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Monday, April 10, 2023

Elegía final (un poema de Félix Luis Viera)

Nota: Cada lunes la poesía de  Félix Luis Viera.  Puedes leer todos sus textos, publicados en el blog,  en este enlace.  Traducción al italiano de Gordiano Lupi.  



Elegía final


Al fin habrá una tarde triste alguna vez.
Entonces he querido preguntar y sólo el
viento, un viento
de poca monta, me responde,
silbando entre la yerba álgida de enero.
Es que no hay nadie.
Sólo el viento en esa yerba y tu cadáver.

Ese tu increíble cadáver.
Tu cadáver increíblemente cierto.

Bueno, y ahora qué me hago, ahora como
   un espiga vacilante
qué me hago.

Repito que he querido preguntar y no hay
   voces que me escuchen,
solo ese viento enclenque huyendo entre
   la yerba.

Bueno, y ahora con quién llenaré las ho-
   jitas de terneza,
ahora quién mirará por mis ojos más allá
   de donde ellos alcanzan para ver.

O sea, que ya no eres un hombre, sino un
   muerto.
¿Quién me explicará la diferencia? ¿Quién
   me explicará
la distancia que hay entre un hombre y
   un cadáver?

Repito que no hay nadie.
Mejor le tomo el peso a cada lágrima, y
callo.

Mejor, padre, pienso que morir
es como dar un mágico brinquito, irse
cuando hacía falta llegar.
Tomémoslo entonces como un brillo, como
   un vaso
que se rompe inesperadamente ante los
   ojos.
Y todavía hoy, lloremos, padre, cada cual
de su lado.
Aunque del tuyo queda la ventaja
porque los muertos no tienen memoria,
no pueden, por ejemplo,
recordar un silbido que se fue para
   siempre.
Ni pueden, como yo, buscarte,
   de pronto, como si nada hubiera pasado.

Noviembre del 80




Elegia finale


Alla fine ci sarà una sera triste prima o poi.
Allora ho voluto fare una domanda e solo il
vento, un vento
di scarsa importanza, mi ha risposto,
fischiando tra l’erba algida di gennaio.
È che non c’è nessuno.
Solo il vento in quell’erba e il tuo cadavere.

Quel tuo incredibile cadavere.
Il tuo cadavere incredibilmente certo.

Bene, e adesso cosa devo pensare, adesso come
   una spiga vacillante
cosa devo pensare.

Ripeto che ho voluto fare una domanda e non ci sono
   voci che mi ascoltano,
solo quel vento debole che fugge tra
   l’erba.

Bene, e adesso con chi riempirò pagine
   di tenerezza,
adesso chi guarderà con i miei occhi ben oltre
   dove loro possono a vedere.

Quindi, adesso non sei un uomo, ma un
   morto.
Chi mi spiegherà la differenza? Chi
   mi spiegherà
la distanza che c’è tra un uomo e
   un cadavere?

Ripeto che non c’è nessuno.
Meglio soppesare ogni lacrima, e
tacere.

Meglio, padre, penso che morire
sia come fare un magico saltello, andarsene
quando sarebbe necessario arrivare.

Prendiamolo allora come una scintilla, come
   un bicchiere
che si rompe inaspettatamente davanti agli
   occhi.
E ancora oggi, piangiamo, padre, ognuno
   dalla sua parte.
Anche se dalla tua c’è un vantaggio
perché i morti non hanno memoria,
non possono, per esempio,
ricordare un fischio che fuggì per
   sempre.
Non possono, come me, cercarti,
   all’improvviso, come se niente fosse accaduto.



Novembre 1980
da Ogni giorno muoio 24 ore, da me tradotta integralmente


 



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Félix Luis Viera (El Condado, Santa Clara, Cuba, 1945), poeta, cuentista y novelista, es autor de una copiosa obra en los tres géneros.

En su país natal recibió el Premio David de Poesía, en 1976, por Una melodía sin ton ni son bajo la lluvia; el Nacional de Novela de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba, en 1987, por Con tu vestido blanco, que recibiera al año siguiente el Premio de la Crítica, distinción que ya había recibido, en 1983, por su libro de cuento En el nombre del hijo.

En 2019 le fue otorgado el Premio Nacional de Literatura Independiente “Gastón Baquero”, auspiciado por varias instituciones culturales cubanas en el exilio y el premio Pluma de Oro de Publicaciones Entre Líneas..

Su libro de cuentos Las llamas en el cielo retoma la narrativa fantástica en su país; sus novelas Con tu vestido blanco y El corazón del rey abordan la marginalidad; la primera en la época prerrevolucionaria, la segunda en los inicios de la instauración del comunismo en Cuba.

Su novela Un ciervo herido —con varias ediciones— tiene como tema central la vida en un campamento de las UMAP (Unidades Militares de Ayuda a la Producción), campos de trabajo forzado que existieron en Cuba, de 1965 a 1968, adonde fueron enviados religiosos de diversas filiaciones, lumpen, homosexuales y otros.

En 2010 publicó el poemario La patria es una naranja, escrito durante su exilio en México —donde vivió durante 20 años, de 1995 a 2015— y que ha sido objeto de varias reediciones y de una crítica favorable.

Una antología de su poesía apareció en 2019 con el título Sin ton ni son

Es ciudadano mexicano por naturalización. En la actualidad reside en Miami.

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Gordiano Lupi, periodista, escritor y traductor, nació en Piombino, Italia, en 1960. Fundador, en 1999, junto con Maurizio y Andrea Maggioni Panerini de la editorial La Gaceta Literaria, ha traducido del español a varios autores cubanos, como Alejandro Torreguitart Ruiz, Guillermo Cabrera Infante, Félix Luis Viera y Virgilio Piñera, entre otros. Cuenta en su haber con un amplio trabajo sobre figuras del cine, entre ellas Federico Fellini, Joe D´Amato y Enzo G. Castellari. Ha publicado más de una decena de libros que abarcan diversos géneros, como Nero tropicale, Cuba magica, Orrore, ertorismo e ponorgrafia secondo Joe d´Aamto y Fidel Castro – biografia non autorizzata.

Gordiano Lupi es un luchador por la democracia para Cuba y un promotor de las artes y la cultura de la Isla.

Sunday, April 9, 2023

Domingo de Pascua. Explicación y aplicación. (por Gertrudis Gómez de Avellaneda)


He aquí la fiesta de las fiestas; la solemnidad de las solemnidades, según palabras de S. Gregorio Nazianceno: este es el día que el Señor ha hecho; el día en que alcanza su perfecto cumplimiento la grande obra de Jesucristo. 

Este gran día, que se llamaba antiguamente el día del sol, merece más propiamente este nombre --- según observacion de S. Atanasio — desde que el Hijo de Dios, saliendo triunfante de la tumba, ha derramado su luz por todo el universo. 

Se le dá el nombre de Pascua, que quiere decir pasaje o tránsito, a causa de las relaciones de la Pascua cristiana, con la de los judios, que era su figura; y la Iglesia repite el Alleluya, palabra hebráica que significa alabad al Señor.

Durante los tres días de esta Pascua se va en procesión a las fuentes, en memoria de que las santas mujeres fueron llenas de piedad a la tumba del Señor, volviendo a Jerusalem con la fausta nueva de su Resurección. 

Busquemos todos con ellas a nuestro Salvador resucitado; rindámosle nuestras humildes adoraciones, y roguémosle que resuciten con él nuestras almas para una nueva vida de virtudes cristianas.

Saturday, April 8, 2023

Sábado Santo. Explicación y consideración. (por Gertrudis Gómez de Avellaneda)



Todo el Oficio público de la Iglesia parece consagrado este día a la sepultura de Jesucristo y a su descendimiento a los Infiernos; pero en la Misa se celebra ya la Resurrección. 

Se enciende hoy el nuevo fuego, para significar que la ley antigua ha desaparecido y que la nueva comienza a brillar; también representa este fuego a nuestro Señor Jesucristo, luz del mundo, extinguida y reanimada. 

Puede decirse así mismo que el cirio pascual tiene igual significación y de allí viene sin duda que se le encienda durante el tiempo pascual y se le retire el dia de la Ascensión. 

Las oraciones de bendición del cirio pascual son extremadamente patéticas, y prueban también que la Iglesia mira esta ceremonia como simbólica; de otro modo no invitaría a toda la tierra, a que se regocijase de ser alum brada por rayos tan luminosos. 

Los cinco granos de incienso, según dice el Abad Ruperto, representan el embalsamamiento del cuerpo del Salvador. 

En este día también se bendicen las fuentes, haciendo la señal de la cruz sobre las aguas y rogando a Dios que derrame en ellas la virtud del Espíritu Santo. El celebrante rocía hacia las cuatro partes del mundo, y al cabo -- después de haber alentado tres veces sobre dichas aguas, pidiendo a Jesucristo que se digne bendecirlas con su propia boca - toma el cirio pascual y lo sumerge por tres veces, inostrando de este modo que es por los merecimientos del Salvador, muerto, sepultado y resucitado - del cual es figura el cirio- que la virtud del Espíritu Santo se comunica a estas aguas. 

Ocupándose la Iglesia este día, como hemos indicado, de la sepultura del Salvador, es preciso aplicar nuestro espíritu a la consideracion de los misterios que encierra dicha sepultura. S. Pablo nos enseña que por medio del Bautismo hemos sido sepultados con Jesucristo, como muertos para el pecado. ¿Lo estamos realmente? ¿No vive todavía en nosotros el hombre viejo, resistiéndose a la renovación de la gracia?

Thursday, April 6, 2023

Jueves Santo. Explicación y consideración. (por Gertrudis Gómez de Avellaneda)


La absolución que se da hoy en las Parroquias, es un resto de la antigua disciplina, según la cual se reconciliaban en este día los penitentes públicos: ella no es sacramental, sino simplemente una bendición al pueblo. 

Suenan las campanas durante el Gloria in excelsis, y después guardan silencio hasta el sábado santo, como señal de profunda tristeza. 

La epístola es tomada de S. Pablo, у el Apóstol refiere la patétiea historia de la institución de la sagrada Eucaristía; testamento admirable, por el cual nuestro Salvador hace heredera á su Iglesia, no solamente de sus merecimientos infinitos, sino también de su propia vida, su cuerpo, su sangre. El espíritu de la Iglesia consagra particularmente este día a la celebración de tan augusto misterio, que exije todo nuestro reconocimiento. ¿Pero no se presentan aquí a nuestra consideración dos prodigios bien diferentes? ¡Dios entregándose a su criatura con todos los tesoros de su gracia, y la criatura rehusándose al Dios que puede y quiere curarla de sus miserias...! 

Como el Viernes no se celebra el sacrificio de la Misa, el celebrante reserva hoy una hostia consagrada, que -- con el santo siborio se deposita en el sagrario. 

Creemos conveniente no pasar a la consideración de la ceremonia del Lavatorio, sin recordar antes el laudable uso de visitar este día los templos, donde se conserva la consagrada hostia. Estas estaciones que pueden hacerse también en altares de una misma iglesia - se practican en memoria de los padecimientos y humillaciones del Salvador en diversos lugares; pues aprisionado en el jardin de las Olivas — después de su oración y sudor de sangre - fué llevado a casa de Anas y de Caifás, donde se le trató como falso Profeta; al pretorio donde fué insultado como rey imaginario; a presencia de Herodes, donde le pusieron los distintivos de loco; al Calvario, en fin, donde le crucificaron como malhechor. 

Desde los primeros tiempos de la Iglesia se practica la ceremonia del Lavatorio, llamada ordinariamente mandatum, porque nos fué ordenada por nuestro Señor en estas pa labras: Os he dado este ejemplo a fin de que lo imiteis. La humildad, virtud esencialmente cristiana, es el único fundamento sólido de las demás virtudes. Todo nos la enseña; nuestra religión que es la de un Dios humillado; la nada de la cual hemos salido; el polvo del sepulcro donde hemos de acabar todos. 

Pero las prácticas exteriores de humildad no tienen valor ninguno, si no las acompaña el sentimiento. ¿No sería contradiccion escandalosa, que mientras doblásemos las rodillas a las plantas de un mendigo, para lavarle los pies, conservásemos en nuestra alma la mancha de la soberbia? Sigamos, pues, el consejo de no abatir nunca la cabeza sino abatiendo primero el corazón.

Monday, April 3, 2023

Se van (un poema de Félix Luis Viera)

Nota: Cada lunes la poesía de  Félix Luis Viera.  Puedes leer todos sus textos, publicados en el blog,  en este enlace.  Traducción al italiano de Gordiano Lupi.



Cada vez que mira pasar una muchacha
piensa en otra muchacha conocida
que ya no es una muchacha;
hace toda una triste trama novelística
cada vez que mira pasar una muchacha.
Hay cabellos de muchacha y dientes y sonrisas a
  a todo lo largo de esa última calle
(ya va por la última calle, es lo cierto);
los senos como naranjas de las muchachas que
  pasan
y que se parecen a las otras que ya no son
  muchachas
le entristecen el enfisema y la espina dorsal;
¿qué será de tantas muchachas en el mundo sin
  nadie que las ame como él?;
es terrible, cae la lluvia, en la última calle,
sus ojos buscan la neblina de una carne perdida,
hace una triste trama novelística:
mira, como si se mirara lejos,
al amante de la muchacha que pasa y que no es él,
   piensa en otra conocida
que ya no es lo que ésta, piensa
en tantas cosas
que no tienen nada que ver con la realidad que
  va ocurriendo
en las piernas como lumbres de la muchacha
  que pasa;
nunca imaginó que hubiera tantos misterios en
  la última calle
o que tantos se pudieran inventar transitando por
  ella,
cae la lluvia,
ésta pasa,
y también la otra,
ésta se va,
y también la otra;
se van.


Julio de 1989



Se ne vanno


Ogni volta che guarda passare una ragazza
pensa a un’altra ragazza conosciuta
che non è più una ragazza;
inventa una triste trama da romanzo
ogni volta che guarda passare una ragazza.
Ci sono capelli di ragazze, denti e sorrisi
  in ogni angolo di quest’ultima strada
(già percorre l’ultima strada, questo è certo);
i seni come arance delle ragazze che
   passano
e che assomigliano ad altre che più non sono
   ragazze
gli rattristano l’enfisema e la spina dorsale;
che sarà di tante ragazze nel mondo senza
   nessuno che le ami come lui?;
è terribile, cade la pioggia, nell’ultima strada,
i suoi occhi cercano la nebbiolina d’una carne perduta,
inventa una triste trama da romanzo:
guarda, come se guardasse lontano,
l’amante della ragazza che passa e che non è lui,
   pensa a un’altra conosciuta
che non è più questa, pensa
a tante cose
che non hanno nessun rapporto con la realtà che
   sta accadendo
nelle gambe come fuochi della ragazza
   che passa;
mai immaginò che ci fossero tanti misteri
   nell’ultima strada
o che tanti si potessero inventare
   percorrendola,
cade la pioggia,
questa passa,
e anche l’altra,
questa se ne va,
e anche l’altra;
se ne vanno.


Luglio 1989







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Félix Luis Viera (El Condado, Santa Clara, Cuba, 1945), poeta, cuentista y novelista, es autor de una copiosa obra en los tres géneros.

En su país natal recibió el Premio David de Poesía, en 1976, por Una melodía sin ton ni son bajo la lluvia; el Nacional de Novela de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba, en 1987, por Con tu vestido blanco, que recibiera al año siguiente el Premio de la Crítica, distinción que ya había recibido, en 1983, por su libro de cuento En el nombre del hijo.

En 2019 le fue otorgado el Premio Nacional de Literatura Independiente “Gastón Baquero”, auspiciado por varias instituciones culturales cubanas en el exilio y el premio Pluma de Oro de Publicaciones Entre Líneas..

Su libro de cuentos Las llamas en el cielo retoma la narrativa fantástica en su país; sus novelas Con tu vestido blanco y El corazón del rey abordan la marginalidad; la primera en la época prerrevolucionaria, la segunda en los inicios de la instauración del comunismo en Cuba.

Su novela Un ciervo herido —con varias ediciones— tiene como tema central la vida en un campamento de las UMAP (Unidades Militares de Ayuda a la Producción), campos de trabajo forzado que existieron en Cuba, de 1965 a 1968, adonde fueron enviados religiosos de diversas filiaciones, lumpen, homosexuales y otros.

En 2010 publicó el poemario La patria es una naranja, escrito durante su exilio en México —donde vivió durante 20 años, de 1995 a 2015— y que ha sido objeto de varias reediciones y de una crítica favorable.

Una antología de su poesía apareció en 2019 con el título Sin ton ni son

Es ciudadano mexicano por naturalización. En la actualidad reside en Miami.

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Gordiano Lupi, periodista, escritor y traductor, nació en Piombino, Italia, en 1960. Fundador, en 1999, junto con Maurizio y Andrea Maggioni Panerini de la editorial La Gaceta Literaria, ha traducido del español a varios autores cubanos, como Alejandro Torreguitart Ruiz, Guillermo Cabrera Infante, Félix Luis Viera y Virgilio Piñera, entre otros. Cuenta en su haber con un amplio trabajo sobre figuras del cine, entre ellas Federico Fellini, Joe D´Amato y Enzo G. Castellari. Ha publicado más de una decena de libros que abarcan diversos géneros, como Nero tropicale, Cuba magica, Orrore, ertorismo e ponorgrafia secondo Joe d´Aamto y Fidel Castro – biografia non autorizzata.

Gordiano Lupi es un luchador por la democracia para Cuba y un promotor de las artes y la cultura de la Isla.

Prólogo del volumen "Poesías", de Nieves Xenes (por Aurelia Castillo de González)


Prólogo del volumen "Poesías", de Nieves Xenes, editado por la Academia Nacional de Artes y Letras, leído por el Académico señora Aurelia Castillo de González, en la sesión solemne celebrada en la Academia de Ciencias en memoria del Académico fallecido señorita Nieves Xenes, la noche del 29 de diciembre de 1915.

Temo que mi pluma, cansadísima ya y nunca experta en juicios literarios, sea insuficiente para hablar de Nieves Xenes con las palabras que debidas le son. Un deber académico es lo que me ha inmpuesto con insinuante ruego, haciéndome en ello grande honor, el digno Presidente de la Sección de Literatura, señor José ManuelCarbonell, y trataré de cumplirlo.

Si para dar cima a la delicada empresa únicamente fuese menester el sentimiento de acendrado afecto, ya estaría yo tranquila respecto a mi suficiencia, porque entre Nieves Xenes y yo, desde que en las amenas y muy provechosas Conversaciones literarias tenidas en casa del que fué entusiasta propulsor de las patrias letras, doctor José María de Céspedes, nos conocimos el año de 1885, hasta la muerte de la poetisa, ocurrida el día 8 de este mes de julio en que escribo, jamás una sombra, jamás un leve desvío puso tibieza en aquel afecto hondamente sentido por las dos almas. Nieves se retiró del mundo hace años —sin que el mundo se hubiese retirado de ella—; en todo ese tiempo nos habíamos visto pocas veces, pocas también nos habíamos escrito; no obstante, la amistad y el aprecio permanecían idénticos, segurísimos, confiados.

Pero no es el afecto lo que ha de guiar ahora mi pluma, sino la imparcialidad más estricta y lo que en mis facultades quede aprovechable.

Muchas veces, al tratar de personas ilustres, se hace necesario tender piadosos velos sobre la vida íntima, o declarar francamente los lunares, las faltas graves que la afearon. Cabe la satisfacción al hablar de Nieves —y esto es ya una ventaja— de poder mostrar su corta historia, transparente como cristal: nada es preciso disimular en ella.

En el hogar paterno ángel fué pronto a toda abnegación. Quizás los desvelos e incesantes afanes durante la prolongada y penosísima enfermedad última de su madre, a la que solamente ha sobrevivido siete meses, hayan contribuído en gran manera a quebrantar un organismo, sano y fuerte hasta entonces, dejándole indefenso contra la muerte, que tras brevísima lucha, lo aniquiló. Ella, Nieves, que en la vida había sentido el pánico del choque supremo, cuando la muerte se le acercó, miróla de frente sin espanto alguno, serena y dulce, como lo fué en todos sus actos. "Yo hubiese querido, decía, vivir aún unos cuatro años; pero ya vale más salir de esto", y, sin agonía, dirigiéndose a uno de sus familiares, dijóle: "¿No ves que me estoy muriendo?" y con leve contracción facial, expiró.

Su corazón estaba formado para amar con vehemencia; pero el destino fué cruel para con ella en este sentido. No le permitió los deliquios de la virgen prometida, no los púdicos arrobos de la esposa bien amada, no las ternuras sublimes de la madre. Esos afectos fraguados, se concentraron en su alma, adquiriendo enorme fuerza, y sus cantos de amor la hicieron émula de la inmortal poetisa griega.

¿Tuvo ese amor un objeto real? Ella me dijo más de una vez que esos cantos eran "ideas poéticas" y nada más. Lo decía con la sonrisa fugaz que la bondad hacía aparecer en sus labios, y que la íntima melancolía cortaba instantáneamente, como si se espantase de una profanación, como si ella no debiese sonreír jamás. El mundo piensa, tiene por seguro, que amó un imposible, un imposible para su virtud. Sus más hermosos versos dan la razón al mundo. Y a este propósito repito lo que antes dije: No hay que tender velos sobre la vida íntima de Nieves.

El ahogado sentimiento materno tuvo también magníficas válvulas para expansionarse del bello corazón al exterior. Fué madre de menesterosos. Las dádivas pasaban sigilosa y continuamente de las buenas manos a las manos temblorosas que la bendecían. Difundíanse los beneficios en torno suyo como delicadas violetas difunden la esencia que nos extasía, sin que la flor aparezca a nuestra vista.

Y estos sentimientos humanitarios no partían —bueno es consignarlo— de fuente artificial alguna; quiero decir, de creencias religiosas, porque ella no las abrigaba; sino que brotaban directamente, como linfa limpidísima, del fondo de su alma inmaculada.

Fué también madre de seres más íntimamente vinculados a ella. Los hijos de su hermana María tuvieron en Nieves segunda madre, quizás, debido a su exaltadísimo temperamento de artista, más vehemente que la otorgada por la naturaleza. La última vez que hablé con ella, cuando el duelo por su madre, decíame, refiriéndose a esos niños. "Sí, las otras tías los quieren también, pero no con el frenesí que yo". Esta frase, dicha con su habitual, perfecta tranquilidad, hízonie gracia y me quedógrabada en la memoria.

Jamás he conocido modestia igual a la modestia de Nieves. Sus recitaciones en la tertulia de Céspedes obtenían calurosos aplausos. De los más renombrados poetas y escritores nuestros, aun estando lejos de Cuba, como Santacilia, recibía constantes muestras de la admiración que excitaban sus versos. Obtuvo premio en bien nutrido certamen por hermosa composición, El Poeta, y se la obsequió con medalla de oro por el soneto Julio, de insuperable belleza, honor compartido con otra gran poetisa, la señora Borrero de Luján. Ella no se convencía: era la única que no sabía nada de su gran valer. Con la mayor indiferencia abandonaba por dondequiera y perdía muchas veces sus joyas literarias. De nada servían los ruegos de sus familiares para que las coleccionase e imprimiese. Por último, dejó de escribir. Pareció olvidarse de que en su alma había cuerdas que vibraban divinamente, sólo con que ella lo quisiese.

¿Entraba en esto algún desdén por los nuevos métodos poéticos, tan falseados por muchos jóvenes, que toman lo accesorio por lo esencial, que contorsionan la forma y en ella dejan el vacío más espantoso? ¿Era un delicado sentimiento de repulsión por el espectáculo, nuevo ante sus ojos, de miserias, de envidias, de pequeneces que lian entrado por desgracia, o se han desarrollado más en nuestro mundo literario? Nada de esto fué en mi concepto, sino fatiga del mundo, convencimiento de que la gloria es nubecilla dorada que presto se disipa, de que todo en la vida es nada, excepto el amor, que a ella le fué negado.

Nombrada académica desde que se fundó la Corporación que hoy edita sus obras, cortésmente dió ella las gracias; pero jamás tuvimos el gusto de verla entre nosotros. Su resolución de retiro absoluto era iumutable. La Academia supo respetar, deplorándola, esa resolución y dar una prueba a la poetisa del alto honor que era para aquélla tenerla en su seno. Por disposición reglamentaria cesan de ser académicos los que dejan de asistir a diez sesiones consecutivas. Tras mucha tolerancia, llegó la hora de acatar el reglamento, y varios fueron separados; pero ante el nombre de Nieves Xenes, los más reglamentaristas callaron: no se podía tocar a esa gloria de nuestra patria.

Gloria verdadera, y alta y pura. Cerebro y corazón de primer orden, carácter bien templado al fuego del dolor, si ante la poetisa no tiene restricciones nuestra admiración, ante la mujer que ella fué, no tienen restricciones nuestra veneración y nuestro amor.

II

Esas líneas escribí yo pocos días después de haber acaecido el fallecimiento de mi buena amiga. Más tarde se me han entre gado sus poesías para que las ordene en volumen y termine mi trabajo.

Cuando Cuba tenga su diccionario geográfico... Mas no; resultaría demasiado diminuto, ya que no es ella, ni lleva trazas de llegar a ser jamás, isla conquistadora, a usanza de las islas británicas, que de pobrísimo origen se han encumbrado a de tentadoras del mundo. Digamos, pues: cuando Cuba figure en algún diccionario geográfico americano con extensión no mezquina, será preciso que se haga espacio a un modestísimo pueblecillo de la provincia de la Habana: Quivicán, para consignarle alto honor en estas sencillas palabras expresado: Cuna de Nieves Xenes.

Ella nació en sus inmediaciones, en la finca rústica Santa Teresa, que en arrendamiento tenían sus padres, don José Xenes (1) y doña Asunción Duarte; y acaeció el fausto suceso el día 5 de agosto de 1859. Cuando contaba diez y nueve años, después de larga estancia en La Esperanza, otro fundo, propiedad éste de los esposos, sito en Aguacate, vino la familia a establecerse en la capital, de donde ningún miembro ha salido después. Nieves no conoció del mundo más que su patria, y amóla con ternura, exenta—no hay que decirlo —de los chillones alardes que después del triunfo se han introducido entre nosotros. Para ella no había más flores que las de Cuba, no había más beldades que sus compatriotas; no había más héroes que nuestros hombres; y cuando el canto vino a sus labios, espontáneo, casi sin influencias literarias externas, todo eso fué lo que cantó. Su culto apasionadísimo por la belleza, se complació en trazar retratos de mujeres, bellas como diosas, y uno varonil, en el que aparece su alma, extática ante el palpitante Apolo.

Cantaba, he dicho, casi sin influencias literarias externas. La única que a mi juicio puede señalarse es la de Campoamor, sentida entonces por todos los poetas de habla española, ya que nadie escapaba al encanto de sus Pequeños poemas. Esa influencia se advierte en los lindos serventesios, de pensamiento delicadísimo y de maravillosa intuición femenina, El primer beso; en Una carta, que recuerda la famosa de aquel autor en El tren expreso; se advierte también en El Sultán y el poeta, remembranza quizás de la dolora en que son protagonistas Diógenes y Alejandro; y en algunas otras. En su familia no había antecedentes poéticos apreciables. Sin herencia de ese género y sin disciplinas literarias, todo: inspiración, sentimiento, gusto depurado, elevación, oído poético exquisito, cuanto se necesita, en fin, para que una lira sea en las manos que la sostienen, no un bonito juguete, sino un brillante trofeo, todo tuvo que crearlo en Nieves la naturaleza. Pero ésta fué para ella pródiga, exuberante, verdadera naturaleza tropical. La favorecida correspondió al regio presente dedicando a aquélla himnos fervientes. Para saldar su deuda de gratitud hubiese bastado Julio, el gran soneto en que describe toda su magnificencia; pero hay más: hay Primaveral, de aproximada pujanza; hay los sáficos A la luna, de tan apropiada suavidad, y que nadie pensaría producto de los quince años y de campesina vida; las lindísimas espinelas A un rosal, Día de primavera, Marina, A un árbol... Y así, tal como hija legítima de la naturaleza, cantaba ella: como muchacha que vaga por los campos, con guirnalda de olorosas maravillas, por sus propias manos enhebradas; como un pájaro, como el mar, como los ríos, como las selvas. Márcase siempre la pausa al final de verso; no usa transposiciones, ni apenas metáforas, ni iteraciones, ni figura alguna retórica. La estructura de sus versos es siempre conocida; no la preocupan nuevas combinaciones métricas. Con la intuición de su fuerza ingenua y pura, desdeña, o simplemente olvida todas esas galas. Pero así y todo, aun más que a la naturaleza en sus aspectos plásticos, miraba a la naturaleza espiritual, miraba a las almas. Y era su mirada perspicaz y severa. Ni aun a la belleza se rendía si no estaba ennoblecida por el sentimiento, así Emma es para ella.
Hermosa estatua de marmóreo seno;
y la estulticia tras rostros hermosos érale completamente repulsiva. Por eso escribe en el álbum de Mercedes Matamoros —y es ésta una de sus más brillantes composiciones— como un desahogo largo tiempo contenido, estas palabras:
Un álbum. Canta, Musa, y no reprimas
tus notas de recóndita tristeza,
que ahora no vas a desgajar tus rimas
a los pies de una estúpida belleza.
Ni perdonaba tampoco al talento, del que se mostró tan entusiasta y tan exenta de mezquinas pasiones, así en esa composición como en otra, de excepcional belleza también, dedicada a Luisa Pérez de Zambrana, si el decoro personal no lo acompañaba. Véase Recordando a Oscar Wilde; su desprecio por el poeta envilecido es profundo.

Y es que en Nieves todo era nítido. Su nombre parece un adivinado símbolo, en cuanto a eso; que, por lo demás, quien la ha conocido y ha leído sus poesías, o las lea ahora, no extrañará que vengan a mi mente estos versos, de autor anónimo para mí:
¡Engañoso Mongibello!
nieve enseñas, fuego escondes...
pero allí me detengo en la aplicación, porque a ella, que era la lealtad misma, no conviene lo demás:
¿qué harán los humanos pechos,
si saben fingir los montes?
Su pecho, urna era donde se guardaban joyas. Y, más que todas reluciente, la joya amor. Por eso, recorriendo el conjunto de sus poesías, han dejado en mí esta extraña impresión. He visto muchas brillantísimas estrellas en aquel límpido cielo; pero apareció la estrella Sol, y todas las otras fueron apagadas. La estrella Sol es Una confesión. Nadie que la ha leído la olvida, nadie puede olvidar ese torrente de lava que corre impetuoso como un Niágara, y como un Niágara, bellísimo también. Parece escrita de un solo impulso, en pocos momentos: el impulso arrollador de la pasión, que llega a su término derribando cuanto se le opone.

Allí está Nieves toda entera: amante hasta la locura: ella misma lo dice:
Pero ¿no comprendéis que es un delirio
hablar de todo eso al que está loco?
Todo eso era: deber, religión, sociales convencionalismos, gloria futura celestial a cambio de conformidad... Ella respondía: 
Pero ¿habrá alguna dicha allá en el cielo
comparable siquiera a un beso suyo?
Y acentúa:
Os digo que prefiero, delirante,
de mi loca pasión en los anhelos,
la dicha de mirarlo un solo instante
a la eterna ventura de los cielos!
Toda entera he dicho: amante hasta la locura, y contenida, no obstante, hasta el sacrificio. Por eso termina diciendo:
¡Ay, Padre! en vuestra santa y dulce calma
rogad a Dios que evite mi caída,
porque este amor se extinguirá en mi alma
con el último aliento de mi vida!
Después de escribir versos así, después de escribir —mucho más tarde, en 1907—el soneto Julio, bien se puede romper la lira; pero romperla era gesto demasiado violento para la apasibilidad de Nieves; y ésta no hizo más que abandonarla, sin cuidarse apenas de mirar por algunos momentos los laureles que seguían cayendo sobre ella.

Porque aquellos contemporáneos suyos, los que la contemplaron en su época de brillantes fulgores, jamás la han olvidado, y son ellos los que van depositando a cada momento esos laureles. Son los ilustres contertulios de Céspedes: son, Enrique José Varona, que siempre, en el obligado discutir, decía la palabra definitiva; Manuel Sanguily, pródigo en brillantísimas disertaciones; José de Armas, muy joven, que prefería callar, reconcentrando para más tarde tesoros de saber; Juan Ignacio de Armas, delicioso poeta (permítase que nombre también a los que ya no existen); Luis Victoriano Betancourt, poeta también, que llevaba heridas de patria en el alma nobilísima; Aniceto Valdivia, poeta de gran numen, que, generoso, complacíase en recitar de manera portentosa ajenos versos; Francisco Calcagno, autor ya del Diccionario Biográfico Cubano, único que hasta la fecha tenemos; Pichardo y Catala, inteligentísimos directores de El Fígaro, que en ese año mismo había comenzado su hermosa carrera; Benjamín de Céspedes, fogosísimo batallador; Fornaris, poeta favorito durante mucho tiempo, y ya por entonces próximo a su terrible final de vida... Otros muchos, que no puedo recordar.

En aquel selecto areópago surgía Nieves, modesta, llena de naturalidad, y recitaba, como si nada dijese, versos que se bañaban allá, muy adentro, en lágrimas y en sangre. No he podido olvidar el último de estas estrofillas:
Ese luctuoso velo de tinieblas
el dia rasgará con sus albores,
cuando su faz el sol por el oriente
fúlgido asome.

No hay sol que las tinieblas de mi duelo
disipe, derramando sus fulgores;
en el triste desierto de mi alma
siempre es de noche.
Noche de tumba. El amado en la tumba es una obsesión, que, cuando deja de ser tempestuosa, persiste y se hace sentir en toda su obra como leve rumor de sauce, como gemido de tórtola, como ola mansa que vuelve incesantemente a depositar en la playa sus menudas espumas; como un leitmotif, que siempre, tristísimo, retorna.

El tiempo, con su acción sedante, la llevó a beatífica resignación. Ella, que con tanta frecuencia hablara del beso de amor, y que tan ardientes frases le dedicara, llegó a estampan estas melancólicas y dulces palabras:
Como a la altura del sueño
la realidad nunca está,
el mejor beso es el beso
que se anhela y no se da.
Rodeóse entonces de niños y de flores. La sonrisa demoró por más instantes en sus labios. Hízose amar de cuantos cerca de ella estaban, y cuando sus magníficos ojos, negros y dormidos, que abismos de pasión y de ensueños parecían, quedaron definitivamente cerrados, otra tumba, que muy anhelada había sido por quien tenía que ocuparla, abrióse por fin, y a ella fué a desintegrarse —no hablemos de irrisorios descansos —la egregia sombra—no otra cosa somos que sombras—de la martirizada, dulcísima criatura, de la gran poetisa cubana Nieves Xenes.



Aurelia Castillo de González.
Octubre 10 de 1915.










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(1) Era el Sr. Xenes, sobrino segundo del venerado don José de la Luz y Caballero.


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Texto tomado de:
Anales de la Academia Nacional de Artes y Letras. Tomo I (Enero - Marzo 1916). Imprenta de Aurelio Miranda. La Habana, 1916.

Monday, March 27, 2023

Dagmar (un poema de Félix Luis Viera)

Nota: Cada lunes la poesía de Félix Luis Viera. Puedes leer todos sus textos, publicados en el blog, en este enlace. Traducción al italiano de Gordiano Lupi.



Dagmar


Era el ombligo un agujero cerrado
como un disparo de alfiler
en el centro de un campo ardiendo, raso.
Era un campo de trigo ardiendo
donde se juntan esos dos muslos fuertes
de andar y segar el trigo.
Era “el amor un viaje demasiado rápido
que resulta una sola vez y las demás
son ilusiones, o peor: equivocaciones que parecen
   ilusiones”.
Era el Adiós el polvo de una lágrima, la sonrisa
partiendo en cuatro al valle, allí,
al pasar
esa colina, por ese
camino entre abedules.
Era la primera, la última, todas las veces, todas. Todas.
Todas.



Mayo de 1983




Dagmar


Era l’ombelico un orifizio chiuso
come una capocchia di spillo
nel centro d’un campo ardente, raso.
Era un campo di grano ardente
dove si congiungono due cosce forti
per andare a mietere il grano.
Era “l’amore un viaggio troppo rapido
che si realizza una sola volta e le altre
sono illusioni, o peggio: errori che sembrano
           illusioni”.
Era quel “viaggio troppo rapido che si realizza una solta volta”
un viaggiatore che inesorabilmente doveva partire.
Era l’Addio la polvere d’una lacrima, il sorriso
che divide in quattro la vallata, in quel luogo,
oltrepassando
una collina, lungo un
percorso tra betulle.
Era già in solitudine la lacrima nella polvere.
Era la prima, l’ultima, tutte le volte, tutte. Tutte.
Tutte.


Maggio 1983 




 

 
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Félix Luis Viera (El Condado, Santa Clara, Cuba, 1945), poeta, cuentista y novelista, es autor de una copiosa obra en los tres géneros.

En su país natal recibió el Premio David de Poesía, en 1976, por Una melodía sin ton ni son bajo la lluvia; el Nacional de Novela de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba, en 1987, por Con tu vestido blanco, que recibiera al año siguiente el Premio de la Crítica, distinción que ya había recibido, en 1983, por su libro de cuento En el nombre del hijo.

En 2019 le fue otorgado el Premio Nacional de Literatura Independiente “Gastón Baquero”, auspiciado por varias instituciones culturales cubanas en el exilio y el premio Pluma de Oro de Publicaciones Entre Líneas..

Su libro de cuentos Las llamas en el cielo retoma la narrativa fantástica en su país; sus novelas Con tu vestido blanco y El corazón del rey abordan la marginalidad; la primera en la época prerrevolucionaria, la segunda en los inicios de la instauración del comunismo en Cuba.

Su novela Un ciervo herido —con varias ediciones— tiene como tema central la vida en un campamento de las UMAP (Unidades Militares de Ayuda a la Producción), campos de trabajo forzado que existieron en Cuba, de 1965 a 1968, adonde fueron enviados religiosos de diversas filiaciones, lumpen, homosexuales y otros.

En 2010 publicó el poemario La patria es una naranja, escrito durante su exilio en México —donde vivió durante 20 años, de 1995 a 2015— y que ha sido objeto de varias reediciones y de una crítica favorable.

Una antología de su poesía apareció en 2019 con el título Sin ton ni son

Es ciudadano mexicano por naturalización. En la actualidad reside en Miami.

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Gordiano Lupi, periodista, escritor y traductor, nació en Piombino, Italia, en 1960. Fundador, en 1999, junto con Maurizio y Andrea Maggioni Panerini de la editorial La Gaceta Literaria, ha traducido del español a varios autores cubanos, como Alejandro Torreguitart Ruiz, Guillermo Cabrera Infante, Félix Luis Viera y Virgilio Piñera, entre otros. Cuenta en su haber con un amplio trabajo sobre figuras del cine, entre ellas Federico Fellini, Joe D´Amato y Enzo G. Castellari. Ha publicado más de una decena de libros que abarcan diversos géneros, como Nero tropicale, Cuba magica, Orrore, ertorismo e ponorgrafia secondo Joe d´Aamto y Fidel Castro – biografia non autorizzata.

Gordiano Lupi es un luchador por la democracia para Cuba y un promotor de las artes y la cultura de la Isla.

Tuesday, March 21, 2023

"Cuando tengo temores..." Un poema de Keats traducido por Heberto Padilla. (por Carlos A. Peón-Casas)


La poesía que convida hoy desde su día de celebración mundial, nos deja atisbos siempre serenos de su perdurabilidad más allá de cualquiera sea la lengua de partida, o gracias a la magia traductiva, inevitable intermediaria, a la de llegada.

Los versos de John Keats como los de sus contemporáneos románticos en la Inglaterra del temprano siglo XIX no son excepción.

El que hoy aireamos fue recogido en lo que a mi gusto fuera una impecable Antología del género, publicada en el año 1979, seleccionada y prolongada por Martha Eugenia Rodríguez, por entonces profesora de la Facultad de Artes y Letras, y de la de Lenguas Extranjeras, en la Universidad de La Habana, una especialistas sin par en la materia y de la que tuve el enorme gusto de ser humilde discípulo.

La Antología de verdadero lujo, con los textos traducidos por otro connossieur, amen de poeta y traductor: Heberto Padilla, incluía los textos originales, un sobreañadido que no deja de agradecerse nunca.

Blake, Burns, Gray, Scott, Wordsworth, Shelley... Byron... sumaban sus textos más reconocidos en aquella entrega editorial regentada por la Editorial Arte y Literatura, con la edición de Felipe Cunill, y prologado por la propia profesora Rodríguez.

El libro es hoy verdadera rara avis. Un ejemplar conservado en los fondos ya raros de la Biblioteca Diocesana de Camagüey, me permite hoy el gusto de esta redención y el gesto compartido del poema de Keats que me sirve de pretexto.


Cuando tengo temores


Cuando tengo temores de desaparecer
sin que mi pluma haya en mi alma rica ahondado
ni los libros, impresos, puedan contener
cual graneros llenos el grano dorado.

Cuando veo en la noche estrellada asomar
vastos, oscuros símbolos de una gran creación
y siento que no pueda vivir para trazar
sus sombras con la mano maga de la creación.

Y cuando, hermosa criatura de una hora,
siento que no te volveré a mirar
ni gozaré jamás la fuerza encantodora

de este loco amor, entonces en la rada
del ancho mundo, a solas, me detengo a pensar
hasta que Amor y Fama se hunden en la Nada.

Monday, March 20, 2023

Promesas (un poema de Félix Luis Viera)

Nota: Cada lunes la poesía de Félix Luis Viera. Puedes leer todos sus textos, publicados en el blog, en este enlace. Traducción al italiano de Gordiano Lupi.



Promesas


Las promesas que uno hace
se inflaman en la noche, desbordan la sábana,
endurecen las almohadas.
Las promesas que uno hace
pastan y se nutren de su propio orine,
crecen dentro de uno como puntas insufribles,
abotonan los párpados, pueden
propinarnos un insomnio inacabable.

Las promesas que uno hace son así
si en realidad
uno es uno
que pesa lo que debe.

Por eso
yo sólo prometo
la paz y la reconciliación que tengo en los
 
bolsillos.


Noviembre l980




Promesse


Le promesse che si fanno
s’infiammano di notte, oltrepassano il lenzuolo,
induriscono i cuscini.
Le promesse che si fanno
pascolano e si nutrono della loro orina,
crescono dentro una persona come lame insopportabili,
serrano le palpebre, possono
propinarci un’insonnia interminabile.

Le promesse che si fanno sono così
se davvero
una persona
soppesa quel che deve.

Per questo
io solo prometto
la pace e la riconciliazione che tengo nelle
   mie
tasche.

Novembre l980




 
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Félix Luis Viera (El Condado, Santa Clara, Cuba, 1945), poeta, cuentista y novelista, es autor de una copiosa obra en los tres géneros.

En su país natal recibió el Premio David de Poesía, en 1976, por Una melodía sin ton ni son bajo la lluvia; el Nacional de Novela de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba, en 1987, por Con tu vestido blanco, que recibiera al año siguiente el Premio de la Crítica, distinción que ya había recibido, en 1983, por su libro de cuento En el nombre del hijo.

En 2019 le fue otorgado el Premio Nacional de Literatura Independiente “Gastón Baquero”, auspiciado por varias instituciones culturales cubanas en el exilio y el premio Pluma de Oro de Publicaciones Entre Líneas..

Su libro de cuentos Las llamas en el cielo retoma la narrativa fantástica en su país; sus novelas Con tu vestido blanco y El corazón del rey abordan la marginalidad; la primera en la época prerrevolucionaria, la segunda en los inicios de la instauración del comunismo en Cuba.

Su novela Un ciervo herido —con varias ediciones— tiene como tema central la vida en un campamento de las UMAP (Unidades Militares de Ayuda a la Producción), campos de trabajo forzado que existieron en Cuba, de 1965 a 1968, adonde fueron enviados religiosos de diversas filiaciones, lumpen, homosexuales y otros.

En 2010 publicó el poemario La patria es una naranja, escrito durante su exilio en México —donde vivió durante 20 años, de 1995 a 2015— y que ha sido objeto de varias reediciones y de una crítica favorable.

Una antología de su poesía apareció en 2019 con el título Sin ton ni son

Es ciudadano mexicano por naturalización. En la actualidad reside en Miami.

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Gordiano Lupi, periodista, escritor y traductor, nació en Piombino, Italia, en 1960. Fundador, en 1999, junto con Maurizio y Andrea Maggioni Panerini de la editorial La Gaceta Literaria, ha traducido del español a varios autores cubanos, como Alejandro Torreguitart Ruiz, Guillermo Cabrera Infante, Félix Luis Viera y Virgilio Piñera, entre otros. Cuenta en su haber con un amplio trabajo sobre figuras del cine, entre ellas Federico Fellini, Joe D´Amato y Enzo G. Castellari. Ha publicado más de una decena de libros que abarcan diversos géneros, como Nero tropicale, Cuba magica, Orrore, ertorismo e ponorgrafia secondo Joe d´Aamto y Fidel Castro – biografia non autorizzata.

Gordiano Lupi es un luchador por la democracia para Cuba y un promotor de las artes y la cultura de la Isla.

Monday, March 13, 2023

Por ambos bandos condenado (un poema de Félix Luis Viera)

Nota: Cada lunes la poesía de  Félix Luis Viera.  Puedes leer todos sus textos, publicados en el blog,  en este enlace.  Traducción al italiano de Gordiano Lupi.    




Por ambos bandos condenado


Vendrán a buscarte en la noche cerrada.
Tumbarán tu puerta, te sacarán
manos arriba delante de los tuyos.
Tus pasos vacilarán como los de todo el
que marcha hacia la Muerte.
Como a todo el que marcha hacia la Muerte
cruzarán unos segundos por tus ojos
fragmentos de imágenes perdidas:
aquella muchacha junto a un árbol,
una calle ancha y una niña que te espera
bajo el sol de la tarde,
tu obsesión por el Otoño (hojas
amarillas disímiles que
crujen, se rompen
bajo tu andar, aquella cerveza
en aquella boca –ambas
tan doradas como aquel Otoño–) y ya
no habrá más. La noche
no tendrá bombillas y sí una luna grande
y un viento al parecer del sur
que aumentará tu miedo.
Sean quienes fuesen los vencedores, te dirán traidor:
¡traidor!,
¡a la pared!:
serás simplemente el enemigo necesario
que debe morir.
Tu miedo conocerá la inmensidad.
Escucharás las armas prepararse.
Escucharás el ruido del metal y el
de las suelas de tus verdugos rasgando
la tierra.
La descarga se escuchará hasta muy lejos
y, junto con ella, unos cuantos ojos
comenzarán a llorar tu muerte.
Sólo por éstos, intenta al menos morir como un Hombre.


19 de abril de 1993



Da entrambi i bandi condannato


Verranno a cercarti a notte fonda.
Rovesceranno la tua porta, ti tireranno fuori
mani in alto davanti ai tuoi.
I tuoi passi vacilleranno come quelli
di chi marcia verso la Morte.
Come a ogni persona in marcia verso la Morte
passeranno alcuni secondi davanti ai tuoi occhi
frammenti d’immagini perdute:
quella ragazza vicino a un albero,
una strada ampia e una bimba che t’attende
sotto il sole della sera,
la tua ossessione per l’Autunno (foglie
gialle diseguali che
crepitano, si spezzano
sotto i tuoi passi, quella birra
in quella bocca - entrambe
così dorate come quell’Autunno -) cose che
più non avrai. La notte
non avrà lampadine ma una luna grande
e un vento apparentemente del sud
che aumenterà la tua paura.
Chiunque siano i vincitori, ti chiameranno traditore:
traditore!,
al muro!:
sarai semplicemente il nemico necessario
che deve morire.
La tua paura conoscerà l’immensità.
Sentirai le armi prepararsi.
Sentirai il rumore del metallo e quello
delle suole dei tuoi boia graffiare
la terra.
La scarica si udrà fin molto lontano
e, insieme a lei, alcuni occhi
cominceranno a piangere la tua morte.
Solo per loro, cerca almeno di morire come un Uomo.

19 aprile 1993




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Félix Luis Viera (El Condado, Santa Clara, Cuba, 1945), poeta, cuentista y novelista, es autor de una copiosa obra en los tres géneros.

En su país natal recibió el Premio David de Poesía, en 1976, por Una melodía sin ton ni son bajo la lluvia; el Nacional de Novela de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba, en 1987, por Con tu vestido blanco, que recibiera al año siguiente el Premio de la Crítica, distinción que ya había recibido, en 1983, por su libro de cuento En el nombre del hijo.

En 2019 le fue otorgado el Premio Nacional de Literatura Independiente “Gastón Baquero”, auspiciado por varias instituciones culturales cubanas en el exilio y el premio Pluma de Oro de Publicaciones Entre Líneas..

Su libro de cuentos Las llamas en el cielo retoma la narrativa fantástica en su país; sus novelas Con tu vestido blanco y El corazón del rey abordan la marginalidad; la primera en la época prerrevolucionaria, la segunda en los inicios de la instauración del comunismo en Cuba.

Su novela Un ciervo herido —con varias ediciones— tiene como tema central la vida en un campamento de las UMAP (Unidades Militares de Ayuda a la Producción), campos de trabajo forzado que existieron en Cuba, de 1965 a 1968, adonde fueron enviados religiosos de diversas filiaciones, lumpen, homosexuales y otros.

En 2010 publicó el poemario La patria es una naranja, escrito durante su exilio en México —donde vivió durante 20 años, de 1995 a 2015— y que ha sido objeto de varias reediciones y de una crítica favorable.

Una antología de su poesía apareció en 2019 con el título Sin ton ni son

Es ciudadano mexicano por naturalización. En la actualidad reside en Miami.

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Gordiano Lupi, periodista, escritor y traductor, nació en Piombino, Italia, en 1960. Fundador, en 1999, junto con Maurizio y Andrea Maggioni Panerini de la editorial La Gaceta Literaria, ha traducido del español a varios autores cubanos, como Alejandro Torreguitart Ruiz, Guillermo Cabrera Infante, Félix Luis Viera y Virgilio Piñera, entre otros. Cuenta en su haber con un amplio trabajo sobre figuras del cine, entre ellas Federico Fellini, Joe D´Amato y Enzo G. Castellari. Ha publicado más de una decena de libros que abarcan diversos géneros, como Nero tropicale, Cuba magica, Orrore, ertorismo e ponorgrafia secondo Joe d´Aamto y Fidel Castro – biografia non autorizzata.

Gordiano Lupi es un luchador por la democracia para Cuba y un promotor de las artes y la cultura de la Isla.

Saturday, March 11, 2023

(Social. Marzo 1932) Valor de la imagen en el cine. Por Eugenio Florit.

Teatro Principal. Camagüey
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Existe una leyenda sobre el origen de la pintura, en la que creían las señoritas del siglo pasado. Un doncella de Corinto, en los tiempos de la Grecia homérica, amaba tiernamente a su prometido. Este hubo un día de partir para una guerra, de la que tal vez no volvería. La doncella, en el dolor de los adioses, miraba la bella figura de su amado, y la sombra que el mismo proyectaba en la cercana pared. Entonces, con un impulso intuitivo, de esos de los que sólo son capaces las muieres, tomó del suelo unntrozo de carbón y, febrilmente, dibujó en la pared el contorno de la figura amada.

Si hemos de creer, con Croce, que el arte reside en la imaginación, antes de que tome forma, sonido, color; es decir, antes de exteriorizarse, aquel deseo de amor, de perpetuar la imagen de la persona amada, ya tenía en sí tal carga artística, que bastó un solo impulso para hacerla surgir. El arte, según esto, está basado en el poder de formar imágenes. Sin embargo, puede el hombre concebir obras de arte en su mente y permanecerán éstas ignoradas si no las vierte en un continente de adecuada forma. Todo el proceso del arte ha consistido siempre en aislar una cualquiera de las formas bellas imaginadas o vistas por el hombre, reducirla a límites precisos, separarla del conjunto que hace a su atención vagar sobre ellas, y, una vez detenido, el vuelo, trabajar sobre aquel pedazo de realidad o fantasía, hasta obtener de él un pequeño mundo de pujante significado artístico.

Esa fuerza de imaginación del individuo, capaz de crear en su mente las formas más extraordinarias de belleza, condénsase, en nuestros días, en la contemplación de tales imágenes en la pantalla. Existe en ello un goce. La imagen, desplazada de la mente del individuo, va a ocupar su puesto frente a él. El poder de imaginar, de "hacer arte con el cerebro", como quería Miguel Angel, cede al poder de contemplar esas, imagenes.

Por el cine, cada uno de nosotros viene a ser un espectador de ideas. El concepto emersoniano del poeta se ha fragmentado en tantas partículas cuantos sean los hombres que tienen la mirada fija en la pantalla. Habrá siempre, claro está, el Poeta con mayúscula inicial que, según la clara palabra de Emerson "es el verdadero y único doctor; sabe y relata; es el único recitador de, noticias, porque asistió privadamente a la aparición de lo que describe". Pero, a su lado, estamos nosotros, que vamos al cine por la noche a ser es­pectadores de ideas, es decir, a ser también poetas, dentro de nuestra personal limitación.

El desarrollo del film va exponiendo ante la vista el pensamiento objetivado. La vida misma está allí hecha ima­gen. El suceso trivial, que a diario miramos sin concederle importancia, cobra, por virtud de haberse eternizado en un segundo, en una vuelta de la manivela de la máquina cine­matográfica, tal condición artística que al contemplarle proyectado en la pantalla nos fascina con su poder egregio.

La pantalla y su marco poseen en grado sumo virtud expresiva, -diré mejor: capacidad expresiva.- EI cuadro en que se mueven las figuras, desde el momento en que recibe la luz, viene a situar ante nosotros un mundo ajeno en el que sin embargo, nos sumergimos, arrastrados por su poder absorbente. Es el Maelstrom indomable que refleja en sus aguas el color de muchos mares, de colores diversos. Y el marco -serenidad circundante a esa deificación del movimiento- tiene un encanto de playa rumorosa en la que se duermen, cansados de agitar los brazos, tantos deseos ya con el aliento quebrado y la voz, hecha pálida sombra de potencia. Hay en el tercer tomo de "EI Espectador" un delicioso ensayo, que Ortega y Gasset titula "Meditación del Marco". A caza el hombre de un tema que aprehender entre los puntos de su pluma, fija la vista en el motivo de meditación que le ofrece el humilde marco dorado, suspendido frente a él como una ventanita para mirar un paisaje lejano. El revolar de la abeja de su pensamiento lleva después al autor a detenerse un instante, sin fijar mucho la vista, en la boca del telón, que es marco de la escena, Qué bello tema el del marco de la pantalla cinematográfica, para haber sido clavado por ese entomólogo de todos los sucesos vitales que es Ortega y Gasset. Siempre que iba yo al cine, de, pequeño, preocupábame por saber cómo la acción del film se desenvolvería a derecha e izquierda de la pantalla. Más que lo que veían mis ojos, estaba mi curiosidad alerta para descubrir un detalle de vida por las esquinas del lienzo iluminado. El marco era, para mi infantil imaginación, algo así como los libros que en la biblioteca de mi padre me estaban vedados por expresa prohibición. Un límite; una valla de infranqueable acceso. Ante el negro pespunte que rodeaba la pantalla, como ante el título sonoro de alguno de aquellos volúmenes se estrellaban mis ansias de niño curioso. ¿Qué se dirían los hombres y las mujeres cuando, cogidos del brazo, atravesaban el cuadro en movimiento? Y aquél perrillo que escapó de manos de su dueño, ¿en qué lugar no visible lo atraparían?

Después comprendí y el marco de la pantalla adquirió su verdadero significado. Ya no limitaba, o, si limitaba, era para hacer resaltar las figuras que en su interior brillaban. Ya es sólo marco, que vale tanto como decir ventana. Abierto el hueco en el testero del salón, cruzan por él todos los cuadros de la fantasía, unidos con invisible mano prodigiosa. Viene el ensueño a posarse dentro del marco y las mil y una noches que Scheherazada necesitó para, narrar sus cuentos al Sultán, se han trocado en e devanar de unos segundos

Pedro Henríquez Ureña ha dicho que cada obra de arte crea medios propios y peculiares de expresión. Si es cierto este postulado, referido al cine se reafirma con una realidad irrebatible. El cine ha creado su propio medio expresivo. El cine, arte contemporáneo, se ha hecho visible por la imagen viva.

Este arte integral que es, el cine, convence de su genuina prosapia si nos detenemos a considerar el valor que ha representado la imagen en el arte de todas las épocas. Desde el hombre que en las cuevas de Altamira se propuso detener el tiempo -representado éste por el impulso de la embestida, que se dejó el bisonte eternizado en un lecho de piedra- el poder de imaginar ha correspondido siempre a una objetivación de las imágenes. El hombre artista, que ya imaginó, antes de revelarse al mundo como tal, se ha visto eternamente impelido a ello por condición de la naturaleza humana, siempre propicia a exteriorizar sus mundos íntimos. La poesía, arte imaginativa por excelencia, es, de todas ellas; la que mayores posibilidades de exteriorizar sus imágenes tiene, por la misma condición de ser un arte en el que el pensamiento se vuelca, casi íntegramente, sobre la palabra. Sin embargo, en ella se hace necesario, una vez traducida la imagen a forma visible, retraducirla en la imaginación del lector para, con eso, asimilarla en lo posible con su primitiva esencia. Por el arduo proceso -viaje con billete de ida y vuelta- va perdiendo la imagen sus más puras calidades artísticas, dejando algo de sí en cada estación del trayecto.

En la pintura, la imagen está materializada. Se tradujo en color, en forma. Pero todo ello a costa de su vida. Un rostro en un cuadro, aunque "parezca que está hablando", no lo está. Perdóneseme la perogrullada y esta imposibilidad de hablar, de moverse, o para no referirme sólo a las figuras, este detención del fluir vital -o esencial- de las cosas, lleva en sí su limitación como traductor de la imaginación del artista. Ved, si no, cuando en el cine, por una interrupción cualquiera se quedan fijas las imágenes en la pantalla. Nuestra primera impresión es de desasosiego. El ritmo que íbamos llevando con el devanar del film ha quedado roto y ahora somos nosotros los que, por la inercia, nos adelantamos, como cuando el automóvil en que vamos se detiene de pronto. No es que la imagen que aun aparece sea desagradable; puede, incluso, ser bella. Es que ha perdido su correspondencia con la mente del realizador del film, que la imaginó y la llevó a cabo en movimiento. Precisamente, el cine ha obtenido uno de sus más legítimos triunfos porque es el único arte -bienaventurado su predecesor, el "Phenakisticopio" de Plateau- que supo entonar con la vida. Y más aún: con nuestra vida actual, caracterizada por un romántico amor a la acción, al movimiento. Toda la fantasía de Julio Verne, que nos llevó al fondo de los mares y a las dormidas llanuras de la Luna y que galopó sobre los cinco Continentes, tuvo aún el libro como vehículo. Hace cincuenta años había que soñar leyendo. El ensueño permanecía preso entre las páginas del libro, y la mariposa sólo agitaba sus locas alas a una descarga eléctrica, resultante del contacto de dos fantasías de nombre contrario: la del autor y la del lector. Ahora, gracias a los prodigios de la cinematografía, soñamos viendo. Se ha rasgado el velo que nos ocultaba el melificar de la fantasía en celdas hasta ayer inaccesibles. Y este magno suceso que es el pensamiento humano, vió de pronto abiertas de par en par las puertas de su recoleto laboratorio y ya descubierto el íntimo trabajar de sus abejas, inició su vuelo por el mundo exterior.

Existe, como cualidad esencial del cine, el deseo de narrar y de narrar con imágenes y no con palabras. Con las imágenes que por sí solas -al decir de Epstein- vienen a narrar todo lo demás: el asunto, la acción, el gusto, la tesis de la obra. Todo lo que la palabra no puede explicar por sí misma -limitada como está a la expresión oral de los conceptos- el cine lo sugiere con una imagen o una sucesión de ellas. Pensamientos, deseos, recuerdos, se nos presentan en el cine con una diafanidad y una belleza ejemplares. Basta un enfoque, un cambio de perspectiva, un gros plan, y el relieve que con ellos adquieren los sucesos -hombres y cosas- estará gritando su calidad de hecho estético.

Thursday, March 9, 2023

(Social. Septiembre 1917) Los santos de Juan. Por Enrique José Varona.

Casa Natal de Enrique José Varona
Aspecto actual
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La casa antes de las reformas 
que se le hicieron en la primera mitad del siglo XX.
Foto/Año 1905.
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Voy a hojear un poco el libro de mis recuerdos. Si alguien, no muy ducho en los placeres de la memoria, me critica, recuerde que no está obligado a oirme cuando hablo, ni a leerme cuando escribo. Ya ve que empiezo previniéndolo, para que no pueda llamarse a engaño.

Fue mi niñera una morena llamada Fabiana, de muy buena pasta y de supina igno­rancia. No lo digo en desdoro suyo, pues la pobre no tenía la culpa, sino porque hace muy mucho al caso. Andando el tiempo, y cuando ya era yo un mozalbete, entraron en la servidumbre de mi casa dos chinos asiáticos, semi esclavos o esclavos de un todo, aunque solo por contrata de cierto número de años. Debían estar bautizados o cosa así, pues el uno, que era jardinero, se llamaba Felipe, y el otro, jefe supremo de la cocina, respondía al nombre de Juan.

Era éste tan ladino, como cazurro el otro. Mientras Felipe se mantuvo siempre a distancia, todo dado a ingertar rosales y a escardar la huerta, y al cabo desapareció sin dejar huella en los anales familiares, Juan, por el contrario, cada dia se apegó más o hizo que se apegaba a la familia, y especialmente a los criados de color.

Era un hombrecillo delgaducho, de movimientos rápidos y desembarazados, que chapurreaba bastante el castellano, y guisaba de un modo muy aceptable en aquella tierra de buenos cocineros. No era un cordon bleu, como lo era Juana Apolonia, pero podía pasar por un cordoncillo azuloso. Pulcro en la cocina y en el traje, que pronto acomodó por completo a los usos del pais. Nada de coleta, al menos al exterior. Todavía recuerdo una famosa caña de Indias con puño de oro, que enarbolaba pomposa9mcnte años después, cuando ya no era chino contratado ni cocinero, sino prestamista y casi, casi hacendado.

Juan tenía ojo de chalan. Cuando conoció a Fabiana, ya ésta no se encontraba en su primera juventud, y no creo que nunca, ni en su estación más florida, hubiera podido pasar por un pimpollo. Pero era de lo más hacendoso, y sabía a maravilla hacer de un huevo, dos, y con dos una tortilla para cuatro. Juan se prendó de Fabiana, y, ayudando eI tiempo y el trato, se casaron. Por la iglesia, desde luego, pues la novia era· católica a macha martillo, como lo era su madre; sin que sea posible ir mas lejos hacia atrás, pues aquí se embroIlan mucho la genealogía y la religión de los ascendientes.

Una vez casados, se establecieron, poniendo lo que en Camagüey se llamaba una venduta. A fuerza de revender cocos y lechugas, empujando pacientemente a la fortuna con el ahorro, y alguno que otro negocillo de préstamo, amén tal vez de su matute de opio, llegaron a comprar una quinta en los alrededores de la ciudad, para dedicarse al cultivo de frutos menores.

Algunos años habían pasado y Fabiana, cada vez que me veía, me rogaba con instancia que fuera a conocer y admirar sus dominios. Al fin me decidí e hice el corto viaje, que no pasaría de veinte minutos, en quitrín. Mi antigua niñera, ascendida a propietaria, me enseñó con visible satisfacción toda la casa, que era amplia y limpia, y solo por algun tenue tufillo opiáceo delataba la naturalidad del dueño.

Como quien guarda para lo último lo de más precio, después de recorrer hasta la cocina, me llevó Fabiana. a una grande habitación, donde no reinaba la claridad meridiana de las otras, y me mostró radiante de orgullo un gran retablo que ocupaba todo un testero. Lo llenaban no pocas imágenes de santos, todas de bulto y vestidas, a la usanza española y napolitana. Todavía recuerdo un San Roque, descalzo de pie y pierna, con sus úlceras sanguinolentas, y su perrillo al lado. Las presidía una angustiadísima Dolorosa, con lágrimas cuajadas en los hermosos ojos, y las siete espadas cabalísticas clavadas simétricamente en el costado izquierdo. Todo ello entre macetas de flores de trapo, candeleros con pequeños cirios y otros adminículos de la devoción.

Me acerqué, si no interesado, pues el espectáculo no tenía para mi nada de nuevo, curioso; y al recorrer todas aquellas muestras del fervor de la buena mujer, me suspendieron un tanto dos o tres figurillas exóticas, mezcladas indistintamente y en santa hermandad con las imágenes. Las miré de cerca, y advertí que eran pequeños Budas, sentados a la turquesca sobre el místico loto.

Sin mostrar sorpresa, me volví a mi acompañante, y le pregunté:

- ¿Qué es esto, Fabiana?
- Son los santos de Juan, me contestó ingenuamente.


Vedado, 1 de septiembre de 1917.
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