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Wednesday, September 20, 2023

Un poema africano de Hemingway. En "True at First Light". (por Carlos A. Peón-Casas)



La segunda y última incursión de Hemingway por tierras africanas entre 1952 y 1953 en plan de safari completo, legó al autor las suficientes coordenadas literarias y no, que conocimos como su memoria ficcional True at First Light(1), editado póstumamente por su hijo Patrick en1999.

La intensidad de esta narración que Hemingway acometiera en su Finca Vigía, lleva una impronta singular de reminiscencias anecdóticas, pero igual bien regada con otras de inequívoco signo literario; y otras coordenadas inevitables de celebrados escritores; lecturas favoritas, y hasta alusiones muy personales al acto escritural en sí mismo, y al rol del escritor a la hora de discernir sobre la verdad, lo fáctico, o lo ficcional.

Nuestra mirada pormenoriza algunos de aquellos, pero se centrará en una composición poética que Hemingway gustara desgranar en su memoriosa relación de la anécdota mayoritariamente cinegética, y otras hierbas.

La encontraremos a la altura del capítulo décimo de ese bojeo africano. Y sin crearles mayores expectativas al lector, diremos solo de pasada, antes de recrear sus coordenadas, que es un texto aunque ciertamente muy menor, entre su variopinta producción poética; muy digno, como todo ese singular corpus, de tenerlo en cuenta.


Viene precedido de alusiones a otro texto de igual coordenada, que su esposa Mary proyectaba escribir, un poema otro, ciertamente ilusorio, y adornado con las inevitables “texturas del paisaje, las de la caza, y las complejidades de la vida marital”(2). Y que repetía en un estilo ciertamente demasiado a lo Gertrude Stein, una sola y primitiva frase:

“Los días corren a hacerse otro y otro y otro día más…”(3)

Hemingway aprovechaba no sin cierta sorna, a explicar al lector de que iba aquel intento poemático de su esposa, a la par que explicitaba otros detalles de sus particulares y lecturas en aquel periplo africano:
Miss Mary estaba escribiendo un gran poema sobre Africa pero el mayor problema era que lo hacía a ratos en su mente y jamás lo transcribía y acababa olvidándolo como los sueños. Había confiado algo al papel pero no se lo mostraba a nadie. Todos teníamos una gran fe en aquel poema, y aún yo la tengo, pero preferiría verlo definitivamente escrito. Estábamos leyendo las Geórgicas en la traducción de C. Lewis. Teníamos dos ejemplares pero siempre se extraviaba, nunca he visto un libro con una predisposición tan grande a no estar jamás a mano. La única falta que yo pudiera atribuirle al mantuano (Virgilio) sería la de hacer sentir a toda la gente normalmente inteligente, que pudieran escribir excelente poesía. Dante sólo se lo hacía sentir a los locos. Eso realmente no era cierto, pero para entonces casi nada era verdadero, y especialmente no en África.(4)
Todo el leit-motiv del poema africano de Mary, hace la continuidad de la historia, que se matiza con otras alusiones al libro extraviado de Virgilio. Hemingway precisa el detalle sugerente de venir acompañado de una introducción a cargo de Louis Bromfield, de quien precisa, con igual sarcasmo, su pedigree literario ante la pregunta de uno de los contertulios:
Es un escritor que tiene una granja muy conocida en Estados Unidos, en Ohio. Y como es muy conocido de esa otra granja: Oxford University, le encargaron escribiera la introducción. Hojeando las páginas el pudo admirar la granja de Virgilio, y sus animales y su gente, y aún la propia austeridad y rudeza de los hechos o las figuras ya olvide cuáles. Debieran ser figuras rudas si fuera un campesino. De cualquier modo Louis lo podía ver y dice forma un gran y eterno poema de poemas cualquiera sea el lector.
Entre unas y otras alusiones domésticas de aquellas jornadas, y algunas indirectas con carga sarcástica y provocativa de Mary sobre otra de las preferencias lectoras de Papa, esta vez en la lengua de Verlaine y Diderot; y alusivas a la producción de Simenon, de la que Hemingway se había traído desde Paris un set completísimo de sus obras; surge como por ensalmo, el texto poético de Papa, al que hemos ya aludido en nuestros preliminares.


Mary había dado el pie forzado a Papa, al declararlo en estado de “desaseo mental y desesperanza”, en alusión a las por entonces “incalculables bajas del matrimonio”; en el minuto en que la esposa buscaba con obsesión desesperada su anhelado trofeo: el león que hasta ese minuto se le hace esquivo.

Mary acusaría entonces a Papa con una frase que tiene en Inglés original una carga aliterativa difícil de construir en Español: “Lying about a lion”(6).

Hemingway le remataría con otra perla: “Eso suena a aliteración. Déjalo solo en mentir”(7).

Y desgranaría a renglón seguido, last but not least, su poema africano:

Ahora me tiendo para dormir
Conjuga el verbo yacer y quién, y con
Y cómo amorosamente esto pueda ser.

Conjúgame cada mañana y cada anochecer
Y fuego, no aguanieve ni candelero
La Montaña fría y cercana cuando estás dormida.

Los oscuros cinturones de los árboles no son tejos
Pero la nieve sí es nieve todavía
Conjúgame otra vez la nieve.

Y por qué la Montaña se hace más cercana
Y se aleja.

Conjúgame amor conjugable
¿Qué clase de manjares me ofreces(8)

Y es que de entre tantos affaires de aquel viaje africano, que ciertamente pudo haber sido el último, dados los conocidos avatares de los dos sucesivos accidentes de avión, y casi mortales por necesidad, que experimentó la pareja; emerge de entre aquellas memorias, este texto poético subyacente, que puede sin dudas, considerarse una marca en los procesos creativos del autor, o al menos uno de esos atisbos que confirman las intermitencias y los entresijos de toda obra creativa, entre uno u otro género escritural: entre la prosa mayestática del narrador hemingwayano, y la poesía de signo algo menor, pero no mínimo, y de la que que no se cumple de ningún modo, aquel adagio borgiano dedicado a un poeta condenado a no perdurar, y que reza: “La meta es el olvido, yo he llegado antes.”(9).



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  1. True at First Light. Ernest Hemingway. Scribner. New York, 1999.
  2. Ibíd. Palabras en sobrecubierta.
  3. Ibíd. p.189
  4. Ibíd.
  5. Ibíd. p.190
  6. Mentir sobre el león.
  7. “That’s sort of alliterative. Just say lying.”
  8. “Now I lie me down to sleep/Conjugate the verb lie and who with/And how lovely it can be// Conjugate me every morning and every night/And fire, no sleet, no candlelight/ The Mountain cold and close when you’re asleep//The dark belts of tres are not yews/ But the snow’s still snow./Conjugate me once the snow//And why the Mountain comes closer/And goes farther away//Conjugate me conjuagable love./What kind of mealies do you bring?”
  9. Poema "Quince monedas", Jorge Luis Borges.

Wednesday, September 13, 2023

Los poemas cubanos de Hemingway (por Carlos A Peón-Casas)


El corpus poético de Ernest Hemingway, aunque no trascienda como la quintaesencia literaria del narrador de pesos pesados que fue, no es nada despreciable, no ya por su cantidad o los valores formales o de contenido; sino acaso por ese hálito de singularidad, de vida interior, que los recorre. El arquetípico escritor, dueño de un estilo que, imitado hasta la saciedad sin mucho éxito por muchos, es siempre reverenciado como el maestro de las historias cortas, los diálogos como puñetazos, y los personajes cortados de la vida sin que les falte nada; es, sin embargo, como poeta, el perfecto desconocido, que, incluso, algunos lectores avisados de su obra narrativa, no creen conocer.

Hemingway, el joven poeta en los años de Chicago y Paris(1), aunque marcado por el signo de grandes maestros (Kipling, Lardner y Sandburg), referencia inevitable en los cultores más jóvenes, era dueño ya desde tales inicios de un discurso propio, y una voz para nada despreciable, que, amén de su talento innato, se harían cada vez más personales, a medida que su propio oficio como creador enseriara aún más sus subsiguientes entregas poéticas(2)

Y aunque su producción poética decrecería a partir de los años parisinos, justo con la emergencia del narrador de altos quilates que ya no dejaría de ser, aún en ese bien ganado limbo literario, no dejaría de expresarse poéticamente, como un ser total, no ya como elemental contraparte de la ficción(3). De tal período, datan los poemas aparecidos en la revista alemana Der Querschnitt(4), a las que el propio Hemingway restaría valor en Paris era una Fiesta, cuando aludiera a que tales textos simplemente le proveían entonces unos necesarios fondos pecuniarios. Ya para tal fecha sus poemas tenían la marca del satirista, y en su mayoría, el sello personal de una poesía no apta para ser publicada(5).

Hay un período en la vida del autor, el que corresponde a los años de 1935 a 1944, en que silencia, aparentemente, la escritura poética. Reaparece el poeta otra vez, en posesión de un estilo “personal y catártico”(6) en los poemas dedicados a Mary Welsh, escritos durante las últimas etapas de la Segunda Guerra Mundial.

El siguiente período creativo, corre desde esa fecha hasta el año 1956. Tales manuscritos poéticos, marcados por el signo de lo instantáneo, sobrevivieron en muchos casos para ser retocados a posteriori por el autor, y muchos quedaron intocados y a salvo del olvido, en sus precarios soportes originales, llevados y traídos por el propio Hemingway, a lo largo de sus largos periplos y estadías más diversas: el Ritz de Paris, el Bar de Sloppy Joe en Cayo Hueso, Finca Vigía en Cuba, y su casa de Ketchum en Idaho.

Nuestro trabajo se referirá en lo sucesivo a los textos escritos en su casa de Finca Vigía: que son a saber: Defense of Luxembourg (1944); To Crazy Christian (ca. 1946); Lines to a Girl 5 Days after her 21st Birthday (1950) y If my Valentine you wont be…(1956)(7) .

Mirados como un conjunto, estos pasajes cubanos de Hemingway, agrupados con ese sólo criterio de su ubicación en el espacio-tiempo de su Finca cubana, apuntan, sin embargo a situaciones y a sujetos de diverso signo vital: léase en orden sucesivo, a los acontecimientos vividos en la línea Sigfrido en Bélgica, a la muerte de uno de sus tantos gatos, a la condesita Ivancich, y last but not least, a su última esposa, Miss Mary. Todos a su vez, son textos muy personales, escritos desde la perspectiva más intimista que generan sucesos vitales, con más o menos trivialidad, pero eso sí, con una carga de inevitable emotividad y una innegable sensibilidad siempre a flor de piel. Quizás, entre todos, el primero y el tercero de los ya mentados, por sus notorios alcances, nos merezcan ahora un aparte en esta breve relación

Defensa de Luxemburgo, el primero citado es, sin dudas, su texto más temperamental, que nos comunica esa inevitable zozobra que experimentara al autor-poeta, durante los momentos que precedieron a una de las tantas batallas de la Segunda Guerra Mundial, en la que el frío corresponsal de guerra, se explaya en un texto íntimo y cargado de sensibilidad.

Su discurso es, ciertamente, rememorativo, escrito desde la placidez de Finca Vigía, pero todavía resonando en el background del Hemingway más duro, los desafueros de la terrible conflagración recién terminada. En este, como en muchos de los poemas anteriores, alusivos a la primera incursión guerrera de Hemingway en Italia durante la Primera Guerra Mundial, queda verdaderamente plasmada esa noción de total desamparo y extrañamiento por el inevitable bramar de las armas y el fragor de la muerte, que se enseñorea con los jóvenes cuerpos de los soldados sacrificados a una causa inútil.
Lo que leemos de aquel recuento, nos sobrecoge todavía:
Ven y únete ahora a nosotros(…)
Trae contigo sabiduría, delicadeza, fortaleza, decisiones rápidas y precisas, y la habilidad de abandonar a sabiendas y radicalmente toda esperanza que no sea la de quedarte y luchar.(…)
Trae también lo despreciable,
Lo devaluado y maldito
Ellos pueden ser llevados como estandartes,
O en los bolsillos.
Pero tráelos de inmediato a donde vamos ahora.
Son tal valiosos como el jabón (que se hace con los caballos muertos(….)
Y no hace falta traer dinero.
Nadie te lo puede cambiar.(…)(8)
Por su parte: “Líneas a una muchacha cinco día después de su cumpleaños 21”, es un texto más anecdótico, si entendemos que el sujeto (Adriana Ivancich), es la bella joven que Hemingway conociera en Italia en 1948, y a la que se suele asociar, de manera inopinada, con el personaje de Renata en “Across the River and Into the Trees”(9).

El detalle singular del poema pasa igualmente porque el suceso de su cumpleaños 21, referido por el poema, acontece durante su visita a Finca Vigía en diciembre de 1950, hecho ya harto reseñado por los biógrafos hemingwayanos más competentes, y que no nos corresponde ahora, desglosar. De este texto entresacamos algunos versos de la segunda parte del poema, donde se establece una especie de diálogo entre el poeta y la muchacha, un diálogo que no es precisamente el clásico e idílico entre dos amantes, como a muchos les gustaría suscribir, sino al intercambio sabio y mesurado entre dos artistas: uno, muy joven, y, el otro, ya mayor que la aconseja y conforta, según lo apunta el ya citado Nicholas Gerogiannis(10) en sus notas críticas, criterio que suscribimos plenamente:
Despiértate en la mañana
Venecia está todavía en su sitio(…)
Las cosas que amamos yacen en la grasosa laguna
Desanda el camino empedrado sin compañía,
Vive tu soledad y disfrútala
Por un día tan solo(…)
Hazlo en las mañanas cuando la cabeza está fría
Y en las tardes, cuando todo se ha vendido,
Y en primavera, no importa si todavía no llega
También hazlo en el invierno
Y en los días de calor
Y en el mismísimo infierno.
Cambia tu cama por un lápiz
Y tu pesar por una página
Y si no resultara
Que tengas buena suerte en tu vida.(11)
Estos textos cubanos, sumados a todo el corpus de la poesía de Ernest Hemingway como un todo indivisible, son todavía una asignatura pendiente para el lector de este país caribeño. Cualquier traducción al español que se haya verificado en cualquier otro punto de este mundo plural, es hic et nunc, verdaderamente una rareza editorial, por ende serían pocos, muy pocos, los lectores que hayan podido sacar el mejor partido de tal o tales versiones. Leerlos en el original es igualmente, un muy raro privilegio, sólo al alcance de otro escaso grupo, mayoreado principalmente por especialistas en la obra del también cuentista y novelista.
Sumemos a lo ya dicho que tal pretensión traductiva entre nosotros, chocaría de inmediato con el valladar insalvable de los derechos de autor, que para tales propósitos detentan sus herederos, y cuya validez, hasta donde sabemos, sigue en pie.

Pero, a pesar de los escollos, los lectores cubanos merecen de cualquier modo disfrutarlos en una versión traducida, por la que abogamos desde ya, y saborear en ellos, ese inevitable bouquet, que destilan en el tiempo creativo del autor, creídos siempre en esa certeza del crítico Alan Pauls, (dicho de ese otro mito contemporáneo, tristemente desaparecido, que es el chileno Roberto Bolaño), y que le endilgamos ahora al Hemingway poeta sin ninguna dificultad: “ la poesía es aquello que sostiene la escritura y seduce en los más grandes escritores”(12) . Leer al Hemingway poeta, en español, bien vale entonces el esfuerzo.

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Citas y Notas

  1. Para 1929 Hemingway había completado ya setenta y tres poemas, de los ochenta y ocho que se incluyen en su corpus poético. Entre aquellos, se cuentan los más tempranos aparecidos en Poetry y Three Stories and Ten Poems. Citado por Nicholas Gerogiannis en su Introducción a Ernest Hemingway. Complete Poems. Ernest Hemingway. Revised Edition. University of Nebraska Press, 1992. Todas las citas subsiguientes de este trabajo refieren a dicha edición.
  2. Otro mentor de los tiempos parisinos sería Ezra Pound de quien Hemingway no tendría reparos en afirmar a un amigo que: “me está enseñando a escribir, y yo lo estoy enseñando a boxear”. Ibíd. p.xiii
  3. Ibíd. p. xi
  4. El propio James Joyce tuvo a bien celebrar la publicación de aquellos textos. Ibíd. xvi.
  5. Un texto de tal época: “To a Tragic Poetess”, leído en una fiesta parisina en octubre de 1926, enojaría a muchos de sus amigos poetas como Ogden Stewart y Archibald McLeish, los anfitriones, quienes creyeron reconocer en el texto un ataque de Hemingway a la escritora Dorothy Parker, célebre por su desmesurado histrionismo. En Nicholas Gerogiannis, op cit. p.xviii
  6. Nicholas Gerogiannis, op cit. p.xix
  7. Complete Poems. Op.cit. pp.115-116;118; 125-126 y 127 (Las páginas corresponden a los poemas en el mismo orden en que fueron citados)
  8. Defense of Luxembourg. Complete Poems…op cit. p.115.El fragmento citado es el que sigue: Come now and join us./ Bring knowlwdge, subtetly, side-slippering, hardiness, fortitude, quick and sound decisions, and the ability to abandon knowingly and soundly all hope of every kind yet stay and fight.(…) Bring fuck-all,/Bring worthless/Bring no good/They can be carried as banners/Or in the pocket./But bring them where we go now./They are valuable as soap(soap is made from the dead horses…) and there is no need to bring money./No one can change it.
  9. Del asunto en cuestión mucho se ha especulado ya a partir de la irresponsable afirmación de Afdera Franchetti (amiga de Adriana) a la revista Europeo de que ambas inclusive fueron los modelos para Renata en la citada novela Across the River and Into the Trees. La Franchetti llegó más lejos aún y les dijo a los cronistas más amarillos del diario, que ella misma había sostenido un “ hipotético affair” con Hemingway en Paris y en Finca Vigía, que por supuesto no estaba más que en su imaginación.. Citado por Nicholas Gerogiannis en Explanatory Notes en Ernest Hemingway. Complete Poems, op cit. Nota 87, p.157
  10. Ibíd.
  11. Lines to a Girl 5 Days After Her 21st Birthday en Complete Poems, op cit, p.125 y ste. El texto original dice: “Wake up in the morning/Venice still is there(…)The things that we have loved are in the gray lagoon/All the stones we walked on/Walk on them alone/Live alone and like it/Like it for a day(…)Do in the morning when you mind is cold/Do in the evening when everything is sold/Do it in the springtime when springtime isn’t there/Do in the winter(…)Do it in every hot days/Try doing it in hell/Trade bed for a pencil/Trade sorrow for a page/No work it out your own way/Have good look at your age.
  12. Alan Pauls. Página 12 en “El Gaucho Insufrible”.Roberto Bolaño, Anagrama. Barcelona, 2003.
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ver en el blog:
Ernest Hemingway: el poeta que todavía no conocemos
 Cercanías a un Hemingway camagüeyano  
Traducir a Hemingway

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otros textos de Carlos A. Peón-Casas en el blog

Wednesday, August 9, 2023

Hemingway de paso por Biscayne Boulevard y de camino a los Everglades… atisbos a la ciudad de Miami en una novela incompleta. (por Carlos A. Peón-Casas)

Biscayne Boulevard, 1941
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Entre los años de 1946 y 1951 Hemingway trabajó en un temprano atisbo a lo que sería su inconfundible novela póstuma Island in the Stream, con sus inevitables alusiones a los parajes floridanos, a Bimini, y a Cuba, todo en uno.

El texto segregado de lo que sería de la historia final publicada en 1970, conforma unos cuatro capítulos bajo el sugestivo título de The Strange Country.

Colonade Building, at the intersection of
 Coral Way and Ponce de Leon Boulevard,
 March 1, 1927. Manley S. Brower,
 photographer. Image Courtesy of
 HistoryMiami, X-0331-1
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La historia que se nos narra arranca en Miami. Los personajes contemplan la ciudad de antaño, en un minuto anterior a la escritura y la ficción hemingwayana como es obvio, con alusiones a la década de los años treinta.


Roger y Helena, su joven amante se alojan en un hotel que domina Biscayne Boulevard desde un piso 13, un guiño que nos parece ya de entrada sugerente, dada la conocida fobia por ese número de impares circunstancias en la cultura norteamericana, y que se evita incluir en edificios públicos, etc.
Estaban en el piso 13 de un hotel en Biscayne Boulevard y el bellboy recién había bajado por los diarios y otras compras. Ocupaban dos habitaciones que miraban a la bahía, el parque y el tráfico del Boulevard…
La descripción del ambiente de la ficción es siempre el mismo en la perspectiva de la ciudad más contemporánea:
Miami estaba caliente y húmedo, y el viento que soplaba de los Everglades arrastraba los mosquitos aún en la mañana.
Biscayne Boulevard, 1930
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El setting narrativo nos sigue enfatizando el espacio de la ciudad de entonces, Biscayne Boulevard conocida desde los tempranos años veinte cuando se le promovió como vía de comunicación y un sugerente espacio comercial.
Almorzaron en un restaurante de mariscos regentado por Griegos. Era un oasis con aire acondicionado para paliar el pesado calor de la ciudad y la comida provenía con toda certeza del océano, pero con un dejo de aceite reusado en la mantequilla fresca. Pero tenían una botella de un vino blanco seco, bien frío y resinoso al paladar, y de postre había un pastel de cerezas.
La pareja prepara un viaje por carretera que los llevará hasta New Orleans. Como en cualquier road movie que se precie del paisaje que es otro personaje inevitable, el narrador centrará su ficción en los predios que desde entonces hacían el largo camino entre los pantanales de los Everglades, en un recorrido hacia el noroeste desde la ciudad miamense de partida. Ese paisaje conforma un muy atractivo landscaping que el lector interesado descubrirá con fruición en este relato de sugerentes coordenadas.

El viaje principia al atardecer, la pareja se ha hecho de un Buick convertible con no muchas millas. Es el atardecer pero el calor es pesado y persistente aún.
Manejaban hacia el oeste ahora por la amplia Coral Gables a través de los suburbios de Miami, llanos y golpeados por el calor, pasando tiendas y gasolineras y mercados, transitados por autos con personas de camino a casa que pasaban raudos. Ahora dejaron Coral Gables a su izquierda con sus edificios que parecen traídos del Basso Veneto, levantados desde la pradera floridana y hacia el camino caluroso sobre lo que antes fuera parte de los Everglades…

Opening of Tamiami Trail on April 26, 1928.
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Es sin dudas un viaje a la memoria. El texto tendrá una y otra alusión a pasadas experiencias del personaje de Roger, y será parte de una memoria afectiva y circunstancial, el paisaje será la persistencia necesaria.


El lector lo disfrutará sin dudas desde la plácida narración que recorre este texto hemingwayano, tan cargado de guiños inevitables a su biografía personal, y del que dejamos de cierre a nuestra alusión, algún botón de muestra:
Mirando adelante al camino que había recorrido tantas veces en su vida, mirándolo serpentear, sabiendo era el mismo camino con zanjas a ambos lados, y el bosque y los pantanos, sabiendo que sólo el auto era el único diferente, que solo quien estaba con él era diferente, Roger sintió ese antiguo vacío viniendo desde dentro y sabía que debía detenerlo(...) Miro hacia adelante donde el camino giraba a la derecha y corría hacia el noroeste… Eso estaba bien. Era realmente mucho mejor…
Everglades, 1930
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Friday, July 21, 2023

Ernest Hemigway. Anécdotas de su primerísima infancia (por Carlos A. Peón-Casas)

Ernest Hemingway 
a los 5 meses de nacido
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Hoy se cumplen 124 años de su nacimiento. Hemingway según nos lo narra Baker nació de día, a las ocho en punto de un día de Julio como hoy.

A renglón seguido en su completísima aproximación biográfica, la única autorizada por él propio Hemingway, siempre tan reacio a airear sus intimidades, a no ser que el mismo las confiara desde su propia y siempre muy bien ficcionalizada literatura, Baker sigue acotando detalles poco manejados sobre aquel día:
El primer nieto de Ernest Hall vio la luz en la habitación que miraba al sur de la casa. Pesó nueve libras y media y midió veinte y tres pulgadas. Su pelo era negro y espeso, aunque luego se tornó amarillo, y tenía ojos azul profundo, aunue más tarde se volvieron carmelitas… Tenía hoyuelos en sus mejillas , y su voz desde el principio sonó definitivamente masculina. Su madre acotó aquel día “que los petirrojos cantaban sus más dulces canciones para darle la bienvenida al pequeño recién llegado a este mundo tan maravilloso”. Su bautizo se demoró hasta el primero de octubre coincidiendo con el tercer aniversario de boda de sus padres. Sucedió durante un viaje al Bear Lake. Le confiaron los nombre de Henry Miller, ambos provenientes por el lado familiar de su progenitora: Ernest por su abuelo Hall, y Miller por su tio abuelo. Después de la ceremonia su madre Grace remarcó con gran piedad que “su hijo había sido presentado como una ofrenda al Señor, para recibir su nombre y luego ser contado entre los pequeños corderos de Dios.
Caminó un poco antes del año, sigue apuntandonos Baker:
saboreaba las manzanas y mostró desde el principio, gran gusto por el pescado que mal pronunciaba como “hish” término que luego aplicará a todos sus alimentos”... De acuerdo a su madre, todo su pequeño y robusto cuerpo estaba hecho de músculos y tenía manos más largas y fuertes que su hermana Marcelline. Cuando era contrariado en sus deseos se mostraba furioso, pateaba y bailaba con rabia Al acostarlo no protestaba, y ponía la almohada sobre su cara para evitar la luz. Se arrodillaba en las rodillas de su madre cuando aquella principiaba sus oraciones. Pero luego de un par de plegarias, se erguía y decía con voz fuerte y en gesto final: Amén.

Otros detalles nos parecen sugerentes para entender algunas de sus costumbres adultas:
Nada le causaba más placer que jugar con los nombres. El suyo propio lo bautizó “Nurnie”, quizás su primero de tantos apodos… a su madre la apodaba Fweetee…Había aprendido el arte de dar besos melosos cuando estaba arrepentido de algo mal hecho… Cuando le preguntaban de qué tenía miedo, gritaba segun su madre decía con convicción” fraid a nothing”(1)...
Otras singulares dotes eran, con apenas un año de vida, sus habilidades y aptitudes verbales, y su magnífica memoria. Baker nos deja botones de muestra:
Memorizaba versos de Tennyson, especialmente su poema “La carga de la brigada ligera”, para recitarlo se disfrazaba de soldado, recogía fragmentos de madera que llamaba sus trabucos, sus pistola, su rifle Winchester… Sus padres estaban orgullosos de su coraje y tolerancia. Dramatizaba pasajes del poema Hiawatha de Longfellow junto a Marceline que pasaba por la hija de un personaje del poema en las tierras de los Dacotas.”
Sus dotes musicales, que luego su madre trataría de encaminar muy a pesar del propio Hemingway, se hacían igualmente manifiestas, el detalle nos sirve de colofón para esta mirada retrospectiva del infante Hemingway en aquel principio de siglo XX que estrenó a no dudarlo y que magnificó desde su creatividad literaria a toda prueba:
Ernest compuso una canción adaptada de un vals que escribiera su madre titulado Lovely Walloona. De la frase: “and old baboon by the light of the moon”(un baboon a la luz de la luna), cantaba, interpolando la frase con su gracil imaginación ya evidente, voz el verso que decía: “Oh walloon, light a da moon” (oh wallon luz de luna), lo que sorprendió gratamente a sus padres por tan brillante y sugerente interpolación.



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1. Sin miedo a nada. De adulto ese sería su lema más conocido.


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Todas las citas pertenecen a Ernest Hemingway m. A Life Story. Carlos Baker. NY, 1969. pp 3-5. Traducción de Carlos A. Peón-Casas.




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Ver en el blog

Wednesday, July 12, 2023

"El Viejo y el Mar" se publicó por primera vez en español en Cuba. (por Carlos A. Peón-Casas)


Se trata a no dudarlo de una edición muy escasa y bien cotizada entre los coleccionistas y connoisseurs de la obra de Ernest Hemingway.

Muchos indagan por ella creyéndola poder hallar en formato de libro. Pocos empero saben que vio la luz en el de una revista de tirada y prestigio inconmensurables para la época: la siempre celebrada revista Bohemia, hoy día casi un incunable, rastreable a duras penas en el fondo de algunas hemerotecas que conservan el ejemplar bajo siete celosos candados, y para los interesados, sólo disponible, si acaso, en formato digital.


El suceso ocurrió en la edición del 15 de Marzo del año 1953. Fue el propio Hemingway quien patrocinó la idea, convocando a su buen amigo Lino Novas Calvo, figura de prestigio bien ganado en lides literarias y traductivas cubanas de su época, para acometer el empeño de verterla al español.

En las palabras liminares de aquella edición, se apuntaba en la voz editorial que:
Bohemia ofrece hoy a sus lectores una gran novela. Ya ésto es decir bastante. Una gran novela no es cosa de todos los días. Importa subrayar además que es una novela cubana -como también americana y de todos los hombres. Es también una obra de todos los tiempos.

Pero no queremos adelantar juicios. Solamente señalar la féliz circunstancia que nos ha permitido ofrecer por primera vez en español y en esmerada traducción (por el autor revisada y autorizada) el libro que la crítica de todo el mundo está acogiendo como uno de los más originales aciertos literarios de todas las épocas: Una obra de arte cuyo profundo sentimiento humano rebasa todas las fronteras.

La circunstancia se la debemos al autor mismo. Ernest Hemingway, que en Cuba vive y ama a Cuba, ha querido en testimonio de afecto a nuestro pueblo, que fuera aquí y en Bohemia -y vaya por ello nuestra más sincera gratitud- dónde primero apareciera en español.

Y dejamos ya al lector con el Viejo y con el Mar. A él dejamos también apreciar el esfuerzo editorial y periodístico que supone esta presentación extraordinaria, en una edición ordinaria de su revista Bohemia.

En la misma revista se incluye además como un efectivo suplemento, una reseña del libro que puntuaba desde la mirada del crítico, los entresijos más sugerentes de la noveleta que Hemingway había entregado a las prensas, un año antes, también en primicia editorial en otra revista, aquella vez en la norteamericana Life, y que viera la luz durante la primera semana de septiembre de 1952.


Se trataba a decir del bien enterado biógrafo Carlos Baker de un verdadero triunfo, pues Life jamás había acometido un experimento de tal tipo antes. El resultado fue avasallador.

Life vendió más de cinco millones de copias dentro de las primeras cuarenta y ocho horas. Scribner, la editorial de Papa, igualmente la sacaba de sus prensas poco después, en formato de libro.

La edición de Bohemia a no dudarlo marcaba la diferencia a la hora de promover desde el especial deseo de Hemingway, el regalar al pueblo de Cuba aquella obra que sería sin dudas consumatoria pues le merecería en sucesión los hasta entonces esquivos premios mayores para todo narrador: el norteamericano Pulitzer; y el Nobel de Literatura de la Academia Sueca.

La edición cubana se acompaña de excelentes fotos que ilustraban la narración con todo detalle. La revista Life había hecho lo mismo en la suya. Trayendo a un afamado fotógrafo: Alfred Eisenstadt(1), para acometer el proyecto. Anselmo Hernández, el viejo pescador de Cojimar, posaba en ellas en lugar del Santiago de la ficción.

No sabe este escribidor, a ciencia cierta, si acaso Bohemia hubiera usado algunas de aquellas para su particular edición, o si fueron proyectos independientes. Con suerte, alguno de mis colegas en activo, conocedores de tales intringulis, pudieran echar luz sobre este enigma.

Se han cumplido recién 70 años del suceso. Muchos fueron los lectores de aquella vez, en las páginas de la Bohemia, siempre tan popular y bien recibida en la Cuba de entonces, y en todos los ambientes culturales del continente americano.

El precedente de hacer aquella edición, traducida por encargo del propio autor y autorizada por él mismo, y a la vieja usanza, en el formato de una revista, y en una sola entrega, le marcaría a la cubana Bohemia, la sugerencia y el prestigio por doquier. Mérito que aún se le puede seguir achacando a sus editores de antaño.


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1. "Eisenstaedt contrató al pescador Anselmo Hernández de ochenta años para que subiera a la colina de Cojimar y posara como el Santiago de la ficción. Anselmo posó estoicamente soportando el calor para una foto conmovedora…" Ernest Hemingway. A Life Story. Carlos Baker. Scribner, NY, 1969. P. 503

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Algunas de las páginas de Bohemia, donde aparece 
la primera edición en español de El Viejo y el Mar


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Bohemia anunciando la publicación
de El Viejo y el Mar.


Wednesday, July 5, 2023

Hemingway entrevisto. Declaraciones casi inéditas para el Diario de la Marina, al recibir el Premio Nobel de Literatura.(Octubre 29, 1954). Por Carlos A. Peón-Casas.

Foto/ Diario de la Marina.Octubre 29, 1954.
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Fue el día que el mundo supo que el recio escritor norteamericano, avecindado desde 1939, en su legendaria Finca Vigía, en la habanera barriada de San Francisco de Paula, era el ganador del del Premio Nobel de Literatura de aquel año.

La noticia pudo haberlo sorprendido en cualquier parte, sabida la constante movilidad del escritor entre su casa cubana y los más disímiles puntos geográficos del mundo por donde solía discurrir. Pero la buena nueva lo alcanzó entre nosotros, y la prensa de la época, cubana y no, tomó por asalto aquel mítico paraíso, para llevarse al vuelo las inevitables primicias de aquel suceso.

El Diario de la Marina, estuvo como el primero. Y el texto que hoy rescatamos es a no dudarlo, uno de esos testimonios todavía no bien aireados, de la impronta del Hemingway que ese mismo día se calificaría como “cubano sato”.

El cronista del minuto describe el ambiente de la casa colmada por más de un centenar de periodistas y así nos lo transmite para esta posteridad de ya casi pasadas siete decadas:
Hemos tenido que extraer materialmente al escritor de entre los micrófonos que captan su voz y las cámaras que captan su estampa de todos los días, desgarbada y descuidada, para llevarlas al público norteamericano por cuenta de la National Broadcasting y la Columbia Broadcasting… Unas veces en inglés y otras en su pintoresco español, según los casos, Hemingway compone calmosamente aunque con desusada alegría en los brillantes ojos, sus primeras impresiones tras haber ganado el Premio Nobel.
Sus primeras palabras para el Diario de la Marina resuenan todavía hoy con un hálito muy singular:
Este es un triunfo de Cuba, porque yo se lo ofrezco… Lo que ofrezco es un galardón a la tierra que escogí para vivir y en la que moriré para que siempre me caliente el sol.
Se trataba a no dudarlo de una verdadera declaración de principios, una aseveración a todas luces muy sentida y aún más lúcida.La vida empero, con su añadido de circunstancias nevitables, no le dejaría cumplir ese anhelo; pues como bien sabe el lector, terminaría sus días en las frías praderas del norteño Idaho, pero lo dicho y recogido y perpetuado por el diario habanero, inmortaliza a no dudarlo aquel deseo.

Y en otro aparte, seguiría redondeando su idea:
No se trata solamente de que mi presencia física en esta hermosa isla escogida por mi de entre el mundo entero, sino de mis afinidades, que se han vuelto profundo amor, y de un hecho tan importante como ese de que tenga ambiente cubano el libro premiado: El Viejo y el Mar.
El Premio Nobel, como bien acotaba, premiaba la que fuera, una obra suya de madurez sugerente y estilo de profunda maestría narrativa, aquella bellísima fábula del pescador y el gran pez, la historia de Santiago,vencido pero no derrotado, y singularmente construidadesde la realidad cubana, en el setting del inolvidable poblado marítimo de Cojimar.

Al respecto, y ante la inevitable pregunta del reportero, por cual aspecto de aquella obrahubiera podido haberle alcanzado tan merecido galardón de la Academia Sueca, Hemingway se lo dejaba muy claro:
Su costumbrismo, su colorido que no le doy yo sino que le dan esos héroes y ese ambiente que por lo visto he tenido la suerte de expresar, acaso porque he puesto en ello lo más puro de mi sinceridad.
El titular de la noticia que parafraseaba sus palabras en la primera plana el Diario de la Marina de aquel viernes 29 de Octubre de 1954 no hacía más que confirmar un apego de singulares alcances a la Isla, a su gente, a su geografía marítima, pero también, y a no dudarlo a su humana condición. Lo dejamos ahora para el lector en las exactas palabras del laureado escritor:
Lo que obtiene el Premio Nobel es un himno a la reciedumbre de la brava gente de la costa Norte desde Cabañas hasta Jaruco, y que yo he admirado a lo largo de veinticinco años, sólo distinta de la que ocupa la costa sur en que aquella hace frente a las marejadas que vienen de arriba, mientra que la otra se bate con los ciclones. Pero unos y otros- y yo- amamos el mar como a una mujer, porque como una mujer es capaz de dar y de quitar 
La entrevista fue accidentada y casi por entregas, entre los inevitables avatares de aquella jornada tan inusual para el escritor, rodeado de la prensa plana y televisiva, acostumbrado empero, al recogido silencio creativo que imponía como condición en su refugio literario y vital.

El cronista nos deja un esbozo de aquel minuto, y de lo que el propio Hemingway le declarara con cierta resignación, por tener que sufrir ser el centro de la inevitable atención mediática. Sus palabras nos redondean aquel sentimiento:
Verdaderamente no soy un actor y esto es cosa de actores. Las cámaras, los micrófonos. Dirigirse al público de esta manera…. Que sea lo que Dios quiera…
Y ya al final, una declaración muy sugerente que nos permite recobrar y entender, algo de su más profundo sentimiento de responsabilidad creativa, y que nos sigue reafirmando su ética y sus convicciones:
Mi manera son los libros y con ellos me siento seguro, porque como te dije la última vez que nos vimos cuando no me gusta algo lo mando al cesto. ¿Pero cómo hago lo mismo con unas palabras recogidas ya con estas endiabladas y peligrosas grabaciones?

Wednesday, May 17, 2023

Cayo Hueso: Noticias del viajero recién llegado que busca y encuentra a Hemingway en su actual casa museo. (por Carlos A. Peón-Casas)



Para el viajero ha sido una experiencia total. Es el cumplimiento de un sueño antiguo que se materializa de la mano de amigos y hermanos entrañables.



El periplo por la US 1 es inolvidable en cada tramo de la andadura desde los predios floridanos de tierra firme hasta el último destino: the southernmost point del continente norteamericano tan cerca y tan lejos de la añorada patria cubana.

En el destino final del gps, el consabido navegador del auto, marcaría sin dudarlo un destino inevitable: la calle Whitehead, con más precisión, la casa del dios de bronce de la literatura norteamericana, el admirado y pocas veces superado escritor Ernest Hemingway.


El motivo central para el cronista que ha historiado con pasión al celebrado narrador peso pesado de la narrativa más inolvidable pero también del periodismo más raigal, al corresponsal de guerra, y hasta la mismísima poesía de la que muchos se sorprenden cuando la ubican por placer o por azar en su largo y magnífico corpus narrativo.

La que fuera hogar de escritor con su segunda esposa Pauline y con sus dos vástagos de aquel matrimonio finiquitado a finales de los años treinta, es aun espacio de memorabilias espléndidas y de un aura muy sugerente que muchos, muchísimos quieren explorar con fruición.

La casa con sus jardines asendereados que bifurcan los sueños y las nostalgias del escritor y de la inacabable troupee de los visitantes es una visión de imprevisibles acentos.

De pronto aparece la piscina con el mitológico centavo adosado al pavimento, el último que Papá habría podido ahorrar de la supernumeraria cifra que en plan halago para su esposo ausente, pagara Pauline para endulzar la ya no muy católica relación matrimonial que hacía agua con la llegada a los predios de la que sería la tercera y próxima cónyuge en línea para el escritor ya consagrado, la también narradora Martha Gelgorn.


Los espacios físicos de la casa son otros descubrimientos de incalculables referentes que aportan más que los aditamentos, las fotos y hasta el propio moblaje de la que fuera casa familiar y refugio creativo del creador.

Confirmó con otros que se siente algo especial y atrayente en ese recorrido que va por los espacios antes habitados y ahora revividos.

El cronista que escribió antes de oído sobre sucesos allí acaecidos, en especial sobre algún poema menor pero sugeridor siempre, suscitado en aquel ambiente, cree descubrir una especie de alumbramiento de especial connotación en aquel ambiente tan evocador.


Desde el corredor superior que recorre la casa se distingue otro ángulo imperdible: el antiguo faro que se alza frente a aquella y que nos sugiere la más próxima presencia por entonces del ahora no tan cercano mar que ha cedido espacio a nuevas edificaciones.


Para el cronista hay una y otra memoria que alude al despistado Hemingway en cualquier noche de libaciones intensas en el otra vez mítico Sloppy Joe de la calle Duval, copia y extensión del habanero que su íntimo amigo Russell fundara en aquel tiempo.

Luego de muchas y variadas mezcla etílicas, el escritor ponía rumbo a la no lejana vivienda de Whitehead, para entonces borrosa en la memoria, y solo reconocible en la certeza de seguir el inexorable foco del faro de marras, que le dejaba extraviar el camino hacia su apacible hogar.

La noche se cerraba entonces y el refrescante efluvio marino recorrería los espacios de la distinguida propiedad donde la esposa desvelada esperaba al trasnochador impenitente en aquella recámara tan bien puesta donde hoy el visitante encuentra, sobre el imponente lecho de la pareja, a un durmiente mínino, la herencia de los no pocos gatos, sus preferidos y de exclusivo pedigree que el escritor vio corretear por su casa en aquel cayo paradisíaco que hizo también su hogar.


Carlos A. Peón-Casas, Marta Rosa Trujillo,
Gabriela Galbis y Pedro Camacho
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Ver

Wednesday, June 22, 2022

Friday, July 2, 2021

Hemingway seleccionó Bohemia, para publicar "El Viejo y el Mar" por primera vez en español


"Bohemia ofrece hoy a sus lectores una gran novela. Ya ésto es decir bastante. Una gran novela no es cosa de todos los días. Importa subrayar además que es una novela cubana -como también americana y de todos los hombres. Es también una obra de todos los tiempos.

Pero no queremos adelantar juicios. Solamente señalar la féliz circunstancia que nos ha permitido ofrecer por primera vez en español y en esmerada traducción (por el autor revisada y autorizada) el libro que la crítica de todo el mundo está acogiendo como uno de los más originales aciertos literarios de todas las épocas: Una obra de arte cuyo profundo sentimiento humano rebasa todas las fronteras.


La circunstancia se la debemos al autor mismo. Ernest Hemingway, que en Cuba vive y ama a Cuba, ha querido en testimonio de afecto a nuestro pueblo, que fuera aquí y en Bohemia -y vaya por ello nuestra más sincera gratitud- dónde primero apareciera en español.

Y dejamos ya al lector con el Viejo y con el Mar. A él dejamos también apreciar el esfuerzo editorial y periodístico que supone esta presentación extraordinaria, en una edición ordinaria de su revista Bohemia."

(Bohemia. Marzo 15, 1953)

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Algunas de la páginas de Bohemia,
donde se aprecia la primera edición español
de El Viejo y el Mar

Wednesday, March 24, 2021

Cézanne en Hemingway. Sus influencias pictóricas en la concepción del paisaje narrativo hemingwayano (por Carlos A. Peón-Casas)

Nota preliminar: Aprovecho para anunciar que Carlos ha iniciado el blog "La Bitácora de Hemingway" , dedicado a compartir sus estudios sobre el escritor norteamericano.  Les invito a visitarle en este enlace.



Hemingway, alguna vez, medio en broma o quizás en serio, qui lo sa, llegó a afirmar que de no haber sido el narrador que fue, hubiera querido ser pintor(2).

Y es que su gusto personalísimo por las obras de Miro, Masson o Juan Gris-todos sus contemporáneos-, de los cuales tenía cuadros, o su inmensa cercanía a Picasso y Fernand Leger, es un hecho trascendental que influyó decisivamente en su formación intelectual. 

Pero en ningún caso, sin que llegaran a ser una influencia en sus creaciones literarias, y por ende inevitables alusiones a esos pintores modernos y contemporáneos, o a algunos también fuera de tal periodización, como pudo ser el caso del célebre creador renacentista Mantegna(3). Amén de otras preferencias por autores de la talla de un Greco o un Goya, cercanos en su inevitable accionar a escenarios de la España que amó con incondicionalidad.

Sin embargo, la proximidad admirativa del Hemingway narrador, por las técnicas innovadoras del arte pictórico de Paul Cézanne, y aún más, las influencias, que se acusan de aquellas en su obra narrativa, no resultarían muy obvias, para un lector principiante de su corpus narrativo, si acaso no fuera ya un conocedor a priori de la obra del escritor norteamericano y del pintor galo.

Cézanne había muerto dos décadas antes de la llegada del joven reportero Hemingway a un París habitado por las reminiscencias inevitables del arte del que sin dudas fuera maestro indiscutido del Post Impresionismo, y de quien, por no se sabe qué misteriosos senderos, acabaría prendado de su saber hacer pictórico, para incorporarlo luego, en un proceso de oportuna deglución, sus recónditas reminiscencias a su estilo narrativo.

En una temprana carta de Hemingway dedicada a Gertrude Stein su inevitable mecenas parisina, en 1924, le hablaba ya a las claras de tales influencias. No hay recato alguno en el joven aprendiz de narrador cuando le afirma tácitamente que:
I have finished two long short stories, one of them not much good, and the other very good(…) where I am trying to do the country like Cezanne…(4)
Y no puede ser de otro modo. Es precisamente en la casa de aquella ya reconocida mecenas, de los jóvenes norteamericanos expatriados, aspirantes a ganarse un sitio en la República de la Letras, y a la que ella signara con su famosa afirmación de: “la generación perdida”, donde el joven reportero Hemingway admiraría por primera vez y de primerísima mano obras del singular maestro que abriría las puertas de par en par a la pintura más innovativa a la generación de los pintores cubistas.

Lilliam Ross lo recuerda en su Retrato de Hemingway:
Hemingway fue presentado a la obra de Cezanne en el estudio de la calle de las Fleurus durante sus regulares visitas a la Stein, cuando aquella era su mentora. Había dos cuadros del artista, y la Stein no escondía su propia deuda con el pintor en relación a su propias teorías sobre la estructura en la escritura(5)
Poco se sabe de cuales pudieron haber sido aquellos lienzos primarios, presentados ante su vista en la casa de su amiga y mentora, cualesquiera que fueran, marcarían indefectiblemente los derroteros e aquella futura influencia pictórica en su obra descriptiva, y de manera sobresaliente en sus descripciones paisajísticas.

En aquellos tempranos años parisinos igualmente Hemingway fue asiduo caminante cada tarde por los sombreados senderos de grava del parque de Luxemburgo, donde igualmente se recreaba con los Cézannes y los Monets coleccionados en su Museo. Baker deja evidencias de aquellas visitas contemplativas:
(al mirarlos) se deleitaba pensando para sí mismo que lo que habían logrado con sus pinturas y lienzos, eran lo mismo que habría conseguido con su ardua labor con las palabras en la habitación de aquel viejo hotel(6)
Pudo haber sido allí mismo donde Hemingway se deleitara por vez primera por el cuadro: Rocas—Bosque de Fontainebleau, que ya en su madurez volvería a contemplar en una visita suya a la colección de Cézanne guardada para entonces en el Metropolitan Museum of Art de Nueva York. De aquella ocasión, y en discurso rememorativo apuntaría a la propia Lillian que:
Eso es lo que tratamos de hacer en nuestra escritura, esto y lo otro, y los bosques, y las rocas en las que tuvimos que treparnos. Cézanne es mi pintor favorito(…)(7)
Lo cierto es que tras ambigua y hermética reflexión que ni Hemingway, ni la propia Lillian Ross pretendieron nunca esclarecer, el leit motiv hemingwayano frente a la impecable técnica pictórica de Cézanne a la hora de dar vida a sus paisajes no fue otro que, otra vez en sus propias palabras:
Escribir historias de un modo tan objetivo y real como las pinturas de Cézanne, recrear el paisaje como Cézanne lo había plasmado(8)
Tan temprano en su accionar creativo como a la altura de su segunda novela Adiós a las Armas, y justo en el opening de la novela, la técnica narrativa resulta muy paisajística, a la hora de describir la locación que ocupa el narrador cercano al frente. Así lo retrata Hemingway:
Aquel año al final del verano, vivíamos en una casa de un pueblo que, mas allá del rio y de la llanura miraba a las montañas. En el lecho de rio había piedrezuelas guijarros, blancos bajo el sol, y el agua era clara y fluía, delante de la casa y se alejaban por el camino, y el polvo que levantaban cubrían las hojas de los arboles. Los troncos también estaban polvorientos(…)

La llanura estaba cubierta de cosechas. Había muchos vergeles y, en el horizonte, las montañas se destacaban pardas y desnudas. En ellas todavía se combatía y, al atardecer, veíamos los relámpagos de la artillería. En la oscuridad se hubiera dicho que eran relámpagos de verano, sin embargo las noches eran frescas y no se tenia la impresión de que amenazara tempestad(…)

También se luchaba en esa montaña, pero sin resultado, y en otoño, cuando aparecieron las lluvias, las hojas de los castaños empezaron a caer y no se vio mas que ramas desnudas y troncos ennegrecidos(…) Al llegar el invierno, una lluvia persistente comenzó a caer, y la lluvia trajo el cólera…(9)
El manejo de este paisaje donde la naturaleza, parece ajena a los avatares de la guerra, recrea sin embargo, la morbidez y el desasosiego de la refriega. 

Sin dudas, es precisamente en Cézanne donde se puede encontrar el modelo imitado, donde se da con lujo de detalles la objetivación del elemento representado por medio de un alejamiento aparente, y que conduce finalmente a una elaboración “consciente y normativa de la sensación original’’(10)

Igualmente, su técnica implicaba ‘’la omisión de colores, dejando lugares en blanco en el lienzo’’; Hemingway por su parte, omitía los detalles en sus textos: el concepto archiconocido de la teoría del iceberg, ‘’que ayudaba a añadir sentido a las narraciones de manera que el lector pudiera acceder a los conceptos sumergidos’’(11).

Tomemos como ejemplo para ilustrar lo anteriormente dicho una de las series mas portentosas del creador galo ya citado: Las Montañas de Sainte- Victoire(12), donde los críticos hablan por la primera vez de lo que la síntesis pueda lograr con ‘’la partición mecánica del espacio y la creación de una nueva dimensión emocional’’(13)

Compárese entonces esa vista siempre enigmática del accidente geográfico, con la descripción ya citada de Hemingway en Adiós a las Armas, o con cualquier otra de las muchas alusiones al paisaje en su obra, y el resultado será un asombrosos parecido, no ya por los efectos malintencionados de un copista avezado que quiere parafrasear mas que re-crear una realidad, sino por el armonioso contraste que la pagina escrita logra, al transmitirnos las necesarias coordenadas de la profundidad, el valor de los colores y sus tonalidades, y en suma, de la vitalidad de un paisaje que emula, aventajándoles, con aquellos que se conforman solo con la reproducción física de las esencias mas epidérmicas y no se zambulle en el alma oculta de la realidad. La diferencia es precisamente que la descripción tiene ‘’alma’’, y genera sensaciones que pueden ser percibidas sensorialmente.

En “El rio de los dos corazones”- una narración que recrea además de la cercanía al paisaje, la necesaria noción de lo sensorial-, podemos apreciar una vez mas como Hemingway es capaz de hacer un contraste muy señalado entre el paisaje, y la percepción que personaje tiene de aquel:
No había nada mas allá de su vista que una llanura de pinos que se extendía hasta las azules y lejanas colinas que marcaban la altura del Lago Superior. Las veía con dificultad e la lejanía que se le perdía por sobre la cálida luz de los pinos. Si las miraba fijamente se le perdían, pero si lo hacia con los ojos entrecerrados, entonces estaban allí, las colinas lejanas sobe una elevación el terreno(14).
A Nick Adams, el alter ego del narrador, le confiaría el segundo, en la primera versión del relato de marras, un monologo interior a modo de cierre del relato donde de paso, estaría confiándonos sus muy particulares observaciones sobre sus principios estéticos:
El, Nick (si) quería escribir sobre el paisaje, debería hacerlo como Cézanne lo había hecho en su pintura. Tu pudieras lograrlo si lo intentaras. Si lo vivieras con tus propios ojos. Porque era algo que no podrías comunicar con palabras(…) El sabría como Cézanne hubiera pintado este pedazo de río. Dios, si estuviera solo aquí para hacerlo(…)(15)
Cézanne por su parte, lo entendió muy bien cuando le decía a su hijo: 
El arte es una armonía paralela a la naturaleza. Pintar no es copiar servilmente, es captar una armonía entre las relaciones numerosas y trasladar esas relaciones a cierta escala propia, desarrollándola con una lógica nueva y original(16)
Por allí esta el detalle que Hemingway parecía apreciar más en el creador de Las Montañas de Provenza o de El Golfo de Marsella visto desde L. Estaque(17). Se trata en prime lugar de la necesaria descomposición de ese paisaje como figura geométrica, donde el efecto natural, al decir del propio Cézanne, el tratamiento dado a los cilindros, esferas y conos que conforma el resultado final de la obra, y que integran el todo estable y sólido de la naturaleza, en contraste con los cambiantes movimientos del alma humana.

Esa distinción que hace posible en los textos de Hemingway darle al lector no solo la sensación física el paisaje sino además el estado anímico, es parte proverbial en todas sus narraciones, y tiene destaques señalados en momentos descriptivos que tienen un gran peso en toda su obra, y que integran el todo estable y solido de la naturaleza, en contraste con los cambiantes movimientos del alma humana, primordialmente en muchos de los ‘’paisajes’’ hemingwayanos, desde Fiesta hasta La Breve vida feliz de Francis Macomber, desde la corriente del Golfo, pasando por España y singularizados a los de Africa.

A efectos de este acercamiento, me atrevo a priorizar uno poco mentado, donde creo entender que se da muy bien la simbiosis ya contrastada entre el paisaje y la sensación como arquetipos singulares de lo constante y lo voluble. Pienso en su narración El Vino de Wyoming(18) no muy oportunamente trabajada por sus críticos, y la hermosa descripción de apertura y cierre de la misma, la de las montañas lejanas, azules y nevadas en sus cimas, vistas desde la frescura del porche, donde un narrador ensimismado paladea con fruición una cerveza helada:
Era una tarde cálida en Wyoming, las montañas estaban a gran distancia y se podía ver la nieve en sus cimas, pero no brindaban sombra, y en el valle los campos de trigo amarilleaban, el camino estaba polvoriento por el paso de los autos, y todas las pequeñas casa de madera en un extremo del pueblo se resecaban al sol(19)
Hemingway sabe hacer con sus palabras, con su dicción, y con su estilo paratáctico, el mejor cuadro donde la estabilidad del ambiente natural, es el mejor de los fondos posibles para proyectar las cambiantes circunstancias e su personajes, acosados todos por la sensación de que el vacío y el dolor les aguardan inevitables, y de que el tiempo por vivir es mas pasajero que lo que muchos se atreven a imaginar. Entendamos de una vez que leer las descripciones de los paisajes en Hemingway tiene el mismo signo que genera pararnos frente al lienzo todavía húmedo done los colores de la vida se han acomodado lo mejor posible para recordarnos que la existencia también se pinta con palabras. Su talento como narrador toca si dudas, y muchas veces, las mismas coordenadas del pintor.

En el cierre de El Vino de Wyoming nos retrata otro paisaje con la misma maestría la mirada de un consagrado artista
La carretera asfaltada se acababa. Seguía un camino de grava que dejaba la planicie se perdía entre dos colinas y ascendía entre ellas. El suelo de las colinas era rojo, la salvia crecía en grupos grisáceos, y a medida que el camino ascendía, podíamos mirar mas allá de a través de las colinas, la planicie de los valles que chocaban con las montañas. Se veían cada vez mas lejanas y lucias mas parecidas que nunca a las de España. El camino hizo una curva subió de nuevo, y por delante había un grupo de urogallos, que levantaron el vuelo tan pronto nos acercamos a ellos, agitando fuertemente sus alas, remontando el aire en largos giros para posarse luego en la ladera de una colina mas abajo(20)
La cuestión que se impone, al leer este fragmento, es si dudas s seria posible escribir como se pinta. La respuesta nos parece de una certeza mas que evidente Hemingway fue capaza de mejorar su estilo mirando los cuadros de Cézanne, cualquier lector de su obra es capaz de pintar su propio cuadro en las intrincadas coordenadas de su mente gracias a “la sustancia inmejorable su estilo, al balance tan perfecto entre lo imaginario y lo real, y a la armonía con la naturaleza a la hora de todas sus caracterizaciones”(21). Al final, el lector acaba también siendo un creador, y eso es si dudas la mejor cualidad que toda obra de arte, cualquiera sea su genero, puede tener. Con Hemingway tenemos asegurado ese privilegio.









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  1. Paul Cézane (Aix –en-Provence, Francia, 1839-id.,1906. Pintor francés. Hijo de un banquero, comenzó sus estudios en el colegio Bourbon de su ciudad natal, donde entabló relación con Emile Zola. Prosiguió en la escuela de dibujo y posteriormente se matriculó, por influencia paterna, en la facultad de derecho, aunque pronto comprendió que su verdadera vocación era la pintura. Instaló su primer estudio en la casa de campo de su padre hasta que en 1861 su madre y su hermana lo apoyaron para reunirse en Paris con su amigo Zola(…) Una vez en la capital francesa se inscribió en la Academia Suiza para preparar el ingreso a en la de Bellas Artes. En el Museo del Louvre descubrió la obra de Caravaggio y de Velázquez y este hallazgo marcó profundamente su evolución artística.(…) En 1886 su obra fue rechazada por el Salón de Otoño por vez primera, lo que se repetiría una y otra vez hasta el final de sus días y provocó en él un profundo resquemor,(…) Como sus coetáneos se convenció de la importancia de pintar al aire libre(…)en 1872 realizó una colección de paisajes en Louvecieiennes junto a Pissarro y otros artistas que inauguraron su denominado “período impresionista”. En 1878 se estableció casi permanentemente en Provenza alcanzando progresivamente la madurez expresiva que iba a configurar uno de los estilos más influyentes del ate del siglo XX. (…) En 1886 murió su padre y Cézanne abandonó a su esposa y su hijo, pasando a instalarse a Aix, donde pintaría la serie de cuadros de la montaña de Sainte-Victorie(…) en 1895 el marchante Amboise Vollard organizó, con el apoyo de Pissarro, Renoir y Monet, una exposición sobre su obra que fue bien recibida por la crítica.(…) El primer Salón de Otoño de 1904 le dedicó una sala de forma exclusiva lo que sería un acontecimiento fundamental para el devenir de las primeras vanguardias y una especie de reconocimiento casi póstumo(…) Dicha exposición confirmó a Cézanne como el padre de cubistas y fauvistas, y ejerció un gran impacto sobre artistas como Picasso, Braque o Derain. (…) Consagrado definitivamente en la retrospectiva que se le dedicó un año después de su muerte, Cézanne es considerado una de las figuras más influyentes del ate del siglo XX. En Ruiza, M., Fernández, T. y Tamaro, E.(2004). Biografía de Paul Cézanne. En Biografías y Vidas. La enciclopedia biográfica en línea. Barcelona(España) Recuperado de https://www.biografiasyvidas.com/biografía/c/cezanne.htm el 19 de agosto de 2020.
  2. Citado por Michael Reynolds en Sarah Bayliss: ″ The Old Man and the paintbrush″, ARTnews. (Summer 1999), p. 34
  3. Andrea Mantegna (1431-1506). De este ultimo citado nos vienen las primeras referencias en: “El Cristo Muerto” y “El Martirio de San Sebastián” a los que Hemingway alude en su narración “El revolucionario”, y en cuya anécdota un comunista que viaja por Italia se resiste a la vista del primero, aduciendo que simplemente no le gusta, aunque la verdadera razón, subyacente, tiene que ver con el hecho de que al personaje tal obra le recuerda las torturas que le fueron infringidas por sus captores, prefiriendo en lugar de Mantegna las reproducciones de Giotto o Piero della Francesca. Resulta coincidentemente curioso que en otro lugar, esta vez en Adiós a las Armas, se aluda otra vez a El Cristo muerto en términos de ‘’montones e huecos de clavos”, algo que en materia descriptiva, y de la mano de un escritor realista e impávido como Hemingway, refiere inevitablemente a las experiencias que por su crudeza serian las ultimas que alguien prefiriera recordar. No es aventurado conjeturar que Hemingway hubiera conocido de primera mano estas obras maestras en sus primeras andanzas europeas, y – entrando otra vez en el campo de lo especulativo-, que sintiera una especial repulsión por Mantegna por alguna experiencia personal al respecto; no huelga comentar que El Cristo muerto se puede admirar en Milán, ciudad donde Hemingway paso su convalecencia después de herido en el frente italiano.
  4. (He terminado dos historias largas, una no muy buena, y la otra sí(…) donde trato de representar el paisaje como Cézanne).Ernest Hemingway to Gertrude Stein and Alice Toklas, 15 August (1924). En The Letters of Ernest Hemingway (1923-1925). Edited by Sandra Spanier, Defazio III & Trogdon. Cambridge University Press, New York, 2013 p. 141.
  5. Lillian Ross. Portrait of Hemingway. En http:/departments.edu/engdept/commonroom/volume_five/number_one/Lat/index.html#:¬:Cezanne.
  6. Carlos Baker. Ernest Hemingway: A Life Story. New York: Scribner, 1969, p.85
  7. Ibíd.
  8. Ibíd. Otra acotación de una relevante biógrafa de Hemingway: Mary V. Dearborn complementa muy bien el panorama de aquellas elucubraciones hemingwayanas a la Ross, al decirle aquel mismo día que “no solo escribió como Cézanne, sino también como Mr. Johann Sebastian Bach”(Ross, 51) En Mary V. Dearborn: Ernest Hemingway. A Biography. New York, 2017, Alfred A. Knopf, p.531
  9. Ernest Hemingway: Adiós a las Armas, p. 5-6
  10. Elle Charles Hammand: El Renacimiento I. Aguilar, Madrid, 1969 pp. 77-83
  11. Ernest Hemingway, París era una fiesta, citado por Sarah Wright en The Influence of Paul Cezanne art work on Hemingways writing style. University of North Carolina. Pembroke (El articulo esta tomado de Internet). Hemingway se imbricaría con aquel desde los primeros tiempos parisinos, y en su Paris era una fiesta, acabara por reconocer que admirando sus cuadros en el Museo de Luxemburgo, aprendió todo lo que un narrador necesita para componer un paisaje con palabras. A propósito de la técnica del iceberg que tanta fama le da al creador norteamericano, referimos al lector a esa sensacional pieza maestra Los Asesinos, narración donde el nivel de detalles que se omiten, redundan al final en una eclosión de realidades que es el propio lector quien tiene que desentrañar, sobre todo en lo referente a la solución e la historia. Otros momentos de su narrativa hacen evidente tal técnica de manera muy convincente, pienso en otra narración como puede ser ‘’Alla en Michigan”, o en “Colinas como elefantes blancos”.
  12. Paul Cézanne, Pinacoteca de los Genios, p. XIV-XV
  13. Elle Charles Hammand. Óp. cit
  14. Ernest Hemingway The Short Stories. “Big Two Hearted Rivers Part I’’, p. 211 El texto citado es una traducción personal.
  15. Carlos Baker. Ernest Hemingway: A Life Story. New York: Scribner, 1969 p.85
  16. Ibid.
  17. Paul Cézanne. Pinacoteca de los Genios, p V.
  18. Todas las citas traducidas correspondientes a ese relato son de mi autoría. Consúltese si es de interés la que corresponde a J Gomez del Castillo para Luis de Caralt en Los Asesinos, Barcelona 1991.
  19. Ernest Hemingway. The Short Stories. Wyne of Wyoming. p.450
  20. Ibíd. p 466
  21. Sara Wright, Óp. cit.
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