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Saturday, September 20, 2025

Ana Mendieta y el dolor de Cuba (por Teresa Fernández Soneira)

Ana Mendieta (1981)
Foto de Ana Mendieta Facts for Kids.
Kiddle Encyclopedia©
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"He creado un diálogo entre el paisaje y el cuerpo femenino (basado

en mi propia silueta). Creo que fue el resultado directo de una patria atormentada durante mi adolescencia”. Ana Mendieta 1981




En estos días me han venido a la memoria muchos recuerdos de mi niñez en Cuba y entre ellos los de mis años de estudiante en el Colegio Apostolado del Vedado en La Habana. Comencé en sus aulas en 1952 y allí estuve hasta el 1961 en que comenzaron los problemas con el gobierno revolucionario y las comunidades religiosas. El gobierno interventor comunista confiscó todos los colegios religiosos y privados de la Isla, y el del Apostolado del Vedado en mayo de 1961. Las religiosas no tuvieron otra alternativa que dejar el país y abandonar todos los colegios pues había que enseñar lo que el gobierno ordenaba y no lo que las religiosas tenían dispuesto en su programa de enseñanza. El Apostolado había sido la primera congregación religiosa femenina establecida por mujeres cubanas en 1891, poco antes de que comenzara la Guerra de Independencia.

Cuarto Grado del Colegio Apostolado. 
Ana María aparece en la primera fila de la derecha, 
de rodillas. Yo estoy a su lado.
Tomada en el patio del Colegio junto a la gruta de la Virgen,
c. 1957. Propiedad de la autora. 
© Prohibida la reproducción.
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En el comedor del colegio del Apostolado del Vedado, 
un grupo de mis compañeras de aulacelebrando un cumpleaños.
 Ana María Mendieta se encuentra delante
 a la derecha, con uniforme blanco. 
Circa 1958. Foto cortesía de Marta Conde de Hanzimanolis.
 Todos los derechos reservados ©.
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Por las aulas del Apostolado pasaron miles de niñas y jóvenes que más tarde ayudarían a forjar la República de Cuba. También, muchas alumnas que nos fuimos luego al exilio, ayudaríamos con nuestro trabajo a los nuevos países que nos acogían. Ese fue el caso de la directora de la Colección Cubana de la Universidad de Miami, la Sra. Esperanza de Varona, antigua alumna del colegio Apostolado de Sancti Spiritus, y también el de la fundadora de la Liga Contra el Cáncer en Miami, la Sra. Lourdes Águila (Palacios), antigua alumna del colegio de La Habana, las dos ya fallecidas, de grata recordación, y a quienes Miami mucho les debe.

Por mi parte, conservo aún un grupo de compañeras apostolinas de aquellos años en Cuba que ha dado a la sociedad norteamericana: juezas, pintoras, chefs, abogadas, maestras, administradoras de empresas, escritoras, contadoras, diseñadoras y amas de casa. Y entre ellas también está la artista de las artes y la plástica, Ana Mendieta. Hoy quiero dedicarle a ella unos párrafos a manera de homenaje, porque el 8 de septiembre se han cumplido los 40 años de su fallecimiento en Nueva York.

¿Pero, por qué escribir sobre Ana María? Pronto verán por qué. Ana María Mendieta Oti nació en Cárdenas en 1948 en una prominente familia de la política y la sociedad cubana. Su bisabuelo por parte de madre, Carlos María de Rojas, había luchado como general en la Guerra de Independencia llegando a incendiar su propia plantación de azúcar para evitar que los españoles pudieran apropiarse de ella. Un tío abuelo de Ana María por parte de padre, Carlos Mendieta Montefur, había sido coronel del Ejército Libertador y más tarde Presidente provisional de la República de Cuba, entre 1934 y 1935. Su madre, Raquel Oti de Rojas, había sido profesora de física y química e investigadora en Cuba. Su padre Ignacio Mendieta de Lizáur, era un abogado con importantes conexiones políticas. Luchó contra Fulgencio Batista, y luego fue inicialmente partidario de Castro siendo nombrado asistente en el ministerio de estado posrevolucionario en 1959, pero a causa de sus convicciones católicas y, desilusionado con el rumbo que tomaba Cuba, se involucró en actividades contrarrevolucionarias. Tenía Ana María una familia de antiguas raíces cubanas y patrióticas. Ana y sus hermanos Ignacio y Raquel, crecieron en un ambiente de clase media en un país que, hasta entonces, había sido moderno, progresista y democrático.

La salida del país

Llegada a Miami desde La Habana, 
de un
grupo de religiosas del Apostolado en 1961.
Foto de Internet.
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Pero con el arribo del nuevo gobierno en 1959, vinieron momentos difíciles para la isla, y temiendo por la seguridad de sus hijas, los padres de Ana decidieron enviar a sus dos hijas fuera del país en 1961 por la Operación Pedro Pan, una iniciativa de la Diócesis católica de Miami a cargo del sacerdote Bryan O. Walsh, en colaboración con el gobierno de los Estados Unidos y las Catholic Charities (Caridades Católicas). El fin de la Operación Pedro Pan era el de sacar a jóvenes cubanos del país en el que se estaba produciendo una revolución comunista, para evitar que los indoctrinaran. Cuenta Raquelín, la hermana mayor, que cuando Ana bajó de la escalerilla del avión en Miami, esta besó el suelo. Pero aquella alegría le duraría poco.

Muchas de las familias de los niños involucrados en esta operación tenían familia en Estados Unidos, pero Ana y su hermana no. Pasaron las primeras semanas en un campamento para refugiados en Miami hasta ser luego trasladadas a Dubuque, en el estado de Iowa. Ana pasó seis años entre hogares de acogida y escuelas tipo orfanatos. En esa época los castigos en estos lugares eran comunes y se llevaban a cabo por el menor delito. Además, las hermanas se separaron y pasaron varios años de un hogar de acogida a otro, aunque según explicó Raquel, siempre estuvieron especialmente unidas e incluso ella ayudó a Ana en algunas ocasiones a ejecutar sus obras.​ Pero Ana se siente desubicada.​ Son años muy difíciles para las dos hermanas.

Cinco años más tarde, el 29 de enero de 1966 su madre y su hermano menor salen de Cuba por los llamados “Vuelos de la Libertad” y se establecen en Cedar Rapids, Iowa, cerca de Ana y Raquelín. Las hermanas no volvieron a ver a su padre hasta 1979, dieciocho años más tarde de su separación, pues el régimen cubano había encarcelado a su padre por deslealtad a Castro, y por su participación en la operación de la invasión de Bahía de Cochinos.​ Pero la tragedia los acompañaba. Al poco tiempo de llegar a los Estados Unidos, Ignacio Mendieta moría.

Los estudios y los comienzos de su obra

A Ana María siempre le había interesado el arte, y decidió estudiar en la Universidad de Iowa, donde vivía, iniciando así su trayectoria artística. Recibió una Licenciatura en 1969 y la maestría en Bellas Artes en 1972. En el mismo año se incorporó a un programa de la universidad y pronto creó su primer trabajo cuerpo-tierra. Luego realizó un viaje de estudios a México a los sitios arqueológicos de Oaxaca, donde desarrolló un sentido por el espacio sagrado describiendo su experiencia "como volver a la fuente, pudiendo obtener algo de magia con solo estar allí". Regresó a México en varias oportunidades, y fueron estos viajes la inspiración para su serie "Silueta" en la que invirtió siete años de su carrera.

Inspirada en Sara Ann Otten, una estudiante de enfermería que a los 20 años había sido violada y asesinada, realizó en 1973 una performance en su propio apartamento, presentándose a sí misma como la víctima, untada con sangre y atada a una mesa, invitando a sus amigos al apartamento para "presenciar" la escena del crimen.

Desde 1976 hasta poco después de completar un Máster en Bellas Artes, Mendieta viajó con frecuencia a Nueva York con su instructor, Hans Breder, donde empezó a relacionarse con algunos artistas locales, y se conecta con la escena artística y el clima político de Nueva York. En 1978 decidió mudarse para esa ciudad donde ya tenía contactos y había un futuro para trabajar. Fue entonces cuando empezó a experimentar con el arte de la tierra, poniendo énfasis en el cuerpo; el fuego, los elementos naturales y la relación entre el trabajo artístico y el espectador. En esa época Mendieta conoció al artista minimalista Carl André, con quien más tarde se casaría.

Grupo de jóvenes en Brooklyn, Nueva York, a finales de 1981. Ana aparece abajo la segunda de la izquierda. También aparecen las poetas Iraida Iturralde (arriba, a la izquierda), Lourdes Gil, abajo al lado de Ana María. Están Juan González, uno de los pintores cubanos del exilio más sobresalientes del siglo XX, y el conocido fotógrafo cubano y editor fotográfico de la revista Time Ramiro Fernández. Gracias a Iraida Iturralde por facilitarme esta foto (tomada por Alina Lino) para mi artículo/homenaje. Todos los derechos reservados ©. Prohibida la preproducción.
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En 1980 fue curadora de la exposición “Dialéctica del aislamiento: una Exposición de Mujeres Artistas del Tercer Mundo de los Estados Unidos”.​ Fue activa en los círculos de arte feminista. También en 1980 le fue otorgada una beca de investigación de la John Guggenheim Foundation, y otra beca de la National Endowment for the Arts. “Ana Mendieta, con una carrera de unos 15 años, formalizó un conjunto de doscientas obras”, comenta el crítico de arte italiano, Mateo Bergamini, “entre ellas más de un centenar de videos, relatando la condición de exilio en su propia identidad física, utilizando su propio cuerpo y sus huellas como medio de expresión, eligiendo aparecer en sus obras, incluso actuando como un molde puro”.

Nuevo enlace con Cuba (1980)

Pero Cuba no había estado ausente de su vida, todo lo contrario. En Nueva York Mendieta se reunía con cubanos exiliados quienes, como ella, deseaban regresar a su tierra. La primera oportunidad llegó en enero de 1980 como parte de un intercambio cultural con Cuba a través del Círculo de Cultura Cubana, un viaje que le permitió reconectarse con sus orígenes y con el sentimiento de pérdida tras la salida de su país veinte años antes.​ Decía Ana que "habiendo sido arrancada de mi tierra natal durante mi adolescencia, estoy abrumada por la sensación de haber sido expulsada del vientre. Mi arte es la forma en que se restablecen los lazos que me unen al universo”.​

La parte montañosa del parque Escaleras de Jaruco, en las afueras de La Habana, atesora varias obras de la artista, entre ellas este Torso de mujer, pieza más conservada de la serie en la Solapa del Águila. Foto Addys Hernández, Radio Jaruco, 2022, Internet.
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En 1981 visitó el Parque Jaruco en La Habana donde realizó su serie Esculturas Rupestres, con siluetas y figuras femeninas atribuidas a deidades del panteón mitológico aruaco de las Antillas como Guacar, Guaranoca, Itiba Cachubaba, entre otras muestras que exponen sus sentimientos humanos de estar en contacto con su identidad y su origen. En los siguientes tres años viajó a Cuba en siete ocasiones, a veces guiando grupos en el programa de intercambio cultural, o para exponer o crear. ​“Sus viajes a Cuba en los últimos años de su vida fueron agridulces”, dice la artista y escritora Coco Fusco quien la conoció. Y continua: “Sí, hizo amigos, vio a familiares e hizo sus esculturas rupestres en Jaruco, pero su relación con las autoridades cubanas era tensa. Cuando intentó llevarse a Estados Unidos algunas reliquias familiares, se las confiscaron en el aeropuerto” [Revista HyperMedia, 12 de marzo, 2024].

Roma y su matrimonio con el artista Carl André

En 1983 Ana Mendieta gana el Premio Roma, con una beca de la Academia Estadounidense que le permitió trasladar su residencia a Roma. Allí Mendieta comenzó a crear arte, incluyendo dibujos y esculturas, y siguió utilizando elementos naturales. Se enamoró de la ciudad, y les decía a sus amigos que Roma era como una fusión entre Cuba y Nueva York. Ana seguía una relación amorosa con el artista Carl André, pero por un tiempo rompieron el compromiso. Luego se volvieron a encontrar y se casaron en una ceremonia privada en Roma el 17 de enero de 1985. Sin embargo, a su regreso a Nueva York Ana contó a sus amigos que sospechaba que André tenía un romance en Berlín.

Mi contacto con Ana María

Después de nuestra salida de Cuba, Ana María en septiembre de 1961, y yo en octubre de ese mismo año, estuvimos más de 20 años sin vernos y sin saber una de la otra hasta que un día salió publicado en El Miami Herald un escrito largo sobre su obra y su arte. Lo que relataban en aquel escrito me dejó impresionada: ¡una niña del grupo del colegio había llegado a la fama! Decidí entonces escribirle a ver si podíamos reencontrarnos. Envié al periódico una carta para que se la hicieran llegar a Nueva York, y en pocas semanas tenía en mis manos una tarjeta postal en la que Ana María, contenta de comunicarse conmigo luego de tanto tiempo, me decía que pronto vendría a Miami y que me llamaría para vernos. Desde entonces esperaba ansiosa el encuentro. Pero entonces llegó la noticia…

Su muerte

Carl André y Ana María eran ampliamente conocidos, no solo por sus trabajos en la esfera del arte, sino también por sus peleas. El 5 de septiembre de 1985 la pareja cenó con unos amigos. Una de las invitadas a la cena describió posteriormente que en la cena Ana se veía "feliz y relajada". Pero tres días después, en la madrugada del 8 de septiembre, Ana Mendieta cayó desde su apartamento del piso 34 en Greenwich Village donde vivía con su esposo. Justo antes de su muerte, los vecinos habían oído a la pareja discutir violentamente, aunque no hubo ningún testigo de la pelea. Una grabación de la llamada al 911 de André él decía: "Mi esposa es artista, y yo soy artista, y tuvimos una pelea… y ella fue al dormitorio, y yo fui tras ella, y ella salió por la ventana". ​ Un portero de la calle de abajo había escuchado a una mujer gritar "¡No, no, no, no!", antes de que el cuerpo de Mendieta aterrizara en el techo de un edificio abajo. La historia que André le narró a la policía difería de sus declaraciones grabadas por el operador del 911 aproximadamente una hora antes. La policía encontró que André mostraba rasguños en toda la cara. La policía lo arrestó. Según amigos, su relación fue inestable, alimentada por el consumo excesivo de alcohol por parte de ambos. André afirmó no recordar nada de los sucesos que llevaron a la muerte de Mendieta.

Se celebró el juicio que duró tres años en procedimientos legales. El abogado de André describió la muerte de Mendieta como un posible accidente o un suicidio. André fue absuelto de asesinato en segundo grado en febrero de 1988 por falta de pruebas. Pero, ni la familia de la artista, ni muchos de sus seguidores ni activistas cejaron en el empeño de defender la hipótesis del asesinato. Muchas de las exposiciones y muestras de arte de André recibieron un gran rechazo por parte de artistas y activistas feministas, quienes realizaron numerosas protestas públicas a lo largo del mundo contra la legitimación de André en el mundo del arte. “André nunca logró escapar de la sombra de la muerte de Mendieta”, afirmó su obituario en el periódico The Guardian. Carl André falleció a los 88 años, el 24 de enero de 2024, 39 años después de la muerte de Ana Mendieta.

No pudo ser

Esperaba verla pronto, y la noticia de su muerte, y de forma tan violenta, me causó una gran pena. Hoy, 40 años más tarde, todavía me entristece lo que pasó y que no pudimos conectar de nuevo. La obra fuerte y difícil que Ana Mendieta creó es, a mi modo de ver, un reflejo del trauma que la salida de Cuba y la vida del exilio causaron en ella. Tenía un vacío; una tensión y un dolor profundo. Ana siempre fue una muchacha alegre y alborotada, que le gustaban las diabluras, que le encantaba jugar con algunas de las niñas de la clase. Su carácter era explosivo; era muy inquieta. Pero la separación de sus padres, de su familia, dejar su país a los 12 años, y las experiencias en orfelinatos por varios años le causaron grandes conflictos.

Este caso de Mendieta es también el de muchos niños y adolescentes cubanos que tuvieron que irse solos, o con sus familias. Es la mutilación y la herida, todos forzados por las circunstancias de vivir lejos de su entorno. Enfrentarse a un nuevo país con nuevas costumbres, idioma diferente y la nostalgia de la patria a una edad tan frágil como es la adolescencia, tuvo que producir que algo se rompiera dentro de ellos en esa transición. Algunos perdieron su identidad y no se sienten ya cubanos, [han pasado demasiados años], y otros, como en el caso de Ana María, lo exteriorizaron de otra manera. Esta ha sido otra de las grandes tragedias que ha sufrido el pueblo cubano en los ya 66 años de comunismo.

El futuro de Cuba no consistirá solo en reconstruir al país: edificios y ciudades que colapsan; el problema del hambre y la miseria. Arreglar el alcantarillado, la electricidad, los hospitales, las carreteras, los campos para cultivo, y toda la infraestructura que habrá que rehacer. Todo esto lo hay que llevar a cabo. Pero también hay que reconstruir, y con urgencia, a personas y familias que han sufrido las consecuencias de todo este infortunio por tantos años. Unos lo han sufrido en la Isla, y otros en el exilio. Pero ha habido sufrimiento en las dos orillas.

Volviendo a mi compañera de colegio y a su muerte, muchos se han concentrado en André, el esposo, en el “accidente”, el juicio, etc., pero yo me he concentrado en Ana que fue la que más perdió. Pese a ser considerado uno de los artistas más sobresalientes de su generación, su figura quedó empañada por la muerte de Mendieta. Cuarenta años más tarde el tema continua, y sigue siendo una gran incógnita de qué fue lo que realmente pasó aquella noche. Pero ya es muy tarde para lamentos y consideraciones. Ana María ya no está; fue aquel salto mortal otra tragedia que tuvo que sufrir, otra adversidad que cerró para siempre el capítulo de su atormentada vida. El exilio es horrible para casi todo el mundo; es la “dislocación cultural” citando a la fotógrafa cubanoamericana Silvia Lizama, y desde niña Ana María sufrió y llevó a rastras hasta su muerte esa dislocación.

Hoy ruego a Dios por ella confiada de que ya por fin haya encontrado el sosiego y la paz. Sé que un día nos volveremos a encontrar en el lugar de la luz, sin el dolor y sin el sufrimiento del mundo.

Descansa en paz, querida amiga de la infancia.




PARTE DEL LEGADO DE ANA MENDIETA

Esculturas Rupestres (1981) Escaleras de Jaruco, La Habana.

Body Tracks (Rastros Corporales) 1982 en Franklin Furnace en la ciudad de Nueva York.

Algunas obras cinematográficas (1971-1980) experimentales:
  1. Espejismo (1974)
  2. Silueta Sangrienta (1975)
  3. Ochún (1981): Mendieta filmó Ochún en Key Biscayne, Florida.
Obras estrenadas póstumamente (1985-presente)

Dolor de Cuba/Cuerpo que soy (2018)
La tierra que nos cubre habla (2018)

Exposiciones colectivas

2022 Museo Hammer de la Universidad de California, Los Ángeles, organizó la exposición Joan Didion: What She Means.

2023 La muestra viajó al Pérez Art Museum Miami y se incluyeron obras de Ana Mendieta junto a obras de otros 50 artistas internacionales contemporáneos

Colecciones públicas (selección)

Museo Solomon R. Guggenheim
Museo Metropolitano de Arte
Museo de Arte Moderno de Nueva York
Centro Pompidou, Paris
Musée d'Art Moderne et Contemporain, Ginebra
Colección Tate, Londres
Pérez Art Museum Miami

Premios Póstumos

En 2009, Premio a la Trayectoria de la Fundación Cintas.

En 2018, The New York Times publicó un obituario tardío.

En 2024, se anunció que la nominada al premio de la Academia, América Ferrera, protagonizaría y produciría una serie de Amazon Prime Video sobre Mendieta, coproducido por Amazon MGM Studios y Plan B Entertainment.


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Edificio del Co1egio del Apostolado 
del Vedado en la actualidad. 
Paseo y 21 en el Vedado, La Habana.
 Foto de Internet.
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Teresa Fernández Soneira (La Habana 1947), es una historiadora y escritora cubana radicada en Miami desde 1961. Ha hecho importantes aportes a la historia de Cuba con escritos y libros de temática cubana, entre ellos, CUBA: Historia de la educación católica 1582-1961, Ediciones Universal, Miami, 1997, Con la Estrella y la Cruz: Historia de las Juventudes de Acción Católica Cubana, Ediciones Universal, Miami, 2002. En los últimos años ha estado enfrascada en su obra Mujeres de la Patria, contribución de la mujer a la independencia de Cuba, (Ediciones Universal, Miami 2014 y 2018). El volumen I dedicado a la mujer en las conspiraciones y la Guerra de los Diez Años, y el volumen 2, de reciente publicación, trata sobre la mujer en la Guerra de Independencia. En estos dos volúmenes la autora ha rescatado la historia de más de 1,300 mujeres cubanas y su quehacer durante nuestras luchas independentistas. En el verano del 2022 publicó La Bella Cubana, rostros de mujeres en la Cuba del siglo XIX (Alexandria Library Pub. House, Miami) que recoge 150 daguerrotipos del siglo XIX de mujeres cubanas de todas las edades y razas, acompañados de poemas de la época. Es un homenaje a la mujer cubana de todos los tiempos. Relatos y Evocaciones. Antología 1986-2023.

Wednesday, September 17, 2025

Cinco conciertos para piano y orquesta de Beethoven, por la Maestra Marlene Urbay con su Orquesta de Cámara de la Florida. (por Baltasar Santiago Martín)



El domingo 7 de septiembre de 2025 asistí al Herbert & Nicole Werheim Performing Arts Center, de la Universidad de la Florida (FIU), para disfrutar de la segunda edición del espectáculo Cinco conciertos de Beethoven para piano y orquesta, ofrecido en ese recinto por la Florida Chamber Orchestra, bajo la certera batuta de la Maestra Marlene Urbay. su esforzada, exquisita y elegante directora, quien al frente de sus músicos de primera línea, reivindica y enaltece desde 1995 a nuestra querida ciudad de Miami, percibida injustamente en Europa como un páramo cultural y “cementerio de artistas”.

La Maestra Marlene Urbay se dirige 
al público antes de comenzar el espectáculo.
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Y he dicho “segunda edición”, porque el sábado 6 de septiembre, en el mismo recinto ya mencionado, tuvo lugar la primera, con tres conciertos para piano y orquesta de Beethoven:
  • El Concerto No. 1 in C Major, Opus 15. Allegro con brio – Largo – Rondo. Allegro, con Alejandro de Castro como solista.
  • El Concerto No. 2 in B- flat Major, Opus 19. Allegro con brio – Adagio – Rondo. Molto Allegro, con María Soldado como solista.
  • El Concerto No. 3 in C Minor, Opus 37. Allegro con brio – Largo – Rondo. Allegro, con Cristina Dragos como solista.
En la función que tengo el gusto de reseñar fueron interpretados los dos siguientes:
  • El Concerto No. 4 in G Major, Opus 58. Allegro Moderato – Andante con Moto – Rondo. Vivace, con Nicolás Marín como solista.
  • El Concerto No. 5 in E- flat Major, Opus 73. Allegro con brio – Adagio un poco mosso – Rondo. Allegro, con Leo de María como solista.
Como es ya el sello de todos los conciertos dirigidos por la Maestra Marlene Urbay con “su” Orquesta de Cámara de la Florida / Florida Chamber Orchestra, el de la tarde del domingo 7 de septiembre también se caracterizó por su cuidada y elegante dirección –desde el peinado, maquillaje y vestuario–, así como por la impecable ejecución de los dos concertos, tanto por parte de la orquesta como de los dos talentosos pianistas concertistas: el niño prodigio (tiene solo 12 años) Nicolás Marín y el también joven y muy reconocido Leo de María.

Antes de entrar a detallar el desempeño de cada uno con la orquesta, me gustaría intercalar una nota, tomada y editada de Wikipedia, sobre el compositor escogido por la Maestra Marlene para esta presentación:

Ludwig van Beethoven, en 1820.
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El gran legado de Ludwig van Beethoven​ (Bonn, 16 de diciembre de 1770 ​-Viena, 26 de marzo de 1827), como compositor, director orquestal, pianista y profesor de piano, abarca, cronológicamente, desde el Clasicismo hasta los inicios del Romanticismo. Es considerado uno de los compositores más importantes de la historia de la música y, aunque las sinfonías fueron la fuente principal de su popularidad internacional, su impacto resultó ser principalmente significativo en sus obras para piano y música de cámara.

Su producción incluye los géneros pianístico (treinta y dos sonatas para piano); de cámara (incluyendo numerosas obras para conjuntos instrumentales, de entre ocho y dos miembros); concertante (conciertos para piano, para violín y triple); sacra (dos misas, un oratorio), lieder, música incidental (la ópera Fidelio, un ballet, músicas para obras teatrales) y orquestal, en la que ocupan lugar preponderante Nueve sinfonía, entre ellas, la famosa Novena sinfonía, que incluye un coro.
Y también considero oportuno, en cuanto a la orquesta en sí, definir por qué se le considera “de cámara” y no “sinfónica o filarmónica” (también tomado y editado de Wikipedia):
La principal diferencia entre una orquesta de cámara y una sinfonica o filarmónica radica en su tamaño y el número de músicos que la componen. La orquesta de cámara, que puede tener hasta 30 o 40 músicos, se caracteriza por su pequeño tamaño y su capacidad para tocar en espacios reducidos, como salones o teatros. Por otro lado, la orquesta sinfonica puede tener entre 80 y 120 músicos y se caracteriza por su gran tamaño y su capacidad para tocar en auditorios más amplios, como teatros o estadios.
El programa comenzó con el Concerto No. 4 in G Major, Opus 58, interpretado por los 29 músicos de la orquesta con gran sincronización y refulgente brío; constituyendo así el acompañamiento idóneo para que el novel solista Nicolás Marín se pudiera “engarzar” en dicha ya celebrada calidad de sonido con su impresionante y prodigioso manejo del teclado, en una hermosa simbiosis que obtuvo el aplauso de pie del público presente, correspondido por el chico con la pieza Etude Op. 8 No. 12 de Alexander Scriabin fuera de programa, como agradecimiento.

El novel concertista Nicolás Marín al piano.
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El novel concertista Nicolás Marín 
saluda y agradece al público sus aplausos
 al final de su actuación.
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Tras un adecuado intermedio, el joven pianista español Leo de María –ganador del Primer lugar del Concurso Internacional de Piano UNISA, en Sudáfrica–, tocó el Concerto No. 5 in E- flat Major, Opus 73, con todos sus cambiantes matices magistralmente marcados en su teclado; y respaldado de igual modo por el prestigioso ensemble floridano como si fuera una gran orquesta sinfónica con el triple de músicos.

El joven y reconocido concertista 
Leo de María al piano.
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El joven y reconocido concertista
 Leo de María también saluda
 y agradece al público sus aplausos
 al final de su actuación.
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No puedo dejar de celebrar la gran musicalidad de Leo, pues me gustó sobremanera cómo seguía con su cabeza el ritmo de la orquesta mientras sus ágiles manos no estaban sobre el teclado, para, una vez de nuevo en su total posesión, continuar con su exquisito regalo acústico al público presente, que le premió con una entusiasta ovación también de pie, que el virtuoso concertista agradeció regresando al piano, para ofrecer nada menos que, como encore, La malagueña del también genial pianista y compositor cubano Ernesto Lecuona.

La Maestra Marlene Urbay 
y el reconocido concertista Leo de María.
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Nicolás Marín, Marlene Urbay 
y Leo de María en los saludos al final del concierto.
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Muchas gracias a la gran directora orquestal Marlene Urbay, a la Orquesta de Cámara de la Florida bajo su batuta dorada y a Nicolás Marín y a Leo de María, por esta tarde de tanta excelencia musical.



Baltasar Santiago Martín
Director de la Fundación APOGEO para el arte público
Hialeah, 16 de septiembre de 2025.

Fotos: Abelardo Reguera.

Sunday, September 14, 2025

¡Y qué bueno fue verte, Luisa Fernanda! (por Baltasar Santiago Martín)


La noche del domingo 6 de septiembre de 2025 acudí al Miami Beach Woman’s Club, para ver –y escuchar– mi zarzuela española favorita: Luisa Fernanda (1932), del compositor madrileño Federico Moreno Torroba (1891-1982) y libreto original de Federico Romero y Guillermo Fernández.

Lo primero que quiero es agradecer a la compañía FL’ Ópera & Zarzuela por su decisión de presentar esta gustada zarzuela aunque fuera en un escenario y formato reducido, que no obstante, contó con una gran asistencia de público; y lo segundo, que escogiera a la gran soprano puertorriqueña Marinel Cruz para el rol titular de esta zarzuela, cuya fascinante historia de amor y de luchas políticas siempre nos atrapa y nos conmueve.

La soprano Marinel Cruz 
como Luisa Fernanda.
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La acción de esta zarzuela comienza en la ciudad de Madrid, durante el reinado de Isabel II, en los momentos previos a la revolución antimonárquica de 1868; y acaba en una dehesa extremeña tras el destronamiento de Isabel II.

En la plazuela de San Javier, la vida gira alrededor de la posada de Mariana, personaje que no aparece en el programa de mano, por lo que por ello no puedo dar el nombre de la soprano que tan bien la interpretó, con simpatía y afinación.

Como ya agradecí al inicio, la excelente soprano Marinel Cruz fue la protagonista de esta bella zarzuela, rol que ya había interpretado brillantemente en una puesta de la recordada Grateli, en el Miami Dade Auditorium, el domingo 3 de agosto de 2014.

En esta ocasión de ahora –once años después–, Marinel se volvió a apropiar completamente del rol, gracias a su voz cálida, potente y segura, con un centro opulento y afinados agudos, tanto En mi tierra extremeña –su dúo con Vidal Hernando–; Cuánto tiempo sin verte, Luisa Fernanda –terceto con Javier y Vidal– ; hasta Cállate, corazón –el dúo final con Javier Moreno–, mientras que en lo dramático vivió su amor por el veleidoso coronel Javier Moreno con la veracidad –“el verismo”– de la consumada actriz que sin dudas es ya (aquí es inevitable que recuerde su conmovedora Suor Angelica, de Puccini, con la desaparecida Miami Lyric Opera, dirigida por Rafaelle Cardone, cuya aria final, Senza mamma, concluyó con un exquisito pianísimo a lo Caballé).

El tenor Herman Díaz como Javier Moreno
 y la soprano Marinel Cruz como Luisa Fernanda.
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Pasando ahora al ya nombrado Javier Moreno, creo que el tenor Herman Díaz, pese a su correcta apropiación del contradictorio personaje, no estuvo en lo vocal a la altura de Marinel, pues no le pudo dar a las hermosas arias que le corresponden, desde De este apacible rincón de Madrid –su romanza inicial–; Caballero del alto plumero –su dúo con la Duquesa Carolina–; A San Antonio, como es un santo casamentero (popularmente conocida como La Mazurca de las sombrillas –el coro con un dueto cantado junto a Carolina–; el Cuánto tiempo sin verte, Luisa Fernanda ya mencionado; y Cállate, corazón –su dúo final con Luisa Fernanda–; el lucimiento que estas se merecen, por su poca afinación y sus agudos mal dados, por lo que le recomiendo no dejar de recibir clases de canto por un profesor de prestigio, como Hilda del Castillo o Manny Pérez.

El tenor Herman Díaz como Javier Moreno 
y la soprano Marinel Cruz como Luisa Fernanda.
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Por otro lado, felizmente, el espléndido barítono Joseph Canuto León, sí dio ampliamtne la talla como Vidal Hernando, el rico hacendado extremeño que pretende a Luisa Fernanda, tanto vocal como actoralmente, con una entrega tierna pero segura a la vez, y unos agudos sostenidos y opulentos en todas sus interpretaciones, desde En mi tierra extremeña –dúo con Luisa Fernanda–; Para comprar a un hombre –dúo con la Duquesa Carolina–; Cuánto tiempo sin verte, Luisa Fernanda –terceto con Luisa Fernanda y Javier–; Luche la fe por el triunfo (también llamada Por el amor de la mujer que adoro) hasta Ay, mi morena –sus dos romanzas–; que al final fue muy conmovedora, con la unica objeción de que debe perfeccionar su español, que obviamente no domina como lengua materna a pesar de sus apellidos hispanos.

La Duquesa Carolina –que vive enfrente de la posada de Mariana y que mediante sus artes y encantos atrajo a Javier a su cama y a la causa monárquica– no tuvo, sin embargo, en Lucia Panizza a su mejor intérprete, pues desde el punto de vista vocal dejó bastante que desear, con una tesitura que a mi juicio no es lo suficientemente lírica para este rol. Sobre su actuación, Lucia cumplió sin vulgaridad en el coqueteo con Vidal, en la escena en que le pide conversación, pues la Duquesa Carolina es una mujer calculadora, coqueta y seductora, pero que no llega a perder nunca la clase ni la elegancia.

En cuanto al resto del elenco (que tampoco fue detallado en el programa de mano), todos cumplieron con sus pintorescos personajes, que si se prescinden, una Luisa Fernanda no estaría completa.

No debo concluir esta reseña sin mencionar al coro –“de cámara”, como la misma puesta– sobre todo en Muera el prisionero, muera sin piedad y En una dehesa de la Extremadura –la escena de los vareadores–, sobre todo en la emblemática Mazurca de las sombrillas.

La soprano Marinel Cruz como Luisa Fernanda
 y el tenor Herman Díaz como Javier Moreno (al centro)
 junto a los personajes secundarios y el coro.
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Por último, felicitaciones a la orquesta – también de “minicámara”– que, dirigida por Jared Peroune , le sacó brillo a la melodiosa y siempre recordable partitura de Moreno Torroba, y a la directiva de FL’ Ópera & Zarzuela, por mantener vivo el género en Miami.



Baltasar Santiago Martín
Fundación APOGEO
Hialeah, 12 de septiembre de 2025.

Fotos: Cortesía de Marinel Cruz

Wednesday, September 10, 2025

El Molné que conocí. (por Carlos A. Peón-Casas)


Tengo a mano la noticia del deceso del reconocido pintor camagüeyano Héctor Molné en Costa Rica, su tierra de adopción luego salir de su patria chica camagüeyana.


Mis referencias a su impronta pictórica se remontan al temprano visionaje de algunas de sus obras que recuerdo al visitar en mi época adolescente la parroquia de Nuevitas, donde en su salón parroquial colgaban algunos de aquellos sus cuadros colmados de referentes a la ciudad camagüeyana antológica por sus iglesias y las plazas.


Creo recordar otros cuadros suyos ubicados en algún otro sitio eclesial, y en especial uno muy valioso que en algún minuto mi memoria cree haber visto colgado en la humilde oficina rectoral del antiguo convento de la Merced que habitara el inolvidable Padre José (Pepe) Sarduy.

Esta obra recuerda a la 
que es mencionada en el texto
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Se trataba de una bellísima efigie de Cristo, un dibujo que esbozaba un minuto acaso de su Pasión destacando el rostro retocado con mano maestra con tonos de colores sobrios, y donde uno sentía al mirarlo una especial vibración magnética, o al menos a mi me lo parecía.

Esa maravilla pictórica la tuve también a la vista por un tiempo cuando laboré en el primer espacio que tuvo la Biblioteca Diocesana, ya en la Casa Diocesana de La Merced, y atendida entonces por el amigo fraterno Joaquín Estrada-Montalván.

Estaba colgada justo detrás de la mesa del bibliotecario, y era un punto focal que cualquier visitante tendría a su vista al acceder al local, o desde cualquiera fuera el sitio que se ocupara en aquella primitiva sala de lectura.

Allí perduró hasta que la biblioteca se mudó de espacio, a su nuevo destino actual con entrada por la calle Lope Recio.

La mudada de la biblioteca no incluyó aquel cuadro que fue retirado y llevada a no se que otro destino.

Por dos décadas a posteriori de aquel suceso no tuve otras noticias de aquel inolvidable “retrato “de nuestro Señor.

Al saber de la noticia de la definitiva partida pintor Molné, el recuerdo de aquel cuadro suyo fue la primera referencia que tuve a aquella especial cabeza de Cristo, pintada con la gracia de la fe que el propio artista profesaba, y que tanto admiré con reverencia en aquel primer scriptorium de tantos recuerdos y afectos.

Y créanme que haría muy feliz si alguna vez lo volviera a contemplar.

Sunday, September 7, 2025

La huella de Mario Ernesto Sánchez en el Festival Internacional de Teatro Hispano de Miami. (por Wilfredo A. Ramos)


“Cuando el teatro es necesario, no hay nada más necesario”. Peter Brook.



Este 2025 ha visto alterada la fecha en que habitualmente se había venido realizando el Festival Internacional de Teatro Hispano de Miami (FITHM), el cual en esta oportunidad, debido a algunas dificultades, se ha visto en la necesidad de ser trasladada su celebración de julio al actual mes de septiembre, dando inicio así desde el pasado día 4 en varios escenarios de la ciudad -Westchester Cultural Arts Center, Koubek Center, Adrienne Arsht Center y Key Biscayne Community Center- a un encuentro con parte del quehacer teatral del mundo hispanohablante, que como cada año sitúa a Miami en el mapa teatral internacional y que ha sido orgullo de la ciudad que lo acoge a través de sus treinta y nueve ediciones.

Sin duda alguna, el que hoy en día un evento de esta magnitud haya logrado alcanzar en nuestro entorno dicha edad y de manera casi continuada -solo interrumpido en el 2020 debido a la emergencia sanitaria mundial- constituye innegablemente un éxito del esfuerzo realizado a celebrar por todo lo alto.

Que este festival aparezca incluido por derecho propio en la destacada ruta de festivales internacionales de teatro como el Iberoamericano de Bogotá y el de Manizales, ambos en Colombia; el de Buenos Aires; Santiago a Mil, en Chile; la Habana, Cuba; Santa Cruz de la Sierra y La Paz, los dos en Bolivia; el Iberoamericano de Cádiz, España y el de Artes Escénicas de Uruguay, hace que el de Miami, por su locación, se convierta en un punto de interés para los hacedores teatrales a nivel mundial.


Para hablar de los orígenes del Festival Internacional de Teatro Hispano de Miami tenemos que remontarnos a la realización de eventos previos tales como Gran Festival de Salas de Teatro de 1975 y el Festival de Teatro Étnico, que entre 1984 al 1986 organizara Mario Ernesto Sánchez, quien con mucho esfuerzo procuraba mantener y promover una presencia teatral coherente en Miami, como consecuencia del interés existente de parte de los numerosos teatristas llegados desde Cuba, por hacer teatro en la ciudad.

Recordemos que, a partir de 1959, con la llegada de exiliados cubanos a estas costas, se hace también cada vez mayor la presencia de dramaturgos, directores, actores y técnicos, quienes dejaban los escenarios de la isla, escapando del nuevo régimen represor y censor instaurado en ella, producto de su inmediato alineamiento al socialismo internacional. Con dicho éxodo surge el interés por trasladar hacia esta ciudad el panorama teatral habanero dejado atrás de aquellas llamadas ‘salitas’, que consistían en pequeños espacios adecuados para la representación, donde se llevaron a escena obras, sobre todo del repertorio internacional, que de una forma u otra se logró reproducir en el exilio, no sin sufrir penosos problemas de índole económico, los cuales no les permitía subsistir por mucho tiempo.

Teniendo como base el anterior panorama, es que, en 1984, algunas agrupaciones, dentro de las que se encontraban Teatro Avante, Teatro Bellas Artes, Chicos Inc, Group of Associated Theatre Artists, M.A.R.I.A, International Art Center, Prometeo, Sociedad Pro Arte Grateli y Andrómaca Players, apoyadas por Olga Garay-English, miembro del Departamento de Asuntos Culturales del Condado Miami-Dade en aquel entonces, deciden reunirse como una corporación no lucrativa, bajo el nombre de Actuando en Conjunto (Acting Together), siendo así que dicha organización junto con otros colectivos para 1986 inauguran el I Festival de Teatro Hispano de Miami, que se traza como objetivo promover el teatro hispanoamericano, no sólo el realizado en esta ciudad sino en todos los Estados Unidos, Es así como en las tres primeras ediciones de dicho evento -1986, 1987 y 1988- se presentaron no solo puestas en escenas de obras interpretadas en español, sino que subieron a las tablas obras de autores hispanoamericanos habladas en inglés, lo que contribuía a la promoción de dicho teatro dentro del público angloparlante de Miami.


Debemos recordar que Mario Ernesto Sánchez junto a Teresa María Rojas y Alina Interián, habían fundado en 1978, RAS Community Theatre -organización teatral que se diera a conocer con el montaje que hiciera Francisco Morín de “Electra Garrigó”, obra del dramaturgo cubano Virgilio Piñera, estrenada en la isla por este propio director en 1948- y que a la salida de Rojas de dicha institución, esta cambia prontamente de nombre, surgiendo así Teatro Avante, al frente del cual Sánchez se convertiría rápidamente en uno de los más entusiasta animadores del Festival de Teatro Hispano de Miami.

Finalizada la tercera edición del festival y después de serios desacuerdos entre los integrantes que integraban la organización Actuando en Conjunto, quienes habían sido los creadores y organizadores del mismo, Sánchez al frente de Teatro Avante decide asumir su total organización, y es entonces que con una mirada puesta en el futuro, toma la decisión de invitar también agrupaciones teatrales extranjeras, dando lugar a que en 1989 naciera el Festival Internacional de Teatro Hispano de Miami, tal como ha llegado hasta el presente.

Es interesante dejar constancia de las agrupaciones participantes en esta primera edición del evento ya con su carácter internacional, donde se presentaron cinco agrupaciones del patio -Teatro Avante, Prometeo, Andrómaca Players, Florida Shakespeare Festival y The Bridge Theater Miami- una de Chicago -Blind Parrot Production- y seis extranjeras –Teatro Estudio de San Sebastián, Teatro del Mentidero de Sevilla, ambas de España, Teatro de la Baranda de Bogotá y Taller de Artes de Medellín, los dos de Colombia, Diquis Tiquis de Costa Rica y Producciones Cisnes de Puerto Rico- las cuales tuvieron el honor de abrir esta nueva etapa al festival.

A partir de ese momento, el FITHM, no ha dejado de enfrentar también difíciles momentos producto de alguna que otra delicada e intransigente situación de carácter político, la desidia de aquellos para los que no ven en el arte una necesidad para la existencia humana, problemas tales como el aseguramiento de la financiación, el retardo o negación de visas, la rotura de acuerdos con aerolíneas y seguramente alguno que otro más, los cuales, no obstante, no han impedido que el festival haya podido arribar a sus treinta y nueve años de vida.

En este caminar, agrupaciones teatrales y algunas danzarías de Argentina, Bolivia, Chile, Colombia, Costa Rica, Ecuador, El Salvador, España, Estados Unidos, Guatemala, Honduras, México, Nicaragua, Panamá, Paraguay, Perú, República Dominicana, Uruguay, Venezuela y Puerto Rico, así como de Brasil, Dinamarca, Eslovenia, Francia, Japón, Suiza, Portugal y Ucrania, con propuestas de autores hispanos estas últimas como condición para su participación, han dejado sus huellas a través del festival. Vale destacar que ante la ausencia de Cuba, por razones políticas obvias, han sido sus teatristas exiliados, quienes se han encargado de representar a la dramaturgia y el teatro del país.

Hay que señalar que el evento, por un interés muy marcado por parte de Sánchez, a partir de 1994 comenzó a celebrar el “Dia Internacional del niño”, evento que aunque en un principio no tuvo una presencia consecutiva, a partir del 2011 no dejó de figurar como parte permanente del festival, con participación de una o dos puestas dedicadas al público infantil, unido a otras acciones dedicadas a ellos, actividad que ha contado con su propio cartel promocional, el cual desde el 2013 es diseñado por algún niño asociado con Live Like Bella Childhood Cancer Foundation.

Una vez que el festival toma carácter internacional se instaura la entrega del reconocimiento “Una Vida de dedicación a las Artes” (Lifetime Achievement Award), el que a través de estos años le ha sido otorgado a Francisco Morín, Ramón A. Crusellas, María Julia Casanova, Andrés Castro, Alejandra Boero, Isaac Chocrón, José Monleón, Antonio Abujambra, Victoria Espinosa, Héctor Mendoza, Mireya Barboza, Geeorge Woodyard, Enrique Buenaventura, Claudio Di Girólamo, Estela Medina, Rafael Villalona, María Irene Fornés, Edda De los Ríos, Morselli De Laterza, Miriam Colón Valle, José Sanchis Sinisterra, Santiago García Pinzón, José “Pepe” Solé, Delfina Guzmán, Teresa María Rojas, Ernesto Ráez Mendiola, Eduardo “Tato” Pavlovsky, Antunes Filho, Nidia Telles, Julieta Egurrola, Rosa Luisa Márquez, Pepe Bablé, Griselda Gambaro, Adriana Barraza, Miguel Rubio Zapata, Juan Margallo y Petra Martínez, todas ellas figuras imprescindibles dentro del ámbito teatral hispanoamericano.

Debido a la fecunda trayectoria del FITHM, su impronta dentro del conjunto de festivales internacionales de teatro hispano existentes y su importancia como vidriera del mismo dentro de un país angloparlante, el festival ha sido merecedor de diversos reconocimientos a través de estos años tales como el Clio Anniversary Award-Miami, Estados Unidos (1990), Premio Regional de las Artes-Olimpiadas Culturales del Comité Olímpico, Atlanta, Estados Unidos (1994); Premio Ollantay, Madrid, España (1994), Premio Federico García Lorca, Fuente Vaqueros, España, (1995); Premio Kusillo, La Paz, Bolivia (2004); FIT de Cádiz-Atahualpa del Cioppo, España (2009); Garza Award, Miami, Estados Unidos (2009); Premio Baco, Miami, Estados Unidos (2010); Premio UCSUR, Perú (2012); The George Abbott Award for Outstanding Achievement in the Arts, Miami, Estados Unidos (2012), Legacy Award-Chicago, Estados Unidos (2014), Community Recognition Award, Miami, Estados Unidos (2014,)

Como todo evento, este no ha estado exento de algunas polémicas, que han provocado diversas opiniones por parte del gremio teatral de la ciudad, el cual se ha sentido excluido de poder participar en el mismo debido a determinadas condiciones requeridas para su inclusión en el mismo, las cuales no han sido bien recibidas por parte de los creadores. Dicha situación, sin duda alguna, ha despojado al festival de la posibilidad de una muestra local algo más diversa, de que nuestros teatristas se sintieran parte del mismo, así como de que los participantes extranjeros tuvieran la oportunidad de valorar el trabajo de otros colectivos de la escena miamense que, aunque todos sabemos que no es toda lo grande que quisiéramos, si posee excelentes cosas que mostrar. De la misma manera, la participación del teatro hispano que se hace en el resto de los Estados Unidos que ha desaparecido de las tablas del evento, le ha cerrado las puertas a su promoción internacional y al necesario intercambio entre colegas tanto del país como de los extranjeros llegados al evento.

Con la llegada a su XXXIX edición, el FITHM sube nuevamente el telón, pero el mismo se enfrenta a la lamentable ausencia de la figura que fuera su incentivador, quien librara las batallas y riesgos para mantener con vida un proyecto de tal envergadura. Hoy Mario Ernesto Sánchez no se encuentra ya entre nosotros, pero incluso todo lo que sucederá en esta oportunidad ha sido resultado de su rigurosa organización, sabedor de que su tiempo se acababa. Quien en ocasiones hablaba -nadie sabe si en serio o en broma- de alcanzar las cuatro décadas del festival como un punto al final del camino, estuvo cerca de lograrlo, por ello no sería de extrañar que aun el próximo, el XL, nos tenga reservadas algunas sorpresas nacidas de su mente.

Como consecuencia de esta penosa situación, el FITHM, que continúa su mirada hacia el futuro, pasa su relevo a manos de Conecta Miami Arts, quien bajo las espectas directrices de Melissa Messulam y Néher Jacqueline Briceño, serán ahora las encargadas de mantener en su ruta este importante encuentro del teatro hispanoamericano y que con seguridad le aportarán nuevos valores y perspectivas al mismo, enriqueciendo y respetando el legado de su creador.

A esta XXXIX edición que recién comienza, han acudido agrupaciones teatrales de Argentina (Compañía Criolla, Teatro Futuro y Compañía Fugaz), Chile (Tryo Teatro Banda), España (La Tirana Producciones y La Belloch Teatro), Estados Unidos (Teatro Avante), México (Los Tristes Tigres) y Venezuela-Estados Unidos (Water People Theater). La entrega del reconocimiento “Una Vida de Dedicación a las Artes”, en esta ocasión le será entregado a la promotora cultural cubano-norteamericana Olga Grey-English, quien estuvo involucrada en la creación de este festival y ha sido una figura de peso en el desarrollo del teatro hispano dentro de los Estados Unidos, labor por la que también ha sido reconocida incluso desde otros países. Igualmente, el llamado componente educativo del festival, donde se establece el encuentro entre los artistas participantes con el público, a cargo de la investigadora, la Dra. Beatriz Risk, mantendrá su dinámica como ha sido costumbre.


Con este resumen hemos querido rendir también nuestro modesto homenaje a quien hizo del teatro más que una forma de vida, un objetivo a realizar, lo mismo desde la dirección de una puesta en escena como de la organización de este festival, el cual sin duda continuará exhibiendo la huella de su inspirador. Hoy se alza nuevamente el telón y el aplauso es para ti Mario Ernesto Sánchez.



Wilfredo A. Ramos.
Miami, septiembre 4, 2025.

Sunday, August 31, 2025

Lejanía, ausencia y reencuentro en la obra de Héctor Santiago. (por Wilfredo A. Ramos)


Entre los días 15 y 24 de agosto, la compañía teatral Havanafama estuvo presentando la obra Balada de un verano, del dramaturgo cubanoamericano Héctor Santiago, bajo la dirección de Juan Roca, contando con las actuaciones de Verónica Albruza, actriz argentina, y Christian Ocón, actor nicaragüense, producción que subió al escenario de la sala Artefactus, en la barriada miamense de Kendall.

En realidad, dicha puesta ha resultado ser una versión de la obra original -Balada de un verano en la Habana- realizada por el propio autor, a pedido del director, quien interesado en el mensaje del texto deseaba en lo posible, despojarlo del ambiente cubano del que trata la pieza, para de esa forma convertirlo en uno que pudiera alcanzar mayor universalidad.

Esta obra escrita en 1992 tuvo su estreno mundial en la ciudad de Miami en el año 1996, bajo la dirección del prestigioso director cubano Heberto Dumé, con un elenco integrado por Marta Velazco y Juan Carlos Antón, habiendo permanecido en cartelera entre el 21 de abril y el 26 de mayo, en el espacio del desaparecido Creation Art Center que dirigía Pedro Pablo Peña. Otras dos propuestas de dicha obra han tenido lugar en la Ciudad de los Ángeles, una a cargo de Jorge Folguera en el año 2000, en la sede de Teatro Studio Havanafama -antes de que esa agrupación se trasladara hacia Miami- mientras la otra estuvo a cargo del Grupo de Teatro Sinergia, bajo la dirección de Gerardo Gutiérrez en el 2019, reponiéndose este 2025.

El tema tratado en la obra aborda el reencuentro de la familia que se ha visto separada debido a la división que impone el exilio político, situación que provoca enfrentamientos, rencores, nostalgias, desarraigos y anhelos que tal delicado hecho arrastra. En el caso cubano, donde dicha situación ha marcado inexorablemente la vida nacional desde el año 1959, en que con la llegada al poder de una llamada ‘revolución verde como las palmas’, más tarde convertida en ‘roja como la sangre’, todo un país daría un vuelco brutal llevándolo a que se produjera una desgarradora ruptura familiar, fruto de divisiones ideológicas y partidas al exilio, separación que durante dos décadas- hasta 1979- fue llevada a execrables extremos por parte del nuevo régimen instalado en la isla, que aunque con matices ha continuado hasta la actualidad.

A propósito de un asunto que para el pueblo cubano presupone un verdadero trauma, imposible de superar y que el mismo aumenta más con cada día que pasa, es que dicho tema ha llegado a los escenarios a partir de la pluma de diversos dramaturgos que han visto en este, un material necesario para volcar sus propias opiniones, visiones y experiencias al respecto, las que con mayor o menor acierto han transitado dicho camino, aunque en algunas ocasiones no han escapado a cierto esquematismo al enfrentar el tema.

Entre las varias obras que abordan dicha realidad podremos citar Alguna cosita que alivie el sufrir, de René Alomá; Siempre tuvimos miedo, de Leopoldo Hernández; Nadie se va del todo, de Pedro Monge Rafuls; La Señora de la Habana, de Luis Santeiro; Me voy para Cuba…Fua!, de Mario Martin; Bicycle Country, de Nilo Cruz, todas ellas escritas en los Estados Unidos, mientras que en Cuba, el dramaturgo Alberto Pedro Torriente, impactó la escena de la isla con su texto Week-End en Bahía, en 1986, el cual tampoco pudo escapar de determinados estereotipos al momento de hablar de la vida más allá de sus fronteras, aunque mejor suerte al respecto corrió la obra El último bolero, firmada por Cristina Rebull e Ilena Prieto, estrenada también en la Habana, en 1998 y que ha tenido varias puestas en esta ciudad de Miami.

A través del desarrollo de la acción, la obra en cuestión de Héctor Santiago se propone otro objetivo además de presentar ante nuestros ojos su percepción sobre el dilema del reencuentro familiar motivado por la partida hacia el exilio de cierta parte de sus miembros. El autor se empeña en realizar un homenaje al teatro cubano introduciendo en los diálogos nombres de personajes y autores imprescindibles de la dramaturgia nacional. Escucharemos hablar de Tulipa, Agamenón, Camila, María Antonia, el Chino, los Romagueras, Virgilio, Yarini, Sara, Lila la mariposa, Rosa la China, pero al mismo tiempo algunos textos y situaciones dramáticas nos llevaran a evocar obras como Aire Frio, Contigo pan y cebolla, Electra Garrigó, La noche de los asesinos, Nadie se va del todo.

Otro aspecto de interés en esta obra es que la misma va a desenvolverse en una sugerida atmósfera de ‘misa espiritual’ donde amén de evocar, se habla con los muertos de la familia, incluso donde aquellos se hacen presentes y dialogan con ambos personajes, reproduciendo momentos pasados de sus vidas. Como resultado, se podría argumentar acerca de la presencia de dos personajes más en la obra, el de la madre y el padre, los cuales de manera circunstancial cobran vida por momentos dentro de la misma.


La visión ofrecida por Juan Roca se desarrolla en todo momento dentro de un clima de extrema sobriedad, casi sombrío podría decirse, haciendo que la trama se desenvuelva en un ambiente impregnado de cierto extrañamiento que lo aleja de la cotidianidad de la vida real, provocando una atmósfera algo densa donde los personajes nos podrían hacer suponer que nos encontramos en presencia de un reencuentro entre dos muertos. Por otra parte, la concepción del vestuario presenta cierta ambigüedad, debido a que mientras que el personaje femenino -Teresa- nos propone una imagen más propia de una obra lorquiana -blusa y saya de color oscuro, la primera de cuello alto, mangas largas y la segunda llegando hasta el piso, bastón incluido- en el caso del masculino -Santiago- este viste un traje totalmente actual, donde además se destaca una estrafalaria y enorme flor de tela en la solapa del saco -a juego con el pañuelo en el cuello- para reafirmar innecesariamente su condición de homosexual, elementos estos que crean mayor incongruencia con el ambiente en general de la obra.

El concepto de puesta en escena se centra en crear un acertado espacio, el de la añeja casa familiar que ha quedado paralizada en el tiempo, mostrando los imprescindibles y anticuados elementos de mobiliario que permiten conducir la acción. La utilización de dos cortinas transparentes a cada lado del proscenio, detrás de las cuales se traslada la acción hacia momentos de la vida pasada de los personajes, es un elemento logrado y que aporta ese espíritu fantasmagórico que rodea la obra.

Con respecto al desempeño actoral, ambos muestran un desafortunado dramatismo, el cual resta naturalidad a sus caracterizaciones y diálogos, aspecto que resulta mucho más obvio en el caso de Abruza, quien durante todo el tiempo arrastra su personaje hacia un rumbo teatral mucho más cercano a los sobreactuados estilos propios del teatro del siglo XIX. En el caso de Ocón, aunque no escapa a ciertos momentos de ampulosidad expresiva, logra no obstante mantener un mayor equilibrio de adecuada naturalidad, su personaje convence más. Un problema notorio observado en ambos es la falta de transiciones creíbles entre los diferentes estados de ánimos y por ende en las reacciones provocadas por estos. Si debemos agradecer una buena proyección de las voces, así como una clara dicción por parte de los dos actores, lo que permite disfrutar del texto en todo momento.

En cuanto al interés por dirigir el contenido de la obra hacia un sendero que exponga un mensaje más universal, despojando el texto de todo aquello que hiciera referencia a la situación cubana, en realidad a nuestro entender tal efecto no se consigue del todo, ya que la propia dinámica de los acontecimientos que van desenvolviéndose sobre el escenario y lo que se dice, nos remiten ineludiblemente al acontecer insular. Ningún otro país, ha pasado por las específicas condiciones oprobiosas que aún continúa sufriendo Cuba, nación que se consume ante la inercia de sus ciudadanos, la indolencia de sus gobernantes y del resto del mundo. Si bien aquella parte del espectador no cubano pueda sobrecogerse por sentirse trasladado a experiencias personales, este texto, por más que desee ocultarse, grita CUBA de principio a fin, y eso resulta imposible de negar.

No obstante hay que destacar, valorar y tener en cuenta, el esfuerzo de Juan Roca, por ser uno de los pocos directores de escena de origen cubano en esta ciudad, que se interese en llevar a escena obras de dramaturgos cubanos del exilio -algo que ha hecho en no pocas oportunidades- lo que constituye una deuda para las tablas de esta ciudad, donde dicha abundante y rica dramaturgia es casi desconocida, por ignorancia, desinterés o mala voluntad. Esperemos, como siempre, que este también lamentable tema pueda en algún momento ser superado.




Wilfredo A. Ramos.
Miami, agosto 26, 2025.

Fotos/Arturo Arocha
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Gaspar, El Lugareño Headline Animator

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