores de 1846 y 1850. Fueron licenciados con este apellido el Sr. Gregorio Castellanos y el brigadier Manuel Castellanos Aguilar, quien además ocupó el cargo de regidor entre 1846-1850. Sin dudas, debía gozar el letrado Federico de un reconocimiento que se extendía a la calle lateral de su morada. 

En relación a su cambio de nombre, el informe del DSAMC correspondiente al 21 de diciembre de 1927 lo señala entre los que no ha sufrido modificación alguna, situación que lo inscribía dentro del potencial de calles a renombrar. Quizás por su discreción en el paisaje urbano no fue tomado en cuenta a lo largo de su historia. De modo que Castellanos, como referente urbano, rememora una de las ilustres familias del Puerto Príncipe colonial. En su integridad forma parte del CH y su primera cuadra, entre Reina y San Juan, pertenece al área PCH. 


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Marcos Antonio Tamames-Henderson (Jamaica, Guantánamo, 1961). Lic. Historia del Arte (1997), MSc. en Historia del Arte y en Conservación y Rehabilitación de Centros Históricos (2007). Miembro de la Uneac, Unaic, Unhic. La Editorial Ácana ha publicado sus libros De la Plaza de Armas al Parque Agramonte. Iconografía, símbolos y significados (2001, 2da ed. 2003); Tras las huellas del patrimonio (2004); La ciudad como texto cultural. Camagüey 1514-1837 (2005); Una ciudad en el laberinto de la ilustración (2009) y La cofradía de los signos urbanos (2012). Premio Especial Roberto Balmaceda (Uneac, 2002), Juan Marinello (2006), Juan Torres Lasqueti (2005, 2010, 2011 y 2012), Ensayo Histórico Enfoque (2007), Crítica Histórica José Luciano Franco (2005), Publicaciones, teoría y crítica en el V Salón de Arquitectura (2005) y Jorge Enrique Mendoza (2004), entre otros.

Thursday, March 5, 2020

Calles y callejones de Camagüey: Calle del Carmen, Capitán Marín Varona (por Marcos A. Tamames-Henderson)

 
 
 

Nace en San Diego y en el ensanche que forma la plaza del Carmen, da fin a San Ignacio (D); corta la calle San Ramón, recibe a Honda o San Pedro Alcántara y su plazoleta (D); pasa Santiago u Horca y Santa Inés o del Medio para terminar en Santa Ana. El origen de su nombre es preciso buscarlo hacia 1730 cuando se otorgó licencia al matrimonio formado por don Jacinto Manuel Hidalgo y doña Eusebia Ciriaca de Varona para erigir un templo a los padres carmelitas en el lote de manzana con frente a una calle que parte de la de San Diego. ¿Cuán devotos eran estos patricios de la virgen del Carmen? ¿Cuán afín a la ermitaña doctrina de su fundador en la que prima la austeridad, la soledad y la abstinencia a comer carne? ¿Se trataba de venerar a la patrona del mar, la protectora de la entrada de la riqueza a la mediterránea villa?

Su cambio de nombre por Capitán Marín Varona estuvo a cargo de los concejales Juan Acosta Álvarez, Abelardo Chapellí Marín y Eusebio Cantero Cantero, quienes plantean su proyecto en la sesión del 30 de mayo de 1919. La idea es rendir homenaje al capitán Marín Varona y no precisamente por su trayectoria militar, sino al hacer artístico; de ahí que los autores de su rebautizo, decidan hacer la propuesta en asociación al creador Pablo Pildaín. El 30 de mayo de 1919 argumentaban en sesión del Ayuntamiento:
POR CUANTO: Entender los que suscriben, que los nombres de los artistas camagüeyanos, J. Marín Varona, en la música, y Pablo Pildaín, en el arte teatral, que en vida fueron reconocidos como genios en sus respectivos géneros, resultando a la vez una gloria para el Camagüey, que en todos los órdenes de la vida ha demostrado que sus hijos son verdaderas mentalidades, como lo patentiza la recordación de “Varona y Pildaín”, … proponen cambiarle el nombre a la calle Carmen, por Marín Varona y ponerle el nombre de Pablo Pildaín a la Plaza del Teatro Principal.
La aprobación fue unánime. Se confirmó al día siguiente y el 9 de junio recibía el aval del alcalde municipal y a partir de entonces los camagüeyanos rindieron homenaje a José Marín y Varona (Puerto Príncipe, 1859-La Habana, 1912), el organizador y director de la Banda del Estado Mayor del Ejército, el músico y compositor al que Juárez Cano considerara “un gran artista, mago de la batuta y excelso director de orquesta y banda”; mientras Arturo Don Varona, además de destacar entre sus composiciones la colección de danzas Tropicales que le valieron un Premio en la Exposición Universal de París en 1900, cita la zarzuela El brujo —grabada y difundida por la RCA Víctor—; el gran vals del concierto Esperanza, premiada en la Exposición de Búfalo, así como danzas, habaneras, polkas, tangos, guajiras, canciones y composiciones escolares de corte patriótico. La investigadora Verónica Fernández Díaz subraya su obra pedagógica y la conformación de tratados teóricos y crítica musical que publicara en Cuba Musical.

Se trata, sin dudas, de un eje que se distingue por su rectitud y forma parte del CH. De sus cuadras, solo una se integra al área PCH, la que limitan San Diego y San Ramón.

Década de 1950
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Foto actual

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Marcos Antonio Tamames-Henderson (Jamaica, Guantánamo, 1961). Lic. Historia del Arte (1997), MSc. en Historia del Arte y en Conservación y Rehabilitación de Centros Históricos (2007). Miembro de la Uneac, Unaic, Unhic. La Editorial Ácana ha publicado sus libros De la Plaza de Armas al Parque Agramonte. Iconografía, símbolos y significados (2001, 2da ed. 2003); Tras las huellas del patrimonio (2004); La ciudad como texto cultural. Camagüey 1514-1837 (2005); Una ciudad en el laberinto de la ilustración (2009) y La cofradía de los signos urbanos (2012). Premio Especial Roberto Balmaceda (Uneac, 2002), Juan Marinello (2006), Juan Torres Lasqueti (2005, 2010, 2011 y 2012), Ensayo Histórico Enfoque (2007), Crítica Histórica José Luciano Franco (2005), Publicaciones, teoría y crítica en el V Salón de Arquitectura (2005) y Jorge Enrique Mendoza (2004), entre otros.

Thursday, February 27, 2020

Calles y callejones de Camagüey: Calle de la Caridad, Avenida de la Libertad (por Marcos A. Tamames-Henderson)

Nota del blog: Cada jueves se publica en el blog, gracias a la cortesía de Marcos Antonio Tamames-Henderson, una selección de su libro Calles y callejones de Camagüey. Entre la leyenda y la historia.


 

La calle de La Caridad, como se nombra en los planos del siglo XIX, nace tras cruzar el río Hatibonico y en su trayectoria separa la Carretera Central en Este y Oeste; da inicio al callejón de Chumbo (I) y al de La Candelaria (D); corta los callejones de Alonso Frutos, de Sifontes, de Arrieta, de Pancha Agramonte, del Coronel Gutiérrez, del Coronel Bringas y Sociedad Patriótica, prolongándose a María del Rosario y culminar en la inserción de Padre Felipe en la Carretera Central Este. 

La calle de la Caridad es uno de los primeros signos de Modernidad del Camagüey legendario, aunque en verdad su connotación sociocultural desborda la novedad de una morfología de manzanas ortogonales y un paisaje arquitectónico en el que predominan los portales. Comenzó a formarse cuando el matrimonio de don Carlos Bringas y de la Torre y doña Juana de Varona y Barrera ofreció un santuario a la virgen mambisa si les concedía un heredero. El edificio religioso abrió sus puertas el 8 de septiembre de 1734, fecha desde la cual se definió un eje estructurador del naciente “pueblecito” de La Caridad.

En su definición, un momento significativo lo ocupa el proyecto de la Sociedad Patriótica de Puerto Príncipe de habilitar en el eje un Paseo o Alameda en 1843, lo que conlleva a que se reconozca como alameda de la Caridad. El acto de rebautizo se vincula con la entrada de las tropas insurrectas a Puerto Príncipe por este eje el 30 de noviembre de 1898, acuerdo que se aprueba el 23 de enero de 1899 junto a calles principales como de la Mayor, de la Candelaria, del Príncipe, de la Merced y las plazas de Armas y de Paula. 

A partir de 1899 la antigua alameda de la Caridad rememorará en su nombre un acontecimiento histórico cultural que Abelardo Chapellí Marín describe con entusiasmo en su artículo “La gloriosa vuelta de los libertadores”. Asomarse a algunos de sus fragmentos ayuda a comprender el sentido ético que acompaña a sus protagonistas no solo con la causa por la que han estado dispuestos a ofrendar su vida, sino también por la lealtad que reina entre ellos:
A las seis de la mañana dio comienzo la formación en la antigua carretera de Cuba. Una escuadra de infantería venía a la vanguardia, siguiéndoles los batallones de infantería de Gómez, de Jacinto, de Oscar Primelles con sus respectivos jefes y oficiales, luego el Cuartel General del Tercer Cuerpo con su General Lope Recio Loynaz, con su Estado Mayor y Ayundantes etc., después los regimientos de caballería de Agramonte, de Eduardo, de Camagüey, de Caonao, todos igualmente con sus jefes con sus coroneles, Braulio Peña, Aurelio Batista, Benjamín Sánchez Agramonte, Rafael Labrada, Joaquín Barreto, Balolo Fernández, Fernando Fernández, Gonzalo Moreno, y los generales Carlos Agüero, Fernando Espinosa, Maximiliano Ramos etc. // Aun recordamos con cuanta alegría oímos las campanas de la iglesia de La Caridad, que repicaban intensamente, a medida que se aproximaban las fuerzas cubanas. Nuestra banda de música Libertad mandada por el inolvidable Capitán Víctor Pacheco entonaba el magnífico paso doble El Triunfo, original de dicho capitán. // Todo el elemento civil de la Revolución con sus capitanes, prefectos, gobernadores, subprefectos y jefes de postas y de predios, en fin, todos cuanto de una manera u otra habían contribuido al triunfo de la Independencia de la Patria, venía en aquella formidable parada militar, que hacía su entrada en Camagüey al grito de Viva Cuba Libre.
Obsérvese que todos los oficiales referidos, dado el compromiso para con su tiempo y su generación, harán que unos y otros pasen a formar parte de la toponimia urbana durante la primera mitad del entrante siglo. En los nombres de las calles y plazas dejaron los signos de la historia de las guerras de independencia de Cuba; para su lectura e interpretación se contaba con los centros de enseñanza y las sociedades de instrucción y recreo. 

Sin embargo, no por ello la calle dejó de estar amenazada con un nuevo cambio toponímico. En 1941 corrió el rumor para colocarle a la Avenida de la Libertad el nombre General Menocal, para perpetuar al recién fallecido Mario García Menocal Deop (Jagüey Grande, 1866-La Habana, 7 de septiembre de 1941); pero la Asociación de Veteranos de la Independencia gozaba de fuerza aún para defender su legado y el 22 de septiembre de 1941 envió carta al Ayuntamiento en la que hacía constar: “se nos hace difícil a los Directivos de esta Delegación y la mayoría de los veteranos, creer que se piense en semejante desatino, pues aparte de todas las glorias conquistadas por nuestros héroes, es lo cierto que la Avenida de la Libertad se santificó con la entrada triunfante de nuestro Ejército Libertador […] esperamos que si llegara a ese Consistorio de dignos Concejales la aludida proposición sea rechazada en respeto a lo que otra Cámara aprobó en señal de agradecimiento a nuestros libertadores”. 

La memoria colectiva, desde el plano cultural, haría lo suyo. La Avenida de la Caridad, como se le reconoce familiarmente, forma parte del CH. 


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Marcos Antonio Tamames-Henderson (Jamaica, Guantánamo, 1961). Lic. Historia del Arte (1997), MSc. en Historia del Arte y en Conservación y Rehabilitación de Centros Históricos (2007). Miembro de la Uneac, Unaic, Unhic. La Editorial Ácana ha publicado sus libros De la Plaza de Armas al Parque Agramonte. Iconografía, símbolos y significados (2001, 2da ed. 2003); Tras las huellas del patrimonio (2004); La ciudad como texto cultural. Camagüey 1514-1837 (2005); Una ciudad en el laberinto de la ilustración (2009) y La cofradía de los signos urbanos (2012). Premio Especial Roberto Balmaceda (Uneac, 2002), Juan Marinello (2006), Juan Torres Lasqueti (2005, 2010, 2011 y 2012), Ensayo Histórico Enfoque (2007), Crítica Histórica José Luciano Franco (2005), Publicaciones, teoría y crítica en el V Salón de Arquitectura (2005) y Jorge Enrique Mendoza (2004), entre otros.

Thursday, February 20, 2020

Calles y callejones de Camagüey: Callejón de la Candelaria, Teniente Coronel Francisco Benavides (por Marcos A. Tamames-Henderson)

Nota del blog: Cada jueves se publica en el blog, gracias a la cortesía de Marcos Antonio Tamames-Henderson, una selección de su libro Calles y callejones de Camagüey. Entre la leyenda y la historia. 





De la Candelaria no solo es el nombre de uno de los ejes principales de la ciudad intrarríos sino también el de este callejón que se ubica en las inmediaciones del puente de La Caridad y debió ser el límite de la primera manzana del lateral derecho de la antigua alameda. Tomás Valiés y Benabarre lo muestra en el plano de 1883 delimitado por las calles de la Caridad y Cuba. En la centuria posterior se prolonga en dirección a los repartos Vista Hermosa y El Jardín como calle no. 4. 

Su nombre se establece a partir de reconocer como hito arquitectónico la ermita de la Candelaria para la cual se merceda terreno a nombre de Agustín Noa y otros vecinos de La Caridad en 1806, propiedad que un año después pasaría a don Francisco Alonso Domínguez, quien se haría cargo de su mayordomía; es decir, del cuidado y gobierno de sus funciones religiosas. 

En relación con su cambio de nombre informe del DSAMC fechado el 21 de diciembre de 1927 lo revela sin modificación, lo cual indicaba con ello su potencialidad para la modernización. Dos años después, el 20 de febrero de 1930, el concejal Agustín Pueyo Rodríguez somete a consideración de la cámara municipal el cambio de nombre a los callejones de los Lanceros, de Alonso Frutos, de Sifontes y de la Candelaria, y sugiere en este último homenajear al teniente coronel Faico Benavides, acuerdo que fue tomado en sesión del 9 de abril de ese año y publicado en el Boletín Oficial de Camagüey el 12 de mayo de 1930. 

Se rendía así homenaje a Francisco Benavides y Luaces, aquel alférez del regimiento Agramonte que trae la correspondencia de Las Villas a Jimaguayú el 16 de septiembre de 1895; el patriota muerto a la terminación de la guerra en Merced Núñez el 31 de marzo de 1898 con el grado de teniente coronel al mando del regimiento Caonao de la Segunda División del Tercer cuerpo del EL. 

Con la desaparición del templo se perdió el referente que había dado nombre a la calle, al tiempo que minimizaba la posibilidad de reconocerla por el nombre de la patrona de la ciudad, a pesar de que, aun en una de las esquina a la Avenida, pervive el nombre de la santa. Su única cuadra pertenece al CH.


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Marcos Antonio Tamames-Henderson (Jamaica, Guantánamo, 1961). Lic. Historia del Arte (1997), MSc. en Historia del Arte y en Conservación y Rehabilitación de Centros Históricos (2007). Miembro de la Uneac, Unaic, Unhic. La Editorial Ácana ha publicado sus libros De la Plaza de Armas al Parque Agramonte. Iconografía, símbolos y significados (2001, 2da ed. 2003); Tras las huellas del patrimonio (2004); La ciudad como texto cultural. Camagüey 1514-1837 (2005); Una ciudad en el laberinto de la ilustración (2009) y La cofradía de los signos urbanos (2012). Premio Especial Roberto Balmaceda (Uneac, 2002), Juan Marinello (2006), Juan Torres Lasqueti (2005, 2010, 2011 y 2012), Ensayo Histórico Enfoque (2007), Crítica Histórica José Luciano Franco (2005), Publicaciones, teoría y crítica en el V Salón de Arquitectura (2005) y Jorge Enrique Mendoza (2004), entre otros.

Thursday, February 13, 2020

Calles y callejones de Camagüey: Calle de la Candelaria, Independencia (por Marcos A. Tamames-Henderson)


Nota del blog: Cada jueves se publica en el blog, gracias a la cortesía de Marcos Antonio Tamames-Henderson, una selección de su libro Calles y callejones de Camagüey. Entre la leyenda y la historia. 


Nace en Plazuela del Puente y corre paralela a las de La Mayor y San Pablo. En su trayectoria supera San Rafael y el callejón De los Pobres; da inicio a San Clemente y cierra el callejón del Cuerno o de San José (D); corta San Francisco y San Diego; anuncia a la calle Plaza de Paula y rebasa San Ignacio y Santa Ana o del Calvario para culminar en la de la Soledad. Su nombre está directamente relacionado con la festividad de la patrona de la villa: Nuestra Señora de la Candelaria, que se celebraba el 2 de febrero para conmemorar la presentación de Jesús en el templo y la glorificación de la Virgen. 

La advocación de La Candelaria ocupa un espacio imprescindible en la historia cultural de esta ciudad, pues solo desde ella podría entenderse el origen de sus primeros pobladores y, lo que es más importante, las raíces de un modo de ser, de esa esencia regional que El Lugareño llamó en el primer cuarto del XIX “camagüeyanidad”. Como topónimo Candelaria porta una información que sobrepasa el hecho urbano. Como advocación mariana tiene su origen en las Islas Canarias, desde donde se expandió al continente americano y dentro de ello al Puerto del Príncipe en la costa norte de la isla de Cuba. Su fiesta, según el calendario o santoral católico, se celebra el 2 de febrero en recuerdo al pasaje bíblico de la presentación de Jesús en el templo y la purificación de la virgen María y es que se ha considerado a la presentación de Cristo como signo de iluminación como las velas o las candelas; de donde se deriva la advocación. 

El pasaje bíblico en que se describe el acto de presentación encierra signos que forman parte de la identidad cultural de los camagüeyanos. Cuenta la narración que en la presentación del niño la Virgen sostiene la candela o vela de la que toma nombre y lleva una canasta con un par de tórtolas. La vela y las palomas, par que encierra la presentación de Jesús y la purificación de María, se integran al escudo de la ciudad en las dos palomas que sostienen los hachones encendidos. Bajo su protección colocaron los primeros habitantes la originaria villa, a ella dedicaron el templo, un edificio que definitivamente quedó emplazado en el lateral de la Plaza de Armas y fue este edificio el que dio nombre a la calle. 

Dada su jerarquía urbana, estuvo entre las primeras en el proceso de rebautizar las calles y plazas finalizando el siglo XIX, el 23 de enero de 1899. Pasa entonces a ser nombrada Independencia por acuerdo del 13 de febrero de ese año. La presencia de este nombre tanto en ciudades capitales como en pequeños pueblos indica las implicaciones nacionales de este caso; por su lado, la presencia de un notable número de servicios en ella contribuyó a que el nuevo nombre se asimilara con rapidez.

Pero tampoco Independencia, signo de emancipación y libertad, quedaría al margen de nuevos procesos e inquietudes legitimadoras y en 1941, durante la celebración del centenario del natalicio del Mayor, el nombre de esta calle fue objeto de análisis y discusión cuando el 15 de diciembre el concejal Francisco Duquesne Agramonte propuso imponerle Bayardo Ignacio Agramonte Loynaz, sugiere, además, colocar la primera placa en la esquina de Independencia y Estrada Palma el día 23, fecha de su natalicio. Sin dudas, se trataba de un acto político que se apoyaba en el hecho de que este eje no solo constituía uno de los laterales del parque que lleva el nombre del Mayor, sino que además culminaba en su casa natal, propuesta que aprobaron varias instituciones entre las que se encontraba la Logia Camagüey. 

Pero la calle continuó llamándose Independencia y así se le reconoce actualmente. En su integridad está incluida dentro del área PCH. 


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Marcos Antonio Tamames-Henderson (Jamaica, Guantánamo, 1961). Lic. Historia del Arte (1997), MSc. en Historia del Arte y en Conservación y Rehabilitación de Centros Históricos (2007). Miembro de la Uneac, Unaic, Unhic. La Editorial Ácana ha publicado sus libros De la Plaza de Armas al Parque Agramonte. Iconografía, símbolos y significados (2001, 2da ed. 2003); Tras las huellas del patrimonio (2004); La ciudad como texto cultural. Camagüey 1514-1837 (2005); Una ciudad en el laberinto de la ilustración (2009) y La cofradía de los signos urbanos (2012). Premio Especial Roberto Balmaceda (Uneac, 2002), Juan Marinello (2006), Juan Torres Lasqueti (2005, 2010, 2011 y 2012), Ensayo Histórico Enfoque (2007), Crítica Histórica José Luciano Franco (2005), Publicaciones, teoría y crítica en el V Salón de Arquitectura (2005) y Jorge Enrique Mendoza (2004), entre otros.

Thursday, February 6, 2020

Calles y callejones de Camagüey: Callejón del Camposanto, Doña Cirila, Carmela Barreal (por Marcos A. Tamames-Henderson)


Nota del blog: Cada jueves, gracias a la cortesía de Marcos Antonio Tamames-Henderson, una selección de su libro Calles y callejones de Camagüey. Entre la leyenda y la historia. 
  

Un minucioso estudio de los planos de la ciudad indica que su nombre se asocia al hecho de que en sus inicios constituía el fondo del cementerio de la iglesia del Santo Cristo del Buen Viaje. Para entonces era un eje que conectaba a San Gabriel o San Mateo con San Lorenzo, cortando en su recorrido a San Rafael, San Clemente, San Isidro, San Luis Beltrán y del Cielo, así lo demuestra el Plano de la ciudad de Puerto Príncipe levantado en 1832 por don Francisco Lavallée, agrimensor público y titular de Real Hacienda. Los crecimientos del Cementerio General, creado en 1814, anularon las cuadras entre San Clemente y San Luis Beltrán, a lo que se sumaría la creación de un pasaje con el nombre Camposanto no. 73 en las inmediaciones de San Lorenzo. 

El historiador Lasqueti indica en relación con su nombre: “porque arranca de uno de sus lados”. El acto de renombrarlo encuentra antecedente en el informe realizado por el DSAMC en diciembre de 1927, donde se ubica entre los ejes que no han modificado su topónimo, mostrando con ello su potencialidad; mas tuvo que esperar hasta el 22 de marzo de 1943 para asomarse a un rebautizo y la iniciativa estuvo a cargo del concejal Cirilo Romero Ramos, quien sugiere a los concejales y al presidente del Ayuntamiento rendir homenaje a doña Cirila “inolvidable y heroica veterana” que había vivido en él largos años, razones bajo las cuales la cámara no puso objeción alguna y tomó el acuerdo por unanimidad.59 Tras una década de su muerte, los camagüeyanos homenajeaban a Cirila López Quintero (1834-1937) en un eje urbano; a la santaclareña que falleciera en su casa, sita en 10 de Octubre 39ª, a los 103 años. Esta capitana del Ejercito Libertador había hecho la Guerra del 68 al lado de Ignacio Agramonte y fue la patriota que con sus manos, confeccionara la primera bandera cubana y se distinguiera por haber participado de manera personal, en el rescate de Sanguily.

Sin embargo, el homenaje a doña Cirila no enraizó cuanto se suponía y en sesión del 2 de diciembre de 1955, el concejal Manuel Hernández Medina, en nombre de la Gran Orden de la Perseverancia, propone a los miembros de la Cámara Municipal poner al callejón del Camposanto Carmela Barreal de González, “una de las más excelsas poetisas camagüeyanas del siglo pasado que, además, cultivó el periodismo con valentía y civismo tanto en Cuba como en México, distinguiéndose de manera extraordinaria como polemista de altos quilates. // Utilizó como seudónimos “Carmelita”, “Flor de Líbano”, “Edmundo Dantés” y “Ernesto de Chuigny”, alumna del insigne bardo mexicano Juan de Dios Peza”. El 30 de diciembre de 1955 se tomó el acuerdo “como tributo a la memoria de Carmela Barreal de González”, al tiempo que se encarga a la Gran Orden de la Perseverancia la colocación de la placa y los gastos que ello generaba. 

Al igual que con Doña Cirila, pocos reconocen en esta calle el nombre Carmela Barreal y, en consecuencia, permanece el uso de Camposanto. Íntegramente, incluyendo su prolongación, forma parte del CH. 

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Marcos Antonio Tamames-Henderson (Jamaica, Guantánamo, 1961). Lic. Historia del Arte (1997), MSc. en Historia del Arte y en Conservación y Rehabilitación de Centros Históricos (2007). Miembro de la Uneac, Unaic, Unhic. La Editorial Ácana ha publicado sus libros De la Plaza de Armas al Parque Agramonte. Iconografía, símbolos y significados (2001, 2da ed. 2003); Tras las huellas del patrimonio (2004); La ciudad como texto cultural. Camagüey 1514-1837 (2005); Una ciudad en el laberinto de la ilustración (2009) y La cofradía de los signos urbanos (2012). Premio Especial Roberto Balmaceda (Uneac, 2002), Juan Marinello (2006), Juan Torres Lasqueti (2005, 2010, 2011 y 2012), Ensayo Histórico Enfoque (2007), Crítica Histórica José Luciano Franco (2005), Publicaciones, teoría y crítica en el V Salón de Arquitectura (2005) y Jorge Enrique Mendoza (2004), entre otros.

Thursday, January 30, 2020

Calles y callejones de Camagüey: Callejón del Calvo o del Infierno, José Álvarez Varona (por Marcos A. Tamames-Henderson)

Nota del blog: Cada jueves, gracias a la cortesía de Marcos Antonio Tamames-Henderson, una selección de su libro Calles y callejones de Camagüey. Entre la leyenda y la historia. 




El callejón del Calvo es un corto eje que se evade del área compacta de la ciudad en busca del río Hatibonico en las inmediaciones del antiguo convento-hospital de San Juan de Dios. Comprende una cuadra que tiene por límites las calles del Matadero y San Rafael. Desde finales del XVII e inicios del XVIII se reconoce popularmente como del Infierno. 

En relación con el topónimo del Calvo, Lasqueti apunta en 1888: “por quedar al lado de la casa de un individuo de aquel apellido”, mas no hay que descartar la consideración de que existiera en él un vecino al que lo distinguiera la ausencia o escasez de cabellera. En cuanto al segundo, utilizado por el escritor Roberto Méndez Martínez como título de su novela: Callejón del Infierno, considera Méndez en su argumento que se debe al hecho de haber sido bautizado con ese nombre una taberna colocada en una de sus penumbrosas accesorias por un comerciante llamado Andrés, en la que se reunían Los Murciélagos, peligrosa banda al servicio del brigadier Ampudia en plena Guerra de Independencia. 

El rebautizo para inscribirlo en las coordenadas republicanas se realiza con posterioridad a 1928, fecha en que el DSMAC lo revela en su informe entre los que no han variado su nombre. Sin embargo, tendrá que esperar al primer lustro de los años 50 para ello, cuando el 8 de junio de 1953 se presenta a la municipalidad una carta del concejal Manuel Hernández Medina, vecino de Maximiliano Ramos no. 116, en la que hacía constar que el nombre de Calvo, a su juicio, carecía de significación “resultando si se quiere hasta irrisible”; allí mismo acota: “En nuestra epopeya redentora figuró como miembro del glorioso Ejército Libertador el Sr. José Álvarez Varona, 2do director de la Banda Municipal de Música, profesor de la Academia de Música auspiciada por la Gran Orden de la Perseverancia, cuya labor gratuita realizara”, perspectiva desde la cual se toma el acuerdo de colocar su nombre al callejón “en póstumo homenaje al veterano y profesor de música desaparecido”. La moción se aprueba en sesión del 9 de septiembre y es firmada por el alcalde municipal el 15 de septiembre.

El callejón es hoy reconocido mayoritariamente por Calvo y está íntegramente incluido en el área PCH.

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Marcos Antonio Tamames-Henderson (Jamaica, Guantánamo, 1961). Lic. Historia del Arte (1997), MSc. en Historia del Arte y en Conservación y Rehabilitación de Centros Históricos (2007). Miembro de la Uneac, Unaic, Unhic. La Editorial Ácana ha publicado sus libros De la Plaza de Armas al Parque Agramonte. Iconografía, símbolos y significados (2001, 2da ed. 2003); Tras las huellas del patrimonio (2004); La ciudad como texto cultural. Camagüey 1514-1837 (2005); Una ciudad en el laberinto de la ilustración (2009) y La cofradía de los signos urbanos (2012). Premio Especial Roberto Balmaceda (Uneac, 2002), Juan Marinello (2006), Juan Torres Lasqueti (2005, 2010, 2011 y 2012), Ensayo Histórico Enfoque (2007), Crítica Histórica José Luciano Franco (2005), Publicaciones, teoría y crítica en el V Salón de Arquitectura (2005) y Jorge Enrique Mendoza (2004), entre otros.

Thursday, January 23, 2020

Calles y callejones de Camagüey: Callejón del Astillero, Aurelia Castillo (por Marcos A. Tamames-Henderson)

Nota del blog: Cada jueves se publica en el blog, gracias a la cortesía de Marcos Antonio Tamames-Henderson, una selección de su libro Calles y callejones de Camagüey. Entre la leyenda y la historia. 


Nace en San Ramón y una vez que recibe el callejón de Masvidal cruza de la Carnicería o Contaduría, para culminar luego en San Miguel. Su anchura y rectitud debían inscribirla en la categoría de calle, mas el hecho de tener cierre en sus extremos le otorgaron el calificativo de callejón.

Lasqueti apunta en 1888 que se desconoce el origen de su nombre. ¿Del Astillero está vinculado a la presencia de un establecimiento en el que se almacena y trabaja la madera con fines a la reparación de embarcaciones de poco calado? ¿O se trataba tan solo de un espacio destinado al corte de leña? Es válido recordar que Puerto Príncipe es una ciudad mediterránea cuyos vínculos con el mar son insospechados y que en 1861, además de una imprenta y la morada de un agrimensor, se ubica en él una carpintería. ¿Acaso entre sus primeros vecinos se distinguió uno oriundo de El Astillero, municipio de Cantabria? 

Un primer intento en el cambio de nombre aparece en el seno del Ayuntamiento el 13 de febrero de 1919, cuando Juan García Borroso, vecino de Padre Valencia no. 4, propone nombrarla Manuel Ramón Silva tan sólida cree su propuesta que como argumento plantea: “Estimo no tener necesidad de hacer mención de los méritos del Dr. Silva para justificar este homenaje que se hace a su memoria y creo firmemente la corporación acuerde y no tendrá reparo en tomar dicho acuerdo”. Pero la sugerencia se deniega y en su lugar se elige un eje de mayor jerarquía para rendir homenaje al pedagogo y constituyentista.

Un segundo intento arriba un mes después, el 12 de marzo de 1919, mediante carta de Ramón Antonio Cisneros Zayas, quien a nombre propio y de algunos vecinos, solicita los cambios para las calles del Carmen, Nuestra Señora del Loreto o del Hospital, Jesús María y del Astillero. Sugiere para esta última el nombre de Rafael Arce en memoria del patriota “fusilado en la época triste del mando del feroz Brigadier Ampudia, por asuntos políticos”; pero analizado el asunto en sesión del día 21 no se tomó acuerdo sobre el tema. 

El tercer y definitivo intento se presenta a través de una carta de Gaspar Álvarez fechada en agosto de 1920, bajo el argumento de honrar la memoria de la recientemente fallecida Sra. Aurelia Castillo de González, insigne mujer camagüeyana que con su preclaro talento y excepcionales dotes ilustró las letras americanas y cantó con lenguaje sentido las glorias de nuestra amada tierra. 

Ante el continuo rebautizar de calles se recomienda en esta ocasión verificar si del Astillero no cuenta ya con un nuevo nombre, lo que da fe de la distancia entre el acto de nombrar y el afianzamiento en la memoria colectiva del nuevo nombre. El 3 de septiembre del mismo año se aprueba la colocación de Aurelia Castillo en el seno de la municipalidad y el 15 es firmado por el alcalde Boza. El 10 de septiembre Gonzalo Aróstegui del Castillo, secretario de Instrucción Pública y Bellas Artes de La Habana, agradece al Ayuntamiento camagüeyano tan noble homenaje.

Aurelia Castillo y Castillo (Puerto Príncipe 1842-1920) pasaría a ser un referente urbano y, al mismo tiempo un texto cultural desde el cual recordar a la escritora y poetisa cubana que perfeccionó sus estudios bajo la dirección del licenciado Fernando Betancourt, a la autora del soneto En la muerte del Lugareño, escrito el 7 de diciembre de 1866. Una cubana que expatriada en 1896 vivió en Santa Cruz de Tenerife y en Barcelona. La síntesis biográfica entregada por Gladys Cuenca Heró para El Camagüey Legendario la muestra heredera de una tradición local al apuntar: “Fue Aurelia Castillo una mujer de gran cultura, de delicada belleza física y de un alto sentido moral que quizás lo debió a la influencia de sus padres don Pedro Castillo Betancourt y doña Ana Castillo Castillo, como lo expresó ella misma en sus escritos”. 

Muy a pesar de los estudios realizados sobre la autora de Fábulas de Aurelia, Cuentos de Aurelia o Ignacio Agramonte en la vida privada, de las publicaciones en torno a su feminidad y postura ante el feminismo, permanece en este eje el nombre de Astillero y en su integridad forma parte del área PCH. 

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Marcos Antonio Tamames-Henderson (Jamaica, Guantánamo, 1961). Lic. Historia del Arte (1997), MSc. en Historia del Arte y en Conservación y Rehabilitación de Centros Históricos (2007). Miembro de la Uneac, Unaic, Unhic. La Editorial Ácana ha publicado sus libros De la Plaza de Armas al Parque Agramonte. Iconografía, símbolos y significados (2001, 2da ed. 2003); Tras las huellas del patrimonio (2004); La ciudad como texto cultural. Camagüey 1514-1837 (2005); Una ciudad en el laberinto de la ilustración (2009) y La cofradía de los signos urbanos (2012). Premio Especial Roberto Balmaceda (Uneac, 2002), Juan Marinello (2006), Juan Torres Lasqueti (2005, 2010, 2011 y 2012), Ensayo Histórico Enfoque (2007), Crítica Histórica José Luciano Franco (2005), Publicaciones, teoría y crítica en el V Salón de Arquitectura (2005) y Jorge Enrique Mendoza (2004), entre otros.
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