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Thursday, March 25, 2021

El profesor Hebert Pérez (por Rafael Duharte Jiménez)


El profesor Hebert Pérez


Ayer, 10 de marzo de 2021, fui a saludar al profesor Heber Pérez por su 80 cumpleaños y lo encontré en el techo de su casa, cortando una enredadera, cuando me vio bajó enseguida, descolgándose por la reja de una ventana; yo, asombrado, le dije: ¡profesor sólo le falta la capa de Superman! , a lo que él sonriendo, respondió: !es el mejor elogio que se le puede hacer a un hombre de mi edad!

Fui su alumno en la Escuela de Historia de la Universidad de Oriente a comienzos de la década del setenta, donde me impartió la asignatura Historia de los Estados Unidos, recuerdo clases caracterizadas por la profundidad de sus análisis. También en aquellos años duros nos dio lecciones de ética y dignidad, cuando enfrentó con hidalguía, el extremismo ideológico que por esa época estremecía al mundo académico.

A comienzos de los años ochenta, Joel James, Radames de los Reyes y yo, que habíamos sido sus alumnos, lo invitamos a acompañarnos en la recién fundada Casa del Caribe, donde con el tiempo se convirtió en una suerte de mentor intelectual.

En el primer lustro de la década del noventa, le pedí que me ayudara en el ejecutivo provincial de la Unión de Historiadores de Cuba, junto a Olga Portuondo y Alcibíades Poveda.

Con el paso del tiempo Hebert se convirtió en una leyenda que ha rebasado las fronteras de la Universidad de Oriente y la ciudad de Santiago de Cuba, por lo que a nadie le sorprendió su reciente ingreso a la Academia de la Historia y el otorgamiento del Premio Nacional de Historia.



Rafael Duharte Jiménez ,11 de marzo de 2021




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El profesor de la asignatura Dignidad.
Un pequeño homenaje 
a un viejo y querido profesor.



El lustro en que fui estudiante de la carrera de historia en la Universidad de Oriente fue particularmente complejo para el país. La Gran Ofensiva Revolucionaria del 68, había hecho cenizas el mundo de los timbiriches y pequeños comercios privados, al punto que en una noche de carnaval podía morirse literalmente de inanición en la calle, al ritmo de la conga…

Pero de pronto apareció en el horizonte una luz de esperanza: La zafra de los 10 Millones. Sobre la misma escribiría muchos años después el profesor de la Escuela de Letras: Rodrigues Rivera (para nosotros 7 curvas): “…la zafra loca, la gigante, la hipertrofiada, la de los 10 millones y el proyecto de independencia se nos fue para casa del carajo. Había que entrar al mundo de los bolos…”

Cuando efectivamente entramos al mundo de los bolos los problemas materiales se fueron lentamente aliviando, pero aparecieron otros nuevos, los ideológicos. En aquel contexto la Escuela de Historia se convirtió en una suerte de campo minado, en el cual reinaba el profesor de Historia de América (Igolfo el Exterminador, para nosotros); era un hombre de entendimiento grueso que veía sombras por todas partes.

Pronto los profesores más brillantes de la escuela estuvieron bajo fuego, lo cual incluían no viajar al extranjero y que no les vendieran un Moscovich. Entre sus víctimas estaba el profesor H. P., quien tenia desde su punto de vista, todos los atributos de un sospechoso: Aunque H. P. era hijo de una familia campesina de Holguín, tenia un nombre raro, se llamaba Hebert, había estudiado en la Universidad norteamericana de Duke, estuvo casado con una estadounidense, impartía la asignatura Historia de los EE. UU. , tenía un motor y para colmo algunas mujeres decían que parecía un galán de Hollywood. Probablemente este hombre encabezara la lista negra de Igolfo.

Aquel profesor se convirtió sin embargo en una leyenda y ganó la admiración y el respeto de sus estudiantes, claro excepto de algunos que Igolfo probablemente usara para espiarlo en sus clases, lo cual dio lugar a varios escándalos. Uno de estos, recordado aún por mis colegas de aquellos tiempos, ocurrió cuando el profesor impartía una clase de Historia Moderna y dijo que la burguesía había desempeñado un papel progresista en el enfrentamiento al régimen feudal; lo cual

provocó que un estudiante se pusiera de pie y lo interrumpiera, diciendo en tono desafiante que la burguesía nunca había sido revolucionaria, allí termino la clase; el profesor no dijo una palabra más y con un gesto de cansancio salió del aula. A la semana siguiente, el profesor comenzó la clase abriendo el Manifiesto Comunista y leyendo textual lo que Marx allí dice sobre el papel de la burguesía; el estudiante provocador sorprendido quedó en ridículo, pues evidencio que ni siquiera se había leído el Manifiesto.

En otra ocasión el profesor sorprendió in fraganti a un alumno con un chivo, lo saco del aula y le anuló el examen; pero aquello de pronto se convirtió en un problema político, pues el alumno que era militante, en vez de sentirse abochornado, intrigó aludiendo a una supuesta intención política en su sanción; el profesor se defendió con su habitual hidalguía y deshizo el entuerto.

Paso el tiempo y una cotorra sobre el mar Caribe, el profesor H. P. hizo su doctorado, publicó libros y recibió el Premio Nacional de Historia.

Hoy el profesor Hebert Pérez cumple 80 años y la Universidad de Oriente lo tiene como un icono de su claustro, para algunos de sus alumnos no sólo nos enseñó Historia Moderna y de los Estados Unidos, sino que también nos dio valiosas lecciones de dignidad… 



Rafael Duharte Jiménez, 11 de marzo de 2021.

Foto: Juan Manuel Reyes, Rafael Duharte y Hebert Pérez. Centro Pratt Puig, antiguo Colegio San Basilio Magno. 





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Rafael Duharte Jiménez (Santiago de Cuba, 1947). Profesor, Historiador Ensayista y Guionista de radio y televisión. Ha publicado 12 libros, numerosos artículos y ensayos en revistas en Cuba y el extranjero y una Historia Audiovisual de Santiago de Cuba que consta de 355 audiovisuales de 12 minutos cada uno; conferencista en 28 universidades y centros de investigación en El Caribe, América Latina, Europa y Los Estados Unidos. Es miembro de la UNIHC y la UNEAC. Actualmente labora como especialista de la Oficina de la Historiadora de la Ciudad de Santiago de Cuba.

Primavera (Fragmento de "Las Estaciones", un poema de Fed. Henríquez Carvajal. Revista Social. Habana, Agosto 1923)


A veces lo que se cree es de ahora, es de siempre, como el ir contra el piropo.

"En Madrid se está llevando a cabo una dura campaña contra el piropo callejero, el requiebro soez, insolente, que bien en voz baja, como la caricia de una serpiente es jactancioso y exhibicionisla, acoge a la mujer que pasa por la calle. Diariamente se verifican múltiples detenciones, es la misma mujer la que más coadyuva, señalando a los delincuentes verbales que así, cobardemente la ultrajan. Hace años se realizó también en Cuba esa campaña, y en varias ocasiones tornó. Pero como todas las cosas de estos países del Trópico 'mucha diligencia al principio--, se fué atenuando hasta desaparecer otra vez. Y ya no hay policías que persigan el piropo insultante". (Leer texto completo en la siguiente página de Bohemia. Agosto 18, 1929)

Wednesday, March 24, 2021

Siete poemas contestatarios de Rodrigo de la Luz




DIARIO DEL CIRCO


Es una noche fría.
Alguien mató esta noche
la paloma de un mago.
La asfixió con un pañuelo,
la ocultó entre baúles
y luego se marchó.

En la mañana
amanecieron horrorizados;
conejos, loros, leones.

¡Otro crimen impune!
Otra señal de fuerza.

-Ya hace una semana
se había negado a comer.
Dijo la cobra.





EL SILENCIO


El silencio es un ruido embotellado,
es un menudo roto de alcancia,
es un eco torcido de utopías,
un perpetuo callarse inanimado.

El silencio es un grito fracasado,
una palabra dulce y clandestina,
un transparente libro de oficina,
un pensamiento en un rincón tirado.

El silencio es un gato en el tejado,
un lagrimear de obuses y fusiles,
una argamasa para los barriles,
el buitre y la Pantera enamorados.

El silencio es un tétrico pescado,
un anzuelo inmortal para la muerte.
El silencio es un pobre continente,
sumido,sumergido y olvidado.



MASACRE

Remolcador 13 de Marzo



¿Qué nos quedó?
Que no fuera el enjambre sobre el mar,
la voz del muerto aún irreconocible;
un ancla que se divisa en lo profundo.


¿Qué nos quedó?
Que no fueran aquellas manos en la aurora,
aquel trocito de sol en el muro,
estos ovillos, este farol que el polvo ha saturado.

¿Qué nos quedó?
Que no fuera esa pausa, ese susto,
esas alas salvajes que no saben volar;
el torniquete en cruz, que más que enumerarnos
nos dejaba una huella como un código.

¡Ahora preguntan por aquel entusiasmo!
¿Acaso no se enteraron de esa plaza infernal,
de este designio torpe, de esta gabarra cargada de cadáveres?
¿Acaso no se enteraron 
de aquel silencio que nos fue inundando
hasta callarnos también la mirada?

¿Acaso, nadie les dijo?
¿No les contaron que el peligro se asustó,
que la memoria se convertía a chorros en olvido,
que el asno fue ascendido hasta llegar a policía?

¡Tal parece que no oyeron las noticias!

¿Qué nos quedó?
Que no fuera el asombro, la soberbia,
el agua en los pulmones y la irá.

Y un puñado de ojos
que duermen desvelados
en el fondo del mar.



CADETE


Este muchacho se acerca sospechoso,
(Felicísimo)
ahora que se mueren las ballenas.

Transcurre entusiasmado,
se asoma a los jardines optimista.

Su atrevimiento es tal, que me impresiona.
Abarca mucho con sus brazos frágiles.

Quiere acercarse al final con heroísmo,
quiere parar las bombas con aplausos;
seguir riendo ante el puñal obtuso.

Su cuello almidonado, sus zapatos pulidos,
su mano esterilizada, lo delatan.

Este muchacho está infiltrado entre nosotros,
pero no es parte de nosotros...

No le duelen nuestras carencias,
no se le nubla el cielo entre las ráfagas,
no se alza compungido en las colinas,
la carabina se le cae muy a menudo.

Trae una joven campana entre las manos
y la alborota al primer encuentro
con su prójimo.

Es tan puntual, tan modesto;
que ma parece cínico.

La más dudosa estrella vive fija en su órbita,
el canto más explícito se percibe en su voz.

Este muchacho contradice al aguafiestas.
Al enemigo lo recibe con efusivos estrechones.

Tendremos que expulsarlo de la tropa.
Tendremos que encontrar tercas razones.
Tendremos que salvarlo de la ira.



NOTICIAS DE ALLÁ



Allá jugaba el trueno con la aurora,
un oso mordisquea la hojarasca,
y hay un número que ha sido enumerado.

Allá hay también un fruto comestible
que no ha sido prohibido por los dioses.

Hay un mendigo que recorre los suburbios;
que se para en el trono de la muerte,
y que dice: "Los amo".

Hay, como en otros lugares;
la palabra lírica y anhelante,
que ronda como un gato en el jardín.

Hay polvo cíclico,
y una tremenda empolladura de soldado.

Hay la muchacha, con el pelo soleado
de ir al río;
insubordinada y suspicaz.

Hay la osadía y el atrevimiento de vivir aún,
que son la misma cosa en conclusión.

Hay la noticia que estalla como un vértigo
pero a las dos semanas se ha olvidado.

Hay el triunfo fatídico de un perro
que ha batallado toda la noche por un pan.

¡Hay la melancolía visceral!

Hay el indómito espíritu,
que más que patear, bufea y relincha.

Allá,hay la ingenua tempestad llameante,
y el corazón llameante,
y la plebe llameante,
y el dinerito de la cortedad.

¡Allá, hay la furia guardada en los bolsillos!

Hay la estridencia estricta de una voz.
(Una sola voz).

Allá se ha puesto de moda la esperanza,
y la alegría es un huevo oscuro sin polluelo,
que no se sabe por fin de qué ave es.

Hay, - no siempre -, unas voces
que reclaman justicia,
y otras voces escasas que nos dicen: "Silencio,
dejen dormir en paz, no sigan por favor."

Allá, también hay un pequeño y viejo lago,
adonde viene un cisne algunas veces,
a ver si juega el trueno con la aurora.



CIUDAD CERCADA

A José A Felipe



Sitio lleno de hormigas;
cucarachas,arañas y ratones,
que dormían la siesta en las ventanas.

Pueblo de corazones exprimidos.
Pueblo herido.

Pueblo de seres,
que le han quitado su alma de alambique,
su alma de alma mía,
si alma de alma máter,
su alma de almanaque.

Sitio de estrella multisecular,
de primavera destemporalizada.
Sitio entre tantos, región, lugar que aún amo.

En aras del amor llego hasta ti;
-rincón de anhelos, calcáreo y arenoso-,
adonde un rey, ya demasiado viejo
se yergue sobre un trono putrefacto.

Adonde un hombre incoloro e insípido,
e insensible;
le da clases de honor
a una chica aprendiz de cortesana.

...Vierte tu rauda lágrima en mi copa,
que apenas se desborda de tristeza.

Tu vital transparencia,
tus pregones ausentes,
tu beso de mujeres pueblerinas
toca una parte de mí que no distingo.

Que alguien mitigue un beso renovado.
Que alguien traiga de vuelta tus pregones.
Que alguien le de color a tanta vida.

Refulgente una ráfaga el cielo,
pregunta por relojes impuntuales.

Una campana dobla entrecortada,
y hay un alambre que te transita
como un mapa.

Sitio de todos ellos.
Sitio mío.
No perdones -si quieres- mi tardanza,
pero si grito,ten piedad de mí.

Ciudad, llego hasta ti.
Brinco la cerca.
Muero mordiendo una palabra ajena.




A QUIEN MEREZCA ESTE CANTO



No hay nadie que presida 
esta barca, este muelle,
este paisaje huérfano de aves.

Los soleados contornos
de esta ciudad en forma de Caimán
son resecos e inhóspitos.

A cada paso te encuentras con grimorios,
donde las madres dejaron testimonios
de aquellos hijos que prometían ser pródigos.

Harpas tan silenciosas que parecen estatuas,
se exhiben en los salones y quincallas.

Un florilegio de espanto
se lee en algunos parques
y en solares pequeños, repletos de pasquines.

Nadie ha podido saber,
por qué el aburrimiento es un aliado;
un siervo que trabaja sin destajo.

Si el mar pudiera devorarlo todo,
lo hubiera devorado hace unos años
cuando inundó las calles tan resecas,
con la sal y la sangre de sus propios ahogados.

Cézanne en Hemingway. Sus influencias pictóricas en la concepción del paisaje narrativo hemingwayano (por Carlos A. Peón-Casas)

Nota preliminar: Aprovecho para anunciar que Carlos ha iniciado el blog "La Bitácora de Hemingway" , dedicado a compartir sus estudios sobre el escritor norteamericano.  Les invito a visitarle en este enlace.



Hemingway, alguna vez, medio en broma o quizás en serio, qui lo sa, llegó a afirmar que de no haber sido el narrador que fue, hubiera querido ser pintor(2).

Y es que su gusto personalísimo por las obras de Miro, Masson o Juan Gris-todos sus contemporáneos-, de los cuales tenía cuadros, o su inmensa cercanía a Picasso y Fernand Leger, es un hecho trascendental que influyó decisivamente en su formación intelectual. 

Pero en ningún caso, sin que llegaran a ser una influencia en sus creaciones literarias, y por ende inevitables alusiones a esos pintores modernos y contemporáneos, o a algunos también fuera de tal periodización, como pudo ser el caso del célebre creador renacentista Mantegna(3). Amén de otras preferencias por autores de la talla de un Greco o un Goya, cercanos en su inevitable accionar a escenarios de la España que amó con incondicionalidad.

Sin embargo, la proximidad admirativa del Hemingway narrador, por las técnicas innovadoras del arte pictórico de Paul Cézanne, y aún más, las influencias, que se acusan de aquellas en su obra narrativa, no resultarían muy obvias, para un lector principiante de su corpus narrativo, si acaso no fuera ya un conocedor a priori de la obra del escritor norteamericano y del pintor galo.

Cézanne había muerto dos décadas antes de la llegada del joven reportero Hemingway a un París habitado por las reminiscencias inevitables del arte del que sin dudas fuera maestro indiscutido del Post Impresionismo, y de quien, por no se sabe qué misteriosos senderos, acabaría prendado de su saber hacer pictórico, para incorporarlo luego, en un proceso de oportuna deglución, sus recónditas reminiscencias a su estilo narrativo.

En una temprana carta de Hemingway dedicada a Gertrude Stein su inevitable mecenas parisina, en 1924, le hablaba ya a las claras de tales influencias. No hay recato alguno en el joven aprendiz de narrador cuando le afirma tácitamente que:
I have finished two long short stories, one of them not much good, and the other very good(…) where I am trying to do the country like Cezanne…(4)
Y no puede ser de otro modo. Es precisamente en la casa de aquella ya reconocida mecenas, de los jóvenes norteamericanos expatriados, aspirantes a ganarse un sitio en la República de la Letras, y a la que ella signara con su famosa afirmación de: “la generación perdida”, donde el joven reportero Hemingway admiraría por primera vez y de primerísima mano obras del singular maestro que abriría las puertas de par en par a la pintura más innovativa a la generación de los pintores cubistas.

Lilliam Ross lo recuerda en su Retrato de Hemingway:
Hemingway fue presentado a la obra de Cezanne en el estudio de la calle de las Fleurus durante sus regulares visitas a la Stein, cuando aquella era su mentora. Había dos cuadros del artista, y la Stein no escondía su propia deuda con el pintor en relación a su propias teorías sobre la estructura en la escritura(5)
Poco se sabe de cuales pudieron haber sido aquellos lienzos primarios, presentados ante su vista en la casa de su amiga y mentora, cualesquiera que fueran, marcarían indefectiblemente los derroteros e aquella futura influencia pictórica en su obra descriptiva, y de manera sobresaliente en sus descripciones paisajísticas.

En aquellos tempranos años parisinos igualmente Hemingway fue asiduo caminante cada tarde por los sombreados senderos de grava del parque de Luxemburgo, donde igualmente se recreaba con los Cézannes y los Monets coleccionados en su Museo. Baker deja evidencias de aquellas visitas contemplativas:
(al mirarlos) se deleitaba pensando para sí mismo que lo que habían logrado con sus pinturas y lienzos, eran lo mismo que habría conseguido con su ardua labor con las palabras en la habitación de aquel viejo hotel(6)
Pudo haber sido allí mismo donde Hemingway se deleitara por vez primera por el cuadro: Rocas—Bosque de Fontainebleau, que ya en su madurez volvería a contemplar en una visita suya a la colección de Cézanne guardada para entonces en el Metropolitan Museum of Art de Nueva York. De aquella ocasión, y en discurso rememorativo apuntaría a la propia Lillian que:
Eso es lo que tratamos de hacer en nuestra escritura, esto y lo otro, y los bosques, y las rocas en las que tuvimos que treparnos. Cézanne es mi pintor favorito(…)(7)
Lo cierto es que tras ambigua y hermética reflexión que ni Hemingway, ni la propia Lillian Ross pretendieron nunca esclarecer, el leit motiv hemingwayano frente a la impecable técnica pictórica de Cézanne a la hora de dar vida a sus paisajes no fue otro que, otra vez en sus propias palabras:
Escribir historias de un modo tan objetivo y real como las pinturas de Cézanne, recrear el paisaje como Cézanne lo había plasmado(8)
Tan temprano en su accionar creativo como a la altura de su segunda novela Adiós a las Armas, y justo en el opening de la novela, la técnica narrativa resulta muy paisajística, a la hora de describir la locación que ocupa el narrador cercano al frente. Así lo retrata Hemingway:
Aquel año al final del verano, vivíamos en una casa de un pueblo que, mas allá del rio y de la llanura miraba a las montañas. En el lecho de rio había piedrezuelas guijarros, blancos bajo el sol, y el agua era clara y fluía, delante de la casa y se alejaban por el camino, y el polvo que levantaban cubrían las hojas de los arboles. Los troncos también estaban polvorientos(…)

La llanura estaba cubierta de cosechas. Había muchos vergeles y, en el horizonte, las montañas se destacaban pardas y desnudas. En ellas todavía se combatía y, al atardecer, veíamos los relámpagos de la artillería. En la oscuridad se hubiera dicho que eran relámpagos de verano, sin embargo las noches eran frescas y no se tenia la impresión de que amenazara tempestad(…)

También se luchaba en esa montaña, pero sin resultado, y en otoño, cuando aparecieron las lluvias, las hojas de los castaños empezaron a caer y no se vio mas que ramas desnudas y troncos ennegrecidos(…) Al llegar el invierno, una lluvia persistente comenzó a caer, y la lluvia trajo el cólera…(9)
El manejo de este paisaje donde la naturaleza, parece ajena a los avatares de la guerra, recrea sin embargo, la morbidez y el desasosiego de la refriega. 

Sin dudas, es precisamente en Cézanne donde se puede encontrar el modelo imitado, donde se da con lujo de detalles la objetivación del elemento representado por medio de un alejamiento aparente, y que conduce finalmente a una elaboración “consciente y normativa de la sensación original’’(10)

Igualmente, su técnica implicaba ‘’la omisión de colores, dejando lugares en blanco en el lienzo’’; Hemingway por su parte, omitía los detalles en sus textos: el concepto archiconocido de la teoría del iceberg, ‘’que ayudaba a añadir sentido a las narraciones de manera que el lector pudiera acceder a los conceptos sumergidos’’(11).

Tomemos como ejemplo para ilustrar lo anteriormente dicho una de las series mas portentosas del creador galo ya citado: Las Montañas de Sainte- Victoire(12), donde los críticos hablan por la primera vez de lo que la síntesis pueda lograr con ‘’la partición mecánica del espacio y la creación de una nueva dimensión emocional’’(13)

Compárese entonces esa vista siempre enigmática del accidente geográfico, con la descripción ya citada de Hemingway en Adiós a las Armas, o con cualquier otra de las muchas alusiones al paisaje en su obra, y el resultado será un asombrosos parecido, no ya por los efectos malintencionados de un copista avezado que quiere parafrasear mas que re-crear una realidad, sino por el armonioso contraste que la pagina escrita logra, al transmitirnos las necesarias coordenadas de la profundidad, el valor de los colores y sus tonalidades, y en suma, de la vitalidad de un paisaje que emula, aventajándoles, con aquellos que se conforman solo con la reproducción física de las esencias mas epidérmicas y no se zambulle en el alma oculta de la realidad. La diferencia es precisamente que la descripción tiene ‘’alma’’, y genera sensaciones que pueden ser percibidas sensorialmente.

En “El rio de los dos corazones”- una narración que recrea además de la cercanía al paisaje, la necesaria noción de lo sensorial-, podemos apreciar una vez mas como Hemingway es capaz de hacer un contraste muy señalado entre el paisaje, y la percepción que personaje tiene de aquel:
No había nada mas allá de su vista que una llanura de pinos que se extendía hasta las azules y lejanas colinas que marcaban la altura del Lago Superior. Las veía con dificultad e la lejanía que se le perdía por sobre la cálida luz de los pinos. Si las miraba fijamente se le perdían, pero si lo hacia con los ojos entrecerrados, entonces estaban allí, las colinas lejanas sobe una elevación el terreno(14).
A Nick Adams, el alter ego del narrador, le confiaría el segundo, en la primera versión del relato de marras, un monologo interior a modo de cierre del relato donde de paso, estaría confiándonos sus muy particulares observaciones sobre sus principios estéticos:
El, Nick (si) quería escribir sobre el paisaje, debería hacerlo como Cézanne lo había hecho en su pintura. Tu pudieras lograrlo si lo intentaras. Si lo vivieras con tus propios ojos. Porque era algo que no podrías comunicar con palabras(…) El sabría como Cézanne hubiera pintado este pedazo de río. Dios, si estuviera solo aquí para hacerlo(…)(15)
Cézanne por su parte, lo entendió muy bien cuando le decía a su hijo: 
El arte es una armonía paralela a la naturaleza. Pintar no es copiar servilmente, es captar una armonía entre las relaciones numerosas y trasladar esas relaciones a cierta escala propia, desarrollándola con una lógica nueva y original(16)
Por allí esta el detalle que Hemingway parecía apreciar más en el creador de Las Montañas de Provenza o de El Golfo de Marsella visto desde L. Estaque(17). Se trata en prime lugar de la necesaria descomposición de ese paisaje como figura geométrica, donde el efecto natural, al decir del propio Cézanne, el tratamiento dado a los cilindros, esferas y conos que conforma el resultado final de la obra, y que integran el todo estable y sólido de la naturaleza, en contraste con los cambiantes movimientos del alma humana.

Esa distinción que hace posible en los textos de Hemingway darle al lector no solo la sensación física el paisaje sino además el estado anímico, es parte proverbial en todas sus narraciones, y tiene destaques señalados en momentos descriptivos que tienen un gran peso en toda su obra, y que integran el todo estable y solido de la naturaleza, en contraste con los cambiantes movimientos del alma humana, primordialmente en muchos de los ‘’paisajes’’ hemingwayanos, desde Fiesta hasta La Breve vida feliz de Francis Macomber, desde la corriente del Golfo, pasando por España y singularizados a los de Africa.

A efectos de este acercamiento, me atrevo a priorizar uno poco mentado, donde creo entender que se da muy bien la simbiosis ya contrastada entre el paisaje y la sensación como arquetipos singulares de lo constante y lo voluble. Pienso en su narración El Vino de Wyoming(18) no muy oportunamente trabajada por sus críticos, y la hermosa descripción de apertura y cierre de la misma, la de las montañas lejanas, azules y nevadas en sus cimas, vistas desde la frescura del porche, donde un narrador ensimismado paladea con fruición una cerveza helada:
Era una tarde cálida en Wyoming, las montañas estaban a gran distancia y se podía ver la nieve en sus cimas, pero no brindaban sombra, y en el valle los campos de trigo amarilleaban, el camino estaba polvoriento por el paso de los autos, y todas las pequeñas casa de madera en un extremo del pueblo se resecaban al sol(19)
Hemingway sabe hacer con sus palabras, con su dicción, y con su estilo paratáctico, el mejor cuadro donde la estabilidad del ambiente natural, es el mejor de los fondos posibles para proyectar las cambiantes circunstancias e su personajes, acosados todos por la sensación de que el vacío y el dolor les aguardan inevitables, y de que el tiempo por vivir es mas pasajero que lo que muchos se atreven a imaginar. Entendamos de una vez que leer las descripciones de los paisajes en Hemingway tiene el mismo signo que genera pararnos frente al lienzo todavía húmedo done los colores de la vida se han acomodado lo mejor posible para recordarnos que la existencia también se pinta con palabras. Su talento como narrador toca si dudas, y muchas veces, las mismas coordenadas del pintor.

En el cierre de El Vino de Wyoming nos retrata otro paisaje con la misma maestría la mirada de un consagrado artista
La carretera asfaltada se acababa. Seguía un camino de grava que dejaba la planicie se perdía entre dos colinas y ascendía entre ellas. El suelo de las colinas era rojo, la salvia crecía en grupos grisáceos, y a medida que el camino ascendía, podíamos mirar mas allá de a través de las colinas, la planicie de los valles que chocaban con las montañas. Se veían cada vez mas lejanas y lucias mas parecidas que nunca a las de España. El camino hizo una curva subió de nuevo, y por delante había un grupo de urogallos, que levantaron el vuelo tan pronto nos acercamos a ellos, agitando fuertemente sus alas, remontando el aire en largos giros para posarse luego en la ladera de una colina mas abajo(20)
La cuestión que se impone, al leer este fragmento, es si dudas s seria posible escribir como se pinta. La respuesta nos parece de una certeza mas que evidente Hemingway fue capaza de mejorar su estilo mirando los cuadros de Cézanne, cualquier lector de su obra es capaz de pintar su propio cuadro en las intrincadas coordenadas de su mente gracias a “la sustancia inmejorable su estilo, al balance tan perfecto entre lo imaginario y lo real, y a la armonía con la naturaleza a la hora de todas sus caracterizaciones”(21). Al final, el lector acaba también siendo un creador, y eso es si dudas la mejor cualidad que toda obra de arte, cualquiera sea su genero, puede tener. Con Hemingway tenemos asegurado ese privilegio.









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  1. Paul Cézane (Aix –en-Provence, Francia, 1839-id.,1906. Pintor francés. Hijo de un banquero, comenzó sus estudios en el colegio Bourbon de su ciudad natal, donde entabló relación con Emile Zola. Prosiguió en la escuela de dibujo y posteriormente se matriculó, por influencia paterna, en la facultad de derecho, aunque pronto comprendió que su verdadera vocación era la pintura. Instaló su primer estudio en la casa de campo de su padre hasta que en 1861 su madre y su hermana lo apoyaron para reunirse en Paris con su amigo Zola(…) Una vez en la capital francesa se inscribió en la Academia Suiza para preparar el ingreso a en la de Bellas Artes. En el Museo del Louvre descubrió la obra de Caravaggio y de Velázquez y este hallazgo marcó profundamente su evolución artística.(…) En 1886 su obra fue rechazada por el Salón de Otoño por vez primera, lo que se repetiría una y otra vez hasta el final de sus días y provocó en él un profundo resquemor,(…) Como sus coetáneos se convenció de la importancia de pintar al aire libre(…)en 1872 realizó una colección de paisajes en Louvecieiennes junto a Pissarro y otros artistas que inauguraron su denominado “período impresionista”. En 1878 se estableció casi permanentemente en Provenza alcanzando progresivamente la madurez expresiva que iba a configurar uno de los estilos más influyentes del ate del siglo XX. (…) En 1886 murió su padre y Cézanne abandonó a su esposa y su hijo, pasando a instalarse a Aix, donde pintaría la serie de cuadros de la montaña de Sainte-Victorie(…) en 1895 el marchante Amboise Vollard organizó, con el apoyo de Pissarro, Renoir y Monet, una exposición sobre su obra que fue bien recibida por la crítica.(…) El primer Salón de Otoño de 1904 le dedicó una sala de forma exclusiva lo que sería un acontecimiento fundamental para el devenir de las primeras vanguardias y una especie de reconocimiento casi póstumo(…) Dicha exposición confirmó a Cézanne como el padre de cubistas y fauvistas, y ejerció un gran impacto sobre artistas como Picasso, Braque o Derain. (…) Consagrado definitivamente en la retrospectiva que se le dedicó un año después de su muerte, Cézanne es considerado una de las figuras más influyentes del ate del siglo XX. En Ruiza, M., Fernández, T. y Tamaro, E.(2004). Biografía de Paul Cézanne. En Biografías y Vidas. La enciclopedia biográfica en línea. Barcelona(España) Recuperado de https://www.biografiasyvidas.com/biografía/c/cezanne.htm el 19 de agosto de 2020.
  2. Citado por Michael Reynolds en Sarah Bayliss: ″ The Old Man and the paintbrush″, ARTnews. (Summer 1999), p. 34
  3. Andrea Mantegna (1431-1506). De este ultimo citado nos vienen las primeras referencias en: “El Cristo Muerto” y “El Martirio de San Sebastián” a los que Hemingway alude en su narración “El revolucionario”, y en cuya anécdota un comunista que viaja por Italia se resiste a la vista del primero, aduciendo que simplemente no le gusta, aunque la verdadera razón, subyacente, tiene que ver con el hecho de que al personaje tal obra le recuerda las torturas que le fueron infringidas por sus captores, prefiriendo en lugar de Mantegna las reproducciones de Giotto o Piero della Francesca. Resulta coincidentemente curioso que en otro lugar, esta vez en Adiós a las Armas, se aluda otra vez a El Cristo muerto en términos de ‘’montones e huecos de clavos”, algo que en materia descriptiva, y de la mano de un escritor realista e impávido como Hemingway, refiere inevitablemente a las experiencias que por su crudeza serian las ultimas que alguien prefiriera recordar. No es aventurado conjeturar que Hemingway hubiera conocido de primera mano estas obras maestras en sus primeras andanzas europeas, y – entrando otra vez en el campo de lo especulativo-, que sintiera una especial repulsión por Mantegna por alguna experiencia personal al respecto; no huelga comentar que El Cristo muerto se puede admirar en Milán, ciudad donde Hemingway paso su convalecencia después de herido en el frente italiano.
  4. (He terminado dos historias largas, una no muy buena, y la otra sí(…) donde trato de representar el paisaje como Cézanne).Ernest Hemingway to Gertrude Stein and Alice Toklas, 15 August (1924). En The Letters of Ernest Hemingway (1923-1925). Edited by Sandra Spanier, Defazio III & Trogdon. Cambridge University Press, New York, 2013 p. 141.
  5. Lillian Ross. Portrait of Hemingway. En http:/departments.edu/engdept/commonroom/volume_five/number_one/Lat/index.html#:¬:Cezanne.
  6. Carlos Baker. Ernest Hemingway: A Life Story. New York: Scribner, 1969, p.85
  7. Ibíd.
  8. Ibíd. Otra acotación de una relevante biógrafa de Hemingway: Mary V. Dearborn complementa muy bien el panorama de aquellas elucubraciones hemingwayanas a la Ross, al decirle aquel mismo día que “no solo escribió como Cézanne, sino también como Mr. Johann Sebastian Bach”(Ross, 51) En Mary V. Dearborn: Ernest Hemingway. A Biography. New York, 2017, Alfred A. Knopf, p.531
  9. Ernest Hemingway: Adiós a las Armas, p. 5-6
  10. Elle Charles Hammand: El Renacimiento I. Aguilar, Madrid, 1969 pp. 77-83
  11. Ernest Hemingway, París era una fiesta, citado por Sarah Wright en The Influence of Paul Cezanne art work on Hemingways writing style. University of North Carolina. Pembroke (El articulo esta tomado de Internet). Hemingway se imbricaría con aquel desde los primeros tiempos parisinos, y en su Paris era una fiesta, acabara por reconocer que admirando sus cuadros en el Museo de Luxemburgo, aprendió todo lo que un narrador necesita para componer un paisaje con palabras. A propósito de la técnica del iceberg que tanta fama le da al creador norteamericano, referimos al lector a esa sensacional pieza maestra Los Asesinos, narración donde el nivel de detalles que se omiten, redundan al final en una eclosión de realidades que es el propio lector quien tiene que desentrañar, sobre todo en lo referente a la solución e la historia. Otros momentos de su narrativa hacen evidente tal técnica de manera muy convincente, pienso en otra narración como puede ser ‘’Alla en Michigan”, o en “Colinas como elefantes blancos”.
  12. Paul Cézanne, Pinacoteca de los Genios, p. XIV-XV
  13. Elle Charles Hammand. Óp. cit
  14. Ernest Hemingway The Short Stories. “Big Two Hearted Rivers Part I’’, p. 211 El texto citado es una traducción personal.
  15. Carlos Baker. Ernest Hemingway: A Life Story. New York: Scribner, 1969 p.85
  16. Ibid.
  17. Paul Cézanne. Pinacoteca de los Genios, p V.
  18. Todas las citas traducidas correspondientes a ese relato son de mi autoría. Consúltese si es de interés la que corresponde a J Gomez del Castillo para Luis de Caralt en Los Asesinos, Barcelona 1991.
  19. Ernest Hemingway. The Short Stories. Wyne of Wyoming. p.450
  20. Ibíd. p 466
  21. Sara Wright, Óp. cit.

(24 de marzo de 1956) Día de Batista en Daytona Beach

Cuban President Fulgencio Batista and his wife Marta
 wave to crowd along street during parade
 in Daytona Beach, Fla., March 24, 1956, starting ceremonies for
 "Batista Day" honoring the Cuban president.
 Beside Mrs. Batista is Mayor Frank Morrison. (AP Photo/Jim Kerlin)
------------------------------------------------------------------------------U.S. military vehicles are shown on parade in Daytona Beach, Fla.
during the "Batista Day" parade in honor of Cuban strongman
Fulgencio Batista, March 24, 1956. (AP Photo/Jim Kerlin)
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Crowds line streets to watch the Batista Day parade honoring Cuba's President
Fulgencio Batista in Daytona Beach, Fla., March 24, 1956. (AP Photo/Jim Kerlin)
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Crowds line streets to watch the Batista Day parade honoring Cuba's President
Fulgencio Batista in Daytona Beach, Fla., March 24, 1956. (AP Photo/Jim Kerlin)
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(Nota del blog: Los pie de fotos de AP los copio textuales como fueron publicados en ese momento por la agencia de noticias)

Como si fuera la primavera ...

by Pablo Milanés
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by Ana Belén y Pablo Milanés
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by Víctor Manuel y Pablo Milanés
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by Haydée Milanés y Pablo Milanés
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by Magos &  Limón y Chabuco
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by Mijares
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Canción
(Nicolás Guillén)

¡De qué callada manera
se me adentra usted sonriendo,
como si fuera
la primavera!
(Yo, muriendo.)

Y de qué modo sutil
me derramó en la camisa
todas las flores de abril.

¿Quién le dijo que yo era
risa siempre, nunca llanto,
como si fuera
la primavera?
(No soy tanto.)

En cambio, ¡qué espiritual
que usted me brinde una rosa
de su rosal principal!

¡De qué callada manera
se me adentra usted sonriendo,
como si fuera
la primavera!
(Yo, muriendo.)

“Operation Pedro Pan: The Cuban Children’s Exodus 60 Anniversary", en el Museo Americano de la Diáspora Cubana (por Jesús Rosado)




Mi amigo Joaquín Estrada-Montalván, quien desde hace años nos regala ese enjundioso blog que es el Gaspar, El Lugareño, me pide gentilmente que le escriba algo sobre la Operación Pedro Pan, seguramente enterado que de algún modo he participado en el proyecto que desde el miércoles 24 de marzo se comienza a exhibir en el Museo Americano de la Diáspora Cubana.

Abundante ha sido la información que ha ido saliendo en los medios, pues la curadora principal de la exposición, Carmen Valdivia, directora ejecutiva del Museo, se ha enfrascado en una intensa campaña de promoción que cubre entrevistas, reseñas y comentarios en recursos puntuales de difusión en prensa plana, digital y canales televisivos no solo de Miami sino de extramuros.

De manera que no voy a repetir información historiográfica. Los que hayan estado al tanto de ese material o los que a partir de ahora hagan la búsqueda quedarán exhaustivamente ilustrados en qué consistió ese polémico episodio que implicó la más trágica decisión emocional en las últimas seis décadas de la historia cubana.

Voy limitarme a mi enfoque museológico y mi experiencia como colaborador.

Carmen Valdivia, fue unos de los más de 14,000 niños cubanos no acompañados que viajaron con la anuencia de los padres a los Estados Unidos entre 1960 y 1962. Carmen es la presidenta del Comité Histórico de la organización Pedro Pan. Entenderla, establecer una empatía con su vivencia, con su percepción del evento fue crucial para ofrecerle un aporte.

Recuerdo que a finales de los setenta cuando ya estaba enfrascado en la Universidad en la carrera como historiador le comentaba a un querido y talentoso amigo de mi padre, Felo Domínguez, que no había logrado mi propósito de hacer la carrera de Psicología porque me exigían ser militante de la UJC. Se lo expresé con pesadumbre con el tono del joven frustrado. Y Felo me devolvió con optimismo la respuesta: “pues ahora, como historiador, serás psicólogo y sociólogo, tu alternativa es más complicada. Lúcete.”

El desafío de asumir los criterios de Valdivia, una arquitecta de profesión, mujer enérgica, independiente, dueña plena de su historia personal y colectiva representaba un desafío.

Carmen Valdivia había encabezado una exposición con la misma temática en el History Museum of Miami en el 2015. Era el precedente museográfico más inmediato para emprender un revival del suceso.

El problema para mí estribaba en que la exhibición se había sometido a un diseño casi absoluto de cámara oscura. El concepto me parecía demasiado funerario para un episodio histórico donde se cifraban tantas esperanzas. No me parecía que los Padre Pan entregaban sus hijos a un negro horizonte. A los peores augurios.

La Operación Pedro Pan era una ofrenda a la esperanza, a la apertura de vida. Y eso fue lo que comuniqué a Carmen. Había que iluminar el concepto museográfico. Inundar de claridad el diseño. Ilustrar la salida hacia la luz de aquellas miles de criaturas. Y Carmen, aceptó sabiamente aceptó la recomendación, lo incorporó y se realzó como dueña del proyecto.

Le ofrecí fallidamente un diseñador de exposición que no se pudo aceptar por cuestiones ajenas a su talento. Y entonces, le recluté (Dios quería que fuese mujer) a la reconocida artista Consuelo Castañeda a cuyo esfuerzo le agradecemos la nueva dinámica de contenidos bajo la supervisión cuidadosa de la curadora.

Le traje al relevante pintor Ismael Gómez Peralta como experimentado preparador y a William Ríos (hermano de nuestro apreciado Alejandro) como carpintero y solucionador de problemas estructurales.

Por último, comprometí a Germain Herrera como cerebro IT de las proyecciones de videos, loops y audio en salas.

Carmen replanteó y corrigió la visión preliminar de la exposición. Y lo que disfruten hoy los visitantes es el resultado final del revisionismo de su curadora. Ardua ha sido su atención a cada detalle: corrección de textos, edición de videos y fotos, despliegue de elementos de apoyo, disposición de exponentes…Esta es la ofrenda que ha hecho a su propia biografía temprana y a sus compañeros en la angustiante historia. Su secuencia ilustra impecablemente la llegada legal de aquellos dreamers pioneros que enrumbaron aspiraciones en un futuro insertado plenamente en la nación americana.

La Operación Pedro Pan, no sé por qué se me ocurre llamarle (Madre o Padre Pan), es el lance más sensible quizás de los albores post revolucionarios. No pocos lo atribuyeron entonces a una maniobra organizada por la CIA en contubernio con la iglesia católica. Así lo argumenta la propaganda oficialista. Pero lo que no mencionan los voceros castristas es que, en 1960, ya centenares de padres eran sacudidos por expropiaciones y restricciones del régimen. Y que otros miles de padres se debatían amedrentados por los perturbadores ejemplos totalitarios de la Unión Soviética, sus satélites y China, países plagados de encarcelamientos y crímenes despiadados, a los que se acercaba de manera amenazante los pasos del proceso predictatorial en Cuba.

La ley de reforma integral de educación emitida por Castro en el año 60 reformaba ideológicamente la enseñanza convirtiendo a los centros educativos en sedes de adoctrinamiento. Las escuelas privadas y católicas eran relegadas y se incorporaban a los programas de estudios metodologías adquiridas de los sistemas marxistas-leninistas. 

¿Dónde residía entonces el centro de operaciones de la CIA? ¿En los mandos de la KGB soviética? ¿En la sede de la Stasi alemana?¿En el MPS chino?¿O en los predios del G2 cubano? Estos eran los dueños del terror y la coacción en la Cuba de los sesenta. Su vocación de verdugos y de inspiradores del pánico generaron la más aventurera y tiste historia de desprendimiento entre padres e hijos en un país de Latinoamérica.

Los Pedro Pan (y no cómo se les denomina erróneamente Peter Pan) se insertaron no solamente en el sistema de enseñanza americano, sino que se incorporaron al modelo institucional de la nación. Rellenaron de nombres ilustres la historia de la emigración cubana en el panorama estadounidense. Políticos, alcaldes, senadores, músicos, artistas, empresarios, médicos, arquitectos, periodistas, escritores, banqueros, agentes de bienes raíces…

Debe haber historias de frustraciones y la historia las ha de tener en cuenta, pero no es la mayoría.

La decisión en torno a los Pedro Pan se debate entre la paranoia y la premonición. Es complicado. Me pregunto, si estás en medio de un océano turbulento en una barcaza incendiada. Si estás tú con tus hijos y tu instinto de padre halla el futuro comprometido y sobre ti vuela un helicóptero de salvamento que solo puede rescatar a los menores. ¿Qué haces?

Esa tesis de emergencia es la que se despliega en las salas del museo.

Vuelvo a mí. Quiero acercar mi empatía a las intenciones de Carmen y del proyecto. Consciente de que soy la cara oculta del guion, solo me resta un último comentario.

En 1961, mi padre decidió que yo saliera como Pedro Pan. Tenía algo más de cuatro años. Mi madre se opuso rotundamente. No estaba convencida de los argumentos. Prevalecía esa sentimentalidad posesiva de la madre latina.

En 1996, con cuarenta años de edad, tenía en la mano un viaje profesional a México. Me senté con mi vieja y le comuniqué que no pensaba volver. Y su respuesta fue rotunda: ‘Vete, no vuelvas. Así lo quiso tu padre en algún momento hace muchos años. Así debió ser. Perdóname por el tiempo que en mi egoísmo de madre te hice perder. Te deseo lo mejor, hijo mío, Te amo”.

Y entonces me convertí tardíamente en un Pedro Pan.



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Museo Americano de la Diáspora Cubana.
(305) 529-5400
info@thecuban.org
1200 Coral Way
Miami, FL 33145

Tuesday, March 23, 2021

Dos poemas del libro inédito "Caída Libre", de Aldo Sánchez Herrera




Andar mío


Andar mío: yo sé que en tus pasiones
He de hallar, al menos, una flor
Que me llene las entrañas.

No más de espanto o de crueldades
Ha de ser el borde que en mi ojo
La vida transfigure.

Ella es desdicha y joya,
Estuche y revuelo del Dios
Que con mano dura el pecho nos cincela:

No hay desdén divino
Que el hombre aguarde más
Que aquel que le devuelva un águila en paloma.




Tabla de Pitágoras


Con más exactitud que una tabla de Pitágoras,
La risa de los niños fluye entre nosotros
Como un sagrado y extenso manantial.

En cambio, ¿ a dónde irá el que presume
Ser perfecto como un dios
Y atribuye a la vejez una calaverada?

Aun si es defecto aplaudir más
Lo que el humano menos entiende.
Sólo se llega al Yo de un modo impersonal.

Arrugas: semblanzas de una vida de contrarios.
Nunca bastará el agua del cielo
Si no se refleja en el corazón el fruto.






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Aldo Sánchez Herrera. Poeta y narrador. Ha publicado los poemarios Intemperie (Ediciones Memoria, AHS, Buenos Aires, Argentina, 1995), con el que obtuvo el premio de la V Bienal de Literatura ese año. Velamen, 2002 y Pulso del aire, 2010. Además el libro de cuentos La fábula de Steinkowel, en el año 2017 por la misma editorial. Y Proverbios y poemas, 2019 (Editorial McPherson) que cuelga en amazon. Ha obtenido el premio Rolando Escardó y el premio de la ciudad en reiteradas ocasiones. Poemas suyos aparecen en la revista Credo y Antenas. La mayor parte de su obra se encuentra inédita.

Martí se refiere a la ganadería en Camagüey


"La isla de Cuba está procurando rehacerse de una de las riquezas que perdió a causa de su larga guerra: su ganado. Si bien la Isla no producía aún ganado bastante para abastecer al país y exportar, sobresalían ya los animales de sus hatos por su existencia, y los caballos de sus sabanas por su elegancia y resistencia. En la comarca camagüeyana se celebraban cada año exposiciones de ganado, y se estudiaban con ahínco las obras de Zootecnia, de ciencia de los animales, de fomento y cría de, los ganados, que con tanta profusión se publican en Inglaterra, donde la ganadería, que nosotros podríamos cultivar y desdeñamos, es un manantial perenne de colosal riqueza".




José Martí.
La Opinión Nacional, 21 de enero de 1882.


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Imagen tomada de "El Camagüey. Viajes pintorescos por el interior de Cuba y por sus costas". P. Antonio Perpiñá, escolapio. 1889.

Monday, March 22, 2021

El piloto norteamericano Charles Lindbergh de visita en Camagüey. Septiembre 1929.

Lindbergh, es reconocido por ser el primero en volar sin escala entre New York y París y entre Washington y México. Ambos sucesos tuvieron lugar en el año 1927. 



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Bohemia. Septiembre 1929.

Primavera Porteña, de Astor Piazzolla (por Ara Malikian)


Martí se refiere al "teatro virtual"

Carolina Otero, la "Bailarina Española
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Lo de las "funciones virtuales" de teatro, no es del año 2020, empezaron en tiempos de Martí: 


"Ahora ya se invita en París a oír óperas y comedias, sentados, no en estrecha silla de encajonado palco, ni en cómoda luneta, sino en mullidos confidentes y suaves otomanas, tendidas bajo espesas colgaduras en un salón del barrio de San Germán. 

Ya está siendo uso en las casas a la moda comunicarse por teléfono con los teatros principales, de modo que sin salir de su palacio, y en comunión sabrosa con sus contertulios, pueden los privilegiados de la fortuna oír cantar el "Mefistófeles" de Boito, las comedietas de sala del ingenioso Pailleron, los chistes molierescos de Sardou, los coros animadores de la opera cómica. Se aplica el oído al tubo, y no se pierde palabra. Mas parece que, en vez de satisfacer, desagrada esa manera violenta e imperfecta de oír obras dramáticas, que tienen su mayor encanto en el gesto rápido, la mirada, la apostura, la apariencia plástica. Y es también el nuevo modo de oír dramas muy desfavorable a los autores, porque no deslumbrados los sentidos con el aparato escénico, la destreza del actor, el reflejo de la sala, la belleza de la actriz, queda libre la mente, que con frialdad implacable repele todo lo que tiene de innatural, forzado o artificial la obra oída. De las piezas cantadas, al menos, se goza casi íntegramente: el teléfono transmite todos los juegueteos, todos los caprichos, todos los matices de la voz."

José Martí.
La Opinión Nacional. 1 de febrero de 1882

Sunday, March 21, 2021

Ballet “Gayané” (por Florencia Guglielmotti)

Nota del blog: Sección semanal dedicada al Ballet y la Danza, a cargo de la la ballerina, coreógrafa y profesora Florencia Guglielmotti.

Los textos anteriores, se pueden leer en este enlace



El ballet “Gayané” tiene coreografía de Nina Anísimova y fue estrenado el 9 de diciembre de 1942 por el Ballet Kirov, en Perm (U.R.S.S.). La música fue compuesta ese mismo año por Aram Khachaturián y la orquesta fue dirigida por Pavel Feldt. El diseño escenográfico estuvo a cargo de Natán Altman y el de vestuario de Tatyana Bruni, y el argumento fue escrito por Konstantín Derzhavin, marido de Anísimova. Los roles principales, en el estreno, estuvieron interpretados por Natalia Dudínskaya (Gayané), Nikolái Zubkovsky (Koren), Konstantín Serguéyev (Armén), Tatanya Vecheslova (Nuné), Borís Shavrov (Giko) y la propia Anísimova en el rol de la joven kurda. 


Históricamente el contexto era complicado ya que estaba en pleno desarrollo la Segunda Guerra Mundial. Sin embargo, la producción artística no se detuvo y Anísimova completó el elenco de su ballet con bailarines que se encontraban en la ciudad de Perm en ese momento. Más allá de las dificultades, el arte se impuso y el estreno en el pequeño teatro de la ciudad fue un éxito relativo, dada la coyuntura socio-política. 


La obra se organiza en cuatro actos y se ubica en un koljoz, un campo de cultivo comunitario armenio dedicado al algodón, cercano a la frontera. En el primer acto vemos a Gayané cosechando algodón junto a su familia, su padre Ovanes, su hermano Armén y su hermana menor Nuné. Todos trabajan mucho excepto Giko, el marido de Gayané. Ella le recrimina por esa actitud y terminan peleando. Llega al campo un comandante de la guardia fronteriza, Kazakov, y realizan un baile de bienvenida. Gayané le acerca un ramo pero, al verla, Giko se lo arrebata violentamente y huye.


En el acto siguiente nos encontramos en la casa de Gayané, donde la gente del koljoz la consuela por la mala conducta de su marido. Giko regresa y todos se van. Mientras Gayané intenta que su hijo, Ripsime, se duerma, llegan tres contrabandistas para hablar con Giko. Los cuatros conspiran para hacerse del dinero público, incendiar el depósito de algodón y huir al exterior. Al escuchar esto Gayané lo increpa, pero Giko la empuja y la encierra en una habitación.


Es el tercer acto y nos ubicamos en un asentamiento kurdo, cerca del koljoz. Allí están, entre otros, Armén, hermano de Gayané, y dos jóvenes kurdos. Llegan Giko y sus secuaces. Le preguntan a Armén hacia dónde podrían dirigirse desde allí. Armén duda de sus intenciones y manda a buscar a Kazakov. En el ínterin Giko y su banda descubren el plan de Armén e intentan matarlo, pero Kazakov aparece justo a tiempo, arresta a los tres contrabandistas pero Giko escapa y, para crear confusión, prende fuego el almacén de algodón. En su huida se encuentra con Gayané que escapó de la habitación en la que la había encerrado. Giko amenaza con lastimar a Ripsime si no lo deja ir, pero Gayané insiste en retenerlo y Giko la hiere con una daga. Kazakalov escucha el grito de dolor Gayané, corre a buscarla y arresta a Giko, quien es llevado a la justicia. Kazakov cuida a Gayane hasta que ella se recupera y el amor crece entre ambos.

El último acto nos devuelve al koljoz, un año después. En ese momento se realiza una ceremonia por la reconstrucción del depósito de algodón y, al mismo tiempo, se celebran las bodas de los tres hermanos: Gayané y Kazakov, Armén y Aishe, Nuné y Koren. Los festejos incluyen varias danzas folclóricas, de gran colorido. El ballet finaliza en medio de la alegría general.


Este ballet pertenece al denominado “realismo socialista”, que tenía por finalidad destacar los beneficios del trabajo duro en favor del bien común y las desventajas del individualismo y la avaricia, quizás eso explique la simpleza del argumento. Así mismo, incorpora positivamente la diversidad étnica que caracterizaba a la U.R.S.S. y a sus danzas folclóricas, estilizadas por la coreógrafa, generando un ballet con una fuerte impronta de las danzas de carácter..

Luego de su estreno en 1942, Anísimova volvió a montar la obra para el Ballet Kirov de San Patersburgo en 1945 y en 1952, con algunos retoques argumentales, intensificando la historia de amor de Gayané y Kazakov. El otro gran Ballet de la U.R.S.S., el Bolshoi de Moscú, también tuvo sus propias versiones: en 1957 la de Vainonen y en 1961 fue Anísimova quien realizó el montaje del ballet. Algunos años más tarde, en 1972, Boris Eifman realizó su propia versión de “Gayané”, en tres actos, para el Teatro Maly de San Petersburgo. La obra ha trascendido las fronteras y se pueden ver algunos de sus fragmentos en galas de ballet, principalmente el pas de deux de Gayané y Kazakov, la variación solista de Gayané y la reconocida “danza del sable”, protagonizada por Giko.








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Florencia Guglielmotti reside en la Ciudad de Buenos Aires (Argentina). Es Profesora de Danza (titulada en la Escuela Nacional de Danzas "María Ruanova"), Licenciada y Profesora de Artes (recibida en la Universidad de Buenos Aires). Cursó estudios en la Escuela Nacional de Ballet de Cuba. Es Miembro de International Dance Council CID (UNESCO).

Actualmente se desempeña como Profesora de Danza Clásica y como Profesora Titular de Historia de la Danza en la Escuela Superior de Enseñanza Artística "Aída V. Mastrazzi". florenciagu@gmail.com
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Gaspar, El Lugareño Headline Animator

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